Ríos Urbanos y Calidad de Vida en Ciudades. Por Horacio Terraza

July 1, 2017 | Autor: Dushan Alegria Felix | Categoría: Calidad de vida, Ríos Urbanos
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Ríos Urbanos y Calidad de Vida en Ciudades. . POR HORACIO TERRAZA. 30 JULIO 2012

FUENTE: http://blogs.iadb.org/ciudadessostenibles/2013/01/28/riosurbanos-y-calidad-de-vida-en-ciudades/

Estuve la semana pasada en Zurich y presencié algo que nunca había visto en toda mi vida: miles de personas bañándose en un “rio urbano” y disfrutando de sus costas. El Rio Limmat (o Limago, en español), que comunica el lago Zurich con el rio Aare, atraviesa el mismo corazón comercial y financiero de la ciudad

más grande de Suiza (casi 400,000 habitantes) dando una inusual y altísima calidad de vida a su población. Mientras miraba a los bañistas, me era fácil entender que mucha de esta gente trabajaba en el centro y que durante el corte del almuerzo se tomaba un rato para darse un chapuzón en el río. ¿Podemos imaginar un fenómeno parecido en los ríos urbanos de Latinoamérica? ¿Imaginan a un trabajador porteño cerca del Riachuelo en Buenos Aires que se pueda ir a nadar durante el corte del almuerzo?

Esta visión casi surreal de gente bañándose en un ambiente 100% urbano (no solo para países en vías de desarrollo sino también para muchos desarrollados)

me llevó a investigar como se comparaba Zurich con otras ciudades europeas en términos sustentabilidad ambiental y calidad de vida, ejemplificada ante mis envidiosos ojos por este uso recreativo del agua. El primer reporte con el que di es el European Green City Index preparado por Siemens con un perfil quizás mas ambiental. Si bien el mismo reporte preparado para América Latina poseía demasiadas inexactitudes como para tomarlo como referencia, en esta versión Europea entendemos que la información es más asequible y podemos darle mayor credibilidad. En este ranking, Zurich aparece ubicada sexta entre las principales capitales de Europa (ver tabla). Sin embargo, analizando más en profundidad los indicadores utilizados por el estudio, vemos que ninguno refleja directamente la “calidad de vida”. El indicador indirecto más cercano es el de „tratamiento de aguas residuales‟ para el cual Zurich recibe no sorprendentemente el máximo puntaje posible. (ver texto pag 98).

Otro estudio relevante y con una cierta tradición es el Quality of Living (diferente de Quality of Life) de ciudades a nivel mundial realizado por la consultora Mercer, el cual en la ultima década ha ubicado varias veces a Zurich como primera en el ranking. Estoy convencido que este resultado está mucho más cercano a la realidad que vi en Zurich que el relacionado solamente con los aspectos ambientales. Es interesante que si bien algunos de los indicadores utilizados coinciden con el Green City Index, este estudio incorpora nuevos involucrados en la categoría “recreacional” y fundamentalmente la visión de los extranjeros viviendo en el país.

Mas allá de estos rankings y de la evidente alta calidad del agua y alta calidad de vida de Zurich, la principal conclusión del reporte de Siemens es algo que casi todos sabemos pero que en este caso es mas claro que nunca: hay una altísima correlación no solo entre el PBI per cápita y la ubicación de la ciudades en el ranking, sino también entre el PBI y los ambiciosos estándares y políticas ambientales que las ciudades se imponen y con la participación ciudadana en el diseño de estas políticas. Ahora bien, ¿nos tenemos que conformar con esta como la respuesta definitiva y estar condenados hasta que alcancemos un cierto PBI per cápita para comenzar a preocuparnos por nuestro ambiente urbano y nuestra calidad de vida? Definitivamente no. Son muchos lo ejemplos en América Latina de ciudades que con menos recursos han comenzado a trabajar en pos de una mejora ambiental y calidad de vida en otros sectores. Ha llegado la hora de comenzar con nuestros ríos.

Continúo con mi cruzada sobre los ríos urbanos. En julio de 2012 escribí sobre el Río Limmat en Zurich y el saludable uso recreativo que los habitantes de la ciudad daban al mismo.

Este diciembre visité varios pueblos en las Sierras Grandes de Córdoba (Argentina) y particularmente, me interesó el caso de La Cumbrecita.Como pueden ver en las fotos, el pueblo está atravesado por el Río del Medio que da vida al pueblo. Digo “da vida”, no solo por el agua potable que aporta sino por la economía turística que se genera a raíz de su uso recreativo. El lugar es paradisíaco, de una gran riqueza hídrica, con una alta calidad de vida, donde uno no puede más que envidiar a los que viven o concurren frecuentemente al pueblo. Como en Zurich, tanto turistas como locales disfrutan del río de manera natural, pero en este caso en un marco urbano-rural en delicado equilibrio. Sin embargo, a diferencia de Zurich, se trata solo de un pequeño pueblo que se encuentra en franca expansión urbana, (presenta un crecimiento intercensal promedio de casi el 9% anual, según el último censo de población de la Provincia de Córdoba), con un río, aún de aguas transparentes, que posee bajo caudal sin capacidad de absorción de descargas domiciliarias. Mantener prístina la calidad del agua de este río debe ser hoy la prioridad número uno para la planificación del desarrollo urbano de La Cumbrecita.

