REPORTE DE SEMILLAS DE COCA (ERYTHROXYLUM SP.) EN LA QUEBRADA DE TARAPACÁ: ACERCAMIENTO ARQUEOLÓGICO A SU PRODUCCIÓN EN LOS VALLES OCCIDENTALES

July 28, 2017 | Autor: Ale Vidal Elgueta | Categoría: Andean Archaeology, Archaebotany
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REPORTE DE SEMILLAS DE COCA (ERYTHROXYLUM SP.) EN LA QUEBRADA DE TARAPACÁ: ACERCAMIENTO ARQUEOLÓGICO A SU PRODUCCIÓN EN LOS VALLES OCCIDENTALES Alejandra Vidal Elgueta1, Mauricio Uribe Rodríguez2 y Colleen Zori3

Palabras claves: semillas de coca, Tarapacá Viejo, Inca. Key words: coca seeds, Tarapacá Viejo, Inca.

Recibido: 20-01-2014 Aceptado: 10-02-2014

ISSN 0717-5639

Resumen Este artículo da a conocer el hallazgo de semillas de coca (Erythroxylum sp.) recuperadas en el sitio Tarapacá Viejo, I región de Tarapacá, norte de Chile. Al respecto se discute la posibilidad de que el cultivo de coca se estableciera en los Valles Occidentales, considerando el potencial agrario de las quebradas tarapaqueñas. La información arqueológica da cuenta de restos de hojas de coca anteriores a la presencia incaica en la región y las fuentes etnohistóricas mencionan la existencia de plantaciones de coca en el valle de Azapa durante el siglo XVI. En concordancia, Tarapacá presenta una importante cantidad de eras de cultivo en desuso y estudios recientes sugieren que hubo momentos más húmedo que en el presente creando las condiciones propicias para el cultivo local de ésta y otras especies tropicales. La presencia de semillas de coca en el sitio Tarapacá Viejo, por lo tanto, refuerza la noción de que la localidad fue un espacio altamente significativo para el Incanato, desde el punto de vista económico y político.

Abstract

1 Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural. Universidad SEK. Av. Arrieta 10.000 Peñalolén, Santiago, Chile. [email protected] 2 Departamento de Antropología. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile. Ignacio Carrera Pinto 1045, Ñuñoa, Santiago, Chile. [email protected] 3 Cotsen Institute of Archaeology, University of California, Los Angeles, 308 Charles E. Young Drive North, A201 Fowler Building, Box 951510, Los Angeles, CA 90095, USA. [email protected] Volumen 15 (xx-xx)

This article reports on coca (Erythroxylum sp.) seeds recovered at the site of Tarapacá Viejo, located in the I Region of northern Chile. We discuss the possibility that coca cultivation was established in the Valles Occidentales of western Andean slope, with consideration of the agricultural potential of the streams in the Tarapacá region. Archaeological data testifies the presence of coca leaves prior to the Inca presence in the region, and ethnohistoric sources demonstrate the existence of coca plantations in the Azapa Valley, Arica, during the sixteenth century. Accordingly, Tarapacá presents a significant quantity of unused fields and recent studies document that previous periods were significantly wetter than the present, creating appropriate environmental conditions for the local cultivation of coca. The presence of coca seeds at the site of Tarapacá Viejo reinforces the notion that the site was a significant place for the Inca, from both a productive and a political viewpoint.

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I. INTRODUCCIÓN

El debate en torno al uso y producción de esta planta ha estado dominado por el carácter sagrado y uso ritual de la misma, su importancia como medio de intercambio recíproco entre las comunidades andinas pasadas y actuales (Burchard 1974), así como por la intensificación de su producción promovida por los incas (Horta y Agüero 2009; Muñoz 2001; Uribe et al., 2012). En este sentido, el valor de la coca para el Tawantinsuyo está bien documentado. Murra (1999 [1978]), plantea que si bien su cultivo no era de exclusividad del incanato, éste promovió la mit´a dedicada a su cultivo, señalándose en los pocos khipus estudiados como un bien recurrente (Murra 1983). Tal fue su relevancia, que en varias ocasiones aparece mencionada a la par de los tejidos y el maíz en ofrendas y ceremonias (Murra 1999 [1978]). En opinión de Murra (1999 [1978]), los antecedentes aportados por Acosta para la región de Santa Cruz, inclusive hacen pensar que las semillas de coca pueden haber funcionado como moneda en tiempos prehispánicos. Es indiscutible entonces, que su cultivo se realizaba en calidad de “coca del inga y de los curaca” (Murra 1999 [1978]: 142), y que en algunas ocasiones, las tierras expropiadas a las comunidades locales eran destinadas exclusivamente para su cultivo ( János 1998). Por otra parte, el reporte de restos de coca (Erythroxylum sp.), provenientes de sitios arqueológicos prehispánicos del Norte Grande de Chile, ha sido realizado generalmente a partir de los restos de hojas de la especie, recuperados en su mayoría desde contextos funerarios (Belmonte et al., 2001, Bird 1943, Focacci 1980, 1982, Thomas et al. 1995). Es de nuestro interés, dado el inusual hallazgo de semillas de coca y la importancia de su cultivo para el incanato, dar a conocer los restos arqueológicos de semillas de la especie recuperados de excavaciones sistemáticas en el sitio de Tarapacá Viejo (Tarapacá 49) en la I Región de Tarapacá, con miras a discutir las posibilidades de producción de la misma en los contextos tarapaqueños. A modo de hipótesis se plantea que el conocimiento ya arraigado que debieron poseer los grupos tarapaqueños sobre la coca habría facilitado su cultivo local, el cual habría sido promovido por el interés que suscitó en el Inca la región tarapaqueña. II. ANTECEDENTES Antecedentes de la presencia de coca en los Valles Occidentales

