Retratos del mando provincial en la República romana: Cicerón, Escévola y el denominado edictum prouinciale

Share Embed


Descripción

AUTORRETRATOS : LA CREACIÓN DE LA IMAGEN PERSONAL EN LA ANTIGÜEDAD

Col·lecció INSTRUMENTA Barcelona 2016

53

© PUBLICACIONS I EDICIONS DE LA UNIVERSITAT DE BARCELONA, 2014 Adolf Florensa, 2/n; 08028 Barcelona; Tel. 934 035 442; Fax 934 035 446. [email protected] 1ª edición: Barcelona, 2016 Director de la colección: JOSÉ REMESAL. Secretario de la colección: ANTONIO AGUILERA. Diseño de la cubierta: CESCA SIMÓN. CEIPAC http://ceipac.ub.edu

Unión Europea: ERC Advanced Grant ERC-2013 ADG-340828. Gobierno de España: DGICYT: PB89-244; PB96-218; APC 1998-119; APC 1999-0033; APC 1999-034; BHA 2000-0731; PGC 2000-2409-E; BHA 2001-5046E; BHA2002-11006E; HUM2004-01662/HIST; HUM200421129E; HUM2005-23853E; HUM2006-27988E; HP2005-0016; HUM2007-30842-E/HIST; HAR2008-00210; HAR2011-24593; HAR2015-66771-P (MINECO/FEDER, UE). MAEX: AECI29/04/P/E; AECI.A/2589/05; AECI.A/4772/06; AECI.A/01437/07; AECI.A/017285/08. Generalitat de Catalunya: Grup de Recerca de Qualitat: SGR 95/200; SGR 99/00426; 2001 SGR 00010; 2005 SGR 01010; 2009 SGR 480; 2014 SGR 218; ACES 98-22/3; ACES 99/00006; 2002ACES 00092; 2006-EXCAV0006; 2006ACD 00069. Montaje: Mateo González Vázquez Portada: Diego Velázquez, Las Meninas (La familia de Felipe IV). Detalle. Óleo sobre lienzo. 1656. Impresión: Gráficas Rey, S.L. Depósito legal: ISBN: Impreso en España / Printed in Spain.

INSTITUCIÓN «FERNANDO EL CATÓLICO » (C.S.I.C EXMA DIPUTACIÓN DE ZARAGOZA

Queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada, transmitida o utilizada mediante ningún tipo de medio o sistema, sin la autorización previa por escrito del editor.

ÍNDICE GENERAL

Introducción (Francisco Marco Simón, Francisco Pina Polo, José Remesal Rodríguez)

9

Terámenes: ¿Traidor, ‘Coturno’ o Moderado? (Laura Sancho Rocher)

13

El papel de la epigrafía en la construcción de la imagen pública de la aristocracia romana en época republicana: inscripciones y botín de guerra (Borja Díaz Ariño)

41

Self-portraits in Livy’s history: the concept of personal image in the speeches by the “oratores” and the function of rhetoric (Charles Guittard)

59

Retratos del mando provincial en la República romana: Cicerón, Escévola y el denominado edictvm provinciale (Alejandro Díaz Fernández)

67

Creating a great orator: the self-portrait and reception of Cicero the orator (Henriette Van der Blom)

87

,&LFHUR5HÀHFWLRQVXSRQP\VHOI (Francisco Pina Polo)

101

La creación de una nueva imagen personal a través del nombre en el tránsito al Principado (Francisco Beltrán Lloris)

115

Tiberius on Rhodes (Michael Peachin)

129

Heródes Ático: autorretrato de un ateniense singular (Elena Muñiz Grijalvo)

143

Matronas y madres: la creación de una imagen social (Mercedes Oria Segura)

159

$SURSyVLWRGHODDXWRUHSUHVHQWDFLyQHSLJUi¿FDGHODVpOLWHVXUEDQDVGHO2FFLGHQWH romano (Juan Manuel Abascal Palazón)

175

7

Mutación de los referentes provinciales romanos entre Ulterior y Baetica. Del Bellum HispanienseDODH[SUHVLyQKRQRUt¿FDGHODVQXHYDVHOLWHVFtYLFDVHQOD provincia $QWRQLR)&DEDOORV5X¿QR

187

Vetio Agorio Pretextato y el fervor universalista de la religión tradicional (Francisco Marco Simón)

213

El autorretrato de Flavius Honorius Augustus en las fuentes literarias (Rosa Sanz Serrano)

227

Índices de fuentes clásicas Índice de inscripciones Índice de personajes Índice de lugares Índice de materias

245 249 252 254 256

8

RETRATOS DEL MANDO PROVINCIAL EN LA REPÚBLICA ESCÉVOLA Y EL DENOMINADO EDICTVM PROVINCIALE

ROMANA:

CICERÓN,

ALEJANDRO DÍAZ FERNÁNDEZ Universidad de Málaga Dentro de las distintas posibilidades de representación personal a las que dedica su atención el presente trabajo, nos corresponde aquí tratar a continuación la incidencia de tales prácticas en el marco del mando provincial romano, más concretamente durante la época de la República: los romanos, tan preciados siempre de cuidar y cultivar la imagen pública, eran conscientes de que el mando de una provincia podía constituir y constituía de hecho, habitualmente, una etapa de particular trascendencia en la carrera política de un ciudadano, lo cual se deja ver en una serie de testimonios que desvelan la necesidad de presentar una determinada imagen del papel cumplido durante el gobierno de una provincia. Nuestra intención es estudiar en las siguientes páginas algunos de los medios de los que se valieron los romanos a la hora de trazar sus propios retratos como mandatarios provinciales, si bien centrándonos en este caso en el uso que éstos podían hacer de sus edictos con vistas a proyectar una imagen particular de sí mismos que les presentara no sólo ante los habitantes de la provincia, sino también ante sus conciudadanos, ante la sociedad romana, de acuerdo con un determinado modelo de gobierno1. Dicho planteamiento invita a tratar la cuestión atendiendo antes de nada a dos circunstancias que inevitablemente condicionan nuestro trabajo y en las que hemos de detenernos, aunque sea de Para el uso del concepto de auto-representación o representación personal en la historiografía, cf. en particular C. RICCI, Rappresentazione di sé e autorappresentazione. Una questione d’interpretazione, Scienze dell’Antichità 14, 2007-2008, 977-985; esp. 981: “sembrerebbe lecito parlare di autorappresentazione nei casi in cui visibilmente (in luogo pubblico dunque) e volontariamente (assumendone la responsabilità personale e le relative conseguenze, in ambito giuridico) quei soggetti decidessero di comunicare un proprio «discorso» in relazione ai rapporti con la comunità”.

1

67

manera sucinta, para una mejor comprensión de la misma: por un lado, y dado que nos vamos a centrar en el papel que podían cumplir los edictos provinciales en la tarea de representación personal de los mandos romanos, conviene que comencemos analizando el concepto en sí de edicto provincial para determinar de qué tipo de documentos estamos hablando. Habitualmente se considera que los pretores romanos habían de publicar al comienzo de sus mandatos un edictum en el que ponían por escrito las distintas pautas de carácter administrativo o jurídico a aplicar durante el ejercicio de su imperium2. Dicho edicto pasaba a ser válido desde el mismo momento de su publicación hasta la conclusión del mandato correspondiente; era pues, como se cita a veces, un edictum perpetuum en el sentido de que tenía carácter permanente3, y sus contenidos solían basarse, a su vez, en las cláusulas enunciadas en edictos anteriores: de ahí que se hable también de edictum translaticium, tal y como indican, por ejemplo, las cartas de Cicerón4. Así lo hacían los pretores responsables de la prouincia o iurisdictio urbana, los denominados praetores urbani, cuyos edictos pasaron a constituir una parte sustancial de la jurisprudencia en la que se basaba el derecho civil romano5.

D. C. 36.40.1: “οἱ στρατηγοὶ πάντες τὰ δίκαια καθ’ ἃ δικάσειν ἔμελλον, αὐτοὶ συγγράφοντες ἐξετίθεσαν· οὐ γάρ πω πάντα τὰ δικαιώματα τὰ περὶ τὰ συμβόλαια διετέτακτο”; cf. para un comentario del pasaje N. PALAZZOLO, La propositio in albo degli edicta perpetua e il plebiscitum Cornelium del 67 a.C., en: Sodalitas. Scritti in onore di Antonio Guarino, V, Napoli 1984, 2427-2448, 2428-2431. Así F. DE MARTINO, Storia della Costituzione romana, II, Napoli 1973, 235-236: “Nel periodo dell’espansione imperialistica si venne grandemente sviluppando l’attività normativa del pretore mediante l’editto, che egli emanava all’inizio del suo anno di carica e che costituiva una specie di programa comunicato ai cittadini della sua iurisdictio. Questo programa era redatto con l’assistenza di giuristi, i quali facevano parte del suo consilium ed era per lo più prevamentemente loro opera. Poichè tale editto restava in vigore per l’intero anno di carica esso fu detto perpetuum o come lo chiama Cicerone lex annua,OSUHWRUHQRQHUDYLQFRODWRDOO¶HGLWWRGHOVXRSUHFHGHVVRUHSRWHYDPRGL¿FDUORRGLQWURGXUUH nuove disposizioni. Ma le norme che rispondevano alla coscienza sociale ed ai bisogni dell’economia furono in genere ricevute e consolidate e quindi venne a formarsi un complesso di disposizioni durature, che presero il nome di edictum translaticium”; A. GUARINO, La formazione dell’editto perpetuo, ANRW II, 13, Berlin-New York 1980, 62-102, 65-67. Aun así, T. C. BRENNAN, The Praetorship in the Roman Republic, Oxford 2000, 462-465 puso en cuestión la posibilidad de que todos y cada uno de los pretores nominados cada año por los romanos publicaran un edicto al comienzo de sus mandatos, particularmente en lo tocante a los titulares de las quaestiones perpetuae: cf. esp. 464: “We do not have enough information to understand the relationship of the different edicta to each other, but a few things seem reasonably certain. Gaius tells us that the fullest edicts were those of the “two praetors”, the praetor urbanus and the peregrine praetor, as we would expect. In the late Republic, these praetors must have been hearing the bulk –though apparently not all– of the cases in private law. The edict of the praetor urbanus –surely the most important. In view of his general primacy– may have served as a convenient model for that of the peregrine praetor. Their praetorian colleagues in the city presumably by custom used one RIWKHVHHGLFWVRUWKHRWKHULQKHDULQJFLYLOFDVHV+RZHYHURQHKDVWRDGPLWLWLVPRVWGLI¿FXOWWRVHHKRZDQ\SUDHWRUFRXOG be forced to adopt a particular edict lock, stock, and barrel”. 3 Asc. 59 C.: “aliam deinde legem Cornelius, etsi nemo repugnare ausus est, multis tamen inuitis tulit, ut praetores ex edictis suis perpetuis ius dicerent”; cf. tb. Cic. Ver. 1.109: “qui plurimum tribuunt edicto, praetoris edictum legem annuam GLFXQWHVVHWXHGLFWRSOXVDPSOHFWHULVTXDPOHJHVL¿QHPHGLFWRSUDHWRULVDGIHUXQW.DOHQGDH,DQXDULDHFXUQRQLQLWLXP TXRTXHHGLFWLQDVFLWXUD.DOHQGLV,DQXDULLV"DQLQHXPDQQXPSURJUHGLQHPRSRWHULWHGLFWRTXRSUDHWRUDOLXVIXWXUXVHVW LQLOOXPTXRDOLXVSUDHWRUIXLWUHJUHGLHWXU"´$GUARINO, La formazione dell’editto…, 68-72; N. PALAZZOLO, La propositio in albo…, 2434-2437; T. C. BRENNAN, The Praetorship in the Roman…, 132-133; cf³$VWKHSUDHWRU¶VÀH[LELOLW\LQ applying private law increased, at some point he started to promulgate in a written edict issued at the beginning of his term the general principles according to which he would act in this sphere: the edictum perpetuum, valid for the entire year of his magistracy”; G. MOUSOURAKIS, A Legal History of Rome, London-New York 2007, 13-14: “The edict issued by a praeWRUXSRQDVVXPLQJRI¿FHVSHFL¿HGWKHSULQFLSOHVKHZRXOGREVHUYHLQHQIRUFLQJWKHODZDQGWKHFRQGLWLRQVXQGHUZKLFK KHZRXOGDOORZSURVHFXWLRQVDQGVXLWV,WZDVGHVLJQHGWRUHWDLQYDOLGLW\WKURXJKRXWKLV\HDULQRI¿FHDQGWKXVZDVFDOOHG ‘continuous edict’ (edictum perpetuum). If occasions arose, the praetor could issue additional edicts at any time during the year (such an edict was termed edictum repentinum)”; tb. 52. 4 Cic. Fam. 3.8.4: “Romae composui edictum; nihil addidi, nisi quod, publicani me rogarunt, cum Samum ad me uenissent, ut de tuo edicto totidem uerbis transferrem in meum. diligentissime scriptum caput est, quod pertinet ad minuendos sumptus ciuitatum: quo in capite sunt quaedam noua, salutaria ciuitatibus, quibus ego magno opere delector; hoc uero, ex quo suspicio nata est me exquisisse aliquid, in quo te offenderem, tralaticium est”; Att. 5.21.11: “interim cum ego in edicto translaticio centesimas me obseruaturum haberem cum anatocismo anniuersario, ille ex syngrapha postulabat quaternas”; cf. tb. Ver. 1.114. 5 Para el desarrollo del edicto pretorio durante la República, cf. A. WATSON, The Development of the Praetor’s Edict, JRS 60, 1970, 105-119; tb. T. C. BRENNAN, The Praetorship in the Roman…, 132-133; 462-465. Plauto parece parodiar ya este 2

