Rev. of Facción de imperdido al arte, by Salomón Valderrama

June 28, 2017 | Autor: Chrystian Zegarra | Categoría: Poetry, Contemporary Poetry
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Descripción

que los silencios y los ruidos y las mú­ sicas que nos hace experimentar con su libro. Sin duda la indignación contenida en sus medidas palabras restallaría en medio del lugar al que asistiéramos. Y aun sin presenciarla, su voz ya restalla en estos versos llenos de perspicacia, de sentido de la realidad de nuestro tiempo y –sí– de ironía. Marfa, Texas cierra con algunos otros poemas en que el ánimo tampoco se ha dejado alterar. Continúa señalando in­ sectos, niños, crías; parvadas mezclán­ dose con músicas, sirenas, traqueteos; troncos, follajes y ella: “(ahora que no soy yo sino un breve reflejo / sobre el extenso vidrio que duplica mi imagen)”; y la luz de la luna y pastizales tal felinos. Esos poemas siguen siendo alimentados “de una serena y clara transparencia”, igual a su mirada. Por una coincidencia feliz he vuelto a dar con estos versos: La mirada es quien crea, Por el amor, el mundo, Y el amor quien percibe, Dentro del hombre oscuro, el ser divino, Criatura de luz entonces viva En los ojos que ven y que comprenden.

Cernuda: “La ventana”, el primero de “Cuatro poemas a una sombra”. Ahí está, me dije, Coral Bracho. Sin duda lo ha leído, y aun me atrevería a imaginar que sin conocerlo y, menos to­ davía, sin haber tenido presentes estas líneas (y tantas otras que forman el uni­ verso del poeta avecindado en México)

hay una subterránea –o aérea– comu­ nicación del sentido poético de la rea­ lidad, como cuando dos personas que jamás se habían encontrado reconocen al instante afinidades, y se dicen casi sin hablar: sí, he mirado de esa forma. Con todo, en la memoria perduran, siguen resonando esos tres poemas po­ líticos; sobre ellos y el resto de las pági­ nas, el tercero. Quizá contra su voluntad conciliadora, quizá espirando una ira lógica –igual que a Cernuda le pasó, porque la realidad brutal ha traspasado la rea­ lidad delicada– escribió ese análisis y esa crítica política en verso contra el Imperio norteamericano. Poema político: objeto verbal crítico tan difícil de obtener, que sea de fac­ tura inatacable. Tal vez pudo quedarse en las contemplaciones apacibles de un sitio que se le ofreció; pero su mirada no le ha permitido omitir ese aspecto por el que esta realidad parece disfrutable porque se nutre del aplastamiento del mundo ajeno: tal vez a Coral Bracho no le quedó de otra.

Poemas como máquinas C hrystian Z egarra Salomón Valderrama, Facción de imperdido al arte, Hipocampo, Perú, 2015, 93 p.

Desde su título, que perfila el contorno 177

de una sintaxis alterada, Facción de im­ perdido al arte, del poeta peruano Salo­ món Valderrama (Chilia, 1979), quien se dio a conocer en la escena literaria del Perú con el poemario de corte neo-ba­ rroco Amórfor (2008), se concibe como una máquina de guerra situada en el bando opuesto de los valores establecidos por el arte y la literatura occidentales. Es­ tos poemas recorren velozmente los tra­ zos abiertos por sus propias líneas de fuga, desplazándose hacia territorios ante­ riormente inexplorados, donde el trabajo verbal con materias regenerativas libera múltiples campos asociativos hacia el revés de lo escrito y aceptado como verdadero: “Perú mordaz historia o total falsedad.” A diferencia de esta falsifi­ cación histórica, los poemas se convier­ ten en recintos elásticos que se mueven entre arenas contrarias (“anverdad”, “antípoda”, “antipoesía”) para superar estrictas clasificaciones que limitan la proliferación del deseo y la libertad hu­ mana. Estas máquinas combativas, que disparan palabras que se afanan por dotar al lenguaje poético de una carga inédita –“Ella misma [la palabra] se inventa en la guerra / Ella misma es el invento que juega”–, encarnan lo que todavía se resiste a ser asimilado al sis­ tema (lo “imperdido”), aquello que el poder no ha podido domesticar ni lin­ güística ni culturalmente. De esta pro­ puesta literaria brota una vida material en movimiento que canaliza, en distin­ tas vertientes, para arrojar una imagen (tamizada por el lente de la literatura) 178

