\'Rodrigo Machado\' o la construcción del revolucionario en Javier Heraud

August 5, 2017 | Autor: Carlos Villacorta | Categoría: Literatura Latinoamericana, Poesía latinoamericana, Peruvian poetry, Poesía Peruana
Share Embed


Descripción

REVISTA DE CRÍTICA LITERARIA LATINOAMERICANA Año XL, No 80. Lima-Boston, 2do semestre de 2014, pp. 251-264

“RODRIGO MACHADO” O LA CONSTRUCCIÓN DEL REVOLUCIONARIO EN JAVIER HERAUD Carlos Villacorta University of Maine Resumen En los poemas de “Rodrigo Machado”, seudónimo de Javier Heraud, se representa a un joven revolucionario en América Latina en los años 60 movido por el amor a su patria y por el sueño de ver a su tierra liberada del imperialismo norteamericano y de la opresión de gobiernos autoritarios. La muerte de Heraud, como la de muchos jóvenes latinoamericanos, cuestiona tanto el proyecto ideológico de la revolución así como el proyecto poético de la época. Utilizando los materiales y poemas editados en los últimos años así como las ideas de Michel Foucault sobre el autor, esta investigación busca acercarse al aspecto ideológico del poeta y su posición dentro de la izquierda peruana y cubana, para así entender su último proyecto poético: los poemas de Rodrigo Machado. Palabras clave: Javier Heraud, poesía peruana, marxismo, Revolución Cubana, Rodrigo Machado. Abstract The poems of Rodrigo Machado, Javier Heraud’s pseudonym, express a young revolutionary in Latin America in the sixties, moved by the love for his country and the dream of seeing his land released from U.S. imperialism and the oppression of authoritarian governments. The death of young Heraud, like that of many Latin American revolutionaries, challenges both the ideological project of the revolution and the poetic project of the time. Using the materials and poems published in recent years and the ideas of Foucault about the death of the author, this research seeks to approach the ideological aspect of the poet and his position in regards of the Peruvian and Cuban left parties in order to understand his last poetic project: the poems of Rodrigo Machado. Keywords: Javier Heraud, Peruvian poetry, marxism, Cuban Revolution, Rodrigo Machado.

La madrugada del 15 de mayo de 1963, mientras huye por la selva de Madre de Dios, perseguido por la Guardia Republicana y úni-

252

CARLOS VILLACORTA

camente acompañado por Alaín Elías, Javier Heraud saca sus poemas del bolso y, sin decir más, comienza a romperlos frente a la mirada incrédula de su compañero, quien sólo atina a decir: “No, Javier, eso no” (Heraud, Vida y muerte de Javier Heraud 16-17). Este momento marca un punto de ruptura en la vida del poeta que, a temprana edad, ya había sido reconocido como una de las nuevas voces en la poesía peruana1. Su incursión en la guerrilla peruana no fue un hecho aislado ni mucho menos apresurado, como tampoco lo fue su búsqueda poética durante los meses que estuvo en Europa y, posteriormente, en Cuba, adonde fue becado en 1962 para seguir estudios de cine. Como parte de esta investigación, me interesa conectar dos aspectos de la vida del poeta: su evolución poética y su evolución política. Mucha de la crítica acerca de su obra tiende a dejar de lado sus últimos escritos pues los considera de un no sólo escaso, sino nulo valor literario. Igualmente, esa misma crítica relata la activa participación política de Heraud en Perú, Europa y Cuba como el simple anecdotario de un joven idealista. En ambos casos, se analizan la obra y la política como dos entes aislados cuando, en realidad, nos encontramos frente a un mismo hecho: la abrupta muerte de Javier Heraud en Madre de Dios nos lleva a valorar solamente un aspecto del escritor, mientras el acto de romper sus poemas en medio de su persecución en la selva nos revela, sin lugar a dudas, la intrínseca relación que el poeta encarna entre poesía y política. Soy poeta y con eso nada se hace en el Perú: Heraud y su posición política En una de sus cartas familiares de 1961, Javier Heraud da cuenta de los problemas de dedicarse únicamente a la literatura en el Perú: “En Lima terminando mis estudios de Literatura no sabría que hacer con ellos. Y de todo esto es culpable el régimen capitalista en el que vivimos, que tendrá que cambiarse por el régimen socialista como en Cuba” (Vida y muerte 102). La carta, dirigida a su padre Jorge Heraud Cricet, nos muestra ya a un joven escritor problematizaHeraud comparte en diciembre de 1960, a los 18 años de edad, el premio Poeta Joven del Perú junto con César Calvo. 1

