Rodrigo Jiménez de Rada. \'\'De Rebus Hispaniae\'\'. La Conquista de Toledo por parte de Alfonso VI.

July 4, 2017 | Autor: A. García Martínez | Categoría: Medieval Literature, Medieval History, Medieval Spain, Spanish Reconquest, Spanish Reconquista, Alfonso VI
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Descripción

De Rebus Hispaniae: Rodrigo Jiménez de Rada.
La Reconquista del reino de Toledo en 1085 por Alfonso VI.

Adolfo García Martínez.
Universidad Complutense de Madrid.






A través de la interpretación de un fragmento extraído de la obra ''De
Rebus Hisñpaniae'', una de las primeras obras de la historiografía medieval
hispana y escrita por Rodrigo Jiménez de Rada en el año 1243, realizaremos
una aproximación histórica a los motivos que incentivarían la conquista de
la taifa toledana por parte del rey Alfonso VI. Igualmente se exponen
diversos datos cronológicos y contextuales que enmarcaron dicha contienda.














>













Historia Gótica.

Rodrigo Jiménez de Rada, s XIII.





I. DESCRIPCIÓN GENERAL.


El texto ante el que nos encontramos, pertenece a la obra De Rebus
hispaniae o Historia Gothica del autor Jiménez de Rada, una de las obras
clave de la cronística hispano-medieval. Por un lado, esta obra supone la
culminación de una larga tradición que se había ido formando poco a poco
siglos atrás de una manera lenta y cuidadosa, llevada a cabo por diferentes
cronistas que intentaban confeccionar la memoria histórica de la España de
la época. Por otro lado, la obra es un precedente muy relevante y la fuente
principal y más directa de la Primera Crónica General con la que nació la
historiografía española en romance de Alfonso X el sabio. Además, esta obra
sirvió como armazón para otras crónicas generales que de ella descienden.


La obra en sí misma, posee una gran importancia debido a su carácter
histórico, innovador en muchos aspectos, a su gran originalidad y a sus
descripciones muy detalladas y precisas. El autor se basa en tesis y obras
anteriores relacionadas o enfrentadas entre sí, y de este modo, refunde y
aglomera los datos que él cree correctos y verídicos en una sola línea
argumental, todo ello sometido a un criterio único y previo que el autor
tiene claro antes de comenzar su tarea.


De Rebus hispaniae, es una obra escrita en latín y pertenece al género
cronista-medieval. Consta de nueve libros, los cuáles a su vez se dividen
en capítulos que recogen las crónicas y hechos que se sucedieron en la
península ibérica desde los primeros pueblos que se asentaron en las
tierras hispanas hasta el año 1243 o 1246, según menciona algún autor como
Diego Catalán.

En lo referido a la fecha del nacimiento del autor Toledano, algunos
la sitúan hacia 1180, aunque la gran mayoría de los autores coinciden en
que Jiménez de Rada nació en 1170 en Puente la Reina, Navarra. Sobre este
hecho, cabe citar que el autor Gorosterratzu quiso pero no pudo demostrar
que el Toledano nació en el castillo de Rada. Jiménez de Rada nació en el
seno de una noble familia formada por navarros y castellanos, su abuelo
paterno fue Pedro Tizón de Rada, el cual tuvo un gran peso en la elección
de Ramiro II como rey de Aragón. Su padre, Jimeno Pérez de Rada, fue un
héroe legendario de Castilla. En cuanto a su madre, la procedencia
castellana de ésta influirá notablemente en la vida de Rodrigo. Los
primeros años del Toledano transcurrieron en la corte de Sancho IV el sabio
de Navarra, donde su padre era un influyente personaje. En los tiempos que
corrían, Navarra y Castilla se encontraban en pleno periodo de conflicto, y
pese al ambiente bélico y tenso del cual Rodrigo se rodeaba, éste decidió
tomar el camino de las letras y del saber. Según algunas fuentes, su tío
San Martín, monje cisterciense y primer abad de Santa María de Huerta junto
al obispo de Pamplona, Pedro de París, influyeron notablemente en la
mentalidad de Rodrigo, inculcándole valores y aconsejándole el proseguir
con los estudios superiores. Así pues, Rodrigo, siguiendo las costumbres de
las familias nobles navarras en enviar a sus hijos a estudiar al
extranjero, marchó primero a Bolonia y luego a París. En Bolonia estaba el
monasterio de Roncesvalles, y en París se creó un año más tarde el Colegio
de Navarra. Se supone que Rodrigo debió estar unos cuatro años en cada una.
No se sabe con exactitud lo que estudió concretamente, aunque se imagina
que estudió Derecho Canónico en Bolonia y Teología en París, donde
alcanzaría su puesto de Magister Theologiae. Por circunstancias que se
desconocen, se tiene constancia de un testamento que Rodrigo hizo en París,
siendo éste documento el primero que se tiene de su figura.


Tras su estancia en el extranjero, Juan Valverde nos cuenta que
Rodrigo se debió encontrar en un momento exacto y preciso de gran
importancia: Alfonso VIII, se disponía a llevar a cabo una dura campaña
contra los almohades, pero debía eliminar sus problemas con los otros reyes
cristianos. De éste modo, la figura de Rodrigo fue decisiva y ayudó a
mejorar la situación interna en la que se hallaban inmersos los monarcas
cristianos. Tras estos sucesos, Alfonso VIII, solicitó que Rodrigo se
consagrara como obispo de Osma, pero esto no llegó a cumplirse; al
contrario que ocurrió el 28 de Agosto de 1208, tras fallecer Martín López
de Pisuerga, arzobispo de Toledo, Rodrigo fue elegido su sucesor por
unanimidad de los compromisarios.


