Ricardo Piglia, Los diarios de Emilio Renzi

June 9, 2017 | Autor: Francisco Estévez | Categoría: Ricardo Piglia, Crítica literaria, LITERATURA ARGENTINA Siglo XX
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Ricardo Piglia: Los diarios de Emilio Renzi. Años de formación 07/02/2016@18:39:06 GMT+1

Anagrama. Barcelona, 2015. 360 páginas. 21,90 €. Libro electrónico: 9,90 €. El argentino Ricardo Piglia, voz señera de la actual literatura en español, nos presenta a su "alter ego" en sus comienzos, en un delicioso juego entre novela, diario y ensayo, entre ficción y realidad. Por Francisco Estévez “¿Cómo hacer callar a los epígonos? (Para escapar a veces es preciso cambiar de lengua)”. Así de contundente se mostraba Ricardo Piglia en La novela polaca (2001). Razón no le falta. Y no solo para escapar de los epígonos, sino de la lengua en sí. Acaso la literatura sea una huida y no más. Una búsqueda, extraña como apuntara el formalismo ruso, hacia otro lenguaje por encima del manoseado. Beckett así lo pensaba cuando mudó al francés tras leer Ulises de Joyce (no es vano el recuerdo

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EL VETO DE PABLO IGLESIAS

francés tras leer Ulises de Joyce (no es vano el recuerdo de aquella simbólica anécdota en este diario). Fiel a tal enunciado, acude en buena lógica interna el profesor de la universidad norteamericana de Princeton a su personaje Emilio Renzi, verdadero alter ego del autor, para distanciarse e instalarse en la lengua literaria de su propia obra. Y hete aquí que con disfraz de su propio personaje, lo que al autor quizá no perdonáramos, aquí de rondón consigue absolución y pase soluble pues es, al cabo, vicisitud de personaje trastocada en el propio autor. Estas páginas contienen un intimismo distinto de aquel que bañaba toda la novela El camino de Ida (2013) donde Emilio Renzi se mostraba más lector que nunca. Aquí tenemos al Emilio-Ricardo escritor y lector, viviente y moliente.

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Escribir sin desmayo un diario, o por mejor decir, retocar y convertir 327 apretados cuadernos en un diario-novela, a la zaga de Rafael Cansinos-Assens o de Andrés Trapiello, por mostrar dos referencias de autoridad con proyectos extremos, requiere de poda amplia y estricto gobierno del asunto literario. Una borgiana nota del autor da pórtico a estos cuadernos. Allá se habla de la pretensión ridícula de hablar sobre uno mismo, pretensión que, a la postre, consolidó la vocación escritora del argentino. Más adelante, ya “en el umbral”, hay una vigorosa reflexión sobre las intenciones de esta obra en proceso, que constará todavía de otros dos volúmenes, permitiéndolo los hados. El empeño profundo de “interpretar” a pesar de su repetición, los accidentes pequeños de la vida del ser. No de aquellos que escribió, sino de los que leyó. Cómo he leído alguno de mis libros, opina el mismo Piglia, sería acertado título de su autobiografía. Y no otro sentido puede albergar la transcripción entera de la ficha de la Biblioteca Nacional al final del libro como “rastro de mi vida en estos años”, consecuente con aquella decisión de las primeras páginas. Asistiremos aquí a la juventud lectora, los años de formación y vaivenes políticos del afamado escritor. Salpican la narración juicios literarios perspicaces de continuo sobre Borges, Joyce, Cortázar, entre otros. Claves de lectura, en definitiva, algunas conocidas, otras legítimas e interesantes. Alguna dudosa, como aquella donde afirma que la primera lectura es inolvidable porque es irrepetible y es única. En realidad, todas las lecturas son únicas e irrepetibles. El hecho de quedar indeleble la primera lectura parece responder a otras motivaciones más ocultas que aquella obviedad. Sin embargo, al buen lector que es Ricardo Piglia no se le escapa la lucidez, “escribir, me estaba diciendo, cambia sobre todo el modo de leer”. En otras, desbroza bien el alma de la escritura a pesar de que “el cine es más rápido que la vida, la literatura es más lenta”. El prestigio adquirido por el argentino tiene aquí momentos de dramático resplandor: “¡Son las brujas de Macbeth las que ahora manejan el poder!”. A tenor de Pavese construye una teoría sobre la impotencia del intelectual y aporta un matiz de la escritura como una retirada, una renuncia de la vida. Y, por ejemplo, vislumbra con tino cómo el uso del tiempo en Rulfo y en Faulkner tiene flecos épicos. Una de las primeras entradas rezuma al final como a hurtadillas una cicatriz luminosa. Una poética de vida que congenia muy bien con momentos fulgurantes de la juventud y en aquellos otros cuando las nieves del pelo florean: “Todo lo que hago me parece que lo hago por última vez”. En el valioso capítulo “Quién dice yo” abordará la problemática de ese crucial y angustioso pronombre. Asistiremos en el siguiente a los distintos modos de entonar Convertido de w eb en PDF con http://www.htmlapdf.com!

