Revelación progresiva: del Dios escondido al Dios que se deja conocer

July 8, 2017 | Autor: Marta Martínez | Categoría: Teologia biblica
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Descripción

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California Christian University

Maestría en Teología AL “Revelación progresiva: del Dios escondido al Dios que se deja conocer”

Lic. Marta Martínez Aguirre

Tutora: Leddiz Yasmin Aparicio Trabajo monográfico de pasaje de curso: Curso: “Teología avanzada del Antiguo Testamento” Ciudad del Plata, San José Uruguay Mayo, 2014

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Tabla de contenido Introducción .......................................................................................................3 Capítulo 1 ...........................................................................................................5 Un Dios que se da a conocer .............................................................................5 1.1 Dios se da a conocer, el velo se descorre. ................................................5 1.2 Dios elige un pueblo y muestra ser un Dios de pactos .............................7 1.3 El Dios de Israel es un Dios verdadero y único .......................................11 Capítulo 2 .........................................................................................................12 La noción de salvación siempre presente en el AT ..........................................12 Conclusión .......................................................................................................14 Bibliografía citada.............................................................................................16 Bibliografía consultada .....................................................................................16

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Introducción

Nos dice el apóstol Pablo que Dios " quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1Ti 2:4-5). Esa es la gran verdad que Dios le da al hombre, el conocimiento de Cristo Jesús (cf. Jn 14,6). Es más, el mismo Cristo dejó su gran comisión que el Evangelio fuera anunciado por todos los rincones de la tierra, es decir que no haya ser humano que no esté al tanto que Dios se ha revelado y ha manifestado su amor eterno. Si sólo hay una forma de ser salvo, y esta es hecha posible por el poder de Dios a través del sacrificio expiatorio de Cristo, es válida la pregunta ¿el pueblo de Israel podía entender esto? ¿hay indicios en el Antiguo Testamento (AT) de este plan de salvación en la figura de Jesús?, ¿hay una salvación pre Cristo y otra a través de Él?, ¿o es un mismo plan dado de forma progresiva?. Leer el AT sin Cristo tiende a hacerse un poco confuso e ininteligible. Es necesario verlo en su totalidad y con la fuerza de nuestra fe neotestamentaria, pero es necesario ubicarnos en su época, contexto y modo en que Dios se hizo presente. Grau J, (Grau, Alianza Evangélica Española) afirma:

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No hemos entendido nada del Antiguo Testamento si no comprendemos sus motivaciones teológicas. Lo central de sus páginas es precisamente la revelación que Dios hace de sí mismo. La palabra y la obra de Dios determinan todos los acontecimientos desde la creación hasta la liberación y la elección de Israel como pueblo escogido para ser finalmente de bendición a todos los demás pueblos

¿Es posible una teología del AT? Creo que ésta es necesaria para vislumbrar en toda su magnitud el misterio de Cristo, la revelación misma en su plenitud. Estas páginas serán una breve pincelada sobre estas interrogantes y estos pensamientos.

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Capítulo 1 Un Dios que se da a conocer

1.1 Dios se da a conocer, el velo se descorre. Los hebreos fueron los primeros en manejar una concepción lineal del tiempo, en oposición a una concepción cíclica del mismo, propia de otras culturas que se regían en ciclos de la naturaleza (ritmo de vida y muerte) o del movimiento de los astros en el cielo. De este modo ellos fueron los primeros en dar a la historia valor de epifanía de Dios. Así fuera del Pueblo de Israel no se va a encontrar una conexión íntima entre revelación e historia. Los hechos históricos que se van dando, configuran una sucesión de acontecimientos temporales que abarcan el pasado, el presente y el futuro.. Las fiestas anuales (la de la pascua en primavera, la de los tabernáculos en otoño), poco tendrán que ver con los sucesos biológicos y más con el recuerdo y la celebración de los hechos salvíficos de Dios. La historia es, pues, el lugar de la revelación. Así las tres religiones más numerosas del mundo, (el judaísmo, el cristianismo y el Islam) reivindican una revelación basada en la historia. El atributo de la fe de Israel en Dios está en su concepción de un Dios vivo que se revela en la historia. Dios cómo creador del hombre, sabe de nuestras limitaciones para entender algo trascendente y lleno de misterio, de modo que para darse a conocer lo hace a través de obras y de palabras. Así a lo largo del Antiguo y

