Representaciones simbólicas de las Sociedades indígenas. en el Área Ecotonal Húmeda-Seca Pampeana (AEHSP). ¿Arte shamánico?

May 23, 2017 | Autor: Fernando Oliva | Categoría: Archaeology, Rock Art (Archaeology), Shamanism, Arqueología, Arte Rupestre, SIMBOLISMO
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Representaciones simbólicas de las Sociedades indígenas. en el Área Ecotonal Húmeda-Seca Pampeana (AEHSP). ¿Arte shamánico? Fernando Oliva’ y Mariana Algrain

Introducción En la arqueología argentina, el shamanismo ha sido considerado en sociedades indígenas contemporáneas o, directamente, sobre las evidencias pertenecientes a sociedades del pasado por autores que han abordado el tema, desde diferentes perspectivas y enfoques alternativos. Entre numerosos trabajos se destacan aquellos efectuados hace algunas décadas por Rodolfo Casamiquela (1981) y Juan Shobinger (1997) y más recientemente la síntesis efectuada por Ana María Llamazares (2004). Particularmente, en el Área Ecotonal Húmeda-Seca Pampeana (AEHSP) existe un registro variado de elementos simbólicos dentro de la evidencia arqueológica, que pueden ser interpretados como bienes fuertemente valorados según lo tratado por Gamble (1993). Los resultados alcanzados, en base al estudio de los diferentes ítems analizados, permitieron calibrar su recurrencia como materia de significación y su uso en una escala areal en el sentido de un sistema de mensajes a través de las sucesivas ocupaciones del área dentro de sistemas territoriales mayores. Como entendemos al arte shamánico La característica fundamental del shamanismo es la capacidad de experimentar el éxtasis, “la contemplación de lo sagrado” a partir del cual el shaman ingresa a otros planos de la realidad: al mundo supranatural donde residen las teofanías, los antepasados y/o los espíritus de la naturaleza. Es en un contexto de pensamiento mítico donde se puede entender al arte en un sentido abarcador, como “una condensación multisensorial de la cosmovisión y una vía para alcanzar los planos sagrados” (Llamazares y Martínez Sarasola, 2004:13) Los estudios realizados desde la arqueología cognitiva interpretan muchos de los motivos presentes en el arte rupestre como la representación de visiones y experiencias producidas en los estados ampliados de la conciencia, lo cual ya había sido propuesto desde la etnografía por Reichel-Dolmatoff, a partir de su trabajo entre los indios tukano del Amazonas (Furst, 1992). ______________________________________________________________________ ‘Centro Estudios Arqueológicos Regionales de la Facultad de Humanidades y Artes, UNR - Facultad de Ciencias Naturales y Museo UNLP- ICGPBA. E-mail: [email protected] “Centro Estudios Arqueológicos Regionales de la Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario. E-mail: [email protected]

