RODRIGO. Origen del nombre fijado por Enrique Cabrejas

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Descripción

RODRIGO Origen del nombre fijado por Enrique Cabrejas RPI: B-3851-14 Enrique Cabrejas © 2015 e-nstitut Ideal Nol © 2015

Apreciados Srs.: Me es grato poner en su conocimiento y a través de este comunicado que el nombre castellano Rodrigo se trata de un apelativo que significa “Retador”. Quienes sostienen que el nombre tiene su origen en la edad media y como se tiene por más cierto, no están informados adecuadamente. No están al corriente de mis prolíficas investigaciones sobre los orígenes de los iberos y los celtíberos pero, en esta comunicación, tanto ellos como cualquier persona que se interese por estos atrayentes asuntos pueden actualizarse, si bien fuese de su interés. Y en gran medida, al menos, en cuanto al origen cierto del nombre Rodrigo. Verán, Rodrigo se trata de un acrónimo ibérico. Es la sintaxis común empleada por los iberos y los celtíberos, y que permanece preexistente como nombre propio en el léxico del idioma español. Es decir que Rodrigo no es una palabra sino una oración o sintagma fosilizado en nuestro idioma. Es un nombre que es compuesto. Se trata de una locución, una frase ibérica completa con sujeto y predicado que tiene un significado racional, aun se hubiera ignorado hasta la actualidad. De hecho, es el mismo caso de otras numerosas palabras, nombres y apellidos españoles, como finalmente se verá. Me hago cargo de que esta afirmación pudiera dejarles perplejos, no puede ser de otro modo; pues voy a transmitirles una epistemología que ha estado inédita durante miles de años. Y por raro que parezca, lo que les acabo de desvelar no es una conjetura sino a mi entender, plena certeza. Esta novedosa teoría del conocimiento tiene un razonamiento que puedo sustentar empíricamente. Verán, muchos de quienes siguen mis investigaciones y, que aprovecho la ocasión desde estas páginas para saludarles muy afectuosamente, se preguntan por qué razón no hago mención a otros especialistas, ni siquiera para rechazar sus hipótesis o argumentar en contra. Pero ¿por qué debería hacerlo? En primer lugar, no soy quien para ponderar aquello que no propongo. Y en segundo lugar, desarrollé una fecunda metodología científica para la investigación a la cual denominé: La Teoría de los Acrónimos Ibéricos. Es clave para entender nuestro idioma, y su aplicación me permite explicar todo aquello que nadie hizo jamás; como se debiera, entiéndase. Porque si comprendes cómo funcionaba el antiguo idioma de nuestros antepasados, conocerás el funcional y actual que usamos nosotros. Gran parte de las denominaciones en nuestro país y preexistentes en nuestro léxico se dieron en la edad de bronce sino con anterioridad; ya que nuestra lengua es milenaria, sin parecerlo. Dispongo de la mejor herramienta y lo he explicado, y claro, lo seguiré haciendo, tanto como sea necesario; porque percibo que se sigue sin entender cómo se denominaron las palabras, los lugares y las cosas en nuestro país. Únicamente es método para hallar su verdadero origen y así demostrarlo.

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RO · DRI · GO Verán, los ACRÓNIMOS IBÉRICOS son las primarias frases de uso por los autóctonos (de facto) en la península ibérica y por asombroso que parezca hoy constituyen los morfemas, fonemas y lexemas del léxico del actual idioma castellano por ende español. ¿A que nos referimos con Acrónimos? En lingüística moderna un acrónimo, del griego ἄκρος, transliterado como akros “extremo” y ὄνομα transliterado como “onoma” significa NOMBRE. Pueden ser siglas que se pronuncian como una palabra pero también son vocablos formados al unir parte de dos o varias palabras. Este tipo de acrónimos es el tipo común de uso de la sintaxis íbera y celtíbera: qoÙqík / Ρο δρι γο / RODRIGO qo

Ρο

Ùqí δρι k

γο

RO – Reto, lucha, liza, combate, fuerza DRI – Hacer, crear, establecer, engendrar, fundar GO – Yo, quien, el que, algo, algún, alguien, persona

