\"Restos de época visigoda en la Comunidad de Madrid\", en Madrid Histórico, nº 42, nov.-dic. 2012

May 19, 2017 | Autor: J. Castellanos Oñate | Categoría: Arqueología, Visigodos, Madrid
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Descripción

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Cistas de lajas, necrópolis de Remedios.

Restos de época visigoda en la

Comunidad de Madrid Texto e imágenes de José Manuel Castellanos Oñate

Desde hace décadas, los numerosos yacimientos hispanovisigodos encontrados en la Comunidad de Madrid están permitiendo un importante avance en el conocimiento del mundo tardoantiguo. Son casi setenta los enclaves arqueológicos de la región en los que se han recuperado valiosos restos de estructuras y objetos de esa oscura etapa histórica que fue testigo de las decisivas transformaciones políticas, económicas y sociales que servirían de puente entre la Antigüedad y la Edad Media. LA ANTIGÜEDAD TARDÍA En las primeras décadas del siglo xx, la historiografía tradicional había puesto las señas de identidad del periodo visigodo en el predominio y superioridad cultural de un grupo étnico, el godo, sobre el resto de los habitantes hispanorromanos de la Península Ibérica, postura no exenta de vínculos con el germanismo y la búsqueda de las raíces de lo ario. A partir de la segunda mitad de dicho siglo, sin embargo, prevalece una visión más integradora del mundo visigodo peninsular, hablándose en su lugar de la Antigüedad Tardía, periodo complejo que nace a partir del mundo romano y en el que intervienen y se integran influencias culturales germánicas, hispanorromanas y bizantinas.

ABREVIATURAS EMPLEADAS EN LOS PIES DE FOTO AAAP: Anuario de Actuaciones Arqueológicas y Paleontológicas de la Comunidad de Madrid. MAN: Museo Arqueológico Nacional. MAR: Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid. MO/CSI: Museo de los Orígenes/Casa de San Isidro.

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Zarcillo de oro del siglo vi, necrópolis de Daganzo de Arriba (MAN).

Encuadre histórico A principios del siglo v d.C., pueblos bárbaros asentados al norte y al este de las fronteras del Imperio Romano migran masivamente buscando nuevas tierras, y ocupan la Galia, Italia, Hispania y el Norte de África.

Año 406: Vándalos, suevos y alanos cruzan el Rin y asolan las Galias. Tres años después atraviesan los Pirineos. Año 411: Los invasores se asientan en Hispania: los alanos en las provincias de Lusitania y Cartaginense, los vándalos silingos en la Bética, los suevos en la Galicia costera y los vándalos asdingos en el resto de Galicia. La autoridad imperial sólo se mantiene en la Tarraconense. Año 418: Los visigodos, desde Aquitania, pactan con Roma para frenar las invasiones bárbaras en la Península Ibérica. Derrotan a los alanos, y éstos se integran en los vándalos; tras saquear el sur de la Península, ambos pasan a África en 429. Años 430-55: Los suevos dominan la mitad occidental de la Península. Año 472: El rey visigodo Eurico toma gran parte de Lusitania y Tarraconense. Se establecen guarniciones visigodas en la Península, y entre 494 y 506 llegan las primeras masas de población goda. Año 507: Derrota de Alarico II frente a los francos en Vogladum. La corte visigoda abandona Tolosa y se asienta en Hispania. Cruzan la frontera gala unos 150.000 visigodos. Año 552: Los bizantinos desembarcan en el sur. Año 567: Atanagildo asienta definitivamente la corte visigoda en Toledo. Años 570-72: Campaña triunfal contra los bizantinos en el sur. Año 585: Conquista y anexión por Leovigildo del reino suevo. Año 589: III Concilio de Toledo. Recadero adopta el catolicismo como religión oficial del Estado. Se produce la fusión entre visigodos e hispanorromanos. Año 625: Se conquistan las últimas posesiones bizantinas en la Península. Años 672-709: Se producen rebeliones y conspiraciones de nobles, epidemias de peste, hambrunas y fuertes tensiones sociales.

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Año 710: Los nobles deponen a Witiza y entronizan a Rodrigo. En la Tarraconense y la Narbonense toma el poder Agila II, hijo de Witiza. El reino se sume en una guerra civil. Año 711: Tariq ibn Ziyad desembarca en Gibraltar con 7.000 hombres y derrota a los visigodos en Guadalete, donde muere Rodrigo. Año 712: Musa ibn Nusayr desembarca en Algeciras con 18.000 hombres, que no encuentran resistencia. Los líderes regionales pactan con los invasores. Años 716-725: Tras la muerte de Agila, los musulmanes toman Septimania y someten a los últimos condes godos. El reino visigodo de Toledo queda completamente dominado por el Islam.

Triente de oro del correinado de Égica-Witiza, La Vega (MAR).

Broche de cinturón liriforme, Gózquez de Arriba (MAR).

Recupeción de la sala del Auriga Victorioso de la villa de El Val, en Alcalá de Henares (S. Rascón Marqués y A. Méndez Madariaga).