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Según estudios neuropsicológicos, los estados de trance poseen efectos somáticos, tales como sentimientos de muerte, de ingravidez, de vuelo, transformación del cuerpo y excitación o liberación sexual (Whitley, 1998:14) junto con sentimientos de elongación (Dowson, 1998:117). Vinculada a la idea del vuelo se encuentra la metáfora de muerte ritual, así como la idea de que el shamán se mueve entre dos realidades, el mundo terrestre y el supranatural. Dentro de las experiencias de orden visual, se encuentran las formas geométricas y luminosas -fenómeno entópico o fosfenos- como puntos, líneas curvas, cuadrículas, líneas paralelas, zigzag, engranajes, meandros, espirales y filigranas, entre otros (Dowson, 1998, Lewis-Williams y Dowson, 1993). Luego el sujeto busca un sentido a las visiones entópicas y puede que la imaginería mental sea culturalmente controlada, y una gran variedad de visiones (animales, personas, objetos, seres míticos) sean combinadas con los elementos entópicos (LewisWilliams y Dowson, 1993:56). Como propone Shobinger (1997) los motivos figurativos indicarían un plano mítico y estarían asociados a esas metáforas percibidas en los estados de trance, como el vuelo mágico y la transformación shamánica. En este sentido, considerando que el shamán es concebido como “maestro del éxtasis” (Elíade, 1960) muchas de las representaciones realizadas podrían tratarse de arte shamánico. Según Reichel-Dolmatoff (citado por Schobinger, 1997:56), el arte rupestre y mobiliar constituye uno de los mecanismos de mayor importancia por medio de los cuales los shamanes transmiten su saber, a la vez que conforman un lenguaje simbólico que representa la mitología y las escenas alucinatorias. Ana Llamazares engloba dentro del arte shamánico a las representaciones vinculadas con diferentes aspectos del shamanismo. Esto es, las metáforas de vuelo y visión, las escenas de rituales, las plantas consideradas sagradas, los animales tutelares, los ciclos de muerte-resurrección, las visiones del shamán (figuras geométricas, fosfenos, puertas, pasajes), las representaciones de mitos, cosmogonías, fuentes de poder, y los atributos de los shamanes, entre otros (Llamazares, 2004). A modo de síntesis, se concibe al arte shamánico en este trabajo, según la propuesta de Llamazares y Martínez Sarasola (2004), es decir, como una forma de expresión de lo sagrado. Consideramos de suma importancia el papel que juegan los enteógenos dentro de la cultura, puesto que en el trance (el cual cabe aclarar que puede inducirse por medios no químicos) se proyecta el universo mítico, el cual es integrado con las percepciones propias de estos estados. Las visiones y vivencias del trance son una experiencia de lo sagrado, confirmando de esta forma las tradiciones del grupo. En este sentido, resulta apropiada la utilización del neologismo “enteógeno” (el cual significa “volverse divino interiormente”), referido a las sustancias que provocan estados ampliados de la conciencia. El mismo fue acuñado en el año 1979 por un grupo de científicos formado por el etnomicólogo Gordon Wasson, los filósofos Carl Ruck y Danne Staples, y los etnobotánicos

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Jeremy Bigwood y Jonathan Ott (Ott, 2000) en sustitución de términos peyorativos, como ser “alucinógeno” con connotaciones de “alucinación”. Para Fericgla (s/f) “no se trata simplemente de una modificación de la conciencia por medio de plantas enteógenas o por otros medios, sino que parece haber una capacidad fáctica de generar conciencias alternativas o disociadas con una aplicación real en la dimensión física y concreta de la realidad humana”. Resulta importante remarcar que la región pampeana presenta potenciales recursos posibles de utilizarse como enteógenos (Algrain, 2003). A modo de ejemplo se pueden mencionar las siguientes especies: Datura feroz, Nicotiana glauca, Heimia salicifolia, Sida rombifolia, Ipomea violácea, y hongos del género Psilocybes, entre otros. Asimismo, sin ser un enteógeno propiamente dicho, el Prosopis nigra (algarrobo negro) contiene betacarbolinas inhibidoras de la monoamino oxidasa (IMAO) (Ott, 2000). La MAO es una enzima generada por el cuerpo que anula los efectos enteogénicos de las triptaminas (como ser la DMT) al ser usadas de forma oral. Esta potencialidad del algarrobo de utilizarse como IMAO en pociones enteógenicas, pudo haber sido reconocida por los grupos cazadores recolectores de la región. Asimismo, otras plantas, por ejemplo, Prosopis caldenia (caldén) y Schinus molle (molle) merecen un estudio más preciso en cuanto a sus principios activos, dada su presencia en la Provincia del Espinal (Cabrera, 1971). Sin contar que con el algarrobo, el caldén y el molle, además de los abundantes recursos que ofrecen, se preparan bebidas fermentadas. La presencia de potenciales enteógenos en el área aquí considerada podría haber constituido un atractivo más para los grupos humanos, lo cual acrecentaría la necesidad de un control por tratarse de una región que, como se dijo para otro lugar, escondería las “llaves del mundo sobrenatural” (Gordillo et al., 2000:111). Estimando que las percepciones logradas durante los estados de conciencia ampliados, como en el caso del trance, son percibidas como verdaderas visiones de una realidad no ordinaria ligadas al ámbito sagrado, muchas de las representaciones del arte shamánico podrían corresponder a seres o potencias del mundo mitológico. La evidencia arqueológica. ¿Escenarios simbólicos? El Área Ecotonal Húmeda-Seca Pampeana (AEHSP) (sensu Oliva 2005) (Mapa 1) se caracteriza por presentar ambientes típicamente ecotonales con una alta concentración de nutrientes y con caracteres geográficos estables como las sierras de Ventania y los cuerpos de agua permanentes ie. arroyos, ríos y grandes lagunas. El paisaje que hoy se observa ha sufrido, como consecuencia de variables climáticas (Fidalgo y Tonni, 1978), cambios en la distribución de las especies animales y vegetales. Esta situación conlleva a que el mismo adquiera una dinámica particular en cuanto a la obtención y uso de los recursos