PRIMER VOCABLO: qo. Se trata de Ρο “RO” que como ustedes saben es el nombre de la decimoséptima letra del alfabeto griego. Verán, es una partícula que compromete a la lengua española como heredera de la lengua helena de nuestros antepasados, y es muy ilustrador del caso saber que por curioso que parezca los gramáticos latinos a la letra /r/ la llamaron la letra canina, porque este animal en latín es CANE, CANEM o CANIS y a la “littera canina” la justificaron del siguiente modo: Λόγω του ήχου του διπλού ρ, που έμοιαζε με τον ήχο που παράγει ο σκύλος όταν είναι θυμωμένος, οι Λατίνοι γραμματικοί ονόμαζαν το γράμμα ρ littera canina (σκυλίσιο γράμμα). Miren, lo traduzco al idioma español a continuación: “Debido a que el sonido de la doble r, se asemeja al sonido producido cuando el “perro” está enojado, los gramáticos latinos llamaron a la letra Ρ “r” LA LETRA CANINA.” (Crédito fuente: Wikipedia.) Y es importante conocer que LA·DRAR originalmente en ibérico significó “HACER /LA/” y quiere decir “Hablar”, pues hacía referencia a la VOZ QUE RETA o a quien es RETADOR. Más tarde, a la raíz λα “la” el griego añadió otro vocablo: λείν “leín”, constituyendo un sintagma y dando así el verbo λαλεῖν “laleín”, para decir igualmente “HABLAR”. Por extensión, la raíz Ρο “RO” tiene naturaleza de RETO o DESAFÍO. SEGUNDO VOCABLO: Ùqí. Justo δρι “dri” es otra preciosa partícula que compromete

al idioma español a reconocerse a sí mismo como particular, único y heredero legítimo del legado de la lengua ibérica de nuestros antepasados los iberos y los celtíberos. Pues, fueron ellos quienes trajeron este término a nuestra península, para nutrir profusamente al castellano, y proviene de una raíz proto-indo-europea, es decir pre-griega y que se trata de ΔΡΑ “dra”; la sabemos cognada del sanscrito (drā·ti) y que significa “ejecutar” pero en el mejor de los sentidos. Así pues, Δρᾶ “dra” es un verbo y que pueden verlo fácilmente escrito en el griego ático, épico, dorio y eolio conjugado, y expresado en infinitivo lo que significa es HACER, por tanto en el modo como se expresaba el aoristo ibérico, sin límite de tiempo, corresponde al gerundio “Haciendo” pero para nosotros el presente del indicativo es más habitual: HAGO.