Los primeros años los pasó adaptándose a su nuevo y carismático cargo
eclesiástico. En el año 1209 recibe la primera llamada papal para la lucha
contra el enemigo árabe: Inocencio III pide al arzobispo de Toledo que
anime y apoye al rey Alfonso VIII a ayudar a Pedro II de Aragón, aunque
esto no sucedió. Jiménez de Rada participó y formó parte de la preparación
de la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 contra los almohades. Fue en
éstos años cuando Rodrigo realizó su primer viaje a Roma, con la intención
de llevar a cabo uno de los primordiales objetivos de su vida, lograr el
reconocimiento de la primacía de la sede de Toledo sobre toda la península
ibérica. Desde éste momento, las relaciones con el papado de Roma se
intensificaron de gran manera. De esta época también cabe resaltar la
fundación de la Universidad de Palencia como centro de letras y
humanidades.


Tras estos hechos, Juan Valverde nos narra en su traducción las
múltiples disputas, hechos relevantes y luchas que llevó a cabo Rodrigo y
la iglesia hispana para enaltecer la importancia y popularidad del ámbito
eclesiástico de Toledo. Por otro lado, debemos resaltar algunos aspectos
muy importantes del Toledano como su dominio del árabe o su odio a los
franceses, según Lomax, debido al enaltecimiento juglaresco de las
victorias de Carlomagno en España.

El 2 de junio de 1217 es proclamado Fernando III rey de Castilla,
época de mayor esplendor del Toledano, ya que no debemos olvidar que la
redacción de la obra De Rebus Hispaniae fue llevada a cabo durante el
reinado de Fernando III.


Un hecho muy relevante llevado a cabo por el arzobispo será el referente a
los judíos de su diócesis. En el Concilio de Letrán se dispuso que los
judíos debían llevar una serie de distintivos para diferenciarse de la
población cristiana, pero la poderosa comunidad judía de Toledo se negó
amenazando con marcharse en el caso de que se les obligase. Ésta situación
llegó a oídos del Papa y Rodrigo llevó a cabo un acuerdo con los judíos:
''todo judío varón, mayor de edad o casado, pagaría cada año la sexta parte
de un áureo, que la propia comunidad se encargaría de recaudar, quedando
exentos de los diezmos que sólo se pagarían cuando el judío que no poseyera
nada comprara algo a un cristiano''
Otra situación y hecho relevante del Toledano se trata de que, tras
una expedición, Jiménez de Rada afirma que él y el rey pusieron la primera
piedra de los cimientos de la Catedral de Toledo, -debaxo de la qual
echaron medallas de oro y plata conforme a la costumbre antigua de los
Romanos-. De éste modo, se afirma que el inicio de la construcción de
dicho templo fue en noviembre de 1226 según E. Estella.
Según la traducción de Valverde, Fernando III, rey de Castilla y León hace
donación al arzobispo de la villa de Quesada, en tierras de Jaén, la cual
se encontraba bajo dominio árabe. Don Rodrigo, inició su expedición contra
Quesada conquistándola junto a numerosas aldeas. Más tarde, conquistaría
Cazorla.

Otro hecho importante que se nos menciona en la traducción de
Valverde, es la acusación que llevaron a cabo dos racioneros hacia el
Toledano tras la conquista de Córdoba. El Toledano era acusado de la
indebida administración de los bienes de la diócesis. No se sabe con
exactitud si la denuncia prosperó.

Todos los historiadores especializados en la obra y que han tratado
ésta minuciosamente, llegan a la común conclusión de que existía una gran
sintonía entre Fernando III y el Toledano, y según nos narra Juan de
Mariana, ''sin el qual veo que ninguna cosa de importancia acometían'',
refiriéndose a la relación de ambos personajes.


Rodrigo Jiménez de Rada falleció en el Ródano el 10 de junio de 1247
cuando regresaba de Lyon tras haberse entrevistado con el Papa Inocencio
IV. No se sabe con exactitud el motivo de ésta entrevista aunque el autor
Grassotti cree que el Arzobispo en ese viaje solicitó un préstamo de 1450
marcas a los banqueros de Lyon, con el fin de mejorar las obras de la
Catedral de Toledo. Lo que si se sabe con certeza es que realizó dicho
viaje con una edad ligeramente avanzada. Juan de Mariana nos habla
concretamente sobre su muerte de la siguiente manera: ''concluidos los
negocios, en una barca por el Rhodano abaxo daba la vuelta, quando le
salteó una dolencia de que falleció en Francia''; y sobre su estado de
salud nos dice que ''demas de estar muy apesgado con los años, se hallaba
quebrantado con muchos trabajos''. Por otra parte, el autor Garibay cree en
que la muerte del Toledano pudo deberse a un desafortunado accidente. El
cuerpo de Jiménez de Rada fue embalsamado y trasladado al monasterio de
Santa María de Huerta, donde al parecer, sus restos se hallan incorruptos.

Para finalizar con este primer apartado del comentario, a continuación
se añaden un conjunto de títulos que se le atribuyen al Toledano, todas
ellos, de menor extensión que la obra que estamos tratando.

-Historia de los romanos.
-Historia de los ostrogodos.
-Historia de los hunos, vándalos, suevos, alanos y silingos.
-Breviario de historia católica.










II. ANÁLISIS INTERPRETATIVO.

Para comenzar con el apartado del análisis interpretativo, tras haber leído
de nuevo el comentario, estudiar y separar las ideas unas de otras y
subrayar conceptos, nos dirigimos a profundizar en la crítica desde el
análisis externo y el análisis interno.

