Retos del día de la mediación

DÍA DE LA MEDIACIÓN: LOS RETOS TRAS EL REGLAMENTO Alfonso Fabregat Rosas Mediador. Miembro del equipo de Acuerdo Justo El año que ahora iniciamos se presenta, como no podría ser de otra manera, interesante para todos aquellos que apostamos por la mediación como un medio eficaz para la resolución de conflictos tanto a nivel civil como mercantil. No hace todavía un mes que el legislador tuvo a bien darnos las reglas con las que tenemos que desarrollar nuestra labor. No voy a redundar en las sombras que arrojó dicho reglamento, que conforme pasan los días, y se disipa la primera impresión, las veo cada vez más alargadas y densas. La carrera hacia el mes de abril en el que se abrirán los famosos registros, tanto para mediadores como para instituciones dedicadas a la mediación, ya está en marcha. Han marcado el camino que no tenemos que seguir para alcanzar una buena formación, pero que nos permitirá alcanzar el preciado registro. Han hecho guiños a la mediación intrajudicial, creando más dudas que respuestas. Han abierto la ventana para que la mediación por medios electrónicos se pueda realizar con escasos visos de confidencialidad y privacidad de los datos, audio e imagen, que se generen durante su realización al permitir que se estos queden “almacenados” en la nube. A mi entender los principales retos a los que nos enfrentamos en el terreno de la mediación de conflictos para este año son:

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Promover la mediación entre los futuros usuarios de la misma. Es una labor pedagógica que nos toca a todos: profesionales, educadores, medios de comunicación. Por desgracia en los últimos tiempos nos hemos acostumbrado a ver y comentar obras públicas de gran o mediana magnitud que no sirven para nada ya que no hay usuarios. Podría ser una metáfora perfecta para nuestro ámbito si no hacemos la opción definitiva por educar en el paradigma del ganarganar.

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Velar por la buena formación, inicial y continua, de los mediadores. Sigo teniendo muy claro que es una formación que nunca debería salir del ámbito universitario y que necesita un bagaje importante de horas. Ante el criterio del legislador el reto es

ofrecer más y mejor con menos. No podemos permitir que la formación que se ofrezca sea mediocre, para cumplir un mero requisito legal. Si esto sucediera estaríamos haciendo un flaco favor a las personas en conflicto y cerrando las posibilidades reales de la mediación. –

Acelerar los plazos. Recientemente un colega mediador me decía entristecido: “vamos a perder quince años en el campo de la mediación. Cinco años para desmontar lo que habíamos construido, otros cinco para darnos cuenta de que esto es un sinsentido y otros cinco años para volver al punto de partida”. Soy de la idea de que estamos desandando un fructífero camino que veníamos andando desde hace casi dos décadas. Como colectivo tenemos que darnos cuenta de que este nuevo rumbo no lleva a ninguna parte y que es necesario que reduzcamos los plazos al máximo. ¿Seremos capaces de aprender de lo que ha sucedido en otras partes?

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Crear un clima de debate. Sinceramente lo echo de menos. Hasta ahora pensaba que era por la expectativa ante la nueva legislación, pero veo que no es así. Hace falta que argumentemos, abramos espacios, defendamos nuestras posturas y no nos dejemos invadir por el utilitarismo y el mercantilismo que tan cercanos se encuentran. Si es así, seguro que nos daremos cuenta de la riqueza que tenemos entre manos y de forma serena seguiremos creciendo. En nuestro entorno hay muy buenos mediadores, profundamente formados que tienen mucho que aportar. Son los que menos suenan, los que hacen un trabajo silencioso y discreto. Ojalá que esa labor sea siempre reconocida y valorada, huyendo del peligro del ninguneo.

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Acrecentar la interdisciplinariedad. Una de las riquezas de la mediación es el de la suma de experiencias de los profesionales que nos dedicamos a ella. No pertenece en exclusiva a ningún colegio profesional y entre todos debemos enriquecerla y fomentarla bien sea en el terreno civil, familiar, educativo, vecinal, mercantil, etc.

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Ultimar los reglamentos. Tiemblo al escribir este reto. Si tiene que ser como lo que nos han ofrecido, mejor quedarnos como estamos. Por ejemplo estamos esperando que se pronuncien sobre la mediación familiar. Es cierto que las legislaciones autonómicas ya recogen bastante bien ésta modalidad y que es uno de los ámbitos que no ha parado de desarrollarse a lo largo del tiempo. Si hay un nuevo reglamento solo espero que no sea un freno. Tomando como base el Anteproyecto de Ley sobre corresponsabilidad parental en el que se establece la mediación como un medio eficaz para resolver conflictos, poco podemos esperar más que se judicalice el conflicto. No seré pájaro de mal agüero.

Seguro que cada uno de nosotros puede enriquecer la reflexión con más y mejores retos. Tan solo he pretendido recoger aquellas inquietudes que tanto a nivel personal como profesional vengo escuchando en los últimos meses que me llenan de esperanza al constatar que hay mucha vida más allá del reglamento.