Reseña del libro: \"Teoría Torcida\" de Ricardo Llamas

September 23, 2017 | Autor: Mónica Redondo | Categoría: Queer Theory, Teoría Queer
Share Embed


Descripción

Ricardo Llamas

Teoría torcida


(Prejuicios y discursos en torno a la "homosexualidad")

(Madrid, Siglo XXI, 1998)


MÓNICA REDONDO VERGARA


En los últimos años en el mundo occidental, en España aún de forma
incipiente, vienen tomando fuerza los estudios de gays y lesbianas, y más
concretamente los llamados estudios queer (término ingles que significa
extraño, raro, excéntrico). En Teoría Torcida Ricardo Llamas realiza una
de las primeras y más completas aportaciones de la teoría queer en España.
Se trata de una teoría crítica que amplía el campo de estudio gay y lésbico
abarcando todas las sexualidades denominadas "periféricas" (bisexuales,
transexuales, y conductas transgénero).

El libro se abre con una (dis)torsión en la que el autor se desmarca
de las expectativas académicas acerca de un trabajo relativo a la
"homosexualidad". Se distancia asimismo de cualquier tipo de rectitud
(haciendo un juego de palabras con el término inglés straight y su
acepción, heterosexual). Llamas propone el término teoría torcida como
posible traducción del término inglés queer (y su etimología latina:
torquere). En los Puntos de partida, el autor presenta los discursos,
conceptos e ideas a analizar, los debates que van a ser resituados y las
herramientas de análisis que usará el autor. En primer lugar, en La
inflación discursiva del secreto muestra como las distintas instancias de
ordenación de la realidad (la Iglesia, la medicina, la familia y el sistema
educativo, la judicatura, los medios de comunicación...) implican prácticas
más o menos institucionalizadas en lo que se refiere a la "homosexualidad"
con criterios a menudo incoherentes pero efectos que, sin embargo,
presentan regularidades (p.1). El autor acota la pertinencia de su
análisis a las sociedades occidentales pero matiza que tanto los prejuicios
como los referentes de liberación han experimentado en los últimos tiempos
un rápido proceso de internacionalización que podría permitirnos cierto
juego de extrapolación a otras geografías (p. 3).
Imprescindible para entender el libro es el recurso a la idea foucaultiana
de la ubicuidad del poder, que: "genera lo que después controla y reprime y
de este modo autoriza también su liberación; una relación dinámica que nos
lleva a un proceso único de "sexualización" de la persona" (p.5). La
represión y la liberación no son dos vectores (negativo y positivo,
respectivamente) opuestos sino que ambos "poderes" intervienen en la
construcción de la idea de sexualidad. Sugerente es la consideración que
hace Llamas del papel contradictorio que pasa a jugar "el sexo" como nueva
entidad simbólica; no tiene ningún protagonismo en términos de colectividad
social pero resulta esencial para la existencia individual (p.6).
En El régimen de la sexualidad, Ricardo Llamas define este concepto clave
de su teoría y sus funciones como modelo abstracto que se establece en
Occidente ligado a las formas de organización social. A continuación
plantea un desarrollo clave de la teoría queer: "El régimen de la
sexualidad establece dos cuerpos, dos tipos de roles y dos identidades que
conjuntamente y de manera simultánea constituyen "la diferencia
sexual"…Pero tal dicotomía no puede dar cuenta de la multiplicidad de
posibilidades en función de las cuales se puede estructurar la vida
afectiva y sexual de las personas…de ellas sólo un número ínfimo tiene una
existencia reconocida, aún como no ortodoxa. El modelo legítimo es sólo
uno" (p.15). Por otra parte plantea existencia de múltiples oposiciones
jerarquizadas por un cierto maniqueísmo que se constituyen en forma de
pares ordenados entre los que destaca el paradigma ("homosexualidad",
"heterosexualidad"). Acerca del debate sobre "lo privado" y "lo público",
Llamas deja entrever un doble proceso: la "puesta en discurso de la
sexualidad" (la "implantación perversa" foucaultiana), hace que ésta se
universalice y su significación "verdadera" pase a ser controlada por
ciertas instancias del saber. Por otro lado, sus manifestaciones
"correctas" o "desviadas" son relegadas a la esfera privada (p.7). "La
"homosexualidad" será la sexualidad secreta por excelencia... clandestina y
prohibida... objeto de todas las ansiedades; el terreno en el que se