Análisis externo:

En este apartado nos centraremos en la parte externa del comentario,
de modo que, en un principio, nos encargaremos de analizar diversos
aspectos:
En cuanto al lenguaje que utiliza el autor, Rodrigo Jiménez de Rada, en el
caso del texto en el que nos hemos centrado, es un lenguaje narrativo
cuidado. El autor nos narra en primera persona un conjunto de hechos
relevantes, fechas, aventuras o batallas, todo ello desde su punto de vista
y a través de sus conocimientos. Además, el autor nos especifica algunos
términos a través de citas y notas aclaratorias. La narración es de fácil
entendimiento, el autor nos narra el hecho antecedente a la toma de Toledo
por el rey Alfonso VI, en 1085. En cuanto a éste hecho principal del texto,
hay muchas tesis y teorías las cuales expondremos más adelante. El modo en
que nos ha llegado el texto, desde siglos atrás, ha ido perdurando gracias
a varias traducciones, ediciones y confecciones llevadas a cabo por
diversos autores de variadas épocas que seguidamente desarrollaremos y
expondremos de forma ordenada.

En un primer momento, los monjes de Huerta colocaron una tabla breve
escrita en romance entre 1557 y 1560. Fray Luis de Estrada, en ésta tabla,
aportó algunos datos sobre la vida del Toledano, su enterramiento y sus
escritos. Otra obra que ha llegado a nosotros es Compendio historial de las
crónicas y universal historia de todos los Reynos de España, de Estevan de
Garibay, que introduce un par de datos de sumo interés.

En 1552 publicó en Toledo el P. Juan de Mariana la primera edición de
su Historia General de España. Mariana utiliza una nueva fuente de
información para las noticias que sobre el Toledano (Jiménez de Rada) nos
irá proporcionando.


Entre 1672 y 1696, Nicolás Antonio dio a luz en Roma la primera
edición de su Bibliotheca Hispana Vetus, en la que presentaba una nueva
biografía del Toledano.
El 29 de junio de 1862, Vicente de la Fuente leyó en una sesión pública de
la Real Academia de la Historia su Elogio del Arzobispo D. Rodrigo Jiménez
de Rada y juicio crítico de sus escritos históricos, obra que posee más
importancia en los elogios que en las críticas.

Hasta 1925 no se produce la primera aproximación racional a la figura
del Toledano, partiendo de un exhaustivo estudio de la documentación de sus
hechos. El autor fue Gorosterratzu, el cual se dejó llevar por su
admiración hacia Jiménez de Rada y por la pasión hacia su tierra Vasco-
Navarra, y de éste modo, el autor pretende justificar prácticamente todos
los actos del Toledano. A pesar de esto, es el estudio más completo sobre
la vida del Arzobispo.


Un año más tarde, E. Estella, ofrece otro relato acertado de la vida
del Toledano, criticando algunos aspectos del autor Gorosterratzu.


Por último, el autor Hilda Grassotti publicó el más serio y acertado
trabajo sobre la figura del Toledano, aunque limitando unos cuantos
aspectos. Éste, clasifica las obras de Gorosterratzu y Estella como obras
incompletas y contradictorias.
Según Diego Catalán, en su artículo o tesis Removiendo los cimientos de la
Historia de España en su perspectiva medieval, del año 2004, realiza un
estudio y nos muestra una serie de hipótesis o conclusiones muy
interesantes en lo que respecta a las redacciones de la obra del Toledano.
Diego Catalán nos dice que la obra tuvo dos redacciones, la primera
finalizaba en el año 1246 y la segunda en el 1246. De esta última redacción
se tiene constancia de que no se editó durante la vida del Arzobispo, y que
se perdió durante la Desamortización. Sobre la primera redacción, el autor
afirma que fue conocida y difundida muy rápidamente

De éste modo, según Juan Fernández Valverde, nos podemos hacer una
idea del tránsito y camino que De Rebus Hispaniae ha recorrido a lo largo
de la historia.
En cuanto al centro emisor de la obra, como hemos dejado claro
anteriormente, se trata del Arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada,
el cual ocupó la sede toledana de 1208 a 1247.

El Toledano, según coinciden los historiadores, para confeccionar su
obra, se basó en crónicas, escritos y documentos de épocas anteriores para
llevar a cabo su obra. El arzobispo conocía y estaba informado (en unos
casos más que en otros) sobre los hechos que iba a narrar, en el caso de la
conquista de Toledo, desconocemos con exactitud la fuente de donde sacó la
conclusión que nos narra en el texto.
Jiménez de Rada según Lomax, era un gran aficionado a la arqueología y a
las construcciones, especialmente, a las antiguas. En su obra nos muestra
descripciones de faros y acueductos, menciones cuidadosas sobre Iglesias y
tumbas y su admiración de templos anteriores a su era como podemos
observar: ''en muchos lugares se encuentran obras ajenas a las obras de
nuestros tiempos, para las cuales tenemos tanta más admiración cuanto más
viejas sean'' (p12). Muchas de las construcciones de las que el autor nos
habla o menciona en la obra, las había visitado, aunque otras sólo era
conocedor de ellas por escrito o por oídas, al igual, que sucedería con
algunos hechos o leyendas de los cuales el autor no estaba suficientemente
informado.
No debemos olvidar que De Rebus Hispaniae se trata de una crónica
individual, relatada bajo las únicas pautas del propio autor, por lo que el
carácter subjetivo de la obra, carácter el cual no se duda en que existiera
en la obra, puede influir de gran manera en el lector.
La intencionalidad del autor en el texto se nos presenta como un
propósito de elogiar la causa de la conquista de Toledo en 1085 y elogiar
la figura de Alfonso VI, del cual se nos muestra su actitud inteligente,
intrigante y atenta al método por el cual asediar y reconquistar una ciudad
tan importante para la cristiandad. Según la mayoría de los historiadores,
se trata de una intención alusiva y claramente influida al enaltecimiento
en aquella época de España.






