Restos textiles de la cueva de Riocueva, Hoznayo (Entrambasaguas, Cantabria)

Share Embed


Descripción

RESTOS TEXTILES DE LA CUEVA DE RIOCUEVA, HOZNAYO (ENTRAMBASAGUAS, CANTABRIA)

E. Gutiérrez Cuenca*, J. A. Hierro Gárate* y C. Alfaro Giner** Abstract: In recent excavations in a natural cave in Hoznayo (Entrambasaguas, Cantabria) was discovered a small but very interesting textile fragment, found in a Visigothic sepulchral context. We report here the cave, that is just an example of a widespread phenomenon of caverns use for funerary purposes in Cantabria and other places of the Iberian Península in 7th-8th centuries, as well as the result of the study of the fabric. Keywords: textile fragment, Visigothic context, funerary cave, Cantabria. Resumen: En recientes excavaciones en una gruta natural ubicada en Hoznayo (Entrambasaguas, Cantabria) ha visto la luz un reducido pero muy interesante fragmento textil hallado en contexto sepulcral de época visigoda. Presentamos en este trabajo la cueva, un ejemplo del extendido fenómeno de utilización con fines funerarios de este tipo de cuevas en Cantabria y otros lugares de la Península Ibérica en los siglos VII-VIII así como el resultado del estudio del tejido. Palabaras clave: fragmento textil, contexto visigodo, cueva funeraria, Cantabria.

Introducción

L

que vamos a describir, se distribuye por los 70 primeros metros de la galería interior y por la salita, zonas a las que no llega la luz natural. La cueva fue localizada y excavada por primera vez en la década de 1950. Entre 1960 y 1970 se realizaron varios sondeos en el vestíbulo y en el primer tramo de la galería, documentando niveles prehistóricos y las primeras evidencias de uso en época visigoda, que no fueron correctamente interpretadas. a principios de la década de 1980 se exploró de nuevo la cueva y se halló un depósito de cerámicas en superficie asociado a restos humanos que primero fue atribuido a la Edad del Hierro y más tarde a época visigoda. En 2010 la cueva de riocueva se incluyó dentro del programa de toma de muestras desarrollado dentro del Proyecto Mauranus. Arqueología de la Tardoantigüedad y la Alta Edad Media en Cantabria.1 El uso se-

cueva de riocueva es una gruta natural localizada en Hoznayo (Entrambasaguas, Cantabria), en las coordenadas utM 30t ED 50 443350/480 5780 (Fig. 1a), que forma parte de un sistema kárstico de más de 3 km de longitud. La cueva tiene una boca de 1 m de alto y 3 m de ancho, que da paso a un pequeño vestíbulo en cuya pared izquierda se abre un laminador, o peso angosto y muy bajo, por el que se accede a una galería amplia y llana de unos de 100 m de longitud, denominada «Galería del Campamento» (Fig. 1b). al final de la galería hay una salita con grandes bloques desprendidos del techo. El vestíbulo de la cueva fue frecuentado en varias periodos desde la Prehistoria hasta la Edad Media. El yacimiento de época visigoda, donde apareció el fragmento textil a

* Proyecto Mauranus. Arqueología de la Tardoantigüedad y la Alta Edad Media en Cantabria. ** universidad de Valencia. Con el soporte del Proyecto DressID (ref. 2007-1765/001-001 Ctu COOPMu, Programme Culture 2007) y del Proyecto timeo (Har 2012.21065B-31/05). 1 El trabajo de campo ha sido dirigido por José Ángel Hierro Gárate y Enrique Gutiérrez Cuenca y financiado por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria. En 2010 se obtuvo una datación por 14C de un hueso humano recogido en superficie, con el resultado Poz-39142: 1380±30 BP (95,4%: 606-681 cal aD), y otra por tL de una olla de cocina de cerámica con el resultado MaDN6061.BIN (2011): 1345±77 BP (95,4%: 532-800 d. de C.), Cf. Gutiérrez y Hierro 2010-2012. PurPurEaE VEstEs IV, Production and Trade of Textiles and Dyes in the Roman Empire and Neighbouring Regions (C. alfaro, M. tellenbach y J. Ortiz, eds.). pp. 73-81.

