\"Riqueza y jerarquización social en las necrópolis ibéricas: los ajuares\" (Wealth and social hierachies in Iberian Iron Age cemeteries: the grave goods\" In Homenaje a Jose María Blázquez, vol. II, 1994, pp.447-466. MAdrid, Ediciones Clásicas

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Descripción

JULIO MANGAS JAIME ALVAR (eds.)

Homenaje a Jose Ma Blazquez

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EDICIONES CLAsICAS MADRID

SERIE ARYS

Antigiicdad: Rcligioncs y Socicdadcs

Primera edicion 1994

En la publicacion de esta obra ha colaborado la Facultad de Gcografhl e Historia de la Universidad Complntense de Madrid .

© ARYS © EDICIONES CLAsICAS, S.A. Magnolias 9, bajo izda. 28029 Madrid

I.S.B.N.: 84-7882-112-0 (o.c.) 84-7882-120-1 (vol. JI) Deposito Legal: M·37741-1993 Impreso en Espafia Imprime: EDICLAs Magnolias 9, bajo izda. 28029 Madrid Encuadernacion Cayetano Mateo Garcia 29, Madrid

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RIQUEZA Y JERARQUIZACION SOCIAL EN NECROPOLIS IBERICAS: LOS AJUARES Fcrnando Qucsada Sanz

INTRODUCCI6N Dentro del contexto general de renovacion de enfoques y objetivos que se ha producido a 10 largo de la decada de los ochenta en el estudio arqueologico de la Cultura Iberica, la pubJicacion en 1983 del articulo de Martin Almagro Gorbea «Paisaje y sociedad en las necr6polis ibericas» (ALMAGRO GORBEA, 1983) supone uno de los hitos importantes, aunque existen precedentes en trabajos de definici6n ideol6gica mucho mas explicita (RUIZ RODRIGUEZ, 1978). En ambos articulos late un interes -inserto implicitamente en los planteamientos de 10 que se ha dado en llahlar «Arqueologia de la Muerte» (CHAPMAN, KINNES, RANDSBORG, 1981)- por las posibilidades que tiene el anaIisis cuidadoso de las necropolis para el estudio de la sociedad iberica y en particular para los aspectos de jerarquizaci6n social. En otro lugar (QUESADA, 1989, vo!. I: 17-28) hemos tratado de sintetizar las distintas vias que tal estudio ofrece y no insistiremos ahora en ello. Sobre este interes por 10 social ha incidido de manera notable la tendencia cada vez mas acusada a utilizar distintas tecnicas de cuantificacion que permitan, en la medida de 10 posible, sintetizar la informaci6n obtenida de manera precisa y «objetiva», y sobre todo que faciliten la comparaci6n entre yacimientos y areas sobre bases mas s6lidas que la experiencia e incJinaciones personales de cada investigador. Hoy nadie duda ya del caracter marcadamente jerarquizado de la sociedad iberica, y la discusi6n se centra mas bien en las formas que adopta esta jerarquizaci6n, asi como en el grado de complejidad alcanzado por las distintas organizaciones politicas peninsulares a 10 largo de la Edad del Hierro. El debate se centra, por ejemplo, en cuestiones como la existencia 0 no de estructuras estatales, el grado de aculturaci6n de las elites locales por la influencia colonial, el tipo de control-por parte de esas elites- de los medios de producci6n, etc. Para muchos de est os aspectos. se ha manifestado decisivo el estudio de 105 446