localizan los fantasmas colectivos... estereotipo de una hipersexualidad
desbordante y sofisticada como fantasma del "orden heterosexual" (p.19). Y
a continuación otra idea fundamental: "el "sexo erróneo" será psicología y
no sociología, economía y política; es naturaleza o biología pero no
cultura o historia. El sexo disidente, como quintaesencia de lo privado se
construye como "femenino" y como "homosexual"; se asocia con el consumo y
no con la producción" (p.20). Importante destacar aquí una adjetivación
típica de Llamas y de su entorno militante, la idea de sexo disidente que
aparece de forma recurrente en textos y acciones de La Radical Gai y de
LSD, dos de los principales grupos de militancia queer españoles. Por otra
parte aclara Llamas que la distinción privado-público, pese a ser
típicamente burguesa, impregnó por completo, con la excepción de Reich, o
la Escuela de Francfort, la teoría y práctica revolucionarias o reformistas
al considerar la sexualidad y el género como parte de las superestructuras.
No obstante, indica: "El pensamiento feminista y la reciente teoría gay-
lésbica y queer han demostrado que el género y la preferencia sexual juegan
un papel determinante en la producción y reproducción de la realidad
social, al mismo nivel que las estructuras económicas del trabajo y la
producción" (p.20).
El título del tercer punto de partida: Construcción social o esencia, los
límites de una dicotomía, es clarificador en sí mismo. Llamas empieza
hablándonos de lo que considera como paradoja fundamental del régimen de la
sexualidad, la contradicción entre la idea del sexo como esencia en el
individuo y su construcción histórica.
La incertidumbre en el debate sobre el origen de la atracción afectiva o
sexual provoca la dicotomización entre preferencia u opción sexual y
orientación o tendencia sexual. Ambas posibilidades son origen de
estrategias de represión, la elección supondría un vicio susceptible de
castigo (Cap.4) y la tendencia, una enfermedad susceptible de ser curada
(Cap.5). Las asociaciones triviales: construccionismo - opción sexual –
igualdad, y por otra parte: esencialismo - orientación sexual – diferencia,
no dejan espacio a otras posibilidades de combinación de variables y
limitan el discurso y las prácticas reivindicativas. Aquí Llamas recurre a
otra de sus grandes musas, Judith Butler, para introducir la deconstrucción
como alternativa a la estrechez del debate (p.29). Dicho esto, nos ubica
su análisis de los discursos (segunda parte del libro) en el marco de los
postulados construccionistas.
Por último, en Las realidades gays y lésbicas y el acceso a estas (y a
otras) subjetividades, el autor nos describe cómo la epistemología de la
homosexualidad establece las formas legítimas de conocimiento y
reconocimiento de aquellos que no se ajustan a la norma heterosexual, norma
que se define por negación del modelo denostado. Se impone la
problematización colectiva de unas desviaciones de carácter individual. La
imposición del secreto (el consabido "armario") por parte del régimen de la
sexualidad impide cualquier viso de colectivización con lo cual estas
realidades permanecen atomizadas. Llamas apunta a un supuesto de coherencia
del régimen de la sexualidad en el que estaría basada la construcción de
una "realidad homosexual" problematizada y estereotipada frente a la idea
de unas "realidades gays y lésbicas" que tendrían un carácter
autoreferencial El entrecomillado de la palabra "homosexualidad" a lo
largo de todo el libro, y en el título del mismo, es fruto de estas
reflexiones. La consideración de las "realidades gays y lésbicas" señala
para Llamas los "límites de una perspectiva construccionista pura" (p.39).
Por otra parte dicho supuesto de coherencia actúa reduciendo el espectro de
realidades diversas a un estatuto único; la consideración preferente o
exclusiva de una homosexualidad masculina supondrá la negación del
lesbianismo como realidad y como posibilidad para muchas mujeres. Llamas
introduce la idea de alienación para quienes no aman según la norma
(heterosexual) y en consecuencia les es negada la posibilidad de
subjetividad y de existencia autónoma (p. 38).
El resto del libro está compuesto de dos partes que incluyen cada una
tres capítulos: en la primera, Las formas espontáneas del prejuicio,
desenmascara el prejuicio presentado como natural y la permeabilidad de