Según nos cuenta el autor Derek W. Lomax. De Rebus Hispaniae fue una
crónica escrita bajo las órdenes de San Fernando, y es una historia oficial
que responde a nuevas condiciones políticas y sociales que las crónicas
anteriores.
Con la herencia de León y la reconquista de gran parte de Andalucía,
el rey Fernando había llevado a cabo una labor de reconquista de gran
importancia, desde Galicia hasta Murcia, por ello, se piensa que el monarca
necesitaba una ideología que unificara a todos los habitantes de los
reinos. Una ideología común y enaltecedora de su estirpe con la cual
obtener un pasado y un destino. El autor se centra sobretodo en el origen
visigodo de los protagonistas, dejando, en parte, al margen a los romanos,
moros, suevos u ostrogodos. De éste modo, el rey Fernando ordenó a su
allegado arzobispo la confección de dicha obra con una intención muy clara:
la propaganda del poderío de la España de la época y de los siglos
anteriores.


Por otro lado, la ideología que el Jiménez de Rada nos ofrece es bien
conocida a través de las crónicas asturianas, en las cuales, el Toledano
resalta la importancia del pasado visigodo de los habitantes de la
península, el cual vino de Escandinavia a conquistar la península, por lo
tanto, en la obra es palpable la actitud negativa y crítica sobre las
corrientes romanizantes y humanísticas.
Por todo ello, Rodrigo, canciller de Castilla y consejero del rey,
cumplió el encargo y elogió de todas las maneras posibles la actividad del
rey Fernando. En gran parte, la admiración del Toledano se debe a la
reconquista de Córdoba llevada a cabo por éste mismo rey. Por el contrario,
algunos historiadores como Lomax Derek, afirman que la verdadera fidelidad
del Toledano residía y era otorgada prácticamente en su integridad a la
Iglesia y a la diócesis de Toledo, así como todo lo que concernía a ésta.

Análisis interno:

En cuanto al análisis interno, comenzaremos hablando sobre el protagonista
del texto, el rey Alfonso VI, resumiendo el texto y la posterior división
en partes.
El texto se centra sobre la figura de Alfonso VI, denominado
''Emperador de España'' por Jiménez de Rada. Alfonso VI fue una figura muy
importante en la reconquista de la península ibérica. La vida de éste
monarca no deja de ser interesante y llena de hechos y situaciones
históricamente de gran relevancia.
El texto del Toledano nos relata brevemente, la manera en que el rey
pudo deducir e iniciar sus pensamientos sobre la manera de reconquistar
Toledo, ciudad primordial para la población cristiana. Según nos cuenta
Jiménez de Rada, mientras Alfonso residía en Toledo fruto del exilio que
estaba llevando a cabo debido a la mala situación con su hermano, (hecho
que desarrollaremos posteriormente), escucho una conversación clave del rey
de Toledo Al-Manum y un grupo de árabes que estaban hablando y debatiendo
alrededor en el modo por el cual se podía asediar y conquistar la
fortificación. Según nos relata el Toledano, el rey Alfonso, perplejo tras
escuchar esto, lo guardo en lo más íntimo de su corazón y seguidamente, se
dispuso a planear dicha estrategia como desarrollaremos posteriormente.