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Fcrnando Quesada Sanz

contextos funerarios, aunque ciertamente el olvido de los de habitat pueda suponer distorsiones como nos recllerda un reciente ca veat (LULL y PICAZO, 1989). . Dentro del campo del estudio practico hay varias posibilidades abiertas al investigador que trabaje dentro de los panimetros arriba esbozados -··objetivacion y cuantificacion de la informacion c interes por cl estlldio de la organizacion social iberica-. De entre las distintas acciones realizadas durante cl ritual funerario (incluyendo las fases pre y post deposicionales, QUESADA, 1989, vol. I, p.132) s610 algunas producen un reflejo material observable en cl regislro arqueologico, y entre ell as destacan tres: la localizacion de las seplllturas dentro del conjunto de la necropolis (areas preferenciales), la estructura fisica de la sepultura, y los objetos depositados como ajuar. La tendencia general es estudiar la «riqueza» de las sepulturas y las caracteristicas de las mismas (tipo de ajuares, interpretaci6n iconografica de esculturas) como medio de obtener una aproximacion sobre los estatus relativos de los distintos individuos enterrados, bien entendido que no es 10 mismo «estatus» que «riqueza», y que cl estudio cuantificable de la segllnda no nos proporciona sino una aproximaeion al mucho mas intangible concepto de estatus 0 al liderazgo politico efectivo (QUESADA, 1989. I: 126-127; GIIlBON, 1984: 157-160; 13ARCEL6, 1984: 93-96; HODSON, 1979: 23; HINTON, 1986: 364; BROWN, 1981: 26, etc.). Hay quienes mantienen, sobre la base dc paralel08 et nografico s 0 inclllso, de manera mas informal, sobre la del sentido comun, la imposibilidad de cvaluar correctamente la «riqueza» y menos aun el «valor» de los ajuares de necropolis antiguas, en terminos validos para la soeiedad que estudiamos arqueologicamente y no para la nuestra . La propia redacci6n de cste articulo muestra que tenemos dudas sobre la posibilidad rcal de llega r a precisnrcn [erminos de «estatus» la «valora.:ion» de distintos aj llares, incluyendo los factores simb6licos propios de un contexto emocional y socialmente relcv,llltc como el funerario, pero tambi6n evidencia nuestra opinion de que cl estlldio de la «riqueza» cs un medio pa ra al menos aproximamos a ella, postUnt cn la quc coincidimos con el gran nllmero de investigadores que lrabajan sobre aspeetos sociales a partir del estudio arqueologico de contextos funerarios. Si !l priori se niega la posibilidad de obtener resultados fiables p~r este camino, la Icctllra de 10 que sigue es irrclevantc.

PROCEDIMIENTOS DE ANALISIS En el presente trabajo vamos a tratar de realizar una aportaci6n deIltro de los parametros senalados. En un trabajo anterior (QUESADA, 1989, I: 125186) hemos refinado un sistema de valoraci6n de riqueza de ajuares fUIlerarios 448

Riqueztl y jcraquizaciol1 social en las necropolis ibJricas

como medio de analizar COIl detalle la jerarquizacion social de la gran necropolis murciana de Cabecico del Tesoro, dentro del eontexto de un estudio sobre cl papel social y funerario dcl armamento y de los grupos que 10 utilizaban. Por problemas de calidad y tipo de informaeion, no fue posiblc entonees cstlldiar la estructllra fisica de Jas tumbas (empedrados tumulares, monumentos escultoricos ... ) ni su posible localizacion preferencial ; por tanto hubimos dc centrarnos en el estlldio de los ajuares. Es evidente quc un estudio de estc tipo realizado sobre un soJo yaeimiento resulta en exceso limitado : Jas conclusiones obtenidas no plieden extrapolarse a nivel regional 0 general sin contrastar previamente los resultados y la validez del propio metodo mediante la aplieaci6n del sistema a otros yacimientos, para tratar de obtener unas conclusiones que si puedan considerarsc de alcance general. Ahora bien, cl primer problema grave se plantea a la hora de seleccionar un conjunto de necropolis ibcricas que cumplan una serie minima de requisitos: exeavaci6n en extensi6n de un numero elevado de sepuJturas no saqlleadas que permita un tratamiento estadistico; garantias suficientes sQbre la l:alidad del trabajo de excavaeion y documentacion ; publicacion minueiosa y detallada del inventario de materiales. Es entonees cuando cl pa norama resulta desalentador porque muchas de las necropolis mas importantes presentan una grave insuficiencia de informacion pa ra nuestro proposito. En unas ocasiones las tumbas habian sufrido un prolongado proeeso de saqlleo previo a la excavacion cientifica, que imposibilita un estlldio como el que pretendemos (por ejemplo, Galera en Granada). En otros, muchas dc las seplllturas ha bian sido violadas ya en la Antiguedad, con 10 que la informaci6n esta peligrosamcn[e sesgada (caso, por ejemplo, de las sepulturas antiguas y mas ricas del Estacar de Roba rinas, cn Castu lo). Muchas veces conoccmos solo los materiales de necropolis excavadas con criterios distintos de los actllales, de manera que las asociaciones de los di stintos contex tos eerrados se han perdido, son dudosas 0 plantean problemas por perdida de partc de 108 ajuarcs (caso, por ejemplo, de Almedinilla en Cordoba, la Albufereta de Alicante 0 cl Molar tambien en AJicantc, de Cabrera de Mar en Mn taro, etc.). En otros casos faltan publicaci ones detalladas de necropolis que por demas eumplirian nucstros requisitos (por ejemplo Coimbra del 13arranco A ncho, en JlImill a, (Mureia), Cabezo Lucero (Alicante) 0 Los Torviscales, en Fuente Tojar (Cordoba). Por ultimo, otras muchas necropolis h an sido excavadas en una extension reducida y el numero de sepulturas conocidas rcslllta insuficiente para un estudio cuantitativo (ca so por ejemplo de la Solivella en Castellon, Puente del Obispo en Jaen, el Tesorico de HelJin en Albacete, Los Patos en Jaen, Granja Soley en Barcelona, Mianes en Tarragona y muchas otras). En resumidas cuentas, pa ra ampliar d estlldio que en su dia realizamos sobrc cl Cabecieo del Tcsoro solo disponemos en realidad de otras dos necr6po449

