REVOLUCIONANDO ALTERIDADES. MUJERES CREANDO Y LA REELABORACIÓN DEL LENGUAJE DE GÉNERO DOMINANTE.

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Descripción

Revolucionando alteridades. Mujeres Creando y la reelaboración del lenguaje
de género dominante.

Revolutionizing othernesses. Mujeres Creando and the re-elaboration of the
dominant language.

Romina Misenta
[email protected]

Egresada del Profesorado de Artes Visuales del Instituto Universitario
Nacional del Arte, y Diplomada Superior en Antropología Social y Política
en FLACSO. Actualmente, docente en la Escuela Superior de Comercio Carlos
Pellegrini de la Universidad de Buenos Aires. Miembro del Centro de
Investigación y Producción, Cultura, Arte y Género del DAVPP del IUNA e
investigadora en el Proyecto Bienal "Las artistas de la Pueyrredón. Mujeres
del siglo XX". Actualmente realiza la Maestría en Antropología Social y
Política en FLACSO.

Resumen
Los "retratos" de mujeres, presentados en el programa radial "La Loca
Mañana" todos los viernes, en FM Deseo, en la ciudad de La Paz, proponen, a
través de procesos de resemantización, poner de manifiesto las categorías
naturalizadas respecto a las mujeres, que han sido construidas a lo largo
de diversos mecanismos sociales, ubicándolas en un espacio de alteridad,
para discutirlas y contestarlas desde una perspectiva de género.

El presente trabajo pretende desarrollar, desde una mirada antropológica y
centrada en la alteridad desde el género, la identidad y los dispositivos
que operan en este proceso por el cual las categorías existentes, asociadas
a la dominación patriarcal son reutilizadas y vueltas a dotar de una nueva
significación, constituyéndose en instancias de creatividad y resistencia.

Palabras Clave: alteridad, género, metáforas, discurso, identidad.


Abstract
Women's "portraits", that are presented every Friday in the radio program
"La Loca Mañana", at FM Deseo, in the city of La Paz, propose, through
resignification processes, to make visible the naturalized categories
referred to women, which have been built in the course of a great diversity
of social mechanisms, in order to locate these categories in a space of
otherness, to be able to discuss them and give them a reply from a gender
perspective.

This work attends to develop, from an anthropological and from the
otherness and gender point of view, the identity and the devices that take
action in this process, by which the existing categories, that are
associated to patriarchal domination, are reused and given a new
signification, turning into processes of resistance and creativity.

Key Words: Otherness, gender, metaphors, speech, identity.


Las niñas lloran,
los niños también.

Graffiti en La Paz. Mujeres creando


Me gustan las chotas boconas
y las indias contestonas

Graffiti en La Paz. Mujeres creando


Mujer que se organiza,
no plancha más camisas

Graffiti en La Paz. Mujeres creando



Introducción

"No la saqué de ningún retrato de familia, ni de un pasado remoto y
escondido que, quien sabe, también exista, sepultada bajo apellidos
paternos, que nos privan de madres y de abuelas. Pero yo no necesito de
retratos, ni de apellidos, ni siquiera orígenes originarios, yo conocí su
olor de chola desde niña, cuando dormía en su pecho, el sudor de sus manos
cuando sujetaba las mías para cruzar la calle camino al colegio, la
asombrosa y bellísima largura de sus trenzas, mientras la miraba por la
espalda como quien atisba un misterio" comienza su relato María Galindo,
referente de Mujeres Creando, desde su programa en FM Deseo, en La Paz,
Bolivia, como quien desgrana diente a diente, una mazorca disecada bajo el
implacable clima altiplánico, a mas de 3000 metros de altura sobre el nivel
del mar.
Desde esa agobiante altura llegan voces que cuentan de mujeres, de muchas
mujeres diferentes, con vidas distintas, con familias ensambladas de mil
maneras posibles, e imposibles también, que han aprendido los más variados
oficios, o ninguno, que tienen las manos encallecidas y duras como la
tierra por años de trabajo en el campo, o suaves como la seda, pero con el
alma dura, en cambio, a causa de otras penas. Todas ellas se encuentran
hermanadas en similares problemáticas, en luchas parecidas, y
fundamentalmente, en una gran necesidad: ser vistas, registradas y oídas.
Me interesa retomar en el presente trabajo, el planteo metodológico de Lila
Abu-Lughod respecto a las "etnografías de lo particular, como estrategias
para escribir contra la cultura" (Abu-Lughod 1991: 466), y de este modo,
poder evitar las jerarquizaciones que de ella devienen.
Otro de los puntos trazados por la autora en "Locating Ethnography", es el
del acercamiento a las historias, en lugar de mantener una distancia
académica, como algo de relevancia para no presentar, en el caso de este
ensayo, a estas mujeres y sus historias como seres abismalmente diferentes
a mí misma, porque, a pesar de haber pasado solo unos días dialogando con
Julieta, especialmente, ya que con María Galindo apenas pude intercambiar
unas palabras por teléfono, siento una gran cercanía y una afinidad
ideológica significativa, lo que me lleva a encontrarme muy cómoda con esta
línea metodológica.
El "punto de entrada" al tema, parte de la sugerencia esbozada en el texto
de Adams y Gorton, que toman la dialéctica marxista a través de Althusser,
y desde ella plantean que, "dado que los procesos históricos sobre-
determinan siempre cualquier particular distribución de poder" (Adams y
Gorton 2006: 292) se podría tomar cualquier dimensión de la dominación y la
explotación para llevar adelante el análisis.
A pesar de las décadas transitadas desde los primeros pasos de lucha por el
reconocimiento de la mujer como una igual al hombre, de la ampliación de
ese primer feminismo hacia los estudios de los géneros como categorías
problematizadoras más amplias, y, con grandes avances en muchos aspectos y
en algunos lugares del mundo; aún vivimos en un mundo predominantemente
patriarcal, que sigue considerando a la mitad de la población humana mas
bien como una minoría. Las "minorías" adquieren aquí una característica más
bien subjetiva, no son delimitadas estrictamente en términos numéricos,
sino que "son definidas como tales por las estructuras del poder dominante"
(Asad 2000: 21). Los graffitis de Mujeres Creando que reclaman no ser "la
media naranja de nadie, sino ser completas" hablan de la discusión por el
dominio de este discurso.
Abu-Lughod nos recuerda que "mujeres, negros y gente mayoritariamente no-
occidental han sido históricamente constituidos como otros por los mayores
sistemas de diferencia política de los cuales el mundo desigual del
capitalismo moderno ha dependido" (Abu-Lughod 1991: 469), de esta manera al
ser hablados por los "hombres blancos" (realizando un reduccionismo
metafórico) ellos son quienes siguen manteniendo el poder y la dominación.
De esta manera, la autora da cuenta de las debilidades del feminismo
cultural, que es justamente, el feminismo atribuido y criticado por Mujeres
Creando, a las ministras y diputadas, ya que termina siendo funcional a las
estructuras anquilosadas del poder estatal, porque no cuestiona la
estructura de poder que la subyace.
Talal Asad, en el texto sobre la identidad europea y los musulmanes
sostiene que éstos últimos están allí en una situación sumamente ambigua:
está presentes y a la vez ausentes en una suerte de doble movimiento de
visibilización-invisibilización. Creo que, en el caso que desarrollaré a lo
largo de las próximas páginas, se da una problemática similar, y Mujeres
Creando constituye un espacio para la visibilización de las complejidades
de género, fundamentalmente en La Paz y Santa Cruz de la Sierra, pero cada
vez más extensivamente a otras ciudades bolivianas y a otros países.
Esteban Krotz nos recuerda que la alteridad está relacionada con la
experiencia de lo extraño, lo ajeno, pero no se trata de cualquier clase de
lo ajeno, sino que siempre refiere a otros. Esos otros son construidos a
través de los más diversos mecanismos sociales, políticos, históricos y
económicos. Cuando esos otros, son otras, las prácticas discursivas que las
vehiculizan como tales, permiten entrever las estrategias de dominación de
género, que aparecen subyacentes y perfectamente naturalizadas para la
amplia mayoría de las personas.
Las categorías utilizadas para nombrar a las mujeres han sido socialmente
construidas y se encuentran históricamente determinadas, así como
geográficamente situadas. De ningún modo tienen base biológica, como aún
se pretende algunas veces, cuando se hace mención a "la debilidad" física
de las mujeres, frente a "la fuerza" masculina, la "pasividad" femenina,
frente a la "actividad" masculina y cualesquiera otras contraposiciones
utilizadas para explicar dinámicas sociales, económicas y de poder, en las
que se apela a la biologización y en las que, sin excepción, siempre, es la
mujer quien resulta menospreciada. Tomando las ideas de Fassin y
Stoczkowski, me propongo asimismo comenzar a hacer inteligibles las
prácticas de estas mujeres.
Comenzaré el recorrido, emulando mi propio viaje, comenzando por la Casa de
La Virgen de los Deseos en la ciudad de La Paz, contextualizando el
movimiento, y trazando unas breves referencias a la historia de María
Galindo, quien conduce el programa radial que analizaré.
Luego me centraré en dos de los múltiples retratos de mujeres, los que
elegí en función de los temas y los textos propuestos por el seminario,
cuyas perspectivas me resultaron de gran relevancia para conducir el
análisis pretendido. Evité agregar extensiva bibliografía externa a la
programada, y solo lo hice en aquellos casos puntuales, en los cuales, las
categorías analíticas allí desarrolladas me permitieron indagar en
profundizaciones de sentidos, o en aquellos casos de materiales específicos
de la problemática a tratar.



