Roles del profesional docente

June 28, 2017 | Autor: Angélica Albuerne | Categoría: Didactics
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Descripción

MÁSTER EN FORMACIÓN DEL PROFESORADO DE SECUNDARIA

Roles del profesional docente Familia y escuela en la sociedad de la información Autora: Angélica Albuerne Gayo Tutor: Javier Argos González 03/01/2010

Temática: efectúa un análisis de los diferentes tipos de roles a asumir por un profesor de secundaria y señala otros roles percibidos como negativos, problemáticos o limitadores.

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ESUMEN:

Este trabajo está enfocado a la tarea a desempeñar por el docente de cara a suplir las necesidades de su alumnado de secundaria en una sociedad en la que el cambio y el inconstante devenir de la vida priman sobre todas las cosas. Las principales demandas que los alumnos piden de sus profesores tienen que ver con el tratamiento de conductas disruptivas, donde se nota que el profesorado no está lo suficientemente cualificado para tratar estas situaciones, haciendo especial hincapié en los Licenciados de letras y de ciencias respectivamente, en comparación con otras titulaciones de Maestro. Otras conductas que el alumnado de secundaria echa en falta en nuestros docentes son el mantenimiento de la disciplina en el aula, así como la capacidad de tener una función tutorial además de la obvia capacidad de verter los conocimientos en los alumnos y especialmente se necesita que los docentes trabajen conjuntamente con las familias y con el equipo docente. Dado que en sus diversas especialidades, los profesores nos cuentan con una preparación específica en estos aspectos, los alumnos encuentran especialmente estresados y llenos de ansiedad a los profesionales docentes.

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“No hay destino digno sin cultura nacional, no hay cultura nacional sin valores, no hay valores si no hay docentes capaces de vivirlos para poder enseñarlos” Roberto Magni Silvano.

¿Qué les proporciona la formación profesional a nuestros futuros docentes?

En la sociedad de hoy en día existe la creciente necesidad de innovar y estar a la altura de las exigencias del mundo que nos rodea. Mientras la UE ha remodelado y redirigido los roles que los docentes han de seguir, nosotros parece que nos hemos quedado encallados en modelos de enseñanza de corte universitario y académico. Los docentes tienen problemas para asistir a las necesidades de una variedad de alumnos que cada vez es más difícil de compenetrar y apenas pueden mantener el ritmo normal de una clase. El mundo hoy en día está abierto hacia el exterior, sus fronteras están más abiertas que nunca a la innovación y nos preguntamos si estamos preparados para afrontar los retos que la nueva sociedad nos demanda. Tenemos que ser conscientes de que los jóvenes que hoy en día asisten a nuestras clases son clave para el futuro y necesitan entender y avanzar tan rápidamente como nuestra sociedad lo está haciendo. La educación hoy en día incide en el ámbito social, cultural y económico como pieza clave de un puzle que tenemos que mostrar a nuestros alumnos. El concepto educación ha de extenderse a tantos ámbitos que la enseñanza que antaño se proporcionaba a los docentes queda obsoleta y encadenada a su triste pasado. Los modelos vigentes que la sociedad proporciona a los docentes no bastan hoy en día en una sociedad en la que impera el cambio. Ya no interesa el modelo investigador universitario que la educación universitaria inculcaba sino que ahora se necesitan docentes con una clara educación específica, tal y como hacen en otros países de la Unión Europea. Se aboga por un modelo más exhaustivo en la formación de docentes con miras a trabajar por y de cara al alumnado y no meramente como un convertidor de conocimientos que sólo piensa en ofrecer su temario a cualquier precio. Resulta necesario decir que la educación que los docentes reciben hoy en día es insuficiente, así como es risorio la formación de los maestros que necesitan más horas para dedicarse a la reflexión, práctica y estudio de su tarea docente. Nuestro curso de cualificación o aptitud pedagógica pretende hacer un amago de orientación al docente que está perdido en el mundo de la enseñanza encaminando sus pasos durante unos meses. La clave está en enfocar la formación del docente como si fuera un proceso, haciendo hincapié en 3

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problemáticas que surgen hoy en día en el mundo docente, tal como la desmoralización, desmotivación y frustración que los profesionales docentes sufren. Es necesario un nuevo concepto de educar al docente bajo el amparo de las exigencias de la nueva sociedad.

