Reseña. Gérard Bensussan y Fernanda Bernardo, Os equívocos da Ética | Les équivoques de l’Étique, Fundação Eng. António de Almeida, 2013. (Instantes y Azares, Año XIII, nº 13)

July 9, 2017 | Autor: Ana Sorin | Categoría: Émmanuel Lévinas, Jacques Derrida, Deconstrucción
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vista de esta problemática (más allá de la polémica interpretativa de si el último Derrida se preocupa por el tema animal). Como el mismo Derrida lo indica en el film de Safaa Fathy, toda su obra (como todo el film) puede ser pensada en la dirección de esta temática. En este sentido, el texto, que agrega el plus de una gran claridad en la exposición, permite pensar desde esa perspectiva, y anudar las problemáticas del deconstrucción en torno a ese otro incalculable que es el animal. Mónica B. Cragnolini

Gérard Bensussan y Fernanda Bernardo, Os equívocos da Ética | Les équivoques de l’Étique, Fundação Eng. António de Almeida, 2013. La reciente edición de los Cuadernos de cautiverio de Emmanuel Lévinas, junto con otros textos inéditos, fue la coartada que dio excusa al diálogo que teje el libro. Profesora de la Universidad de Coímbra, de posicionamiento deconstructivo, Fernanda Bernardo abre esta larga sesión preguntando a Gérard Bensussan –por su lado, reconocido especialista en Schelling, Rosenzweig, Lévinas, y el pensamiento alemán y judío en general– sobre el alcance del acontecimiento editorial que significaría la aparición de los Cuadernos, escritos entre 1940 y 1945. Este diálogo, cuya inicial configuración mienta la consulta a un especialista, adquirirá en lo sucesivo un tono algo más horizontal, pero no por ello homogéneo: al contrario de un libro filosófico tratadístico, donde un autor explicara, en el hilo de una clase magistral, el escrutinio progresivo de un tema específico, Les équivoques de l’Étique | Os equívocos da Ética –un libro que no se deja nombrar de una sola manera–, se caracteriza por una disimetría irreductible. No meramente en razón del formato dialógico (que podría bien conducir a la mayéutica tan criticada por Lévinas) sino por el heterogéneo acervo de herencias que Bernardo y Bensussan introducen en el texto. Si hubiera que señalar un eje inicial que ordenase el libro, habría que decir, sin mayor originalidad, que son los equívocos de la filosofía levinasiana. Por caso, la interpretación de su pensamiento en clave apolítica constituye uno de los principales aspectos que los autores insisten en criticar. Según indican, este prejuicio no sería sino sintomático de una perspectiva que poco quiere saber del replanteamiento radical del orden de la política (es decir, de la politicidad de la política). Especialmente F. Bernardo exhortará a pensar el alcance político de la Ética levinaisana como hiper-político, en cuanto sus intereses y vicisitudes, que giran entorno a la identidad, la justicia y la comunidad, no pueden sino impactar el armazón metafísico –en términos levinasianos, eminentemente ulisíaco– de la politología o de la filosofía política. Respecto