Virgen de los Deseos, Virgen de lo
prohibido, Virgen de la locura, Virgen que
cura toda amargura.

Estamos bajo tu manto, hermanadas y
revueltas, indias, putas y lesbianas, blancas,
negras y mulatas.

Todas nosotras, cualquiera de nosotras,
todas despojadas de apellidos, sin adjetivos.

Cualquiera cabe en este regazo, cualquier
mujer rebelde, perseguida, buscada, criticada
o señalada.

Somos todas bastardas, somos todas hermanas.
Todas sin padre, todas hijas de una misma madre.

Virgen milagrosa, fraganciosa y pecaminosa.

Tienes para tus pecados un altar distinto
en cada uno de nuestros cuerpos, un
perfume distinto fabricado con cada uno
de nuestros sudores, un aura distinta
con cada uno de nuestros alientos, un
canto distinto con cada uno de nuestros gemidos.

Oración a La Virgen de los Deseos. María Galindo.
La Paz, Bolivia.

La Virgen de los Deseos

La casona, ubicada en medio de la cuadra sobre la Calle 20 de Octubre,
entre Aspiazu y J. J. Pérez se levantaba, enorme, pintada de un indefinido
rojizo-rosado, al momento de mi llegada en pleno enero, imponente y
solitaria, a la hora de la siesta[1] [Ver Imagen No. 1.].
En marzo de este año le agregaron un mural de una mujer que, abrazando una
de sus ventanas, tiene su cuerpo conformado por la misma exhuberancia
vegetal que se contrapone a la fría y seca La Paz, casi como una metáfora
del espacio lleno de vida que se abre al interior de La Virgen de los
Deseos [Ver Imagen No. 2.].
Sobre la pared exterior del espacio de la fotocopiadora, dos llamas,
vestidas con ponchos, sombreritos bombín y collares de tulmas de colores,
intercambian sensualidad y amor con sus ojos bien abiertos, demostrando
que, en pleno barrio residencial de Sopocachi [Ver Imágenes No. 3. y 4.],
las mujeres, sin importar su orientación sexual, su condición social o
familiar, tienen derecho a verse y reconocerse, a hablarse y pensarse, sin
miedos ni vergüenzas.
Mujeres Creando es un movimiento feminista anarquista, fundado por María
Galindo, cuando regresó de su exilio en Roma, junto a otras cuatro mujeres
en el año 1992, como ella misma relata -en una entrevista realizada en
2010, por la periodista argentina Sonia Santoro-, luego de un intento
frustrado de trabajo territorial, de dos años de duración, en la zona
popular de Villa Fátima.
En la casa que adquirieron en ese barrio, que era conocido como una zona de
prostitutas, "instalaron una farmacia a base de medicina tradicional y una
tienda de alimentos naturales. Hacían tónicos caseros e invernaderos"
(Santoro 2010: 1), pero finalmente, ante un hecho de repetitiva violencia
doméstica, que terminó por costarle la vida a una de las mujeres que allí
trabajaba, el barrio se mostró contrario a visibilizar el femicidio como
tal, y éste, "sin cuestionar sus estructuras de poder y violencia ha
asimilado nuestro trabajo; (por ello, Galindo junto a sus compañeras,
decidieron que había) que crear un movimiento de incidencia pública"
(Santoro 2010:1). Es en ese momento que nace Mujeres Creando.
Se reconocen como un movimiento social, como agitadoras callejeras, y han
trabajado articuladamente con otros movimientos, agrupaciones e individuos,
como me relató Julieta Ojeda, durante mi estadía en La Virgen de los
Deseos. A pesar de sus largos años de trayectoria disruptiva en el paisaje
urbano boliviano, no son un grupo numéricamente grande, ya que no se
muestran interesados en el tipo de acumulación típicamente partidaria, sino
en un trabajo de cuestionamiento de los fundamentos del discurso patriarcal
que, desde las bases, consiga finalmente hacer cimbrar los preceptos de
género que permean a la sociedad boliviana y son constitutivos de sus
estructuras de poder.
En el año 1993 iniciaron el primer centro cultural feminista y
autogestionado de La Paz, que fue llamado "Carcajada", abierto al público
general. En aquel momento, no obstante, el espacio llegó a ser, incluso,
identificado como un burdel, por algunos sectores, y tuvieron que lidiar
con una gran hostilidad por parte de algunos ciudadanos paceños.
A pesar de ello, se fue consolidando como un espacio de aprendizaje, de
debate de ideas, de creatividad, de trabajo manual y de contención. Allí
surgieron los graffiti, el periódico Mujer Pública y una gran cantidad de
proyectos y publicaciones.
Proponen un feminismo crítico, plural, cuestionador, público y en la calle.
En este sentido, ponen en práctica la crítica al feminismo "de la academia
(el que) a pesar de su retórica de radicalismo ha fallado en alterar
fundamentalmente a la antropología" (Abu-Lughod 1991: 467). Esta autora
plantea que la crisis del feminismo occidental tuvo que ver con la
problemática de la diferencia, al deconstruir en mujeres y géneros, a la