68

De la misma manera que los pretores que ejercían la jurisdicción en la capital publicaban sus edictos al tomar posesión de sus magistraturas, la crítica ha considerado tradicionalmente que los pretores –y los cónsules, habría de entenderse6– destinados a las provincias dictaban también al comienzo de sus mandatos un edictum en el que, a semejanza de los pretores de Roma, habían de poner por escrito todo el conjunto de normas y pautas de actuación a aplicar en sus provincias en lo tocante DFXHVWLRQHVGHFDUiFWHUMXUtGLFRDGPLQLVWUDWLYRR¿VFDO'HKHFKRHOMXULVWD*D\RGHGLFyHQpSRFD de los Antoninos una buena parte de sus Institutiones al denominado edictum prouinciale, en uno de cuyos comentarios destaca que los magistrados del pueblo romano disponían de ius edicendi, esto es, la potestad para dictar mandatos, lo cual capacitaba a los dos pretores, urbano y peregrino, para publicar sendos edictos, de la misma manera que los praesides o gobernadores sancionaban los suyos en las provincias7: “ius autem edicendi habent magistratus populi Romani. sed amplissimum ius est in edictis duorum praetorum, urbani et peregrini, quorum in prouinciis iurisdictionem praesides earum habent; item in edictis aedilium curulium, quorum iurisdictionem in prouinciis populi Romani quaestores habent; nam in prouincias Caesaris omnino quaestores non mittuntur, et ob id hoc edictum in his prouinciis non proponitur”. Más dudas hay, de todas maneras, en lo tocante a la circulación de tales edictos durante la época de la República: primero, porque Cicerón es el único autor que habla como tal de edictum prouinciale con relación a este periodo8, si bien no sabemos con certeza si la denominación corresponde a un tipo particular de documento plenamente normalizado en el sistema jurídico romano, como parece ser el caso del edicto citado en la obra de Gayo9, o si se trata tan sólo de un uso determinativo del adjetivo prouincialis, derivado simplemente del alcance provincial del edicto. Además, ni siquiera conocemos el contenido completo de uno solo de estos edictos provinciales: de hecho, conservamos tan pocas noticias de los edictos publicados por los mandos provinciales romanos en la época de la República que la práctica totalidad de los historiadores que han puesto su atención en tales documentos parten en sus planteamientos de los datos contenidos, básicamente, en la obra de Cicerón. Y es ésta la segunda particularidad que hemos de tener en cuenta a la hora de considerar el papel que podían cumplir tales edictos entre la clase política romana, pues no podemos olvidar que Cicerón constituye, prácticamente, la única fuente con la que contamos para dedicarnos al estudio del

tipo de edictos en el prólogo de su comedia Poenulus (Poen. 16: bonum factum esse. edicta ut seruetis mea), compuesta hacia el año 195 a.C. 6 Aunque es habitual considerar que los cónsules carecían de iurisdictio y que, en consecuencia, no habían de publicar un edicto al comienzo de sus mandatos: cf. F. DE MARTINO, Storia della costituzione romana, I, Napoli 1973, 433-434: “Si è detto che i consoli non hanno iurisdictio; essi quindi non emanano dall’inizio del loro anno di carica alcun editto giurisGL]LRQDOHSHUFKqO¶HGLWWRULJXDUGDOHDWWLYLWjGHOPDJLVWUDWRGXUDQWHLOVXRXI¿FLR,QYHFHLOSUHWRUHFKHVLRFXSDLQPRGR VSHFL¿FRGHOODiurisdictio, rende pubblico il suo programa con un editto, che è appunto il modo antico, per mezzo del quale i magistrati usavano comunicare con il popolo”. 7 Gaius Inst. 1.6; cf. A. GUARINO, Gaio e l’edictum provinciale, Iura 20, 1969, 154-171, esp. 168-171. 8 Cic. Ver. 1.112: “tu ipse ex Siciliensi edicto hoc sustulisti; uoluisti, ex improuiso si quae res nata esset, ex urbano edicto decernere. quam postea tu tibi defensionem relinquebas, in ea maxime offendisti, cum tuam auctoritatem tute ipse edicto prouinciali repudiabas”; 1.118: “iterum enim iam quaero abs te, sicut modo in illo capite Anniano de mulierum hereditatibus, nunc in hoc de hereditatum possessionibus, cur ea capita in edictum prouinciale transferre nolueris”. Para el uso del adjetivo prouincialis en el edictum publicado por Cicerón en Cilicia (Cic. Att. 6.1.15: quorum unum est prouinciale in quo est de rationibus ciuitatum, de aere alieno, de usura, de syngraphis, in eodem omnia de publicanis), cf. G. PUGLIESE, 5LÀHVVLRQLVXOO¶HGLWWR«HVS³O¶HGLWWRGLJHQHUHµSURYLQFLDOH¶IXGD&LFHURQHFRVuTXDOL¿FDWRSHUFKqHUD VWDWRFRQFHSLWRHHPDQDWRVSHFL¿FDPHQWHSHUODSURYLQFLDULJXDUGRDPDWHULDFKHDYHYDQRSHUODSURYLQFLDXQSDUWLFRODUH interesse”; tb. para la presencia del adjetivo en la obra de Cicerón D. CAMPANILE, Prouincialis molestia. Note su Cicerone proconsole, en: B. VIRGILIO (ed.), Studi ellenistici. XIII, Pisa-Roma 2001, 243-274, 248-251. 9 R. MARTINI, Ricerche in tema di editto provinciale, Milano 1969, 49-54; A. GUARINO, Gaio e l’edictum…, 154-158; 163-168.

69

edictum provincial en la República10: es más, de todos los edictos provinciales conocidos para esta época es precisamente el publicado por Cicerón de cara a su mandato en la provincia de Cilicia (5150 a.C.) el único que conocemos de manera un tanto más completa, si bien no en todos sus puntos11. De ahí que nuestra atención se vaya a centrar inevitablemente en determinar el uso que Cicerón pudo haber hecho de su edicto con la intención de trazar su particular retrato como procónsul de Cilicia, concediendo así al documento una proyección de la que éste carecía en principio12. NATURALEZA Y CONTENIDO DEL EDICTO PROVINCIAL A pesar de la notable parquedad de los datos conservados, hay toda una tradición historiográ¿FDHQWRUQRDODQDWXUDOH]DXVR\FRQWHQLGRGHOedicto provincial durante la época de la República, patente por ejemplo en los trabajos clásicos de G. H. Stevenson y F. De Martino o en cualquier publicación concerniente a las provincias romanas que podamos hoy consultar13. De acuerdo con dicho R. MARTINI, Ricerche in tema…, 11-12. Así sucede también con los contadísimos ejemplos de edictos pretorios conocidos para la época de la República, como ya destacó A. WATSON, The Development of the Praetor’s…, 105-106; cf. tb. T. C. BRENNAN, The Praetorship in the Roman…, 444-454. 11 Además del edictum de Cicerón (para el cual, cf. Cic. Att. 6.1.15; 5.21.11-12; Fam. 3.8.3-4), los historiadores suelen citar como ejemplos de edictum prouinciale el publicado por Q. Mucio Escévola (Cic. Att. 6.1.15) en la provincia de Asia ¢" *9HUUHV &LFVer. 1.112; 1.117-118; 2.33-34; 2.90; 2.119; 3.25-28; 3.32-39; 3.53-54; 3.129; cf. L. MAGANZANI, L’editto provinciale alla luce delle VerrineSUR¿OLVWUXWWXUDOLFULWHULDSSOLFDWLYLHQ-DUBOULOZ y S. PITTIA (eds.), La Sicile de Cicéron. Lectures des9HUULQHV3DULV GXUDQWHVXSUHWXUDHQ6LFLOLD  /&HFLOLR0HWHOR &LFVer. 2.160; 3.152-153) en la misma provincia (71-69); Ap. Claudio Pulcro (Cic. Fam. 3.8.3-4) en la provincia de Cilicia (54-51); M. Calpurnio Bíbulo (Cic. Att. 6.1.15) por su proconsulado en Siria (51-50). Más dudas plantean casos como el edictum P. Licinii que los editores de Cicerón han supuesto a partir de la lectura que presenta en los manuscritos Att. 5.3.2 (“quarum alterae edictum †publi mihi† habebant”; cf. D. R. SHACKLETON-BAILEY, Cicero’s Letters to Atticus, III, Cambridge 1968, 193), documento que M. H. CRAWFORD, Origini e sviluppi del sistema provinciale romano, en: G. CLEMENTE, F. COARELLI y E. GABBA (eds.), Storia di Roma, II, vol. 1, Torino 1990, 91–121, 119-120, puso en relación con el consulado de P. Licinio Craso Muciano (cos. 131) en Asia, o un pasaje de Plutarco (Caes. 12.2-3: “ἔταξε γὰρ τῶν προσιόντων τοῖςὀφείλουσι καθ᾽ ἕκαστον ἐνιαυτὸν δύο μὲν μέρη τὸν δανειστὴν ἀναιρεῖσθαι, τῷ δὲ λοιπῷ χρῆσθαι τὸν δεσπότην, ἄχρι ἂν οὕτως ἐκλυθῇ τὸ δάνειον”) en el que el autor habla de una disposición de César concerniente al cobro de deudas en la provincia Hispania Ulterior, cláusula que correspondería, supuestamente, al edicto provincial sancionado por el dictador durante su pretura en la península; cf. M. SALINAS DE FRÍAS, El gobierno de las provincias hispanas durante la República romana (218-27 a.C.), Salamanca 1995, 123-125. M. H. Crawford consideró también que la denominada lex Rupilia pudo haber constituido un edicto, si bien conviene matizar que Cicerón indica claramente que se trataba de un decretum; Ver. 2.32: “ex P. Rupili decreto, quod is de decem legatorum sententia statuit, quam illi legem Rupiliam uocant”; cf. M. H. CRAWFORD, Origini e sviluppi..., 120: “è la cosiddetta lex Rupilia per la Sicilia, del 131, che ci permette di risalire nella storia dell’editto provinciale un po’più indietro. Sembra chiaro che questo non era in nessun senso una lex provinciae; anzi, Cicerone ci assicura che è semplicemente un caso particolare di editto di un governatore”. De hecho, Cicerón parece marcar una clara distinción entre decretum y edictum en sus discursos; cf. por ejemplo Cic. Ver. 1.93: “non hi qui decretis edictisque tuis in te concitati infestique sunt”; 2.26: “sed cum ob tua decreta, ob edicta, ob imperia, ob iudicia pecuniae dabantur”; 2.119: “quin is uenalem in Sicilia iuris dictionem KDEXHULWTXL5RPDHWRWXPHGLFWXPDWTXHRPQLDGHFUHWDXHQGLGHULW"´Flacc. 78: “si non decreuisset, sed edixisset”. 12 Para el edictum publicado por Cicerón para su mandato en Cilicia, cf. $-MARSHALL, The Structure of Cicero’s Edict, AJPh 85, 1964, 185-191; G. PUGLIESE5LÀHVVLRQLVXOO¶HGLWWRGL&LFHURQHLQ&LOLFLDHQ$GUARINO y L. LABRUNA (eds.), Synteleia Vicenzo Arangio-Ruiz, II, Napoli 1964, 972-986; R. MARTINI, Ricerche in tema…, 33-48; L. PEPPE, Note sull’editto di Cicerone in Cilicia, Labeo 37, 1991, 14-93; A. W. LINTOTT, Imperium Romanum. Politics and Administration, London 1993, 60-62; -MUÑIZ COELLO, Cicerón y Cilicia. Diario de un gobernador romano del siglo I a.C., Huelva 1998, 117-119. 13 Así G. H. STEVENSON, Roman Provincial Administration till the Age of the Antonines, Oxford 1939, 68-69: “The proviVLRQVRIWKH/H[3URYLQFLDHZHUHVXSSOHPHQWHGE\WKH(GLFWZKLFKZDVLVVXHGE\HDFKJRYHUQRURQHQWHULQJLQWRRI¿FH and whose terms he was bound to observe. These provincial edicts resembled those which were issued each year by citypraetors in Rome, but provincial governors had a freer hand than the praetors, who were bound to adapt their edicts to the body of the civil law, of which the Twelve Tables were the nucleus. Part of a provincial edict was traditional (tralaticium) and contained a body of law on which administration was normally based, but a governor had considerable freedom in trying experiments, and was entitled to modify the principles of his predecessors”; F. DE MARTINO, Storia della costituzione…, II, 235-236, esp. 410: “Nel campo della giurisdizione civile, il governatore aveva nei confronti dei cives gli stessi poteri del praetor urbanus; egli applicava perciò le norme dell’editto urbano o quelle dell’editto provincial, qualora lo avesse emanato. Infatti sin dall’inizio è probabile che I governatori usassero emanare un loro editto, che si uniformava a quello del pretore, 10

70

punto de vista, el edicto era sancionado por el titular de la provincia, cónsul o pretor, al comienzo de su mandato o antes de tomar posesión del mismo –como hizo al parecer Cicerón– en virtud de su ius edicendi y del imperium concedido14: las cláusulas contenidas en el edictum constituirían a su vez un complemento a las condiciones previamente dispuestas en la denominada lex prouinciae, el supuesto estatuto que normalizaba las distintas parcelas administrativas en cada destino15. B. D. Hoyos concluyó incluso en su momento que el edicto provincial se hallaba en la práctica en un plano jurídico plenamente comparable al de la citada lex prouinciae, constituyendo ambos documentos la base sobre la cual habían de tomar sus decisiones, siempre eso sí de manera discrecional, los mandos provinciales romanos16. No obstante, y de la misma manera que en las dos últimas décadas se ha puesto debidamente en cuestión el concepto en sí de lex prouinciae, tal vez convendría revisar también el papel que cumplían cada uno de estos edictos dentro de la política provincial romana, al menos por lo que respecta a la República, y plantearnos pues la conveniencia de continuar contemplando tales disposiciones desde el punto de vista desde el que hoy lo hacemos, tal y como concluyó ya Álvaro D’Ors a proSDUWLFXODUPHQWHGHOSUHWRUHSHUHJULQRLFXLLQWHUYHQWLQHOFDPSRGHLUDSSRUWLJLXULGLFLVRUJHQWLGDLWUDI¿FLHUDQRDVVDLHVWHVL ovvero introducevano in esso disposizioni dettate da esigenze proprie della provincia”; cf. tb. W. W. BUCKLAND, L’edictum provinciale, RH 13, 1934, 81-96. Dicho planteamiento se ha mantenido básicamente en toda la historiografía posterior, tal y como puede verse, por ejemplo, en G. I. LUZZATTO, Roma e le province. I. Organizzazione, economía, società, Bologna 1985, 44: “Un problema particolare è rappresentato dall’editto provinciale che il governatore emanava nell’esercizio dellla propia giurisdizione. Le scarse notizie su di esso ci pervengono, in età imperiale, dai frammenti del comentario di Gaio nel Digesto e dai riferimenti contenuti nel decimo libro delle epistole tra Plinio e Traiano per la Bitinia; in età republicana, QHOOHOHWWHUHGL&LFHURQHHQHOOH9HUULQHULVSHWWLYDPHQWHSHUOD&LOLFLDHOD6LFLOLD&KHLOJRYHUQDWRUHDYHVVH¿QGDOO¶LQL]LR il ius edicendi in forza del suo imperiumqSDFL¿FRFRPHSXUHFKHO¶HGLWWRULJXDUGDVVHHVVHQ]LDOPHQWHHIRUVHH[FOXVLYDmente, ‘esercizio della giurisdizione”; tb. B. D. HOYOS, Lex Provinciae and Governor’s Edict, Antichthon 7, 1973, 47-53, 51-53; M. H. CRAWFORD, Origini e sviluppi…, 117-121; -6RICHARDSON, The Administration of the Empire, en: CROOK, J. A., LINTOTT, A. W. y RAWSON, E., The Cambridge Ancient History. IX. The Last Age of the Roman Republic, 146-43 B.C. (2nd. ed.), Cambridge 1994, 564-598, 589-591; R. SCHULZ, Herrschaft und Regierung. Roms Regiment in den Provinzen in der Zeit der Republik3DGHUERUQ$-TORRENT RUIZ, El título De publicanis y el genus provinciale (Cic., ad Att. 6.1.15). 5HÀH[LRQHVVREUHHOedictum provinciale, RDR 14, 2014, 1-23, esp. 1-4. 14 Para la relación entre ius dicere e imperium, siempre desde el punto de vista del derecho romano, cf. R. DE CASTRO-CAMERO, Estipulaciones edictales en el Derecho romano, Sevilla 2009, 52-59. 15 Para el controvertido concepto de lex prouinciae, cf. por ejemplo G. H. STEVENSON, Roman Provincial…, 68-69; G. I. LUZZATO, Roma e le province, 39-41; R. SCHULZ, Herrschaft und Regierung, 93-94. Más críticos con el planteamiento tradicional se han mostrado B. D. HOYOS, Lex Provinciae…, 47-51; A. W. LINTOTT, What was the Imperium Romanum" G&R 28, 1981, 53-67, 58-61; id., Imperium Romanum, 28-31; P. FREEMAN, On the Annexation of Provinces to the Roman Empire, Classics Ireland-/FERRARY, Provinces, magistratures et lois: la création des provinces sous la République, en: I. PISO (ed.), Die Römischen Provinzen. Begriff und Gründung (Colloquium Cluj-Napoca, 28. September–1. Oktober 2006), Cluj-Napoca 2008, 7-18, esp. 15-17; F. KIRBIHLER, Les lois provinciales en Occident: état de la question, en F. HURLET (ed.), Rome et l’Occident (IIème siècle av. J.-C. - IIème sLqFOHDSU-&  Gouverner l’Empire, Rennes 2009, 25-34; M. COUDRY y F. KIRBIHLER, La lex Cornelia, una lex provinciae de Sylla pour l’Asie, en: N. BARRANDON y F. KIRBIHLER (eds.), Administrer les provinces de la République romaine. Actes du colloque de l’université de Nancy II. 4-5 juin 2009, Rennes 2010, 133-169, esp. 133-138. 16 B. D. HOYOS, Lex Provinciae…, 47-53; esp. 53: “The lex provinciae was, therefore, not an ordinance of a special cast, distinct from and superior to the governor’s edicts that followed”. Así lo había apuntado ya E. BADIAN, Q. Mucius Scaevola and the province of Asia, Athenaeum 34, 1956, 104-123, 116, n. 4, a propósito de la denominada lex Rupilia de Sicilia: “The lex prouinciae itself was (or could be) only an edict reinforced by auctoritas: cf. the locus classicus in Cicero (2 Verr. II 32): ‘ex P. Rupili decreto, quod is de decem legatorum sententia statuit, quam illi [i. e. Siculi] legem Rupiliam uocant”; tb. H. GALSTERER, Roman Law in the Provinces: Some Problems of Transmission, en: M. H. CRAWFORD (ed.), L’Impero romano e le strutture economiche e sociali delle province, Como 1986, 13-27, 17. La misma interpretación de la lex Rupilia nos da M. H. CRAWFORD, Origini e sviluppi…, 119-121. Para la supuesta vinculación entre lex prouinciae y edictum, cf-6 RICHARDSON, The Administration of the Empire, 589-590: “The lex provinciae (if such existed for his area) might therefore OLPLWDJRYHUQRU¶VVFRSH%\WKH¿UVWFHQWXU\KHZDVDOVROLPLWHGE\KLVRZQVWDWHPHQWRILQWHQWLVVXHGLQWKHIRUPRIDQ edict at the beginning of his tenure, which gave the grounds for such actions as he was prepared to hear”; tb. A. GUARINO, La formazione dell’editto…, 75-76.

