Reseña de \"La teoría de la revolución en el joven Marx\" Michael Löwy

Ángel González Granados 24/04/2015

La teoría de la revolución en el joven Marx de Michael Löwy. El texto original del libro reseñado fue publicado en varios idiomas en 1970, en 1997 se reeditaría restándole un capítulo final que se antojaba valioso por la complementariedad dentro del marxismo que Löwy quiso dotarle. Por lo pronto La teoría de la revolución en el joven Marx de Michael Löwy es un texto que salta en el 2010 cobijado por la prestigiosa editorial Herramienta en coedición con El Colectivo. Resulta inquietante encontrar una edición “nueva” al texto original que fue publicado aproximadamente hace 45 años. La inquietud se convierte en un enigma cuando el texto no ha sido reeditado del todo, tampoco prologado por las editoriales sino que mantiene la forma con la que vio la luz en 1997. Podemos suponer que el enigma se resume en el juego con las conjeturas arrojadas sistemáticamente al marxismo, acusado de mil y un adjetivos y atacado como teoría, metodología y práctica muertas casi inmediatamente después de su nacimiento. Por eso entre líneas el ejercicio de Löwy busca disponer sobre la mesa un estudio marxista que nos ayude a entender a Marx en su trayectoria interna que se vería reflejada a final de cuentas en su metodología y propuesta política (p.14). La necesidad en todo momento de hacerse de una crítica renovadora que llevase hacia adelante una teoría que permitiese

analizar

y

construir

el

proyecto

revolucionario

de

la

autoemancipación de los explotados seguía para Löwy siendo una “brújula preciosa para el pensamiento y la acción” (p.15). Lo es para Löwy y lo es también para cualquiera que abreve del marxismo sin ser marxista.

Acá también nos queda claro que lejos de llevar a cuestas un decálogo del marxismo, el propio Marx encarnó muchos de sus conceptos en el desarrollo de su teoría; es decir, revolucionó sus planteamientos siempre de la mano con

los contextos históricos y experiencias políticas que le involucraban, reconociéndose errante en innumerables ocasiones. El autor consigna claramente que la separación entre la “teoría” y la “práctica” de Marx es arbitraria (p. 35) La operación que plantea Löwy es bastante elaborada y sirve para comprender la teoría marxista originaria y también en su conjunto los planteamientos posteriores a la base teórica que asentaría Marx: un viaje de ida y vuelta entre las temáticas, dotar de contenido las categorías vagas y establecer una relación dialéctica desde los elementos al todo y sus interconexiones (p. 25). Para facilitar el ejercicio, Löwy incluso logra sistematizar por lo menos cuatro marcos específicos de la teoría marxista de la revolución que nos guiarán como puntos de referencia y también como pilares analíticos que nos permiten explorar diferentes niveles: estructura económica y social, la superestructura política, la superestructura ideológica y la coyuntura histórica precisa (p. 26). Resulta útil conocer estos cuatro elementos generales de la teoría marxista de la revolución porque sin duda alguna, muchas de las teorías de la revolución contemporáneas incluso confiesan inspirarse en la teoría de la revolución marxiana o a veces profundizan peligrosamente de más en su veta coyuntural. Por eso Löwy sistematiza dentro de estos niveles fragmentos que son parte del todo; las fuerzas de producción, partidos, medios de comunicación, actitudes colectivas, doctrinas y acontecimientos, entre otros. En el texto, las recuperaciones del autor sobre la teoría marxista hacen justicia a la raigambre de doble filo –teoría y práctica- que consignaba Marx. En todo momento hay implicaciones teóricas valiosas y también implicaciones organizativas que parecen tener una actualidad tremenda después de los cientos de años de haber sido señaladas. Por ejemplo, las limitaciones políticas de los socialistas utópicos y de las organizaciones

políticas

primitivas

conspirativas

que

desestimaban

paradójicamente a las masas, o los consideraban materia prima de sus objetivos políticos (p. 40). Una oposición que resulta útil considerar fuera del contexto de un proceder organizativo comunista si se toma en cuenta la