mujer y al género, se pierden los referentes fijos. Las conclusiones
planteadas como aportes a la antropología, desde los aprendizajes del
feminismo son que el sujeto siempre es construido, y que, en ese proceso de
construcción se ignoran o reprimen otras formas de diferencia (Abu-Lughod
1991: 468).
Bhabha también presenta una crítica a la pura teoría, la que, para él se
encuentra aislada de "las tragedias históricas de los miserables de la
tierra" (Bhabha 2002: 39).
Estos pensamientos aparecen permanentemente es los escritos, en las
acciones que realizan y en sus revistas. La Virgen de los Deseos es
heredera y continuadora del espacio "Carcajada", en otro espacio, la casa
que hoy ocupan [Ver Imágenes No. 5. a 9.] y que describen de la siguiente
manera:
"Hemos querido una casa linda, con chimenea, una casa caliente, una
casa confortable porque hasta en esito que ustedes dirán que es un
detalle manifestamos nuestra crítica al rostro sucio, descuidado y mal
administrado que exhiben las sedes sindicales de todos los gremios
habidos y por haber. Nosotras al estilo de los monjes tibetanos
empezamos por limpiar nuestra casa, por ponerle manteles a las mesas y
escoger los colores de las servilletas porque esos no son valores
burgueses, sino parte de nuestra venganza que es ser felices. Les
esperamos pues con chimenea encendida". (Mujeres Creando 2005: 156)

En otro campo de las ideas, pero con ciertas coincidencias, este fragmento
me recordó una entrevista realizada, hace ya muchos años al pedagogo
brasileño Paulo Freire, en la que el relataba de qué modo en los años
setenta, la camisa que él vestía allí, hubiera sido vista como "burguesa",
pero él sostenía que, en realidad, para los obreros y los más humildes, en
general, el acceso a determinados bienes estaba más relacionado con una
cuestión de dignidad, que con una ostentación material o un proceso de
"aburguesamiento".
Concluido el breve paréntesis, creo que es destacable que esta casa es
mucho más que solo un edificio íntegramente alfombrado de rojo, con
consignas graffiteadas en las paredes y grandes retratos de mujeres, que
parecen ser el sostén mismo del espacio, sino que funcionan, además del
espacio para los debates y la reflexión, un restaurante y cafetería, un
alojamiento, una librería, una fotocopiadora, un mercado agroecológico
(gracias a cuyas ventas las jóvenes de las comunidades pueden continuar sus
estudios); un espacio para usar Internet, con asistencia incluida para
aprender a utilizarla o asesoramiento para realizar investigaciones
académicas, dependiendo de las necesidades de quienes se acerquen; un
consultorio médico y asesoría legal gratuita; baños públicos (un servicio
de enorme relevancia social para las mujeres –fundamentalmente- que pasan
todo el día vendiendo sus productos en la calle); y es también, un espacio
de refugio a mujeres víctimas de violencia doméstica, donde pueden quedarse
con sus hijos, de ser necesario; así como un espacio de aprendizaje de
diversos oficios que puedan servir como una salida laboral. Allí nacen las
acciones de intervención urbana, que en diferentes contextos y ante
diversas problemáticas encarnan Mujeres Creando, así como los graffitis que
pueblan los muros de La Paz, pero también de otras ciudades de Bolivia, a
las que día a día van expandiendo su trabajo y espacios de participación y
reflexión.
En este espacio funciona, asimismo la Radio FM Deseo, a la que, luego de
esta breve contextualización del movimiento, sus orígenes y su estado
actual, dedicaré los aspectos analíticos centrales del presente trabajo.





El feminismo es la rebelión
de las mochas[2]

Graffiti en La Paz. Mujeres creando



Nuestro feminismo ni recicla, ni rellena
remueve, mueve y conmueve

Graffiti en La Paz. Mujeres creando


La Radio de los Deseos

La radio es, al igual que las diferentes actividades que realizan Mujeres
Creando, una propuesta autogestionada y sin fines de lucro, con "el arte,
la cultura y el fomento de las voces directas sin intermediarios"[3] como
ejes centrales. Es dirigida por María Galindo y Sergio Calero, y propone,
desde su página Web, como lineamientos a las propuestas radiales allí
presentadas: "No al machismo ni a la misoginia, no a la homofobia, no al
racismo, no al clasismo, respeto al aborto y respeto a las mujeres en
situación de prostitución", así como una instancia de discusión de
cualquier propuesta a realizar con los directores de la radio.
La radio cumple otra función social, en defensa de las madres y los niños,
y llamando a la responsabilidad de los padres. Allí Galindo lee también las
listas, con nombre y apellido, de los hombres que deben las cuotas
alimentarias a sus hijos e hijas.
Finalmente, citaré brevemente la política de auspiciantes que tienen en la
radio:

"cualquier propuesta de publicidad para la radio es bienvenida pues
tenemos recursos limitados, no aceptamos publicidad de la banca por
usurera y porque la misma no contempla suficiente información para la
clientela, ni tampoco publicidad de la coca cola por insana, por
malgasto de agua, por ser un símbolo del imperialismo y mil razones
más" (http://radiodeseo.com/)

Encuentro aquí, nuevamente, al igual que mencioné en referencia a la ya
citada descripción de la casa, (que me llevó a pensar en el modelo
educativo propuesto por Freire), una voluntad política más amplia y mas
cercana a la vida cotidiana de las personas, y a sus preocupaciones más
inmediatas. No se trata aquí solo de teorizar sobre El Imperio, sino más
bien, de pensar alternativas que permitan mejorar los pequeños aspectos
cotidianos de la vida, y de esa manera, derrotar al Imperio (así, con
mayúsculas). María Galindo habla y escribe permanentemente sobre La
Felicidad, como aspecto motivacional central de la vida de las mujeres. En
un contexto de un fuerte sistema patriarcal que ha sabido sobreponerse aún
a la irrupción en cargos ejecutivos, ministeriales y legislativos de
militantes de diversos movimientos sociales y sindicales, históricamente
combativos, colándose por sus grietas, invocar la felicidad de las mujeres
como aspecto fundamental a conseguir en la vida, es, sin dudas,
profundamente revolucionario.
Las identidades políticas y sociales, tomando las palabras de Zygmunt
Bauman (2009), se han vuelto "líquidas", tanto los movimientos sindicales
tradicionales como los partidos, desde la primera presidencia de Evo
Morales, se han complejizado, se han visto expuestos a contradicciones y al
desgaste propio del ejercicio del gobierno[4]. Galindo tiene una postura
muy crítica de la matriz de género presente en muchas de las acciones de
gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), ya que, como pudo verse en el
intento de que Bolivia organizara la elección de Miss Universo 2010 (entre
otros episodios), el lugar de la mujer como objeto, persiste aún
fuertemente en el imaginario de los dirigentes.
La cuestión identitaria resulta fundamental, en tanto uno de los ejes
centrales que pretendo problematizar aquí, ya que consiste en uno de los
planteos fundamentales, desde el cual Mujeres Creando piensa el género.
Asad sostiene que "mas que nunca, ahora la identidad depende del
reconocimiento que el otro pueda hacer del self" (Asad 2000: 12). Para
este autor, la identidad no puede ser ya pensada en términos de "mismidad",
porque así dejaría afuera la enorme diversidad humana. Para Adams y Gorton,
esas "identidades son colectivas tanto como individuales" (Adams y Gorton
2006: 292)
En este sentido, Sahlins sostiene que "los otros son la condición misma
para que una sociedad pueda existir" (Sahlins 1993: 16) y, citando a Levi
Strauss, recuerda que la potencialidad de existencia de la diversidad
humana depende más de las relaciones entre los diferentes grupos de
personas que de que estos grupos se mantengan aislados.
Como sostiene Korstanje, en la misma línea que los autores ya citados, para
las construcciones de las identidades, la "otredad" y la "mismidad" son
parte de procesos sociopolíticos más complejos. El autor introduce un
concepto que me pareció relevante, por lo cual decidí incluirlo, que
teoriza que esa construcción identitaria puede ser tanto voluntaria, como
forzada. Se me ocurre pensar en relación a esto, hasta que punto las
categorías de chola, chota, birlocha o señorita, que serán desarrolladas
más adelante son lo uno o lo otro.
Finalmente, Segato aporta a la discusión por la identidad un aspecto de
gran relevancia, que no estaba tan presente en los otros autores, que es la
cuestión referente al papel relevante "que ha tenido el Estado nacional,
dando forma al "otro" interior por su capacidad de interpelación" (Segato
1999: 108). El estado nacional boliviano aparece permanentemente en la
retórica desplegada por Mujeres Creando, por lo que resulta una dimensión
de importancia, que es conveniente no dejar afuera del análisis.
En el programa "La Loca Mañana", que comienza con la canción del año 1992,
"La acera de enfrente", de la mexicana Gloria Trevi, los días viernes María
Galindo presenta retratos de mujeres, que discuten con estereotipos de
género firmemente anclados, tomándolos para resignificarlos y subvirtiendo
su carácter misógino, discriminador y violento en tanto categorías de
origen, llevando adelante un proceso de resemantización.
Estos retratos constituyen "formas de escritura política" en los términos
en que lo despliega Bhabha, que son tales en tanto no pueden ser divididos
en sus componentes teóricos y activistas, y a la vez, tienen cualidades
operacionales diferenciadas.
Para De La Cadena, la persistencia del racismo colonialista se ve socavado
desde diferentes lugares, por un lado, con un mayor poder de presión,
grupos políticos que demandan cambios, y por otro, y allí es donde creo que
se inserta el valor profundamente revolucionario de la propuesta de
Mujeres Creando, que demandan "cambios conceptuales, es decir, maneras
diferentes de hacer y pensar las relaciones sociales existentes" (De La
Cadena 2008: 8).
Los personajes retratados sobre los que realicé el análisis y trabajo con
los textos del seminario, son La Chola, La Birlocha, La Señorita, La
Divorciada, La Secretaria, La Ministra, La Lesbiana, La Santa Madre Teresa
de Calcuta, La Exiliada del Neoliberalismo, La Mujer Policía, La Madre
Culposa, y La Viuda. Por razones de espacio y extensión del presente
trabajo, en primer lugar, y por las temáticas desarrolladas a lo largo del
seminario, adicionalmente, solo analizaré extensamente dos de ellos: La
Chola y La Birlocha. Ambas tienen además, la particularidad de que se
entrecruzan a las problemáticas propias de género, las de etnicidades y de
clase, junto con aspectos más generales de la política, la historia y el
poder, lo que permitirá enriquecer el análisis.



Por cruzarme la calle tuve ya un accidente
y es que no soy cobarde: voy por la
acera de enfrente. Yo si tengo coraje y
soy muy diferente, la que quiera
atreverse: que cruce conmigo aquí enfrente.


Que caminen por ahí: las fresas, que caminen
por ahí: las ''cuerdas', que caminen por ahí: las
''feas'', que caminen por ahí: las mensas, que
caminen por ahí: barberas y burguesas, por ahí
que caminen. Que caminen por ahí: las amargadas,
que caminen por ahí: las apretadas, que caminen
por ahí: las matadas, que caminen por ahí:
las aguadas, que caminen por ahí: las castas y
calladas por ahí, que caminen.