El texto podemos dividirlo en tres partes perfectamente visibles:
-Una primera parte en la cual se nos relata la situación de Alfonso
tras llegar a Toledo y la manera en que es recibido por el rey de Toledo,
Al-Manum.
-Una segunda parte en la que se nos relata el instante en que Alfonso
y el rey de Toledo junto a un grupo de árabes se disponen a pasear por los
jardines de la ciudad, y se nos comienza a vislumbrar paralelamente las
intenciones de Alfonso de conquistar la ciudad y pensar el modo de lograr
dicha gesta.
-La última parte nos muestra el desenlace del texto. Desenlace que se basa
en la escucha por parte de rey Alfonso, mientras éste estaba descansando
bajo un árbol y simulaba dormir, de una conversación que mantenían
sigilosamente Al-Manum y sus allegados árabes. Según esta conversación, los
árabes plantean y afirman que la única manera de conquistar la ciudad era
llevando a cabo un lento y prolongado asedio, privando a la ciudad de
recursos alimenticios y económicos. El texto concluye con el modo en que,
Alfonso, tras haber escuchado esta conversación, comienza a plantearse la
posibilidad de asediar y reconquistar la ciudad de mayor importancia
cristiana en España por excelencia.
Hijo del rey Fernando I de Castilla, conquistador de León, Alfonso
tenía como hermanos a Sancho, el primogénito, García, Elvira y Urraca. El
rey Fernando en su testamento, había repartido sus reinos de forma que
éstos quedasen gobernados por sus diferentes hijos. A Sancho el
primogénito, le otorgó los reinos de Castilla y Navarra. A su hijo Alfonso,
los reinos de León y Asturias, a sus hijas Urraca y Elvira, Zamora y Todo y
por último a García le entregó todo el reino de Galicia y Portugal.
En cuanto al primogénito Sancho, resaltar de él su actitud ambiciosa y
arrogante, el cual no se contentaba con los reinos que su padre le había
otorgado, sino que quería y anhelaba además, los de sus hermanos. Según
González Diez, el rey Sancho pretendía convertirse en princeps, pero para
ello debía hacerse con el trono de Alfonso. Según el Toledano, Sancho
comenzó a hostigar a Alfonso hasta tal punto en que ambos entraron en
batalla por primera vez en un lugar llamado Llantada, en ésta batalla la
victoria fue para el primogénito y hubo un gran número de victimas por
ambos bandos. (Año 1068 según Valverde) Tras su derrota, Alfonso se retiró
a León, aunque ambos hermanos volvieron a pactar otra batalla, pero en
ésta, el vencido debería otorgar sus reinos y pertenencias al vencedor. En
este encuentro, la batalla de Golpejera, según Valverde, la cual tuvo lugar
en el año 1072, sorprendentemente resultó vencedor el rey Alfonso. Este,
ordenó que no se persiguiera a ningún cristiano tras su victoria ya que no
quería mas muertes fruto de una guerra fraticida y ambiciosa. Tras la
victoria de Alfonso, seguidamente, su hermano Sancho arremetió de nuevo con
sus tropas de improvisto, y según el Toledano, junto al Cid Campeador,
arrollaron a Alfonso, de modo que este fue capturado por Sancho. Alfonso
por tanto, en estos momentos perdió una dura batalla, su libertad, y su
reino. Según González Diez, mientras el prisionero era trasladado a
Burgos, Sancho se dirigió hacia León para coronarse como rey. Más tarde,
Alfonso fue excarcelado gracias a la ayuda de su hermana Urraca, a la cual
estaba muy unido, y al conde de Ansúrez, dirigiéndose ambos al reino de
Toledo donde Alfonso poseía viejas amistades con el rey Abu Al-Hasan Yahya
Al-Manum o Almenón. Según nos relata Jiménez de Rada, el rey Al-Manum
acogió a Alfonso como si de un hijo se tratase. Al-Manum convenció a
Alfonso de redactar una serie de pactos y juramentos de no agresión y de
llevar a cabo una convivencia pacifica y amable, aceptando Alfonso este
trato. El rey de Toledo se preocupó por la seguridad y la cómoda estancia
de Alfonso junto a sus cristianos, Alfonso disponía de jardines reales y
todo tipo de comodidades. Según el Toledano, ''Almenón descubrió en él
tantas virtudes que lo apreciaba como a un hijo''. Alfonso por su parte,
ayudaba al rey apoyándole y ofreciéndole ayuda militar en los combates
contra los árabes de los reinos vecinos. En época de paz, Alfonso se
dedicaba a cazar y a pasear por las riberas de los ríos. Según nos relata
el Toledano, durante un paseo de Alfonso a orillas de un río, este
visualizó un lugar que le agradó, el castillo de Birhuela. Alfonso le
comunicó esto a Al-Manum y éste accedió a otorgárselo para que Alfonso se
estableciera allí junto a sus compañeros cristianos y llevara a cabo su
propia jurisdicción. Es en este mismo instante donde el Toledano introduce
el texto de nuestro comentario.
Mientras esto sucedía, el rey Sancho se dirigió a conquistar las
posesiones de su hermana Urraca en Zamora. Durante el asedio a esta ciudad,
un caballero llamado Bellido Ataulfo o Dolfo, según algunas fuentes,
impregnado por una gran recompensa, inesperadamente atacó y dio muerte al
rey Sancho. Tras la repentina muerte de Sancho II, Urraca inmediatamente
envió varios mensajeros a Toledo para comunicarle la noticia a su hermano
Alfonso, para que este, tomara posesiones cuanto antes sobre la herencia de
su hermano. El Toledano nos narra unos sucesos interesantes relacionados
sobre estos momentos, en los que nos describe la manera en que, el conde
Ansúrez, mataba a todos los mensajeros que intentaban llegar al reino de
Toledo para dar la noticia de la muerte del rey Sancho a Al-Manum, pero
inevitablemente, la noticia terminó llegando a oídos del rey de Toledo y el
secreto no tardó en ser conocido. En lo que se refiere al envío de la
noticia, según las teorías de González Diez, las fuentes literarias y las
crónicas históricas anteriores adornaron con muchas versiones la llegada de
esta noticia a Toledo. Pues bien, según Jiménez de Rada, Al-Manum conocía
ya la sorprendente noticia, y Alfonso, tras conocerla igualmente, no quiso
ocultarle nada al rey de Toledo, por lo que le informó de lo que había
ocurrido. Según el Toledano, Alfonso hablo así: ''Me acogió con todos los
honores, me suministró con generosidad todo lo que necesité y me trató como
a un hijo, ¿Cómo le voy a ocultar lo que el Señor me ha concedido?''.
Por otra parte, el rey Al-Manum informó a Alfonso de que ya conocía la
noticia y que había dispuesto una severa vigilancia sobre él. Pero por el
contrario, el rey de Toledo se mostró amable y comprensivo con la situación
de Alfonso, por lo que le mostró todo su apoyo, le concedió bienes
materiales, y le animó a que se apresurara en recibir la herencia de su
hermano Sancho, aunque igualmente, hizo firmar a Alfonso de nuevo una serie
de pactos de paz y no agresión con el rey de Toledo y su posterior
primogénito. Hemos de tener en cuenta otras versiones que nos relatan que
Alfonso pudo huir a escondidas de Toledo para evitar interferencias con Al-
Manum, como nos relata González Diez. Finalmente, Alfonso marchó con los
suyos, en primer lugar a Zamora donde le esperaba la infanta Urraca, y más
tarde a León, donde posteriormente se le hizo jurar ante las sagradas
escrituras por medio de D. Rodrigo Díaz de Vivar (El Cid) que no había
tenido nada que ver en el asesinato y la conspiración contra su hermano y
acto seguido, fue proclamado rey, adoptando el titulo de ''Emperador de
toda España'' en noviembre o diciembre del año 1072. Desde este año,
Alfonso llevó a cabo una muy buena labor de repoblación y conquista de
diferentes territorios peninsulares.

Tras haber relatado los antecedentes históricos a lo que será la
posterior y definitiva conquista del reino de Toledo, aludiremos al sistema
de pagos o sistema de parias que se desarrollo durante la etapa de Alfonso
VI, hecho fundamental que tendrá mucha relevancia en la decisión final de
conquistar el reino de Toledo.