73

74

E. Gutiérrez Cuenca, J. A. Hierro Gárate y C. Alfaro Giner

Fig. 1a. Lugar del hallazgo del tejido. Fig. 1b. Plano de la galería señalando el sitio del hallazgo. © Proyecto Mauranus.

pulcral de cuevas en época visigoda contaba entonces con dos ejemplos seguros en Cantabria, la cueva de Las Penas y la Galería Inferior de La Garma, y con algunos más que aportaban indicios más o menos sólidos.2 al año siguiente, para verificar los resultados obtenidos en 2010 en riocueva, se llevó a cabo una prospección intensiva y la excavación de dos sondeos, en uno de los cuales se localizó el tejido que se presenta en este trabajo. Contexto arqueológico En el sector 7 del sondeo 2 se recogió, durante las labores de cribado de sedimento, una tela gruesa parcialmente carbonizada que envolvía decenas de granos de panizo (Setaria italica) carbonizado. El conjunto presenta forma ligeramente oval, con 41 mm de longitud máxima, 21 mm de anchura máxima y 15 mm de grosor máximo (Fig. 2). En algunas zonas se observan pliegues de la tela. además de los granos envueltos por el tejido, hay algunos adheridos a su superficie. también hay otras adherencias carbonizadas que pueden corresponder a madera o restos de tallos de plantas.3

Los restos textiles forman parte de un contexto sepulcral de época visigoda. Los restos humanos recuperados en la primera campaña de excavación corresponden a un NMI de 4, todos ellos menores de 20 años: un individuo perinatal, otro entre 2 y 3 años, un tercero entre 6 y 11 años y otro más entre 12 y 18 años.4 Parte de los restos humanos (cráneos, fundamentalmente) fueron quemados dentro de la cueva, una vez que los cuerpos se esqueletizaron. Es muy probable que en este momento se carbonizasen también el tejido y los granos que envuelve, y que algunas concentraciones de carbones que hay en la galería procedan de las hogueras que se encendieron para realizar esta cremación.5 Durante la campaña de excavación realizada en 2013 se ha podido constatar la presencia de más restos de semillas carbonizadas, en este caso sin relación con tejido. Entre ellos sigue abundando el panizo, aparecen esporádicamente otros cereales y está presente el lino (Linum usitatissimum L.).6 Los cuerpos de los difuntos fueron depositados directamente sobre el suelo de la cueva, vestidos y ataviados con objetos de adorno personal. Este aspecto se deduce de la aparición de un hebijón de base escutiforme que formaba parte de un broche de cinturón, dos ta-

2 El uso de cuevas como lugares de manifestaciones simbólicas y de enterramiento es habitual en Cantabria y otras áreas geográficas desde el Bajo Imperio (Hierro 2011; Gutierrez et al. 2012, 240-243). 3 uno de los granos carbonizados, que fueron identificados por Lydia Zapata (uPV/EHu) y están siendo estudiados por Inés López López-Dóriga (universidad de Cantabria), ha sido datado por 14C con el resultado Poz-49634: 1300 ± 30 BP (95,4%: 661-773 cal aD). 4 se han realizado dos dataciones de 14C a partir de restos humanos, con los resultados Poz-46496: 1265±30 BP (95,4%: 666-860 cal aD) y Poz-46497: 1305±30 BP (95,4%: 658-773 cal aD). todo apunta a que, al menos en este tramo central de la galería, el uso sepulcral se produjo en la primera mitad del siglo VIII d. de C. 5 Este tipo de comportamiento post-sepulcral también se ha documentado en la cueva de Las Penas (serna et al. 2005; Hierro 2011), en este caso centrado en los cráneos y con presencia también de grano carbonizado. La quema de grano «ubi mortuus est homo pro sanitate viventium» es una práctica condenada por los penitenciales altomedievales. 6 La presencia de semillas de lino (Linum usitatissimum) en contextos de época visigoda también ha sido identificada en la cueva de Las Penas (Mortera, Cantabria) por Inés López López-Dóriga. El cultivo de esta planta en Cantabria, para ser aprovechada en la manufactura textil, debió de ser frecuente en la alta Edad Media y hay referencias a paños de lino en la documentación escrita del siglo xI (Díez Herrera 1990).

