ROCA. Origen etimológico fijado por Enrique Cabrejas

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Descripción

ROCA Origen etimológico fijado por Enrique Cabrejas RPI: B-3851-14 Enrique Cabrejas © 2015 e-nstitut Ideal Nol © 2015

Apreciados Srs.: Me es grato poner en su conocimiento y a través del presente comunicado que, el sustantivo español ROCA, su genuino significado es el de “PARTE FUERTE”. Se trata de un acrónimo ibérico. Es decir que la expresión Roca no es una palabra como se tiene por cierto sino una frase. Es una locución que bebe de dos raíces pres helenas y frigias que se la debemos a nuestros antepasados “celtibéricos”, carpetanos (cario). Me hago cargo de que esta afirmación les deje atónitos, no puede ser de otro modo; pues voy a transmitirles una epistemología que ha estado inédita durante miles de años. Y por raro que parezca, lo que les acabo de desvelar no es una conjetura sino que en mi saber tengo plena certeza. Esta novedosa teoría del conocimiento tiene un razonamiento que puedo perfectamente sustentar empíricamente. Miren, aunque la palabra está perfectamente definida en el idioma español, hay que atender que se dijo que el origen etimológico de la palabra era desconocido. Y para justificarlo se discute profuso sobre préstamos del francés, del inglés, del portugués, del catalán, y un largo etc., y es que quienes sostienen ese razonamiento o similares, comprensible por otra parte, no están bien informados. No están al corriente de mis prolíficas investigaciones pero, en cualquier caso, desde esta comunicación pueden dejar de lado un confuso pretérito y actualizarse, si fuera de su interés. Lo que ocurrió, en realidad, y lo explico a continuación, es que todos esos idiomas bebieron de la misma fuente pre helena y, por tanto, la palabra es en su apariencia muy parecida para muchos en general, pero en absoluto viene una de la otra, son traducciones y homólogas. Además, como ustedes saben, todo idioma se sustenta en una filosofía del lenguaje que explica su mundo y todos los mundos posibles, y ROCA lo expresa en nuestro idioma, pero de donde provenía parecía todo un misterio y su significado primigenio no se supo. Se tuvo por incierto hasta el día de hoy. Permitan que proclame con satisfacción que, ahora, más claro y cristalino no podría estar y desde estas páginas comprenderán la morfología, es decir la estructura interna; aun debería añadir también que, asimismo, sorpresivamente incluso su ignota sintaxis. Describiré como se combinan sus distintos elementos, ya que el sustantivo Roca realmente es una locución o frase. Verán, en lengua ibérica se expresa de este modo: qoC. En grafía capital griega de la época frigia se caligrafía ΡΟΚΑ y en castellano, nosotros, lo vocalizamos exactamente igual que se ha pronunciado desde hace miles de años, así: /ROCA/. Se trata de dos fonemas y sorpresivamente no se compone de dos sílabas, como se tiene por cierto, sino de dos monemas. Nos encontramos ante dos claros lexemas, unidades mínimas dotadas de significación articuladas en un acrónimo ibérico.

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RO · CA 1

RO-

Significa: “FUERTE”, “DURO”.

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-CA

Significa: “PARTE”, PARTÍCULA”.

