Restauración de los restos óseos de Haploidoceros Mediterraneus (Col. con Javier Casado y María Gema García)

September 2, 2017 | Autor: Ana Pastor Pérez | Categoría: Restoration, Animal Bones, Archaeological Restoration
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Descripción

RESTAURACIÓN DE LOS RESTOS ÓSEOS DE HAPLOIDOCEROS MEDITERRANEUS Javier Casado*, Ana Pastor** y María Gema García***

* Conservador y Restaurador de BB. CC. Arqueológicos. Jefe del Laboratorio de Restauración del MAR. ** [email protected] *** [email protected]

Haploidoceros mediterraneus. Una nueva especie de ciervo en el Pleistoceno ibérico

Introducción Durante los meses de abril y mayo de 2014 se ha intervenido un conjunto de huesos pertenecientes al yacimiento madrileño de PRERESA (Getafe, Madrid). Se trata de tres conjuntos numerados: 1, 3 y 12. Todos ellos contienen restos óseos de la poco conocida especie Haploidoceros mediterraneus en su mayoría vértebras. Los trabajos para la restauración de este tipo de cérvido que habitó en Europa en el Pleistoceno comenzaron con la intervención en el año 2012 de sus astas y cráneo en el laboratorio de este mismo centro a cargo de Javier Casado y Ana Palacio1. Para ese trabajo se siguió un criterio de mínima intervención, dejándose los restos en bloque y rebajando el sedimento al máximo posible pero dotando a las piezas de una cierta estabilidad. Estado de Conservación Los tres conjuntos se podrían definir como bien conservados, destacando la buena labor de las personas encargadas en su extracción en bloque. Los restos fueron consolidados con una resina de tipo acrílico

junto con su sedimento apreciándose refuerzos de gasa en algunas zonas. La intervención se llevó a cabo en el año 2005. Los restauradores de esta campaña Yolanda Corchado y Juan Antonio Mondéjar vinieron a visitarnos en abril de 2014 para compartir con el laboratorio su experiencia y algunas imágenes. Todos los restos habían sido completamente engasados con una solución de Paraloid B-72 al 20% en acetona. Aquí mostramos algunas imágenes cedidas, pertenecientes a las campaña de 2005. La figura 3 muestra las imágenes que nos han llegado del conjunto 3. No tenemos fotos de los conjuntos 1 y 12 y sabemos que debe haber más conjuntos de restos en los laboratorios de la Universidad Complutense de Madrid. No sabemos en qué momento se desengasan por primera vez estos bloques para su estudio, pero esto explica la aparición de pelos de animal en la superficie de algunos de ellos así como algunas pérdidas si comparamos las fotos iniciales con el estado actual de los mismos. Han pasado casi diez años y a pesar del buen hacer del equipo se han producido algunas pérdidas como veremos en la siguiente sección de este informe.

Figuras 1 y 2. En las imágenes inferiores se recogen diversos momentos de la intervención realizada en el Laboratorio de Restauración del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid. (Foto: Mario Torquemada, MAR)

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Conservadora y Restauradora de BBCC Arqueológicos.

Restauración de los restos óseos de Haploidoceros mediterraneus

Figura 3. Recuperación del conjunto 3 durante el proceso de excavación.

Mapas de deterioro Conjunto 1 Este conjunto en bloque cuenta con 5 vértebras verticales relativamente bien posicionadas y en regular estado de conservación. Muchas de las zonas presentan fracturas, pérdidas y pulverizaciones. Ello se debe por una parte al tiempo transcurrido entre su intervención y su tratamiento actual. Conjunto 3 Este es el conjunto que más ha variado su estado de conservación, sobre todo en la zona central (números 324,325, 326, 353) que vemos en esta imagen de color verde donde se ha producido una pulverización de los apéndices de estas vértebras. Los huesos largos como la tibia, metatarso y húmero presentan un mejor estado de conservación, mientras que las costillas, por su morfología se hayan más deterioradas. Conjunto 12 Se trata de un conjunto bien conservado y cuyas vértebras, costillas y coxal se hayan menos hundidos en el sedimento, lo que facilitará su extracción. Por desgracia se han perdido partes de vértebras lumbares y la zona coxal presenta un regular estado de conservación. Estrategia de intervención Previamente a tratar las piezas hemos recopilado el