Roles del docente en este milenio

La afirmación de que enseñar es una “ciencia” no tiene ningún fundamento lógico y se cae por su propio peso. Las ciencias necesitan reglas fijas, reglas que siempre se cumplen, pero “enseñar” no se rige por ninguna ley fija. Muchos pensadores la consideran un “arte”. El arte se guía por principios y esos principios generan múltiples efectos. La aplicación de uno u otro principio vendrá dado por el docente dependiendo de la situación, de sus alumnos, de lo que quiera enseñar, etc. En este sentido, principios diferentes producirán efectos similares si tenemos en cuenta que un grupo de estudiantes, con su bagaje cultural particular, su personalidad, sus experiencias y su ritmo se deja guiar por la mano de un mismo docente. Al final, aunque la manera de tratar a sus estudiantes sea diferente, las proyecciones al exterior que hagan sus alumnos siempre serán las mismas. Los docentes han de guiarse por su propia personalidad en el marco de la creación de su propio autoeducación. Teniendo en cuenta que la enseñanza no es la caja de Pandora y que no hay fórmulas ni recetas mágicas, el docente tendrá que confiar en sí mismo y en su capacidad de superación a la hora de sacar adelante a un grupo de alumnos. Dentro de la educación, el docente ayudará a sus alumnos a formarse como personas, es un camino de descubrimiento, de aventura, no sólo se queda en vaciar contenidos necesarios para la vida, sino que la vida misma pide que sus discípulos pongan en práctica esos conocimientos. Una ansiedad por crear ha de mover al docente en su andadura como guía no solo académico, sino espiritual. Así como las experiencias educativas del docente no se repiten, no deberían repetirse las obras en las que el docente interviene. Cada año académico es diferente y enriquecedor, lo que debe de hacer las delicias de un profesorado motivado y no tanto preocupado como ocupado en la enseñanza de sus alumnos. La agudeza de miras del docente, capacitará a este a la hora de seleccionar qué es prioritario para sus alumnos y qué es secundario. Su ojo captará la realidad docente 4

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de forma global, entendiendo todos y cada uno de los componentes que en este proceso intervienen. Sólo mirando hacia las diferentes facetas que el “arte de la enseñanza” el docente será capaz de elaborar un modelo de estrategia desde donde penetrar en los alumnos y en sus diferentes realidades. El docente enseña de tal manera que el alumno va construyendo su propia personalidad a través del saber. Éste proceso ha de ser dinámico, lleno de entusiasmo por ambas partes llegando a que el alumno construya una conciencia y posesión de sí mismo. Se dice que este arte es un arte dinámico, práctico y se lleva a cabo a través de la ejecución. Tanto en el alumno como en el profesor ocurre un proceso dinámico de aprendizaje y enseñanza mutua. El docente no es docente durante un día, el proceso formativo de un profesor es continuo y constante y no dejará de serlo por tener un título académico que así lo afirme. Así como el docente es un ente creativo, esta creatividad se va desarrollando con el tiempo, sino estaríamos hablando de otra cosa que no es la docencia. La formación docente debe dotar al sujeto con múltiples saberes a lo largo de un tiempo: Tiene que saber abstraer la realidad docente dentro de múltiples facetas, saber comprenderlas, analizarlas así como atender a las múltiples facetas de la personalidad de los alumnos para el desarrollo integral de la personalidad. El docente es consciente que necesita un pico y una pala para la construcción de la personalidad de sus alumnos. Adoptando estrategias adecuadas a la práctica, evaluación y reelaboración se logrará el desarrollo de la personalidad a través de la promoción de aprendizaje de saberes, puesta en práctica de habilidades y actitudes específicas según el contexto. La práctica es muy importante a la hora de poner en juego estos saberes, la elaboración de un currículum debe propiciar la construcción no solo del alumnado sino también la construcción del docente. El sujeto docente debe conocer la realidad educativa actual, debe saber ponerla como objeto de estudio para comprenderla y analizarla en sus múltiples facetas. Al ser la práctica la tarea que designa al docente, debemos decir que el currículum debe de tener un rol práctico al mismo tiempo, es decir, tiene que ser objeto de un trabajo de construcción. Al docente se le plantea una ardua tarea ya que no sólo debe conocer, analizar y comprender la realidad que le rodea sino que debe intervenir en ella todo esto entendiendo que estas dicotomías son complementarias e indisolubles unas de las otras y que no se pueden percibir unas sin las otras. Algunos estudiosos se equivocan al afirmar que repitiendo conocimientos y conceptos teóricos al alumnado es así la manera de evaluarlos. Lo mismo se diría de los que tratan de psicologizar la educación, cayendo en el fatídico error del reduccionismo académico, el intrusismo, desprestigio social que pueden llevar al fracaso escolar si el 5