71

pósito del edictum prouinciale citado en la obra de Gayo17. Después de todo, no hay constancia ni indicios de edictos provinciales anteriores al siglo I a.C., lo cual habría de hacernos considerar, de entrada, cuándo comenzaron a circular tales edictos o cuándo se institucionalizó dicha práctica. Gayo indica ciertamente al comienzo de sus comentarios ad edictum prouinciale que tanto el pretor urbano como el peregrino publicaban sendos edictos al comienzo de sus mandatos, de la misma manera que lo hacían en las provincias los praesides de época imperial. Ahora bien, dadas las circunstancias, convendría plantearse hasta qué punto hemos de suponer que este hábito, claramente constatado en el Principado y, en todo caso, en las últimas décadas de la República, se hallaba plenamente consolidado no ya a mediados del siglo IID&VLQRD¿QDOHVGHOIII, después de que Roma convirtiera Sicilia y Sardinia en sendas provincias permanentes. A decir verdad, no sabemos si los pretores destinados a las islas tras la primera Guerra Púnica o los presentes, sólo unas décadas después, en las provincias hispanas habían de publicar también esta clase de edictos al comenzar sus mandatos, cuestión ésta de la que no hay la menor constancia en el relato de Livio, por ejemplo18, de la misma manera que tampoco sabemos si los cónsules y los pretores a quienes se concedían prouinciae no permanentes, como pudieron haber sido en un momento dado Asia o Macedonia, habían de presentar también un edicto al tomar posesión de sus destinos. Aun así, esto no quiere decir que no haya constancia de edictos publicados por mandos provinciales romanos anteriores a la época de Cicerón. Livio nos cuenta sin ir más lejos que M. Emilio Lépido, pretor de la provincia de Sicilia en el año 218, dispuso mediante edictum una serie de medidas destinadas a comprometer a las poblaciones de la isla en las campañas contra los cartagineses: “haec, sicut audita erant, rex M. Aemilio praetori, cuius Sicilia prouincia erat, perscribit monetque >HW@/LO\EDHXP¿UPRWHQHUHWSUDHVLGLRH[WHPSORHWFLUFDDSUDHWRUHDGFLXLWDWHVPLVVLOHJDWLWULEXQLque suos ad curam custodiae intendere, et ante omnia Lilybaeum tueri apparatu belli, edicto proposito ut socii nauales decem dierum cocta cibaria ad naues deferrent et ubi signum datum esset ne quis moram conscendendi faceret, perque omnem oram qui ex speculis prospicerent aduentantem hostium classem missis”19. De hecho, no podemos olvidar que Livio cita en su relato distintos edictos publicados por censores, decenviros, dictadores, cónsules, procónsules y hasta ediles curules, habitualmente relacionados con cuestiones de intendencia militar y reclutamientos20. Aunque nadie puede discutir que el contenido de tales edictos no es comparable a las cláusulas estipuladas en los hoy llamados edictos provinciales, no lo es menos que Livio se limita a dar a tales disposiciones el nombre de edicta, de la misma manera que Cicerón habla de su edictum para la provincia de Cilicia o del publicado por L. Cecilio Metelo durante su pretura en Sicilia, sin plantear ningún tipo de distinción al UHVSHFWRWDQVyORHQHOFDVRGHORVHGLFWRVGH40XFLR(VFpYROD\*9HUUHVVHKDEODFRQFUHWDPHQWH de edictum Asiaticum y edictum Siciliense, también denominado prouinciale en dos pasajes de las Verrinae21, si bien da la sensación de que Cicerón usa los adjetivos en un sentido meramente locativo, sin más connotaciones que las citadas. 17 A. D’ORS, La enajenación para cambiar el demandable y el llamado “edicto provincial”, Revista de Estudios HistóricoJurídicos 23, 2001, 113-121; tb. $-TORRENT RUIZ, El título De publicanis…, 3-4. 18 No obstante, cf. para el caso de las provincias hispanas la interpretación presentada en su momento por M. SALINAS DE FRÍAS, El gobierno de las provincias…, 124-125 a propósito de un edictum publicado por M. Porcio Catón (cos. 195) durante su consulado en Hispania; Liv. 34.8.4-5: “edicto per oram maritimam misso nauibus omnis generis contractis ab Luna SUR¿FLVFHQVHGL[LWXWDGSRUWXP3\UHQDHLVHTXHUHQWXU´ 19 Liv. 21.49.6-8. 20 Así Liv. 21.21.8; 21.62.6; 22.11.4; 22.57.9; 24.8.19; 24.11.9; 26.12.5; 26.35.4; 26.36.12; 26.41.1; 27.13.11; 27.37.9; 28.9.5; 28.25.10; 29.1.10; 29.1.17; 29.1.26; 29.21.5; 34.48.3; 34.55.4; 34.56.12; 35.24.3; 38.4.6; 38.20.10; 39.17.4; 39.44.8; 40.4.6; 40.4.12; 40.38.6; 41.9.11-12; 42.10.3; 43.11.4; 43.14.6; 43.14.10; 43.15.8; 43.16.2; 45.31.10. 21 Cic. Att. 6.1.15: “ex Q. Muci P. L edicto Asiatico”; Ver. 1.112: “tu ipse ex Siciliensi edicto hoc sustulisti; uoluisti, ex improuiso si quae res nata esset, ex urbano edicto decernere. quam postea tu tibi defensionem relinquebas, in ea maxime offendisti, cum tuam auctoritatem tute ipse edicto prouinciali repudiabas”; 1.117: “ipse in Siciliensi edicto hoc non habet;

72

Después de todo, y con independencia del contenido que pudiera presentar cada documento, edictos eran tanto unos como otros en la medida en que se trataba de disposiciones sancionadas por los magistrados en virtud de su ius edicendi, tal y como puntualiza el pasaje de Gayo: es más, no sólo no hay certeza de que nos hallemos ante un tipo particular de edicto plenamente institucionalizado, sino que ni siquiera sabemos positivamente si todos y cada uno de los edictos de carácter provincial de los que nos habla Cicerón corresponden a esa supuesta clase de edictos que, de acuerdo con nuestro planteamiento habitual, habían de publicar los mandos provinciales romanos al tomar posesión de VXVGHVWLQRV&LFHUyQQRVFXHQWDSRUHMHPSORTXH/9DOHULR)ODFR pr. 63), procónsul de Asia en el año 62, dispuso mediante edictum que los judíos residentes en la provincia dejasen de mandar oro en DGHODQWHDODFLXGDGGH-HUXVDOpQPHGLGDTXHQRVDEHPRVVLVHVDQFLRQyHQXQHGLFWRSXEOLFDGRad hoc o si, por el contrario, remitía a las disposiciones supuestamente suscritas por Flaco al comienzo de su proconsulado en la provincia de Asia22. Así mismo, tampoco podemos olvidar que Cicerón habla en plural de los edictaGH9HUUHVHQFLHUWRVSDVDMHVGHVXVVerrinae, lo cual conduce a pensar que el pretor no publicó un único edicto durante su mandato en Sicilia23. De la lectura de las cartas de Cicerón se deduce de todas maneras que, al menos en su época, sí era habitual –no sabemos hasta qué punto preceptivo– que los titulares de las provincias publicaran al comienzo de sus mandatos un edicto en el que habían de poner por escrito las pautas de tipo administrativo por las que habían de conducirse en el cumplimiento de sus competencias. Las noticias de Cicerón coinciden esencialmente en los puntos tratados en tales documentos: jurisdicción, temas de GHUHFKRSULYDGR\FXHVWLRQHVGHFDUiFWHU¿QDQFLHUR\¿VFDOUHODFLRQDGDVHQSDUWLFXODUFRQODVDFWLYLdades de los publicanos. De todos los edictos de contenido provincial citados por Cicerón es sin duda el suyo, como ya comentamos, el que mejor conocemos gracias a los datos que su autor nos da de él en una carta dedicada a Ap. Claudio Pulcro en octubre del año 51 y, particularmente, en una segunda exegerat enim iam mercedem; item ut illo edicto de quo ante dixi, in Sicilia de hereditatum possessionibus dandis edixit idem quod omnes Romae praeter istum. ex edicto Siciliensi. si de hereditate ambigitur; 1.118: “iterum enim iam quaero abs te, sicut modo in illo capite Anniano de mulierum hereditatibus, nunc in hoc de hereditatum possessionibus, cur ea capita in edictum prouinciale transferre nolueris. utrum digniores homines existimasti eos qui habitant in prouincia quam QRVTXLDHTXRLXUHXWHUHPXUDQDOLXG5RPDHDHTXXPHVWDOLXGLQ6LFLOLD"QRQHQLPKRFSRWHVWKRFORFRGLFLPXOWDHVVH in prouinciis aliter edicenda; non de hereditatum quidem possessionibus, non de mulierum hereditatibus. nam in utroque genere uideo non modo ceteros, sed te ipsum totidem uerbis edixisse quot uerbis edici Romae solet. quae Romae magna cum infamia pretio accepto edixeras, ea sola te, ne gratis in prouincia male audires, ex edicto Siciliensi sustulisse uideo”. 22 Cic. Flacc. 67: “cum aurum Iudaeorum nomine quotannis ex Italia et ex omnibus nostris prouinciis Hierosolymam exportari soleret, Flaccus sanxit edicto ne ex Asia exportari liceret”. 23 Así Cic. Ver³KRFHGLFWRQRQ6LFXOLQDPHRVTXLGHPVXSHULRULEXVHGLFWLVVDWLVSHUGLGHUDWDWTXHDGÀL[HUDW´ “quaero, si ipse excogitare non potuerat quem ad modum quam plurimo uenderet, ne tua quidem recentia proximi praetoris XHVWLJLDSHUVHTXLSRWHUDWXWWXLVSUDHFODULVDEVWHSULQFLSHLQXHQWLVHWH[FRJLWDWLVHGLFWLVDWTXHLQVWLWXWLVXWHUHWXU"´ “sed quia tuis nouis edictis et iniquissimis institutis plus aliquanto se quam decumas ablaturum uidebat, idcirco longius progressus est”; cfWE³HJRHQLPFXPKRFWRWD6LFLOLDGLFHUHWWDPHQDG¿UPDUHQRQDXGHUHPVLKDHFHGLFWD non ex ipsius tabulis totidem uerbis recitare possem, sicuti faciam”. De hecho, Cicerón cita a continuación en el pasaje un edictum de professione y un edictum de iudicio in octuplumVDQFLRQDGRVSRU*9HUUHVGXUDQWHVXSUHWXUDHQODLVOD$GHPiV el orador habla en Ver. 5.7 de omnium instituta atque edicta praetorum, pero, de la misma manera que en el caso del edicto GH/9DOHULR)ODFRQRVDEHPRVVLVHWUDWDGHORVHGLFWRVVDQFLRQDGRVVXSXHVWDPHQWHDOFRPLHQ]RGHFDGDPDQGDWRSURvincial o de edictos puntuales publicados por cada pretor. No deja de ser interesante a este respecto el planteamiento de N. PALAZZOLO, La propositio in albo…, 2434-2436, a propósito de la controvertida distinción entre edictum perpetuum y edictum repentinum (cf. Cic. Ver. 3.36); esp. 2435: “che fosse nota ai Romani una distinzione concettuale fra edictum generale emanato all’inizio dell’anno (c. d. perpetuum) e editti particolari emanati in corso d’anno (c. d. repentina) è francamente da dubitare, dal momento che tale distinzione è del tutto ignota alle fonti. L’unica distinzione che le fonti conoscono, e a FXLULFROOHJDQRGLYHUVDQDWXUDHGLYHUVDH¿FDFLDqTXHOODIUDJOLedicta de iurisdictione e gli altri editti. La differenza sta HVVHQ]LDOPHQWHQHOIDWWRFKHTXHVWLVLHVDXULVFRQRFROUDJJLXQJLPHQWRGHO¿QHSHUFXLVRQRVWDWLHPDQDWLPHQWUHTXHOOLde iurisdictione sono destinati ad essere utilizzati nel corso dell’anno di carica tutte le volte che se ne presenti l’occasione, GXUDQRFLRq¿QRDOO¶XVFLWDGLFDULFDGHOPDJLVWUDWRVRQRperpetua”. No comparte el mismo punto de vista T. C. BRENNAN, The Praetorship in the Roman…, 305, n. 295.