Los registros más tempranos para el uso de coca en los Valles Occidentales provienen de los estudios radio-inmunológicos realizados a restos de pelo de momias procedentes del sur peruano y norte de Chile (Cartmell et al. 1994). El análisis de nueve cuerpos provenientes del sitio PSG-7, en la localidad de Pisagua adscritos al período Formativo de la zona (ca. 1000 a.C.) (Aufderheide 1994), dio como resultado el consumo de coca por parte de al menos uno de los individuos estudiados, al reconocerse la presencia del metabolito benzoylecgonine (BZE), (Cartmell 14

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et al. 1994). Aunque sin indicar los sitios específicos de proveniencia, otros tres casos datados ca. 350 d.C., indicados como Alto Ramírez, también resultaron positivos para el uso, presumiblemente masticatorio, de coca. Durante el Período Medio, aparentemente el consumo de coca se habría incrementado en consideración de la mayor presencia de restos de hojas en los ajuares y ofrendas que acompañaban a los difuntos y al aumento de los individuos con detección positiva del componente activo benzoylecgonine. Al respecto, Cartmell y colaboradores (1994), a partir del análisis de 16 individuos, de los cuales 10 resultaron positivos para el consumo de coca, postuló el consumo masivo de la especie por parte de las poblaciones Cabuza presentes en Azapa. Indirectamente, Molina (1989) y su equipo, a través del estudio del patrón de venación y estomático de restos de hojas que acompañaban a varios individuos procedentes de los sitios Azapa 6, Lluta 54 y Playa Miller 4, plantearon la presencia de las especies de coca conocidas como Erythroxylum novogranatense var. novogranatense y Erythroxylum novogranatense var. trujillense. Ambas especies poseerían una adecuada adaptación a sistemas áridos, permitiendo señalar a los autores su posible cultivo en los valles ariqueños desde al menos el Período Medio en adelante, promovido por el interés y la presencia de Tiwanaku en la zona. En similitud con los resultados anteriores, el estudio realizado por Belmonte y colaboradores (2001), concluyó que los contenidos de chuspas provenientes de los sitios Azapa 140, Azapa 6 y Playa Miller 3 corresponderían a hojas de coca del tipo Erythroxylum novogranatense var.truxillense, no reconociéndose restos de otras plantas como sorona. En concordancia, Horta y Agüero (2009), dieron cuenta del uso de inkuñas como envoltorio de hojas de coca en numerosos contextos funerarios de Playa Miller 2, Playa Miller 3, Azapa 6 y Playa Miller 9. Ya en 1975, Erices en el análisis realizado a 192 tumbas del sitio Azapa 6, postulaba la presencia de coca (Erytroxylon sp.) en 11 de las muestras estudiadas, lo que correspondía a un 5,7 % del total de vegetales reconocidos para los contextos funerarios del sitio. En tanto, en Playa Miller 4 también se detectaron restos de hojas de coca en seis casos, de un total de 221 tumbas revisadas por el autor. La proveniencia de la planta fue objeto de mención por parte de Erices (1975), indicando que procederían de tierras altas y, consecuentemente, se presentaban en un porcentaje menor en comparación al resto de los vegetales de los contextos. Si bien no hace referencia a la descripción de las hojas, indica que éstas pueden ser fácilmente confundidas con la sorona o brea (Tessaria absinthioides). En tanto, la etnohistoria nos entrega datos fundamentales sobre el cultivo de coca en los sectores de valles intermedios y costeros de Arica durante el siglo XVI. El estudio realizado por Ríos y Pizarro (1989) sobre los títulos de encomienda y de la tasa de tributos de los indios del siglo XVI, atestiguó la existencia de cocales en el extremo Norte de Chile y en específico en la cabecera del valle de Azapa. Al