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ambienta1es, generando al mismo tiempo diferentes percepciones, por parte de los grupos que habitaron la región. Un río, o una laguna de grandes dimensiones con agua estable, posibilitan una distribución de elementos del paisaje, de atracción para las sociedades indígenas. Las numerosas cuevas del Sistema de Ventania, por su parte, constituyeron en el área sitios puntualmente localizados que reflejaron la atención de los grupos humanos ante un ambiente valioso por la abundancia de recursos críticos para la subsistencia. Asimismo, las cuevas y aleros han tenido a lo largo del tiempo un simbolismo que los vincula a la realidad sobrenatural. Según Whitley (1998) los sitios con arte rupestre constituirían lugares rituales en el paisaje, jugando el papel de portales al terreno sagrado. Por otra parte, la presencia de recursos enteogénicos sería una característica inseparable del simbolismo del paisaje, ya que los mismos han sido, y continúan siendo, considerados sagrados por las sociedades shamánicas (Schultes y Hoffman, 1993).

Mapa 1: Área Ecotonal Húmeda-Seca Pampeana.

Con respecto al registro arqueológico, existe una diversidad de manifestaciones artísticas en el AEHSP, las cuales se distribuyen a lo largo de la misma, en una variedad de soportes. Destacándose como un rasgo perdurable del paisaje, se encuentra el arte rupestre presente en 27 sitios en las numerosas cuevas y abrigos rocosos del Sistema Serrano de Ventania. Si bien se observa la representación de variados motivos, existe un porcentaje significativo de aquellos denominados geométrico-simples, como ser líneas paralelas, líneas en zigzag, triángulos enfrentados, puntos, entre otros (Figura 1) (Consens y Oliva, 1999, Oliva, 2000), Solamente en unos pocos casos se hallaron representaciones figurativas. Entre éstas, se pueden destacar los motivos mascariformes y antropomorfos de la Gruta de los Espíritus y la representa-

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ción de manos en las cuevas Florencio y Santa Marta (Figura 2) (Madrid y Ojiva, 1994). En cuanto a la asignación cronológica de las representaciones rupestres, varía desde 1600 años antes del presente en el caso de La Sofía 4 hasta momentos que podrían asignarse a contacto hispano indígena como en el caso de Cueva Florencio, donde está representada una posible embarcación (Oliva, 2000).

Figura 1: Representaciones geométricas, Cueva Cerro Manitota.

Otro tipo de registro lo constituyen las placas grabadas, de las cuales hay numerosos hallazgos en Patagonia. Ejemplos de placas en el área aquí considerada aparecen en el Museo Regional de Chasicó (pertenecientes a los

Figura 2: Representación de Mano, Cueva Florencio.