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docente se centra en estos pensamientos inútiles. Si las recetas existentes, inventadas por otros, así como gozar de un dinamismo y esquematización académica nos valiesen a la hora de educar, hoy en día gozaríamos de una sociedad altamente educada, con perspectivas morales y profesionales, lo cual nos indica que aún tenemos que trabajar más para lograr esta utopía. He aquí una gran verdad: no por poseer los conocimientos y técnicas propias de la teoría que el docente ha de dominar en la medida de lo posible, ya se es un docente. La teoría puede aprenderla cualquiera que se lo proponga, con un mínimo de capacidades. Si creyéramos esta afirmación estaríamos haciendo cientifismo. Enseñar va mucho más allá de aportar secretos revelados por la técnica y la teoría de la educación. Hay un saber superior que el docente tiene que tener en cuenta y al que sólo puede llegar a través de la intuición. Este conocimiento superior pasa desapercibido para los científicos y sus campos de estudio y saberes concretos. La intuición nos permite captar las pequeñas cosas que a simple vista no son captadas por los demás. No por el mero hecho de ser cosas pequeñas, debemos escatimarlas y hacerlas a un lado como si fuesen cosas sin importancia. Lo que es más, estas pequeñas cosas dentro de un contexto educativo, son las que mueven la capacidad de crear. Es por esto que la enseñanza pierde aguas hoy en día. Los estudiosos creen que aprender memorísticamente es el secreto para ser un buen docente. Grave error, pues el docente debe comprender la realidad áulica no como un compartimente estanco sino como un todo dentro de la institución educativa. Así como el aula no es un compartimento estanco, tampoco lo es el centro educativo. Muchos consideran el centro escolar como un desierto, como si viviera a parte de las demás realidades de las que ella depende. Tendemos a separar el concepto educativo en secciones y no es así como “la enseñanza” debe ser comprendida. Más que aprender a ser docente, se debe comprender la tarea docente en un contexto amplio y universal ya que ésta no sólo debe tener lugar en el aula sino que cualquier contexto educativo es propicio para que se produzca “educando”. El docente tendrá que tener claro el carácter universal de la acción educativa. Esto es condición indispensable para entender la docencia desde un punto de vista profesional. El docente no es una materia que se divide en partes, lo mismo podríamos decir del alumno. Ellos forman un todo integral, forman parte del contexto educativo que es indivisible y universal. El docente ha de ser intuitivo, debe “navegar” más allá de conocimientos teóricos y conceptos. Ha de saber que es necesario en cada momento gracias a su labor intuitiva, no es posible memorizar todos y cada uno de los momentos que le ofrece la educación y a partir de ahí valorarlos, comprenderlos, analizarlos en su conjunto. El 6