más compleja de la existencia, una suer­ te de “poesía vida polimórfica”. El primer poema, “Las flores negras”, un soneto de versos endecasílabos, con­ densa acertadamente la búsqueda formal que el arte de Valderrama ha emprendi­ do en este volumen. Este texto propone la metáfora del ejercicio literario como un campo tensional donde las restric­ ciones se desmontan para ramificarse hacia lo ilimitado. El trabajo del poeta (descrito como un “viajero manco”) se codifica en un acto productivo que ope­ ra sobre las materias descompuestas e inertes de la realidad para dotarlas, por medio de la poesía, de una nueva pre­ sencia que, a caballo de su dinámica vitalidad, se desplaza por los “valles si­ derales”. La vida, vista desde el terre­ no poético, se entiende como un “viaje infinito” cuyo recorrido se esboza en la figura de la “hidra”. Es decir que, a semejanza del brazo mutilado del es­ critor, quien es capaz de “juntar” pie­ zas disociadas en un mismo espacio, la cabeza cortada de la realidad-hidra, en lugar de limitar la expansión del sen­ tido, se bifurca en nuevas formas que renacen constantemente: “Las muertas en el pecho crepitante / Del juntador de naves y de piedras / Aquel que será ma­ dre de las hidras”. De manera similar, la misma estructura del soneto se re­ formula para proponer un lenguaje ex­ plosivo que se materializa a lo largo del poemario. Por este procedimiento, los poemas que siguen se componen, mayor­ mente, de versos extensos que fluyen sin

tregua, absorbiendo y canibalizando todo lo que encuentran a su paso: “Elijo mi libertad para jugar fútbol todos iguales / Con sangre y sin sangre en moto camión triciclo convertible bicicleta limosina / Tren avión patines camioneta helicópte­ ro skate combi cohete o bus.” En este sentido, el proyecto de este lenguaje rizomático radica en desman­ telar todo atisbo de ley que ha sido im­ puesto para regular el libre movimiento del cuerpo y el deseo. Así, la voz poé­ tica se autodefine como un sujeto que ha perdido la noción de contacto, ple­ no y primordial, con la naturaleza y su entorno, y se encuentra habitando un mundo ceñido por diversas camisas de fuerza (culturales, sociales, históricas, políticas). La lucha contra el constreñi­ miento verbal cobra peculiar valor en el libro: “Y no entiende que ahora su lengua materna lo domina / Que ya no es bilingüe sino convencido o adapta­ do monolingüe.” El bilingüismo a que hace referencia esta cita apunta, en realidad, al hecho de que en la esfe­ ra pre-simbólica el individuo posee un bagaje más amplio de “lenguajes” (no codificados) que le permiten procesar, por asociación, los objetos o fenómenos incomprensibles de la naturaleza. Por ejemplo, para nombrar la “granadilla” el niño dirá “esa fruta que parece vi­ drio”. Sin embargo, al ingresar al mun­ do de la cultura toda esta creatividad es censurada y uno debe adaptarse a lo determinado por los códigos. Desde la línea ideológica del poemario, los lec­