La entrada de los bárbaros La primera gran oleada bárbara se produce hacia el año 409: vándalos, suevos y alanos penetran en Hispania y, en su avance a lo largo de las vías romanas, saquean sistemáticamente todas las villas que encuentran a su paso. La villa romana de El Val (Alcalá de Henares), existente desde época altoimperial y dedicada a la cría de caballos, se encuentra semiderruida y abandonada por sus propietarios a comienzos del siglo V. Pocos años después de su abandono, una de sus estancias principales, la del mosaico del Auriga Victorioso, es ocupada de forma provisional por un pequeño grupo de invasores germánicos, gentes armadas de vida seminómada dedicadas al saqueo que la reutilizan levantando una cabaña dentro de ella. Mediante esteras y postes de madera que perforan el suelo y apuntalan las paredes y el tejado, crean una estructura interior con varios ambientes diferenciados (cocina, estancia, almacén, dormitorio, establos). De esta reocupación se han conservado diversos restos de cronología bajoimperial: un fragmento de herradura de hierro, una punta de lanza, una punta de hierro, una fragmento de plato, una moneda de bronce y una piedra de molino de caliza. En la segunda mitad del siglo VI se instala una necrópolis hispanovisigoda (Camino de los Afligidos) sobre los restos de la villa, y sus materiales son reutilizados para la construcción de las sepulturas. La villa rural tardorromana Tinto Juan de la Cruz (Pinto) queda destruida violentamente a comienzos del siglo V, habiéndose documentado vestigios de un gran incendio en uno de sus sectores y un abandono precipitado del lugar. Como en El Val, un pequeño grupo de bárbaros reutiliza luego una parte de sus estructuras, construyendo sobre ellas una cabaña, un basurero excavado, dos silos de cereal, dos hogares y un molino de piedra. Las armas que se han conservado (un escudo de bronce, dos puntas de lanza y dos cuchillos, entre otras) parecen ser materiales amortizados de la propia villa bajoimperial. Y también como en El Val, a finales del siglo V será reaprovechada como necrópolis por una población de origen visigodo, que utilizará los materiales de la villa en la construcción de las sepulturas (ladrillos, tejas, piedras, fragmentos de opus signinum del pavimento, etc.).

Sobre estas líneas: Spatha de hierro del sigloVII con adornos de plata, Daganzo de Arriba (MO/CSI).

Restos de la villa romana de El Val, en Alcalá de Henares (Foto: Daniel Rodríguez Calvo).

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Evolución hipotética de la granja de La Vega, en Boadilla del Monte (según A. Vigil-Escalera Guirado).

Asentamiento de los visigodos El asentamiento masivo de visigodos en Hispania se realiza durante las últimas décadas del siglo v y las primeras del vi, Especialmente tras la derrota de Vogladum, y se concentra en la Meseta castellana, zona en aquel momento muy castigada por la crisis política y parcialmente despoblada, pero con buenas expectativas de desarrollo ganadero y una situación geográfica óptima para el dominio militar de la Península. Los visigodos se apoderan pacíficamente de las villas romanas destruidas, sobre todo las situadas a lo largo de las principales vías, cuyos propietarios las han abandonado buscando la seguridad de las ciudades, y se establecen por su cuenta en grupos compactos que les permitan mantener los lazos familiares.

Vaso cerámico y platos de bronce del siglo vi, necrópolis de Daganzo de Arriba (MO/CSI)

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EL MEDIO URBANO La única ciudad romana de la comarca que todavía perdura en esos momentos es Complutum, que hasta mediados del siglo vi será un importante centro aglutinante de población gracias a su carácter de sede episcopal y localización estratégica en la vega del Henares, pero que a partir de entonces inicia un rápido declive: sus principales edificios se desmantelan y su centro se traslada hacia el templo martirial dedicado a los Santos Justo y Pastor. EL MEDIO RURAL En toda la región de Toledo y la cuenca sur del Duero se consolidará una tupida red de enclaves campesinos dispersos que en numerosas ocasiones aprovechan las antiguas haciendas bajoimperiales como cantera de materiales: la mayoría de la población vivirá en el medio rural, bien a orillas de los ríos y arroyos (Tajo, Jarama, Manzanares, Henares, cuyas vegas son óptimas para el aprovechamiento agrícola y ganadero), o bien en la sierra (con fines de explotación ganadera). Son, mayoritariamente, asentamientos abiertos sin recintos defensivos en los que entre las estructuras de habitación y almacenaje se intercalan parcelas cultivadas y recintos para animales. Las estructuras que predominan son las cabañas semiexcavadas, con planta rectangular u ovalada, muros de tapial y cubiertas de entramado vegetal con revoco de barro; suelen estar asociadas a silos (situados tanto en el perímetro del hoyo como en su interior) y hornos (normalmente adosados por el exterior). También existen edificios con zócalo de piedra (con cimentación muy somera o inexistente), muros de tapial y cubiertas de teja curva. En unas y en otros los suelos son de tierra apisonada.