PRIMER VOCABLO: Se trata de la voz carpetana (cario) tomada del heleno frigio: qo. En griego se escribe ΡΟ “Ro”. Esta raíz pre griega significa: “FUERTE”, “DURO”. A la vez, Ρο “Ro” como bien saben es el nombre de la decimoséptima letra del alfabeto griego. En cualquier caso, la raíz está estrechamente relacionada conceptualmente con fuerza. SEGUNDO VOCABLO: Se trata de la voz carpetana (cario) tomada del heleno frigio: C. La partícula κα, y que es exactamente eso, una partícula y que es el vocablo que llega a indicarnos un “fragmento”, “sitio”, “lugar”, “emplazamiento”, y lo sorprendente es que lo especifica en número singular y además en género femenino. Nótese que a nivel lingüístico, lo resolvían como lo hacemos nosotros, con una “-a”, igual que en la lengua española. Es extraño que el idioma de nuestros ancestros y para ser un idioma raro, muy raro, aun sea más raro que coincida tanto con el nuestro ¿no les parece? Bien, para fijar el nombre común roca, en esta ocasión, no parece plausible emplear el recurrente recurso de derivarlo del latín. En el caso que nos ocupa, cuando quieren referirse a una roca recurren directamente al término petram o petrae, es decir a la traducción de “piedra”, pero aun sean vocablos asociados, realmente una roca es algo distinto a una “piedra”; una roca es un fragmento sin forma determinada y de mayor tamaño que una “piedra”. Así que como pueden imaginar no funcionaría ni forzándolo como se ha hecho en tantas otras entradas españolas, lamentablemente. En realidad es sencillo, muy sencillo, sin embargo como de la actual base que se parte en la etimología española esta anda profundamente descaminada, lo que se derive de ella, lógicamente, también lo estará. Así tenemos otro término más desubicado. Por supuesto, tengo la confianza de que “todo” será enmendado en el sentido que les apunto pero, hoy por hoy, nos encontramos frente a una teoría que se dio por cierta sin la debida comprobación: “La lengua madre del español es el latín.” Miren, se trata de un Axioma. Tropezamos ante un dogma, y las definiciones se ven afectadas y, lo que es peor, se han propagado en un desacierto de dimensiones colosales. Pues, derivando del latín lo indeclinable de forma, es decir términos no variables que son genuinos ibéricos, no se acredita más el origen de la lengua española sino, bien al contrario, se justifica la conjetura de un latín superior que da como consecuencia un subordinado origen del idioma castellano. Cuando en realidad son a la par, ambos, un futuro latín y un futurible castellano por ende español, bebieron de las mismas fuentes “pre griegas”, incluso en numerosas ocasiones de raíces distintas y, mira por donde, justo este es uno de esos casos. ¡Inimaginable!

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LENGUA IBÉRICA Verán, muchos de quienes siguen mis investigaciones y, que aprovecho la ocasión desde estas páginas para saludarles muy afectuosamente, se preguntan por qué razón no hago mención a otros especialistas, ni siquiera para rechazar sus hipótesis o argumentar en contra. Pero ¿por qué debería hacerlo? En primer lugar, no soy quien para ponderar aquello que no propongo. Y en segundo lugar, desarrollé una fecunda metodología científica para la investigación a la cual denominé: La Teoría de los Acrónimos Ibéricos. Es clave para entender nuestro idioma, y su aplicación me permite explicar todo aquello que nadie hizo jamás; como se debiera, entiéndase. Porque si comprendes cómo funcionaba el antiguo idioma de nuestros antepasados, conocerás el funcional y actual que usamos nosotros. Una gran parte de las denominaciones y preexistentes en nuestro léxico se dieron en la edad de bronce sino con anterioridad; ya que nuestra lengua es milenaria, sin parecerlo. Dispongo, en mi modesta opinión, de la mejor herramienta y lo he explicado, y claro, lo seguiré haciendo, tanto como sea necesario; porque percibo que se sigue sin entender cómo se denominaron las palabras, los lugares y las cosas en nuestro país y no solo, antes de que nosotros lo poblásemos, únicamente es método para hallar su verdadero origen y así demostrarlo. Así que para entender mejor todo esto, es imprescindible que sepan que el sábado 21 de abril de 2012 descifré la escritura ibérica tras transcribir el texto de “El bronce de Luzaga”, luego repetí la labor con otras sendas placas y bronces. Para mi sorpresa, descubrí que las tesis y publicaciones que dieron validez a un supuesto origen y lengua celta o celtizada de los iberos y los celtíberos, tuvieron que hacerlas sin la necesaria comprobación. ¡Inaudito! Advertí que no eran auténticas transcripciones sino simplemente transliteraciones fonéticas sin significado alguno. Como ustedes saben, todo idioma se sustenta en una filosofía del lenguaje que explica su mundo y todos los mundos posibles, por ello es tan triste perder un lenguaje, porque un universo explicado se extingue con él, y pude comprender que aun parezca sorprendente la escritura de los iberos y los celtíberos se trataba de escritura helena construida con diversos alfabetos epichorikos, (de las otras regiones), es decir que cada comunidad lingüística usaba caracteres propios de su territorio y por esa razón los epigrafistas jamás pudieron encontrar coincidencias grafológicas en otro lugar que no fuera en ese territorio específico. Esa escritura, es anterior al alfabeto griego Milesio o de Mileto, sí, pero no obstante se trata de una misma lengua hablada. Y pude comprobar que para los celtíberos (los íberos septentrionales) se trataba de una lengua proto-griega, para ser más concreto en sus modos dialectales: frigio-lidio-dorio procedente de Asia Menor. En realidad, la lengua de los celtíberos y la lengua frigia es la misma lengua escrita de otro modo, con otros símbolos. Pero lo más sorprendente se lo diré a continuación: Nuestras palabras, las que usamos hoy, pude comprobar que son las que usaban ellos. Naturalmente no están escritas completadas tal como las conocemos hoy, por supuesto. ¡Ojo! otras sorpresivamente sí que lo están. También muchas se extraviaron en el tiempo, no son de uso corriente, y no obstante podemos encontrarlas todavía en el griego antiguo, incluso algunas en griego actual, lo cual no me digan que no es algo sensacional, ahora bien, actualmente, nosotros las conocemos escritas con ortografía de un patrón latino. ¡Sorprendente!