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TERCER VOCABLO: k. Miren, γο “go” y que es la tercera partícula que compone el acrónimo de “Ro·dri·go”, que a simple vista parece significar -γο- “yo”, realmente no solo es lo que parece, en realidad es también lo que significa. Porque la lengua ibérica es una lengua helena pero hay que atender a que es anterior al alfabeto griego de Mileto, y las palabras frigias muchas carecían de prefijos propios de las palabras griegas áticas, porque γο /go/ es lo que los griegos escribirían posteriormente añadiendo una “e” para decir lo mismo con: ἐγώ, si efectivamente, tal como aquí aparece -Εgo-, porque en realidad se trata del concepto “de uno mismo”, en otras palabras: YO. Fíjense, por favor, ahora en el caso del ilustre caballero castellano Ruy Díaz de Vivar que nos ayudará a entender todo esto mucho mejor. Sí, efectivamente, me refiero al tan renombrado héroe de la edad media conocido por todos como el Cid y de sobrenombre “el Campeador”. Fue un “batallador” de la época medieval con el nombre de Rodrigo, pero la denominación era ya de uso común en la antigüedad y justo por quienes en la península ibérica fueron antepasados suyos y también nuestros, a los que llamamos con el remoquete de “los celtíberos”, (este no era su nombre real) déjenme aclarar primero, que por extraño que parezca, nuestros celtíberos no fueron Celtici (celtas) sino Çeltikçi (gálatas), su nombre real fue cqík, es decir -GARIKO-. Miren, ahora será necesario cuestionarse de nuestros antiguos iberos y celtiberos ¿cómo denominaban las cosas? Y resulta que cuando ellos hablaban, sus palabras no eran únicamente palabras, sino que además eran nuestras raíces significadas. Eran lexemas como los de Ρο · δρι · γο. Verán, Rodrigo y Campeador son exactamente lo mismo, porque realmente Rodrigo es una frase: Ρο δρι γο – literalmente (YO HAGO RETO), por tanto, es el nombre que recibe quien es o ha nacido elegido o destinado para que su suerte sea o se encuentre ligada a la de un “batallador”, en ese sentido es comprensible que algunos expertos dedujeran o dieran por supuesto que Rodrigo significase “guerrero” derivándolo del alemán, pero siquiera así sería correcto, porque al margen de que nuestros visigodos no eran alemanes, otro desatino monumental, la lengua española aun menos. Además en idioma español tenemos fosilizado un nombre muy habitual y popular conocido por todos y fruto de la herencia de nuestros antepasados, y que justo significa “guerrero”, tampoco ahora lo especificaremos porque debemos retomar y centrarnos en Rodrigo. Pero miren, en cualquier caso, tenemos un nombre/adjetivo en lengua castellana que especifica perfectamente el nombre de Rodrigo, era impensable pero es cierto, casualmente y aun no sea por casualidad, es justo el de “Campeador”. Explicaré la razón por la cual Ruy Díaz recibió este remoquete. Y quizá se pregunten con mucho criterio que, puestos a poner un alias ¿por qué no “campeón” en lugar de “campeador”? Pues porque son conceptos distintos, ya que “campeador” no define al vencedor sino a quien en la antigua tradición caballeresca que es relativa a “retar” o “desafiar” en una lucha o enfrentamiento ha de “SALIIR AL CAMPO DE BATALLA.” Pues eso mismo significa no solo el calificativo de “campeador”, sino el nombre propiamente de RODRIGO, que incluso metafóricamente así lo representa. Posiblemente se asociara a otros adjetivos como “bizarro” o “bravo”, y en la actualidad con “valiente”, “intrépido”, “valeroso” o “audaz”. De modo peyorativo lo tacharíamos de “QUIEN BUSCA PELEA”. Hoy diríamos que es “un busca razones”, “un pendenciero” o “un litigante”. Pero en aquellos añosos tiempos, un seudónimo para una actitud beligerante de abolengo, no era dedicado a “un bravucón”, sino por el contrario era muy considerado y honorífico.