Según José María Mínguez, el verdadero dominio político se consagró
con Alfonso VI, aunque Fernando I ya había intentado implantar este tipo de
dominio. El dominio político llevado a cabo por Alfonso fue un proceso
previo que se basaba en la presión y dominio materializado a través de la
exigencia de una serie de pagos o tributos materiales cada vez más costosas
para las taifas andalusíes. El autor González Diez recalca la importancia
de que, tras el exilio que llevo a cabo el rey Alfonso en Toledo durante
ocho meses, esto sirvió al monarca para conocer a fondo las costumbres y la
complejidad del mundo musulmán. A través de este método, el rey pretendía
implantar una relación de sometimiento y dominio. Resaltamos de nuevo que
el rey Fernando I llevó a cabo dichas actividades y consiguió imponer
exigencias tributarias a los reinos más importantes y poderosos de al-
Andalus como por ejemplo, Sevilla. El mantenimiento de esta hegemonía y
esta capacidad de recaudación tributaria fue uno de los propósitos
primordiales que atormentaban e intrigaban al monarca Alfonso. Un hecho que
se ha de resaltar es en el año 1074, cuando Alfonso envía a Pedro Ansúrez
como emisario suyo a Granada, con la intención de recaudar 20.000 dinares.
Fruto de esto, el rey de Granada al-Ziri, confiado en el poderío del reino
de Toledo, se negó a pagar los tributos exigidos por Alfonso. Tras
semejante ofensa para el rey leonés, éste atacó el reino de Granada junto
al rey de Toledo, obteniendo un valioso botín. El castigo que sufrió
Granada sirvió de ejemplo y de mella para los demás reinos andalusíes.
Anteriormente, se tiene constancia de que el rey Alfonso antes de dirigirse
a cobrar parias y tributos a Granada, comenzó a hacer tributario suyo e
imponer también parias al rey musulmán de Badajoz. Todas estas expediciones
con el fin de cobrar tributos las relata detalladamente Ibn Hayyan,
príncipe de los historiadores hispano-musulmanes:
''El tirano Alfonso, hijo de Fernando, que llego a dominar a los reyes de
taifas en al-Andalus, estimulo el fuegote la guerra civil entre ellos por
odio a los musulmanes y empezó con Yahya, señor de Badajoz, regateando con
el a propósito del aumento del dinero que debía entregar como parias
respecto a las que ya pagaba su padre, gracias a la mediación de Al-Manum
entre ellos… Yahya se mostró incapaz de aumentar las parias, y hubo entre
ellos un intercambio de cartas''. Otro hecho que posee gran relevancia es
el envío, por parte de Alfonso VI, del Cid a cobrar las parias
correspondientes a los reinos de Granada y Sevilla, y según la Historia
Roderici, fueron dos expediciones las encargadas de dicha labor. Rodrigo
Díaz de Vivar se estaba encargando del pago del reino de Sevilla mientras
que otra misión se encontraba en Granada. Los reyes de Granada y Sevilla en
estos momentos estaban enemistados, y por ello, según González Diez, el rey
de Granada aprovechó para pedir ayuda al rey Alfonso VI, a lo que este
accedió. De este modo las tropas cristianas que se encontraban en Granada
marcharon al enfrentamiento con el rey de Sevilla. Este rey al conocer la
noticia, se lo hizo saber al Cid, y éste se encargó de la protección de la
ciudad. El Cid intentó por todos los medios evitar el enfrentamiento, pero
el rey de Granada junto a sus aliados cristianos hicieron caso omiso, por
lo que los dos ejércitos finalmente se encontraron en Cabra. Según algunas
fuentes, la batalla no fue un simple encontronazo ni una escaramuza, sino
que fue un durísimo combate con innumerables bajas por ambos bandos y
finalmente, la victoria se puso del lado de las tropas de Rodrigo, quien
regresó victorioso a Sevilla. A través de estos relatos, podemos hacernos
una idea de la manera en que el rey Alfonso VI ordenaba y llevaba a cabo la
recaudación de parias de los reinos andalusíes.
En cuanto a la cuestión del reino de Toledo, la cual supone una mayor
relevancia dado el texto a tratar, tras conocer el sistema de parias
llevado a cabo por Alfonso VI, debemos tener en cuenta muchos aspectos
clave que finalmente culminarían en la toma de la ciudad.
En un primer momento, debemos tener en cuenta la repoblación a orillas
del Duero que llevó a cabo el rey Alfonso VI. Esta repoblación según
coinciden muchos historiadores, comenzó probablemente por los territorios
cercanos al reino de Toledo, dada la buena relación del rey leonés con Al
–Manum, por lo que Alfonso en un principio no debía temer ataques
musulmanes por esa zona y no hubo problemas en cuanto a la repoblación de
estos territorios. De esta zona, destacaremos Medina del Campo, Olmedo,
Peñafiel, y Osma entre otros.