Los enclaves rurales de menor tamaño son las granjas, formadas por un máximo de tres unidades familiares o domésticas, que pueden incluir a varios trabajadores adscritos a cada una; se asocian con necrópolis pequeñas de organización informal. Las aldeas, en cambio, son asentamientos más complejos constituidos por un número relativamente elevado de unidades familiares en las que conviven los ámbitos productivos privados con los comunitarios; sus grandes necrópolis son utilizadas por toda la población durante generaciones y constituyen su máxima expresión identitaria: El Pelícano, Loranca, Acedinos, La Indiana, Tinto Juan de la Cruz, Gózquez… ABANDONO La conquista islámica del 711, la guerra civil entre los bandos visigodos y la propia evolución social y económica desembocan a mediados del siglo viii en un abandono masivo de enclaves rurales, fundamentalmente aldeas (Gózquez, El Pelícano…) y, en menor medida, granjas (Prado Viejo…), de modo que sólo una minoría (El Encadenado…) continuarán en uso hasta la segunda mitad del siglo IX. Buena parte de la población rural se traslada a centros urbanos fortificados (Madrid, Calatalifa, Talamanca…) Aldea de Gózquez de Arriba: planta general del que recobran ahora relevancia al integrarse en la red de yacimiento (A. Vigil-Escalera Guirado). fortalezas que los omeyas organizan en torno a Toledo. El medio rural permanecerá prácticamente despoblado hasta finales del siglo xii y comienzos del xiii, una vez que la situación política posterior a la conquista de Toledo se estabilice y la frontera con el Islam se traslade hacia el Sur.

GRANJA DE NAVALVILLAR (Colmenar Viejo) Es un pequeño establecimiento rural de pastores de ovejas y cabras, seguramente de carácter familiar, con zonas de habitación, establo y almacén situadas alrededor de un espacio central abierto y rodeado por un cercado de piedra. Sus edificios tenían muros de mampostería y cubierta de teja. Estuvo en funcionamiento desde el siglo v hasta principios del viii, reocupándose luego por

un grupo de repobladores en el siglo xiii. No se ha localizado la necrópolis asociada a esta granja. Se recuperaron restos cerámicos de ollas, cuencos, jarras y tinajas, varios fragmentos de sigillata tardía, objetos metálicos diversos (clavos, hoces, herraduras, hojas de cuchillo y puntas de flecha), un broche de cinturón de bronce y un dirhem omeya de plata acuñado el año 711.

Incluido en el Plan de Yacimientos Visitables de la Comunidad de Madrid.

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Arquitectura cristiana Con los escasos hallazgos realizados, es probable que la arquitectura cristiana en la Comunidad, durante estos siglos, tuviera carácter doméstico, materializándose en habitáculos privados en los que se veneran los mártires, se celebra la eucaristía, se ora y se recibe sepultura. En Complutum, el martyrium dedicado a los Santos Justo y Pastor reutilizó a principios del siglo iv un edificio cultual privado, y a partir del siglo siguiente surgió a su alrededor un espacio cementerial privilegiado. De carácter similar pudo ser el mausoleo altoimperial de Villaviciosa de Odón (M-501, Yacimiento 3).

También se han conservado, fuera de contexto, restos decorativos de templos ya perdidos. En Móstoles, fragmentos de capiteles, impostas, fustes de columnillas, etc. Y en Talamanca de Jarama, restos decorativos de una iglesia del siglo vii hoy desaparecida, perteneciente quizá a un pequeño núcleo urbano visigodo -estratégicamente situado para controlar el puerto de Somosierra- que habría existido en sus inmediaciones: - Dos placas-nicho (una en el Museo de los Concilios de Toledo y otra en la fachada de una casa particular, en la calle de las Huertas) realizadas en caliza; eran piezas que se empotraban en el muro del ábside, a veces formando un cuerpo único con el altar: Cinco cimacios (dos en la iglesia de San Juan Bautista, dos en un cubo de la muralla y otro muy deteriorado en el ábside de los Milagros), piezas troncopiramidales sobre las que descargaban los arcos de una arquería. Un friso (en la misma casa particular que la placa-nicho) decorado con tallos, hojas de vid y esvásticas, fechable a comienzos del siglo VII, (el relieve es de gran calidad, comparable al de otras producciones toledanas de la misma época). De arriba a abajo: cimacio, friso y placa-nicho, en Talamanca de Jarama

ERMITA DE VALCAMINO (El Berrueco) La ermita de Santa María, en el paraje de Valcamino, pudo haber formado parte de un pequeño monasterio fundado en el siglo VI con habitáculos para vivienda de los monjes y para guarda del ganado. El ábside, rectangular, se sitúa en la fachada oriental y conserva un altar visigodo de un solo pie con una lipsanoteca (caja de reliquias) en piedra caliza tallada en forma de cubo, hueca y sin decoración. El coro queda separado del espacio destinado a los fieles por una iconostasis. La nave, única en origen, se amplió por sus laterales entre los siglos viii y ix, creándose al menos una habitación independiente que acogió un enterramiento en tumba de lajas, perteneciente a una mujer de unos 45 años que, por las características de los restos, pudo haber sido considerada santa. Posteriormente se realizaron dos inhumaciones infantiles en el exterior, junto al muro sur del ábside, en fosas revestidas de piedra y cubiertas con lajas.