Restos textiles de la cueva de Riocueva, Hoznayo (Entrambasaguas, Cantabria)

75

chuelas de calzado, una cadenilla de bronce similar a las llamadas chaînes à ceinture que aparecen en las necrópolis merovingias, varias cuentas de collar de vidrio y un anillo de oro con una inscripción (PaVL). además, como es frecuente en otras cuevas utilizadas con fines funerarios en época visigoda,7 los difuntos se acompañan de diversos elementos de uso cotidiano, sobre todo recipientes, utensilios y herramientas. En riocueva aparecen diferentes tipos de recipientes: restos de en torno a una decena de ollas de cocina de cerámica común, fragmentos de un caldero de hierro rechapado en cobre y un pie de copa de vidrio tipo Foy 27. Instrumenta textilia Por lo que respecta a los utensilios y herramientas, están presentes al menos quince cuchillos de hierro y varios ganchos de huso de hilar de hierro. El hallazgo de instrumentos relacionados con la actividad textil es habitual en las cuevas de Cantabria frecuentadas en la tardoantigüedad y la alta Edad Media, tanto en contextos sepulcrales, como donde la presencia de objetos de estos periodos aún no tiene una interpretación segura. Los ganchos de huso de riocueva son similares a los que aparecen en las cuevas de Las Penas, en este caso acompañados de fusayolas de hueso, de arcilla y de piedra, así como en Calero y Portillo del arenal. En este último lugar se han hallado además tres pin beaters de hueso. De la cueva del Linar proceden dos pin beaters y 52 piezas esféricas de arcilla con perforación central que han sido identificadas como posibles pesas de telar. Estos y otros objetos conocidos en la región se pueden poner en relación con el hilado y el torcido de fibras en el ámbito doméstico, y con su tejido en telares verticales.8

Los restos textiles de Riocueva: una mirada hacia el tejido de época visigoda trataremos de analizar en estas páginas los restos textiles hallados en la cueva de riocueva (Hoznayo. 17

Fig. 2. anverso y reverso del tejido con restos de semillas. © Proyecto Mauranus.

Entrambasaguas, Cantabria). El estudio ha despertado un gran interés, por una parte, porque nos permite ver unas características estructurales que parecen acercarse a los escasos restos de tejido (normalmente mineralizado) encontrados en enterramientos hispano-visigodos y de cronología algo posterior;9 por otra parte porque tales estructuras podrían ser cercanas a las que se han encontrado en textiles de otros ámbitos culturales próximos a la Hispania visigoda, como el merovingio,10 el lombardo, etc. 11 Naturalmente todas ellas siguen una tradición textil latina (romano-tardía, hispano-romana, galo-romana, etc.), pero que, al mismo tiempo, hunden sus raíces en la Edad del Bronce noritálico12 y europeo,13 así como

Hierro 2011. En Gutiérrez y Hierro 2010 se recoge una descripción detallada de todos los objetos relacionados con la actividad textil de los siglos VII-x conocidos en Cantabria hasta ese momento. 19 Camps 1934; Martínez santa-Olalla 1933, lám xIx tejido adherido al reverso de una placa de cinturón articulada; Catalán y rojas 2009, 230 al parecer en el reverso de una placa de cinturón articulada (fig. 9); azkárate, 1999, 61 s. con un tejido en tafetán 1/1 sobre objeto metálico, con una serie de hilos más finos que los de la contraria, como es muy frecuente en esta época visigoda; Madrid y Vizcaíno 2006, 117 un aro metálico y un hebijón con restos de tejido adherido, posiblemente lino; Beltrán 1979, restos del sudario de lino de un individuo infantil. 10 Entre otros muchos posibles ejemplos cf. Medard et al. 2006, figs. 5b y 6; la 7 parece tratarse de lana. Las semejanzas de los tejidos analizados en dicho trabajo con el nuestro y los de Castiltierra son enormes desde el punto de vista técnico, como veremos luego. 11 En general para los períodos que estamos viendo puede consultarse el documentado trabajo de Pinar y turell 2007. 12 azkárate 1999, 61 s. un bellísimo fragmento de tejido con diseño en rombos concéntricos de una perfección asombrosa. No se ofrecen medidas ni información sobre el material que constituye la base en la que descansa. tenemos curiosamente un paralelo exacto procedente de la estación palafítica de Molina di Ledro (trento, Italia) en el que se alternan las dos técnicas, Bazzanella et al. 2003, 161. 13 Hoffmann 1964, 191-193 (Gerum mantel). 18

