Review: Ruth Behar, La presencia del pasado en un pueblo español. Santa María del Monte (León, Instituto Leonés de Cultura, 2013)

July 7, 2017 | Autor: J. Serrano Álvarez | Categoría: Cultural Studies, Anthropology, Ethnography, Commons, Province of Leon (Spain)
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Crítica de libros Book reviews

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Crítica de libros

tes de cara a los acontecimientos políticos y procesos socioeconómicos que se desplegaron en la dicha frontera durante las décadas posteriores. María Fernanda Barcos CONICET. Centro de Historia Argentina

GELMAN, J. (2006). Caminos abiertos en la pampa. Dos décadas de renovación de la historia rural rioplatense desde mediados del siglo mediados del

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XVIII

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Ruth Behar La presencia del pasado en un pueblo español. Santa María del Monte León, Instituto Leonés de Cultura, 2013, 462 páginas

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n 1978, Ruth Behar, una joven estudiante norteamericana, llegó a un pueblo de la provincia de León, Santa María del Condado, a realizar un estudio etnológico. Años después, con el material obtenido presentaba su tesis doctoral en la Universidad de Michigan, la cual era publicada en 1986 con el título

The presence of the past in a SpanishVillage. Santa María del Monte. Casi treinta años más tarde, el Instituto Leonés de Cultura decidía traducirlo y publicar la obra que aquí nos ocupa. Aunque el estudio fue Historia Agraria, 66 Agosto 2015 pp. 213-244 ■



planteado como una etnografía histórica de una aldea leonesa, describe una economía y una cultura que fue predominante en Europa hasta los siglos XVIII y XIX. Esta forma de vida basada en una economía familiar y en la utilización de los comunales, los cuales en León han pervivido hasta la actualidad a pesar de las presiones del cambio demográfico, las desamortizaciones y la intervención del Estado; en el caso de Santa María de Monte, los comunales superaban el 70% de la superficie. Viene a mostrar la autora que la pervivencia a largo 223

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Crítica de libros

plazo de los comunales y de este modo de vida no es fruto de la inercia sino de la adaptación a los cambios sociales, económicos y políticos que se suponen que acabaron con el Antiguo Régimen. O dicho en palabras de la autora, «este libro trata sobre una España diferente, una vieja España rural a la que se puede echar un vistazo en el momento en el que se estaba retirando de la vista, en la que el pasado estaba más presente que el futuro» (p. 346). El libro se divide en cinco partes en las cuales la autora explora diferentes aspectos de la «presencia del pasado» en Santa María del Monte cubriendo un período histórico que va de principios del siglo XVIII a los años 70 del siglo XX. La primera parte, de carácter introductorio, reflexiona sobre los cambios habidos en los últimos años en los modos de vida de los habitantes de Santa María y cómo estos aparecen reflejados en un paisaje rural de origen medieval. La segunda parte (capítulos 2 a 6) está centrada en la casa. Con un enfoque antropológico estudia la casa del pueblo (cap. 2) y su arqueología (cap. 3), la cual va cambiando de propiedad y de fisonomía de generación en generación. En estos capítulos iniciales ya se empieza a percibir que en esta sociedad rural, la toma de decisiones económicas está subordinada a principios morales. En el capítulo 4 la autora aborda el reparto de la herencia a partes iguales, notándose su fascinación por el igualitarismo que lo preside: todos los bienes, ya sea la casa, el mobiliario, los aperos de labranza o las tierras son divididas «a partes iguales» entre los herederos. Las consecuencias de la herencia igualitaria y cómo 224

éstas afectan las relaciones entre padres e hijos son estudiados en el capítulo 5, reservando el sexto al estudio del establecimiento de nuevas unidades familiares. Los apartados finales del capítulo están dedicados al matrimonio y a la posición de la mujer, quien es presentada como «labradora de trabajo duro y propietaria tenaz». Llama la atención que la autora, hoy reconocida como una especialista en género, ofrezca una visión que no indaga en las desigualdades de género. La tercera parte del libro estudia el concejo, o gobierno local, considerándolo como asamblea, como entidad política y como presencia moral. Comienza describiendo su funcionamiento como asamblea de vecinos (cap. 7), que a los ojos de un observador externo podría parecer caótico y poco ejecutivo («aquí se habla mucho, pero no se hace nada»). Sin embargo destaca Behar la importancia simbólica de reunirse y compartir bebida, así como «el código de igualdad estricta que era la base de la legitimidad del concejo como forma de gobierno» (p. 177). En el capítulo 8 estudia el concejo como entidad política, subrayando que los cargos son a su vez cargas, y que éste representa la fuerza de la comunidad (p. 187). De nuevo aquí se filtra la fascinación de Behar por el igualitarismo; aunque no ignora que la toma de decisiones podía estar subordinada a los intereses de algunos grupos, es más un análisis de la esencia del concejo que no su funcionamiento real. Finalmente, estudia el concejo como presencia moral que impone la obligación de concurrir a reuniones y hacenderas (prestación comunal de trabajo), asistir a los funerales pp. 213-244 Agosto 2015 Historia Agraria, 66 ■