73

misiva destinada a Ático sólo unos meses después, en febrero del año 5024. Al parecer, el edicto había sido compuesto en Roma25 y, a pesar de su brevedad (breue edictum), constaba de dos genera edicendi: uno, el denominado provincial (genus prouinciale FRQFHUQtDDFXHVWLRQHVGHFDUiFWHU¿VFDO tales como cuentas municipales, deudas e intereses, y a los convenios suscritos con los publicanos, en tanto que el segundo genus se centraba en temas de derecho privado, desde herencias y ventas de bienes, por ejemplo, hasta todos aquellos asuntos que, de acuerdo con las palabras de Cicerón, no podían solucionarse sin el correspondiente edicto26. Cicerón, por último, reconoce que remitió todas las demás cuestiones a los edictos urbanos, por lo que ni siquiera se molestó en redactar las cláusulas pertenecientes a este tercer genus (“tertium de reliquo iure dicundo ἄγραφον reliqui”)27: “ego tamen habeo ἰσοδυναμοῦσαν sed tectiorem ex Q. Muci P. L edicto Asiatico, ‘exWUDTXDPVLLWDQHJRWLXPJHVWXPHVWXWHRVWDULQRQRSRUWHDWH[¿GHERQD¶PXOWDTXHVXPVHFXtus Scaeuolae, in iis illud in quo sibi libertatem censent Graeci datam, ut Graeci inter se disFHSWHQWVXLVOHJLEXVEUHXHDXWHPHGLFWXPHVWSURSWHUKDQFPHDPįȚĮȓȡİıȚȞTXRGGXREXVJHneribus edicendum putaui. quorum unum est prouinciale in quo est de rationibus ciuitatum, de aere alieno, de usura, de syngraphis, in eodem omnia de publicanis; alterum, quod sine edicto satis commode transigi non potest, de hereditatum possessionibus, de bonis possidendis, uenGHQGLVPDJLVWULVIDFLHQGLVTXDHH[HGLFWRHWSRVWXODULHW¿HULVROHQWWHUWLXPGHUHOLTXRLXUH dicundo ἄγραφον reliqui. dixi me de eo genere mea decreta ad edicta urbana accommodaturum. itaque curo et satis facio adhuc omnibus. Graeci uero exsultant quod peregrinis iudiciEXVXWXQWXUµQXJDWRULEXVTXLGHP¶LQTXLHVTXLGUHIHUW"WDPHQVHαὐτονομίαν adeptos putant”. Dejando a un lado las contadas indicaciones que nos da Cicerón con relación a su edicto, lo cierto es que no sabemos con certeza en qué medida descendían al detalle sus cláusulas ni hasta qué punto determinaron sus contenidos las decisiones tomadas por el orador al mando de su provincia. De cualquier manera, da la sensación de que, en contra de lo que quizá cabría esperar, los mandos provinciales romanos no siempre se atenían en sus decisiones a lo previamente dispuesto o contemplado en el edicto o, en el mejor de los casos, siempre se dejaba un notable margen a la discrecionalidad. Así lo indica el hecho de que, en el año 67 a.C., un tribuno de la plebe de nombre G. Cornelio sacara adelante contra el criterio de una buena parte de la clase política romana una ley que conminaba al parecer a los pretores a no desviarse de sus edictos a la hora de dictar sus sentencias, tal como recuerda una cita de Asconio28: “aliam deinde legem Cornelius, etsi nemo repugnare ausus 24

Cic. Fam. 3.8.3-4; Att. 6.1.15. Cic. Fam. 3.8.4: “Romae composui edictum; nihil addidi, nisi quod, publicani me rogarunt, cum Samum ad me uenissent, ut de tuo edicto totidem uerbis transferrem in meum”. 26 G. PUGLIESE5LÀHVVLRQLVXOO¶HGLWWR«FRQVLGHUyTXHHVWHVHJXQGRgenus constituía simplemente un complemento a las disposiciones contenidas en los edictos urbanos; cf. tb. W. W. BUCKLAND, L’edictum provinciale, 82-84. 27 Cic. Att. 6.1.15; W. W. BUCKLAND, L’edictum provinciale$-MARSHALL, The Structure of Cicero’s…, 185191; F. BONA, Cicerone e i libri iuris ciuilis di Quinto Mucio Scevola, en: G. G. ARCHI (ed.), Questioni di giurisprudenza tardo-repubblicana. Atti di un seminario, Firenze 27-28 Maggio 1983, Milano 1985, 205-279, 251-252; G. PUGLIESE, 5LÀHVVLRQLVXOO¶HGLWWR«976-986; L. FANIZZA, Cultura aristocratica e amministrazione della provincia asiatica. Scaevola, Tubero, Cicero, SDHI 78, 2012, 87-102, 95-101; $-TORRENT RUIZ, El título De publicanis…, 4-16. L. MAGANZANI, L’editto provinciale…, 129-130, concluyó a partir de ciertos pasajes de las Verrinae que los pretores que tomaban el mando de una provincia tras haber cumplido la magistratura en Roma solían trasladar a sus edictos provinciales las cláusulas publicadas en sus edictos urbanos. 28 Asc. 59 C.; cf. las puntualizaciones de Casio Dión con respecto al propósito de la lex Cornelia, en D. C. 36.40.1-2: “οἱ στρατηγοὶ πάντες τὰ δίκαια καθ’ ἃ δικάσειν ἔμελλον, αὐτοὶ συγγράφοντες ἐξετίθεσαν· οὐ γάρ πω πάντα τὰ δικαιώματα τὰ περὶ τὰ συμβόλαια διετέτακτο. ἐπεὶ οὖν οὔτε ἐσάπαξ τοῦτ’ ἐποίουν οὔτε τὰ γραφέντα ἐτήρουν, ἀλλὰ πολλάκις αὐτὰ μετέγραφον καὶ συχνὰ ἐν τούτῳ πρὸς χάριν ἢ καὶ κατ’ ἔχθραν τινῶν, ὥσπερ εἰκός, ἐγίγνετο, ἐσηγήσατο κατ’ ἀρχάς τε εὐθὺς αὐτοὺς τὰ δίκαια οἷς χρήσονται προλέγειν, καὶ μηδὲν ἀπ’ αὐτῶν παρατρέπειν” Para la lex Cornelia, cf. A. METRO, La lex Cornelia de iurisdictione alla luce di Dio Cass. 36, 40, 1-2, Iura 20, 1969, 500-524; P. PINNA PARPAGLIA, Per una 25

74

est, multis tamen inuitis tulit, ut praetores ex edictis suis perpetuis ius dicerent: quae res studium aut gratiam ambitiosis praetoribus qui uarie ius dicere assueuerant sustulit”. Aunque ni Asconio ni Casio Dión puntualizan si la medida concernía tan sólo a los pretores que ejercían la jurisdicción en la capital, no es de descartar que la ley compitiese a todo el colegio de pretores, comenzando tal vez por los destinados a las provincias. Aun así, si los pretores solían desatender sus edictos en Roma tanto como para que un tribuno de la plebe les conminase mediante ley a respetar sus disposiciones, no cabe duda de que la situación había de acentuarse notablemente en las provincias, lejos del control que podían ejercer en la capital el senado, cualquiera de los magistrados o la misma ciudadanía romana. De hecho, es de nuevo Cicerón quien apunta en una de sus cartas a Quinto, a la sazón procónsul de Asia (61-59), que la justicia en una provincia residía básicamente en la persona de su titular, dada sin duda la imposibilidad de mantener un control directo en éstas por parte de las autoridades romanas: ³TXRGVLKDHFOHQLWDVJUDWD5RPDHHVWXELWDQWDDUURJDQWLDHVWWDPLPPRGHUDWDOLEHUWDVWDPLQ¿QLWD hominum licentia, denique tot magistratus, tot auxilia, tanta uis [populi], tanta senatus auctoritas, quam iucunda tandem praetoris comitas in Asia potest esse! in qua tanta multitudo ciuium, tanta sociorum, tot urbes, tot ciuitates unius hominis nutum intuentur, ubi nullum auxilium est, nulla conquestio, nullus senatus, nulla concio: quare permagni hominis est et cum ipsa natura moderati, tum uero etiam doctrina atque optimarum artium studiis eruditi sic se adhibere in tanta potestate, ut nulla alia potestas ab iis, quibus is praesit, desideretur”29. Dicha circunstancia dejaba consecuentemente en manos del pretor o cónsul de turno la responsabilidad de todas y cada una de las decisiones tomadas al mando de una provincia, con independencia de que éstas pudieran basarse o no en las cláusulas de un edicto, al mismo tiempo que hacía necesaria, a juicio de Cicerón, una personalidad capaz de sortear cualquier tipo de componenda o parcialidad en el ejercicio de la jurisdicción30: “quare sit summa in iure dicundo seueritas, dummodo ea ne uarietur gratia, sed conseruetur aequabilis; sed tamen parui refert abs te ipso ius GLFLDHTXDELOLWHUHWGLOLJHQWHUQLVLLGHPDELLV¿HWTXLEXVWXHLXVPXQHULVDOLTXDPSDUWHPFRQFHVVHULV ac mihi quidem uidetur non sane magna uarietas esse negotiorum in administranda Asia, sed ea tota iurisdictione maxime sustineri; in qua scientiae, praesertim prouincialis, ratio ipsa expedita est: constantia est adhibenda et grauitas, quae resistat non solum gratiae, uerum etiam suspicioni”. Da la sensación pues de que, por encima del carácter vinculante que pudieran presentar las cláusulas contenidas en un edicto, siempre solía primar el criterio personal de cada mandatario a la hora de dictar sentencias y administrar una provincia, lo cual convertía a menudo dichas disposiciones en simples pautas de actuación supeditadas en tales casos a la interpretación –cuando no directamente a la discrecionalidad– del titular correspondiente31. De no haber sido así, posiblemente no se interpretazione della lex Cornelia de edictis praetorum del 67 a.C., Sassari, 1987; id., Lex Cornelia de edictis, mutui feneratizi, certeza del diritto, Labeo 38, 1992, 372-376; N. PALAZZOLO, La propositio in albo…, 2427-2448; id., Sulla lex Cornelia de edictis, Labeo 37, 1991, 242-245. 29 Cic. Q. fr. 1.1.22. 30 Cic. Q. fr. 1.1.20. 31 G. PUGLIESE 5LÀHVVLRQL VXOO¶HGLWWR«  ³5LPDQH WXWWDYLD LQWDWWD OD FRQVWDWD]LRQH FKH DOORUD XOWLPL GHFHQQL GHOOD repubblica) il magistrato provinciale godeva di un potere discrezionale amplissimo, grazie a cui –teoricamente– ciascuna SURYLQFLDLQFLDVFXQDQQRDYUHEEHSRWXWRDYHUHXQSURSULRGLVWLQWRVLVWHPDJLXULGLFR´-FOURNIER, L’apport de l’œuvre de Cicéron à la connaissance du système judiciaire provincial au IerVLqFOHDY-&HQ1BARRANDON y F. KIRBIHLER (eds.), Administrer les provinces de la République romaine. Actes du colloque de l’université de Nancy II. 4-5 juin 2009, Rennes 2010, 181-194, 187-189; así 188: “De manière générale, la pratique judiciaire provinciale au IerVLqFOHDY-&pWDLWPDUTXpH par le libre arbitre du gouverneur, qui jouissait d’un pouvoir discrétionnaire: il était seul responsable, en dernier ressort, de l’affectation des diferentes affaires portées à sa connaissance ou que lui-même avait évoquées, en fonction de la nature et de l’importance de chaque cause”. Así parece apuntarlo también el hecho de que Cicerón solicitase al pretor Q. Curcio Peduceano (pr. 50), tal vez titular de la iurisdictio inter peregrinos (D. R. SHACKLETON-BAILEY, Cicero: Epistulae…, 480; T. C. BRENNAN, The Praetorship in the Roman…, 455), su comprensión y buena disposición en el juicio contra M. Fabio, dando

75

comprendería bien el hecho de que los mandos provinciales romanos pudieran basar una buena parte de sus edictos en disposiciones concernientes a otras provincias, tal y como hizo al parecer Cicerón32. Además de remitir una parte sustancial de su jurisdicción a los edictos urbanos, como ya comentamos, sabemos que Cicerón conoció, consultó y se valió ciertamente de una serie de edictos de contenido provincial a la hora de componer el suyo. Adoptó, por ejemplo, a petición de los publicanos ciertas cláusulas del edicto de su antecesor en el mando de Cilicia, Ap. Claudio Pulcro; conoció, si bien no sabemos con qué intención, el edicto publicado por M. Calpurnio Bíbulo para la provincia de Siria33; pero, ante todo, Cicerón destaca haber tomado numerosos puntos del edictum Asiaticum de Q. Mucio Escévola (“multaque sum secutus Scaeuolae”), pretor y procónsul de la provincia de Asia hacia el año 99 ó 9834. No deja de sorprender que Cicerón, procónsul de Cilicia, se decantara por utilizar particularmente un edicto publicado casi cincuenta años antes por el titular de una provincia distinta a la suya, la provincia de Asia, cuyas circunstancias distaban de parecerse en no pocos matices a las del destino concedido al orador, lo cual nos lleva a plantearnos qué había pues en el edicto de Escévola para que Cicerón lo convirtiera en la pauta de una buena parte de su mandato. Cicerón cita concretamente una disposición de Escévola que dejaba en manos de los griegos la capacidad de solventar sus pleitos de acuerdo con sus propias leyes (“ut Graeci inter se disceptent suis legibus”)35, pero no nos da más detalles de los contenidos del edicto. De todas maneras, la decisión de Cicerón de recurrir al nombre de Q. Mucio Escévola y a su citado edictum Asiaticum con vistas a su mandato en Cilicia no parece para nada un hecho casual o condicionado tan sólo por el contenido jurídico del documento, sino que es justamente la que, a nuestro juicio, convierte el edicto ciceroniano en un sutil medio de proyectar una imagen particular de su proconsulado.

