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LA VENTANA, NÚM. 41 / 2015
MARY KAY VAUGHAN*
sadora española que vino a México para
RESEÑA DEL LIBRO MUJERES EN EL CAMBIO SOCIAL EN EL SIGLO XX MEXICANO
apoyar a los revolucionarios en su campaña anticlerical; Atala Apodaca (18841977), también luchadora en las campañas constitucionalistas que desafiaban el poder ideológico de la
FERNÁNDEZ Aceves, María Teresa. Mu-
Iglesia; María Arcelia Díaz (1896-
jeres en el cambio social en el siglo XX
1939), líder de las obreras textiles, fun-
mexicano, México: Siglo Veintiuno
dadora del Círculo Feminista de
Editores, CIESAS, 2014, 348pp.
Occidente y agente social efectiva dentro del Estado en la puesta en marcha
Este libro de María Teresa Fernández
de leyes a favor de las mujeres obre-
Aceves, Mujeres en el cambio social en
ras; Guadalupe Martínez Villanueva
el siglo XX mexicano, es una contribu-
(1906-2002), maestra, también funda-
ción crítica a la historia política y so-
dora del Círculo Feminista de Occidente
cial de México en el siglo XX. Es decir,
y defensora infatigable de las obreras;
su aportación va más allá de un análi-
y Guadalupe Urzúa Flores (1912-2004),
sis de género o del papel de la mujer;
gestora en la política social de las
en mi opinión, hace del concepto de
mujeres y la gente pobre. Estas vidas
género una necesidad a cualquier aná-
se entrecruzan en los encuentros rea-
lisis histórico de este período. El libro
les, en la temática y en el marco teóri-
lo componen una serie de biografías
co analítico de la autora.
políticas y sociales de cinco mujeres:
El marco analítico es impresionan-
Belén de Sárraga (1872-1950), librepen-
te y revela las muchas lecturas
* Universidad de Maryland, College Park. Washington D.C., E.U.A. Correo electrónico:
[email protected]
trasnacionales de la autora aplicadas a su interpretación de una base de da-
REVISTA ESTUDIOS DE GÉNERO. LA VENTANA, NÚM. 41, ENERO-JUNIO DE 2015, PP. 318-323, ISSN 1405-9436
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tos extensiva y profunda. El marco teó-
se vincula a demandas que verdadera-
rico está informado por tres argumen-
mente desafían al orden patriarcal. Para
tos. El primero es este de Joan Scott,
mí en este libro se sostiene que, aun-
“El género construye la política y la
que estas mujeres participaron en la
política construye el género”. Relacio-
política y no desafiaron al dominio
nado a esta idea es la noción de la
masculino de una manera sistemáti-
modernización del patriarcado, una
ca, empujaron y lograron un grado
política social promovida por el Esta-
nuevo de emancipación de la mujer, al
do posrevolucionario mexicano y los
pugnar por los derechos de la mujer,
procesos económicos, que representa
alteraron y desestabilizaron el orden
la conexión entre la política y el géne-
patriarcal, pero no lo destruyeron.
ro. La modernización del patriarcado
Hay tres puntos que quiero discu-
significa la dignificación y empodera-
tir del libro. El primer punto está rela-
miento de la mujer, la ampliación de
cionado a la biografía como género en
su participación en la esfera pública a
los estudios históricos. Por muchos
través de la racionalización de la do-
años excluido de la historiografía se-
mesticidad y los procesos reproducti-
ria, ahora ha regresado con un respeto
vos desde la medicalización del
nuevo. Desde los años cincuenta la
nacimiento a la formación de los ni-
historia social, con su énfasis en las
ños sanos, fuertes y productivos. La
estructuras, las formaciones sociales
tercera propuesta teórica analítica es
y los procesos a largo término, des-
la sugerida por Temma Kaplan y Maxine
plazó la historia de los grandes hom-
Molyneux: que se pregunta cuándo
bres. En los años ochenta, la historia
podemos decir que la actuación políti-
social cedió a la historia cultural, a una
ca social de las mujeres se articula a
investigación centrada en las estruc-
necesidades, dentro del patriarcado, o
turas lingüísticas y los discursos que
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los sujetos sociales aprenden y practi-
El individuo puede navegar las estruc-
can. Pero el sujeto social no únicamente
turas y los discursos; puede aceptar-
repite un discurso, también es capaz
los, negociarlos y cambiarlos. ¿Y bajo
de crear nuevos discursos y nuevas
cuáles circunstancias? Las mujeres ana-
prácticas y con este reconocimiento,
lizadas en este libro aprovecharon la
la biografía toma su poder: porque se
apertura de una revolución social polí-
enfoca en la relación entre el individuo
tica y la formación de un Estado
y las estructuras macros que el indivi-
posrevolucionario masculino, pero muy
duo negocia. La historiadora Gabriela
conscientes de sus necesidades como
Spiegel sugiere una fenomenología so-
mujeres; lograron y contribuyeron a los
cial basada en el pensamiento de
cambios estructurales y discursivos
Merleau Ponty, Michel de Certeau,
relacionados a la mujer.