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docente debe dejar la práctica racional de la docencia si la practica hasta llevarla al extremo y el exceso. La estimulación de la intuición es necesaria para fomentar la creación. Desgraciadamente, el hombre ha hecho mucho en la vida pero se necesita que se creen cosas, este conocimiento intuitivo aventaja al conocimiento racional en seguridad y eficacia ya que el docente sabe en todo momento de qué carecen sus estudiantes y qué poseen. Así como la madre sabe lo que necesita su hijo en todo momento, así será la disposición del docente hacia sus alumnos. El docente es un constructor de éxitos. Recibe una determinada situación y un objetivo enmascarado en forma de currículum. Deberá acompañar a los alumnos en la construcción del saber tanto individual como comunitario para la construcción del proyecto de aula. El docente deber ser un constructor de métodos para lograr la construcción del saber en sus alumnos. La herramienta es la metodología que utilice, deberá probar varios métodos, hasta encontrar el que funcione con los alumnos y la situación y si no lo encuentra, deberá CREAR uno nuevo que le lleve a alcanzar su proyecto mediante técnicas, inspiración y su propia capacidad para enseñar. El docente tiene un don o un talento privilegiado para la enseñanza, es decir, ama lo que hace. Se siente eternamente enamorado de su profesión que le brindará gran realización educativa y profesional. Dependiendo de su talento puede o no hacer revoluciones en el mundo de la pedagogía. Puede salirse de los cánones y crear su propio canon y credo. Puede hacer infinitas creaciones a nivel educativo así como infinitas son las creaciones que el hombre puede llevar a cabo. Así como uno no se hace famoso copiando obras de arte, así el docente deberá desinhibirse y crear su propio criterio con discernimiento sobre lo que está dispuesto a hacer por y para sus estudiantes. El docente como innovador en cualquier situación pedagógica, deberá someterse a la situación y actuar en todo momento con pensamiento nuevo y no dejándose llevar por recuerdos memorísticos de esta u otra situación anteriormente vivida. Debido a que cada situación es nueva y cada alumno en cada año es diferente, mejor dejar de lado el “status quo” y ser un “rebelde” de la pedagogía. El docente es un artista que tiene ante sí la construcción de una obra de arte, así como el pintor tiene que crear su cuadro, darle vida con todos los recursos a su alcance, el docente tiene que crear el milagro de la creación de la construcción de una personalidad y criterios propios en sus alumnos. El docente en algunos casos es un inadaptado, un rebelde, no pasa desapercibido ante el resto de la humanidad. Se piensa que son unos “locos” por querer incluso cambiar el mundo. Son estos docentes los que más llevan el talento pedagógico dentro de las venas. Necesitan que sus alumnos caminen con paso firme hacia el devenir de la 7

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vida, caminar en definitiva hacia una vida más plena. Juntando la realidad educativa y contextual del momento, un proyecto curricular, un contexto sociocultural, el docente deberá crear vida. Nótese que no estamos hablando de un Dios creador, en la medida de lo posible. El docente no es un escéptico de la creación, ya que en ese sentido, deberá compararse a un Dios creador, creador de vida plena y satisfactoria en sus alumnos. El docente es un curioso que le gusta investigar en los alborales de la vida de sus alumnos y ayudarles a mejorar. Transmite la vida que el docente vive, los saberes que él sabe y también da aquello que le es dado. El docente es un luchador nato. A pesar de todos los sinsabores que la vida le puede proporcionar: malestar laborar, inestabilidad económica, crítica y envidia, malas relaciones con los padres de sus alumnos, etc, el docente tiene en su alma grabado la satisfacción personal de ver a sus alumnos construirse y realizarse en la vida bajo su propio criterio y saberes. Es un orgullo para el profesor que debería haber trabajado en conjunto con los padres de los alumnos en la ardua tarea de educar. El docente es un “director de orquesta”, esto es, debe saber conducir los acontecimientos, nunca dejar que los acontecimientos le guíen a él. Debe saber siempre que es exactamente lo que quiere y aplicarlo en el proyecto de aula. Él es el que origina, desencadena y crea los acontecimientos. El docente debe dejar de lado la pura formalidad burocrática y centrarse más en enseñar. Hay docentes que sólo se preocupan por cosas que son secundarias y triviales, dejando de lado las verdaderamente importantes como es el hecho de la enseñanza en sí. Por lo tanto, el docente no es un ejecutivo burócrata que sólo se interesa por meros papeles, si es eso lo que le interesa, se ha equivocado de profesión y más le valdría dedicarse a las cosas relacionadas con la burocracia. Si el docente se deja llevar por la crítica palaciega, aunque ésta tenga un fundamento correcto, es mejor hacer caso omiso y centrarse en su labor docente, sin perder la vista de su objetivo principal que es enseñar. El docente es un MAESTRO que educa. Educa a través del testimonio de la propia vida. El docente no sólo enseña sino lo que es más importante, educa para la vida a través de las acciones. Lo que significa que el docente debe saber intervenir en la realidad educativa de sus alumnos y tener un compromiso moral con ellos. Es indispensable que para intervenir en dicha realidad, el docente sepa comprender, analizar y conocer dicha realidad. Los valores morales en el docente están por encima de los valores intelectuales. Si carece de estos últimos, aún sigue siendo docente, en cambio si carece de moralidad, ¿cómo podrá ser un buen docente si carece de lo que le posibilitará para la realización 8