“RODRIGO MACHADO” O LA CONSTRUCCIÓN DEL REVOLUCIONARIO… 253

do por el valor de la literatura en un país como el Perú. Sin duda, el viaje que hace a Moscú en 1961 para participar del Fórum Mundial de la Juventud representando al Movimiento Social Progresista (MSP) tuvo un gran impacto en él. Durante sus tres meses de estadía en Europa, Heraud viaja por diferentes países y experimenta la tan llamada civilización occidental así como las vicisitudes de ser un escritor latinoamericano pobre. Como producto de su travesía, escribe nueve poemas sobre la estancia europea en los que describe la música clásica, a Bach, la casa de Mozart, su cierta tranquilidad en la Plaza Roja de Moscú, la estatua de Lenin, las parejas de enamorados, la tumba de Vallejo en Francia y Proust. Sin embargo, hacia el final de los poemas, en la referencia a su viaje por España, el poeta muestra cierta desazón, un silencio que huele a derrota. ¿A qué derrota se refiere? Remontémonos unos meses atrás. En el año 1961, Heraud se adhiere al Movimiento Social Progresista, movimiento fundado por un grupo de intelectuales peruanos a mediados de los años 502. Para el MSP, la agrupación más fértil en producción ideológica durante la época, el problema del Perú se debía a “la explotación de la economía peruana por los consorcios norteamericanos, debidamente apoyados por el gobierno de los Estados Unidos” (Cotler 341) y la revolución socialista implicaba devolver el control de los recursos naturales a la colectividad. Sin embargo, el Movimiento se alejaba del estalinismo en la medida que propugnaba un socialismo humanista que permitiera “la expansión y desarrollo de las potencialidades del ser humano” (Cotler 341). Este proceso implicaba cinco reformas: la del Estado, la de la estructura y función de la empresa, una reforma agraria, una nacionalización del crédito y, finalmente, una reforma de índole educacional. Heraud se une al movimiento apoyando este pensamiento con el objetivo de ser parte del cambio social necesario para el país. Asumiendo estas ideas, el poeta sale con desEl MSP “tuvo como secretario general, a Germán Tito Gutiérrez, como secretario de política, a Alberto Ruiz Eldredge, de economía, a Ricardo Llaqui Descalzi, de acción, a Fernando Moncloa, de organización a José Matos Mar, de asuntos laborales, a Guillermo Sheen Lazo, de juventudes a José Luis Villarán. Augusto Salazar Bondy fue uno de sus mayores propaladores y propagandistas a través de Libertad (Tuesta, http://blog.pucp.edu.pe/fernandotuesta/ index.php?q=el-movimiento-social-progresista). 2

254

CARLOS VILLACORTA

tino a Moscú, el Moscú de la Guerra Fría, uno que ya no está bajo el poder de Josef Stalin, sino bajo la dirección de Nikita Kruschev (Stalin había muerto 8 años antes en 1953). Sobre este viaje, escribe a su padre: Yo he visto en la Unión Soviética cómo vive la gente: miles de estudiantes que sólo se dedican a la Literatura: pero ellos ya saben que tienen su vida asegurada. Me hice amigo de un ruso que sólo se dedicaba a traducir poesía latinoamericana al ruso, y de eso vivía él con su mujer y sus tres hijos. Imagínate. En el Perú ese señor tendría que pedir limosna en el Jirón de la Unión (Vida y muerte 102).