A la que le quede el saco, de lo que he
mencionado
siga caminando del lado equivocado. Pero todas
las fuertes y las inteligentes vénganse conmigo a
la banqueta de enfrente.


Gloria Trevi, "La acera de enfrente"

Con una chola en mi corazón

Elegí el retrato así titulado por dos razones, en primer lugar porque, a
diferencia de los restantes es el que está anclado en las experiencias
personales de la infancia de María Galindo, y me pareció de interés
encontrar los lazos de unión vivenciales con sus producciones, y por otro
lado, porque se encuentra situado en un evento específico de la legislación
de Bolivia, que permite ver los entrelazamientos de las estructuras de
poder y la interacción de las mujeres, su injerencia en las decisiones del
estado y su capacidad organizativa, así como el papel de los medios de
comunicación y de los poderes establecidos.
Como ella relata, en la ya citada entrevista realizada por Santoro, nació
en una casa de la clase alta cochabambina, y su madre era muy machista. Sin
embargo, para su suerte, su gusto por el trabajo doméstico la llevó a pasar
mucho tiempo en la cocina, que terminaría siendo uno de los lugares más
importantes en su vida, compartiéndola con las mujeres indígenas, que se
encargaban de esas tareas.
El inicio del retrato está reproducido en la introducción al presente
trabajo; luego, continúa:

"Ellas han sido hermanas mayores, madres silenciosas, amigas
misteriosas y tramposas. Nosotras nos reíamos horas enteras, unas de
otras y así aprendimos a conocernos y amarnos". (Galindo 2012)

Las vivencias y complicidades compartidas con esas cholas[5], que marcaron
su infancia y temprana juventud, van configurando y desenmarañando los
roles de servidumbre que, en los hogares de las clases acomodadas, esas
mujeres han cumplido, desde hace siglos, remontándonos a épocas tan
antiguas como la misma colonia española.

"Hermanada a ellas he crecido, solo que ahora tengo la fuerza para
decirlo. Mil gestos de amor podría devolverles, no solo en las calles,
no solamente en los días de revuelta política, sino todos los días de
mi vida, y en las cosas más cotidianas: cuando voy al mercado, cuando
me subo al minibús, cuando compro queso o papa, y cuando grafiteo que
me gustan las imillias[6] alzadas y las cholas boconas". (Galindo 2012)

Las tareas y ocupaciones de las cholas aparecen, en su relato, en los
sitios tradicionalmente asignados a la mujer: como vendedora en el mercado,
como voceadora[7] y cobradora en el minibús, o como trabajadora que en él
se desplaza. Sin embargo, a continuación aparece el rol disruptivo de la
mujer, personificado en ella misma y mencionado casi al pasar, cuando alude
a su realización de graffitis. De esta manera los significados asignados
normativamente a las "cholas" y a las "imillias" adquieren una nueva
categoría simbólica.
La camaradería es aquí fundamental, especialmente en "los días de revuelta
política" en los que las mujeres bolivianas suelen accionar en primera
fila, poniéndole el cuerpo (literalmente) a la lucha. El derecho a la
participación en la política formal es algo que las mujeres indígenas de
Bolivia se han ganado a lo largo de muchos años de lucha, en los cuales los
cuerpos del trabajo y del hogar han sido también los de la resistencia, y
siguen siéndolo en la actualidad. Esto me hace pensar en la reflexión de
Asad respecto a que violencias son las permitidas, las "legítimas", por
decirlo de algún modo, y no me estoy refiriendo con esto al estado como el
que detenta el monopolio "legítimo" de la fuerza[8], sino a cuales son los
cuerpos percibidos como disruptivos y cuales no. El autor refiere
puntualmente al caso de Turquía, cuya alteridad basada en una diferencia
religiosa con Europa occidental, es percibida como una amenaza, pero no
ocurre lo mismo, cuando la violencia proviene de algún país occidental,
como el caso mencionado de Alemania.
Cabría preguntarse entonces, ¿Quiénes tienen derecho a la violencia, desde
la mirada del occidente hegemónico? Marshal Sahlins realiza un planteo
similar, pero en relación a la historia, "cuando Europa inventa sus
tradiciones –con los turcos en el portal– se trata de un genuino
renacimiento cultural, el comienzo de un futuro de progreso. Cuando otras
personas lo hacen, es un signo de decadencia cultural, una recuperación
ficticia" (Sahlins 1993: 8). Parece que, a la historia también, solo
algunos tienen derecho.
Creo que podría pensarse un proceso similar, mediante el cual los cuerpos
de las mujeres, aún no son percibidos como imbuidos de derecho a la
participación en los ámbitos de la "gran" política para generar cambios
sustanciales, sino más bien, como observan Mujeres Creando, las políticas-
mujeres están allí para ayudar a construir legitimidad a los políticos-
hombres, que siguen siendo quienes toman las decisiones centrales. En este
sentido, siguiendo con Asad, del mismo modo que las "representaciones de
Europa toman la forma de narrativas que excluyen al Islam" (Asad 2000: 14),
las narrativas de la política, excluyen a las mujeres. En esta exclusión
del Islam, su participación como parte de los herederos culturales del
mundo helénico, es "negada" (Asad 2000: 17) para que no aparezca visible el
lazo histórico común. Del mismo modo, la participación femenina es negada,
en la construcción de la política boliviana.
El componente indígena, en cambio, "la indianidad, como sujeto político y
de derecho" (Restrepo 2002: 34) ha sido redefinida en el contexto de los
estados latinoamericanos en los últimos años, y se ha vuelto una componente
de gran relevancia para el análisis de estos. Los procesos que se pusieron
en acto para que esto ocurra son diversos, pero complementarios. Por un
lado, han irrumpido los movimientos indígenas; han ocurrido re-
posicionamientos de los discursos de estos movimientos, que han ingresado a
los imaginarios nacionales y regionales; los nuevos marcos jurídicos son
más beneficiosos ahora; ha surgido una noción de ciudadanía que permite, en
paralelo el "ejercicio" de las etnicidades; finalmente, por ser un texto de
principios de los 90, el autor refiere a los procesos de "neo-
liberalización de los estados" (Restrepo 2002: 34), lo que está en proceso
de cambio ahora, nuevamente, desde hace poco menos de una década.
En este nuevo proceso de "des-liberalización" por nombrarlo de algún modo,
nos permite entender también, los procesos que han ido llevando a la
sanción de algunas leyes, que se van repitiendo en cada país del MERCOSUR y
de la UNASUR. En ese contexto, Galindo continúa relatando, la que
probablemente, tal como ocurrió en Argentina, fue una de las noticias más
relevantes de aquella semana:
"Por eso hoy es un día de regocijo con todo, toditito, enterito, todo
mi corazón: por fin se está decretando el seguro social para las
trabajadoras del hogar. Seguro que es un seguro social tardío, pero no
importa, es fundamental. Seguro que hubiera sido magnífico, estruendoso
que ese seguro social hubiese salido de las manos de Casimira Rodríguez
cuando fue ministra de justicia, y cuando fue la ministra de justicia
trabajadora del hogar… pero no, no ha podido ser. Mil impedimentos, mil
burocracias.