Este es un claro ejemplo del tipo de casos que en la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles (ICES) estamos recibiendo de manera creciente, planteado mayormente por los gobiernos nacionales de varios países: ¿cómo hace una pequeña población para absorber un desarrollo urbano de tal escala que podría poner en riesgo la sostenibilidad de su mayor atracción turística (el

río en este caso) o de su sostenibilidad misma en el sentido más amplio? ¿Poseen poblaciones tan pequeñas la capacidad técnica para afrontar este tipo de desarrollo? Habitualmente se nos presentan casos donde el desarrollo económico que genera la expansión urbana no está relacionado con el turismo sino con la implantación de industrias extractivas lo que da a dicha expansión una dimensión aún mayor. La intención de la ICES es ampliar sus criterios de focalización para incluir también este tipo de problemáticas particulares.

Por suerte sigo encontrando buenos ejemplos de ríos urbanos en la región. Hace un par de semanas me tocó visitar la ciudad de Cuenca, Ecuador, en el marco del lanzamiento de la Iniciativa Ciudades Emergentes y Sostenibles del BID. Cuenca es una entrañable ciudad interandina situada a 2.550 metros de altura, con una población de algo más de 500,000 habitantes, con una singular tradición colonial y centro histórico que generaron que fuera declarado “Patrimonio Cultural de la Humanidad” por la UNESCO en el año 1999. Debo admitir que la mayor expectativa “turística” de mi visita estaba focalizada en volver a caminar por las calles de este centro histórico admirando sus edificios y plazas, pero para mi sorpresa, me encontré con el río Tomebamba, un río urbano extremadamente limpio, con riberas arboladas que dan vida al centro de

la ciudad. Pero la historia no terminaba ahí, para orgullo de nuestra institución, el BID había tenido un rol clave en la historia del río.

Me comentaron las autoridades que hasta mediados de la década del 80, el río presentaba un aspecto séptico, color gris, con olores pestilentes y sin vida acuática debido a las descargas de aguas residuales que llegaban directamente al él. Es importante aclarar que el río era y es fuente parcial de agua para la ciudad. En aquel momento se elaboró un Plan Maestro de Control de la Contaminación de los ríos de Cuenca cuya implementación, financiada en parte significativa por el BID, terminó casi 15 años después. Las obras incluyeron la construcción de alcantarillado combinado, casi 100 km de interceptores que evitan que las aguas residuales lleguen al río y que las conducen a una planta de tratamiento, sistema que lo ha situado, sin lugar a duda, entre los ríos urbanos más limpios de la región, siendo éste un orgullo para los ciudadanos de Cuenca.

¿Cómo se logra este éxito? Mediante una decisión política fuerte mantenida en el tiempo, traducida en la elaboración de un Plan serio, un apoyo económico indispensable y de largo alcance. Pero sobre todo, con una empresa pública (ETAPA) responsable de ejecutar el Plan que se mantuvo a la altura de las circunstancias durante todo este tiempo. Esta empresa no sólo es responsable hoy del plan de control ambiental del río sino que en el marco de la integralidad del cuidado del recurso, ha logrado ser responsable también del manejo del Parque Nacional donde se encuentran los páramos con lagos y ríos vírgenes que son la fuente de agua de los cuencanos.

La reflexión más obvia nos lleva a pensar en la buena gestión municipal. Pero hay más. Sigo pensando en que un bien común ambiental de la ciudad como el río es orgullo de sus ciudadanos, y no sólo por su belleza, es orgullo porque de manera activa y mediante sus representantes, la sociedad decidió invertir para recuperarlo. Suena obvio y lógico, ¿no debería ser siempre así? Sí, pero son muy pocas las ciudades de la región que siguen este camino. Disfruté mucho mi caminata junto al río, me senté en un banco y me detuve a mirar las parejas charlando y un chico optimista en plena actividad pesquera. Tuve la sensación en ese momento que el impacto del río en la vida de la ciudad podría ser aún mayor, podrían implementarse proyectos que sean una segunda ola de mejoras, ya de desarrollo urbano más amplio que tomen al río como eje. Seguramente los cuencanos ya lo tienen planeado.

Seguimos escribiendo sobre aquellos ríos urbanos que han sido o están en camino de ser recuperados e integrados a la vida de la ciudad y sus habitantes. Mis colegas colombianos hace tiempo me reclaman que escriba sobre el río Medellín, más aun considerando el rol clave que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) tuvo en la recuperación del río.

El rio Medellín corrió la suerte de la gran mayoría de los ríos urbanos de América Latina y el Caribe. A mediados del siglo pasado, el río fue canalizado, creando no sólo la expectativa de anexar suelo para construcción de una ciudad que se encontraba en rápido crecimiento (pasó de 358.000 habitantes a 2.3 millones en 60 años, DANE) sino también que se convirtió en el principal corredor estructurador de la ciudad (hoy la traza del metro de la ciudad replica la del río). Sin embargo, esta mejora no pudo evitar que continuara siendo la cloaca oficial de la ciudad. El total estado de anoxia y su difícil acceso lo mantuvo sin vida y alejado de la gente durante décadas.