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y misas votivas, así como el hacer cumplir la costumbre de dar abrigo a los pobres mendicantes. Subraya la autora que la solidaridad era impuesta por las ordenanzas; por otra parte, indica Ruth Behar que admitir que las costumbres han «pervivido» es ligeramente engañoso en cuanto que implica una aceptación automática y pasiva de las costumbres antiguas por parte de los vecinos. Se podría criticar que en el estudio de la naturaleza del concejo utiliza ordenanzas de distintas épocas, corriendo el riesgo de plantear un ejercicio «ahistórico» en tanto que en las ordenanzas a mediados del siglo XIX dejan de estar en vigor, y lo señalado en ellas no es extrapolable a épocas posteriores. La cuarta parte, la más interesante desde el punto de vista de la historia agraria, está centrada en la propiedad comunal y en los derechos y usos comunales, detallándose también la organización colectiva de la aldea. Comienza con un capítulo (cap. 10) dedicado a «la red de derechos de uso» y a la propiedad comunal considerada como una forma alternativa de poseer, resaltando cómo en ocasiones lo privado queda sometido a la esfera de lo común. En el capítulo 11 estudia los rebaños comunes y el sistema de pastoreo comunal, llamándole la atención lo que ella denomina la «cadena de reciprocidades» reflejada en el funcionamiento de las sociedades de ayuda mutua, o la asistencia de todos los vecinos a auxiliar a quien ha perdido una res de trabajo. El capítulo 12, uno de los más interesantes del libro, dedicado a las tierras comunales, ahonda en su importancia y el rol de éstas en la crisis de subsistencia de finaHistoria Agraria, 66 Agosto 2015 pp. 213-244 ■



les de siglo XIX. Como indica Behar, utilizar el monte como reserva de tierra cultivable no tiene nada de extraordinario, lo significativo es que eligieron actuar como comunidad y asumir colectivamente como comunidad la responsabilidad de lo que pudiese ocurrir. Es decir, los vecinos se comprometen a actuar in solidum; ignorando las prohibiciones estatales, los vecinos asumen la responsabilidad colectivamente frente a las denuncias que pudiesen llegar. Por otra parte, sugiere que lo que llevó a los vecinos a roturar y a «apropiarse» de los comunales no fue la codicia ni un emergente individualismo, sino el ser conscientes de la posibilidad de convertirse en jornaleros; según Behar, muchos vecinos hubiesen sucumbido antes a la hambruna o engrosado las filas de los pobres sin tierra si no hubiese sido posible ampliar la empobrecida herencia familiar al tomar prestado de la herencia común del pueblo. Los últimos dos capítulos de esta parte están dedicados a los montes comunales (cap. 13) y a la intervención del Estado en los comunales (cap. 14). Afirma Behar que los vecinos de Santa María no fueron víctimas pasivas de la desamortización, sino que resistieron y lucharon contra las amenazas del Estado liberal. Ante el intento de redefinir la naturaleza de la tenencia comunal de la tierra, la pretensión de establecer una definición igualmente absoluta de propiedad privada y por ende de acabar con la urdimbre de derechos de uso superpuestos sancionados por la costumbre, los vecinos de Santa María del Monte contraatacaron con largos y costosos litigios. Al igual que ocurrió en otros lugares, se comprueba que 225

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Crítica de libros

los derechos comunales pervivieron porque fueron resistidos. La última parte del libro (cap. 15) es básicamente una reflexión sobre cómo los habitantes de Santa María perciben el pasado distinguiendo entre historia legendaria e historia documental; diferencia entre los registros familiares y las ordenanzas; en los primeros, todo fluye, en los segundos, a pesar de los cambios, hay un sentido de permanencia. En esta edición española la autora agrega una nota final titulada «Más tarde» en la que, desde la distancia que otorga el tiempo, repasa con sentido crítico su obra. Reconoce haberse dejado llevar por una cierta «nostalgia del pasado» y que quizás, por su ascendencia cubano sefardí, intentaba encontrarse en una remota aldea de León con sus propios orígenes. Afirma buscar «a tientas una comprensión más sutil de la forma en que el presente toma forma continuamente y se transforma en una compleja negociación con las estructuras heredadas del pasado» (p. 371). Ruth Behar reconoce fusionar etnografía e historia para crear un texto híbrido que eliminase la frontera entre ambas disciplinas, si bien teme caer en la grieta que las separa. Es cierto que Behar, que en ningún momento oculta que es antropóloga, no lleva a cabo una narración de acuerdo una lógica histórica, sin embargo, esta obra es de una gran utilidad desde el punto de vista de la historia agraria. Su aporte más importante es mostrar que en las sociedades rurales tradicionales las normas, los principios morales están íntimamente presentes en la toma de decisiones económicas. 226