Estas mujeres han luchado más de una década por conseguir la vigencia
de la ley de la trabajadora del hogar. Una ley que no se cumple, una
ley que el grueso de ellas mismas desconoce, pero una ley que
testimonia que se han organizado por fuera de partidos políticos, por
fuera de los típicos movimientos sociales. Las trabajadoras del hogar
tienen un tejido impresionante organizativo en todo el país (…).

El seguro social para las trabajadoras del hogar, que ayer titularizaba
algún noticiero de televisión como "nos obligarán a pagar…". Es lo
mínimo que se puede hacer. Lo festejo con todito, toditito mi corazón
(…) y desde acá nos comprometemos a hacer todo lo que haga falta para
que ese decreto no se quede en un acto en el palacio (…) que es una
simple restitución de derechos, de los cuales ellas han sido privadas,
por décadas, de manera injusta. Eso sí que nos permite decir 'abajo la
servidumbre', la servidumbre está incrustada en nuestras casas".
(Galindo 2012)

Aparecen aquí una serie muy compleja de eventos, por un lado, uno señero e
inédito, que es el hecho de que Bolivia haya tenido una ministra de
justicia que había vivido durante toda su vida de uno de los trabajos peor
remunerados, con condiciones laborales y económicas paupérrimas y, en
muchos casos, en el que las mujeres se encuentran sujetas a humillaciones y
abusos. Un trabajo exclusivamente femenino, además. Por otra parte, se
trataba de una ley vigente, que estaba sancionada, pero que no se cumplía.
Finalmente aparecen, los poderes corporativos, en este caso, los medios de
comunicación masivos, mostrando su molestia ante sus intereses apenas
rozados por el estado.




El Che y el Evo son lo mismo: padres
irresponsables


Graffiti en La Paz. Mujeres creando






El hombre nuevo no sabe freír ni un huevo


Graffiti en La Paz. Mujeres creando






No puedo ser la mujer de tu vida,


porque soy la mujer de mí vida.


Graffiti en La Paz. Mujeres creando


La birlocha es dos veces chota

La "birlocha" y la "chota", no solo se contraponen entre sí, sino que
implican, o están construidas sobre una tercera categoría femenina, que es
la "señorita". En estas se condensa un denso núcleo de sentidos de género,
étnicos, normativos de comportamiento social, sexual, de vestimenta, de
"buen" o "mal" gusto ya sea en la indumentaria como en los comportamientos
en el espacio público, de roles, de clase, de "educación" y "cultura".

"La birlocha es dos veces chota. Mientras que la chota se atrevió a
meterse en un pantalón en el que su cuerpo no cabe, y tapa ese
atrevimiento, esconde ese atrevimiento con una falda o un mandil[9].
Mientras que la chota devuelve la crueldad que recibe, conteniendo el
insulto y mordiendo el chicle, la birlocha es dos veces la chota. Se
mete en el pantalón, pero no solamente en el jean, sino en el pantalón
blanco, en el rojo, en el pantalón de terciopelo, en el pantalón
apretado hasta la asfixia. La birlocha es dos veces la chota". (Galindo
2012)

Birlocha es un término utilizado para nombrar a la hija de la chola que ya
no viste a la manera de su madre, y que utiliza vestidos ceñidos al cuerpo
o pantalones. Tiene una connotación racista y clasista muy fuerte, y
normalmente es utilizado de modo despectivo y agraviante, para referirse a
las mujeres que pretenden ser "señoritas", pero que "tienen mal gusto".
Chota refiere también a la mujer que ha cambiado las polleras y el poncho
con flecos por la vestimenta occidental, pero que viste de modo menos
llamativo que la birlocha, y que es más joven, apenas una adolescente.
Tiene una función de control social sobre las mujeres y, al igual que
birlocha, es una categoría denigrante y vergonzante.
El gusto por la vestimenta occidental es "sancionado", en cierto sentido,
por la mirada de los otros. Ese Occidente, que es a la vez factor de
legitimación y de status, cuya pertenencia es el boleto de entrada al mundo
prometido por el capitalismo, no es para todos. Y cuando las mujeres
quieren entrar a él de la mano de sus aspectos exteriores, visibles (en
este caso la indumentaria, pero podría ser también el idioma, los gestos,
entre otros), allí aparece la burla, el escarnio, la marca de
artificialidad. Lo que puede verse, en palabras de Asad, son "los bordes",
él lo ve en los límites de Europa, los cuales, como aclara, "involucran
mucho más que una geografía" (Asad 2000: 18), aquí esos bordes se
materializan en los anillos de colores, los pantalones ajustados, y los
zapatos de tacos altísimos. La operación semántica que realiza Galindo
consiste justamente en devolverle, a la birlocha, la dignidad a esa
apropiación de los símbolos de la exterioridad occidental, al igual que, en
la política concreta, les devuelve la dignidad a las mujeres que son
recibidas con manteles de colores y el fuego encendido en el hogar de La
Virgen de los Deseos.