máximo de información gráfica disponible: imágenes del periodo de excavación y croquis. También se ha establecido una correspondencia con los responsables de la excavación para extraer el máximo de datos orales. Hemos descubierto que el sustrato no se ha deteriorado mucho en el paso del tiempo y que muchas de las grietas que posee son inherentes a la calidad del sedimento fluvial, seguramente porque la campaña de extracción se realizó en época estival donde el ambiente es menos lluvioso y las temperaturas elevadas en esta zona de la Comunidad de Madrid. Tratamientos antes de realizar la microexcavación Debido a la importancia de definir la morfología de los huesos se decide sacar moldes de faltas volumétricas de las que se conserva la impronta en el conjunto 12. Estas pérdidas posiblemente hayan sido producidas durante el proceso de excavación o almacenamiento en la Universidad Complutense de Madrid. Para la reproducción de la impronta se realizan pruebas con distintas masillas, y desmoldeantes. Para la ejecución final de los moldes se aplica una primera capa de Silical 100 de CTS y una segunda capa de Vaselina Líquida. El registro se lleva a cabo con dos tipos de masillas, silicona líquida rápida de la marca Prestige y con masilla para madera Plaste+Plus (con la finalidad de acercarnos a la tonalidad del hueso se mezclan tres tonos de masillas, blanca, pino y cerezo). Ambas masillas han registrado adecuadamente la morfología de las improntas siendo la masilla Plaste+Plus más adecuada

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Haploidoceros mediterraneus. Una nueva especie de ciervo en el Pleistoceno ibérico

Figura 4. Imágenes de los tres conjuntos (1,12 y 3) en el año 2005 antes de su extracción en bloques. Abajo podemos observar aquellos restos que se han perdido (amarillo) y los que se encuentran astillados y pulverizados (verde).

por su dureza y consistencia permitiendo una mejor manipulación para el estudio. Permite la reversibilidad y diferenciación respecto al original. Tratamientos durante la microexcavación Hemos comenzado por realizar una pre-consolidación

con Mowital en Etanol al 5% aplicada por goteo; esta intervención aportará cierta consistencia al material óseo de cara a su manipulación durante la extracción. La resina polimérica en alcohol tiene una capacidad limitada de penetración pero mantiene en cierta medida las propiedades del material aumentando su resistencia

Figura 5. A la derecha consolidación en zonas disgregadas. A la izquierda, vértebra del Conjunto 1 en pleno proceso de excavación

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mecánica. A medida que microexcavamos y aparecen nuevos fragmentos debemos pre-consolidarlos dejando un tiempo prudencial para no aportar un exceso de humedad a los huesos. Imagen derecha (Aplicación de Mowital al 10% en etanol en el Conjunto 3). Este producto es perfecto para realizar a la par una limpieza de la superficie de los huesos con hisopos embebidos en etanol y una leve fricción con palos de naranjo. En algunas zonas encontramos patologías más severas del material óseo: microfisuras, grietas y pulverizaciones. En estas zonas se ha procedido a hacer un engasado con papel japonés o tejido no tejido (dependiendo del área) en Paraloid B72 al 20% en acetona. Este tipo de refuerzos minimizan las pérdidas de material durante el proceso de manipulación evitando desprendimientos por aporte de vibraciones. En un futuro estos refuerzos serán eliminados salvo que fuese preferible dejarlos de forma permanente. Imagen izquierda (vértebra cervical en el Conjunto 1) En algunos casos se ha procedido a desengasar con acetona para posteriormente aplicar Mowital al 10% en alcohol. El estado de conservación de los huesos bajo el engasado es relativamente regular ya que en muchos casos aparecen con fisuras y pérdida de esquirlas. En otras zonas ha sido necesario proteger fragmentos o pegar grietas aplicando directamente Paraloid B72 de tubo (Marca HMG) o Paralaoid al 40 % en acetona para evitar desplazamientos y pérdidas durante la microexcavación. Los restos sobrantes de este material serán eliminados en el futuro, posteriormente a la extracción de las piezas. Procedimiento de microexcavación Se trata de un sedimento que tiene cierta dureza debido a que toda su superficie estaba engasada en origen, con Paraloid al 20% en Acetona, por lo que ha sido necesario aplicar acetona en las capas superficiales de sedimento. Junto con la acetona también se han utilizado etanol puro y etanol en agua 1:1. Ayudados por la acción de los disolventes eliminamos grandes capas de sedimento con un bisturí, escalpelos y material odontológico y en las zonas cercanas a los huesos pero medio de palos

Figura 6. Microescavación del conjunto de los restos óseos por medios mecánicos previa aplicación de disolventes orgánicos.