Al idealizar la situación vista en Moscú, Heraud, quien ya en este momento se considera un marxista-leninista3, asume su filiación revolucionaria reconociendo una posición de clasemediero burgués que cuestiona y critica. Esta toma de conciencia de clase, sumada a su experiencia en la URSS, deviene en asumir una posición acerca de la necesidad e inevitabilidad de una revolución en el Perú. En la misma carta, escribe a su padre: Tú bien sabes mi filiación revolucionaria y cómo a mí no me satisfacen los medios de vida del Perú. Tú no puedes comprender cómo avanzaría el Perú si viniese la revolución como en Cuba. Yo creo que va a venir, y es tarea a la cual yo tengo que contribuir. Si en este momento estallase un movimiento revolucionario en la sierra yo dejaría todo y llegaría para pelear con las armas. Las elecciones no van a cambiar nada: la revolución tiene que hacerse por las armas (Vida y muerte 104).

A su regreso al Perú, Heraud hace más activa su participación dentro de la discusión del espectro político nacional a tal punto que cuestionará las acciones del Movimiento Social Progresista al que pertenece, criticándole su incongruencia, pues al no considerarse marxistas-leninistas no apoyarían la Revolución Cubana aunque celebraran y se solidarizaran con las reformas sociales hechas por FiEl marxismo-leninismo “otorga un privilegio ontológico al proletariado como clase portadora de una nueva sociedad supuestamente más justa (el comunismo). Dicho proceso sólo podría alcanzarse en un largo proceso de revoluciones, para cuyo éxito el proletariado en los distintos países tendría que organizarse en partidos de cuadros, selectos y secretos, en otras palabras, en vanguardias iluminadas capaces de interpretar las leyes de la Historia” (Hatun Willakuy: Versión abreviada del Informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación Perú 333-334). 3

“RODRIGO MACHADO” O LA CONSTRUCCIÓN DEL REVOLUCIONARIO… 255

del Castro. Para Heraud: “No se pued(e) separar las realizaciones sociales de Cuba de la ideología que las dirige: [ellos] han arribado al marxismo-leninismo” (Vida y muerte 142). Al mismo tiempo, al atacar al Partido Comunista y al Frente de Liberación Nacional (FLN) , el MSP sólo caería en el juego de la derecha que buscaría “seguir dividiendo [a] la izquierda” (143). Para el poeta: “[…] la derecha está constantemente cercana a los partidos no comunistas para explotar sus discrepancias con el Partido Comunista” (142-143). Sobre este punto, hay que mencionar que los partidos de izquierda, incluido el Partido Comunista, andaban a la búsqueda de una burguesía nacional con la que pudieran asociarse para la revolución democráticoburguesa y antiimperialista tan ansiada, hecho que no sucedió hasta 1968 con el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (Cotler 296). Debido a estas incongruencias y a sólo unos cuantos meses de haber regresado de Europa, en una carta fechada el 2 de marzo del 62 y publicada por Frente, el órgano del Frente de Liberación Nacional, el joven poeta presenta su renuncia al MSP: Ni la Revolución de [la] que hablan sus dirigentes es la Revolución Proletaria ni el Socialismo que pregonan es el Socialismo Científico. Se carece de una ideología seria y el reformismo campea por doquier. Si a todo esto sumamos la intolerable actitud divisionista en que han incurrido los líderes del M.S.P. y el seminario Libertad, y si a lo anterior añadimos que el espectro de McCarthy –como el del padre de Hamlet en la explanada del castillo– se ha aparecido en la última conferencia de prensa del señor Tito Gutiérrez4, mis camaradas de letras y de luchas tendrán la explicación de por qué no volveré a militar nunca más en las filas del Movimiento Social Progresista. Ni la Revolución Peruana ni la Revolución Cubana se merecían el puntapié que han pretendido asestarle mis antiguos dirigentes. De ahora en adelante, me enrumbaré por la ruta definitiva donde brilla esplendorosa el alba de la humanidad (141).

Podría pensarse que ese camino esplendoroso al que hace referencia Heraud es la poesía. Sin embargo, afirmarlo sería nuevamente retratar de manera incompleta al poeta y su búsqueda estéticopolítica, sobre todo si tenemos en cuenta que un año más tarde, el 29 de marzo, lo encontraremos partiendo a La Habana con una beca para estudiar cinematografía, aunque, en realidad, terminará siendo adiestrado en las guerrillas de Fidel Castro. Desde este análisis, la 4

Secretario del MSP.