El rey Yahya ibn Di-l-Num Al-Manum, murió envenenado en la ciudad de
Córdoba en el año 1075 según José María Mínguez. El emir toledano falleció
a los pocos meses de haber logrado uno de sus mayores éxitos militares, la
conquista de Córdoba. Esta campaña fue llevada a cabo junto a la ayuda del
rey Alfonso según nos narra Jiménez de Rada en su obra. Este hecho
conmocionó a todo al-Andalus, y finalmente, el cuerpo del emir fue llevado
a hombros hasta Toledo para recibir sepultura junto a la mezquita mayor.
Con la pérdida de este buen aliado que tanto le había ayudado, se inicia un
periodo de desconcierto, alerta y peligro para el reinado de Alfonso VI.
El sucesor de Al-Manum fue su nieto Al-Qadir, debido que el
primogénito de Al-Manum, Hisham, había fallecido con anterioridad. Este rey
se caracterizó por su incompetencia, su torpeza y su incapacidad de regir
la taifa toledana como lo había hecho su abuelo. Jiménez de Rada nos lo
describe como un personaje que humillaba a su pueblo, como un personaje que
abrumaba al pueblo de impuestos, vicioso, torpe e incapaz.
Ya no existía ningún tipo de relación pacifica con Alfonso en esta
época, y la situación había cambiado ya que para el rey leonés, Toledo ya
no era un lugar seguro para atravesar la península hacia el sur, sino un
reino cargado de problemas internos, descontento e inestabilidad social por
parte del pueblo y en definitiva, un reino con el que existía un ligero
clima de tensión. Debido a todos estos problemas y conflictos, el rey
Alfonso VI comenzaría a proponerse una invasión de Toledo, aunque por
desgracia, no tenemos muchos documentos y carecemos de noticias de las
acciones concretas de Alfonso entre los años 1076 y 1080. Jiménez de Rada
en su obra nos describe una situación extrema a través de la cual, el rey
Alfonso se debió plantear su grado de implicación. Según el arzobispo,
debido al descontento que sufría el pueblo toledano con su rey, le dijeron
a éste que les defendiera o que por el contrario el pueblo buscaría otro
caudillo que les guiara. Al-Qadir hizo caso omiso de la advertencia de su
pueblo, y debido a ello, el propio pueblo mandó mensajeros al rey Alfonso
pidiéndole ayuda y socorro, y por lo tanto, rogándole que asediara la
ciudad. Según las fuentes de González Diez, debido a esta revelación del
pueblo toledano, el mismo pueblo cedió el poder al rey de Badajoz Al-
Mutawakkil, Al-Qadir tuvo que refugiarse junto al gobernador de Cuenca.
Debido a esta critica situación, el rey Alfonso temeroso de perder el
centro meridional de la península, inmediatamente se dirigió a Toledo, y de
este modo Al-Mutawakkil regreso a Badajoz, obteniendo de nuevo el poder
sobre Toledo Al-Qadir.
Tras estos hechos, en el año 1081 Alfonso se encaminó hacia Badajoz, donde
conquistó la fortaleza de Albalate, punto estratégico primordial que servía
como corredor hacia Toledo. Fue en este momento cuando Alfonso y Al-Qadir
firmaron el llamado Pacto de Cuenca, el cual consistía en el permiso que el
rey toledano otorgaba a Alfonso para que este defendiera su reino, además
de otorgar dos importantes fortalezas a Alfonso.

A través de este pacto, muchos historiadores coinciden que en este preciso
momento se puede decir que Alfonso poseía prácticamente la totalidad del
poder del reino de Toledo y lo tenía a su merced, a pesar de que Al-Qadir
continuara mostrándose como un firme rey.

Como hechos relevantes, sumamos a los anteriores el impago de parias
por parte del reino de Sevilla, dura ofensa contra el rey leonés, y una
segunda rebelión por parte del pueblo toledano hacia Al-Qadir, aunque esta
rebelión fue sofocara rápidamente sin problemas de gravedad. La situación
requería la actitud firme del rey Alfonso, el cual desplegó sus tropas y
frentes a lo largo de las zonas fronterizas del reino. Según González Diez,
el rey se postulaba desafiante, ambicioso y creedor en si mismo,
presentándose como único dominador capaz de sofocar cualquier tipo de
rebelión o impago de los reinos andalusíes.
En cuanto a Toledo, el rey Alfonso comenzó a plantearse que la defensa
y el mantenimiento del reino toledano no podía mantenerse mucho tiempo mas
debido a las críticas circunstancias que se estaban desencadenando, y pensó
por ello que quizás era preciso dar un paso hacia delante y optar por la
ocupación militar y la unión de la taifa toledana al reino leonés. José
María Mínguez nos relata que ya no se ocultaba a nadie, ni a los toledanos
ni al resto de los reyes de taifas, las verdaderas intenciones del rey de
León. Lo que éste se proponía no era la estabilidad política con Al-Qadir,
sino la conquista de la ciudad y de todo el reino ya que, la conquista de
Toledo significaba un gigantesco salto hacia delante, por ello, González
Diez llega a la conclusión de que ''el intento de anexionar los más de
60.000 kilómetros cuadrados por los que se extendía la taifa de Toledo,
representaba toda una aventura.
Finalmente, en el año 1084 el rey Alfonso iniciaría los primeros
movimientos militares hacia la conquista de Toledo. En verano de este mismo
año, según algunas fuentes, Alfonso se encontraba en Valladolid y comenzó a
avanzar por las tierras del sur del Duero para más tarde instalarse en la
taifa toledana, donde situaría los campamentos y las bases militares desde
donde llevar a cabo la conquista. (Según José María Mínguez el rey Alfonso
regresó a León en diciembre de ese mismo año, aunque no explica
concretamente la causa de este viaje.) No se tiene constancia de grandes ni
heroicas batallas, al igual que no sabemos la manera en que Alfonso VI hizo
saber a Al-Qadir sus claras intenciones. Según González Diez, lo más
probable es que el rey musulmán estuviera de acuerdo con Alfonso aunque no
de muy buena gana. Durante el invierno de 1084 a 1085, Alfonso VI estuvo
reuniendo y reclutando hombres y recursos necesarios, así como planeando la
manera de llevar a cabo su gesta definitivamente. Tras atar todos los cabos
sueltos y tener todo preparado, a finales de Marzo, Alfonso se dirigió
hacia la capital del reino. Según narra Jiménez de Rada, ''Alfonso VI
reunió un ejercito de todos los rincones de su reino y arraso las cosechas
y los viñedos de todo el reino de Toledo, y, repitió la misma operación
durante cuatro años consecutivos, y aunque la ciudad aventajaba a todas las
ciudades en recursos, sin embargo no pudo soportar la carencia de víveres
tras tantos años seguidos de castigo; Se conquistó el reino de Toledo
fijándose muchas condiciones, que los sarracenos conservarían de pleno
derecho sus casas, tierras y posesiones, y quedaría en poder del rey la
fortaleza de la ciudad y los jardines de mas allá del puente. Las rentas
que los agarenos estaban obligados a pagar a sus antiguos reyes musulmanes,
deberían pagárselas a Alfonso VI''.
Ninguno de los reyes de Taifas acudió en ayuda a Toledo, de modo que
Al-Qadir aceptó las condiciones de rendir su reino al rey leonés, acuerdo
que se firmó el 6 de mayo de 1085 según González Diez, unos pocos días
antes de la fecha oficial de la entrega de la ciudad, el 35 de mayo de
1085, festividad de san Urbano.