tores son expuestos a mecanismos para recuperar ese punto inicial de intimi­ dad con formas sumergidas e invisibi­ lizadas por la norma dominante, que a menudo se identifica con un patrón occidental que por siglos ha marginado la “cultura vernácula”. De esta manera, la imposición en América Latina de la cultura y literatura europeas –y norteamericanas por exten­ sión, desde el periodo colonial hasta la situación globalizada del siglo xxi–, ha devenido en producto estéril, incapaz de traducir la complejidad polifónica del “mágico abrazo marrón” latinoamericano. Como condena el poeta: “Todo o nada biología de hombre europeo que derivas nada.” Por el contrario, el énfasis pues­ to en la centralidad de los Andes, como lugar desde donde irradia el discurso lírico, resulta capital para comprender la pigmentación “marrón” que cubre a la voz poética de Valderrama. Esta carac­ terística, además de ser una marca ra­ cial distintiva –“por ser marrones de piel”–, cobra protagonismo al erigirse como eje que articula la columna cen­ tral del libro, otorgando a las palabras un carácter propio, indesligable de la perspectiva biológica y vivencial desde la cual se construye esta poesía, la cual pasa a ser definida como la “Composi­ ción de hombre marrón”. La voz poéti­ ca se embarca, entonces, en una labor deconstructiva de su propia imagen, que había sido modelada por pautas forá­ neas para tender puentes sanguíneos hacia el pasado, los cuales dibujarían 179

una semblanza más apropiada de su herencia nativa. Por esto, el individuo mismo debe estar alerta a la aparición de esquemas importados que intentan apoderarse de sus costumbres como matices incrustados en su piel: “Marca de blanco en mi cigarro que enfumo / –To­ das las veces solo– / Y así soy el arquetipo social la foto bella.” Incluso el paradigma de la belleza clá­ sica debe repelerse con una incontenida potencia sexual: “Para una falsa Afro­ dita me pintaré / Maniatado / Y todavía a tres guardianes portentos / Eyacularé las cuatro veces seguidas.” Con estos elementos de juicio se puede trazar un mapa de la genealogía de Valderrama dentro del panorama literario peruano: en este diagrama, las voces híbridas de Huamán Poma de Ayala, Vallejo, Argue­ das y Churata instalan su matriz medular para componer un tramado polifacético que dé cuenta de la riqueza de la acti­ vidad literaria y urja a la “advenediza América” a dirigir su curso en busca de cauces más auténticos. Vale la pena sa­ ludar la publicación de este bien pensa­ do libro de Salomón Valderrama, quien entiende la poesía como una labor se­ ria y responsable con el lenguaje, como una actividad de artesano que busca entroncar su arte con una tradición lite­ raria, latinoamericana y universal, vital y profunda. En esta vena, y a contraco­ rriente de la ligereza e inmediatez que amenazan a la literatura en esta época virtual, resulta alentador leer las recien­ tes declaraciones del poeta, concedidas al 180

escritor Miguel Ildefonso para la revista en-línea Letras.s5 acerca del necesario espíritu autocrítico para producir una obra madura y significativa: “La poesía es trabajo, es aprendizaje más trabajo, autosacrificio y autosatisfacción, pero trabajo crítico también (y esto más a tra­ vés del tiempo). Hay que aprender a bo­ rrar y esto es arduo y cuesta (tiene que ser así), al filo de la razón a veces, pero hay que aprender a ver las cosas re­ partidas en el arte y sobre todo porque estas cosas están vivas y son objetos de deseos solitarios y solidarios.”

La noche que nunca ha gestado el día en cuartos oscuros R osana R icárdez Jorge Marchant Lazcano, Cuartos oscuros, Tajamar Ediciones, Chile, 2015, 238 p.

La soledad, la oscuridad del ser, la belleza y la muerte son elementos que permanecen, tras cuatro novelas y al menos treinta y ocho años de escritura, en Jorge Marchant Lazcano. Existen escritores obsesionados con ciertos te­ mas, pero lo que él hace es un repaso de manera diversa, rayano la experimenta­ ción, para ver de qué forma existe un acercamiento más a la literatura –qui­ zás al público– y a él mismo, acaso su personaje.

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