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sitios Ybarra, Río Sauce Chico y La Escondida), en un sitio superficial en laguna las Tunas Grandes, en el partido de Trenque Lauquen y en excavaciones sistemáticas en el Sitio Laguna Los Chilenos con una asignación cronológica de unos 500 años y en el sitio La Montaña, asignada a unos 350 años aproximadamente (Oliva, 2005). Un particular registro presente en el AEHSP en proximidades del Sistema de Ventania son manos de molienda con forma de falos. Estos elementos se encuentran en colecciones procedentes de los sitios Laguna Los Flamencos (Colección Urtubey), Río Sauce Chico Sitio Ybarra (Museo Regional Chasicó) y Adolfo Alsina (Museo Municipal). A su vez, en la Laguna del Monte, localidad de Guaminí, el persona! del museo local registró dos huevos de ñandú grabados con motivos rectilíneos en su línea ecuatorial. Se considera relevante el hallazgo en el sitio La olla, próximo al área de estudio, de un artefacto de madera con extremo espatuliforme. Según Politis y Madrid el mismo, asignado a unos 7000AP, posee un decorado grabado con diseño en zigzag en la parte media con restos de pinturas rojas (Politis y Madrid, 2001). Para finalizar, se comparte con Casamiquela la propuesta de no desestimar la información proveniente de los objetos alóctonos orgánicos e inorgánicos presentes en el registro arqueológico dada “la evidencia de los signos y símbolos expresados en la geometría” (Casamiquela, 2000:24). En relación a los elementos “orgánicos”, se destaca el hallazgo de caracoles marinos determinados como Adelomenon, que en su mayor parte fueron asignados a la especie A. brasilensis. Estos elementos fueron registrados en diversos sitios del AEHSP, en muchos casos en contextos mortuorios, desde el sitio San Martín en el partido de Puan hasta el sitio Laguna El Doce en el sur de la Provincia de Santa Fe, superando en algunos casos una distancia superior a los 500km de la línea marítima actual, detectándose en muchos casos cuentas elaboradas con este material (Oliva, 2005). En cuanto a los objetos alóctonos “inorgánicos”, es de destacar la presencia de nódulos de arenisca ferruginosa. Los mismos, podrían ser considerados en un primer análisis como ecofactos. Sin embargo, si se considera el conjunto de la evidencia para el AEHSB se observa que estos nódulos están dispersos en la mayor parte de los sitios y en algunos casos presentan líneas entrecruzadas, las cuales habrían sido ocasionadas por la actividad humana, lo cual llevaría a revalorar este tipo de evidencia. Teniendo en cuenta sus características, resulta notorio el caso de Laguna Salalé 1 (Avila, 2002) donde registra un nódulo de arenisca ferruginosa con presencia de líneas incisas entrecruzadas y con un peso aproximado a 1Kg. Evidentemente este tipo de elementos ha tenido un valor adicional por ser un recurso para la elaboración de pinturas.

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Con respecto a las manifestaciones artísticas del área en sus diferentes acepciones y localizaciones espacio-temporales, se revela la existencia de una recurrencia en cuanto a los motivos, ya que en su mayoría corresponden a abstracto-geométricos. Los mismos aparecen en una gran variedad de soportes, dentro de un lapso temporal muy amplio. Desde el artefacto espatuliforme de madera elaborado hace 7000 años (Politis y Madrid, 2001) hasta otro tipo de registro arqueológico, como las placas grabadas, los huevos de ñandú grabados y los variados motivos del arte rupestre pampeano, asignados en algunos casos, a momentos de contacto hispano-indígena. Igualmente, características geométricas aparecen en la decoración de elementos etnográficos, como quillangos (Lotroph, 1929), pipas (Gancedo) y en motivos de tatuajes (Casamiquela, 1981, Guinnard, 1947, Lista, 1998). En trabajos anteriores se ha propuesto que esta recurrencia de motivos podría corresponder a la representación de visiones generadas durante el trance (Oliva y Algrain, 2004). Es decir, como se propuso para el caso del arte rupestre, con una base shamánica, podrían ser evocadores de potencias supranaturales (Algrain, 2003) participando activamente del universo ritual como parte integral del contexto de pensamiento mítico. Por otra parte, motivos rupestres y artefactos figurativos de carácter simbólico, también son hallados a lo largo de la región de estudio. Particularmente en el arte rupestre, como ya se ha mencionado, se pueden destacar los motivos mascariformes y antropomorfos de la Gruta de los Espíritus. En el caso de estos últimos, según el “modelo neuropsicológico” pueden ser interpretados como la etapa final del trance, en donde el individuo aparte del sentimiento de elongación (Dowson, 1998) que explicaría lo alargado del cuerpo, tiende a la integración de las visiones (Lewis-Williams y Dowson, 1993). Es decir, los motivos antropomorfos podrían tratarse de la representación de los mismos shamanes durante su viaje al “más allá”. Otra interpretación que se ha realizado a motivos similares a los mascariformes de Gruta de los Espíritus, es la efectuada por Schobinger acerca del motivo rupestre de la cabeza mascariforme del área subandina como la representación de las mismas fuerzas que se quieren materializar cuando se representa una máscara, lo cual demuestra la relevancia otorgada a la cabeza humana como centro de fuerza o poderes especiales (Schobinger, 1988:40). Asimismo, la presencia de manos pintadas en diversos sitios de Ventania cobra importancia por ser la estampa de mano una práctica ritual relevada etnográficamente entre los tehuelches (Casamiquela, 1981, Priegue, 1997). A su vez, en los relatos mitológicos mapuches existen referencias sobre el valor simbólico de las manos estampadas. Por ejemplo, en un mito se narra que para bajar al inundo de los muertos se entra por una cueva que “debía ser de los Salamanqueros (...) el gremio de las brujas”, y que “Sobre esa roca, según dicen, había puesto Fücha-Huentru, el creador de la tierra, su mano cansada,