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respecto, se cita la encomienda concedida a Lucas Martínez Vegazo como medio de prueba de la producción de cocales en la región: “(...) con el cacique del valle de Tarapacá, que se llama Tuscasanga, y con él los pescadores, y en otro pueblo que se llama Pachica, e otro Pachuca, e otro Guamba, que están en el de Cato, e con su señor que se llama Apo, y en el valle de Caviesa y el pueblo de Ranina y el cacique Ayavire con otro que se llama Tacauri e otro pueblo que se dice Omaguata y el señor Ayavile e otro Chupaya con el señor Chuquichambeco, novecientos indios; y en la cabeza del valle de Asapa los indios de estos dichos valles, que tienen estancias de coca, e ají grana e otras cosas (...)”, (Lucas Martínez Vegazo en Ríos y Pizarro 1989: 86 ). Los antecedentes expuestos son consistentes con el uso de coca anterior a la penetración incaica, como también, indican que su cultivo se habría llevado a cabo en los Valles Occidentales, al menos, durante el período Colonial4. Esto nos permite postular que las poblaciones prehispánicas tardías de Arica y Tarapacá habrían poseído un conocimiento arraigado de las propiedades de la planta y, consecuentemente, pudiesen haber estado familiarizadas con las condiciones necesarias y adecuadas para su producción. Si bien no tenemos datos etnohistóricos de una situación similar a la descrita para los valles tarapaqueños, proponemos a modo de hipótesis un cultivo local de la especie, iniciado y promovido desde el incanato. El sitio de Tarapacá Viejo y su entorno

La aldea de Tarapacá Viejo se ubica en el curso bajo de la Quebrada de Tarapacá, a una altura de 1350 m.s.n.m., emplazada sobre el plano inclinado de la ladera sur. Está rodeada de amplios cerros y una vegetación acotada al espacio del caudal del río. A partir de lo observado en terreno, se puede establecer que una de las razones evidentes de este emplazamiento es su ubicación junto a un flujo de agua permanente, con tierras agrícolas de buena calidad. De hecho, para el período entre 1984 y 1990, el caudal registrado alcanzó un promedio de 0.303 m3/sec., con variaciones entre los 0.159 m3/sec. durante el mes de noviembre y un máximo de 0.438 m3/sec. durante el mes de febrero (Nester et al. 2007). La vegetación cercana a la aldea, dispuesta actualmente en la caja de río, es de mediano tamaño destacándose arbustos como Bacharis sp., Tessaria absinthioides, plantas suculentas como Cistanthe sp, variedad de totoras y juncos (Typha sp., Scirpus sp., Phragmites sp. etc.). Las pocas formas arbóreas que se observan en la actualidad se remiten a unos cuantos algarrobos y espinos (Prosopis sp.y Acacia vilca). Desde este plano se puede acceder siguiendo el curso de la quebrada hacia el Este, al sector intermedio de la misma, donde se alcanzan alturas promedios de 3000 metros. La vegetación en esta zona es más escasa, manteniendo la gama de plantas asociadas a cursos de agua y haciendo su aparición las cactáceas 4 Los sitios mencionados poseen una amplia variabilidad de fechas, comprendiendo desde el Período Formativo, Período Medio y el Período Intermedio Tardío, alcanzado en el caso de Playa Miller 3, fechas tardías de 1450 d.C. (Belmonte et al. 2001, Muñoz 2001).

