Revista VII Como un instrumento de dominacion

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Descripción

Adriana José Valenzuela Licenciada en Administración y Maestra en Administración Empresaria y Catedrática de la FCA y del Posgrado, UNAM La Organización vista como un instrumento de dominación. A lo largo de la historia del ser humano, las organizaciones han estado asociadas a procesos de dominación social, en los cuales, individuos o grupos encuentran los medios de imponer su voluntad a otros. Esto se hace evidente cuando hacemos la historia de la organización moderna, desde sus raíces en la Antigüedad, durante su crecimiento y desarrollo, bajo la forma de Empresas, y/o de imperios militares, hasta su papel en el mundo moderno. Por ejemplo en la construcción de las pirámides de Egipto, calculamos la cantidad de hombres que se necesitaron para su construcción, durante 20 años. Había que extraer los bloques, cortarlos y transportarlos muchos kilómetros, por barco, generalmente sobre el Nilo cuando estaba en crecida. Cuando admiramos las pirámides, nos sorprendemos de su gran ingeniosidad, de su saber hacer, tanto sobre el plan estético que sobre el plan de organización. Así que estas pirámides, en analogía que simbolizan la explotación humana y la manera en que nos hemos servido de la vida y del trabajo, encarnado por millares de gente, para servir y glorificar, algunos privilegios. Según algunos teóricos de la organización, esta combinación de explotar y de explotación, es uno de los rasgos característicos de las organizaciones a través del tiempo. Que nosotros hablemos de la construcción de pirámides, de la conducta de una armada, de una multinacional o de una empresa familiar, igual nos encontramos relaciones de poder asimétricos en donde el resultado es que el trabajo de la mayoría sirve a los intereses de algunos. Lo que cambia a través del tiempo es la práctica en curso. El reclutamiento y la esclavitud que han provisto la mayor parte de la mano de obra necesaria, para la construcción de las pirámides o de los imperios, han dado paso al trabajo asalariado, en donde los trabajadores tienen el derecho de quitar su empleo. Los administradores han remplazado a los maestros, y los trabajadores sirven generalmente a los intereses de los accionistas, en vez de a los faraones, emperadores o monarcas absolutos. Sin embargo, en todos los casos, el trabajo de muchos individuos, es al servicio de fines visualizados solo por algunos. Desde este punto de vista es que podemos considerar a la organización o empresa, como un proceso de dominación y las diversas formas de organización que podemos observar en el curso de la historia, incluyendo al mundo moderno, considerada como otra variante del modo de dominación empleado. Este aspecto de las organizaciones ha sido el objeto de estudios particulares efectuados por teóricos de las organizaciones, a decir los llamados radicales, inspirados por las ideas de Karl Marx y de otros autores bien conocidos como Max Weber y Roberto Michels. De Max Weber:

Es reconocido, por los teóricos de las organizaciones, por su trabajo sobre la naturaleza de la burocracia, y se preocupó en comprender ante todo, cómo en las diferentes sociedades y distintas épocas se caracterizaron por diferentes formas de dominación social. Consideraba a la burocracia como un modo particular de dominación social y se interesó en el papel de las organizaciones burocráticas, en la creación y conservación de estructuras de dominación. Para Weber, la dominación puede producirse de diferentes maneras: primero la más evidente, la dominación que surge cuando una o muchas personas son forzadas u obligadas por otras por el empleo directo de la fuerza o la amenaza. Aunque esta forma puede aparecer de manera sutil, por ejemplo: cuando un dirigente puede imponer su voluntad a otras personas que estiman “que ellos tienen el derecho de…”, es el tipo de dominación que más le interesó. Él ha consagrado una buena parte de sus estudios en comprender la manera en donde las formas de dominación adquieren su legitimidad y se convierten en relaciones de poder normales y socialmente aceptadas, p.e.: modelos de autoridad formal, según las cuales la persona que detenta la autoridad considera el derecho de dirigir y que sus subordinados tienen el deber de obedecer. A través de sus trabajos Weber, definió tres tipos de dominación social, que pueden convertirse en autoridad o poder legítimos, y son: 1.