Fernando Quesada Sanz

lis: la del Cigarralejo en Murcia, parte de cuyas sepulturas se ha publicado (CUADRADO, 1987); y la de Baza en: Granada (pRESEDO, 1982). Entre las tres necropolis suman 1003 sepulturas con infonnacion util (124 en Daza, 313 en Cigarralejo y 566 en Cabecico), con la ventaja de pertenecer a un area geografica relativamente homogenea y de tener una cronologia similar (desde fines del s. V a.c. hasta mediados del II a.c., con predominio del s. IV; esto 111timo es especialmente importante teniendo en cuenta la advertencia de Cannon en el sentido de una evolucion ciclica a 10 largo deI tiempo de mllchos aspectos del comportamiento funerario, CANNON, 1989). Creemos que es preferible utilizar por ahora solo tres yacimientos pero con muestra amplia y de buena calidad antes que un mayor numero de necropolis problematicas. Por 10 que se refiere a los sistemas de cllantificaci6n utilizados, ya hemos indicado que en este articulo nos vamos a centrar en los ajuares por problemas de informaci6n referidos alas estructuras de las tumbas y a su ubicacion con respecto alas demas. De entre los numerosos criterios que se han venido utilizando en la bibliografia, en especial anglosajona, hemos decidido lltilizar dos para comparar sus resultados: como primera a proximacion el recuento simple del numero de objetos en cada ajuar; y un sistema ponderado mas complejo que asigna a cada tipo de objeto depositado en el ajuar una puntuacion 0 unidad de valor determinada (4. RIQue:z:.

Fig. 5.- Proporci6n de sepulturas con armas con relaci6n al total de cada necropolis. Sepulturas ordenadas de menor a mayor riqucza de su ajuar.

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A ninguno mejor que al admirado Pro[esor Jose Maria Blazquez Martinez quiero dedicar estas breves not as sobre esta singular pieza arqueo16gica iberoturdetana, por haber sido el quien ha dedicado una serie de trabajos al estudio del caballo en el arte antiguo chlsico e iberico. El relieve esculturado que ahora presento vie ne a sumarse a otros de tematica parecida encontrados en cl actual territorio de la provincia de Jaen, rica como pocas y que se ha incrementado con el celebre hallazgo escult6rico de Porcuna, hay en cl Museo Provincial de la mencionada capital. Nuestro ejemplar se conserva, desde haec algunos afios, en la colecci6n arqueol6gica comarca] de Martos, instalada desde 1955 en el Colegio que los Pp. Franciscanos tienen en dicha poblaci6n y que recientemente ha sido catalogada y expuesta al publico. Los senores Cayetano 6rpez y Jose Martinez, propietarios de la finca situada en la cortijada de «Las Peiiuelas» donde apareci6 el relieve a principios de siglo durante las [aenas agricolas, 10 donaron. La zona se enCllentra entre Martos, Porcuna y otras pequeiias poblaciones colindantes. Pero antes, para evitar que tan interesante pieza se deteriorase, determinaron colocarla sobre la parte alta de una puerta del almacen, junto a la vivienda, embelleciendola como si se tratara de un emb1ema henlldico familiar. (fig. 1). El material de ]a misma cs de piedra arenisca de color amarillento claro, con reminiscencias fosiIiferas y bastante parecida a la que se emplea para la elaboraci6n de ~quefias urnas cinerarias. Pudiera provenir de las canteras de Porcuna, como de alguno de los cerros cercanos a Jas mismas Peiillelas, en cuyos a]rededores abundan materiales antiguos y modernos de construcci6n. Esta piedra de arenisca compacta y pesada, es tambien al mismo tiempo moldeab]e y quebradiza, de ahi que presente tantos desconchados y fallas, sobre todo por ]a cara esculturada.

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