Se ha de tener en cuenta también que este libro fue escrito a principios de los años 80, en un momento en el que lo tradicional estaba siendo ideológicamente ignorado. Frente a una modernidad que despreciaba el campo y la cultura, Behar reconoce aliarse con los ancianos y las familias labradoras para defender el legado histórico, insistiendo en la importancia de no olvidar. En este sentido también se podría criticar una cierta tendencia a idealizar el funcionamiento de las sociedades rurales: aunque reconoce la existencia de conflictos, no ahonda en ellos ni en sus causas. Considerando que a la altura de 1986 la historia agraria en España era una disciplina que estaba poniendo sus cimientos, esta obra es pionera. Hoy en día, ya sabemos que lo del atraso es más bien un mito y que la agricultura tradicional se fue adaptando a la economía de mercado. Comparte también con la historia agraria otros dos aspectos; uno es el bagaje intelectual en el que se apoya, siendo reconocibles las influencias de E.P. Thompson, M. Bloch, K. Polanyi o P. Grossi, y de autores leoneses como V. Flórez de Quiñones, E. López Morán o G. de Azcárate. Por otra parte se trata de una obra bien documentada, siendo impresionante el elenco de archivos y fuentes históricas consultadas; asimismo, la explicación se ve complementada por numerosas fotografías, mapas, diagramas, tablas y gráficos. Finalmente, cabe reseñar que la traducción del inglés ha sido llevada por Bruno Castro; el enorme esfuerzo realizado, disculpa errores menores en la traducción siendo quizás el más destacable traducir commons por «comunes» y no comunales. pp. 213-244 Agosto 2015 Historia Agraria, 66 ■



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Es una obra sugerente, bien escrita, con historias amenas, bien contadas. Una de las claves es la empatía de la autora con unas personas que al margen de la modernidad defendían valores que la modernidad detestaba. La obra transpira admiración y respeto hacia las gentes del campo y sus valores. En resumen, se trata de un libro imprescindible para entender el mundo rural

leonés. Dicen por estas tierras leonesas que «nunca es tarde si la dicha es buena»; en este caso, a pesar del retraso con el que llega, es una excelente noticia que esta obra se haya publicado en español. José A. Serrano Álvarez Universitat Oberta de Catalunya

Dietmar Muller y Angela Hare (Eds.) Transforming Rural Societies: Agrarian Property and Agrarianism in East Central Europe in the Ninteenth and Twentieth Centuries Innsbruck-Wien-Bozen, Studien Verlag, 2011, 227 páginas

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ieron comienzo en 2014 los congresos y encuentros científicos conmemorativos del centenario de la Primera Guerra Mundial. Indudablemente, la historia política, diplomática y militar ha acopiado una considerable cantidad de conocimiento sobre este tema. Pero, ¿conocemos lo suficiente sobre las consecuencias económicas y sociales de la Primera Guerra Mundial? Bajo mi punto de vista existe aquí un amplio territorio inexplorado, en particular en la investigación de las sociedades rurales. Es por esto que el volumen titulado Trans-

forming Rural Societies. Agrarian Property and Agrarism in East Central Europe in the Nineteenth and Twentieth Centuries, al cuidado editorial de Dietmar Müller y Angela Harre, resulta especialmente bienvenido. La mayoría de los estudios que ven aquí la luz analizan los antecedentes, así como las consecuencias a corto y a largo Historia Agraria, 66 Agosto 2015 pp. 213-244 ■



plazo, de las reformas agrarias que siguieron a la Primera Guerra Mundial. Debe destacarse que el volumen, que está formado por estudios en inglés y en alemán, responde a la iniciativa del Institute of Rural History, con sede en Austria (St.Pölten), que le presta para ello las páginas de su anuario. Como es bien conocido, el problema estructural más grave de la agricultura europea en el temprano siglo XX estaba relacionado con la subsistencia de las grandes fincas feudales. Las consecuencias económicas y sociales de este problema, heredado del siglo XIX, han sido ampliamente debatidas en la segunda mitad del siglo. Los años siguientes a la Primera Guerra Mundial, con todo, trajeron consigo reformas de la propiedad de la tierra a lo largo y ancho de Europa. ¿Qué fue lo que ocasionó esta tendencia ampliamente difundida por el continente? 227

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