Vista aérea de los restos (AAAP)

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Necrópolis En esta época se abandona la práctica de la incineración, típica del mundo romano altoimperial, en favor de la inhumación, justificada ahora por la creencia en la resurrección de la carne. La mayoría de los enterramientos se realizan en fosa directamente excavada en el terreno o en cista construida con lajas de piedra; pueden llevar o no cubierta, también de lajas. Los niños de corta edad solían ser enterrados sobre una teja imbrex. En la mayoría de las necrópolis se documentan ataúdes de madera o parihuelas. Los ajuares consisten en objetos de adorno personal (recuperados gracias a la costumbre de enterrar vestidos a los difuntos, vigente en época visigoda pero abandonada tras la conversión al cristianismo) y en depósitos rituales (ofrendas de alimentos, por ejemplo, práctica pagana que pervivió a pesar de estar prohibida). La orientación habitual de las sepulturas es la O-E, con la cabecera situada en el O, y la postura más frecuente es la de decúbito supino (acostado boca arriba)

Recreación de una ceremonia de inhumación (MAR).

con los brazos paralelos al tronco o cruzados sobre el vientre o el tórax. No hay ordenación de los enterramientos en calles e hileras como en las necrópolis germánicas, pero sí agrupamientos familiares y reutilizaciones sucesivas de las sepulturas. Las necrópolis de esta época pueden clasificarse en tardorromanas (anteriores al siglo vii), visigodas (finales siglo v - principios siglo vii) e hispanovisigodas (siglos vii y viii).

NECRÓPOLIS DE REMEDIOS (Colmenar Viejo) Es una necrópolis de los siglos vi y vii situada en torno a un primitivo edificio de culto sobre el que luego se alzaría la actual ermita de Nª Sª de los Remedios. Estaría asociada a una pequeña población cristiana de carácter rural todavía no localizada, situada en las inmediaciones de la necrópolis o en los cercanos poblados de Navalmojón y Los Villares. Se compone de doce sepulturas, cuatro de ellas excavadas en la roca y ocho cistas cubiertas con losas, en las que se encontraron restos

de al menos once individuos. El ajuar constaba de una jarrita de carácter simbólico y objetos de adorno personal como anillos. En la ermita se conserva, fuera de contexto, un mojón romano del siglo i d.C. con la inscripción TER(MINUS) AVG(VSTALIS), que probablemente marcaba el límite entre los territorios de las ciudades de Complutum y Mantua, así como entre los conventos jurídicos caesaraugustanus y carthaginiensis. Luego fue reutilizado como pie de altar.

Incluida en el Plan de Yacimientos Visitables de la Comunidad de Madrid

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Las campiñas y vegas del sur ARROYO CULEBRO Toda la vega del Arroyo Culebro, con cultivo tradicional de cereales y leguminosas y pastoreo extensivo de ganadería lanar, ha sido lugar de asentamiento humano continuo desde la prehistoria hasta la actualidad. El hábitat hispanovisigodo, disperso por ambas márgenes, tuvo sus núcleos principales en las aldeas de Loranca/El Bañuelo - Fuenlabrada- (sucesora de un complejo agropecuario tardorromano; contó con una necrópolis visigoda de 206 sepulturas, en uso la segunda mitad del siglo v y todo el vi, que después se trasladó más al sur, fase que ha documentado 50 inhumaciones), Acedinos -Getafe- (habitado desde el

siglo v al ix, con una necrópolis de 150 sepulturas), Tinto Juan de la Cruz -Pinto- (aprovechando los restos de la villa tardorromana cuya reutilización ya se comentó; su necrópolis visigoda -finales del siglo V a finales del vi- contó con 80 tumbas) y La Indiana -Pinto- (habitada desde la segunda mitad del siglo V hasta mediados del viii; contó con cabañas excavadas, silos, pozos y una necrópolis hispanovisigoda de 48 tumbas). Los demás enclaves son núcleos familiares dispersos: Arroyo Culebro (Leganés), enclave hispanovisigodo con campo de silos y edificios con zócalo -uno de ellos, un taller para refundir metales-, con abandono traumático (tres silos contenían restos humanos); La Recomba (Leganés), hábitat de cabañas, silos, pozos y tres inhumaciones en cista; la Subestación (Pinto), 8 fondos de cabaña y dos restos de muro tardorromanos; y El Esparragal (Pinto), establecimiento de los siglos vi-vii contiguo al anterior, con edificios de zócalo de piedra, silos y pozos.

De izquierda a derecha: fíbula aquiliforme del siglo VI, Cacera de las Ranas, Broche de cinturón, Gózquez de Arriba y cencerros de los siglos vi-vii, Arroyo Culebro (MAR).

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Inhumación con ajuar ritual compuesto por lucerna, plato y vaso, El Pelícano (AAAP).