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ETIMOLOGÍA DE ROCA Al descifrar la lengua ibérica, me di cuenta de que las palabras no son como las piensan quienes estudiaron con anterioridad estos asuntos. No eran palabras sino que eran frases. Al principio, las palabras no eran tal como las conocemos. No me refiero a que con el tiempo derivasen en otras palabras, sino que fueron pensadas de otro y distinto modo. Por supuesto, los lingüistas intuyen que las palabras debieron ser interjecciones y onomatopeyas, en sus inicios. El hombre se separó del mundo animal (salvaje) y comenzó a crear imágenes mentales en complejos conceptos, gracias también a estímulos auditivos y vocales que recibían para elaborar desde simples sonidos los fonemas, y eso está claro, pero a lo que me refiero es a otra cosa distinta. No repararon que cuando comenzaron a construirse las primeras frases con palabras y que nos son conocidas, esas no lo eran ya, se habían enlazado previamente con otras, y eran, propiamente, frases en sí y no meras palabras. ¡Impensable! Los sintagmas no se construyeron con palabras sino con frases. y tiene lógica, porque las palabras eran y son, la representación de una lengua que es hablada, pero que luego se transmitirá también escrita. Sin embargo, todo inicio nace de una mínima expresión, para luego crecer y con el tiempo seguir evolucionando. En ese sentido, me di cuenta, que aquello que vemos como simples sufijos también fueron raíces de arcaicas palabras. El razonamiento es aplastante, y los lingüistas nunca lo han entendido como quien suscribe esta investigación, al menos aquellos escépticos que siguen pensando que no es posible que pudiera hacer el “milagro”, y en eso tienen razón, solo Dios los hace. Es el inicio de la vida de las palabras. Nuestra lengua se creó formada de diminutas partículas de sonido y que unidas a otras creaban nuevas palabras. Y así camino hacia la eternidad... Miren déjenme ponerles un ejemplo ¿qué ocurre con nuestro rasgo tan distintivo en la fonología española de la consonante “k”? que es propia y genuina de los íberos y los celtíberos. Pues para ellos no era una mera consonante, porque la vocalizaban como fonemas y si de una palabra se tratase, al contar con cinco monemas para ese sonido; olvídense por un instante del concepto silaba o silabario y si ello es posible, piensen en legítimos lexemas, uno para cada vocal: C, w, Ï, X, ù. Es decir, ka, ke, ki, ko y ku. Pues ocurre que no importa que nos hayan obligado a escribir, formalmente, y en un revoltijo, “casa” con “c” y “queso” con “q”, letras propias del latín, que nosotros, tozudos, las continuamos articulando del mismo modo que nuestros antepasados, en “oclusiva velar” y obstinadamente con el fonema de nuestra lengua vernácula “K”. Llevamos tan sumamente interiorizado, en nuestro inconsciente, nuestra sonoridad de la /k/, que hasta, incluso, cuando nuestros jóvenes han de representar ese sonido aleatoriamente, de un modo instintivo, prefieren utilizar en sus mensajes cortos la “k”, que cualquiera de las otras opciones posibles. Una “c” o una “q” son frecuentemente descartadas, y es natural; es que por otro lado, digamos no son propiamente nuestras. Nuestra lengua ibérica es anterior a la griega, pero hoy la conocemos y desde tiempos escrita con otra ortografía, con letras romanas. Que la lengua española viene del latín es una ilusión óptica. Ya que lo que el ojo ve la mente lo cree. A todas luces parece latín, pero... créanme, no lo es. Es puro ilusionismo. La vemos escrita con sus mismas letras y entonces suponemos que fue razonada igualmente en latín, pero miren, fue pensada de otro modo. Fue construida en un idioma ibérico de origen anterior y muy heleno. Su lengua, la de nuestros antepasados, es concreta, coherente y lógica. Ellos, pronunciaban todo lo que escribían, igual que nosotros decimos que lo hacemos en la actualidad, y es que se trata de nuestra lengua.

