Rivalidad estratégica y económica en el Caspio (monografía)

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Descripción

Maestría en Relaciones Internacionales Instituto de Relaciones Internacionales - UNLP

Rivalidad estratégica y económica en el Caspio

Alumno: Sebastián Emmanuel Do Rosario Seminario: Cáucaso y Asia Central Contemporáneos Profesor: Paulo Botta Año: 2013

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Rivalidad estratégica y económica en el Caspio

Introducción La región analizada en este trabajo está compuesta principalmente por países del Cáucaso como de Asia Central. Azerbaiyán, Irán, Turkmenistán, Kazakhstan y Rusia son los estados con litoral en el Mar Caspio, una masa de agua encerrada entre éstos con una superficie de 371,000 km², que mide 1.210 km de norte a sur y de 210 km a 436 km en dirección este-oeste. Estos países tienen cuatro vecinos con capacidades nucleares: Rusia, India, China y Pakistán; a su vez que dos de ellos comparten fronteras con Turquía, país miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y no menos importante es la presencia de un vecino como Irán, de conocidas tensiones con occidente. El propósito de este trabajo es describir la multiplicidad de factores involucrados en la explotación y el transporte de los recursos hidrocarburíferos de la cuenca del Caspio hacia los mercados mundiales y la creciente interdependencia entre las cuestiones económicas y las militares. Los países involucrados se debaten entre sus intereses nacionales y la presión ejercida por los poderes regionales

y extra-regionales (Rusia, Turquía, Irán, Estados Unidos) que

intentan mantener antiguas esferas de influencia política y económica, en parte mediante el impulso de sistemas de defensa colectivos a través de los cuales pretenden asegurar y proteger determinados corredores regionales por donde circulan millones de toneladas de petróleo al año. En la primera parte, el trabajo está centrado en la rivalidad estratégica que existe en la región entre Estados Unidos y Rusia por la pugna entre los sistemas de defensa colectivos que ambos estados impulsan; esto es, la OTAN y la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (O.T.S.C.). En la segunda parte se explica la rivalidad económica, donde la complejidad está dada por la diversidad de actores e intereses que se encuentran imbricados en la cuestión de las rutas de transporte que atraviesan la región, tanto por la pugna entre los estados y los consorcios petroleros por la elección de la rutas como el consecuente incremento de poder que podría acarrear para el país por el cual el oleoducto o gasoducto circule, en términos estratégicomilitares y económicos.

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La rivalidad estratégica entre EE.UU y Rusia: sistemas de defensa colectivos en pugna Los países de la región del Caspio tienen preocupaciones comunes vinculadas al tráfico de drogas, personas y armas así como también el extremismo, el separatismo y el terrorismo. Con la creciente inversión extranjera en el sector petrolero en la región, la cooperación entre los países del Cáucaso y de Asia Central con las potencias regionales y extra-regionales se ha ido securitizando o militarizando. Esto abarca desde la donación de equipamiento y la venta de armas y tecnología de vigilancia, pasando por los ejercicios conjuntos entre las fuerzas armadas de los países y el establecimiento de bases militares extranjeras hasta la firma de acuerdos de cooperación colectiva en materia de defensa y seguridad. La bibliografía relativa a las cuestiones de seguridad regional y competencia geopolítica en el Cáucaso y Asia Central marca como un punto de quiebre la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Varios autores insisten en que este hecho dejó un vacío de poder en la región que Estados Unidos aprovechó para limitar el poder de Rusia en la región, desatándose así una nueva competencia entre estas potencias por ganar influencia, proyectar poder y mantenerse como los respectivos garantes de la seguridad en la región. Esta competencia que se desarrolla tanto a nivel estratégico-militar como económico gira especialmente en torno a la energía. La creciente escasez a nivel mundial de recursos energéticos y la urgente necesidad de Estados Unidos y Europa de disminuir su dependencia de los suministros del Golfo Pérsico y Rusia respectivamente, han convertido a la región del Caspio en un foco de alto interés internacional. Tanto desde los Estados como desde el sector privado, la preocupación gira en torno de la preservación de la estabilidad en la región y asegurar las rutas de transporte de petróleo y gas hacia los mercados europeos y mundiales. Una de las principales cuestiones en torno a la militarización del Mar Caspio, es la pugna entre Estados Unidos y Rusia por el establecimiento de sistemas de defensa y seguridad colectivos acordes a sus intereses estratégico-militares y comerciales. Un problema que es remarcado en torno a las organizaciones regionales, es que no hay una única organización que agrupe a todos los estados de la región, sino que las mismas se encuentran atomizadas y los intereses alrededor de cada uno de ellos pueden parecer similares.