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en la zona de meseta por sobre el cajón de la quebrada. A su vez, en dirección Oeste, se accede al desierto; amplias mesetas cuya única formación vegetacional corresponde a la denominada Pampa del Tamarugal. Esta formación vegetacional se extiende desde la quebrada de Tana hasta el río Loa por el sur, presentando un clima desértico normal cuyas principales características son la limpieza de la atmósfera, la fuerte oscilación diaria de las temperaturas y la ausencia de precipitaciones (Elgueta 1992). A pesar de estas condiciones áridas la presencia de napas subterráneas de agua permite el desarrollo de un denso bosque compuesto principalmente por diversos Prosopis sp. (tamarugos y algarrobos), (Brinner 1985), (figura 1). Trabajos realizados en la década de 1980 describen a Tarapacá Viejo como la aldea más importante del curso inferior de la quebrada, siendo además el espacio que los españoles usaron como centro de operaciones en el área, mudándose luego hacia el lado norte del río donde se instaló el importante centro administrativo hispano de San Lorenzo de Tarapacá (Núñez 1983). Está constituida por 108 estructuras destacando los rasgos incaicos tales como el patrón de disposición ortogonal irregular de los recintos, las formas rectangulares y subrectangulares de éstos, la presencia de muros doble con relleno, el uso de revoque, la formación de canchas y una asociación directa con el Capaqñan o Camino del Inca (Urbina y Adán 2009, Vidal. E. 2011, Zori y Urbina 2014), (figura 2). Sin perjuicio de que el incanato produce cambios significativos en la arquitectura y en el trazado del asentamiento (Uribe et al. 2012), sus primeras ocupaciones se remontan al Formativo Tardío, con una ocupación poco intensiva. Posteriormente, la presencia de contextos en los cuales la cerámica Pica Charcollo aparece sin asociación a tipos altiplánicos, sugieren una importante presencia durante la fase Tarapacá (900-1250 d.C.), la cual dio paso a una ocupación significativa durante la fase Camiña (1250-1450 d.C.) del Periodo Intermedio Tardío (Uribe et al. 2012, Zori 2011). Para el momento en cuestión, los fechados absolutos obtenidos de contextos sellados en Tarapacá Viejo se extienden entre los 1.274 al 1.420 cal. d.C. (Uribe et al. 2012). A lo anterior, se suma la presencia de cerámica Pica Charcollo y tipos altiplánicos con lo cual se confirma que el rango de ocupación más significativo ocurrió hacia la segunda mitad del período o fase Camiña (Uribe et al. 2012). La presencia del Inca en la región se manifiesta en los números fragmentos cerámicos del tipo Inca Local y destacables evidencias Inca Cusco recuperados en el sitio (Uribe et al. 2007, Zori 2011). Por lo tanto, el interés del incanato habría estado relacionado con actividades vinculadas a la minería y la producción de cobre, bronce, y plata. En efecto, existe evidencia de esta práctica dentro de la aldea y en gran parte de los sitios detectados en la quebrada (Zori 2011, Zori y Tropper 2010 y 2013, Zori et al. 2013). Elementos tales como restos de escoria y fragmentos de horno son comunes tanto dentro de Tarapacá Viejo, como en sitios abiertos ubicados en lugares con buena exposición al viento. Volumen 15 (xx-xx)

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Por otra parte, la presencia hispana en la aldea se ve confirmada por la existencia de tipos cerámicos coloniales tempranos, así como también por la presencia de semillas de trigo (Uribe et al. 2012, Vidal 2008, Zori 2011, Zori y Urbina 2014). En definitiva, la aldea de Tarapacá Viejo tuvo una ocupación constante que sólo fue interrumpida bien avanzado el período Hispano Colonial, adentrándonos hacia el siglo XVIII (Zori y Urbina 2014). Las causas del abandono del sitio son desconocidas, aunque se postula un probable aluvión que habría afectado al lugar produciendo el traslado de la población hacia la ladera norte de la quebrada. O bien, en concordancia con la tradición oral de la zona, una posible epidemia descrita para el año 1717, habría movilizado un abandono apresurado y el incendio de la aldea (Núñez 1984). Actualmente, la aldea en ruinas sigue siendo utilizada como lugar de campamento esporádico durante la celebración de la fiesta religiosa de San Lorenzo, lo que implica que cientos de personas se ubiquen en las zonas cercanas aportando con desechos actuales al registro arqueológico (Vidal, E. 2011). III. METODOLOGÍA

Las semillas fueron recuperadas a partir de la excavación sistemática de las áreas 3 y 7 del sitio Tarapacá Viejo, realizada durante el año 2007 (Zori 2011). Ambas áreas corresponden a cuadrículas de 1 x 2 mts localizadas al interior de los recintos 53 y 27 respectivamente, en la descripción arquitectónica realizada por Urbina y Adán (2009), (también en Vidal, E. 2011). Los carporrestos (semillas y frutos) fueron obtenidos a partir de extracción directa de contextos sellados, mediante harneros de 0,5 cm, luego se embolsaron y etiquetaron especificando el número de locus o nivel estratigráfico. Su determinación taxonómica se realizó mediante el análisis morfológico de cada elemento y su comparación con muestras de referencia. La contabilización de los carporrestos contempló las frecuencias absolutas enumerándose el número mínimo de individuos (NMI). Para ello se utilizó el criterio propuesto por Buxó (1997), en el cual la unidad contable adoptada es el grano entero y, en caso de estar fragmentado, se trata como un individuo sólo en la situación de que el sector del embrión se conserve. IV. RESTOS VEGETALES Y DESCRIPCIÓN DE LAS SEMILLAS DE COCA RECUPERADAS EN TARAPACÁ VIEJO.