este a través de múltiples ámbitos, su universalidad. En el capítulo
primero: Ser o no ser. Profusión terminológica y censura selectiva, la
"homosexualidad" se constituye como objeto, alienada y designada desde
fuera, heterónoma. Nombrada por un exceso de terminología recargada de
sarcasmo e ironía cuya función es deformar y excluir. Llamas establece una
arriesgada analogía, el gay va a ser al poder heterosexual lo que la mujer
al patriarcal y más adelante y en relación con esta, de la opresión del
hombre sobre la mujer procede la feminización de lo excluido (p.60). Las
relaciones lésbicas han sido históricamente ignoradas o trivializadas.
Sugerente es la idea de que la ausencia de consideración de las mujeres
como audiencia, como posibles espectadoras, por el régimen de
representación (ambos conceptos desarrollados por Llamas en Miss Media,
1997) sea la razón de que el lesbianismo forme parte del imaginario
pornográfico masculino heterosexual y sea ignorado como posibilidad de
disfrute independiente del hombre así como del supuesto antierotismo de las
mujeres deportistas (p.176).
Imposible construir un presente y un futuro para las realidades gays y
lésbicas sin contar con referentes positivos; de lo que se encarga la
censura, la imposición del secreto, la vergüenza y el miedo (p.78).
El segundo capítulo, el más extenso de todos, muestra la brillantez
intelectual de Llamas al estructurar la topología del poder heterosexual y
cómo sitúa éste, siempre alejadas de la posición de poder legítimo, a las
realidades gays y lésbicas. El "otro" filosófico aplicado a las
concepciones sobre la "homosexualidad". La construcción del capítulo es
magistral y la superposición de los epígrafes muy clarificadora. En el
apartado 2.1, Extranjería superlativa, tenemos: "Nuestra" nación;
"Nuestra" ideología; "Nuestra" clase, "nuestra" raza; "Nuestra" fe;
"Nuestra" especie; En resumen: "nuestro" enemigo. El locus "homosexual"
es siempre extranjero y está siempre en otra parte, nunca con "nosotros".
En el apartado 2.3, Más allá del principio del dolor, se encuentra otra de
las grandes aportaciones de la teoría de Ricardo Llamas, el desarrollo de
la construcción del deseo de muerte, la constante asociación de lo gay y
lésbico con el dolor y la celebración y promoción del suicidio. Llamas, no
obstante, acaba el capítulo con un epígrafe militante: La necesidad de
superar el victimismo. El análisis de las simbologías usadas por las
comunidades gays y lésbicas resulta revelador (p.166). Se vislumbra
claramente en este epígrafe la especial preocupación de Llamas por la
pandemia del SIDA y la consecuente soltura en los argumentos ya trabajados
por él en su compilación: Construyendo SIDentidades (siglo XXI, 1995).
El tercer capítulo, Prácticas de autorrepresión. Sublimación,
negación, agresión, nos muestra como el régimen de la sexualidad promociona
y consigue al fin que la función represora sea, en muchos casos, asumida
por los propios sujetos oprimidos, y cómo este proceso deja vía libre en
último extremo a la irracionalidad de la violencia y la agresión. Varios
elementos confluyen aquí para tal fin: la sublimación del deseo sexual a
través del deporte, la consideración del deseo como pasajero y adolescente
(siguiendo las tesis freudianas), el encubrimiento de las relaciones bajo
formas más asimilables por la sociedad: "amistad especial", admiración
intelectual, relaciones arquetípicas: maestro-discípulo, protectora-
protegida (p. 186), y la consideración de que el propio afecto o deseo no
tenga implicaciones sobre el resto de la existencia personal. Llamas
finaliza el capítulo describiendo la agresión como fenómeno natural y
comprensible para el régimen de la sexualidad, un salto a la irracionalidad
con la característica principal de que no necesita explicación ni
justificación alguna. El estigma sobre las realidades gays y lésbicas es
ya una invitación a la agresión y al escarnio, el llamado pánico homosexual
es digno de ser comprendido por la sociedad, y la "homosexualidad", por
otra parte, lleva incorporada a su esencia la idea de desgracia. El
linchamiento en todas sus variantes es por tanto perfectamente legítimo.
Por último cabe resaltar como, al igual que sucede en el caso de la
violencia patriarcal contra las mujeres, se produce el fenómeno de la
culpabilización de la víctima.
En la segunda parte del libro, Los discursos articulados y sus