hábilmente por sentado, casi de manera capciosa, que el pretor se remitiría en su resolución a las condiciones publicadas en su edictum; Fam. 13.59: “M. Fabium unice diligo summaque mihi cum eo consuetudo et familiaritas est peruetus. in HLXVFRQWURXHUVLLVTXLGGHFHUQDVDWHQRQSHWR±VHUXDELVXWWXD¿GHVHWGLJQLWDVSRVWXODWHGLFWXPHWLQVWLWXWXPWXXP±VHG ut quum facillimos ad te aditus habeat, quae erunt aequa, libente te impetret, ut meam amicitiam sibi, etiam quum procul absim, prodesse sentiat, praesertim apud te: hoc te uehementer etiam atque etiam rogo”. 32 Cic. Fam. 3.8.3-4; Att. 5.21.11. 33 Cic. Fam. 3.8.3-4: “Romae composui edictum; nihil addidi, nisi quod, publicani me rogarunt, cum Samum ad me uenissent, ut de tuo edicto totidem uerbis transferrem in meum. diligentissime scriptum caput est, quod pertinet ad minuendos sumptus ciuitatum: quo in capite sunt quaedam noua, salutaria ciuitatibus, quibus ego magno opere delector; hoc ero, ex quo suspicio nata est me exquisisse aliquid, in quo te offenderem, tralaticium est”; Att. 6.1.15: “de Bibuli edicto nihil noui praeter illam exceptionem de qua tu ad me scripseras nimis graui praeiudicio in ordinem nostrum”. 34 Para el mandato de Escévola en Asia, cf. en particular Cic. Att. 5.17.5; Ps. Asc. 202 St.; Liv. Per90D[ T. R. S. BROUGHTON, The Magistrates of the Roman Republic. II (99 B.C.-31 B.C.), New York 1952, 7; The Magistrates of the Roman Republic. III. Supplement, Atlanta 1986, 145-146. Aunque E. BADIAN, Q. Mucius Scaevola…, 104-123 consideró que Escévola tomó el mando de Asia tras cumplir el consulado en el año 95 a.C., la crítica ha sostenido habitualmente que el mandato corresponde a su pretura del año 99 ó 98; cf. J. P. V. D. BALSDON, Q. Mucius Scaevola the Pontifex and Ornatio Provinciae, CR 51, 1937, 8-10; B. A. MARSHALL, The Date of Q. Mucius Scaevola’s governorship of Asia, Athenaeum 54, 1976, 117-130; R. KALLET-MARX, Asconius 14-15 Clark and the Date of Q. Mucius Scaevola’s Command in Asia, CPh 84, 1989, 305-312; T. C. BRENNAN, The Praetorship in the Roman«-/FERRARY, Les gouverneurs des provinces romaines d’Asie Mineure (Asie et Cilicie), depuis l’organisation de la province d’Asie jusqu’à la première guerre de 0LWKULGDWH DY-& Chiron 30, 2000, 161-193. 163-165. 35 Cic. Att. 6.1.15; cf. tb. Att. 6.2.4: “ita multae ciuitates omni aere alieno liberatae, multae ualde leuatae sunt, omnes suis legibus et iudiciis usae αὐτονομίαν adeptae reuixerunt”. Así lo contemplaba también para la provincia de Sicilia un conocido decreto del cónsul P. Rupilio (cos. 132) al que se daba habitualmente el nombre de lex Rupilia\TXH*9HUUHVVXPyDOSDUHFHU a las cláusulas de su edicto; cf. Cic. Ver. 2.90: “Publiusque Rupilius postea leges ita Siculis ex senatus consulto de X legatorum VHQWHQWLDGHGLVVHWXWFLXHVLQWHUVHVHOHJLEXVVXLVDJHUHQWLGHPTXHKRFKDEHUHW9HUUHVLSVHLQHGLFWRXWGHKLVRPQLEXVFDXVLV se ad leges reiceret”; cf. tb. 2.32: “Siculi hoc iure sunt ut, quod ciuis cum ciue agat, domi certet suis legibus, quod Siculus cum Siculo non eiusdem ciuitatis, ut de eo practor iudices ex P. Rupili decreto, quod is de decem legatorum sententia statuit, quam illi legem Rupiliam uocant, sortiatur”; G. PUGLIESE5LÀHVVLRQLVXOO¶HGLWWR«-FOURNIER, L’apport de l’œuvre…, 183-185; 188-189; tb. L. MAGANZANI, L’editto provinciale…, 130-144. L. FANIZZA, Cultura aristocratica…, 96-98, consideró que la decisión de conceder a los griegos el derecho de enjuiciamiento de acuerdo con las leyes locales pudo haber partido inicialmente de M’. Aquilio (cos. 129), de cuyas disposiciones se valió tal vez Escévola a la hora de componer su edicto.

76

CICERÓN Y ESCÉVOLA: LA CREACIÓN DE UN RETRATO DEL MANDO PROVINCIAL Para cuando el senado concedió a Cicerón el mando de la provincia de Cilicia en el año 51, Q. Mucio Escévola, contrastado jurista, pontifex maximus y cónsul en el año 95, encarnaba ya en la memoria colectiva romana el paradigma del buen gobernador provincial36. Más allá de sus notables contribuciones al derecho romano o la oratoria37, sabemos que el nombre de Escévola era recordado no sólo ya entre la sociedad romana, sino particularmente entre los habitantes de Asia, por su comedida administración de la provincia, destino en el cual pasó tan sólo nueve meses38 en los que, pese a todo, se hizo merecedor de la consideración y el respeto de la población provincial por su talante, completamente alejado al parecer del comportamiento habitual de los mandatarios romanos. Gracias a un pasaje de Diodoro de Sicilia, conservado en los excerta de época bizantina y tomado posiblemente de la obra de Posidonio de Apamea39, disponemos de hecho de una completa semblanza del proconsulado de Escévola que constituye un valioso retrato del ideal del mando provincial que circulaba en aquel entonces entre ciertos sectores de la sociedad griega y, posiblemente, de la clase política romana. Diodoro –o quizá pues, Posidonio– destaca en el pasaje las cualidades y virtudes puestas en práctica por Q. Mucio Escévola durante su corta etapa al mando de Asia, haciendo particular hincapié en su honestidad, su trato comprensivo con los habitantes de la provincia, su sentido de la justicia y su tajante actitud ante los continuos desmanes de los publicanos, cuya codicia resultaba ya por entonces proverbial en las provincias orientales40. Al parecer, la solícita actitud de Escévola le valió incluso la consecución de los más notables honores por parte de los habitantes de Asia41, si bien en su caso a 36

Así lo da a entender Cic. Diu. Caec. 57; Ver. 2.27; 2.34; 3.209; Att90D[Para la trascendencia del mandato de Escévola en la tradición romana, cf. A. H. MAMOOJEE, Le Proconsulat de Q. Cicéron en Asie, EMC 38, 1994, 23-50, 36; T. C. BRENNAN, The Praetorship in the Roman…, 550; H. VAN DER BLOM, Cicero’s Role Models. The Political Strategy of a Newcomer, Oxford 2010, 238-239; M.-C. FERRIÈS y F. DELRIEUX, Quintus Mucius Scaevola, un gouverneur modèle pour les Grecs de ODSURYLQFHG¶$VLH"HQ1BARRANDON y F. KIRBIHLER (eds.), Les gouverneurs et lex provinciaux sous la République romaine, Rennes 2011, 207-230, esp. 226-227; L. FANIZZA, Cultura aristocratica…, 93-102; cf. tb. el punto de vista de Y. BENFERHAT, /¶$QWLF9HUUqVOHVGHYRLUVG¶XQERQJRXYHUQHXUGHSURYLQFHG¶DSUqVODFRPSRVLWLRQGHOHWWUHVGH&LFpURQSURFRQVXOHQ&LOLFLH Euphrosyne 35, 2007, 27-42, 42: “il est vrai qu’il n’y avait pas beaucoup de modèles romains de bonne administration provinciale, mais cela tenait sans doute de la quadrature du cercle avec des intérêts si divergents en présence. Ainsi Mucius Scaeuola était-il revenu d’Asie avec une réputation de gouverneur intègre mais accompagné de la haine tenace des publicains, ce qui l’empêchait d’être un bon modèle aux yeux de Cicéron qui ne tenait surtout pas à se retrouver dans le même cas”. 37 Para lo cual pueden consultarse por ejemplo F. BONA, Cicerone e i libri…, 205-279, o R. A. BAUMAN, Lawyers in Roman Republican Politics. A Study of the Roman Jurists in Their Political Setting, 316-82 BC, München 1983, 340-421. 38 Cic. Att. 5.17.5: “quod Scaeuolae contigit qui solos nouem mensis Asiae praefuit”. 39 D. S. 37.5.1-4; cf. un comentario del pasaje en P. GOUKOWSKY, L’administration des provinces romaines à travers quelques texts grecs, en N. BARRANDON y F. KIRBIHLER (eds.), Administrer les provinces de la République romaine. Actes du colloque de l’université de Nancy II. 4-5 juin 2009, Rennes 2010, 113-130, 128-129. Para la atribución del pasaje a Posidonio, cf- MALITZ, Die Historien des Poseidonios, München 1983, 332-336; tb. G. P. KELLY, A History of Exile in the Roman Republic, Cambridge 2006, 148-149, n. 47; D. W. BARONOWSKI, Polybius and Roman Imperialism, Bristol 2011, 57-58. No deja de ser curioso que el pasaje corresponda, de acuerdo con el planteamiento tradicional de la crítica, a un autor como Posidonio de Apamea, cuya vida es prácticamente contemporánea a la de Q. Mucio Escévola (†82 a.C.), lo cual desvela la trascendencia casi inmediata que tuvo su mandato en la sociedad de la época. 40 Así D. S. 37.5.1: “Κόιντος Σκαιουόλας μεγίστην εἰσηνέγκατο σπουδὴν διὰ τῆς ἰδίας ἀρετῆς διορθώσασθαι τὴν φαυλότητα τοῦ ζήλου. ἐκπεμφθεὶς γὰρ εἰς τὴν Ἀσίαν στρατηγός, ἐπιλεξάμενος τὸν ἄριστον τῶν φίλων σύμβουλον Κόιντον Ῥοτίλιον μετ’ αὐτοῦ συνήδρευε βουλευόμενος καὶ πάντα διατάττων καὶ κρίνων τὰ κατὰ τὴν ἐπαρχίαν. καὶ πᾶσαν τὴν δαπάνην ἔκρινεν ἐκ τῆς ἰδίας οὐσίας ποιεῖσθαι τοῖς τε συνεκδήμοις καὶ αὑτῷ. εἶτα λιτότητι καὶ ἀφελείᾳ χρώμενος καὶ ἀκεραίῳ τῇ δικαιοσύνῃ τὴν ἐπαρχίαν ἀνέλαβεν ἐκ τῶν προγεγονότων ἀκληρημάτων. οἱ γὰρ προγεγονότες κατὰ τὴν Ἀσίαν δημοσιώνας κοινωνοὺς ἐσχηκότες, τοὺς ἐν τῇ Ῥώμῃ τὰς δημοσίας κρίσεις διαδικάζοντας, ἀνομημάτων ἐπεπληρώκεσαν τὴν ἐπαρχίαν”. 41 D. S. 37.6: “τὸ προϋπάρχον εἰς τὴν ἡγεμονίαν μῖσος ἡ τοῦ στρατηγοῦ σύνεσις καὶ ἀρετὴ τοῖς ἐνδεχομένοις βοηθήμασι διωρθώσαντο, καὶ παρὰ μὲν τοῖς εὐεργετηθεῖσι τιμῶν ἰσοθέων ἔτυχε, παρὰ δὲ τῶν πολιτῶν πολλὰς ἀμοιβὰς τῶν κατορθωμάτων ἀπέλαβε”. Cicerón saca a colación las Mucia celebradas en Asia en honor a Escévola, ceremonias que ni siquiera suprimió Mitrídates al tratarse de honorem hominis deorum religione consecratum; Cic. Ver. 2.51: “Mithridates in

77

costa de concitar al mismo tiempo los rencores de las sociedades públicas, cuyos intereses se vieron seriamente comprometidos como consecuencia de la determinación del pretor: tanto es así que uno de sus consejeros y legados, el consular P. Rutilio Rufo (cos. 105), terminó injustamente condenado por presiones de los publicanos, lo cual provocó su consecuente destierro a Mitilene y, posteriormente, a la cercana ciudad de Esmirna42. No parece pues casualidad que Cicerón destaque justamente en su citada carta a Quinto la necesidad de mantener durante su mandato en la provincia de Asia cierto equilibrio entre la buena disposición para con los provinciales y la inevitable condescendencia con la que se había de tratar siempre a los publicanos43, consejo que planteará de nuevo a P. Cornelio Léntulo Espínter (cos. 57) con ocasión de su proconsulado en Cilicia (56-53)44 y que el mismo orador trató de poner en práctica, sólo unos años después, durante su mandato en dicha provincia45: “de publicanis quid agam uideris quaerere. habeo in deliciis, obsequor, uerbis laudo, RUQRHI¿FLRQHFXLPROHVWLVLQWτὸ παραδοξότατον, usuras eorum quas pactionibus adscripserant seruauit etiam Seruilius. ego sic. diem statuo satis laxam, quam ante si soluerint, dico me centesimas ducturum; si non soluerint, ex pactione. itaque et Graeci soluunt tolerabili faenore et publicanis res est gratissima, si illa iam habent pleno modio, uerborum honorem, inuiWDWLRQHPFUHEUDPTXLGSOXUD"VXQWRPQHVLWDPLKLIDPLOLDUHVXWVHTXLVTXHPD[LPHSXWHW´.

De hecho, una buena parte de las cualidades y pautas de comportamiento que Cicerón presenta a su hermano en la carta son asumidas posteriormente por el orador en la correspondencia escrita Asia, cum eam prouinciam totam occupasset, Mucia non sustulit. hostis, et hostis in ceteris rebus nimis ferus et immanis, tamen honorem hominis deorum religione consecratum uiolare noluit”; cf. OGIS no. 438, ll. 1-5: “οἱ ἐν τῆι Ἀσίαι δῆμοι κα[ὶ τ]ὰ ἔθν[η] / καὶ οἱ κατ’ ἄνδρα κεκριμένοι ἐν τῆι πρὸς / Ῥωμαίους φιλίαι καὶ τῶν ἄλλων οἱ εἰρη/μένοι μετέχειν τῶν Σωτηρίων καὶ / Μουκιείων ἐτίμησαν”; 439, ll. 4-7: “[τῶν Σω]τηρίων καὶ Μουκιείων / [Κό]ϊντον Μ[ούκιον Ποπλίου υἱὸν] Σκαιόλαν, / διαφ[α]νέ[στατον ἄνδρα, στρατ]ηγὸν ἀνθύπατον / Ῥωμαίων, σωτῆρα καὶ [εὐεργέτην γε]νόμενον”; I. Olymp. 327. Para los cultos y honores dispensados a Escévola en Asia, cf. M.-C. FERRIÈS–F. DELRIEUX, Quintus Mucius…, 210-230. 42 Liv. Per. 70.8: “P. Rutilius, uir summae innocentiae, quoniam legatus C. Muci procos. a publicanorum iniuriis Asiam defenderat, inuisus equestri ordini penes quem iudicia erant, repetundarum damnatus in exilium missus est”; Cic. Planc. 33; Fam. 1.9.26; Schol. Bob6W90D['63DUDHOMXLFLRFRQWUD35XWLOLR5XIR\VXSRVWHULRUGHVWLHUUR en Mitilene y Esmirna, Cic. Balb. 28; Rab. Post. 27; D. C. 28 fr. 97.1-4; R. A. BAUMAN, Lawyers in Roman…, 382-400; R. KALLET-MARX, The Trial of P. Rutilius Rufus, Phoenix 44, 1990, 122-139; G. P. KELLY, A History of Exile…, 89-91. 43 Cic. Q. fr³DWTXLKXLFWXDHXROXQWDWLDFGLOLJHQWLDHGLI¿FXOWDWHPPDJQDPDIIHUXQWSXEOLFDQLTXLEXVVLDGXersabimur, ordinem de nobis optime meritum et per nos cum re publica coniunctum et a nobis et a re publica diiungemus; sin autem omnibus in rebus obsequemur, funditus eos perire patiemur, quorum non modo saluti, sed etiam commodis consulere GHEHPXV KDHF HVW XQD VL XHUH FRJLWDUH XROXPXV LQ WRWR LPSHULR WXR GLI¿FXOWDV QDP HVVH DEVWLQHQWHP FRQWLQHUH RPQHV cupiditates, suos coercere, iuris aequabilem tenere rationem, facilem se in rebus cognoscendis, in hominibus audiendis admitWHQGLVTXHSUDHEHUHSUDHFODUXPPDJLVHVWTXDPGLI¿FLOHQRQHVWHQLPSRVLWXPLQODERUHDOLTXRVHGLQTXDGDPLQGXFWLRQH animi et uoluntate”; tb. 1.1.33-35. Cicerón destaca de hecho en su carta las buenas relaciones que mantenía con los publicanos desde su consulado del año 63; Q. fr. 1.1.6: “constat enim ea prouincia primum ex eo genere sociorum, quod est ex hominum omni genere humanissimum, deinde ex eo genere ciuium, qui aut, quod publicani sunt, nos summa necessitudine attingunt aut, TXRGLWDQHJRWLDQWXUXWORFXSOHWHVVLQWQRVWULFRQVXODWXVEHQH¿FLRVHLQFROXPHVIRUWXQDVKDEHUHDUELWUDQWXU´ 44 Cic. Fam. 1.9.26: “scripta iam epistola superiore accepi tuas litteras de publicanis, in quibus aequitatem tuam non potui non probare; felicitate a quid uellem consequi potuisses, ne eius ordinis, quem semper ornasti, rem aut uoluntatem offenderes. equidem non desinam tua decreta defendere, sed nosti consuetudinem hominum: scis, quam grauiter inimici ipsi illi Q. Scaeuolae fuerint; tibi tamen sum auctor, ut, si quibus rebus possis, eum tibi ordinem aut reconcilies aut mitiges: id etsi GLI¿FLOHHVWWDPHQPLKLXLGHWXUHVVHSUXGHQWLDHWXDH´ 45 Cic. Att. 6.1.16; tb. 6.2.5: “itaque sine ulla ignominia suis umeris pecunias populis rettulerunt. populi autem nullo gemitu publicanis quibus hoc ipso lustro nihil soluerant etiam superioris lustri reddiderunt. itaque publicanis in oculis sumus. ‘gratis’ inquis uiris. sensimus. iam cetera iuris dictio nec imperita et clemens cum admirabili facilitate; aditus autem ad me minime prouinciales”; Fam. 2.13.3: “quoniam iuris dictionem conferam, ciuitates locupletaram, puEOLFDQLVHWLDPVXSHULRULVOXVWULUHOLTXDVLQHVRFLRUXPXOODTXHUHODFRQVHUXDUDPSULXDWLVVXPPLVLQ¿PLV´cf. R. KALLETMARX, From Hegemony to Empire. The Development of the Roman Imperium in the East from 148 to 62 B.C., BerkeleyLos Angeles-Oxford 1995, 138-148.