El género Erythroxylum, el cual abarca a las distintas especies de la planta de coca, se reconoce en el sitio Tarapacá Viejo a partir de dos semillas localizadas en el área 3 (locus 3) y en el área 7 (locus 9C). Las dos semillas de coca recuperadas se describen como ovaladas y apuntadas en uno de sus extremos, con un largo de 10 mm y un ancho en su zona media de 3 18

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mm (figura 3 y 4). Se encuentran surcadas por depresiones longitudinales en todo el cuerpo. Difieren en color, siendo una de tonalidades café rojiza oscura, mientras que la segunda conserva un color café claro. Por el momento, su adscripción a una especie en particular no fue posible, ya que su determinación específica no se puede realizar exclusivamente a través de la semilla. La semilla recolectada desde el área 3, se asocia a un conjunto de 2248 carporrestos contables donde destacaron los endocarpos de Prosopis (algarrobo, nmi=1881), cariopses (nmi=172) y marlos (nmi=56) de Zea mays (maíz), fragmentos de pericarpio de cucurbitáceas (nmi=50), carozos de Geoffroea decorticans (chañar, nmi=50), semillas de Gossypium sp. (algodón, nmi=11), frutos de Schinus molle (pimiento, nmi=2), una espina de Cactaceae y granos de Triticum sp. (trigo, nmi=13). Dentro de los elementos no cuantificables también destacaron los tallos de Equisetum sp. (cola de caballo), (Tabla 1). La presencia y distribución de estos elementos nos permiten plantear que el área 3 es diagnóstica de una ocupación intensiva de tipo habitacional, donde se descartaron con intensidades diferenciadas los diversos restos vegetales, concentrándose en los niveles medios (locus 7 a locus 9) de la ocupación del recinto. Además, se postula la posible preparación de alimentos al interior del recinto a partir de varios eventos de quema separados por estratos de relleno (Zori 2011). Específicamente el locus 3, donde fue localizada la semilla de coca, ha sido interpretado como un depósito secundario de basura, de data posterior a la ocupación del recinto 53 (Zori 2011). Por otro lado, si bien la mayoría de los restos vegetales no son indicadores fehacientes de temporalidad, la presencia de 13 semillas de Triticum (trigo), recuperados de los niveles superiores 3 y 4B del área 3, dan cuenta de la ocupación del recinto durante el período Hispano Colonial. Este cultivo, dado su indiscutible origen alóctono, sólo pudo haber sido introducido al lugar posterior al ingreso y /o contacto español. A su vez el hallazgo de Erythroxylum sp. (semilla de coca) en el mismo recinto, corroboran una ocupación tardía. Sin perjuicio de lo anterior, de los 3310 fragmentos cerámicos recuperados en esta unidad de análisis, el 1,5 % corresponde al Formativo Tardío y un 85,6 % al Período Intermedio Tardío con una clara diferenciación entre las fases Tarapacá y Camiña para este último momento (Zori 2011). De manera complementaria a la evidencia botánica que indica una ocupación tardía de este espacio, la cerámica del período Tardío se encuentra presente con un 0,2 % de frecuencia relativa (Zori 2011). La segunda semilla de coca, recuperada desde el área 7, se encontró en asociación con un conjunto de 653 carporrestos contables, destacando restos de endocarpos de Prosopis (nmi=438), cariopses y marlos de Zea mays (nmi= 66 y nmi=16 respectivamente), fragmentos de pericarpio de Cucurbita (nmi=50), carozos de Geoffroea

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decorticans (nmi=40), frutos de Schinus molle (nmi=19), semillas de Gossypium sp. (nmi=3) y Lagenaria sp. (calabaza, nmi=1), (Tabla 2). La abundancia de restos alimenticios en el área 7, la particular presencia de una única semilla de Lagenaria sp., los copiosos fragmentos de pericarpio de cucúrbitas y carozos de chañar son interpretados como evidencia de conductas de preparación de alimentos dentro del recinto (p.ej., extracción de carne de las cucurbitas y posterior desecho de pericarpios y semillas). La semilla de Erythroxylum, es igualmente diagnóstica de una ocupación tardía y pre-colonial. Específicamente el locus 9 del área 7, se ha interpretado como una serie de capas (locus 9A, 9B y 9C) de depositación secundaria que se localizaron por debajo de un piso colonial. Respecto de la temporalidad de la ocupación, de los 5785 fragmentos cerámicos recuperados, 1,33% fueron adscritos al Formativo Tardío, 91,6 % al Período Intermedio Tardío y un 2,1 % exclusivos del período Tardío. El conjunto colonial sólo representó el 0,03% del total (Zori 2011). A partir de lo observado, la presencia de semillas de coca en contextos domésticos implicaría el manejo de una porción de la planta mucho más amplia que sólo las hojas. Es factible que a Tarapacá Viejo se introdujesen ramas completas del arbusto (hojas y semillas incluidas), o que durante la extracción de las hojas para su posterior procesamiento se incluyeran accidentalmente las semillas. En cualquiera de los dos casos, esto parece suponer actividades de limpieza y extracción de las hojas al interior de los recintos, permitiéndonos suponer un cultivo cercano a la aldea. V. DISCUSIÓN: EL POTENCIAL PRODUCTIVO DE TARAPACÁ