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LA RAÍZ -ΡΟ- “RO” Para definir mejor un nombre que se inicia con una ΡΟ “Ro” he de apuntar que algunos expertos sospecharon que la letra “Ro” o “Erre” pudiera ser a consecuencia de una onomatopeya apelando a los gruñidos de las bestias, y no van mal encaminados, aun el sentido es más profundo como se verá a lo largo de la exposición. Al descifrar la lengua ibérica, me di cuenta de que las palabras no son como las piensan quienes estudiaron con anterioridad estos asuntos. No eran palabras sino que eran frases. Al principio, las palabras no eran tal como las conocemos. No me refiero a que con el tiempo derivasen en otras palabras, sino que fueron pensadas de otro y distinto modo. Por supuesto, los lingüistas intuyen que las palabras debieron ser interjecciones y onomatopeyas, en sus inicios. El hombre se separó del mundo animal (salvaje) y comenzó a crear imágenes mentales en complejos conceptos, gracias también a estímulos auditivos y vocales que recibían para elaborar desde simples sonidos los fonemas, y eso está claro, pero a lo que me refiero es a otra cosa distinta. No repararon que cuando comenzaron a construirse las primeras frases con palabras y que nos son conocidas, esas no lo eran ya, se habían enlazado previamente con otras, y eran, propiamente, frases en sí y no meras palabras. ¡Impensable! Los sintagmas no se construyeron con palabras sino con frases. y tiene lógica, porque las palabras eran y son, la representación de una lengua que es hablada, pero que luego se transmitirá también escrita. Sin embargo, todo inicio nace de una mínima expresión, para luego crecer y con el tiempo seguir evolucionando. En ese sentido, me di cuenta, que aquello que vemos como simples sufijos también fueron raíces de arcaicas palabras. El razonamiento es aplastante, y los lingüistas nunca lo han entendido como quien suscribe esta investigación, al menos aquellos escépticos que siguen pensando que no es posible que pudiera hacer el “milagro”, y en eso tienen razón, solo Dios los hace. Es el inicio de la vida de las palabras. Nuestra lengua se creó formada de diminutas partículas de sonido y que unidas a otras creaban nuevas palabras. Y así camino hacia la eternidad... Para ello, y que lo puedan entender mucho mejor he de referirme indefectiblemente a un acontecimiento que es necesario que conozcan previamente. Miren, la lengua ibérica anterior al periodo romano es irreconocible en la lengua española. Tanto que los lingüistas de todo el mundo y de todas las épocas no han sido capaces de llegar a leerla. Es una lengua con una ortografía suficiente rara y que se resistía a ser desentrañada, pero eso tuvo una fecha límite. El 21 de Abril de 2012 ocurrió un hecho sin precedentes en nuestra historia del lenguaje. Quien suscribe esta investigación descubrió que El Bronce de Luzaga escrito en íbero septentrional tenía su origen en una lengua pre griega, concretamente de la época frigia. Una antigua lengua proto-indoeuropea de Asia Menor. Nuestros celtíberos grabaron el texto usando un alfabeto epichorikos, (entiéndase de las otras regiones), es decir en este caso, uno ibérico propio; por ello quienes estudiaron estos asuntos no les ha sido posible encontrar coincidencias grafológicas, no obstante los vocablos guardaban perfecto significado con el griego frigio contenido en prefijos, sufijos y afijos anteriores al griego helenístico. Entonces averigüé que el texto estaba compuesto por 124 signos que formaban 24 vocablos, y estos se componían a su vez de frases con 45 palabras significadas, más 16 signos de puntuación escritos en cinco párrafos. Los antiguos epigrafistas cometieron un error crítico, creyeron que la lengua ibérica se escribía con palabras cuando son acrónimos o sintagmas de dos, tres o más vocablos de significación. Algo nada celta y, por otro lado, completamente heleno. Asombrosamente ¡Descifré la escritura ibérica!

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LA RAÍZ -ΔΡΑ- “DRA” En esa edad tan temprana no existían aun las minúsculas, tampoco el carácter ω y en letras capitales la Ω. Luego, con el uso del griego ya más avanzado se añadiría la “O” Ωμέγα “Omega” y que se vocaliza “U” [ɔ ː], para dar un nuevo verbo de “Hacer” o “Crear” y que es δράω, es decir “lograr”, “conseguir”. Curiosamente, el inglés lo heredó en su palabra “draw” que es dibujar y ¿qué es sino “hacer” o “crear” trazos o trazar líneas? Pero ¿por qué razón la fuente DRA declina en español “a” “e” “i” “o” “u”? Dialectalmente es heleno de la época frigia y anterior al griego helenístico, así que originalmente y ya desde el inicio para nosotros siempre fue “DRA”, “DRE”, “DRI”, “DRO”, “DRU” porque era una lengua flexiva. Miren, con “DRA” lo hacemos en MA·DRA·ZO, con “DRE” en MA·DRE, con “DRI” en MA·DRI·DANO, con “DRO” en MA·DRO·ÑO y con “DRU” en MA·DRU·GAR; y todos ellos, contra pronóstico, derivan de la misma antiquísima raíz pre helena. Y se habrán fijado que a esa raíz hay añadidos otros nuevos sufijos. Sí, pero les haré otra confidencia. No son sufijos, aun mucho lo parezcan; son partículas llenas de significado, son auténticos lexemas. Sí, así es nuestra prodigiosa lengua, aglutinó más y más fracciones. Parece que no quisimos renunciar a nada con el paso de los tiempos. Veamos algo más en sus declinaciones “dra” “dre” “dri” “dro” “dru” y que en nuestro idioma son muy frecuentes. Resulta que la raíz que eligió el latín para definir “Mater” fue “-TER” y no obstante tanto “-TER” y “-DRA” son términos sinónimos, empero lo son de distintas raíces. Miren, por ejemplo las palabras “Matriz” o “Materia” provienen de la raíz pre griega “TER” pero por el contrario, “Madera” no lo hizo de ese modo, la proveerá la raíz pre helena Δρα “DRA”. Esos casos están fosilizados en nuestra lengua castellana, y de ellas, de las declinaciones “-DRE” “-DRI” y “-DRO” hacen referencia no solo al concepto de creación sino incluso el de LÍNEA, traduzcámoslo por CAMINO y veremos es exactamente lo mismo que expresa el posterior término griego DRO·MO, y observarán que si quisiéramos definir la palabra se trataría probablemente de una franja de tierra que sirve al transporte de dos puntos geográficos, es decir igual a una línea. Porque fíjense que a esa raíz de Δρο “DRO” cuando los griegos unieron otro nuevo morfema y que se trata de “MO”, de ahí obtuvieron palabras que son nuevas identificadas ya como sintagmas, es el caso de “palin·dromo” o “hipo·dromo” que nos muestra lo mismo que nos indica nuestra raíz “DRO”: Es hacer una pista, línea o camino.