78

durante su mandato en la provincia de Cilicia: es más, el ideal del mando provincial que dibujan la citada carta a Quinto o las redactadas por Cicerón en calidad de procónsul de Cilicia coincide básicamente con la semblanza de Q. Mucio Escévola que presenta el pasaje ya comentado de Diodoro, lo cual nos sitúa ante un mismo modelo de gobierno que parece derivar, en suma, del papel cumplido por éste al mando de Asia. Diodoro comienza su particular retrato de Q. Mucio Escévola valorando positivamente el hecho de que éste se valiera durante su mandato de la colaboración de una persona de la talla de P. Rutilio Rufo a la hora de tomar decisiones y dictar las correspondientes sentencias (“ἐπιλεξάμενος τὸν ἄριστον τῶν φίλων σύμβουλον Κόιντον Ῥοτίλιον μετ’ αὐτοῦ συνήδρευε βουλευόμενος καὶ πάντα διατάττων καὶ κρίνων τὰ κατὰ τὴν ἐπαρχίαν”)46, cuestión ésta en la que también parece incidir Cicerón al recordar a su hermano Quinto la importancia que solía revestir para la valoración de un mandato provincial el papel que pudieran cumplir durante el mismo los consejeros y demás componentes del séquito de un magistrado47. De ahí pues que el orador destaque en una de sus cartas a Ático la buena disposición que parecía mantener su comitiva a la hora de contribuir a su crédito personal, así como el hecho de que ni él ni uno solo de sus colaboradores hubiesen causado coste alguno a la hacienda pública o a los particulares, lo cual despertó naturalmente las simpatías de la población provincial: “adhuc sumptus nec in me aut publice aut priuatim nec in quemquam comitum. nihil accipitur lege Iulia, nihil ab hospite. persuasum est omnibus meis seruiendum esse famae meae. belle adhuc. hoc animaduersum Graecorum laude et multo sermone celebratur. quod superest, elaboratur in hoc a me, sicut tibi sensi placere”48. Diodoro comenta justamente al hilo de esta cuestión la continencia con la que se condujo también Q. Mucio Escévola en lo tocante a los costes derivados de su mandato, los cuales corrieron en su totalidad a cuenta del pretor (“πᾶσαν τὴν δαπάνην ἔκρινεν ἐκ τῆς ἰδίας οὐσίας ποιεῖσθαι τοῖς τε

46

D. S. 37.5.1. Cic. Q. fr. 1.1.10-12; en particular 1.1.18: “quare sint haec fundamenta dignitatis tuae: tua primum integritas et continentia, deinde omnium, qui tecum sunt, pudor, delectus in familiaritatibus et prouincialium hominum et Graecorum percautus et diligens, familiae grauis et constans disciplina”; cf. las críticas que dedica Cicerón a la comitiva de Ap. Claudio Pulcro, en contraste con la continencia puesta en práctica por el orador: Att³TXLGGLFDPGHLOOLXVSUDHIHFWLVFRPLWLEXVOHJDWLVHWLDP" GHUDSLQLVGHOLELGLQLEXVGHFRQWXPHOLLV"´WEDSURSyVLWRGHODcohorsGH*9HUUHVHQ6LFLOLD&LFVer. 2.27: “cohors tota illa, quae plus mali Siciliae dedit quam si centum cohortes fugitiuorum fuis sent, tua manus sine controuersia fuit. quicquid ab horum quopiam captum est, id non modo tibi datum, sed tua manu numeratum iudicari necesse est”. Para la importancia de la cohors en la imagen de un mandato provincial, D. BRAUND, Cohors: The Governor and His Entourage in the Self-Image of the Roman Republic, en: R. LAURENCE\-BERRY (eds.), Cultural Identity in the Roman Empire, London-New York 1998, 10-24, y Y. BENFERHAT, /¶$QWLF9HUUqV)PINA POLO, Marco Tulio Cicerón, Barcelona 2005, 281-284; cfWE-MUÑIZ COELLO, El senador y su entorno: séquitos y comitivas republicanas, Klio 86, 2004, 101-125, 116-119. 48 Cic. Att. 5.10.2; cf. tb. Att. 5.11.5: “nos adhuc iter per Graeciam summa cum admiratione fecimus, nec me hercule habeo quod adhuc quem accusem meorum. uidentur mihi nosse nostram causam et condicionem profectionis suae; plane seruiunt existimationi meae. quod superest, si uerum illud est ‘οἵαπερ ἡ δέσποινα¶FHUWHSHUPDQHEXQWQLKLOHQLPDPH¿HULLWDXLGHEXQWXWVLELVLWGHOLQTXHQGLORFXVVLQLGSDUXPSURIXHULW¿HWDOLTXLGDQRELVVHXHULXVQDPDGKXFOHQLWDWHGXOFHVVXPXV HWXWVSHURSUR¿FLPXVDOLTXDQWXP´³DGXHQWXVQRVWHUQHPLQLQHPLQLPRTXLGHPIXLWVXPSWXLVSHURPHRVRPQLV seruire laudi meae. tamen magno timore sum sed bene speramus”; 5.17.2: “nos tamen, etsi hoc te ex aliis audire malo, sic in SURXLQFLDQRVJHULPXVTXRGDGDEVWLQHQWLDPDWWLQHWXWQXOOXVWHUUXQFLXVLQVXPDWXULQTXHPTXDPLG¿WHWLDPHWOHJDWRUXP HWWULEXQRUXPHWSUDHIHFWRUXPGLOLJHQWLDQDPRPQHVPLUL¿FHσυμφιλοδοξοῦσιν gloriae meae”. Aun así, Cicerón reconoce que su legado L. Tulio sí requirió en cierta ocasión las dietas que le correspondían de acuerdo con la lex Iulia: Att. 5.21.5: ³QRVHQLPHWQRVWUDVSRQWHEHQH¿UPLHWPHKHUFXOHDXFWRULWDWHWXDLQÀDPPDWLXLFLPXVRPQLV KRFWXLWDUHSHULHV FXP abstinentia tum iustitia, facilitate, clementia. caue putes quicquam homines magis umquam esse miratos quam nullum terruncium me obtinente prouinciam sumptus factum esse nec in rem publicam nec in quemquam meorum praeter quam in L. Tullium leg. is ceteroqui abstinens sed Iulia lege †transitans†, semel tamen in diem, non ut alii solebant omnibus uicis (praeter eum semel nemo accepit), facit ut mihi excipiendus sit, cum terruncium nego sumptus factum. praeter eum accepit nemo”. Al parecer, Cicerón costeó los dispendios derivados de su mandato mediante un préstamo concedido por Ático: cf. Cic. Att³PLUL¿FHGHOHFWRUKRFLQVWLWXWRDGPLUDELOLVDEVWLQHQWLDH[SUDHFHSWLVWXLVXWXHUHDUQHLOOXGTXRG tecum permutaui uersura mihi soluendum sit”. 47

79

συνεκδήμοις καὶ αὑτῷ”)49, contrariamente a lo que era sin duda la tónica habitual en cualquiera de las provincias. Diodoro nos cuenta además que la determinación de Escévola por reducir los dispendios causados por la presencia romana en Asia permitió a la provincia salir de la decadente situación en la que había caído, al mismo tiempo que concilió de nuevo la εὐνοία de los provinciales hacia Roma (“τὰς συνήθεις τοῖς στρατηγοῖς καὶ συνεκδήμοις δαπάνας ἐκ τῆς ἰδίας οὐσίας ποιούμενος ταχὺ τὰς εὐνοίας τῶν συμμαχούντων εἰς τὴν Ῥώμην ἀνεκτήσατο”)50. Cicerón dibuja un panorama similar de su provincia al hablar de la delicada situación en la que se hallaban también los habitantes de Cilicia a causa de las numerosas contribuciones impuestas a éstos y de su consecuente endeudamiento, circunstancia a la que el orador trató de dar solución mediante una serie de medidas encaminadas básicamente, como en el caso de Escévola, a reducir los costes que solían asumir los provinciales51: “maxima exspectatione in perditam et plane euersam in perpetuum prouinciam nos XHQLVVH VFLWR SULGLH .DO 6H[WLOLV PRUDWRV WULGXXP /DRGLFHDH WULGXXP$SDPHDH WRWLGHP dies Synnade. audiuimus nihil aliud nisi imperata ἐπικεφάλια soluere non posse, ὠνὰς omnium uenditas, ciuitatum gemitus, ploratus, monstra quaedam non hominis sed ferae nescio FXLXVLPPDQLVTXLGTXDHULV"WDHGHWRPQLQRHRVXLWDHOHXDQWXUWDPHQPLVHUDHFLXLWDWHVTXRG QXOOXV¿WVXPSWXVLQQRVQHTXHLQOHJDWRVQHTXHLQTXDHVWRUHPQHTXHLQTXHPTXDPVFLWR non modo nos foenum aut quod e lege Iulia dari solet non accipere sed ne ligna quidem, nec praeter quattuor lectos et tectum quemquam accipere quicquam, multis locis ne tectum quidem et in tabernaculo manere plerumque. itaque incredibilem in modum concursus ¿XQWH[DJULVH[XLFLVH[RSSLGLV!RPQLEXVPHKHUFXOHHWLDPDGXHQWDQRVWURUHXLXLVFXQW iustitia, abstinentia, clementia tui Ciceronis ita, quae opiniones omnium superauit”. De la lectura de las cartas de Cicerón se concluye pues que la contención de los costes ocasionados por la administración romana constituía un punto particularmente determinante a la hora de valorar el papel cumplido por un pretor o un cónsul en su provincia y de dar cierto cariz de ejempla49

D. S. 37.5.1; tb. 37.5.4. D. S. 37.5.4. Diodoro comenta también a continuación (37.6) que la sabiduría y la virtud de las que hizo gala Q. Mucio Escévola paliaron el resentimiento de los provinciales hacia sus dominadores: “ὸ προϋπάρχον εἰς τὴν ἡγεμονίαν μῖσος ἡ τοῦ στρατηγοῦ σύνεσις καὶ ἀρετὴ τοῖς ἐνδεχομένοις βοηθήμασι διωρθώσαντο”. 51 Cic. Att. 5.16.2-3; tb. Att  ³LWD XLXDP XW PD[LPRV VXPSWXV IDFLR PLUL¿FH GHOHFWRU KRF LQVWLWXWR DGPLUDELOLV abstinentia ex praeceptis tuis, ut uerear ne illud quod tecum permutaui uersura mihi soluendum sit”; 5.17.6: “satis enim habeo negoti in sanandis uulneribus quae sunt imposita prouinciae; quod do operam ut faciam quam minima cum illius contumelia”; 5.20.6; 5.21.7; 6.1.2: “Appius, cum ἐξ ἀφαιρέσεως prouinciam curarit, sanguinem miserit, quicquid potuit GHWUD[HULWPLKLWUDGLGHULWHQHFWDPʌȡȠıĮȞĮIJȡİijȠȝȑȞȘȞHDPDPHQRQOLEHQWHUXLGHWVHGPRGRVXVFHQVHW>HW@PRGRJUDWLDV DJLWQLKLOHQLPDPH¿WFXPXOODLOOLXVFRQWXPHOLDWDQWXPPRGRGLVVLPLOLWXGRPHDHUDWLRQLVRIIHQGLWKRPLQHPTXLGHQLP potest esse tam dissimile quam illo imperante exhaustam esse sumptibus et iacturis prouinciam, nobis eam obtinentibus QXPPXPQXOOXPHVVHHURJDWXPQHFSULXDWLPQHFSXEOLFH"TXLGGLFDPGHLOOLXVSUDHIHFWLVFRPLWLEXVOHJDWLVHWLDP"GH UDSLQLVGHOLELGLQLEXVGHFRQWXPHOLLV"QXQFDXWHPGRPXVPHKHUFXOHQXOODWDQWRFRQVLOLRDXWWDQWDGLVFLSOLQDJXEHUQDWXU aut tam modesta est quam nostra tota prouincia”; 6.1.21: “rescripsi alterum me moleste ferre, si ego in tenebris laterem nec audiretur Romae nullum in mea prouincia nummum nisi in aes alienum erogari”; 6.2.4-5: “ita multae ciuitates omni aere alieno liberatae, multae ualde leuatae sunt, omnes suis legibus et iudiciis usae αὐτονομίαν adeptae reuixerunt. his ego duobus generibus facultatem ad se aere alieno liberandas aut leuandas dedi, uno quod omnino nullus in imperio meo sumptus factus est (nullum cum dico non loquor ὑπερβολικῶς), nullus inquam, ne terruncius quidem. hac autem re incredibile est quantum ciuitates emerserint. accessit altera. mira erant in ciuitatibus ipsorum furta Graecorum quae magistratus sui fecerant. quaesiui ipse de iis qui annis decem proximis magistratum gesserant. aperte fatebantur. itaque sine ulla ignominia suis umeris pecunias populis rettulerunt”; 7.1.6; Fam. 3.8.5; 15.4.2: “quibus in oppidis cum magni conuentus fuissent, multas ciuitates acerbissimis tributis et grauissimis usuris et falso aere alieno liberaui”; cf. tb. Plu. Cic. 36.5. Cicerón presenta un cuadro similar de Asia al hablar de las medidas dictadas por su hermano con vistas a mejorar la situación de la provincia; Q. fr. 1.1.25: “nullam aes alienum nouum contrahi ciuitatibus, uetere autem magno et graui multas abs te esse liberatas; urbes complures dirutas ac paene desertas, in quibus unam Ioniae nobilissimam, alteram Cariae, Samum et Halicarnassum, per te esse recreatas; nullas esse in oppidis seditiones, nullas discordias; prouideri abs te, ut ciuitates optimatium consiliis administrentur; sublata Mysiae latrocinia, caedes multis locis repressas, pacem tota prouincia constitutam”. 50