76

E. Gutiérrez Cuenca, J. A. Hierro Gárate y C. Alfaro Giner

en las formas de decoración textil de la Edad del Hierro de Hallstatt,14 y romanas.15 Nosotros presentamos un pequeño pero muy interesante tejido (Fig. 2), parcial y ligeramente carbonizado, que fue encontrado en la galería interior de la cueva.16 además de la leve carbonización de los hilos y las fibras que los componen, la oscuridad y el microclima del lugar del hallazgo fueron los factores que permitieron el relativo buen estado de conservación en que la pieza ha llegado hasta hoy.17 El tejido se muestra como una compacta estructura endurecida y reseca, con muchas dobleces que le dan bastante volumen (41 mm de longitud máxima, 21 mm de anchura máxima y 15 mm de grosor máximo). Presenta una forma ovalada y gruesa debido a esa cantidad de pequeños pliegues. una de las que podemos llamar sus superficies principales (4.1 x 2.1 cm) está ligeramente carbonizada, mientras que el reverso conserva su aspecto original. aparecido en contexto claramente funerario, el tejido se relaciona por sus descubridores con una función de ofrenda sepulcral, dado que conserva pequeñas semillas de panizo muy adheridas a la superficie ennegrecida por el fuego (especialmente). un ejemplo más para meditar sobre la arraigada idea de que en tumbas de época visigoda no se dejaban ofrendas.18 Pero las semillas también dejaron alguna huella de su presencia entre los pliegues de la otra cara de la pieza, la menos quemada. Ello podría hacer dudar de su papel de contenedor. En todo caso, más que de un pequeño saquito, por lo delicado del tejido y por la abundancia de pliegues muy pequeños, podría tratarse de un pañuelo o fragmento de tela reutilizado para envolver apretadamente el contenido. La costumbre de envolver lo que se deja en las tumbas con tejidos reutilizados pero muchas veces de gran calidad es algo común en muchas culturas antiguas.19 Las fibras que constituyen el tejido Es sabido que las fibras vegetales (lino, cáñamo y, en menor medida, otras como la ortiga, el tilo, etc.) 14

soportan mejor la acción del fuego que las de origen animal (lana o pelo de cualquier tipo) que inmediatamente se encogen y casi desaparecen. El lino y el cáñamo, herbáceas de la familia de las lináceas, no pierden su estructura fibrosa desde los primeros momentos en que ésta es sometida a la acción del fuego. El fragmento de tela de Cueva de riocueva pudo no estar en el área de máximo calor, o bien el fuego pudo interrumpirse por cualquier razón en esa zona.20 En cualquier caso, como puede verse en la figura 2, la superficie mejor conservada del tejido parece haber quedado intacta. sin embargo, la pequeña muestra que utilizamos para nuestros trabajos con el MEB, perteneciente a esa misma superficie, nos deja ver cómo los daños sobre la estructura de las fibras son mayores de lo que pudiera pensarse a primera vista (Fig. 3a). Observamos sobre ellas una especie de capa de materia que comienza a perder su forma, como si estuviera «fundida». sin embargo es posible identificar claramente los característicos nudos que aparecen de trecho en trecho en el cuerpo de las fibras de lino (Fig. 3b). Por la parte menos carbonizada se aprecian mejor las fibras y sus nudosidades, sin duda por haber estado presionadas fuertemente unas contra otras en el interior de los hilos y recibir menos calor (Fig. 4 a y b). Las dos series del tejido (urdimbre y trama) corresponden al mismo tipo de fibras.21 El grosor de las fibras está entre los 4 y los 14μm, lo que demuestra que estamos ante una materia prima de excelente calidad.22 tal vez las fibras fueron obtenidas de una planta no totalmente madura. O tal vez eran esos los valores del lino de entonces.23 En nuestras imágenes podemos observarlas con sección cilíndrica, bien peinadas, en paquetes compactos (¿fibras liberianas?). En la imagen de la Fig. 4b podemos observarlas en hilos parcialmente abiertos longitudinalmente. Podemos ver incluso su característica parte final apuntada, curva y plana, llamada a veces «en pico de flauta». En esta parte de las fibras precisamente se observa mejor el orificio del lumen (área señalada con un óvalo en la fotografía).