El hallazgo de semillas de coca en contextos arqueológico es bastante inusual y hasta donde alcanzan nuestros conocimientos ha sido raramente reportado. Sin embargo, como se indicara, la presencia de hojas de coca en contextos funerarios se remite al período Formativo de la región tarapaqueña (c.a 900 a.C.- 800 d.C.). En el valle de Ica, sur de Perú, en el sitio H-13, se recuperaron semillas de coca en asociación con restos de pacay y semillas de guayaba (Beresford-Jones et al. 2009). Dado el actual estado de absoluta desertificación del valle de Ica, los autores indican que la evidencia arqueobotánica recuperada sugiere que ocurrió un cambio dramático en las condiciones ecológicas de la zona. Y que la parte baja del valle, al menos hasta el Horizonte Medio, debió poseer una vegetación abundante que permitió el cultivo de especies como coca a la sombra de árboles como el pacay y la guayaba (Beresford-Jones et al. 2009). En el caso tarapaqueño, las condiciones ambientales imperantes y el grave efecto antrópico en la actualidad no permiten sostener una vegetación arbórea diversa, restringiendo la presencia de árboles a especies tales como algarrobos, algunos chañares, vilcas y pimientos en acotados espacios al interior de la Quebrada de Tarapacá. En general, resulta difícil comprender la abundante cantidad de res20

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tos arqueobotánicos en los contextos arqueológicos tarapaqueños sin considerar condiciones de mayor humedad en el pasado (García et al. 2014). Al respecto, la data paleo-ambiental, obtenida a partir de estudios dendrocronológicos de troncos subfósiles de algarrobo de la quebrada de Tarapacá, muestran la presencia de anillos más gruesos dentro de una cronología flotante de 100 años, la cual estaría vinculada a mayores precipitaciones en el altiplano, lo que indica niveles de humedad superiores a los actuales (García et al. 2014). Otros análisis paleo-climáticos realizados a partir de estudios de polen en paleo-madrigueras de roedores, postulan un aumento importante de la humedad entre el 2200-1100 AP, así como nuevas condiciones de aridez para los últimos siglos (Maldonado y Uribe 2011, Zori and Brant 2012). En consecuencia, esto implica que el ambiente durante el Formativo e inicios del Período Intermedio Tardío (c.a. 1000 d.C.) fue más húmedo que el actual con un mayor cobertura vegetacional (Maldonado y Uribe 2011, Maldonado y González 2012, García et al. 2011). Por otra parte, las condiciones ecológicas necesarias para el cultivo de coca varían dependiendo de la variedad de la especie. De tal manera, si bien existen alrededor de 200 especies pertenecientes al género Erytroxylum sp., la única especie que aún se encuentra en estado silvestre en los Andes corresponde a Erythroxylum coca Lam., la cual es comúnmente cultivada en los Andes Orientales de Perú y Bolivia en ambientes de humedad abundante (Neumann 2004). No obstante, también se conocen variedades de coca para sembrar en ambientes desérticos correspondientes a los tipos Erytroxylum coca variedad truxillense y Erytroxylum coca variedad novogranatense. Estas variedades poseen el potencial para adaptarse a sistemas de escasa agua y altas temperaturas, debiendo tener la precaución de no someter a la planta a grandes cambios de temperatura (Neumann 2004). En la actualidad, el cuidado de la planta de coca se realiza plantándola bajo doseles arbóreos que brindan protección a los cambios de temperatura (Latcham 1936). Creemos que las condiciones más húmedas del Formativo y de comienzos del Período Intermedio Tardío ayudaron al desarrollo agrícola de la región y habrían facilitado el cultivo de una gran variedad de especies, permitido el desarrollo de una tecnología agraria y asentado las bases del conocimiento agrícola necesario para manejar cultivos no tradicionales de la zona. Ante las condiciones más secas del Período Tardío, la existencia de variedades de coca adaptadas a climas secos, habrían permitido el cultivo local de ésta, aprovechando los espacios bajos de quebrada y los ambientes de terrazas (andenerías), donde se reconocen abundantes vestigios de eras de cultivo y arboledas enterradas bajo la arena (Vidal et al. 2012). En este sentido, la quebrada de Tarapacá reuniría las condiciones climáticas adecuadas para el cultivo de coca, gracias a temperaturas promedios de 18 a 20 °C, con un caudal de agua permanente y el potencial para el desarrollo de una vegetación arbórea que impediría la exposición de la planta a cambios bruscos de temperatura. Por otra parte, el estudio que hemos comenzado a realizar sobre los campos de cultivo en desuso, visibles para la parte baja de la Quebrada de Tarapacá y la pampa Volumen 15 (xx-xx)