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Verán, cuando nuestros antepasados celtíberos querían referirse a personas o cosas, incluso situaciones que tienen o mantienen fuerza usaban profusamente la “r”, porque la letra destila un aspecto de subliminal firmeza o incluso violencia. Tiene una estrecha relación con su sonido: Se me ocurren ahora vocablos castellanos tales como: rabia, reto, risa, robo, ruido, etc., y vean que declino como ellos aun no parecerlo. Quisiera apuntarles algo más de sumo interés y que nos ilustrará mejor sobre este asunto y lo hallé al descifrar El bronce de Luzaga en uno de sus acrónimos. En esta ocasión nos remitiremos al acrónimo cuatro de la lámina: kqYC, que en heleno frigio se traduciría por Κορτίκα. Así pues, Κορτίκα (Kor-ti-ka) y que es un vocablo de los celtíberos que por extraño que parezca nosotros conocemos suficientemente bien. Resulta relativamente fácil de comprender; es un acrónimo que se ha de dividir y de la siguiente manera: Κορ · τί · κα. Se trata de una frase y la estructuraremos a continuación. Miren, con Κορ “Cor” expresaban aquello que es lo principal. El “corazón”, En el “centro” de algo sustancial. En este caso “la Cor·ona”, “la Cor·te” “el Cor·azón del reino” y que es la población donde reside el rey, alguien similar o donde tiene en ella su gobierno. Los iberos y los celtíberos poco explicados, tenían reinas y reyes, no capitostes como se tiene por más cierto. Pero no nos detengamos aquí y vayamos a lo que nos importa. “Cor-” es una raíz que nutre numerosas palabras y que hoy están muy presentes en nuestro léxico español. Por otro lado, τί es un pronombre o un artículo pero, también lo hacían para referenciar a sus dioses Titanes, a los cuales, algún pueblo ibérico por respeto ni se atrevía a llamarlos por sus nombres, si bien otros sí. Y finalmente la partícula κα, y que es exactamente eso, una partícula de una partición, y que es la que ahora nos importa porque es la palabra que llega a indicarnos un “sitio”, un “lugar”, un “emplazamiento” pero que es un fragmento y lo especificaban en número singular y género femenino. Nótese que a nivel lingüístico, lo resolvían como lo hacemos nosotros, con una “-a”, igual que en la lengua española. Es extraño que el idioma de nuestros ancestros y para ser un idioma raro, muy raro, aun sea más raro que coincida tanto con el nuestro ¿no les parece?