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del Nuevo Testamento, nos encontramos con un Dios que entra en la historia humana y que es palpable en ella por los grandes hechos que realiza. El Antiguo Testamento rememora las mirabilia Dei en favor de su pueblo. Los profetas aluden constantemente a ellas, podemos encontrar registro de ello en los salmos y en las diferentes celebraciones que las celebran. Para entender esto, tenemos que reconocer la existencia de Cronos y Kairos. Uno es el tiempo cronológico, y otro es el tiempo de Dios. Así hay una historia de la revelación que no coincide con la historia universal. La revelación se fue dando en forma progresiva y creció en cantidad y calidad a medida que los siglos avanzaban y que Dios se hacía presente. Hay pues una historia de la salvación del hombre, y no podemos decir que ésta nace con la llegada de Cristo, sino que arranca desde el mismo momento que Dios se revela al hombre, en el jardín del Edén. Cuando Dios se manifiesta, coloca al hombre en el centro del jardín, superior a las demás criaturas, y su relación es de personas amigas. De este modo Dios invita al hombre, a vivir a su mismo nivel, pero le pone una condición, debe aceptar esta invitación divina. El resto de la historia ya la sabemos, Dios no se da por vencido: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la

simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Gén 3:15).

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1.2 Dios elige un pueblo y muestra ser un Dios de pactos Dios elige al pueblo de Israel, para darse a conocer a la humanidad. Dios escoge a Abram y lo llama para que deje su tierra, con la promesa de hacer de él ”el padre de una multitud de naciones”(Gn. 17:5) y que “todas las naciones de la tierra” (Gn. 12:3), serían bendecidas. Su descendencia sería heredera de las promesas de Dios. Éste Dios que elige al pueblo de Israel no es un Dios cualquiera, sino que es uno que establece alianzas y cumple promesas. El pueblo de Israel, utilizó en sus orígenes un nombre genérico para Dios: Elohim. Ésta palabra se usa en hebreo como nombre genérico para designar a cualquier divinidad (Jue 11,24; 1Re 11,5). Es una palabra que por su forma es plural, pero que se utiliza en singular. El Dios de Israel es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob quien establece un lazo de amistad perpetuo y comienza a manifestar su ser personal. Es con Abrahán que nace la historia de la salvación propiamente dicha, la cual consiste en la elección del pueblo de Israel por parte de Dios como instrumento para la ejecución de su plan de salvación. El pueblo elegido sólo debe depositar fe y obediencia; así se establece una alianza entre Dios y su pueblo. Con el paso del tiempo, Dios renueva esa revelación en Moisés. Dios lo elige para liberar al pueblo de Israel de la esclavitud, convirtiéndose este acontecimiento como el hecho fundamental en la historia de salvación del A.T.

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Este vínculo llega a ser tan fuerte y tan estrecho que se expresa en el Shema: Escucha, Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo.

Amaras, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas (Dt 6, 4-5). Así la clave de la fe de Israel, es la fe en un único Dios cuyo nombre le es revelado a Moisés. En la zarza ardiente Moisés aprende que Dios le revela su nombre para darse a conocer y manifestar a su pueblo que es un Dios personal, a quien se le llama y responde por su santo nombre, porque no es algo o alguien anónimo, sino un Dios real. Cuando el pueblo de Israel llegue a conocer lo que Dios hace por él, estará en condiciones de conocer quién es Dios. Así este Dios llamado Yahvé es quien libra a su pueblo de la esclavitud y le muestra a lo largo de la historia que Dios lo elige, lo salva, lo protege y le perdona sus infidelidades. El pueblo de Israel recibirá el mandato de recordar lo que Dios ha hecho por él, así el recordar lo que Dios ha decretado se convierte en una especie de imperativo inmutable para que el tiempo se determine por la memoria viva de los acontecimientos pasados, que así, día a día, forman de nuevo la historia y persisten vigentes. En Deuteronomios (Deut. 4:6-9) podemos leer:

“Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación

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grande es esta. Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros? Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos” Estas enseñanzas serán transmitidas de generación en generación y con la llegada de los profetas Dios anunciaría la redención del pueblo y una salvación que también se extenderá a todos los pueblos del mundo en una Alianza nueva y eterna. Así del pueblo de Israel, de la extirpe de David, nacerá el Mesías anunciado. Lo característico del Dios de Israel será su unión particular con su pueblo. El Dios de Israel, es el Dios de la Alianza y también el Dios de la Promesa, es un Dios muy diferente a los otros del entorno, ya que no es un espejismo o algo absoluto y muy lejano, éste es un Dios que entra en una relación personal con su pueblo. Es un Dios que también hace progresiva su revelación, pero también la magnitud de sus promesas, de modo que a Abraham se le promete tierra y descendencia, a Moisés libertad, a David el Reino, a los profetas la esperanza de un tiempo mesiánico de justicia y unión con Dios. De un modo muy particular y progresivo, Dios es siempre algo mejor que vendrá, una esperanza mayor y

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una gloria más sublime, hasta la llegada del Mesías que se dará en la figura de Jesús. Todo el AT, es un mensaje pleno de esperanza que se incrementa a medida que pasan los años, y el pueblo de la alianza será capaz de acoger la presencia plena de Dios en la persona de Jesucristo.

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1.3 El Dios de Israel es un Dios verdadero y único Para la época de los profetas, el pueblo de Israel comienza a vislumbrar que su Dios es completamente distinto a los otros dioses y empieza a surgir una fuerte crítica a la idolatría. ¿Los otros dioses son tan reales como el de Israel y si lo son que poder y valor poseen? Veamos esto en Isaías 45: 14:

“Así dice Jehová: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los sabeos, hombres de elevada estatura, se pasarán a ti y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán con grillos; te harán reverencia y te suplicarán diciendo: Ciertamente en ti está Dios, y no hay otro fuera de Dios”. Para la llegada del exilio, la crisis será tal que será necesaria una revisión de la concepción de Dios. Entonces a la luz de la derrota frente a los babilónicos, hay que repensar en quién es Dios y qué propósito tiene tal crisis. ¿Yahvé ha sido vencido por los dioses de Babilonia o tiene un propósito tal sufrimiento?. Si ha sido vencido, es un dios débil y que tal vez ni siquiera pueda sostener las promesas hechas a los patriarcas, pero si es quién es, Fuerte y Todopoderoso, el exilio es un recordatorio vívido de que su pueblo ha sido castigado por desobediente e infiel. Es esta la idea que se impregna en el pueblo de la Alianza y se fortalece la fe en Dios, como único, verdadero y ejecutor de los acontecimientos.

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Capítulo 2 La noción de salvación siempre presente en el AT Al hablar de revelación progresiva, una de las primeras interrogantes que suelen darse es sobre la salvación. ¿Las personas que vivieron antes de la primera venida de Cristo, se salvaban de manera diferente a la manera en que la gente se salva hoy? Sólo hay una forma de ser salvo, y esta es hecha posible por el poder de Dios a través del sacrificio de Cristo, aunque cueste creerlo, en el AT, la noción de salvación no era ajena y la misma se fue afianzando hasta alcanzar su comprensión en la persona de Jesucristo. Una de las revelaciones más bellas que Dios hace al hombre es la decirle que hay esperanza. El pueblo de Israel tenía una idea de salvación obtenida de la vivencia histórica al salir de tierra de Egipto y ser libres de la esclavitud:

“Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación” (Éxo 15:1-2) También la idea de la salvación estaba presente en la fuerza y el poder del Dios de Israel, siendo llamado “ roca de mi salvación”( Dt. 32,15), “ yelmo de salvación” ( Is. 59,17), “ escudo de salvación” ( Sal. 18,35); saeta de salvación (2 Re 13:17).