256

CARLOS VILLACORTA

mención a la derrota con la que vuelve el joven poeta desde España articula dos momentos: por un lado, la imposibilidad de radicar en Europa, donde, debido a los cambios sociales o a las revoluciones, es posible para los escritores vivir de su trabajo literario, y su inevitable regreso al Perú, un país desigual social y económicamente, donde no ha habido ninguna revolución social que integre a sus ciudadanos; y, por otro lado, la necesidad de encontrar una nueva expresión poética que le permita representar este nuevo momento. Entre finales de 1961 y hasta su muerte en 1962, Javier Heraud buscará unir la práctica revolucionara a la poética bajo una sola ruta, aquella “donde brilla esplendorosa el alba de la humanidad”. Heraud y Rodrigo Machado En una de sus cartas desde Europa, Heraud afirma lo siguiente acerca de la labor del escritor: “Soy poeta y con eso nada se hace en el Perú” (Vida y muerte 102); sin embargo, hizo mucho por su personal búsqueda poética en tan poco tiempo. En 1960 publica, en una edición modesta de 300 ejemplares, El río y, al año siguiente, El viaje. Durante su travesía por Europa es entrevistado por Mario Vargas Llosa en París, el 1 de septiembre de 1961, y afirma que hay dos tendencias en la poesía peruana: la social y la pura. En su trabajo, señala, “[s]e preocup[a] actualmente, por hacer una poesía narrativa, una poesía descriptiva, clara, que se enriquezca con muchas cosas, con la música, con el cine, pero que no deje de ser poesía clara, poesía que pueda ser leída por todos” (100). Esa necesidad de la claridad será su marca estética hasta el final de su vida. En la misma entrevista, reconoce su admiración por y las influencias de la poesía española principalmente: “Debo anotar ante todo poetas como Vallejo, como Neruda, entre los españoles preferentemente Antonio Machado, García Lorca y Miguel Hernández. En la poesía inglesa admiro mucho a Dylan Thomas” (100). Esta búsqueda estética se hace más notoria en los poemas publicados después de su muerte, pero escritos en ese mismo año, es decir en 1961. En el poema “Destrucción de los días o Elogio de las Sombras”, primer poema de su póstumo libro Estación Reunida (1961), se puede apreciar un cambio en la búsqueda estética del poeta. Nos dice: “Nos prometieron la felicidad/ y hasta ahora nada nos

“RODRIGO MACHADO” O LA CONSTRUCCIÓN DEL REVOLUCIONARIO… 257

han dado” (Poesía reunida 93). El poema contrapone las promesas (¿sociales?) incumplidas con la realidad de la actividad agrícola, actividad económica peruana por antonomasia: “¿Para qué cosechar y cosechar si/ luego nos quitarán el maíz,/ el trigo, las flores y las frutas?” (93). Habría que recordar que Heraud está viviendo las consecuencias de una política capitalista aplicada durante el gobierno del General Manuel A. Odría (1948-1956) y continuada por Manuel Prado (1956-1962). Como afirma Julio Cotler, “la importación de alimentos, el control de sus precios, así como la concentración del crédito en la agricultura costeña de exportación, propició el decaimiento de la agricultura serrana y la transferencia de la exigua renta de los terratenientes de esta región a las áreas urbanas y sectores de mayor rentabilidad” (286), práctica que buscó evitar cualquier lucha de clases como la habida en los años 1945 a 1948 siendo presidente José Bustamante y Rivero. Así, se castigó duramente a la economía campesina y a los intereses de los latifundistas para privilegiar un desarrollo del capitalismo urbano (286). En el poema de Heraud, el problema de la tierra aparece en toda su desesperanza: “porque ahora todo tenemos/ que hacerlo con las manos:/ construir palabras como/ troncos, no implorar ni/ gemir sino acabar,/ terminar a golpes con la tierra muerta” (Poesía reunida 93-94). En el poema “Mi país”, posiblemente escrito el mismo año, Heraud menciona: “Mi país es una casa/ antigua y casi derruida./ Los que vivimos aquí/ muy poco la conocemos” (227). El poema se divide en una primera estrofa de cuatro versos, los ya mencionados, y luego tres poemas más de diversa longitud. La primera parte describe una casa lujosa, inmensa, a la que casi nadie tiene acceso y de la que se ha sido expulsado: “hay altas ventanas/ por las que nunca hemos mirado,/ y todos sabemos/ que el dueño que tiene la llave/ el único dueño,/ no es de los nuestros” (227). La segunda parte enfatiza a aquellas personas que, viviendo en la casa, pero sin ser dueños de ella, lo son de otra más grande: el mundo, la naturaleza a la que aman y de la que poseen la verdad “en las manos y en los rostros” (228). Asimismo su dios es otro, no el de las iglesias católicas, sino el sol, el que esparce “el trigo, y las papas y las enredaderas” (228). La naturaleza es entonces la nueva casa, sin límites, el lugar utópico de libertad y de convivencia.