De un río repelente a uno atrayente Como parte de un amplio proceso de transformación de la ciudad de Medellín, que fue mucho mas allá de la infraestructura urbana, la sociedad y sus representantes decidieron priorizar el saneamiento y recuperación urbanoambiental del río. A comienzos de los años 80s las Empresas Públicas de Medellín (EPM) desarrollaron el ambiciosoPrograma de Saneamiento del Río Medellín (PSRM), un proyecto multi-etapa que consistía en construir 4 plantas de tratamiento de aguas residuales, 2 de tratamiento secundario y 2 con tratamiento preliminar, a lo largo del 100 km del río. La primera, la planta de tratamiento de San Fernando, obra co-financiada por el BID, entró en operaciones en mayo de 2000, y depura aproximadamente el 23% de las aguas residuales vertidas en el río. El año pasado, se inauguró la segunda planta de tratamiento de aguas residuales en el municipio de Bello, financiada con un crédito del BID, en este caso, el crédito para tratamiento de aguas residuales más grande de la historia de la organización. Esta planta, junto con la de San Fernando, llevarán el porcentaje de aguas residuales tratadas al 95% – un valor encomiable para la región. Sabemos igual el desafío que implicará al operador romper con la tradición

regional de plantas de tratamiento construidas que rara vez funcionan bajo parámetros de diseño.

Pero lo bueno no terminó ahí. Ahora la alcaldía se propuso devolverle el río saneado a los habitantes de Medellín.

El parque río Medellín El año pasado se puso en marcha un megaproyecto de renovación urbana: el Parque del Río Medellín, que busca recuperar el corredor del río Medellín y potencializarlo como el principal eje ambiental de la ciudad y su región, optimizando además su actual función como principal corredor de movilidad nacional regional y local. Convirtiéndolo de esta manera en “el” punto de encuentro e integración social.

Así pues se convocó un concurso público internacional de anteproyecto urbanístico, paisajístico y arquitectónico, para desarrollar los diseños. El pasado mes de noviembre 2013 se conoció la propuesta ganadora elegida por un jurado internacional, entre 57 firmas que se presentaron en la primera ronda, provenientes de 13 países diferentes. El proyecto seleccionado fue el de Latitud Taller de Arquitectura y Ciudad, representado por los arquitectos Sebastián Gómez y Juan David Hoyos. El proyecto, en su concepción completa, busca la transformación de 423 hectáreas a lo largo de 28 km de longitud que tiene el corredor del río en su paso por el Valle Metropolitano. En el municipio de Medellín el ámbito de intervención está determinado por 328 hectáreas y 19,8 km. El costo aproximado del proyecto en su totalidad sería equivalente a US$ 1,7 millones, por este motivo se prevee que sea realizado de manera progresiva y con una continuidad de voluntad política de las diferentes administraciones en el tiempo. El río como elemento estructurante en la ciudad del futuro Perseguimos en la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles a nuestros alcaldes con una pregunta: “¿qué ciudad quiere para el futuro?” Por muchos años hemos sido incapaces de darnos cuenta de que los ríos urbanos definen la esencia de una ciudad, le dan su carácter y personalidad. Desde la calidad de sus aguas, su función urbana y recreativa, su capacidad de integración e inclusión social. El caso del rio Medellín nos muestra el comienzo de un cambio de paradigma en al región. Durante años el río fue estructurador de un corredor de transito y cloaca, hoy el rio se puede convertir en un caso ejemplificado de

democratización del espacio público. En el caso de Medellín la respuesta está bastante clara.

Horacio Terraza Horacio Terraza se desempeña como coordinador, por parte de la Gerencia de Infraestructura y Medioambiente, de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles (ICES) del BID. Al mismo tiempo es Especialista Principal de la División de Agua y Saneamiento. Su formación es en ingeniería, con 20 años de experiencia profesional en el campo urbano-ambiental. Anteriormente, Horacio trabajó durante 11 años para el Banco Mundial como Especialista Ambiental Senior, liderando la agenda urbana ambiental y coordinando las operaciones relacionadas con financiamiento de carbono en el Departamento Regional de América Latina. Previamente, trabajó en

el sector privado como jefe de proyectos en empresas de ingeniería ambiental que proveían tratamiento y disposición final para sustancias peligrosas. Horacio tiene extensa experiencia en proyectos complejos relacionados a la contaminación urbana e industrial, habiendo implementado muchos de estos en el marco de los principales protocolos internacionales ambientales como: la Convención de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes, la Convención de Cambio Climático y el Protocolo de Kioto, y el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono. Horacio es ingeniero mecánico recibido en la Universidad Nacional de La Plata en Argentina, y posee una maestría en Economía Internacional y Relaciones Internacionales de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados (SAIS) de la Universidad de Johns Hopkins. Sigue a Horacio Terraza en Twitter

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