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tanto que quedo la huella de sus cinco dedos” (Koessler, 1996:42), Por su parte, Ouzman (1998) considera que el hecho de tocarla cara de la roca, es un aspecto muchas veces no tenido en cuenta, expresando que si consideramos estas imágenes como el deseo de tocar o tener contacto con la cara de la roca, se abren nuevas posibilidades de interpretación. Muchos pueblos foragers creen que la roca, a menudo el arte rupestre, o bien las cuevas, son entradas a otra realidad y literalmente, quieren “tocar” esa realidad (Ouzman, 1998:33). En cuanto a las manos de molienda “faliformes”, resulta sugestivo un posible vínculo con la idea de fecundidad, posiblemente de la tierra. Por otro lado, no se descarta su relación con los estados de trance siendo que para estos, como se menciona anteriormente, existen también metáforas sexuales. Todos estos ítems representan un mapa cargado de elementos de valor simbólico, que se extiende por toda el Área Ecotonal Húmeda-Seca de la Región Pampeana Argentina. Consideraciones finales Las sociedades indígenas pampeanas habrían sido fuertemente atraídas a ocupar el AEHSP, tal como queda reflejado en diversos trabajos de investigaciones microespaciales del área de estudio (Avila, 2002, Gavilán et.al., 2004, Oliva et.al., 2004, Tamburini et.al., 2004, entre otros). Este sector de la Pampasia representa un espacio rico en variedad y cantidad de recursos y nutrientes (ie. diversidad de materia prima lítica, recursos faunísticos, salitrales, bosques de caldenes y algarrobos, cuerpos de agua). Los recursos mencionados, contrariamente, se encuentran pobre o parcialmente representados en otras áreas de la Región Pampeana, resultando el AEHSP particularmente atractiva para las poblaciones de otras áreas vecinas, como por ejemplo, el área Interserrana, la Depresión del Salado o algunos sectores del oeste pampeano. Esta particularidad ambiental, seguramente ha resultado altamente significativa en el manejo de los espacios y requerido de la planificación de estrategias de “uso” de los mismos. Por otra parte la evidencia arqueológica del AEHSP permite, como ya se dijo, afirmar una ocupación importante del área y proponer que este proceso fue efectuado en un marco de gran complejidad social. Esto se evidencia a partir de la presencia de manifestaciones “artísticas” con motivos recurrentes en diferentes soportes y del registro de elementos “orgánicos e inorgánicos” de alto valor simbólico enumerados en este trabajo. La información obtenida al presente indicaría que en las sociedades cazadores recolectoras del AEHSP existiría una fuerte vinculación entre la estrategia de utilización de “los espacios” y los aspectos ideológicos, simbólicos y culturales, a diferencia del uso contemporáneo por parte de las sociedades occidentales donde se observa una disociación entre los aspectos económicos -funcionales y los simbólicosrituales.