258

CARLOS VILLACORTA

Podemos contraponer estos poemas a otro llamado “Dos preguntas”, poema que abre la interrogante sobre la capital, la nueva Lima del 60. Dice Heraud: “¿Por qué será que todavía existen/ infelices que nos hablan de una Lima/ señorial, antigua, colonial y bella […] si de eso sólo queda un basural de hambre,/ de miseria y de mentira?” (241). Tanto la idealización de la naturaleza como la denostación (una suerte de actualización del tópico de menosprecio de corte y alabanza de aldea), muestran la crisis de la poesía peruana al inicio de la década de los 60. Los poemas que escribirá en La Habana y en La Paz bajo el nombre de Rodrigo Machado (así como los destruidos en la selva peruana) intentan reformular los parámetros de esa poesía clara y narrativa a la que hacía mención en su entrevista radial con Vargas Llosa tan sólo un año antes. ¿Cuándo aparece el personaje de Rodrigo Machado en la obra de Javier Heraud? El seudónimo del poeta nace del proceso poético y político mencionado en este estudio con dos momentos claros en su inscripción, el primero de los cuales nos remite hasta 1959. En la parte posterior de los Poemas a la tierra escribe: “Poemas escritos en el verano de 1959, hasta el otoño y el invierno. Contaba yo entonces con 17 años de edad. Rodrigo Machado (el nuevo)” (Vida y muerte 86). Según su hermana Cecilia, el nombre nacería de la mezcla de la admiración por dos personas: Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, y el poeta español Antonio Machado (86). En su origen, se remarcaría tanto el valor de guerrero como el del poeta. El segundo momento, sin embargo, ya no es el de un joven de diecisiete años, sino el de un segundo nacimiento como adulto, como militante del Ejército de Liberación Nacional y como guerrillero, pero también como poeta en Cuba, los dos roles al mismo tiempo. En el texto “Explicación”, escribe Heraud: Rodrigo Machado nació en el mes de julio en La Habana, el año de 1962. (Su edad no se sabe aún pues tiene la edad de la lucha de su pueblo). La guerra contra el imperialismo, a la que irá conjuntamente con 40 camaradas, dirá o callará los años que él ha de cumplir. ¿Se quedará en algún monte regado con una bala en el cuerpo? ¿seguirá de viaje a la esperanza o lo enterrarán en el lecho de algún río, entonces enteramente seco? (Poesía reunida 266).

Firmado en La Habana, en octubre de 1962, el segundo nacimiento de Rodrigo Machado se conecta con el primero (aquél de