Anthony Giddens y Andreas Reckwita. Ella escribe:
María Teresa Fernández hace visible a las mujeres en una historiografía de la Revolución Mexicana que se en-
La reevaluación del actor individual
foca fuertemente en los hombres y que
como sujeto histórico… una creen-
postula un conjunto de suposiciones
cia en la percepción individual como
masculinas. El Estado y sus institucio-
la propia estructura del conocimien-
nes asociadas como los sindicatos y
to y acción del agente en el mundo
los ejidos se crearon y se establecie-
—una percepción mediada y tal vez
ron por y para hombres; —muy pocas
encerrada, pero no controlada com-
veces piensan los historiadores que se
pletamente por el andamiaje cultu-
hicieron para familias. El Estado está
ral o los esquemas conceptuales,
creado por los ejércitos de hombres,
dentro de los cuales tiene lugar.
los políticos hombres y los ingenieros. Sin embargo, unos de los logros más
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destacados del Estado posrevoluciona-
Estado necesitaba a las mujeres y a
rio —en la educación, la salud, la sa-
través de éstas; se ilustra de manera
lubridad, las tecnologías que
reveladora como se formó el Estado.
contribuyen al bienestar a la familia
Es claro que tres de estas mujeres —
como el molino de nixtamal, las fuen-
Atala Apodaca, María Díaz y Guadalupe
tes de agua cerca de la casa—
Martínez— colaboraron con políticos
involucraba a las mujeres en la formu-
para oponerse al poder organizado de
lación de los proyectos, en su puesta
las Mujeres Católicas, quienes
en marcha y en uso. Es decir, la
desafiaban a la legislación anti-clerical
racionalización de la domesticidad y la
y anti-religiosa de este Estado todavía
reproducción era una prioridad del Es-
muy débil. Los gobernadores Diéguez,
tado, una necesidad ligado a la forma-
Badillo y Zuno abrieron un espacio bien
ción de una fuerza de trabajo moderna
privilegiado y protegido para sus ac-
y un proceso facilitado por el crecimien-
ciones radicales en la organización de
to económico y la expansión del mer-
las obreras, la educación de la mujer,
cado. Tal política liberó a la mujer para
el pensamiento laico y la defensa de
realizar nuevas actividades, para asu-
los nuevos derechos de la mujer. Por
mir nuevas tareas y las dignificó. Es-
el uso efectivo de este espacio, tenían
tos logros casi siempre los ignoran los
que pagar un precio, no únicamente el
analistas masculinos del Estado o se
costo de la persistencia del patriarcado
descartan como “un poder blando”.
—aunque con nuevos espacios y de-
Estas biografías hacen visibles a las
rechos para la mujer— no sólo este
mujeres que promovían estas políticas.
importe, pero también el del Estado
Clave en este libro es la relación
autoritario, corporativista y patriarcal.
entre estas mujeres y el Estado posre-
En su descripción de la formación
volucionario. Aprendemos por qué el
del cacicazgo sindical de Heliodoro
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Hernández Loza y su esposa Guadalupe
Unidos, ayudaba a las mujeres, a la
Martínez tenemos uno de los análisis
gente de color, a los pobres. Pero
más destacados de esta forma crítica
Guadalupe y los otros miembros del
de la organización política en el Méxi-
cacicazgo, y la sociedad civil de Méxi-
co posrevolucionario. Y el único estu-
co pagaron un precio: el cacicazgo re-
dio que toma en serio la noción de
quirió una subordinación fuerte, una
género. Hernández Loza empieza su
lealtad exagerada, una enemistad fe-
carrera como líder de la Unión de Cho-
roz de intolerancia, de violencia, hasta
feres y Mecánicos Jaliscienses y llegó
asesinatos.
a ser jefe de la Confederación Obrera
María Teresa Fernández hace una
de Jalisco. Se afilió al Estado, eliminó
distinción muy válida y prometedora
a sus enemigos, benefició a su sindi-
entre este cacicazgo al que pertenece
cato leal, fundó a otros sindicatos in-
Guadalupe Martínez y el papel de ges-
cluyendo a las mujeres, sobre todo las
tora que ella nota en la carrera política
de la industria de tortilla, en la cual
de Guadalupe Urzúa Flores. Urzúa nun-
participaba Guadalupe Martínez y el Cír-
ca formó parte de un cacicazgo. Apro-
culo Feminista de Occidente. No úni-
vechó muy hábilmente el nuevo derecho
camente organizó a los obreros, sino
de la mujer para votar y participar en
también los convirtió en los privilegia-
la política, explotó su capacidad de
dos empresarios que dominan la in-
hablar y negociar con las autoridades
dustria de transporte. En su posición
elegidas y burocráticas para conseguir
de esposa de Hernández Loza y tam-
beneficios de un estado de bienestar
bién de activista, Guadalupe Martínez
en beneficio de las mujeres, los enfer-
auxilió a las obreras, algo similar a la
mos y los pobres en los años 40, y 60
manera en la cual Eleanor Roosevelt,
—clínicas, molinos de nixtamal, acce-
esposa del presidente de los Estados
so al agua, hospitales, escuelas, etc.—
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en una época de la expansión econó-
fundaciones para abogar a favor de los
mica. No se subordina a los hombres
derechos de la mujer. Recomiendo
ni al Estado ni a un cacicazgo. En su
ampliamente este libro porque invita a
papel como gestora se anticipa a las
la reflexión de sus implicaciones. Es su
feministas de los años 80 que tam-
obra iluminante, brillante y promete-
bién se han beneficiado de las políti-
dora en relación a la investigación que
cas y los recursos del Estado; y de las
realizara.
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