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LA LENGUA ESPAÑOLA Es necesario aclarar que la semejanza entre el latín y el español estriba en que usan un abecedario latino para escribir los textos de sus respectivas ortografías. Eso, por otro lado, es común a un gran número de idiomas europeos y no europeos que también usan el mismo o similar patrón, y que a la vez sus idiomas se conoce que no provienen del latín. Sin embargo el español y el latín coincidirán parecidos en muchas palabras. Sí, todas aquellas que el latín haya tomado de las raíces pres helenas y que asimismo son el sustrato primordial y escuela de nuestra lengua castellana y no el latín. Lo pormenorizaré y mejor lo diré, la lengua española es la lengua ibérica, es nuestra propia lengua. El latín es otro idioma distinto. Hoy queda en entredicho y sabemos que el “latín vulgar” fue un recurso que únicamente justifica aquello que no se supo o no se pudo explicar en su día, que nuestra ibérica, es el cimiento primordial, llámenle sustrato y la castellana que es la continuadora helena caria de nuestros antepasados los íberos y los celtíberos. Pero ¿qué ocurre entonces con las llamadas lenguas romances? Pues, incuestionables, son justo eslabón necesario entre las lenguas vernáculas y las contemporáneas. En nuestro caso, ibéricas pres helenas que derivaron indefectiblemente en la lengua romance o románica, y revertir después en las actuales que hoy conocemos. Bien, será necesario esclarecer también de que se trata cuando hablamos de los alfabetos epichorikos: Miren, son los distintos alfabetos y formas anteriores helenas a la adoptada finalmente en común y denominada Milesia o de Mileto para el idioma griego. En el caso de los caracteres ibéricos estos tienen sus orígenes en los alfabetos arcaicos locales procedentes de las islas y de la península de Asia Menor. Epichorikos vendría a significar “De las otras regiones”. Y a partir de comprender como habían sucedido las cosas pude argumentar la teoría de los acrónimos ibéricos. La elaboré a la vez que realizaba numerosos hallazgos y múltiples descubrimientos. La teoría de los Acrónimos Ibéricos o teoría de las frases ibéricas es la que explica la escritura y el idioma de los iberos y los celtiberos miles de años después de que se dejase de usar, y hoy para que nosotros podamos comprenderla, conocerla y estudiarla. Todas las ventajas de su interesante estudio y conocimiento pienso son más que evidentes y no será necesario que aquí las enumere. Otra cosa interesante de ver es que los acrónimos ibéricos se leen de izquierda a derecha al igual que hacemos en las oraciones del idioma español, a menos de que se trate de un palíndromo, claro está. Nuestros antepasados y llamados por el eminente geógrafo Estrabón con el nombre de carpetanos, hallé que el apelativo se trataba de un exónimo, es decir de una traducción. En realidad se trataba de Καρυο “Karyo” (No eran Celtici sino – Çeltikçi – por lo tanto, no eran celtas sino gálatas.) Nuestra lengua ibérica es anterior a la griega, pero hoy la conocemos y desde tiempos escrita con otra ortografía, con letras romanas. Que la lengua española viene del latín es una ilusión óptica. Ya que lo que el ojo ve la mente lo cree. A todas luces parece latín, pero... créanme, no lo es. Es puro ilusionismo. La vemos escrita con letras latinas y entonces suponemos que fue razonada igualmente en latín, pero miren, fue pensada de otro modo. Fue construida en un idioma ibérico de origen anterior y muy heleno. Su lengua, la de nuestros antepasados, es concreta, coherente y lógica. Ellos, pronunciaban todo lo que escribían, igual que nosotros decimos que lo hacemos en la actualidad con la nuestra, y es que se trata de nuestra misma lengua. Y es que nosotros, que teníamos una escritura antigua y anterior a la lengua griega, con la llegada del latín ganamos una nueva ortografía, pero en cambio perdimos nuestras pretéritas funciones del lenguaje.