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desértica tarapaqueña en general, en Pampa Iluga y Quebrada de Guatacondo, nos permiten indicar un manejo agrícola intensivo en el pasado. Nuestros resultados preliminares indican un sistema de seis campos de cultivo en la parte baja de la Quebrada de Tarapacá que abarca un total de 35,7 ha. Por su parte, los sistemas de campos aledaños a la pampa en la Quebrada de Guatacondo ocupan un espacio total 548,5 ha (Vidal et al. 2012). Un dato interesante para nuestro planteamiento, es la recurrente mención que se hace al describir las chacras del Inca, donde el cultivo de coca, maíz, ají y algodón compartían un mismo espacio ( Janós 1998). En Tarapacá Viejo, está presente esta asociación con restos de maíz, algodón y coca (figura 5). Y aunque, aún no está evaluado, también hay noticias de presencia de ají (Capsicum sp.) en el sitio (com. pers. Méndez-Quirós). Este punto reafirma que en Tarapacá Viejo se integraron los cultivos de mayor interés para el Inca. Estos elementos, más los antecedentes de cultivos de coca y consumo de ésta para momentos tempranos de los Valles Occidentales, permiten plantear que al momento del arribo del Tawantinsuyo a Tarapacá, los grupos tarapaqueños habrían estado familiarizados con los usos y propiedades de la coca; al igual que, habrían manejado importantes espacios de cultivo, contando con la tecnologías de riego necesarias y los conocimientos ambientales para incorporar el cultivo de coca dentro de su producción local. VI. CONCLUSIONES

Tarapacá Viejo, actuó como un espacio nuclear de la región tarapaqueña durante el período Tardío, a partir del cual el Inca aprovechó la organización preexistente, integrando desde aquí la región al imperio (Uribe et al. 2012, Zori 2011). En este sentido, la cultura material del sitio permite postular, a partir de una abundante cantidad de restos arqueobotánicos recuperados y de bolsas domésticas o contenedoras de alimentos registradas, una importante actividad agrícola y/o recolectora de carácter excedentaria asociada a un tráfico de caravanas fortalecido para momentos tardíos (Agüero y Zori 2007, Uribe et al. 2012). La recuperación de semillas de coca, si bien escasa y poco visibilizada en los contextos arqueológicos, continúa la discusión en torno al potencial agrario de la zona tarapaqueña que, consistentemente en los últimos años, ha entregado restos arqueobotánicos cuyo cultivo siempre se ha asociado a espacios de mayor humedad (García et al. 2014).5 Asimismo, el conjunto arqueobotánico asociado a las semillas de coca es variado, destacando la recolección de algarrobo y la presencia de cultivos tales como maíz, zapallos, calabazas y algodón. Esto ratifica la existen5 Se han recuperado restos de maní (Arachis hypogea) en Caserones, ubicado a corta distancia de Tarapacá Viejo y datado desde el Período Formativo y hasta inicios del Intermedio Tardío (García et al. 2014). De igual modo, se reconoce una significativa cantidad de restos de semillas y motas de algodón en sitios como Caserones, Pircas y Tarapacá Viejo, entre otros (García et al. 2014).

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cia de espacios altamente productivos con un manejo suficiente y adecuado del recurso hídrico. Los antecedentes de restos arqueológicos de coca en sitios ariqueños y tarapaqueños anteriores al Período Tardío sugieren una larga vinculación y acabado conocimiento sobre la planta por parte de los grupos tarapaqueños. Los momentos de mayor humedad durante el Formativo y Período Intermedio Tardío dan cuenta del potencial agrario que alguna vez sostuvo Tarapacá, tal como se corrobora con las melgas en desuso, demostrando una agricultura intensiva. Si a ello sumamos la existencia de variedades de coca adaptadas a entornos secos, las cuales han sido precisamente recuperadas de contextos arqueológicos funerarios ariqueños, la importante variedad de cultivos registrados en Tarapacá Viejo y la data etnohistórica que verifica plantaciones de cocales en Azapa, nos permitimos plantear la posibilidad de un cultivo local al interior de la quebrada de Tarapacá que por el momento podemos situar al arribo del incanato. No obstante, futuros estudios podrán enfocarse a reconocer si este cultivo era manipulado por los grupos tarapaqueños anterior a la intervención cusqueña. En cualquier caso, podemos afirmar que, dada la alta valoración simbólica y ritual de la coca para los incas, la presencia de este cultivo, además del patrón arquitectónico ortogonal, de cerámica imperial y evidencias de Quipu (Agüero y Zori 2007; Uribe et al. 2007), refuerzan la noción de que Tarapacá Viejo se constituyó como un espacio altamente significativo desde el punto de vista productivo y político para el Tawantinsuyo en los Valles Occidentales. Agradecimientos