80

ridad a un mandato provincial, lo cual se deja ver también en los comentarios de Diodoro a propósito de la actuación de Escévola o en el hecho de que el mismo Cicerón recuerde a su hermano Quinto la necesidad de reducir las deudas y las contribuciones impuestas a los provinciales durante su etapa al mando de Asia52. Cicerón comenta a este respecto en una de sus cartas a Ap. Claudio Pulcro que la decisión de disminuir los costes asumidos por los habitantes de Cilicia se hallaba contenida en las cláusulas su edicto (“diligentissime scriptum caput est, quod pertinet ad minuendos sumptus ciuitatum”)53, con lo que no es de descartar que éste constituyera uno de los numerosos puntos que el orador tomó directamente del edictum Asiaticum de Q. Mucio Escévola, tal y como sucedía con las disposiciones que concedían a los griegos el derecho de dirimir las causas judiciales de acuerdo con sus propias leyes (“multaque sum secutus Scaeuolae, in iis illud in quo sibi libertatem censent Graeci datam, ut Graeci inter se disceptent suis legibus”)54. Diodoro destaca también en el pasaje la constancia de la que hizo gala Escévola a la hora de sanear la justicia y combatir la consabida iniquidad de los publicanos, a quienes condenó en no pocos casos a indemnizar a los provinciales en compensación por los continuos desmanes cometidos: “Μούκιος ὁ Σκαιουόλας ταῖς μὲν δικαιοδοσίαις ἀδιαφθόροις καὶ ἀκριβέσι χρησάμενος οὐ μόνον πάσης συκοφαντίας ἀπήλλαξε τοὺς κατὰ τὴν ἐπαρχίαν, ἀλλὰ καὶ τὰ τῶν δημοσιωνῶν ἀνομήματα διωρθώσατο. πᾶσι γὰρ τοῖς ἠδικημένοις ἀκριβῆ κριτήρια προστάττων, καταδίκους ἐν ἅπασιν ἐποίει τοὺς δημοσιώνας καὶ τὰς μὲν ἀργυρικὰς βλάβας τοῖς ἠδικημένοις ἐκτίνειν ἠνάγκαζε”55. No menos dispuesto se muestra Cicerón en sus cartas con respecto a la administración de la justicia y a la cancelación de las deudas contraídas por los provinciales, particularmente con las sociedades públicas presentes en Cilicia56, si bien es cierto que el orador, como ya comentamos, se decanta en su correspondencia por mantener una política bastante más contemporizadora en lo tocante a las relaciones con los publicanos57, consciente sin duda del creciente peso de éstos en la política romana y de las consecuencias que habían tenido las desavenencias mantenidas en su momento con Escévola para su consejero y legado, P. Rutilio Rufo58. No es éste el único punto en el que Cicerón parece apartarse en cierta manera de las pautas de comportamiento de Escévola: Cicerón destaca también en sus cartas su decidida renuncia a aceptar cualquier tipo de reconocimento u homenaje por parte de los provinciales59, contrariamente a lo que 52 Cic. Q. fr. 1.1.8-9; 1.1.25-26; 1.1.32-33; cf. tb. 1.1.18: “quare sint haec fundamenta dignitatis tuae: tua primum integritas et continentia”. Y. BENFERHAT, /¶$QWLF9HUUqVcf. por ejemplo 35: “La douceur consistait par conséquent à pas pWUDQJOHU¿QDQFLqUHPHQWVHVDGPLQLVWUpVHWjQHSDVOHVODLVVHUVHIDLUHpWUDQJOHU´ 53 Cic. Fam. 3.8.4: “Romae composui edictum; nihil addidi, nisi quod, publicani me rogarunt, cum Samum ad me uenissent, ut de tuo edicto totidem uerbis transferrem in meum. diligentissime scriptum caput est, quod pertinet ad minuendos sumptus ciuitatum”. 54 Cic. Att. 6.1.15; cf. tb. 6.2.4: “ita multae ciuitates omni aere alieno liberatae, multae ualde leuatae sunt, omnes suis legibus et iudiciis usae αὐτονομίαν adeptae reuixerunt”. 55 D. S. 37.5.2. 56 Cic. Att. 5.20.1: “nihil ea iuris dictione aequabilius, nihil lenius, nihil grauius”; tb. 5.21.5; 5.21.9-13; 6.1.5-7; 6.2.4-9; Fam. 15.4.1-2. Cicerón insiste también a su hermano sobre la conveniencia de impartir justicia en la provincia con severidad e imparcialidad; Q. fr. 1.1.20-22. 57 Cic. Att. 6.1.16; 6.2.5; Fam. 2.13.3; cf. tb. Fam. 1.9.26; Q. fr. 1.1.6-7; 1.1.32-35. Para las relaciones de Cicerón con los publicanos durante su mandato en Cilicia y el capítulo de publicanis de su edicto, G. PUGLIESE5LÀHVVLRQLVXOO¶HGLWWR« 983-985; tb. -MUÑIZ COELLO, Cicerón y Cilicia, 120-125. 58 Cic. Fam. 1.9.26; Cic. Planc. 33; Schol. Bob. 158 St.; Liv. Per90D[ 59 Cic. Att³REKDHFEHQH¿FLDTXLEXVLOOLREVWXSHVFXQWQXOORVKRQRUHVPLKLQLVLXHUERUXPGHFHUQLVLQRVWDWXDVIDQD IJȑșȡȚʌʌĮ prohibeo nec sum in ulla re alia molestus ciuitatibus –sed fortasse tibi qui haec praedicem de me. perfer, si me amas; tu enim me haec facere uoluisti”; cf. tb. Plu. Cic. 36.3. Cicerón da muestras de cierto desdén hacia tales honores en Q. fr. 1.1.30-31: “equidem de isto genere honorum quid sentirem, scripsi ad te ante: semper eos putaui, si uulgares essent, uiles, si temporis causa constituerentur, leues”.

81

hizo al parecer aquél60, dando así a su mandato un cariz de moderación y austeridad superior si cabe al del proconsulado de Escévola. Aun así, da la sensación de que los comentarios de Cicerón respecto a la inconveniencia de tales homenajes responden en particular a su deseo de distanciarse del cuestionable comportamiento de su antecesor, Ap. Claudio Pulcro, quien no dudó en solicitar ciertos honores a costa de los provinciales61, con la intención de consolidar así esa imagen de continencia y modestia, típicamente estoicista, que el orador trataba de presentar de su mandato. De hecho, y a pesar del planteamiento que presentan sus cartas, sabemos que Cicerón sí se interesó durante su carrera por este tipo de reconocimientos públicos, tal y como demuestra el descubrimiento de una exedra dedicada a los dos hermanos Cicerón, Marco y Quinto, y a su familia en el Hereo de Samos62 o un pasaje en el que Plutarco nos cuenta el descontento que causó al orador el hecho de que un tal Pélope de Bizancio no convenciera a sus conciudadanos para que le dispensasen ciertos honores63. Después de todo, no cabe duda de que las cartas compuestas por Cicerón durante su mandato en Cilicia constituyen en cierta medida un intento de proyectar una imagen determinada, casi modélica, del papel cumplido en su provincia64; de dibujar un retrato de su proconsulado, no necesariamente coincidente con la realidad del mismo, capaz de solapar, incluso, las posibles sombras de su mandato. A este mismo propósito apuntaría a nuestro juicio el uso del edictum Asiaticum de Q. Mucio Escévola, cuya translación al edicto ciceroniano no sería tan sólo consecuencia del criterio jurídico o DGPLQLVWUDWLYRGHORUDGRUVLQRGHVXGHVHRGHLGHQWL¿FDFLyQFRQHOLGHDOGHPDQGRTXHSHUVRQDOL]DED desde hacía décadas su autor y con las virtudes que evocaba el nombre de Escévola para los habitanWHVGHODVSURYLQFLDVRULHQWDOHVORFXDOMXVWL¿FDUtDORVSDUDOHOLVPRVSDWHQWHVHQWUHDPERVPDQGDWRV 1RHQYDQR9DOHULR0i[LPRQRVFXHQWDHQXQYDOLRVRSDVDMHGHVXREUDTXHHOSURFRQVXODGRGH Q. Mucio Escévola causó tal sensación en la época por su honradez y constancia que el senado lo convirtió por decreto en H[HPSOXPDWTXHQRUPDRI¿FLL para los magistrados destinados en adelante a Asia65: “ac ne Q. quidem Scaeuolae, quem L. Crassus in consulatu collegam habuit, gloria parum

Cic. Ver. 2.51; D. S. 37.6; OGIS no. 438, ll. 1-5; I. Olymp. 327; cf. M.-C. FERRIÈS–F. DELRIEUX, Quintus Mucius…, 210-230. Cic. Fam. 3.7.1-3; 3.8.1-3; 3.9.1; 3.10.6-10. Para el deseo de distanciamiento de Cicerón con respecto a Ap. Claudio Pulcro, Cic. Att. 6.1.2: “haec non nulli amici Appi ridicule interpretantur, qui me idcirco putent bene audire uelle ut ille male audiat et recte facere non meae laudis sed illius contumeliae causa”; Fam. 2.13.2: “genus institutorum et rationum mearum dissimilitudinem non nullam habet cum illius administratione prouinciae. ex eo quidam suspicati fortasse sunt animorum contentione, non opinionum dissensione, me ab eo discrepare”; cf. D. CAMPANILE, Prouincialis molestia, 252-259. 62 IGRom. IV 1713; IG XII 6.355; cf).DÖRNER y G. GRUBEN, Die Exedra der Ciceronen, MDAI(A) 68, 1953, 63-76; M. SEHLMEYER, Stadtrömische Ehrenstatuen der republikanischen Zeit, Stuttgart 1999, 216; A. H. MAMOOJEE, Le Proconsulat de Q. Cicéron…, 30-31. No olvidemos que Cicerón había renunciado al parecer a la posibilidad de que los habitantes de Asia le dedicaran un templo durante el mandato de su hermano, tal y como destaca en Q. fr. 1.1.26: “quod, cum ad templum monumentumque nostrum ciuitates pecunias decreuissent, cumque id et pro meis magnis meritis et pro tuis maximis bene¿FLLVVXPPDVXDXROXQWDWHIHFLVVHQWQRPLQDWLPTXHOH[H[FLSHUHWXWDGWHPSOXPHWPRQXPHQWXPFDSHUHOLFHUHWFXPTXH id, quod dabatur, non esset interiturum, sed in ornamentis templi futurum, ut non mihi potius quam populo Romano ac dis immortalibus datum uideretur, tamen id, in quo erat dignitas, erat lex, erat eorum, qui faciebant, uoluntas, accipiendum non putaui cum aliis de causis, tum etiam ut animo aequiore ferrent ii, quibus nec deberetur nec liceret”. 63 Plu. Cic. 24.9: “σχεδὸν αὕτη γε τῶν Ἑλληνικῶν μία καὶ δευτέρα πρὸς Πέλοπα τὸν Βυζάντιον ἐν ὀργῇ τινι γέγραπται, τὸν μὲν Γοργίαν αὐτοῦ προσηκόντως ἐπικόπτοντος, εἴπερ ἦν φαῦλος καὶ ἀκόλαστος ὥσπερ ἐδόκει, πρὸς δὲ τὸν Πέλοπα μικρολογουμένου καὶ μεμψιμοιροῦντος, ὥσπερ ἀμελήσαντα τιμάς τινας αὐτῷ καὶ ψηφίσματα παρὰ Βυζαντίων γενέσθαι”. Para las circunstancias que solían rodear a este tipo de honores en época de la República, A. CRISTOFORI, A., Il giudizio della società provinciale sugli amministratori romani in età republicana: considerazioni sulla documentazione, en: L. MOOREN (ed.), Politics, Administration and Society in the Hellenistic and Roman World. Proceedings of the International Colloquium, Bertinoro 19-24 July 1997, Leuven 2000, 55-75; concretamente para el pasaje de Plutarco, cf. 69. 64 A. CRISTOFORI, A., Il giudizio della società…, 69-71; cf. 69: “Cicerone in effeti aveva il controllo diretto di uno dei mezzi per diffondere la propia fama di buon governatore a Roma, attraverso i suoi contatti epistolari con l’élite culturale e politica della capitale”; Y. BENFERHAT, /¶$QWLF9HUUqV6CORREA, Cicero imperatorHVWUDWHJLDVGHDXWR¿JXUDFLyQHSLVWRODU en el viaje a Cilicia (Cic., Att. 5.1-15), Revista de Estudios Sociales 44, 48-61. 65 90D[ 60

61

82

inlustris, qui Asiam tam sancte et tam fortiter obtinuit, ut senatus deinceps in eam prouinciam ituris PDJLVWUDWLEXVH[HPSOXPDWTXHQRUPDPRI¿FLL6FDHXRODPGHFUHWRVXRSURSRQHUHW´ Dejando a un lado el tono literario que presenta el pasaje en cuestión, el hecho de que el senado determinara por decreto que los mandos provinciales romanos trataran de ajustarse en adelante a las mismas pautas de actuación a las que, en última instancia, remite el pasaje ya comentado de Diodoro, incide desde nuestro punto de vista en el uso consciente e intencionado del nombre de Escévola en el edicto de Cicerón66, quien sin duda comprendió bien las posibilidades que planteaba el docuPHQWRDODKRUDGHGDUXQDGHWHUPLQDGDLPDJHQDVXPDQGDWR$XQTXHHVFLHUWRTXH9DOHULR0i[LPR no menciona como tal el edicto de Escévola, como sí hace el orador, cabe suponer que las pautas de comportamiento que el senado convirtió en H[HPSOXPDWTXHQRUPDRI¿FLL se hallaban presentes de una manera u otra en dicho documento, el mismo del que se valió Cicerón con vistas a componer su edicto: de ahí que no debamos descartar la posibilidad de que el decreto del senado tratara no ya de convertir a Q. Mucio Escévola, al personaje en sí, en un dechado de conducta, sino de hacer de las disposiciones contenidas en su edicto la pauta a aplicar en adelante a la hora de administrar una provincia67. Así parece indicarlo Cicerón al plantear a su hermano una serie de consejos de cara a su proconsulado que, como ya hemos visto, coinciden en no pocos puntos con las cualidades y virtudes que Diodoro vincula al mandato de Escévola en Asia y a las que, posiblemente, remitían las cláusulas de su edicto. Desde este punto de vista, es asimismo posible que el senado destacara el papel cumplido por Escévola en la provincia de Asia no sólo por la necesidad de transmitir a los provinciales una imagen más complaciente y amable de la administración romana, sino por el hecho en sí de haber puesto por escrito en un documento, en un edicto en concreto, todo el conjunto de disposiciones y normas por las que había de conducirse su gobierno, dejando así menos resquicios a la discrecionalidad. No podemos olvidar, y tal vez no sea una simple casualidad, que el edictum Asiaticum de Q. Mucio Escévola es el primero de los edictos provinciales conocidos, lo cual podría indicar que la decisión de presentar en un edicto las distintas pautas que habían de determinar la administración de una prouincia, tal y como hacían en la capital los titulares de la iurisdictio urbana, constituía hasta cierto punto una novedad dentro del sistema provincial de Roma. No es de descartar, en consecuencia, que la importancia del mandato de Escévola radicara para sus contemporáneos no sólo en su determinación o su particular sentido de la justicia, sino en el valor jurisdiccional de su edicto, lo cual contribuyó posiblemente a convertir al personaje en cuestión, por decreto senatorial, en exemplum atque norma RI¿FLL. De ser así, el senado habría dado con tal decisión el primer paso para la institucionalización de este tipo de edictos con vistas a normalizar las distintas parcelas de la administración provincial, dotando al mismo tiempo de cierta cobertura jurídica a los habitantes de las provincias. A MODO DE CONCLUSIÓN Aunque no cabe duda de que los pretores y cónsules destinados a las provincias dispusieron siempre del ius edicendi en su condición de magistrados superiores, tal y como indican los distintos edictos citados en el relato de Livio, cabe la posibilidad de que la publicación de un documento de las características del edictum Asiaticum de Q. Mucio Escévola, compuesto tal vez con la asistencia de un jurista tan conocido como P. Rutilio Rufo y concebido sin duda a imitación de los edicta urbana de H. VAN DER BLOM, Cicero’s Role…, 238-239; tb. T. C. BRENNAN, The Praetorship in the Roman..., 550. L. FANIZZA, Cultura aristocratica..., 99, considera de hecho que la cláusula IRUPDPRI¿FLL (si bien QRUPDPRI¿FLL es la OHFWXUDPD\RULWDULDGHORVHGLWRUHVGH9DOHULR0i[LPR FRQVWLWX\HXQDDOXVLyQGLUHFWDDOHGLFWRGH(VFpYROD³3HUTXDQWD prudenza si voglia avere, non vedo altra possibilità per interpretare IRUPDRI¿FLL se non con riferimento all’editto, il complesso normativo che il proconsole elabora per l’esercizio del suo governo provinciale”.