implicaciones, Ricardo Llamas nos conduce al análisis de los discursos
acerca de la "homosexualidad" de dos de los más importantes ámbitos, el
jurídico y el científico. Otras instancias tales como los medios de
comunicación de masas o la medicina han sido ya analizadas por Llamas en
sus libros: Miss Media (una lectura perversa de los medios de comunicación
de masas) (Ediciones la tempestad, 1997) y el mencionado Construyendo
SIDentidades (siglo XXI, 1995) respectivamente. Además en el tercer
capítulo el autor incluye el análisis de los discursos autorreferenciales.
La estructuración de esta segunda parte coincide con el recorrido histórico
de los discursos, Llamas destaca tres momentos fundamentales:
preponderancia moral desde la edad media hasta es siglo XIX, una progresiva
importancia de las visiones científicas desde mediados del siglo XIX, y por
último a partir de la década de los setenta del siglo XX, los discursos en
primera persona (p.208).
Los discursos analizados parten de ámbitos concretos y aspiran a la
universalidad de sus postulados sin excesiva preocupación por la coherencia
interna, además son discursos que se apelan entre sí, se remiten unos a
otros pese a ser, en la mayoría de los casos, incompatibles. La
compatibilidad de las formulaciones se basa más en la coincidencia de
efectos deseados que en su supuesta coherencia (p. 210).
Es interesante la idea de que algunos postulados producidos por una
determinada instancia pueden ser rescatados por otra con la misma
intencionalidad: la instancia jurídica recupera análisis canónicos o
morales, o con la opuesta: recuperación de la terminología despectiva por
parte de algunos grupos militantes, especialmente la militancia queer, para
autodesignarse, transformando así una práctica de represión en un ejercicio
de provocación, autoafirmación, orgullo y autonomía (p. 212).
En el capítulo cuarto, Los discursos de una moral excluyente y su
trascendencia jurídico-legal, empieza Llamas por dar una definición de
moral y por constatar la asombrosa parquedad terminológica con que la moral
cristiana, frente al lenguaje popular y el científico, nombra al pecado
"nefando" (p.217). El apartado primero sobre La difícil caracterización del
sujeto excluido. Contra natura, sodomita y el epígrafe: el control de sí y
la demonización del abandono del placer es muy interesante, de nuevo Llamas
recurre a Foucault para explicar como las ideas sobre el autocontrol y el
dominio sobre las pasiones son anteriores al Cristianismo. Además, indica
Llamas, trascienden a este impregnando las teorías racionalistas de la
ilustración con Descartes a la cabeza (p. 228). Esa demonización va a
desembocar en la consideración de la hipersexualidad sodomita como
peligrosa. Aquí Llamas separa el análisis del lesbianismo ya que las
mujeres no son consideradas como interlocutoras válidas de su propia
sexualidad y estar excluidas de los ámbitos público y político las va a
situar fuera del debate (p. 230). Sobre esta cuestión se echa en falta un
análisis que tome en cuenta la consideración de tipo simbólico hecha por,
entre otras, Simone de Beauvoir, en El segundo sexo de cómo la mujer es
para el imaginario patriarcal un ser de una sexualidad desbordante y
peligrosa (pensemos, por ejemplo, en el mito acerca de la mantis
religiosa). En este sentido el prejuicio sobre el sodomita puede de nuevo
no ser más que otra consecuencia de su feminización. Ricardo Llamas
demuestra a lo largo de todo el libro ser un gran conocedor de muchos de
los debates de la Teoría política feminista y de hecho en este caso nos
deleita con el famoso debate pro y contra la pornografía que tiene mucho
que ver, en efecto, con la expropiación por parte del patriarcado de la
sexualidad femenina pero, no obstante, no implicaría que la lesbiana, como
mujer que es, se viera libre del mito patriarcal de la hipersexualidad
femenina.
Llamas sitúa el desarrollo de la terminología científica en el siglo
XIX como consecuencia de la necesidad por parte de los sistemas jurídicos
de hacer razonable el castigo desde una perspectiva legítima de tipo laico
(p. 237). La aplicación de la condena no se lleva a cabo de manera
exhaustiva sino más bien ejemplificadora. De ella se salvan desde las
altas jerarquías del Vaticano hasta algunos miembros de la monarquía. En
la articulación de leyes represivas analiza los casos de las legislaciones