Grömer 2010, fig. 109 y 110, por ejemplo. Casi siempre con hilos más gruesos. Wild 1970, 159, fig. 24; audollent 1922, 103, nº 10 s. (Les Martres de Veyre, del alto Imperio). 16 El estudio de los materiales aquí presentados se añade a una primera valoración sobre su estado de conservación realizada en el Instituto de Conservación y restauración de Bienes Culturales de Madrid. 17 Buen estado de conservación no quiere decir que no se trate de una pieza muy frágil, precisamente por la forma en que fue preservada, como es el caso. Cf. Cronyn 1990; Farke 1986; Masturcelli 2006, 396-402; Bizot y signoli 2009. 18 siguiendo las directrices del primer cristianismo y recordadas por algunos concilios, como el II celebrado en Braga (572) en el que se prohíbe expresamente llevar ofrendas de alimentos a las tumbas (canon 69); cf. Murillo 2007, 6. 19 alfaro 1984, 125-132 y Lám. xII, xV-xVII, xIx y xx para tejidos de época de la Cultura de El argar, normalmente envolviendo armas y pulseras; Grömer 2010, 272-275, 281-286; Médard y sindonino, en este volumen. 20 La cuestión de por qué se produjo esta semi-cremación del fragmento textil nos es difícil de determinar. 21 aunque resulta muchas veces difícil de distinguir entre las fibras del lino y del cáñamo (con el que se pueden lograr hilos de extraordinaria finura), la presencia de semillas en el entorno de la cueva de riocueva, como se explicaba al comienzo de este trabajo y la hasta ahora ausencia de cáñamo en asturias en ambientes arqueológicos, apoya este criterio. 22 son frecuentes grosores mayores en restos arqueológicos de cronología próxima (Médard et al. 2006, 316: 5-25 μm, con una media de 18 μm). 23 La longitud de una fibra de lino actual maduro está entre los 6 y 50 mm y el diámetro entre los 10 y 40 μm. Cf. Masturcelli 2006, 24. 15

Restos textiles de la cueva de Riocueva, Hoznayo (Entrambasaguas, Cantabria)

77

Fig. 3a y b. superficie del tejido mostrando fibras desordenadas. © C. alfaro.

Fig. 4a y b. Paquete de fibras mostrando ligera torsión en s. © C. alfaro.

Los hilos y su torsión La escasa cantidad de tejido conservado no nos deja ver más que parcialmente el aspecto de la tela de procedencia, su forma, ornamentos ni calidades. No podemos saber si se trata de un tejido envolvente de las semillas o parte del vestido del difunto (¿sobre el que se depositaron directamente las semillas como ofrenda?). sin embargo sí podemos ver en la muestra perfectamente las características de los hilos y algún detalle textil de interés. El grosor de los hilos está en torno a los 0.4 mm los más gruesos (en una serie) y 0.2 mm los de la serie contraria. En esto las formas de hacer coinciden con lo que parece ser usual en tejidos de otros hallaz24

gos de época visigoda. Por ejemplo los pequeños restos procedentes de la necrópolis de Castiltierra.24 En urdimbre y en trama los hilos son simples, como en algunos buenos ejemplares merovingios.25 En tejidos merovingios es frecuente el uso de torsiones alternas en los hilos de urdimbre y trama para crear efectos de diseño por la forma diferente en la que se refleja la luz incidiendo sobre ellos.26 En nuestro caso se sigue siempre la torsión en s, o al menos así parece en esta muestra tan pequeña. Para la confección de los hilos, especialmente hilos de esta calidad, las fibras deben torsionarse con la ayuda del huso que, al girar, las coloca en posición inclinada hacia un lado o hacia otro según se imprima el giro del instrumento en dirección derecha (torsión s;

Camps 1934, lám. I, 2 y 3; lám. II, tejido encontrado sobre broche de cinturón y otro fragmento procedente de excavaciones fraudulentas. Médard et al. 2006, 317. 26 Médard et al. 2006, 317. Hay que tener presente el gusto muy desarrollado, desde el Bronce tardío centroeuropeo, por lo que llamamos tejido de placas (Brettchenweberei), cuyo resultado es muy similar al del tejido con hilos paralelos torsionados en sentidos diferentes dentro de una misma serie (urdimbre o trama). 25

78

E. Gutiérrez Cuenca, J. A. Hierro Gárate y C. Alfaro Giner

Fig. 5. tejido de la Necrópolis de Castiltierra (sep. 52). El diseño se logra a través de las diferencias de grosor de determinados hilos que hacen resaltar tramas alternas. Apud Camps 1934, 94.