De nuevo, según nos narra el Toledano, ''Y así el rey, tras hacerse
cargo de la fortaleza y del control de la ciudad, permaneció en ella para
asegurarla, exponiéndose a un grave peligro. […]. Se dejó para más adelante
la elección de un obispo. El rey decidió entonces fijar su corte en la
ciudad regia hasta que dispusiera de una poderosa fortaleza y la repoblara
con creyentes y estos fueran mayoría''.
En cuanto a las condiciones narradas por González Diez, destacamos en
primer lugar la colocación de Al-Qadir al frente del reino de Valencia por
parte de Alfonso VI y la plena libertad religiosa que se otorgó al pueblo
musulmán y a los mozárabes. Por otro lado, a los musulmanes que no
quisieran estar bajo dominio cristiano y lejos de las fronteras islámicas,
se les concedió libertad total de emigrar de Toledo y, en caso de
arrepentirse, tenían la oportunidad de regresar cuando lo considerasen
oportuno.
En cuanto a la mezquita mayor, se dejó en manos de los musulmanes para
que pudieran continuar su culto y llevando a cabo su religión.
En semejanza a estas teorías, José Miguel Minguez defiende que el rey
Alfonso pretendió atraer al sector más radicalizante mediante una política
de respeto no sólo a las personas y propiedades de los habitantes de la
ciudad, sino incluso a sus creencias religiosas y a sus manifestaciones
culturales y artísticas. Hechos con los cuales, el rey Alfonso VI fue
respetuoso.
Según una referencia musulmana, Alfonso VI tras otorgar su
consentimiento a estas capitulaciones y condiciones, juró conservarlas y
llevarlas a cabo con la mano derecha sobre el pergamino donde se habían
consignado.
Finalmente, tras haberse llevado a cabo la conquista de Toledo, quedó
consagrado para la historia de España un día de gran trascendencia,
otorgando de nuevo a la antigua capital imperial visigoda la importancia
real y simbólica que desde hacia siglos había obtenido, arrebatándosela al
mundo musulmán y retornándola de nuevo a la cristiandad.


III. CONCLUSIONES.

Tal y como hemos desarrollado en los apartados anteriores, la
conquista del reino de Toledo por parte del rey Alfonso VI es un hecho que
se fue desarrollando a través de un lento y simultáneo proceso.
Este proceso se fue desarrollando muchos años antes del año en que la
ciudad fuera tomada por Alfonso VI, a través de un conjunto de hechos que
hacían inevitable la toma del reino.
Los aspectos que propiciaron la toma de Toledo nos muestran una vez
más la complejidad política, económica y social en la que se encontraba la
península durante la etapa de la Reconquista.
La incapacidad del rey de Toledo (Al-Qadir) por contentar a su pueblo,
los continuos problemas y enfrentamientos en los reinos andalusíes debido
al impago de tributos, los conflictos internos entre estos reinos y sus
respectivos reyes, la situación cristiana y la necesidad por parte del rey
Alfonso VI de conquistar el centro peninsular para dirigirse hacia el sur,
hicieron inevitable que el reino de Toledo acabara en manos del rey leonés.
En cuanto al texto extraído, desarrollado anteriormente, en mi opinión
no deja de ser un texto que pertenece a una crónica relatada por una
persona en concreto y que puede poseer características verídicas o por el
contrario, no ser así.
Lo que parece quedar demostrado del contenido del texto, es la estancia del
rey Alfonso en los dominios de Al-Manum y de la buena relación que existía
entre ambos por lo que en cuanto al contexto histórico el texto se
encuentra encuadrado correctamente. Por el contrario, la conversación
concreta de la que nos habla el Toledano, no debe tener mucha importancia
histórica ni tenerse mucho en cuenta debido a la falta de fuentes que
acreditan su fiabilidad .Desde mi punto de vista, esta conversación debe
ser tenida en cuenta desde un perspectiva anecdótica y explicativa; a
través de la cual, uno pueda entender, explicar o marcar el punto de
comienzo de la planificación del asedio a Toledo.
En un caso u otro, la mayoría de los hechos estudiados y relatados
guardan entre si características acordes, comunes y semejantes, por lo que
gracias a ello, hemos podido hacer una aproximación histórica hacia
aquellos hechos, pudiendo entrever lo que pudo ocurrir en realidad.






BIBLIOGRAFIA.
-Rodrigo Jiménez de Rada, Historia de los hechos de España, Alianza
Editorial, Madrid 1989.
-Gonzalo Martínez Díez, Alfonso VI: Seños del Cid, conquistador de Toledo,
Temas de Hoy (Historia), enero 2003.
-José María Mínguez, Alfonso VI: Poder, expansión y reorganización
interior, Nerea S. A. Guipúzcoa 2000.
-Charles-E. Dufourco – Jean Gautier-Dalché, Historia económica y social de
la España cristiana de la Edad Media, El Albir S. A, Barcelona 1983.
-Derek. W. Lomax Rodrigo Jiménez de Rada como historiador, Actas del Quinto
Congreso Internacional de Hispanistas, Vol. 2, 1977.
-Diego Catalán, Removiendo los cimientos de la historia de España en su
perspectiva medieval, Cuadernos de historia de derecho, vol. Extraordinario
73-86, 2004.
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