de naranjo. Junto a estas líneas vemos el conjunto 3 en pleno proceso de excavación. Como se observa el sedimento vira ligeramente de tonalidad en las zonas en las que encontramos menos cantidad de consolidante (a medida que vamos rebajando sedimento). En este caso es necesario llevar a cabo una gran labor de excavación ya que los especialistas han encargado individualizar cada uno de los huesos sin mantener el sedimento como soporte. Para individualizar una serie de huesos como estos se han utilizado los croquis efectuados durante el proceso de excavación por el equipo de paleontólogos. De esta forma podemos utilizar la misma sigla que ellos han utilizado y trabajar sobre los croquis indicando qué piezas se han extraído, fotografiado o de las que se ha abierto ficha; hay que tener en cuenta que hay que ser muy meticuloso en cuanto a la toma de datos ya que estamos trabajando con un buen número de vértebras muy similares, pertenecientes al mismo animal y a tres conjuntos distintos. Los croquis también nos sirven para hacernos a la idea de cómo se encontraban los huesos en el momento previo a su extracción y nos aportan información para futuras reconstrucciones. Problemática de fisuras en las partes enterradas de los huesos Uno de los problemas a los que nos hemos enfrentado

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Figura 7. Croquis de los conjuntos 3, 12 y 1. Los dos últimos no contienen la sigla dada en las excavaciones sus piezas por lo que se ha procedido a numerarlas de cara a su individualización

es al mal estado de conservación de las piezas en su cara interna (enterrada) que suele corresponderse con su cara ventral. Todas ellas presentan roturas y fisuras siendo el propio sedimento el que actúa como material de cohesión. Estas fisuras se han podido producir por diversos motivos, pero parecen un tener un origen relativamente actual ya que difieren de otras roturas anteriores que sí presentan abundantes restos de sedimento o partes desplazadas (que podemos apreciar en las vértebras debido a su fisonomía). En el momento en que comienzan los trabajos en un yacimiento, el suelo comienza a percibir mayores cantidades de oxígeno y acumular aguas de lluvia en niveles que antes quedaban protegidos por su propia estratigrafía. Lo que podemos apreciar en las fotos de la campaña de 2005 es una fuerte desecación de un suelo que

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seguramente absorbe mucha agua en periodos de lluvia o chaparrones otoñales y estivales. Vistas las grietas que presentaba el sustrato en el momento de la extracción de bloques, podemos deducir que una parte de este deterioro puede tener su origen en una rápida desecación que haya generado tracciones. A ello hay que sumarle las vibraciones que han podido producirse en el momento de extraer los huesos en bloque: bien por la fuerza mecánica que se produce al desplazar el sedimento inferior, bien por la expansión de la espuma protectora de poliuretano. La superficie quedó bien protegida a través de un engasado de algodón con Paraloid B-72 al 20% en acetona, pero las partes que quedaron sin excavar no han corrido la misma suerte lo que complica la tarea de extracción si no queremos perder esquirlas o fragmentos enteros de hueso que llegan a desmoronarse y pulverizarse, obligando al

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restaurador a hacer un consolidación paulatina preventiva con Mowital al 10% en etanol. Como podemos observar en la figura 8 perteneciente al Conjunto 1 (vértebras 1 y 2) la zona enterrada de ambas ha tenido que ser protegida y consolidada. La zona azul claro representa la superficie fragmentada, la amarilla el refuerzo de papel japonés aplicado a uno de los apéndices que estaba astillado y la zona verde representa la unión de las mismas con la consiguiente deformación de ambas piezas. Esta deformación se debe a la deposición de las mismas, complicando su extracción y provocando pérdidas y deformaciones irreparables. Recomendaciones de conservación preventiva En todos los casos, para el estado de conservación de las piezas, será determinante una buena intervención y la conservación preventiva desde el momento de la propia extracción de los materiales. En relación a las piezas, de cara a su estabilidad mecánica, es necesario, una correcta manipulación que evite accidentes que impliquen su fragmentación. Será a su vez importante unas condiciones climáticas estables, evitando condensaciones y fluctuaciones de humedad relativa, ya que el agua es el agente que puede desencadenar y provocar mayores procesos de alteración en el hueso. La temperatura adecuada se mantendrá entre 18- 22 ºC Respecto a la humedad relativa los niveles adecuados deberían sostenerse entre 45 % +/- 5% de variación diaria máxima. Las condiciones de iluminación deben mantenerse entre 300-150 lux. La manipulación de las piezas debe llevarse a cabo con guantes (látex, nitrilo, algodón). En el caso de almacenaje Se recomienda mantener la pieza a salvo de vibraciones y cambios bruscos de

Figura 8. Alteraciones postdeposicionales en vértebras cervicales.

temperatura y humedad relativa. Almacenamiento en un embalaje con paredes rígidas y el interior forrado con espuma de polietileno, manteniendo la pieza dentro de una bolsa de polietileno. En el caso de los restos óseos es recomendable realizar el embalaje del conjunto 12 dentro de un mismo contenedor con celdillas que individualicen cada pieza.

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