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ACRÓNIMOS IBÉRICOS Y es que nosotros, que teníamos una escritura antigua y anterior a la lengua griega, con la llegada del latín ganamos una nueva ortografía, pero en cambio perdimos nuestras pretéritas funciones del lenguaje. Sí, perdimos la función emotiva por otra. Perdimos la función conativa por otra. Perdimos la función poética por otra. Perdimos la función fática por otra. También la función metalingüística se vio afectada y, lo que es peor, perdimos toda la función referencial y para siempre por otro idioma que desde entonces se pretendió ab initio. Miren, los ACRÓNIMOS IBÉRICOS son las primarias frases de uso por los autóctonos (de facto) en la península ibérica y por asombroso que parezca hoy constituyen los morfemas, fonemas y lexemas del léxico del actual idioma castellano por ende español. ¿A que nos referimos con Acrónimos? En lingüística moderna un acrónimo, del griego ἄκρος, transliterado como akros “extremo” y ὄνομα transliterado como “onoma” significa NOMBRE. Pueden ser siglas que se pronuncian como una palabra pero también son vocablos formados al unir parte de dos o varias palabras. Este tipo de acrónimos es el tipo común de uso de la sintaxis íbera y celtíbera. ¿Y qué son los alfabetos epichorikos? Bien, será necesario esclarecer también de que se trata cuando hablamos de los alfabetos epichorikos: Son los distintos alfabetos y formas anteriores helenas a la adoptada finalmente en común y denominada Milesia o de Mileto para el idioma griego. En el caso de los caracteres ibéricos estos tienen sus orígenes en los alfabetos arcaicos locales procedentes de las islas y de la península de Asia Menor. Epichorikos vendría a significar “De las otras regiones”. Y a partir de comprender como habían sucedido las cosas pude argumentar la teoría de los acrónimos ibéricos. La elaboré a la vez que realizaba numerosos hallazgos y múltiples descubrimientos. La teoría de los Acrónimos Ibéricos o teoría de las frases ibéricas es la que explica la escritura y el idioma de los iberos y los celtiberos miles de años después de que se dejase de usar, y hoy para que nosotros podamos comprenderla, conocerla y estudiarla. Todas las ventajas de su interesante estudio y conocimiento pienso son más que evidentes y no será necesario que aquí las enumere. Otra cosa interesante de ver es que los acrónimos ibéricos se leen de izquierda a derecha al igual que hacemos en las oraciones del idioma español, a menos de que se trate de un palíndromo, claro está. Nuestros antepasados y llamados por el eminente geógrafo Estrabón con el nombre de carpetanos, hallé que el apelativo se trataba de un exónimo, es decir de una traducción. En realidad se trataba de los Καρυο “Karyo” (Eran – Çeltikçi – por lo tanto, no eran celtas sino gálatas.) Miren, habrán escuchado en muchas ocasiones, si no la han exclamado ustedes mismos, la famosa interjección: Carpe Diem, es decir, “disfruta el día”. Está pronunciada en latín, pero su origen se encuentra en el griego: καρ·πός “karpós”, que es de donde se presupone deriva incluso el nombre de Καρυο y que significa pues lo mismo: fruto. Solo que en este caso, es incluso el gentilicio empleado para un pueblo concreto que forma parte de los antiguos castellanos, llamados por aquellos entonces en las fuentes latinas clásicas: Carpetanos. Ellos fundaron la ciudad de Madrid que significa “Por el trayecto hecho”, fundaron Toledo que significa “¡Oh! Ledo” en referencia a la diosa madre del Sol, también Valladolid que su acrónimo original fue “Bal·Ledo·Lid”, es decir “Nuestra Señora Ledo” y un largo etc., y son quienes nutrieron al castellano de sus palabras, quise decir frases, y que hoy son preexistentes en su extraordinario léxico.

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CONCLUSIONES Verán, el latín es un portento de tipografía, es un idioma extraordinario, pero no es en absoluto la base sustancial del castellano, díganle el sustrato primordial de la lengua castellana y lo lamento, no lo es; aunque esa teoría haya permanecido incuestionable hasta hoy. Pues miren, Roca es una palabra milenaria de uso anterior al griego y antes de que el idioma latín naciera siquiera. Es como lo decían nuestros antepasados iberos y celtíberos, y como lo hemos continuado diciendo nosotros y las generaciones de todos los tiempos en nuestro país, y luego allende de los mares. ¿Pero qué esperábamos? Sí, el celtíbero es nuestra lengua. Y es cierto, tienen razón: celtíbero y heleno son conceptos que no casan muy bien. Es por ello tan delicada y ardua mi tarea de corregir todo este enorme galimatías. En cualquier caso, del mismo modo, también especifico que no deberíamos confundir heleno y griego. Nuestros antepasados no eran griegos, fueron ELAZ y hablaban una arcaica lengua helena de la época frigia, y lo más sorprendente es que nosotros también sin previo conocimiento, cuando hoy hablamos el idioma español. Y se dijo que el origen de roca era desconocido. Y por consiguiente, se especulaba sobre la procedencia, esta parecía todo un misterio y su significado primario que se refiere a un FRAGMENTO QUE ES DURO realmente fue obviado. Pues, por supuesto, todo el mundo sabemos que una roca es dura, pero tampoco se pudo determinar en miles de años, y se tuvo por incierto hasta hoy. Sin embargo, permitan que proclame que, desde ahora, más claro no podría estar, ya que como apunté, Roca que significa “PARTE FUERTE” no es un sustantivo sino una frase, y tiene su origen en un acrónimo ibérico. Enrique Cabrejas Iñesta En Barcelona, a 21 de junio de 2015.

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