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Estados Unidos y la OTAN Es pertinente aclarar antes que como consecuencia de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estado Unidos, y la consecuente guerra contra el terror; ha aumentado considerablemente la presencia militar en Asia Central por parte de Estados Unidos. Tanto Azerbaiyán como Kazakhstan son estados aliados de Estados Unidos (EE.UU.) en la región que se han visto beneficiados por la ayuda norteamericana y reflejan las dimensiones regionales e internacionales de esta pugna. En 1994 Azerbaiyán firmó el documento de Asociación para la Paz de la OTAN (Partnership For Peace progamme o PFP), en 1996 la OTAN declaró que quería proteger los depósitos y las rutas de exportación bajo un paraguas militar, posible gracias a la multiplicación de sus bases en la región y en 1998 el Cáucaso y Asia Central se incluyeron en el área de responsabilidad militar de EE.UU (Laruelle and Peyrouse, 2009). La OTAN considera el Mar Caspio un sector estratégico por varias razones. Los autores explican que, con Rusia e Irán en los alrededores, la zona es susceptible a la inestabilidad en el largo plazo; además de que la participación de empresas norteamericanas en los consorcios internacionales que explotan el petróleo azerí y kazajo tiene que ser asegurada.1 Estados Unidos no sólo brinda asistencia financiera y técnica sino que institucionaliza esta ayuda mediante programas de iniciativa conjunta como la Iniciativa de la Guardia del Caspio. Este programa regional de seguridad del Departamento de Defensa de Estados Unidos fue diseñado para coordinar las actividades en Azerbaiyán y Kazakhstan con las del Comando Central de Estados Unidos y otras agencias del gobierno norteamericano para mejorar la seguridad en el Mar Caspio. El programa es descrito oficialmente como de ayuda a Azerbaiyán y Kazakhstan para mejorar sus capacidades para prevenir y, si es necesario, responder al terrorismo, la proliferación nuclear, el tráfico de drogas y la trata de personas, y demás amenazas transnacionales en la región. Bajo los auspicios de dicho programa Washington ha invertido más de 30 millones de dólares en la modernización de la infraestructura para la guardia costera azerí y le ha suministrado sistemas de radares sofisticados. Lena Jonson (2001:29)2 señala que mucho 1

Tanto Exxon Mobil Corp. como Chevron participan en los consorcios internacionales establecidos para la exploración y explotación de los recursos hidrocarburíferos de la cuenca del Caspio. 2

El PFP ofrece programas individuales para que los Estados desarrollen la cooperación al grado en que cada uno de ellos desee, y varios de los Estados miembros de este programa percibe este programa como el primer paso en el proceso de aplicación para una membresía de la OTAN.

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de lo que es entendido como cooperación del Programa de Asociación para la Paz de la OTAN no constituye formalmente una actividad oficial del programa, pero es parte de la cooperación bilateral entre un miembro de la OTAN y los estados del Cáucaso y Asia Central (traducción propia).

Rusia, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva y la Organización de Cooperación de Shanghái En 1991 nace la Comunidad de Estados Independientes (C.E.I.), una organización supranacional compuesta por 10 de las 15 ex repúblicas soviéticas, con la excepción de los tres estados bálticos: Estonia, Letonia y Lituania, actuales miembros de la Unión Europea; Turkmenistán, que abandonó la organización el 26 de agosto del 2005 para convertirse en miembro asociado; y Georgia, que se retiró el 18 de agosto de 2009. La creación de la CEI firmó la disolución de la URSS y se ha dicho que su propósito fue el de permitir un "divorcio civilizado" entre las repúblicas que conformaban dicha Unión. El marco legal del sistema de defensa colectivo auspiciado por Rusia es el Tratado de Tashkent, firmado en 2002 por Armenia, Bielorrusia, Kazakhstan, Kyrgyzstan, Rusia, Tayikistán fundando la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (O.T.S.C), al que luego se uniría en 2006 Uzbekistán. Al igual que Estados Unidos y sus estados aliados en la región, Rusia muestra interés y preocupación por el extremismo, el terrorismo y el crimen organizado en la región. Tanto para el caso de Estados Unidos como para Rusia, la perspectiva tradicional de una amenaza militar estatal externa ha derivado hacia una perspectiva de seguridad centrada en amenazas no estatales como el terrorismo internacional y el separatismo. Esto a su vez encuentra un obstáculo para la planificación de lucha contra el terrorismo ya que existen diferentes concepciones entre los países miembros de la CEI sobre qué es y qué no es una amenaza terrorista. Como se ha dicho en un principio, uno de los principales objetivos de Rusia es mantener su influencia en la región del Caspio ya que ve como una amenaza a sus intereses estratégicos y comerciales la creciente influencia de Estados Unidos en los estados del Cáucaso y Asia Central. Si bien esta preocupación tiene sus fundamentos, hay consenso en que la naturaleza geográfica de la región conduce a que Rusia es y seguirá siendo un actor con capacidades para influir en la 5