Tradicional: esta se da cuando hay un respeto a la tradición y al pasado. Su legitimidad reposa en la costumbre y sobre la percepción de la manera tradicional de proceder de “las buenas maneras”. Las personas obtienen así el poder por herencia, como en la monarquía o de sucesiones familiares. El aparato administrativo, toma en general dos formas: patriarcado o feudalismo. En el primer caso los personajes oficiales o administradores son en general apegados a la persona del jefe – servidores, miembros de la familia o favoritos – y son remunerados por él. En el segundo caso, ellos conservan una independencia relativa. En recompensa a su fidelidad, se les pide la autonomía al interior de una cierta esfera de influencia, y ellos no dependen directamente del jefe para su remuneración o su subsistencia.

2.

Carismática: se da cuando un jefe gobierna gracias a sus cualidades personales. La legitimidad de la dominación, descansa en la fe que tienen los subordinados en aquél que dirige, lo ven como un profeta, un héroe o un demagogo. El aparato administrativo, en este modo de dominación, es ligero y poco estructurado e inestable y funciona en general por acuerdos de algunos discípulos o intermediarios.

3.

Racional- Legal: aquí la legitimidad de la dominación se da a través de la ley, las reglas, los procedimientos. Así que un jefe no puede llegar a legitimar su poder más que siguiendo los procesos legales que determinan el modo de nombramiento del jefe. El poder es igual estrictamente delimitado por reglas. El aparato administrativo, en este caso es generalmente burocrático, cuadro de referencia racional y legítima en aquél en donde la autoridad formal es concentrada, en lo más alto de la jerarquía en la organización.

Según los conceptos anteriores, Weber, señala que la capacidad de un dirigente de”se servir” de una o de otra forma de autoridad depende de la capacidad de encontrar apoyo o legitimación, en las ideologías y creencias de aquellos que dirigen, de meter un aparato administrativo apropiado que sirva de puente entre dirigente y subordinado.

Así cada modo de dominación se acompaña de una cierta clase de legitimidad y de una forma particular de administración. También Weber reconoció que estos tres tipos de dominación no se encuentran en una forma pura y que la usurpación de diferentes formas de autoridad, las unas sobre las otras, engendra tensión y malestar. Se preocupó Weber, bastante, por el aumento de la tendencia hacia la burocracia y la racionalización. Según él, la burocratización representa una amenaza seria para la libertad del espíritu humano y de los valores de la democracia liberal, porque aquellos que controlan tienen los medios de subordinar los intereses y el bienestar de los demás. De aquí su idea de que la burocracia se puede convertir fácilmente “una jaula de fierro”. Visualizaba a la burocracia como un instrumento de poder de primera importancia, y estimaba que en la medida en donde la burocratización de la administración es total, existe una forma de relación de poder “prácticamente inquebrantable”. Roberto Michels Sociólogo italiano, de origen alemán, ha expresado preocupaciones parecidas a las de Weber. Él ha visto desde la dimensión política de la organización burocrática, las claras tendencias oligárquicas. En su famosa “Ley de Bronce de la Oligarquía”, emitió la idea de que las organizaciones modernas terminan generalmente por encontrarse bajo el control de pequeños grupos, mismo cuando aquella va al encuentro de deseos de los dirigentes como de dirigidos. Michels, estudiando a las organizaciones que se pretenden democráticas, como los sindicatos y los partidos políticos, concluyó que la democracia no es más que una palabra. A pesar de sus mejores intenciones parece que tienen tendencia a dar el monopolio de poder a sus dirigentes. Así, desde que los jefes obtienen el poder, tienden a privilegiar su propia manera de ver las cosas, y parecería que todo lo que podemos esperar, es que no pierdan de vista los intereses de las personas que dirigen. Pero según Michels, mismo los jefes elegidos de una manera democrática y llenos de las mejores intenciones del mundo, tienen la tendencia a se juntar con una élite que se preocupa por sus propios intereses y que se agarra del poder”a cualquier precio”. Por esta razón él visualizaba el extremo pesimista del carácter dominador de las organizaciones modernas, y reprodujo a su manera, el carácter pesimista de Weber. El interés real de éstas perspectivas, es que ellas muestran como las organizaciones, las más racionales y las más democráticas pueden convertirse en modos de dominación por los cuales, ciertas personas adquieren y conservan una influencia dominadora sobre las otras, a menudo por la intermediación de procesos sutiles de socialización y de creencias. Si queremos utilizar las ideas de Weber, como ilustración podemos sentirnos dominados por fuerzas tan fundamentales y escondidas como aquellas que subsisten en la búsqueda de la racionalidad. A medida que nos sometemos a la administración, por las reglas y que formulamos cálculos rigurosos concernientes a los fines, los medios, los costos y los beneficios, es que nos dejamos dominar, poco a poco por el proceso mismo de racionalización. Los principios personales y la búsqueda de la eficacia se convierten entonces en nuestros nuevos jefes.