CUENCA BAJA DEL JARAMA En Soto Pajares (San Martín de la Vega), situado en la margen izquierda del Jarama, se hallaron restos de una granja de cabañas, edificios, silos y hornos, con dos áreas cementeriales que suman 10 sepulturas. Más hacia el sur, en Barranco del Herrero, se ha documentado un silo con restos líticos y cerámicos que se cree parte de un campo de silos. En la margen derecha del arroyo de la Cañada se sitúan Buzanca 2 y Arroyo Buzanca, separados por el camino de Ciempozuelos. Constituyen un conjunto de cabañas con ocupación desde finales del siglo V y abandono en el viii. En el yacimiento cercano de Buenos Aires, en el casco urbano de Ciempozuelos, se han registrado cabañas, hogares y silos de cronología medieval, sin más precisiones. OTROS YACIMIENTOS La aldea de El Pelícano (Arroyomolinos) surgió a finales del siglo V a orillas del arroyo de Los Combos, junto a una villa tardorromana abandonada, dibujando una trama abigarrada de cabañas excavadas y construcciones con zócalo; a finales del siglo siguiente el enclave se trasladó hacia el este siguiendo el curso del arroyo, ahora mediante un patrón de granjas unifamiliares dispersas separadas por espacios vacíos. El cementerio sumaba más de 200 enterramientos en fosa simple sin cubierta. Las Dehesillas (Parla) es un pequeño hábitat de los siglos v, vi y vii, con cabañas y silos. En Prado Viejo (Torrejón de la Calzada) existió un grupo de granjas desde finales del siglo v hasta mediados del viii (cabañas y edificios con zócalo de piedra, silos, pozos, hornos y una necrópolis de ocho tumbas), que perduró quizá hasta el ix. El enclave experimentó varios desplazamientos sucesivos en ambos márgenes del arroyo que le da nombre. Cacera de la Ranas -finales del siglo v hasta el vii, en Aranjuez- fue una aldea de gentes hispanorromanas y visigodas que convivieron pacíficamente hasta su aculturación. Su necrópolis, típicamente visigoda, reunió unas trescientsa sepulturas con ajuares muy ricos, inventariándose casi doscientas piezas metálicas. En ella se ha documentado el banquete funerario, la oblación, la ofrenda monetaria y la colocación de cráneos separados del tronco con un dedo en la boca, prácticas paganas que pervivieron a pesar de la progresiva cristianización de la población. En la necrópolis visigoda de Cabeza Gorda (Carabaña), en uso desde el siglo vi al viii, se han documentado treinta y una sepulturas, aunque el número total podría ser mucho mayor. Se han recuperado dos anillos de bronce y algunas hebillas y broches.

ALDEA DE GÓZQUEZ DE ARRIBA Fue una aldea, en el actual término de San Martín de la Vega, habitada desde principios del siglo vi hasta finales del viii que ocupó diez ha de superficie. Estaba organizada mediante parcelas rectangulares dispuestas en racimo, con espacios de cultivo insertos en la trama urbana. Las construcciones iniciales eran cabañas semiexcavadas de madera, y a partir del siglo vii fueron sustituidas por edificios con zócalo de piedra, muros de tapial y cubierta de teja. El cementerio, situado en el centro de la aldea, tuvo unos cuatrocientos cincuenta enterramientos en fosa, la mayoría sin revestimiento, en los que se ha documentado la reutilización de sepulturas y el empleo de parihuelas o ataúdes. Diez de las fosas presentaban nichos laterales, circunstancia sin paralelos en las necrópolis de Europa Occidental. Posiblemente, tras el abandono del poblado sus habitantes se concentraron en torno a una hipotética alquería musulmana radicada bajo el actual caserío de Gózquez de Abajo, en la vega del Jarama.

Vista aérea parcial del yacimiento Buzanca 2 (AAAP).

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ARROYO DE LA VEGA, MANZANARES Y CUENCA MEDIA DEL JARAMA ARROYO DE LA VEGA Las márgenes del arroyo de la Vega, entre Boadilla del Monte y Villaviciosa de Odón, han registrado ocupación humana continuada desde el siglo i al x, corroborada tras las obras para la duplicación de las carreteras M-511 y M-501 con cuatro nuevos yacimientos. En el sector de Boadilla hubo un hábitat visigodo de núcleos familiares dispersos, sucesor de la villa tardorromana de La Pingarrona, de la que reutilizó materiales; el edificio altoimperial del Yacimiento 2 de la M-501 pudo formar parte de dicha villa. El enclave visigodo reunía cabañas excavadas, edificios con muros y silos (La Vega, Yacimiento 1, Plan Parcial Sector Sur y San

Reconstrucción de una sepultura de El Jardinillo, cubierta con ladrillos bipedales (MO/CSI).

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Babilés II –aunque éste sólo conserva fragmentos cerámicos-); su necrópolis pudo ser la excavada parcialmente en San Babilés. Aguas abajo, junto a Villaviciosa, se sitúa el sector con mayor presencia romana. El Yacimiento 3 registró un hábitat altoimperial (al que corresponderían también las estructuras de los siglos ii-iv del Yacimiento 4), que incluía un pequeño martyrium o mausoleo porticado; el enclave se desmanteló en el siglo v, y a su alrededor se estableció un grupo hispanovisigodo cristianizado que convirtió el mausoleo en osario y utilizó el espacio circundante como necrópolis, de la que conocemos veintiuna inhumaciones en fosa. Con este mismo hábitat pudieron estar relacionadas las estructuras de Monte de la Villa (cabañas excavadas, silos y una necrópolis de 34 fosas simples sin ajuares) y Los Berriales (restos de un asentamiento con necrópolis asociada, de los siglos V al VIII), en Villaviciosa.

Restos de material constructivo, Los Berriales (AAAP).