66 67

83

Roma68, sentara en cierta manera un precedente que el senado consideró útil con vistas a dotar de mayor sistematicidad a una administración dominada todavía, en buena medida, por el criterio particular y la capacidad de decisión de cada mandatario. Así, al convertir el mandato de Escévola en exemplum DWTXHQRUPDRI¿FLL, el senado pudo haber posibilitado también la paulatina institucionalización de tales edictos, cuyas cláusulas pasaron a sumarse al conjunto de leyes, decretos y senatus consulta que constituían la jurisprudencia sobre la cual habían de administrarse las distintas provincias de acuerdo con unas condiciones cada vez más normalizadas. De esta manera, es posible que el mandato de Escévola en Asia se convirtiera en un capítulo ejemplar de la administración provincial romana no sólo por el comportamiento y la contrastada rectitud del personaje, sino por su valiosa contribución al ámbito de la jurisdicción provincial, particularizada en este caso en los contenidos de su edicto69. Cicerón, sabedor por supuesto del respeto que despertaba el nombre de Escévola entre la sociedad romana y la población provincial en particular, trató decididamente de asimilar su imagen a la de aquél mediante el uso público de su edictum Asiaticum y la consecuente adopción de las disposiciones contenidas en éste de cara a su proconsulado en la provincia de Cilicia, presentándose así ante sus conciudadanos y los provinciales como un nuevo Escévola70. A nuestro juicio, las coincidencias patentes entre los méritos reconocidos a Q. Mucio Escévola en la cita de Diodoro y las pautas de comportamiento destacadas por Cicerón en sus cartas no serían pues una simple casualidad, sino que UHVSRQGHUtDQMXVWDPHQWHDOGHVHRGHLGHQWL¿FDFLyQGHORUDGRUFRQHOPRGHORGHPDQGRQDFLGRGHOD mano de Escévola, el mismo que Cicerón había dibujado ya, tácitamente, a través de los consejos presentes en su célebre carta a Quinto. No olvidemos que Cicerón es el primero que parece plantear abiertamente el símil con el mandato de Escévola al insistir en una de sus cartas a Ático en su deseo de practicar la iustitia y la abstinentia en su provincia durante un plazo de tiempo semejante a los nueve meses en los que Q. Mucio Escévola hizo lo propio al mando de Asia71: “et simul hanc gloriam iustitiae et abstinentiae fore inlustriorem spero si cito decesserimus, id quod Scaeuolae contigit qui solos nouem mensis Asiae praefuit”. Cicerón era plenamente consciente de la notable trascendencia que podían tener los comentarios y opiniones contenidos en una carta a la hora de valorar un mandato provincial, lo cual se deja Aunque no coincidimos con el planteamiento de E. BADIAN, Q. Mucius Scaevola…, 114-116, al considerar que Escévola tomó el mando de Asia en calidad de cónsul con la misión de solucionar la complicada situación por la que pasaba entonces la SURYLQFLDORFXDOMXVWL¿FDUtDDMXLFLRGHODXWRUODSUHVHQFLDHQVXFRPLWLYDGHXQMXULVWDGHWDQWRQRPEUHFRPR35XWLOLR5XIR nadie puede discutir que éste cumplió un papel determinante durante su mandato y que colaboró, posiblemente, en la composición de su edicto; cf. T. C. BRENNAN, The Praetorship in the Roman…, 550; tb. R. A. BAUMAN, Lawyers in Roman…, 382-400. 69 Así lo apuntó ya L. FANIZZA, Cultura aristocratica..., 99-101 al concluir que la ejemplaridad del edicto de Escévola, de DFXHUGRFRQVXSDUWLFXODUOHFWXUDGHOSDVDMHGH9DOHULR0i[LPRSXGRUDGLFDUHQODįȚĮȓȡİıȚȢRFRPSRVLFLyQTXHSUHVHQWDED el documento; cf. esp. 101: “La scrittura dell’editto asiatico di Quinto Mucio Scevola e poi di quello cilicio ciceroniano, independentemente dal valore pratico e teorico delle soluzione adottate, esprime una cultura che non è solo giuridica, in quanto evidenzia pecularità non diffuse nella formazione dei governatori provinciali. L’editto asiatico fu infatti assunto a modelo per il metodo adottato; il ricorso alla diairesi lo aveva connotato razionalmente e lo aveva reso pertanto ripetibile a vantaggio di un buon governo della provincia, sopratutto nella sua espressione giurisdizionale”. 70 -FOURNIER, L’apport de l’œuvre…, 181; 188; tb. A. DÍAZ FERNÁNDEZ, Prouincia e imperium. El mando provincial en la República romana (227-44 a.C.), Sevilla 2015, 106-107. No opina así S. CORREA, Cicero imperator, 57, n. 55, partidaria de considerar que Cicerón sólo trató de equipararse a Escévola en cuestiones puntuales. Y. BENFERHAT, /¶$QWLF9HUUqV concluyó por su parte que la compostura o la benevolencia (“douceur”, en palabras de la autora) de las que habla Cicerón en sus cartas respondían particularmente a una cuestión de practicidad en el cumplimiento de sus responsabilidades en la provincia, con lo que es posible que sus conocidas alusiones a los modelos que representaban Q. Mucio Escévola o la CyropaediaGH-HQRIRQWH &LFFam. 9.25.1; cf. Q. fr. 1.1.23; 1.2.7) constituyesen en cierta manera un mensaje de complicidad para con la población griega; así 42: “La douceur dans l’exercise du pouvoir politique, dans le cas du proconsulat de Cicéron, apparaît comme une réponse de Romain, avec des pratiques romaines, et une vague teinture grecque pour faire semblant de respecter les usages locaux”; cf. tb. A. CRISTOFORI, Il giudizio della società…, 62-64. 71 Cic. Att. 5.17.5. 68

84

ver, por ejemplo, en el hecho de que instara a su hermano a deshacerse de inmediato de toda la correspondencia capaz de poner en un compromiso su imagen como titular de la provincia de Asia72: de ahí, sin duda, la insistencia con la que el orador deja caer en sus cartas comentarios tendentes a dar a su mandato en Cilicia un carácter ejemplar73, concretado particularmente, como en el caso de Escévola, en su continencia y su complaciente actitud hacia los provinciales y comparable, por lo tanto, al papel FXPSOLGRSRUpVWHDOPDQGRGH$VLD'HKHFKRQRGHMDGHVHUVLJQL¿FDWLYRTXH&LFHUyQGHFODUDVH en su correspondencia que una buena parte de los contenidos de su edicto, del documento destinado a determinar las pautas por las que había de conducirse su mandato, obedecían directamente a las disposiciones dictadas por Q. Mucio Escévola en su edictum Asiaticum: de esta manera, Cicerón hacía patente su deseo de convertirse en el Escévola de la provincia de Cilicia no sólo ya a través de sus cartas, sino mediante un documento administrativo que, por sus características y su proyección jurídica, dado el uso consultivo que solía hacerse de éstos,, planteaba unas posibilidades de promoción pública de las que carecía inevitablemente la correspondencia privada, cuya circulación solía reducirse, en principio, a los círculos personales del autor74. Al valerse del nombre de Escévola en su edicto y tomar al personaje como pauta de conducta de su mandato, Cicerón revestía su proconsulado de las cualidades y virtudes que habían convertido a Escévola, por decreto del senado, en H[HPSOXPDWTXHQRUPDRI¿FLLGHDFXHUGRFRQODVSDODEUDVGH9DOHULR0i[LPR\HQXQDSHUVRQDOLGDG particularmente respetada, además, entre la sociedad provincial, dando así a su mandato en Cilicia una imagen plausible al mismo tiempo para la clase política romana y la población de la provincia75. A pesar de su conocido desinterés hacia el mando provincial, Cicerón sabía bien de la importancia que podía tener el papel cumplido por un romano en una provincia de cara a su crédito \UHSXWDFLyQSHUVRQDOORFXDOMXVWL¿FDODFRQVWDQWHLQTXLHWXGGHORUDGRUSRUSUHVHQWDUXQDLPDJHQ modélica de su proconsulado76. Cicerón comprendió sin duda que el edicto concedía la posibilidad 72 Cic. Q. fr. 1.2.8-9: “nunc tamen decedens, id quod mihi iam facere uideris, relinque, quaeso, quam iucundissimam memoriam tui. successorem habes perblandum; cetera ualde illius aduentu tua requirentur. in litteris mittendis, saepe ad te scripsi, nimium te exorabilem praebuisti: tolle omnes, si potes, iniquas, tolle inusitatas, tolle contrarias. Statius mihi naUUDXLWVFULSWDVDGWHVROHUHDIIHUULDVHOHJLHWVLLQLTXDHVLQW¿HULWHFHUWLRUHPDQWHTXDPXHURLSVHDGWHXHQLVVHWQXOOXP delectum litterarum fuisse, ex eo esse uolumina selectarum epistularum quae reprehendi solerent. hoc de genere nihil te nunc quidem moneo (sero est enim, ac scire potes multa me uarie diligenterque monuisse); illud tamen, quod Theopompo mandaui, cum essem admonitus ab ipso, uide per homines amantes tui, quod est facile, ut haec genera tollantur epistularum: primum iniquarum, deinde contrariarum, tum absurde et inusitate scriptarum, postremo in aliquem contumeliosarum. atque ego haec tam esse, quam audio, non puto; et, si sunt occupationibus tuis minus animaduersa, nunc perspice et purga”. 73 A. H. MAMOOJEE, Le Proconsulat de Q. Cicéron…, 34-36; A. CRISTOFORI, Il giudizio della società…, 69-71; cf. por ejemplo Cic. Att. 5.17.5; Fam. 2.12.3. De hecho, Plutarco se hace eco del retrato que Cicerón dibuja de su proconsulado a través de sus cartas; cf. Plu. Cic. 36.1-6. 74 No deja de ser interesante a este respecto el planteamiento de H. VAN DER BLOM, Cicero’s Role…, 239: “It is unclear how many people would have known of Cicero’s choice of model, besides Atticus, his correspondent, and probably Quintus. Certainly, Cicero could have boasted of his learned way of composing an edict, and he was clearly proud of his judicial activities in Cilicia, but people in Rome were likely to be indifferent to these details”; cf. pese a todo el comentario de Cic. Ver. 1.118 a propósito de la trascendencia que podían tener los contenidos de un edicto en la imagen pública de un mandatario provincial: “quae Romae magna cum infamia pretio accepto edixeras, ea sola te, ne gratis in prouincia male audires, ex edicto Siciliensi sustulisse uideo”. 75 E. BADIAN, Q. Mucius Scaevola…, 116. 76 Así lo indica el hecho de que Cicerón concluya su carta a Quinto (Q. fr. 1.1.41-45) instando a su hermano a perseverar en sus virtudes para concitar la complacencia de todos (“totum ut animum, curam cogitationemque tuam ponas in omnium laude undique colligenda”), no sólo ya por una cuestión de crédito personal, sino por la gloria del propio Cicerón y sus descendientes (“denique etiam illud debes cogitare, non te tibi soli gloriam quaerere; quod si esset, tamen non neglegeres, praesertim cum amplissimis monumentis consecrare uoluisses memoriam nominis tui. sed ea tibi est communicanda mecum, prodenda liberis nostris”); cf. 1.1.41: “nunc uero propter earum rerum in quibus uersati sumus splendorem et magnitudinem, nisi summam laudem ex ista prouincia adsequimur, uix uidemur summam uituperationem posse uitare”; 1.1.42: “quare quoniam eius modi theatrum totius Asiae uirtutibus tuis est datum, celebritate refertissimum, magnitudine DPSOLVVLPXPLXGLFLRHUXGLWLVVLPXPQDWXUDDXWHPLWDUHVRQDQVXWXVTXH5RPDPVLJQL¿FDWLRQHVXRFHVTXHUHIHUDQWXUFRQ-

85

de dar a su gobierno ese cariz de ejemplaridad que el orador deseaba al constituir un documento de carácter público en el que el titular de la provincia había de presentar unas directrices administrativas que, de una manera u otra, retrataban a su autor. Así lo había hecho ya el propio Escévola al dar a su edicto para la provincia de Asia una proyección, tal vez inusual desde el punto de vista administrativo, que convirtió de inmediato al personaje en ese ejemplo de buen gobernador que dibuja el pasaje ya comentado de Diodoro. Desde este planteamiento parece lejos de toda duda que el edicto podía constituir un documento de carácter promocional capaz de transmitir una imagen particular de un mandato provincial, más allá de que ésta se correspondiera o no con la realidad del mismo. Después de todo, no podemos pasar por alto el hecho de que todo cuanto sabemos del proconsulado de Cicerón se lo debemos al propio orador; es más, ni siquiera conocemos cuál era realmente la opinión que Cicerón concitaba entre los provinciales, lo cual deja consecuentemente abierta la cuestión de en qué medida retratan sus escritos la realidad de su actuación en Cilicia77.

tende, quaeso, atque elabora non modo ut his rebus dignus fuisse sed etiam ut illa omnia tuis artibus superasse uideare”; cf. WED³TXRVGDPXHQLVVHWDPHQ2VWLDPGLFHEDQWTXLWHXQLFHODXGDUHQWSOXULPLTXHLQSURXLQFLD¿HULGLFHUHQW´&LFHUyQ reconoce en sus cartas el descontento que le había causado el hecho de que se le concediera súbitamente el mando de la provincia de Cilicia, destino en el que, a lo sumo, esperaba permanecer un año; Fam. 2.7.4; 2.8.3; 2.10.4; 2.11.1; 3.2.1; 15.9.2; 15.12.2; 15.13.3; Att. 5.1.1; 5.2.3; 5.9.2; 5.10.3; 5.11.5; 5.15.1-3; 6.2.6; cf. D. CAMPANILE, Prouincialis molestia, 243-247. 77 A. CRISTOFORI, Il giudizio della società…, 75: “il giudizio della società provinciale sugli amministratori romani in età republicana, veicolato attraverso le forme espressive della cultura greca e romana, secondo modelli etici talvolta estranei alla società delle province, e stretto nel gioco político e giudiziario della Repubblica, ha poche possibilità di trovare un fedele ULÀHVVRQHOODGRFXPHQWD]LRQHLQQRVWURSRVVHVVR´

86

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.