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CONCLUSIONES Lo que a continuación expongo breve, son evidencias que atestiguan todo lo anterior. Miren, se conoce que los documentos de Ruy Díaz de Vivar estaban con su firma escrita en letras de patrón latino. ¿Saben cómo El Cid escribía su nombre? Pues, lo hacía como EGO RUDERICO. Es decir YO, y detrás su nombre traducido al idioma latín, como era preceptivo en la administración de la época. Sin embargo, hay que recordar que su nombre fue Ruy o háganlo extensivo a Rudi si mejor lo prefieren, de ahí Ruderico. Pero fíjense que los descendientes de los Ruy no serán Rodríguez sino en todo caso Ruiz. Rodrigo y que hoy está fosilizado en nuestro léxico como un nombre propio, no es Ruy sino el modo escrito en un nominativo ibérico y que en su caso es un apelativo. En castellano lo expresaríamos: “Yo, el Campeador”. Fíjense por favor, es muy importante, porque a nivel lingüístico sus casos nominativos coinciden morfológicamente con el modo con el cual nosotros escribimos, generalmente, sustantivos masculinos en lengua española. Es decir, los nominativos ibéricos y nuestros sustantivos se construyen igual. Si son de género femenino finalizarán con una (-a), y si son de género masculino con la desinencia común (-o). Es mucha, demasiada coincidencia ¿no les parece? Así pues, el origen etimológico del nombre castellano Rodrigo está en la locución “YO HAGO (EL) RETO.” Siglos más tarde, aquellos duelistas que en alguna temeraria ocasión se batieron en duelo y que se llamaron Rodrigo o Rodríguez, nunca supieron que llevaron implícito en su nombre o en su apellido ese apelativo y valerosa condición. Sí, lo desconocíamos porque en algún lugar del tiempo perdimos de nuestra legítima lengua la función emotiva. Perdimos la función conativa. Perdimos la función poética. Perdimos la función fática. También la función metalingüística se vio afectada y, lo que es peor, perdimos toda la función referencial y para siempre por otro idioma que desde entonces se pretendió ab initio. Eso no hizo más que confundir. Sin embargo, las palabras que se construyeron con acrónimos ibéricos, permanecieron preexistentes en nuestro léxico y hoy son los fonemas, morfemas y lexemas de la lengua española. ¿No les parece primordial recuperarlas? Hoy, recupero y fijo Rodrigo. Enrique Cabrejas Iñesta En Barcelona, a 25 de Junio de 2015.

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RODRIGO. Origen del nombre fijado por Enrique Cabrejas 1ª edición 2015 Theory the Iberian acronyms RPI: B-3851-14 ORCID: 0000-0002-5002-5850 © 2012 by Enrique Cabrejas Iñesta © 2012 Fuentes gráficas de Ibero Juan-José Marcos © Enrique Cabrejas Iñesta www.elonol.com/karuo www.enriquecabrejas.com https://twitter.com/EnriqueCabrejas https://enriquecabrejas.blogspot.com.es https://plus.google.com/+EnriqueCabrejas www.facebook.com/EnriqueCabrejasIniesta http://www.regenpalmer.com/estudios-linguisticos

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