Fig. 7. La trama en foto del MEB. © C. alfaro.

aumentos, la calidad del tejido parece muy homogénea. La forma de los hilos se ha preservado claramente en el pequeño fragmento de la Fig. 7.

Estructura del tejido

Fig. 6. Hilo deteriorado y con fuerte torsión s. © C. alfaro.

sentido de las agujas del reloj (Fig. 6) o izquierda (torsión z). Poco a poco, se van conformando los hilos que llamamos simples.27 En el caso del tejido de Cueva de riocueva la torsión no es excesivamente fuerte, pero una de las dos series (urdimbre o trama) está formada por hilos más torsionados. En general podemos decir que, visto con detalle, el hilado es bastante desigual dentro de las dos series, pero sobre todo si comparamos ambas: de un giro mínimo se pasa a una torsión más pronunciada, que a veces llega hasta los 49º (Fig. 8). Curiosamente, sin embargo, visto sin muchos

aparte de la pieza mencionada, se conserva otro pequeño fragmento de medio centímetro de lado aproximadamente y del que se hicieron las fotos con la lupa binocular (Fig. 8). En todos los casos se sigue una pauta de lo que llamamos entramado simple o en damero (tafetán, o tabby 1/1 en el lenguaje internacional). La trama pasa por encima y por debajo de los hilos alternos de la urdimbre. Dado el equilibrio de grosores de ambas series de hilos (0.4 mm en una y 0.2 mm en la otra), ambas son bien visibles; es decir es un tejido bien equilibrado. No se reseñan restos de pesas de telar en la cueva ni se conoce ningún poblado cercano, pero la época en la que se fecha la pieza por el entorno material (siglos VII-VIII) podría hacer pensar en el uso de algún tipo de telar vertical. En Cantabria se han identificado como posibles pesas de telar 52 piezas de arcilla cocida de la cueva del Linar.28 En este tipo de telares especialmente, la tejedora o el tejedor pueden desequilibrar la superficie del tejido a medida que el trabajo avanza. Y eso porque aprietan más la trama con la espátula en unas zonas que en otras.29 Entonces, con el propósito de evitar tener que deshacer ese fallo, pueden tratar de corregir la desviación de la trama. Para lograrlo sin tener que deshacer lo ya tejido, se intro-

27 Los hilos simples y su torsión en s o en z se representancon letras minúsculas, mientras que los hilos dobles (retorcidos a partir de dos hilos simples) se representan con esas mismas letras pero en mayúsculas (S y Z). Hace tiempo se llegó a esta imagen convencional en la que la sección central de estas dos letras marca la dirección de torsión de las fibras de un hilo. 28 Gutiérrez y Hierro 2010, 275-277. 29 stærmose Nielsen 1999, 140 y ss.

Restos textiles de la cueva de Riocueva, Hoznayo (Entrambasaguas, Cantabria)

79

Fig. 8. Detalle con algunos ángulos de 59º. © G. Fernández alfaro.

Fig. 9a y 9b. tejido y semillas de riocueva, con detalle de la pasada en cuña. © G. Fernández alfaro.

duce una cuña compuesta por una o varias pasadas de trama que no llegan al final del ancho total de la tela sino que vuelven sobre sus pasos desde el punto donde comenzó la desviación.30 tal tipo de «error subsanado» es el que creemos ver en la figura 9a, en el lugar marcado con un círculo blanco. Como puede verse en el dibujo (Fig. 9b) y en la fotografía, el paralelismo de la que fue sin duda la trama se abre en una V que alberga otra V en su interior, que es preci-

30

samente el final hasta donde llegó la mencionada cuña.31 El dibujo muestra la trama ligeramente más gruesa que la urdimbre. Haber encontrado este fenómeno en un fragmento tan reducido debe hacernos recapacitar sobre del azar en el análisis de textiles antiguos. La certeza de que la urdimbre está formada por los hilos más finos y menos torsionados demuestra claramente que nunca las circunstancias técnicas se repiten automáticamente, sino que las costumbres lo-

Esto se hace, por supuesto, una vez realizado el cruce del lizo y cuando este ha sujetado bien el trabajo anterior. Estas cuñas no pueden hacerse jamás en dirección urdimbre (vertical en 9b) dado que esos hilos sostienen toda la presión del tejido durante su confección. 31

80

E. Gutiérrez Cuenca, J. A. Hierro Gárate y C. Alfaro Giner

cales revelan siempre una forma propia de hacer. En este caso, el uso de unos hilos de urdimbre simples, finos y aparentemente poco sólidos dada su escasa torsión.