VALLE DEL MANZANARES Las terrazas del río Manzanares han sido habitación humana desde época paleolítica, aunque los yacimientos visigodos se reparten desigualmente a lo largo de su curso. En el núcleo urbano de Madrid sólo se conoce la necrópolis visigoda de Conde de Vallellano (fosas y cistas alineadas; materiales: una fíbula y dos broches de cinturón), hallada hacia 1930 a la altura del Paseo de Extremadura 131. Al sudeste de la capital, la necrópolis tardorromana del Cerro de la Gavia (Vallecas) reúne 8 tumbas infantiles en fosa y cista que reaprovechan estructuras de la II Edad del Hierro y tienen orientación atípica S-N. Muy próxima, al otro lado del río, la granja de Pista de Motos (Villaverde) tuvo ocupación altomedieval estable: silos y enterramiento de la segunda mitad del siglo V, y dos sepulturas islámicas de finales del VIII y primera mitad del IX. En Getafe, junto a los restos de una villa romana, existen tres yacimientos: El Jardinillo (finales del siglo IV a finales del VII) tuvo población hispanorromana con minorías indígenas y visigodas; en su necrópolis se recuperaron 16 sepulturas, con restos de ofrendas o banquetes funerarios. Junto a él, en la necrópolis visigoda de La Torrecilla (finales del siglo VI y principios del VII) se excavaron tres tumbas cajeadas con mármol blanco, y en Perales del Río se localizó un único enterramiento en cista cubierto con lajas.

Cerca de la desembocadura en el Jarama, Congosto (Rivas-Vacíamadrid) ofrece un grupo de granjas de finales del siglo V hasta el VIII, delimitado parcialmente por un gran muro, con silos, cabañas, edificios con zócalo y una inhumación doble en silo. Fuera de la vega del Manzanares, la necrópolis visigoda (siglos VI-VII) hallada en Estevillas/Virgen de la Torre (Vicálvaro), con más de 900 cistas, es quizá la mayor de todas las descubiertas en España. En las inmediaciones se documentan restos altoimperiales, islámicos y medievales, por lo que la zona constituye uno de los enclaves arqueológicos secuenciales más completos de la Comunidad. Junto al arroyo Butarque, Fuente de la Mora (Leganés) conservó una pequeña necrópolis hispanovisigoda con siete sepulturas en fosa. El enclave perduró hasta la primera época islámica (750-825) con dos granjas familiares. CUENCA MEDIA DEL JARAMA En el Camino de las Yeseras (San Fernando) existió un enclave de época romana y visigoda, con silos, cabañas, edificios con zócalo y una necrópolis con cistas y fosas. Más al sur, el yacimiento de Quintano (Mejorada) corresponde a una granja tardorromana-visigoda (segunda mitad del siglo V y primera del VI) con cabañas, hornos, silos y dos cistas de lajas de yeso.

GRANJA DE LA VEGA (Boadilla del Monte) Es un pequeño asentamiento rural que estuvo habitado durante los siglos VI, VII y principios del VIII –fecha del abandono- por un grupo familiar poco extenso dedicado a labores agrícolas y ganaderas. Se han documentado 13 habitaciones rectangulares organizadas alrededor de un patio y de un espacio abierto, con separación física entre las

zonas de vivienda y las de servicio. Las construcciones tenían zócalo de mampuestos sin cimentación alguna, muros de adobe y cubiertas de teja curva o de entramado vegetal, y aprovecharon como cantera de materiales los restos de la villa romana de La Pingarrona. Al norte de los edificios había un espacio de almacenamiento subterráneo mediante silos.

Recreación de la granja (MAR)

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Barajas y Complutum BARAJAS El aeropuerto de Madrid-Barajas abarca un tramo de 8 km. de la vega del Jarama. Durante las obras de ampliación de 1996-2004 se localizaron 30 yacimientos arqueológicos, de los que se excavaron 15. En toda la zona se documentó presencia humana continuada desde la Edad del Bronce hasta la actualidad. En el sector central estuvo situada la villa rural romana de El Rasillo, con la zona residencial cerca del río y las dependencias agrícolas al oeste; los edificios tenían muros de adobe sobre zócalos de piedra y cubiertas de teja curva. Funcionó desde el siglo i hasta principios del v d.C., momento en que fue abandonada sin huellas de incendio o destrucción previos, pero sí de la ocultación de un ajuar doméstico y gran cantidad de herramientas en una de las habitaciones. La pars rústica llegaba hasta el cercano yacimiento de El Guijo, en el que se ha recuperado un horno de producción cerámica.

Fondo de cabaña con silos asociados, Bajo del Cercado (AAAP)

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La posterior ocupación visigoda (siglos vi, vii e inicios del viii) se ha documentado en toda la zona: cabañas, silos y una necrópolis con 16 enterramientos en Prado de los Galápagos (Alcobendas); cabañas con huellas de poste en El Guijo; cabañas y un enterramiento en La Huelga; cabañas y silos en El Malecón, en El Encadenado y en Bajo del Cercado; cabañas y edificios con muros de tapial en Las Charcas; y silos y cabañas con cubierta de teja en Frontera de Portugal. Varios de estos asentamientos quedaron abandonados a mediados del siglo viii, y sólo siguieron habitados en época musulmana La Huelga (fondo de cabaña, campo de silos, alquería y necrópolis de ocho sepulturas, la primera islámica de la Comunidad), El Encadenado (necrópolis de rito mixto con ocho inhumaciones cristianas y veintiocho coránicas, todas pertenecientes a generaciones sucesivas de una misma familia cuyos miembros, inicialmente cristianos, habrían abrazado en cierto momento la religión islámica) y Las Charcas (dos enterramientos aislados).