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De Génesis a Malaquías en la versión Reina Valera hay 125 versículos donde se hace mención a la palabra salvación vinculada a Dios. Es indudable que la idea de salvación tiene, a lo largo del AT, está presente y vinculada a la idea que sólo Dios puede salvar al hombre, sólo en Él se puede confiar enteramente, fuera de El no hay salvación (Is 43,11). A partir de Jueces se introduce la idea de hombres como mediadores de la salvación, dado que Dios se sirve ellos para lograrla la liberación de su pueblo. Con Isaías se introduce la dimensión universal del mensaje de salvación. Una vez que los Reinos del Norte y del Sur, quedan divididos, quedan también rotas las seguridades humanas; Israel no se puede salvar por sí mismo. En pleno exilio surge la nueva promesa y comprensión de la salvación que sólo viene de Dios. Así el siervo de Yahvé será la nueva figura mesiánica que "salva a todos los pueblos" (Is 49,6); y será luz para todas las naciones. Incluso queda consignada que esa salvación deberá ser por medio del dolor (Is 53,12). Gradualmente la idea de la salvación se irá tejiendo en la trama del AT, aunque ésta no sea aún plena. El toque esencial de la salvación en el AT está dado por la exclusividad de Dios, sólo Él puede salvar, sin Él no hay salvación humana posible: “ Yo soy el Señor y fuera de mi no hay salvador. ( Is. 43,11) . Esa salvación ha sido obra suya a lo largo de los siglos: “ Yo he anunciado la salvación y la he obrado”( Is. 43,12).

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Conclusión Dios se ha ido revelando a lo largo de la historia, el Antiguo Testamento es un fiel testamento de ese peregrinar de Dios con su pueblo a lo largo de los siglos. Es evidente que la revelación que encontramos en las Escrituras fue dada por Dios en forma progresiva. Las revelaciones que se han ido dando a lo largo de la historia de la salvación, no invalidan o desacreditan lo revelado anteriormente, sino que lo amplifican y profundizan. Desde la presencia de Dios en el jardín del Edén, a los patriarcas, el establecimiento de alianzas y promesas, a la fuerza intrépida de los profetas anunciando la salvación de su pueblo y de las naciones en la figura salvífica de Jesús, la revelación ha sido la clave para entender que Dios no permanece mudo a lo largo de la historia del hombre sino que es un Dios que se anuncia y se entrega por amor. En diferentes etapas, en ampliaciones variables, a diferentes personas, en diferentes períodos, Dios se reveló. Todo ese proceso culmina en la persona de Jesucristo y el Antiguo Testamento posee la relevancia de dejar plasmada en sus páginas el camino preparatorio. Tanto los hombres del AT como los de la actualidad no han dejado de necesitar los mismos requisitos para acceder a la presencia de Dios: fe en la existencia de Dios, reconocimiento de perdón de los pecados, aceptación de la gracia de Dios, y esperanza en la venida del Mesías.

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Las revelaciones en el Antiguo y el Nuevo Testamentos no difieren en nada una de las otras, sino que todas y cada una logran unificarse en el concepto de la necesidad de tener fe en Cristo, y en cada época la salvación del hombre depende a última instancia de la obra de Cristo y la fe puesta en un Dios que se ha dejado conocer.

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Bibliografía citada Grau, J. (s.f.). Alianza Evangélica Española. Recuperado el 3 de Mayo de

2014,

de

Alianza

Evangélica

Española:

http://www.aeesp.net/pdf/publicaciones/aletheia/aletheia_articulos_diosantiguot estamento.pdf

Bibliografía consultada UCC, Materiales del curso Maestría del Antiguo Testamento (2011, 11). Revelación de Dios. BuenasTareas.com. Recuperado 11, 2011,

de

http://www.buenastareas.com/ensayos/Revelaci%C3%B3n-De-

Dios/3177524.html

(2013, 02). Las 6 Etapas De La Revelación De Dios. BuenasTareas.com. Recuperado 02, 2013, de http://www.buenastareas.com/ensayos/Las-6-EtapasDe-La-Revelaci%C3%B3n/7560763.html

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