"La chota huye al pantalón, pero terminando en el disimulo su huida, la
birlocha quiere ser vista y es imposible que pase desapercibida. La
birlocha sabe que no es señorita, por eso su presencia es una
interpelación al clasismo, a la alcurnia, al refinamiento, la birlocha
sabe perfectamente que no es una señorita, por eso es casi casi, una
anti-señorita. Le caen mal las mujeres calladas, las mujeres delicadas,
las mujeres frágiles y tiernas, porque ella es torpe, habladora,
fuerte. Es una mujer que se dedica a enfrentar el mundo con mal gusto,
con chabacanería, con insistencia. Su forma de resistir no es imitar a
la señorita, sino superarla: si se compra medias nylon, estas no serán
color carne, sino que llevarán impresas rosas, claveles o violetas. No
se pondrá la birlocha un anillo de perlas, sino cinco anillos de
colores de plástico, a los que seguro deben acompañar un par de aretes,
que los lunes son racimos de uvas, mientras que los martes son campanas
con ángeles y laureles. Los aretes de la birlocha son cientos, por eso
la descubres en los velorios bien vestida de negro, con unos aretes
amarillos, que llevan caritas sonrientes incrustadas en corazones rojos
a los que les circundan arco iris. Mientras que la chota se deja
intimidar por lo que no conoce ni sabe, la birlocha lo re-ubica, lo re-
conceptualiza y re-interpreta, según sus intuiciones y sus visiones".
(Galindo 2012)


Me interesa detenerme un momento aquí en el enfoque de la aboriginalidad,
"entendida desde un enfoque procesual y relacional de co-producción e
inscripción de "otros" (diferentes/marcados) y "nosotros"
(diferentes/no marcados) en un entramado social de exclusiones e
inclusiones propias de la dialéctica de reproducción/contestación
permanente de la hegemonía y la subalternidad" (Restrepo 2002: 34).

Si bien la birlocha y la chota son categorías más ancladas en un clivaje de
clase, la cuestión étnica está implícita en ellas, las mediatiza y las
conforma. Retomando lo que desarrollé anteriormente con Asad, pensar las
identidades como procesos de "marcaciones" ayuda a situarlas, a poder
ponerlas en relación con los procesos históricos en los que esas categorías
han surgido y se han cristalizado. Las identidades, como plantea Abu-Lughod
se materializan siempre en un proceso de complementariedad con otros y
otras.
Segato agrega una mirada interesante a la cuestión de los objetos
materiales occidentales, ella plantea que "los bienes asociados a la
modernidad, incluyendo la identidad diferenciada, han pasado a ser
percibidos como "cultos cargo", donde el bien es adquirido no por su
contenido intrínseco, sino porque se encuentra contaminado por el prestigio
del que goza su fuente de origen" (Segato 1999: 114) esto se debe a que los
recursos materiales y simbólicos provenientes de los países hegemónicos
gozan de gran prestigio.
Rosaldo lleva a cabo un desarrollo de la teoría de la asimilación, que
considero interesante para pensar, justamente, los recursos de la ironía
para luchar contra las categorías establecidas que son utilizados en estos
retratos de mujeres. Esta teoría plantea, básicamente que, los migrantes
son eventualmente absorbidos por la cultura del país al que llegan, ya sean
ellos, sus hijos o sus nietos (Rosaldo 1988: 82). Creo necesario realizar
una pequeña aclaración, en este punto, entiendo que, por el devenir de la
vida en un lugar determinado, en el caso de las segundas o terceras
generaciones de migrantes, es lógico hablar de sujetos muy implicados con
la identidad del país, que es ya su país (o ciudad). Pero, referirse en
estos términos a quienes efectivamente migran, creo que puede implicar
quitarles la agencia a las personas, dejándolos convertidos en una suerte
de tabla rasa.
Bhabha también se refiere a las formas en que los "otros" son solo citados
en tanto texto, perdiendo así su "poder de significar, de negar, de iniciar
su deseo histórico, de establecer su propio discurso institucional y
oposicional" (Bhabha 2002: 52).
Pienso que, como desarrollé anteriormente, la cultura hegemónica occidental
puede tener algunos de estos rasgos, al permear la vida cotidiana de estas
mujeres, de allí la mixtura, que convierte a las mujeres indígenas en
chotas o birlochas. Pero creo que hay una apropiación activa por parte de
ellas, de allí que prefiero utilizar la palabra sincretismo en lugar de
asimilación para dar cuenta de este proceso.
Algo de esto discute Sahlins, al dar cuenta de los formatos de colonización
que algunas veces realiza la academia, al "atacar la integridad cultural y
la agencia histórica de las personas periféricas" (Sahlins 1993: 7). Kuper,
también, cuando critica a los estudios culturales porque solo ven a las
sociedades no-occidentales como destinadas a repetir los "males" que
"sufren" los países centrales. Esta visión enmascara un profundo
etnocentrismo, que, al igual que la teoría de la asimilación, deja a las
personas en una posición de enorme pobreza simbólica para elaborar el mundo
que las rodea. Creo que este punto también es profundamente criticado por
Mujeres Creando, al dotar a sus personajes de criterios, decisiones, deseos
y anhelos.
El recurso semántico utilizado por Galindo, consiste en una contraposición
de los diferentes términos (chota, birlocha y señorita), apelando a la
ironía, para dar cuenta de sus características diferenciales, subvirtiendo
los sentidos socialmente aceptados para cada una de ellas. Con esa
estrategia discursiva, pone de manifiesto las categorías subyacentes a esa
valoración, para trastocarlas, darlas vuelta y así conmover las estructuras
cognoscitivas cristalizadas en la sociedad.

"No esconde sus gorduras sino que las exhibe como parte de su lugar en
el mundo, por eso nadie logra bajonear a una auténtica birlocha, aunque
toda la sociedad se esfuerce en hacerlo. La mirada de la birlocha es
una mirada irreverente, que responde al clasismo con mecanismos de
defensa efectivos e inmediatos. La birlocha es una respondona, una
exagerada, es dos veces chota, y por eso no tiene medida en nada y para
nada". (Galindo 2012)

El cuestionamiento que llevan adelante Mujeres Creando refiere a la
totalidad de los aspectos de la vida de las personas de los distintos
géneros, a pesar de que el foco central en estos materiales que elegí
analizar, están colocados sobre la mujer. Tal es así que el cuestionamiento
a los modelos de belleza occidentales aparecen como una acción transversal
a sus intervenciones urbanas, graffitis, talleres y otros. Han realizado
acciones de protesta en concursos de belleza, a los que critican el canon
estético, la industria de la belleza y la idea misma de la cosificación de
la mujer como un objeto a ser exhibido ante los hombres.
























































Virgen protectora de deseos y de luchas,
de esperanzas y de sueños.

Líbranos de racistas, homofóbicos, corruptos,
machistas, colonialistas y explotadores.

Libranos de obispos y curas hipócritas que desde
sus púlpitos usan la muerte de Jesucristo para
culpabilizar una vez más a las mujeres.

Avísanos cuando vengan. Ocúltanos cuando nos
busquen. Confúndelos cuando nos encuentren.
Sujeta sus manos cuando nos golpeen. Detén sus
movimientos cuando nos violen.

Virgen de los Deseos. Los predicadores te odian;
los curas y los obispos te niegan mientras nos
condenan a la obediencia y la sumisión.