misma; y en consonancia con la defensa de sus intereses, propuso la creación de la CASFOR como una fuerza naval conjunta para luchar contra el terrorismo, el tráfico de armas de destrucción masiva y el crimen organizado.3 A pesar del impulso dado por Moscú a la iniciativa, hasta el momento esta propuesta no ha avanzado. Otra organización en la que Rusia participa es la Organización de Cooperación de Shanghái (O.C.S.), creada el 14 de junio de 2001 por la República Popular China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. Si bien los países miembros de esta organización cooperan en diversos ámbitos, como el cultural y el económico, gran parte de la cooperación se da en materia de seguridad regional. Nuevamente, los países miembros de esta organización señalan que el extremismo, el separatismo y el terrorismo son las principales amenazas a las cuales se enfrentan, motivo por el cual se creó la Estructura Regional Antiterrorista (R.A.T.S., por sus siglas en inglés), una agencia permanente que funciona en el marco de la OCS que participa en la planificación de los ejercicios antiterroristas conjuntos anuales. La principal diferencia que señalan algunos autores entre la OTSC y la OCS es que esta última no fue pensada para reintegrar a los estados de Asia Central de la era post-soviética a Rusia, como sí lo fue pensada la primera. Una de las principales debilidades señaladas como consecuencia de esta multiplicidad de organizaciones es la participación de los estados de Asia Central en varias de ellas a la vez4. Andrei Kazantsev (2008) señala que la falta de cooperación entre las diferentes organizaciones de integración lideradas por Rusia refuerza la desintegración del espacio post-Soviético que ha afectado a Asia Central y a la región del Mar Caspio.

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Tomado del artículo de Rovshan Ismayilov. “Azerbaijan Ponders Russian Caspian Defense Initiative”. Eurasianet, January 31, 2006 en http://www.eurasianet.org/departments/insight/articles/eav020106.shtml 4

Por ejemplo, Kazakhstan, Kyrgyzstan y Tayikistán son simultáneamente miembros de la OTSC y a su vez participan en los programas de cooperación de la OTAN.

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Rivalidad económica: oleoductos y seguridad energética Con la caída de la URSS comienza otra puja a nivel regional, relacionada a la cuestión de las rutas de transporte de hidrocarburos que se heredaron de aquella época: sin importar la procedencia, los oleoductos y gasoductos de aquella época desembocaban en mayor medida en el puerto de Novorossiysk en el Mar Negro; dándole a la URSS el control de la economía y la seguridad energética de la región. Además, comienza a darse un distanciamiento entre los intereses estratégicos de los Estados y los intereses comerciales de los consorcios involucrados en la actividad petrolera de la región. No se analizará en este trabajo qué diseños rutas de transporte favorecerán a determinados países o empresas, pero sí es pertinente señalar que no siempre habrá coincidencia entre los intereses de los Estados y los intereses de las empresas: en gran medida, los oleoductos son construidos por empresas, no por los Estados y no es una cuestión menor en este tema abordado. Seguridad y energía son entonces son dos factores interrelacionados que no pueden ser analizados por separados por lo que, como señala Gennady Chufrin (2001), la cuestión de cómo se puede garantizar la seguridad de la región es tan importante como la cuestión energética. En primer lugar, uno de los principales problemas a tener en cuenta al momento de analizar el trazado de los distintos oleoductos es que la elección en particular de un país no representa por sí solo una ventaja para determinada ruta de un oleoducto. La complejidad está dada por las diferentes cuestiones a tener en cuenta al momento de pensar un ruta: es necesario tener en cuenta las cantidades de petróleo o gas que cada país puede aportar a la ruta para que la construcción del oleoducto resulte viable en términos económicos, pero también pesará en la decisión lo que una potencia extra-regional como Estados Unidos y sus decisores, consideren conveniente o no para sus intereses en la región. Para ejemplificar esto podemos señalar que para Estados Unidos es conveniente en términos estratégicos el trazado de la ruta del oleoducto BTC (Bakú, Tbilisi y Ceyhan) que atraviesa Azerbaiyán, Georgia y desemboca en un puerto en la costa sureste mediterránea de Turquía. Varios autores (BAHGAT, 2002; MARCU, 2007) señalan que esta ruta apunta a que Turquía, miembro de la OTAN, desempeñe el papel de garante de los intereses occidentales en la región. Este oleoducto tiene aproximadamente 1700 kilómetros de largo y una capacidad transportar alrededor de 50 millones de toneladas de petróleo por año. 7