esencia representativa de todo actuar político, por cierto, lección perfectamente disponible para la realidad mexicana en donde una buena parte de la izquierda partidista y de las izquierdas no partidistas, hacen malabares para conquistar a su público. Por eso la paradoja de la representación y de la construcción de intereses políticos clasistas –de la clase obrera- se resuelve en el flujo de la discusión que alude Löwy en una temporalidad media y corta apelando, en el contexto de la teoría marxista por supuesto, a la autoliberación de los trabajadores, “la revolución proletaria, por el contrario, debe ser la primera transformación consciente de la sociedad, el primer paso en el , el instante histórico en el que los individuos hasta entonces objetos y productos de la historia se ubican como sujetos y productores […]” (p. 42). De esta forma para el autor, el rol de los comunistas se configura como un “catalizador” dentro del movimiento obrero, cuya función es fungir como un puente de las reivindicaciones limitadas con el movimiento total; en otras palabras relacionar la parte con el todo (p. 45). Estas reflexiones se presentan pulidas en muchas ocasiones en los teóricos marxistas, de modo que toda trayectoria teórica-práctica se invisibiliza contribuye

–para

quienes no

han

revisado

el marxismo con

y

cierta

sistematicidad- a abonar la sacralización de Marx y sus categorías, cosa que por cierto pecaría de antihistórica, pues todo autor debe de ser reconocido en su camino hacia la madurez teórica, a veces por su propia mano y muchas otras por sus intérpretes. La trayectoria que rastrea Löwy comprende una mezcla de los textos que iba publicando Marx y también de las experiencias individuales, experiencias organizativas y acontecimientos históricos que le hacían dar un golpe de timón para reparar el rumbo. Para el autor, la Gaceta Renana es el punto de partida tanto de la vida política como, en palabras de Lenin, el paso del mar del idealismo al materialismo y del democratismo revolucionario al comunismo en Marx (p. 54).

La trayectoria intermedia, que viene a partir de la Gaceta Renana, va alejando Marx de los hegelianos de izquierda, le adscribe al comunismo, construye una crítica a la emancipación fragmentaria, transfiere finalmente la tarea emancipatoria de la generalidad del “hombre” a una clase social concreta, produce exitosamente por encima del “dilema feurbachiano” la categoría de la praxis revolucionaria y se estaciona en un periodo definitorio que va de 1844 a 1846 y que Löwy etiqueta en su capitulado como “la teoría de la revolución comunista”. Esta

otra

etapa

las

sociedades

secretas

parisinas

de

1840

y

la

autoconstrucción de sus miembros en términos de educación política (p. 104) es el punto de partida que se opone de nuevo a la dependencia política a los caudillos .por llamarles de algún modo- y por supuesto a los postulados de la organización proletaria (p. 107). En el trazo que lleva este magnífico texto lleno de esfuerzos de claridad y condensación sobre la teoría marxista de la revolución también se podrán encontrar las consecuencias de los debates entre Marx y las demás facciones y corrientes político-filosóficas acompañantes del movimiento obrero además de aportaciones valiosas como las discusiones alrededor de las categorías básicas del marxismo y una recurrente referencia a la caracterización amplia del concepto de la praxis revolucionaria (p. 140) y del revolucionario (p. 147). En conjunto, la obra de Michael Löwy es reconocida sobre todo por sus trabajos en torno al ecosocialismo, pero La teoría de la revolución en el joven Marx abre las puertas a un estudio del marxismo sistematizado que no solamente es una interpretación, sino que también ubica históricamente los cambios que fueron turnando las posiciones políticas y planteamientos teóricos de Marx. Este libro es sin duda alguna útil para aquellos que quieren adentrarse en el marxismo, para quienes se quieren introducir y para los que quieren repasarlo. Haciendo eco al núcleo de la praxis revolucionaria del que habla Marx en su obra, Löwy logra también reflejar enseñanzas para la práctica política y para la práctica analítica.