Responsabilidad social la frontera por redescubrir

Responsabilidad social, la nueva frontera por redescubrir Diario La República. Lima, Miércoles, 10 de diciembre 2014 http://www.larepublica.pe/columnistas/la-periferia-es-el-centro/responsabilidad-social-la-nueva-frontera-por-redescubrir-10-12-2014

Franklin Cornejo Urbina* En diferentes espacios y discursos -ya sean estos sociales, políticos, económicos o culturales-, el tema de la responsabilidad social está surgiendo como la nueva frontera por descubrir o conquistar. Mientras escribo esta columna, Lima acoge la COP 20, la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas, que demanda más responsabilidades y conciencia mundial frente al calentamiento global. Pero el tema medioambiental no es el único en el que, como dice el francés François Vallaeys, “el ser humano y sus instituciones están perdiendo de vista las consecuencias e impactos de sus actos” que afectan de manera negativa a las personas. Vallaeys nos hace notar que ya superamos la etapa industrial del dominio de la técnica, y que nos encontramos en la etapa posindustrial en la cual el reto es “dominarnos a nosotros mismos”. Y es cierto estamos en una fase en la que se demanda por todos lados y se reclaman reflexión, regulación y auto-regulación. Estamos tratando de entrar a una era de negociaciones, consensos y acuerdos para la sostenibilidad, el respeto de la diversidad cultural y la inclusión social. Y en ese contexto la responsabilidad social se presenta como un valor compartido entre el Estado, las empresas y la sociedad civil para contrastar la gobernanza de los actos de diferentes actores que están excediendo su poder en detrimento del desarrollo humano. El problema no es la falta de ética, sino lo inapropiado de nuestra ética intuitiva, de nuestra ética para la justicia, la sostenibilidad, de una ética humana, dice Vallaeys. El sociólogo alemán Ulrich Beck, autor de la ‘Sociedad del Riesgo’, afirma que: “las fuentes del peligro social brotan del saber, no de la ignorancia”. El hecho es que hay demasiado menos poder en la sociedad civil y en los Estados, frente al poder de control de monopolios a escala mundial. Así se evidencia un desequilibrio de poderes. Comento esto porque la responsabilidad social tiene que ver con actos de personas. Y la sociedad anónima, a veces es anómica, no está regulada. La responsabilidad social, que puede ser corporativa (desde la empresa que se relaciona con la comunidad); personal (desde la moral y la deontología) y de alianzas políticas inter-organizacionales nos lleva a tomar conciencia de que “la dimensión ética comienza cuando entran en escena los demás. Cualquier ley, por moral o jurídica que sea, regula siempre relaciones interpersonales, incluyendo las que se establecen con quien la impone” (Umberto Eco). ¿Se pude prescindir de la responsabilidad social, de los imperativos éticos? La respuesta es no, porque la responsabilidad social es parte de la ética y la ética son los actos que permiten discernir lo bueno y lo malo. “La ética es un elemento propio del hombre, algo gracias a lo cual el hombre es lo que es”. Pero, además: “la ética se mueve en un horizonte de libertad y atiende a la realización de la persona. Si vemos la ética reducida a la técnica esta quedaría limitada a lo que es la técnica misma; es decir, a producir, transformar, manipular y hasta puede ser pilotada por la voluntad del poder” (Carlo Maria Martini).

La responsabilidad social requiere de la suma de capacidades para reconocer a las personas, con una voluntad por destacar el bien, la esperanza, para ver “la humanidad como un destino, un propósito, frente a la incertidumbre, los miedos y las pesadillas que emanan de procesos globalizadores de los que carecemos de control” (Zygmunt Bauman). Y los que creemos en estos valores estamos llamados a expresarlos. Sin esconder o callar aquello que somos y hacemos. El mismo Jesús nos dice: “Nadie encienda una lámpara para esconderla, o para ponerla debajo de un cajón. Todo lo contrario; se pone en un lugar alto, para que alumbre a todos los que entran en la casa” (Lucas, 11:33). (*) Director de la Escuela de Periodismo, Universidad Antonio Ruiz de Montoya