“RODRIGO MACHADO” O LA CONSTRUCCIÓN DEL REVOLUCIONARIO… 259

1959) en su utilización de la imagen del río, una imagen que se reinventa en la medida en que ese “yo” enfático de su poemario El río, se convierte en los ríos, aquellos “de la vida, de la esperanza [que] seguirán afluyendo con torrentes cristalinos”. Este énfasis de la pluralidad del río se remarca por la misma pluralidad de la vida por la que el guerrillero lucha: “Porque en el río está en la vida de un hombre, de muchos hombres, de un pueblo, de muchos pueblos. Y Rodrigo Machado, de pie o acostado, seguirá cantando con un fusil al hombro, porque el fusil será uno de los medios para lograr la liberación. Y una vez liberados, los hombres dignos y honrados dirán la verdad […]” (266). Habría, entonces, que entender cómo se relaciona el canto de Rodrigo Machado con la verdad que dirán los hombres dignos una vez que sean liberados. En mi lectura, Heraud está buscando fundir ambas formas: la del canto poético con la de la verdad de la lucha revolucionaria. Es necesario mencionar que los poemas referidos han sido publicados con diferentes criterios de edición. Al menos en las dos ediciones que han sido consultadas para este trabajo, los últimos poemas de Heraud están agrupados de maneras distintas: “Poemas de Rodrigo Machado. La Habana, 1962-La Paz 1963”, nombre con el que aparece en el libro Poesías completas y cartas, edición de Peisa de 1976; y “Poemas desde La Habana (Marzo 1962-Enero 1963)”, en Poesía reunida, edición del 2010. Si bien la edición de 1976 incluye diversos documentos (entre ellos, sus cartas personales), los poemas agrupados en ella aparecen editados o incompletos sin mayor explicación. La edición del 2010 no incluye las cartas personales, pero sí poemas no publicados en 1976. Del mismo modo excluye cuatro poemas de la edición de 1976: los textos escritos en La Paz en el 63. Sin entrar en detalle sobre los problemas de edición, en ambos casos se dejan de lado aquellos poemas que el editor, Edgar O’Hara, describe como textos que “tienen de épica revolucionaria lo que una madera prensada tendría del constructivismo de Vladimir Tatlin” (Heraud, El viaje 15), por lo que no debían ser incluidos. Al eliminar algunos de los versos o ya poemas completos, se revelan los criterios estéticos e ideológicos que utiliza el editor: aquellos textos con una estética extremadamente realista y con un discurso altamente de izquierda no merecen ser incluidos. Al mismo tiempo, se borra el nombre de “Rodrigo Machado” para así limpiar la imagen de He-

260

CARLOS VILLACORTA

raud de su pasado como guerrillero en Cuba. “Poemas desde La Habana” enfatiza su estadía en Cuba, mas no su militancia política, militancia que llevó al poeta a regresar a Perú por Bolivia5 en 1963 con la finalidad de apoyar al sindicalista trotskista Hugo Blanco6. Siguiendo aquí el estudio de Bruno Bosteels sobre las ideas de Marx utilizadas en la literatura de América Latina, podemos decir que la borradura de los poemas marxistas de Heraud son una marca que busca establecer la muerte del marxismo así como su invalidez ideológica tanto como forma política como poética en países latinoamericanos como el Perú (Bosteels 5). Asimismo, la reinscripción de los poemas con el nuevo título de “Poemas desde la Habana” responde a historizar los textos como una suerte de experiencia casi turística, descafeinada, como diría Slavoj Žižek, para anunciar, sin duda, la victoria del neoliberalismo en el Perú. El problema del poeta guerrillero Nuevamente nos encontramos en la selva. Perseguido por la Guardia Republicana, Heraud rompe sus poemas. ¿Qué dicen? ¿Cuáles son? No lo sabemos. En la mañana del 15 de mayo, el guerrillero cae herido en una canoa en el río Madre de Dios para luego El itinerario lo narra otro guerrillero llamado Mito: Praga, París, Río de Janeiro, Sao Paulo, Río de Janeiro, Argentina, Santa Cruz, La Paz, Cochabamba, Riberalta, la frontera peruana y, finalmente, Puerto Maldonado. Posiblemente, habrían dejado La Habana en noviembre de 1962 (Heraud, Vida y muerte 188). 6 “Entre 1958 y 1963, la labor política de Blanco dio lugar a un enorme y bien organizado movimiento campesino que se extendió por todo el valle de La Convención y el resto del departamento. […] Blanco tenía una clara estrategia de confrontación que se iba intensificando con cada éxito. En primer lugar, impulsó a los campesinos a hacer huelgas en cada hacienda por separado y conforme iban evolucionando los conflictos alentó los bloqueos de carreteras para llevar a cabo huelgas combinadas en varias haciendas vecinas. Más tarde, las manifestaciones en pueblos individuales de la región procedieron a las huelgas generalizadas en toda la región. Los pasos finales involucraron la toma de las parcelas de los arrendires y allegados dentro de la hacienda” (Mayer 92-93). Blanco es hecho prisionero en mayo de 1963. Según Héctor Béjar, el plan era entrar al Perú y luego ir en dos columnas: una hacia Junín y la otra hacia La Convención para apoyar a Blanco. Debido a la precariedad de las comunicaciones era imposible saber que Blanco ya había sido capturado. 5