Las anteriores ideas hacen eco a aquellas de Karl Marx, de donde Weber dice que la lógica que rige a la sociedad moderna, se encuentra en el proceso de dominación por medio de la racionalización. Para Marx, el instrumento de dominación se engendra en la búsqueda de la plusvalía y la acumulación del capital. En el curso de los últimos años muchos teóricos e investigadores, radicales, se han interesado mucho en éstas ideas y en la manera en donde el proceso de racionalización, sirve a intereses de aquellos que acumulan el capital. Junto a sus investigaciones actuales, ponen al día las ideas de Weber y de Marx y muestran, como en el mundo de hoy, las organizaciones, descansan en procesos de dominación y explotación de todas clases. Conclusiones Esta conceptuación de la Administración en las organizaciones, debe ser considerada como disfuncional y no intencional, de un sistema de acción, que es a todas luces racional. El aspecto negativo que tienen a veces las organizaciones y sus empleados o su ambiente, o las multinacionales que tienen un modelo de desigualdad y de desarrollo económico mundial, lo cual no es intencional. Estas teorías nos llaman la atención sobre la naturaleza de la acción racional, que es una arma de dos filos y que ilustra el hecho que se habla siempre, de la forma parcial, porque es cuestión de racionalidad. Es decir los actos que son racionales desde el punto de vista de aumento de beneficios, pueden tener efectos negativos en la salud del personal, p.e. la diversificación del portafolio de inversiones, etc. Ordinariamente los análisis de las organizaciones, buscan ser ideológicamente neutros, presentándolos como teorías, de las cuales uno se puede servir para toda clase de fines y considerando las cuestiones deontológicas, como temas de estudio particular y aislado. Es así como es posible mostrar una organización burocrática o matricial, crear o dirigir una cultura de empresa, o jugar el juego político, en una organización, sin prestar mucha atención en la forma en que estas ideas van a ser utilizadas. Si queremos ver el lado positivo de este estudio, es decir proactivamente, nos muestra como elaborar una teoría de la organización, para aquellos que son explotados, poniendo al día el lado sórdido de la vida de la organización, desde el punto de vista de las desigualdades estructurales, de las enfermedades y accidentes de trabajo, o de la explotación del tercer mundo, elaborando una teoría que dé cuenta de estos fenómenos. Los teóricos de las organizaciones tienen el medio de servirse de lo anteriormente expresado como un instrumento de cambio social. Es decir crear una nueva teoría radical para equilibrar a las más convencionales. Pero no buscando la exacerbación con actitudes antagonistas, acentuando la oposición entre “ellos y nosotros”. Buscando la comprensión de orden sistemático que ayudará a engendrar un muy grande sentimiento de responsabilidad colectiva y a encontrar medios de reformular problemas junto con las soluciones, para remediarlos.

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