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En términos similares se expresan otros autores que señalan que varias empresas petroleras presionan por una opción de oleoductos y gasoductos que tenga en cuenta a Irán (Gennady Chufrin, 2001) ya que mediante un trazado que lo atraviese se llegaría con costos menores a los puertos del Golfo Pérsico, una opción comercialmente atractiva si se tiene en cuenta los yacimientos de gas en Turkmenistán. Bajo estas cuestiones subyace que la elección de determinadas rutas para el transporte de los recursos beneficiará a unos y perjudicará a otros, al verse dotados los primeros de un nuevo elemento que puede contribuir a un aumento de poder e influencia en la región, además de los beneficios económicos que implican el paso de un oleoducto por el territorio de determinado país; esto es, el incremento de los flujos de inversión extranjera directa, un consecuente aumento de los puestos de trabajo, así como también las tasas de tránsito que cobraría dicho estado. Es necesario explicar que la cuestión de las rutas de transporte está vinculada a la necesidad de lograr una amplia diversificación de las fuentes que abastecen a los mercados de Estados Unidos y Europa para que estos no sean tan dependientes tanto de los recursos de Medio Oriente como de Rusia, y lograr desarticular el monopolio ruso del transporte de petróleo en la región. En otras palabras, la seguridad energética para los mercados estará vinculada a la diversificación de las fuentes de suministro de los recursos hidrocarburíferos mediante amplias redes de oleoductos que puedan incluir una determinada cantidad de países proveedores para que los mismos sean económicamente viables, en un contexto de securitización de las rutas de transporte en el cual los Estados involucrados explicitan cuáles serán sus prioridades estratégicas en sus políticas energéticas domésticas y sus políticas exteriores para la región. En un contexto de múltiples sanciones económicas impuestas tanto de manera unilateral por Estados Unidos como de manera multilateral por Naciones Unidas contra países como Irán, Irak y Libia, combinadas con la creciente necesidad de países como Azerbaiyán de grandes cantidades de capitales para financiar la exploración y explotación de yacimientos offshore; varios países de la región del Caspio se convirtieron en receptores de siderales sumas de dinero en concepto de Inversión Extranjera Directa (IED) para el sector hidrocarburífero. Es el caso del yacimiento Azeri-Chirag-Gunashli donde participan del consorcio empresas de varias capitales del mundo, como British Petroleum (BP), Chevron, SOCAR (la empresa estatal petrolera de la República de Azerbaiyán), INPEX (de Japón), entre otras.

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Por la importancia del gas y el petróleo en su economía, los intereses comerciales de Rusia en la región están fuertemente ligados al desarrollo de la explotación de los recursos energéticos del Cáucaso y Asia Central. Las principales empresas energéticas rusas tales como Gazprom, Lukoil, Rosneft, Transneft y Yukos, piezas claves de la política energética rusa, pueden cumplir más de un rol en la misma. Rusia puede influir en la industria petrolera y gasífera regional de varias maneras. Ya sea como un inversor o socio en el desarrollo de los yacimientos y proyectos de oleoductos y gasoductos, ya como un país de tránsito para las exportaciones hacia otros mercados, o como un competidor en la mayoría de esos mercados y como un mercado de destino en sí; Rusia puede seguir jugando un destacado papel en el devenir político y económico en la región (Gawdat Bahgat, 2002).

Conclusión La complejidad en torno a las cuestiones expuestas en este trabajo es consecuencia de la multiplicidad de actores involucrados, tanto estatales y privados, como regionales y extraregionales, sus respectivos intereses y los conflictos interestatales que existen en la región; y si bien no es menor el rol que desempeñan potencias como Rusia y Estados Unidos en la región y el poder para influenciar política y económicamente que aún conservan, las dinámicas internas de cada país son la que determinarán en gran parte los acontecimientos futuros y deben ser analizadas en su conjunto para una mayor comprensión de los problemas y desafíos que afrontan los países de la región del Caspio. En cuanto a la relación entre lo estratégico y lo económico que existe en la cuestión de los oleoductos, se puede concluir que la diversificación de rutas de transporte si bien representa una ventaja para asegurar los flujos de recursos energéticos hacia los mercados mundiales, representa al mismo tiempo un desafío para los países de la región, ya que requerirá de un alto nivel de acuerdo entre ellos alrededor de cuestiones cruciales como, por ejemplo, el estatus legal del Mar Caspio, o el terrorismo, extremismo y separatismo. Otro desafío derivado de la diversificación de las rutas de transporte es que a mayor cantidad de rutas de transporte en la región, mayores tendrán que ser los esfuerzos y el gasto militar para la protección de las rutas de transporte. La solución a estos problemas no vendrá por parte de un Estado en particular ya que son problemas de base regional, que requieren no sólo de la 9

cooperación de todos los Estados afectados, sino que será necesario que cambien la concepción de “suma-cero” que prima en las relaciones en la región.

Bibliografía citada y consultada

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