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Si el “paisaje”, se entiende como construido socialmente y cargado de significado (Arsenault, 2004, Mithen, !998), la adaptación a este territorio, tiene que ver a su vez con su integración dentro de una determinada cosmovisión. Esta es concebida como la aproximación existencial acerca de la totalidad, incluyendo el universo y su relación con una comunidad (Martínez Sarasola 2004), por lo cual como se enunció en los acápites anteriores, la presencia de un variado repertorio de elementos simbólicos en el AEHSP, podría estar demarcando un paisaje lleno de significado. En momentos de contacto hispano-indígena, como observa Nacuzzi (1998), las identificaciones étnicas en el norte de Patagonia y Pampa, estaban ligadas a la figura de los caciques, los cuales poseían territorios en los que explotaban determinados recursos. Según su propuesta, los grupos denominados por los blancos aucas, tehuelches y pampas poseían territorios propios de cada cacicato siendo los paraderos compartidos con otros grupos. El hecho de estar en una región determinada debía tener relación con los recursos existentes en la misma y con la pericia política del cacique que se establecía allí, tanto corno del mantenimiento del delicado equilibrio con sus vecinos. En este contexto, se podría considerar al shamanismo como un factor más para el mantenimiento del equilibrio con los otros grupos, teniendo en cuenta que la distribución de evidencias simbólicas en el paisaje (ya sea manifestaciones del arte shamánico como elementos alóctonos orgánicos e inorgánicos) pudo haber constituido en el pasado un medio de comunicación para las sucesivas ocupaciones humanas en la región. Para Mary Helms (1979), los símbolos son públicamente significativos y observables, sirven como modelos del mundo preestablecido y del lugar del hombre en él, así como también de modelos para el comportamiento y la actividad de los individuos. Por otra parte, esta presencia en el AEHSP de elementos tanto alóctonos como manufacturados con materias primas no locales, podrían estar indicando algún tipo de intercambio con poblaciones vecinas. Si se acepta que el intercambio fue uno de los mecanismos empleado por las sociedades cazadoras-recolectoras del Área Ecotonal Húmeda-Seca Pampeana, por ejemplo, para la adquisición de recursos alóctonos, podría considerarse la diversidad de materias primas y objetos no locales presentes en los sitios estudiados como una evidencia del acceso indirecto a las fuentes. Además, la circulación y el aprovisionamiento de estos recursos no sólo estarían relacionados a las actividades de subsistencia, sino a la circulación de “bienes fuertemente valorados” (Bamforth, 1986; Gamble, 1993; Gould, 1978). Teniendo en cuenta el contexto de pensamiento mítico en el cual la realidad aparece ligada a las fuerzas supranaturales, se sugiere que el comportamiento humano no estaría orienta do solamente por la disponibilidad de recursos (Winter y Salazar Sutil, 1997). En este sentido se considera que “Las mercaderías no sólo son bienes econó 4 micos sino vehículos e instrumentos de realidades de otro orden: potencia,

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poder; simpatía, status, emoción; y el juego sabio de intercambios (...) consiste en un conjunto complejo de maniobras, conscientes o inconscientes, para ganar seguridades y precaverse contra riesgos, en el doble terreno de las alianzas y las rivalidades” (Levi Strauss, 1993:93). Es decir, los intercambios abarcarían tanto objetos materiales, valores sociales como a las mujeres, a la vez que supondrían conflictos resueltos pacíficamente. Por lo hasta aquí expresado se propone que el arte shamánico junto a otros elementos simbólicos presentes en el área en cuestión, en relación a su significación y uso en una escala areal de dimensiones muy grandes como es la AEHSP, estarían posiblemente contribuyendo a los procesos de adaptación, control y significación del paisaje social, tanto favoreciendo un sistema de mensajes a través de las sucesivas ocupaciones del área dentro de sistemas territoriales mayores, en el “juego de alianzas y rivalidades”, como proyectando un universo sagrado sobre el escenario que brinda la naturaleza. Finalmente es importante destacar que el estudio del shamanismo constituye un elemento que puede resultar clave para la propuesta de modelos e interpretaciones que contemplen lo simbólico como un aspecto integral en las sociedades cazadoras recolectoras. Este trabajo representa una aproximación en este sentido. Agradecimientos A todos los propietarios de los establecimientos que permitieron el acceso a los sitios investigados así como a las autoridades del Instituto Cultural del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y del Parque Provincial Ernesto Tornquist. A nuestros compañeros, Luciana Catella, Manda Gallego y David Avila, por su colaboración. Referencias bibliográficas ALORAIN, M. (2003) El Arte rupestre del Sistema Serrano de Ventania. Aproximaciones desde un enfoque cognitivo, Tesis de Licenciatura Inédita. Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacional de Rosario. ARSENAULT, D. (2004) “Rock-Art, landscape, sacred places: attitudes in contemporary archaeological theory” en C. Chippindale y G. Nash (Eds.) The Figured Landscapes of Rock- Art. Looking at Pictures in Place, Cainbridge University Press, Cambridge, pp. 69-84. AVILA, J. D. (2002) Recursos líticos en el sector Noroeste de la Provincia de Buenos Aires. La Laguna Salalé como caso de estudio. Tesis de Licenciatura inédita. Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario BAMFORTH, D. (1986) “Technological Efficiency and Tool Curation”, American Antiquity 51(1):38-50. CABRERA, A. L. (1971) “Fitogeografía de la República Argentina”, Boletín de la Sociedad Argentina de Botánica, Vol. XIV, N° 1-2. Buenos Aires.

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