Oración a La Virgen de los Deseos. María Galindo.
La Paz, Bolivia.


Palabras Finales

Como pudimos ver a lo largo del desarrollo del texto, las problemáticas de
los géneros aún siguen siendo resistidas e invisibilizadas para la mayoría
de la sociedad boliviana.
Las identidades aún parecen constituirse, o bien sobre la base de
esencializaciones étnicas, o de género masculino o femenino exclusivamente.
Sin embargo hay otras categorías de construcción de identidades que van
tomando más y más visibilización. Algunas de ellas son identidades
voluntarias, otras son impuestas, pero aún estas últimas pueden pasar por
procesos de reapropiación y resignificación para ser vistas positivamente.
En este contexto, el planteo político de Mujeres Creando tiene una enorme
relevancia simbólica así como para pensar un nuevo paradigma.
Las condiciones sociales y políticas, a un nivel más macro han cambiado
sustancialmente desde la década neoliberal, y si bien hay muchos aspectos
positivos a destacar, aún persisten en los asientos de los poderes
políticos, judiciales, mediáticos criterios anquilosados y estereotipados
sobre los géneros, los roles y las personas.
La lucha por el poder continúa, y se dirime en cada vez una mayor variante
de arenas. Todo está en disputa, los géneros, las etnicidades, las
identidades, las construcciones sociales y políticas.

Bibliografía

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SAHLINS, Marshall. 1993. "Goodby to Tristes Tropes: Ethnography in the
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Anexo Fotografías e Imágenes

Imagen No. 1.

"La Vírgen de los Deseos"

Enero de 2013. Autora: Romina Misenta. Fuente: registro de campo.















Imagen No. 2.

"La Virgen de los Deseos"

Enero de 2013. Autores: Mujeres Creando. Fuente:
http://www.facebook.com/photo.php?fbid=547106965309409&set=pb.37678704900806
9.-2207520000.1370112925.&type=3&theater









Imagen No. 3.

"Mapa barrio Sopocachi en La Paz"

Mayo de 2013. Autora: modificado por Romina Misenta. Fuente:
http://maps.google.com.ar/maps?rlz=&q=barrio+sopocachi+la+paz+bolivia&um=1&i
e=UTF-
8&hq=&hnear=0x915f2062f0e41dbf:0x73ae886bde581ec9,Sopocachi,+La+Paz,+Bolivia
&gl=ar&sa=X&ei=90SqUY6uM4fi0gGa8IDoDg&ved=0CJcBELYD









Imagen No. 4.

"Mapa barrio Sopocachi en La Paz, detalle de zonas cercanas circundantes"

Mayo de 2013. Autora: modificado por Romina Misenta. Fuente:
http://maps.google.com.ar/maps?rlz=&q=barrio+sopocachi+la+paz+bolivia&um=1&i
e=UTF-
8&hq=&hnear=0x915f2062f0e41dbf:0x73ae886bde581ec9,Sopocachi,+La+Paz,+Bolivia
&gl=ar&sa=X&ei=90SqUY6uM4fi0gGa8IDoDg&ved=0CJcBELYD







Imagen No. 5.

"La Virgen de los Deseos. Comedor"

Enero de 2013. Autora: Romina Misenta. Fuente: registro de campo.















Imagen No. 6.

"La Virgen de los Deseos. Comedor"

Enero de 2013. Autora: Romina Misenta. Fuente: registro de campo.





















Imagen No. 7.

"La Virgen de los Deseos. Comedor"

Enero de 2013. Autora: Romina Misenta. Fuente: registro de campo.















Imagen No. 8.

"La Virgen de los Deseos. Pasillo acceso a habitaciones"

Enero de 2013. Autora: Romina Misenta. Fuente: registro de campo.















Imagen No. 9.

"La Virgen de los Deseos. Pasillo acceso a habitaciones"

Enero de 2013. Autora: Romina Misenta. Fuente: registro de campo.

















-----------------------
[1] La imagen que acompaña el texto corresponde a una toma que realicé a la
noche de ese mismo día.
[2] Las mochas son las ayucas, las murus. Las niñas que traídas del campo,
están en una situación de servidumbre en las casas de las ciudades. El
término mochas es un insulto propio de la ciudad de Tarija. (Mujeres
Creando 2009: 29)
[3] Tal como aparece en el sitio Web de la radio: http://radiodeseo.com/
[4] Este estado de situación surgió de mis charlas con Julieta y de la
lectura de los diversos comunicados, publicaciones y acciones que han
llevado adelante en los últimos años.
[5] Denominación referida a las mujeres indígenas, que visten las polleras,
blusas, poncho, sombrero bombín y largas trenzas. Cada región, no obstante
cuenta con variaciones en la indumentaria.
[6] Según "El Diccionario del Cholo Ilustrado" de Alfonso Prudencio Claure
(Editado por la Universidad Mayor de San Andrés, año 1978) "imillia" es la
niña y también la joven indígena. El autor aclara que este último uso es el
que se ha extendido, y que es utilizada también como una categoría
ofensiva, al referirse con este término "las chicas farsantes de La Paz y
otras ciudades" a las jóvenes que consideran mestiza, "lo cual no deja de
ser una solemne tontería, pero hay que anotarlo", aclara Claure. En La Paz
y Cochabamba también llaman de este modo a las "chotas que se hallan en
edad de merecer".
Cito solo algunas partes de las definiciones, y me referiré a otras
palabras más adelante, pero quisiera aclarar brevemente que creo que este
"diccionario" amerita en sí mismo un trabajo profundo de investigación
sobre género, lenguaje y poder, prestando particular atención a las
"aclaraciones" y comentarios que va introduciendo el autor a lo largo del
texto.
A pesar de ser bastante antiguo, parece que el uso social de sus
definiciones no han cambiado sustancialmente, ya que, en artículos más
actuales, o en los mismos libros de Mujeres Creando, cuando aclaran el
significado usual de estas palabras, no aparecen variaciones.
[7] Esa es la denominación que recibe quien va en el asiento del
acompañante del conductor de los minibuses o movilidades, gritando el
destino de los mismos y dedicándose a cobrar a los pasajeros también.
[8] Al menos esto es así en los estados modernos, ya que, desde el
anarquismo, claramente esta no es una postura con la que Mujeres Creando
esté de acuerdo.
[9] Es lo que en Argentina conocemos como delantal, que se coloca sobre la
ropa para evitar que se ensucie al realizar determinadas tareas.
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