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personal? Este es un tema difícil, ya que además de esto, el docente debe tener una gran fe en sí mismo. Debe sentirse apoyado por una gran fuerza espiritual superior que le impulsa hacía la fe en sí mismo y hacia el mayor de los optimismos. Esto le ayudará a superar los grandes retos que le impondrá el mundo de la docencia y sabrá enfrentarse a ellos con sabiduría. Una vez que el docente toma conciencia de sí mismo, y sabe que la fe es su aliada, tomará y emprenderá grandes acciones, ya que le gusta arriesgarse y apostar todo a una carta ya que a veces el que poco arriesga, poco gana. El docente es una persona decidida, como decíamos antes, le gusta tomar las grandes acciones de la vida, ya que para realizarlas el docente pondrá en ellas todo su empeño, toda su fuerza de voluntad, apoyado siempre por esa fuerza suprema superior. La fuerza para luchar en el mundo de la docencia le vendrá dada precisamente por ese poder espiritual superior que le empujará sin darse cuenta a vencer las adversidades y los sinsabores de la vida. No hay que dudar que se encontrará con adversidades dentro y fuera del centro escolar, dificultades que harán aún más ardua su tarea. No debe importarle si siente que ha nacido para tal profesión, contará las estrellas del cielo con las mismas ansias desde el primer día de su labor, así como al final de su jornada laboral. Todo esto se debe a la fuerza espiritual que empuja al hombre, si este cree en ella. El docente es un vencedor abnegado. Se entrega en cuerpo y alma a su labor como un zapatero se entrega a sus zapatos sin rechistar. La humildad de servir a sus alumnos le hará el ser más feliz de la tierra. Esa abnegación y entrega deben ser palpables para los alumnos que no pasarán desapercibidos en su labor profesional. Otro hecho a destacar en el docente, es su democracia. El docente es un demócrata, es decir, apuesta por el consenso y el diálogo, nunca es autoritario ni necesita serlo. Si entendemos autoridad en el sentido de intransigencia, el docente es transigente, dócil en la medida de lo posible pero nunca es un tirano. He tratado de poner en tela de juicio cuales son los roles que el docente debe cumplir hoy en día, para la mejor satisfacción personal de él mismo y de sus alumnos. No debemos olvidar que el arte de la docencia es tan libre como el docente quiera, si el maestro sabe el terreno que pisa, será el más feliz de los docentes ya que hará su labor con creatividad y humildad al servicio de sus alumnos. Sus máximas son: todo por el alumnado y para el alumnado.

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Referencias: •

Camacho González, Hilda Mar y Padrón Hernández, Máximo (2005). Necesidades formativas para afrontar la profesión docente. Percepciones del alumnado. REIFOP, 8 (2).



Magni Silvano, Roberto: Rol docente en el tercer milenio [en línea]. Recuperado desde http://www.educar.org/articulos/roldocente.asp [consulta: 1-3 enero 2010].

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