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el nombre de Emilio Renzi por sus allegados. El hilo teje la madeja. Llegado cierto momento el narrador afirmará rotundo a una amada: “A mí lo único que me interesa es escribir”. Y eso resultan estas páginas una afirmación, de vida, de escritura. El narrador de este diario se lo dice a su yo autor a cada párrafo y también a nosotros a cada página. Y todo ello “pese a que en el fondo- no hay nada que decir”. Aquí quedan cifradas también unas ilusiones más que una vida certeramente real. Así se calificarán estos cuadernos como una “suprema impostura”, en la pretensión de historiar va ya el “espíritu… de un individuo”. Admite en una entrada como toda su literatura tiene una fuerte dependencia autobiográfica, parte de una “realidad ya narrada” donde el narrador reconstruye. Igual aquí, leemos la reconstrucción, ordenación y poda de aquellos cuadernos que acumuló el escritor y no los cuadernos en sí junto a otros materiales de distinta urdimbre. A pesar de ello hay alguna repetición de detalles baldía, alguna entrada quizá gratuita y cierta tendencia al yoísmo. Sin embargo, Los diarios de Emilio Renzi satisfarán a biógrafos y a sus muchos lectores. Puede que este sea el año que otorgue el Premio Cervantes a Ricardo Piglia. Merecido será, más si cabe en su situación actual, enfermo de esclerosis (ELA). ¿Te ha parecido interesante esta noticia?

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8 de febrero de 2016, 0:51:01 Los Lunes de El Imparcial

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Ricardo Piglia: Los diarios de Emilio Renzi. Años de formación

Anagrama. Barcelona, 2015. 360 páginas. 21,90 €. Libro electrónico: 9,90 €. El argentino Ricardo Piglia, voz señera de la actual literatura en español, nos presenta a su "alter ego" en sus comienzos, en un delicioso juego entre novela, diario y ensayo, entre ficción y realidad. Por Francisco Estévez “¿Cómo hacer callar a los epígonos? (Para escapar a veces es preciso cambiar de lengua)”. Así de contundente se mostraba Ricardo Piglia en La novela polaca (2001). Razón no le falta. Y no solo para escapar de los epígonos, sino de la lengua en sí. Acaso la literatura sea una huida y no más. Una búsqueda, extraña como apuntara el formalismo ruso, hacia otro lenguaje por encima del manoseado. Beckett así lo pensaba cuando mudó al francés tras leer Ulises de Joyce (no es vano el recuerdo de aquella simbólica anécdota en este diario). Fiel a tal enunciado, acude en buena lógica interna el profesor de la universidad norteamericana de Princeton a su personaje Emilio Renzi, verdadero alter ego del autor, para distanciarse e instalarse en la lengua literaria de su propia obra. Y hete aquí que con disfraz de su propio personaje, lo que al autor quizá no perdonáramos, aquí de rondón consigue absolución y pase soluble pues es, al cabo, vicisitud de personaje trastocada en el propio autor. Estas páginas contienen un intimismo distinto de aquel que bañaba toda la novela El camino de Ida (2013) donde Emilio Renzi se mostraba más lector que nunca. Aquí tenemos al Emilio-Ricardo escritor y lector, viviente y moliente. Convertido de w eb en PDF con http://www.htmlapdf.com!

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