Enterramiento en cista, Anchuelo

COMPLUTUM Una de las consecuencias de la presencia de visigodos en Complutum desde la segunda mitad del siglo V fue la proliferación de necrópolis en sus inmediaciones, a lo largo de la calzada que se dirigía hacia la Meseta Norte (Daganzo) y de la que enlazaba con Zaragoza (Calle Victoria, Afligidos, Equinox, Los Santos de la Humosa). En la calle de la Victoria, dentro del caso urbano de Alcalá, se recuperaron dieciocho sepulturas en fosa y en cista que formaban parte de una necrópolis hispanovisigoda aneja a un pequeño martyrium dedicado a los Santos Justo y Pastor, germen de la futura catedral. La necrópolis de Afligidos 0 fue el cementerio visigodo de Complutum desde la segunda mitad del siglo V hasta finales del vi, momento en que fue abandonado y se trasladó hacia el NE, estableciéndose en el Camino de los Afligidos, sobre ruinas de la villa romana de El Val; esta nueva necrópolis (en la que se han encontrado ciento diez y ocho sepulturas) estuvo ya fuertemente cristianizada y sirvió a gentes con un alto grado de mezcla entre las etnias visigoda e hispanorromana. La necrópolis de Equinox constaba de 30 inhumaciones en fosa, algunas de ellas delimitadas por piedras y con cubierta; pudo ser coetánea a la del Camino de los Afligidos. En Los Santos de la Humosa hubo una necrópolis visigoda formada por diez cistas con un ajuar muy pobre. OTROS YACIMIENTOS DE LA ZONA Casas de Bahezuela (San Fernando): Asentamiento de los siglos vi al viii, con una primera fase de ocupación con cabañas excavadas y una segunda con edificios de muros de tapial y zócalo de piedra; silos (varios de ellos, con enterramientos), hogares y dos inhumaciones en fosa simple. Perduró hasta la primera mitad del siglo x (silos de cronología andalusí). Valdelayegua (Torres de la Alameda): Asentamiento de la primera mitad del siglo vi con trece cabañas de suelo rehundido (algunas con tabiques divisorios y agujeros de poste), silos y hogares. Anchuelo: Necrópolis con quince enterramientos que se suponen visigodos, conocida como Cementerio moro. Es visitable pero difícil de encontrar, pues está en el campo y sin señalización.

De izquierda a derecha: Tapadera procedente de El Encadenado (AAAP), Hebillas de cinturón procedentes de Afligidos 0

NECRÓPOLIS DE DAGANZO DE ARRIBA La necrópolis de Daganzo, hallada de forma casual en 1929 en el valle del arroyo Torote y fechada en torno al siglo vii, permitió documentar más de 50 enterramientos en fosas simples o fosas revestidas con piedra (o, en ocasiones, con materiales romanos reutilizados: jambas, cornisas, sillares…), cubiertas con piedras toscas. Cinco de ellas parecían formar un panteón familiar de individuos pertenecientes a la pequeña nobleza rural visigoda, uno de los cuales portaba una spatha de hierro con una hoja terminada en una gruesa espiga, que apareció junto a un cuchillo y dos puntas de lanza en lo que parecía ser el depósito funerario del guerrero; junto a la espada se encontró también la vaina de cuero con embocadura, cantonera y contera de plata. Constituye el mejor ejemplar de espada del periodo tardovisigodo hallado en nuestra región. Los ajuares conservados incluyen objetos suntuarios de adorno (sortijas, medallones, cuentas de collar, broches de cinturón), armas (espadas, puñales, lanzas) y objetos diversos (tijeras, pinzas, escarpias, platos, vasos cerámicos, jarros).

Tijeras de hierro, segunda mitad siglo V a mediados siglo VI (MO/CSI)

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Asentamientos de la sierra La población hispanovisigoda de la región se asentó preferentemente en las vegas de los ríos y en las campiñas, pero también lo hizo, aunque en menor medida, en la sierra madrileña, fundando enclaves castreños de economía ganadera que controlaban los pasos entre las dos mesetas.

Cista de lajas de granito con cubierta, necrópolis de La Cabeza.