“RODRIGO MACHADO” O LA CONSTRUCCIÓN DEL REVOLUCIONARIO… 261

ser fulminado por una bala dum dum, de las que se usan para cazar animales, e inmediatamente abaleado con más de 19 disparos. Nos encontramos frente a la experiencia límite del fracaso y de la muerte, de la escritura del nombre del poeta y del guerrillero. La destrucción de los poemas en la selva peruana es reveladora de la precariedad del sujeto así como de su escritura poética. Si nos detenemos en los pocos poemas que llegaron a ser publicados como ‘Rodrigo Machado’, muchos de ellos no poseen títulos y, si los tienen, tratan de explicar la ideología de izquierda a la que se adherido el poeta (“Poema Especial”, “Explicación”, “Este camino”, “Balada del Guerrillero que partió” por nombrar algunos). Frente a la tristeza y explotación del pueblo peruano, Heraud propone en sus nuevos versos que “es tiempo/ de recuperar la primavera” para aquellos pobres sin justicia y juzgar y condenar a los culpables de la situación presente: a ellos “nadie los llorará./ Pronto serán olvidados” (Heraud, Poesías completas y cartas 158). La utilización de nuevos referentes intenta construir poéticamente lo que en su famoso discurso de 1965 el “Che” Guevara llamará el “hombre nuevo”, donde propone que “la revolución se hace a través del hombre, pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario” (72). Por este motivo, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el proceso poético en el que se encuentra el poeta peruano ha cambiado. Baste detenernos en el poema titulado “Arte Poética”, donde el poeta asume que “la poesía es un trabajo difícil/ que se pierde o se gana” (Heraud, Poesías completas y cartas 160). Si años antes Heraud dijo: “No me gusta corregir mis poemas, creo que lo esencial en el arte es incorregible” (Heraud, Vida y muerte 122), ahora remarca otra actitud y otra forma de entender el trabajo poético: “la poesía se va haciendo/ trabajo de alfarero” (Heraud, Poesías completas y cartas 160). Esta nueva subjetivación remarca el espíritu de hombre nuevo que, como un artesano, va forjando su propio trabajo poético, la revolución social lentamente, sabiendo que la victoria no está ganada, sino que es la meta a conseguir. Sin embargo, la destrucción de sus poemas da un matiz diferente a la figura de Heraud. Por un lado, esta destrucción revela el fracaso de esta búsqueda poética, de la imposibilidad de articular una metáfora que una la experiencia de la poesía con la de la revolución social. Si la metáfora es la búsqueda de correspondencias entre el len-

262

CARLOS VILLACORTA

guaje y la experiencia, la imposibilidad con la que se encuentra Heraud indica que desde su lenguaje no se puede nombrar esta experiencia, es decir que no se puede establecer una analogía para la situación en la que se vive. Siguiendo a David Punter, se trata del agotamiento del lenguaje de una época, pero también de una forma de conocimiento (Punter, Metaphor 68). En este sentido, Heraud abre y cierra una estética con su muerte. Sobre su generación, la del 60, el crítico Ricardo González Vigil afirma que empezaría en el año 59 y se afianzaría en su primera etapa entre el 63 y 67 (González Vigil 32)7. Dentro de este espectro, la figura de Heraud reconfigura la actitud y escritura poética de los poetas de los 60 y 70. Si bien los poetas de su generación abandonan por completo la división entre poesía “pura” y “social”, sus modelos siguen nutriéndose de la modernidad francesa y de la poesía contemporánea de España (González Vigil 34). Sin embargo, este modelo deja de serlo en la segunda mitad de la década para seguir el modelo británico (Pound, Eliot, entre otros). En ese cambio, la figura de Heraud, así como su poesía, será utilizada para remarcar la caída del amigo y guerrillero como el fracaso de la tan llamada “revolución a la vuelta de la esquina”. Si la escritura poética fracasa, sólo queda la muerte revolucionaria. Así, la representación que busca el joven Heraud de la inmortalidad del héroe guerrillero no se logra por la incompatibilidad entre la forma poética utilizada y el fondo revolucionario. No se puede fijar un significado, una metáfora en el sentido de correspondencia entre la forma y el fondo, entre el lenguaje poético y la experiencia. En este sentido, vale la pena recordar lo que dice Foucault sobre la escritura: “La escritura está ahora unida al sacrificio y al sacrifico de la vida misma” (Foucault 117). No se necesita de la representación en los libros porque el sacrificio toma lugar en la existencia del escritor. El fracaso poético de Javier Heraud, manifestado en el acto de destruir sus poemas, se une a la muerte del guerrillero (Rodrigo Machado) en el río Madre de Dios. De la unión de ambas muertes, La segunda etapa donde se inscribe la generación del 70 comenzaría en 1968 y terminaría al final del gobierno de Juan Velasco Alvarado en 1975. Para González Vigil, ambas fases forman parte de un mismo marco generacional que se expande por 15 años desde 1959 hasta 1975. 7