Conclusiones sabemos poco del tejido de época visigoda, aunque disponemos de iconografía que nos habla de la magnificencia del vestido de las clases altas. La reutilización de telas ya desechadas para el vestido parece ser una característica común en el caso de los envoltorios de ofrendas a los difuntos (Ocharan y alfaro en este volumen) o para proteger objetos valiosos (Médard y sindonino, también en este volumen).32 Los escasos restos conservados lo son gracias a motivos accidentales como una cremación interrumpida, una adherencia a instrumentos metálicos (mineralización), u otras circunstancias casuales. Excavaciones minuciosas y cuidados estudios formales permitirán en un futuro tener un mayor conocimiento de la tecnología textil de época visigoda, con su herencia romana, pero sin duda también con las novedades formales conocidas en otras zonas del continente, como el uso de las tramas en sarga, en espiga o en rombos de variado tipo, que son propias de la tecnología textil europea de esta época. En el caso de riocueva, el hallazgo de restos de tejido parcialmente carbonizados parece estar relacionado con una práctica de origen precristiano: la quema de cereal en presencia de cadáveres, una práctica detectada hasta la fecha en al menos otra cavidad cántabra (Las Penas) y que refuerza aún más la consideración de este tipo de cuevas sepulcrales como «enterramientos atípicos». La tela que hemos estudiado podría tanto haber formado parte de la vestimenta de alguno de los cuerpos depositados en la caverna, como haber servido de envoltorio para los granos de mijo que fueron quemados junto a ellos. El hallazgo y el estudio realizados nos han permitido avanzar de forma significativa en el conocimiento de las producciones textiles en el mundo rural de época visigoda en Cantabria y, por extensión, en el resto de la Península Ibérica. unos trabajos textiles cuyas distintas fases, desde la obtención de la materia prima hasta los propios tejidos resultantes, pasando por el hilado y el trabajo en el telar, están representadas en el registro arqueológico de las cuevas de Cantabria frecuentadas a inicios de la Edad Media. así lo atestiguan los hallazgos de semillas de lino, fusayolas y ganchos de huso, punzones de tejedor y restos de tela como el que ha protagonizado este trabajo.

32

Cf. alfaro 2004.

Bibliografía aLFarO (1984): C. alfaro, Tejido y cestería en la Península Ibérica, Historia de su técnica e industrias desde la Prehistoria hasta la romanización, Madrid. aLFarO (1997): C. alfaro, El tejido en época romana, Madrid. aLFarO (2004): C. alfaro, «Late roman textiles in the North of spain («Las Ermitas», Vitoria) en Jerzy Maik (ed.) Princeless invention of humanity: Textiles, NESAT VIII, 27-31. auDOLLENt (1922): a. audollent, Les tombes Gallo-Romaines à Inhumation des Martes-de-Veyre, Académie des Sciences et Belles Lettres, 13. aZkaratE (1999): a. azkarate Garai-Olaun, Aldaieta. Necrópolis tardoantigua de Aldaieta. Vol I. Memoria de la excavación e inventario de los hallazgos (Nanclares de Gamboa, Álava), Vitoria. BaZaNELLa et al. (2003): M. Bazzanella y anna Mayr, «scheda nº 5», en M. Bazzanella, a. Mayr, L. Moser y a. rast-Eicher (eds.), Textiles, intrecci di tessuti della preistoria europea, trento. BELtrÁN (1979): M. Beltrán Lloris, «Memoria de las excavaciones arqueológicas en la necrópolis hispano-visigoda del alto de las Barrilla (Cuarte, Zaragoza) 1975», NAH, 6, 543-580. BIZOt y sIGNOLI (2009): B. Bizot y M. signoli (eds.), Rencontres autour des Sépultures habillées, Actes des journées d’étude organisées par le Groupement d’Anthropologie et d’Archéologie funéraire et le Service Régional d’Archéologie de Provence-Alpes-Côte d’Azur, Carry-le-Rouet. CaMPs (1934): E. Camps y Cazorla, «tejidos visigodos de la necrópolis de Castiltierra», en Homenaje a Mélida II, ACFABA, Madrid, 87-96. CataLÁN y rOJas (2009): r. Catalán ramos y J.M. rojas rodriguez-Malo, «La necrópolis de Boadilla: aspectos funerarios y contexto cronocultural de un asentamiento de época visigoda», en Joan Pinar y toni Juárez (eds.) Contextos funeraris (ss. V-VIII), Gausac 34-35, 223-236. CrONYN (20012): J. M. Cronyn, The Elements of Archaeological Conservation, Londres. FarkE (1986): H. Farke, Archäologische Fasern, Geflechte, Gewebe, Bestimmung und Konservierung, hrsg. Vom Museum für ur- und Frühgeschichte thüringen durch rudolf Feustel restaurierung und Museumstechnik Nr. 7, Weimar. GröMEr (2010): k. Grömer, Prähistorische Textilkunst in Mitteleuropa. Geschichte des handwerkes und der Kleidung vor den Römern, Viena. GutIérrEZ y HIErrO (2010): E. Gutiérrez Cuenca y J. a. Hierro Gárate, «Instrumentos relacionados con la actividad textil de época tardoantigua y altomedieval en Cantabria», Munibe 61, 261-288. GutIérrEZ y HIErrO (2010-2012): E. Gutiérrez Cuenca y J. a. Hierro Gárate, «Nuevas evidencias sobre el uso de las cuevas de Cantabria durante la tardoantigüedad y la