Tumbas excavadas en un bloque de granito, necrópolis de Fuente del Moro

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El entorno de Colmenar Viejo es particularmente rico en yacimientos. A los antes analizados (necrópolis de Remedios y granja de Navalvillar) se unen otros dos: la necrópolis visigoda de la Fuente del Moro (siglos vi-vii), con doce tumbas excavadas en piedra y tres cistas revestidas con lajas; es visitable pero difícil de encontrar, pues no está señalizada. Y el asentamiento hispanovisigodo de Navalahija (siglo vii), uno de cuyos edificios, con diversas estancias, se utilizó como taller para trabajar el hierro; forma parte del Plan de Yacimientos Visitables de la Comunidad de Madrid. En una falda de La Pedriza, dominando el curso alto del Manzanares, el poblado indígena de Cancho del Confesionario (Manzanares el Real) estuvo habitado desde los siglos vi-vii hasta época altomedieval. Tuvo encomendada la vigilancia y defensa de los pasos ganaderos desde su privilegiada posición en altura. Se han documentado construcciones rectangulares de mampostería de granito, un pozo, un silo o aljibe y un muro de cerramiento, así como numerosos restos cerámicos y pizarras numerales. Más al norte se ha recuperado la necrópolis hispanovisigoda de La Cabeza (La Cabrera, siglos vi-viii), con nueve fosas recubiertas con lajas -dos de ellas componiendo una sepultura doble- y una fosa antropomorfa excavada en la roca; se la supone asociada a un grupo familiar con una economía de tipo rural. Es conocida popularmente como Tumba del Moro, y se sitúa en un paraje pleno de enclaves históricos: Cancho Gordo (asentamiento neolítico), cerro de la Cabeza (poblado fortificado de la Edad del Hierro) y monasterio de San Antonio de la Cabrera (de época repobladora, siglo xii). Cerca de él se sitúan la ermita de Valcamino, ya comentada, y la necrópolis hispanovisigoda del Cerro de las Losas (Talamanca de Jarama), con catorce fosas recubiertas con planchas de gneis, la mitad de ellas con restos de ataúd o catafalco. Estuvo en uso durante el siglo vii, y se asocia a un grupo de población rural indígena, formado por hispanorromanos muy poco germanizados.

RELACIÓN DE YACIMIENTOS ALCALÁ de HENARES: Afligidos, Calle Victoria, El Val, Equinox, La Poliseda. ALCOBENDAS: Prado Galápagos. ANCHUELO: Cementerio moro. ARANJUEZ: Cacera de las Ranas. ARROYOMOLINOS: El Pelícano. BOADILLA del MONTE: La Vega, M-501 Yacimiento 1, PP Sector Sur, San Babilés, San Babilés II. CARABAÑA: Cabeza Gorda. CIEMPOZUELOS: Arroyo Buzanca, Buenos Aires, Buzanca 2. COLMENAR VIEJO: Fuente del Moro, Navalahija, Navalvillar, Remedios. DAGANZO: Daganzo de Arriba. EL BERRUECO: Valcamino. FUENLABRADA: Loranca/El Bañuelo. GETAFE: Acedinos, El Jardinillo, Perales del Río, La Torrecilla. LA CABRERA: La Cabeza. LEGANÉS: Arroyo Culebro, Fuente la Mora, La Recomba. LOS SANTOS DE LA HUMOSA: Necrópolis.

MADRID: Barajas (El Encadenado, El Guijo, El Malecón, El Rasillo, Frontera de Portugal, La Huelga, Las Charcas), Conde de Vallellano, Cerro de la Gavia, Pista de Motos, Los Berrocales. MANZANARES REAL: Cancho del Confesionario. MEJORADA del CAMPO: Quintano. PARLA: Las Dehesillas. PINTO: El Esparragal, La Indiana, Subestación, Tinto Juan de la Cruz. RIVAS-VACÍAMADRID: Congosto. SAN FERNANDO de HENARES: Casas de Bahezuela, Camino de las Yeseras. SAN MARTÍN DE LA VEGA: Barranco del Herrero, Gózquez de Arriba, Soto Pajares. TALAMANCA DE JARAMA: Cerro de las Losas. TORREJÓN DE LA CALZADA: Prado Viejo. TORRES DE LA ALAMEDA: Valdelayegua. VILLAVICIOSA DE ODÓN: Los Berriales, M-501 Yacimiento 2, M-501 Yacimiento 3, M-501 Yacimiento 4, Monte de la Villa. De abajo a arriba: Placa de cinturón liriforme de bronce y vasija de cerámica pintada, Arroyo Culebro (ARTRA S.L.)

BIBLIOGRAFÍA Y ENLACES Anuario de Actuaciones Arqueológicas y Paleontológicas de la Comunidad de Madrid. http://213.4.104.210/cgi-bin/WebObjects/arqueologiaCAM MORÏN DE PABLOS, Jorge, y BARROSO CABRERA, Rafael: “El mundo funerario de época visigoda en la Comunidad de Madrid”. En: I Jornadas de Patrimonio Arqueológico en la Comunidad de Madrid, 2004. PENEDO COBO, Eduardo, y SANGUINO VÁZQUEZ, Juan: “Documentación de aldeas altomedievales en el sur de Madrid”. En: The archaeology of early medieval villages in Europe, J. A. Quirós Castillo, Bilbao 2009, pp. 341-353. RIPOLL LÓPEZ, Gisela: “Características generales del poblamiento y la arqueología funeraria visigoda de Hispania”. Espacio, Tiempo y Forma, Serie I, Prehistoria y Arqueología, t. 2, 1989, pp. 389-418. VIGIL-ESCALERA GUIRADO, Alfonso: “Cabañas de época visigoda: evidencias arqueológicas del Sur de Madrid. Tipología, elementos de datación y discusión”. Archivo Español de Arqueología, vol. 73, 2000, pp. 245-274. VV.AA.: La Investigación Arqueológica de la Época Visigoda en la Comunidad de Madrid. 3 volúmenes. Museo Arqueológico Regional, Alcalá de Henares 2007.

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