(muy explícitas y precisas) alemana, inglesa y norteamericana así como los
casos francés y español. Es curioso observar como algunas leyes como el
conocido párrafo 175 (de origen prusiano) en el caso alemán sobreviven a lo
largo del tiempo (no es derogada hasta el año 1994) conviviendo con
regímenes políticos de corte ideológico muy diverso.
En el capítulo quinto, Los efectos terapéuticos de los discursos
científicos, hace Llamas el análisis del discurso de la ciencia, la
medicina, la psiquiatría, y la sexología y de sus implicaciones de carácter
terapéutico. Aquí sitúa Llamas al "homosexual" del siglo XX, como
"manifestación más acabada de los discursos de la Ciencia" (p. 268), otro
motivo más para entrecomillar la "homosexualidad". La caracterización del
sujeto patológico (ahora de forma crónica) frente al sujeto pecador
consigue hacer llegar el prejuicio a sitios donde la moral cristiana no
llegaba. Los cambios en la percepción social de lo que es lo enfermo y lo
saludable van a incidir en la transición de la medicina legal, a la
sexología o al psicoanálisis (p. 273). La connivencia entre moral y
ciencia va a primar sobre el conflicto, ambos ámbitos se solapan. Es
curioso observar la superposición en el tiempo de las intervenciones
quirúrgicas de López Ibor en 1973, por poner un ejemplo, con argumentos de
la sexología mucho más benévolos con la "homosexualidad" como el conocido
informe Kinsey publicado en 1948.
En el capítulo sexto encontramos el análisis de los discursos
autorreferenciales, desde el tercer sexo uranista (muy cercano a la ciencia
sexológica y especialmente orientado al mundo masculino) y el movimiento
homófilo, anteriores a los enfrentamientos con la policía neoyokinas
(Stonewall) del 28 de Junio de 1969 (origen de la actual celebración del
Día del orgullo), hasta el movimiento gay y lésbico y el pensamiento y
activismo queer. Nuevos discursos que nacen a partir de la contestación a
los discursos de orden represivo pero que acaban trascendiendo el espacio
de lo contestatario y ejerciendo a su vez ese control desde nuevas
perspectivas (p. 350). Los discursos homófilos que surgen de la militancia
semiclandestina europea y norteamericana de las décadas 50 y 60 persiguen
la integración, cierto grado de respetabilidad, y la tolerancia
(asimilacionismo) y renuncian a cualquier tipo de especificidad. Han sido
objeto de duras críticas por su connivencia con un régimen de la sexualidad
represivo (p. 363). El discurso gay y lésbico, radicalmente
construccionista, mantiene la idea de igualdad como postulado básico. Por
otra parte genera un movimiento de autoafirmación colectivo de importante
dimensión social que acaba derivando hacia una progresiva
institucionalización (p. 370). La exclusión de otras minorías sexuales, el
papel secundario de las lesbianas en los grupos mixtos y los conflictos
dentro del lesbianismo separatista, otros factores de exclusión (de clase y
de raza) y la incapacidad del discurso gay y lésbico de hacer frente a la
crisis que plantea la pandemia del SIDA son las principales causas del
surgimiento a partir de mediados de los ochenta del movimiento queer.
Estrategia discursiva que parte de una determinada práctica militante y
defiende la libre opción y el carácter político de esa elección.
Postulados de la diferencia que rechazan la igualdad por ficticia e
indeseable y buscan desarrollar espacios de autonomía (p. 372). Reniega de
cualquier viso de respetabilidad y defiende la pluralidad de identidades,
afectos y placeres. Llamas acaba el epígrafe apuntando a un discurso post-
queer que vendría representado por el movimiento anti-Gay inglés.
En definitiva, estamos ante un libro de estudio indispensable para los
interesados en temas de sexualidad y "homosexualidad". Denso y difícil,
con un tipo de exposición argumental enrevesada para el que es
imprescindible hacerse con un determinado vocabulario y marco conceptual de
cara a ser entendido en profundidad. Comentario aparte merecen las citas
que Llamas incluye al comienzo de cada capítulo, sección o epígrafe.
Escogidas con un muy buen criterio, ilustran a la perfección cada argumento
que preceden. Por otra parte, es importante destacar el enfoque
interdisciplinar del libro y lo exhaustivamente documentado que está. Basta
dar un breve paseo por su impresionante y variada bibliografía
Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.