Restos textiles de la cueva de Riocueva, Hoznayo (Entrambasaguas, Cantabria) alta Edad Media. Primeros resultados del Proyecto Mauranus», Sautuola xVI-xVII, 263-280. GutIérrEZ et al. (2012): E. Gutiérrez Cuenca, J. a. Hierro Gárate, J. ríos Garaizar, D. Gárate Maidagán, a. Gómez Olivencia y D. arceredillo alonso, «El uso de la cueva de arlanpe (Bizkaia) en época tardorromana», AEA 85, 229-251. HIErrO (2011): J. a. Hierro Gárate, «La utilización sepulcral de las cuevas en época visigoda: los casos de Las Penas, La Garma y El Portillo del arenal (Cantabria)», Munibe 62, 351-402. HOFFMaNN (1964): M. Hoffmann, The wrap-weighted loom. Studies in the History and Technology of an Ancient implement, Oslo. MaDrID y VIZCaíNO (2006): M. J. Madrid Balanza y J. Vizcaíno sánchez, «Nuevos elementos de ajuar de la necrópolis oriental de Carthago spartaria (I)», Mastia 5, 85-130. MartíNEZ saNta-OLaLLa (1933): J. Martínez santa-Olalla, Excavaciones en la necrópolis visigoda de Herrera de Pisuerga (Palencia), Memoria nº. 125 de la Junta superior de Excavaciones y antigüedades, Madrid.

81

MasturCELLI (2006): E. Masturcelli, Degradazione delle fibre naturali e dei tessuti antichi. Aspetti chimici, molecolari, struturali e fenomenologici, Florencia. MEDarD et al. (2006): F. Médard, P. rhomer, Ch. Moulherat y J. Guillaume, «La nécropole mérovingienne d’Erstein (Bas-rhin): étude des textiles minéralisés au contact des fibres», RAE, 55, 307-322. MéDarD y sINDONINO (2013): F. Médard y s. sindonino, «Emballage d’un ensemble d’argenterie d’epoque romaine sur le site de reims-tramway (france, marne)», en este volumen. MurILLO (2007): J. Ignacio Murillo, «Pieza del mes. Ciclo 2006-2007. Jarrita visigoda de Castiltierra, Segovia», MaN, Madrid. PINar y turELL (2007): J. Pinar y L. turell, «Ornamenta vel vestimenta ex sepulchro abstulere. reflexiones en torno a la presencia de tejidos, adornos y accesorios de indumentaria en el mundo funerario del Mediterráneo tardoantiguo», CChO 4, 127-167. stærMOsE NIELsEN (1999): k. H. stærmose Nielsen, Opstadsvævens historie ognutidigebrug, Lejre. WILD (1970): J. P. Wild, Textile manufacture in the northern Roman Provinces, Cambridge.

230

Láminas

Fleur Letellier-Willemin (pp. 49-56)

E. Gutiérrez Cuenca, J. A. Hierro Gárate y C. Alfaro Giner (pp. 73-81)

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.