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de los Cuadernos, mas extendiendo esta pregunta a la totalidad de su obra, ¿qué tan apolítico puede ser un pensamiento atravesado por la experiencia del cautiverio? La imposibilidad de deducir de su ética una política en términos de plan de acción es tajante y, sin embargo, no por eso tiene ella menor efectividad. Como dijera Bensussan, se trata de una efectividad que no procede de su posibilidad. “Autrement politique”, arriesgan decir en vistas a intentar medir la llegada y trascendencia política de su filosofía. Podría preguntarse si los equívocos del pensamiento levinasiano, como tensión insalvable entre lo mesiánico y lo efectivo, y entre el Decir y lo Dicho, no hace a la posibilidad misma de su Ética. En este punto, “los equívocos” como eje rector del libro, al menos como aquello que los autores vendrían a querer aclarar, pierden su simpleza y unilateralidad. Habría que meditar si el hiato, la contraDiction, como explicita Bernardo, no son sino estructurantes de su filosofía, y si, en todo caso, sin esta ambigüedad inherente su filosofía no se expondría a peligros y equívocos aún mayores, a saber, los de pasar por una filosofía del cálculo y de la síntesis sobre un horizonte de presencia. El riesgo de la Ética levinasiana sería, precisamente, su chance. De la misma manera, se estudiará su vínculo y defasaje con el arte, la literatura (precisamente, los Cuadernos de cautiverio enseñan un interés en primer lugar literario a través de la ambición de concretar una novela) y la filosofía misma. Si ésta última se ha inscripto siempre a partir del asombro, del presunto “amor por el conocimiento”, como su etimología dicta, en términos ontológicos y por tanto sintéticos, y para Lévinas ineludiblemente bélicos, ¿cómo será posible la conjugación efectiva de una filosofía de la diferencia pura y absoluta? Esta pregunta, que no puede responderse de modo último, resulta no obstante irrenunciable y fuente de aliento para todo lo que resta del libro. Como plantea Maurice Blanchot en El diálogo inconcluso, aludiendo a Bataille, probablemente el filósofo no sea ya quien se asombra, sino quien teme, a raíz de este encuentro-sin-encuentro con lo absolutamente otro. Os equívocos da Ética | Les Équivoques de l’Étique transita distintas temáticas, a saber, por caso, la herencia judía en Lévinas, el rol de la teoría erótica y la fenomenología del Eros en su Ética, así como la cuestión de la mujer y la femineidad, la problemática animal y la cualidad de su humanismo, tocando títulos como De la existencia al existente, El tiempo y el otro, Totalidad e infinito y De otro modo que ser, entre otros. Este desenvolvimiento no será, no obstante, acumulativo ni exactamente progresivo. Como evidencia su formato, está escrito en dos lenguas distintas (donde la traducción, sabemos, nunca será exactamente transparente), aspecto que puede servirnos para acercarnos al intercambio que tiene lugar en sus páginas: este desenvolvimiento está tejido a partir de la disrupción que el vínculo con otro implica. Lejos de ceñirse sobre los tópicos de mutuo acuerdo, sobre los que pudieran quizás obtenerse resultados estrictamente productivos o positivos,

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la trama del libro presenta equivocidad. Se teje sobre vueltas, desplazamientos, repeticiones e incluso de discrepancias, allí donde Bernardo y Bensussan no pueden sino disentir, en función de las distintas herencias que –lo quieran o no– ponen a jugar. Por caso, mientras que la una se enfila claramente detrás de la lectura que Derrida hace en En este momento mismo en este trabajo heme aquí acerca de la secundarización de la diferencia sexual en Lévinas –señalando su pertenencia aún al humanismo, al falogocentrismo y a la cultura sacrificial–, el otro, pese a reconocer que su perspectiva siempre es masculina, se muestra algo más reticente a desprender de allí “conclusiones políticas directas”. Con respecto al animal habrá mayor acuerdo y el mismo Bensussan dirá sentirse decepcionado (déçu) en relación al tratamiento otorgado por Lévinas, especialmente en cuanto suele empalmar una crítica radical al humanismo tradicional. Cabría preguntar, sin embargo, si acaso sería posible extender las nociones de huella y rostro a los animales sin trastocar otros aspectos, es decir, si acaso este humanismo no se inscribe en la intimidad de su pensamiento. A tono con su traza derrideana, Fernanda Bernardo alude en más de una oportunidad al “plus d’un”, de suma utilidad a la hora de caracterizar Os equívocos da Ética | Les équivoques de l’Étique. Un libro rico en equívocos, escrito no con la apodicticidad de un tratado, sino –en términos rosenzweigeanos– en inevitable serialización, allende las grandes totalidades; escrito en vocativo, en el tránsito de uno al otro. Ana Sorin

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