“RODRIGO MACHADO” O LA CONSTRUCCIÓN DEL REVOLUCIONARIO… 263

se inscribe una nueva figura, aquella problemática para los estudiosos de su obra que es la del poeta-guerrillero. Sin embargo, es necesario afirmar que con la muerte de Heraud, se inscribe históricamente al sujeto del 60, al nuevo hombre que mencionaba la revolución cubana: aquél que vive y muere como poeta y como guerrillero. En “What is an author?”, Foucault elabora sobre la función del autor y propone que el nombre del autor no es ni una función ficcional ni un estatus civil, sino que estaría situado en la brecha entre sus discontinuidades. Para Foucault, el nombre del autor permite nuevas formas discursivas que estarían más allá de ambos estatus (del civil y del ficcional) (Foucault 117). En el caso del escritor peruano, tanto la figura pública de “Javier Heraud”, aquel joven que se volvió una realidad en el mundo de la poesía peruana, como aquella más privada y política, aquel mismo joven que participó del programa de la izquierda en el Perú y en Cuba y que utilizó el seudónimo “Rodrigo Machado”, ponen en jaque su revaloración histórica como figura pública, es decir como poeta y como guerrillero. Sin embargo, en esa discontinuidad, en esa imposibilidad de unir ambas figuras es que nace un nuevo discurso. Al sacrificar su vida, Heraud no sólo construye una nueva metáfora (Rodrigo Machado), sino que construye un nuevo concepto de lo metafórico para nuestros tiempos (la del sacrificio del poeta-guerrillero). BIBLIOGRAFÍA CITADA Bosteels, Bruno. Marx and Freud in Latin America. Politics, Psychoanalysis, and Religion in Times of Terror. Brooklyn, NY: Verso Books, 2012. Cotler, Julio. Clases, Estado y nación. Lima: IEP, 1978. Foucault, Michel. “What Is An Author?”. En Language, Counter Memory, Practice. Selected Essays and Interviews by Michel Foucault. Donald F. Bouchard, ed. Ithaca: Cornell UP. 113-138. González Vigil, Ricardo. “Heraud y la generación del 60”. Martín. Revista de Artes y Letras. X, 22 (Universidad San Martín de Porres, Lima, agosto 2010): 29-36. Guevara, Ernesto. El socialismo y el hombre en Cuba. Florida: Pathfinder Press, 1992. Hatun Willakuy: Versión abreviada del Informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación Perú. Lima: Comisión de Entrega de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, 2004. Heraud, Javier. El viaje. Edgar O’Hara, ed. Lima: Peisa, 2011.

264

CARLOS VILLACORTA

—. Poesías completas y cartas, Lima: Peisa, 1976. —. Poesía reunida. Lima: Peisa, 2010. Heraud, Cecilia. Vida y Muerte de Javier Heraud. Lima: Mosca Azul Editores, 1989. Mayer, Enrique. Cuentos feos de la Reforma Agraria peruana. Lima: IEP, 2009. Punter, David. Metaphor (The New Critical Idiom). New York: Routledge, 2007. Tuesta, Fernando. El Movimiento Social Progresista. Política. Blog de Fernando Tuesta. Web. http://blog.pucp.edu.pe/fernandotuesta/index.php?q=elmovimiento-social progresista

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.