Comprometen nuestra gratitud los proyectos FONDECYT 1030923 y 7060165, a partir de los cuales se recuperaron los carporrestos reportados. Igualmente, al proyecto FONDECYT 1130279 a partir del cual comenzamos a discutir el potencial agrario de Tarapacá. Nuestra gratitud a la comunidad de San Lorenzo de Tarapacá por su siempre cálida bienvenida y a los colegas por su apoyo permanente, especialmente a Leonor Adán, Magdalena García, Josefina González, Antonio Maldonado, Pablo Méndez-Quirós, Simón Urbina y Estefanía Vidal. Se agradece también al proyecto VIDSOC08/16-2. VI. REFERENCIAS CITADAS Agüero, C. y C. Zori. 2007. Otro Quipu encontrado al sur de Arica. Boletín de la Sociedad Chilena de Arqueología 40: 21-28. Aufderheide, A.1994. Contributions of Chemical Dietary Reconstruction to the Assessment of Adaptation by Ancient Higland Immigrants (Alto Ramirez) to coastal Conditions at Pisagua, North Chile. Journal of Archaeological Science 21: 515-524 Belmonte, E., M. Ortega, P. Arévalo, V. Cassman y L. Cartmell.2001. Presencia de la hoja de coca en el ajuar funerario de tres cementerios del Período Tiwanaku: Az-140, Az-6 y PLM-3. Chungará 33 (1): 125-135.

Volumen 15 (xx-xx)

23

REPORTE DE SEMILLAS DE COCA (ERYTHROXYLUM SP.) EN LA QUEBRADA DE TARAPACÁ

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Alejandra Vidal Elgueta, Mauricio Uribe Rodríguez y Colleen Zori

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Volumen 15 (xx-xx)

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REPORTE DE SEMILLAS DE COCA (ERYTHROXYLUM SP.) EN LA QUEBRADA DE TARAPACÁ

Figuras Figura 1. Vista de Tarapacá Viejo y el pueblo de San Lorenzo de Tarapacá.

Figura 2. Plano de Tarapacá Viejo y las áreas excavadas 3 y 7 (Uribe et al. 2012).

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Alejandra Vidal Elgueta, Mauricio Uribe Rodríguez y Colleen Zori

Revista Werkén

ISSN 0717-5639

Figura 3. Semilla de Erythroxylum sp. Recuperada desde área 3, recinto 53.

Figura 4. Semilla de Erythroxylum sp. Recuperada desde área 7, recinto 27.

Volumen 15 (xx-xx)

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REPORTE DE SEMILLAS DE COCA (ERYTHROXYLUM SP.) EN LA QUEBRADA DE TARAPACÁ

Figura 5. Semillas y motas de Gossypium sp. (algodón), recuperadas desde área 8 en Tarapacá Viejo.

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Alejandra Vidal Elgueta, Mauricio Uribe Rodríguez y Colleen Zori

Revista Werkén

ISSN 0717-5639

Tabla 1. Carporrestos cuantificados recuperados en Área 3, recinto 53.

Prosopis sp. vaina

Prosopis sp. espina

0

3

0

57

0

0

2

0

1

0

0

0

27

0

0

3

0

1

1

3

1

19

x

4A

0

0

0

0

0

25

4B

0

0

0

0

0

5

0

0

0

0

6

0

0

0

7A

0

2

7B

0

16

7C

0

6

8

0

0

9A

0

9B

Zea mays marlo 0

0

61

0

0

0

0

28

0

0

11

3

27

66

1

0

0

0

1

18

45

7

1

0

1

2

1

27

39

1

64

x

0

0

0

1

22

88

0

1

25

0

0

0

0

0

4

30

0

6

1

679

0

0

0

0

4

25

717

0

4

6

281

3

0

0

0

5

32

347

2

1

147

0

0

0

0

6

4

166

0

0

0

204

0

0

1

0

2

8

215

8

0

2

0

58

1

0

0

0

7

0

76

0

8

0

19

0

88

0

0

0

0

11

0

126

9C

0

5

0

0

0

10

0

3

0

0

5

0

23

10A

0

0

0

1

0

1

0

1

0

0

8

4

15

10B

1

2

0

9

0

159

0

0

0

0

1

1

173

12

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

13

0

0

0

1

0

11

0

0

0

0

0

0

12

14A

0

0

0

0

0

18

0

0

0

0

1

0

19

14B

0

0

0

0

0

1

0

1

0

0

0

2

Total

1

50

1

50

11

1881

6

5

2

56

172

2248

Volumen 15 (xx-xx)

Cucurbita

0

Locus

Triticum sp.

Zea mays cariopsis

Gossypium sp. semilla

1

Schinus molle drupa

Geoffroea decorticans carozo

0

Prosopis sp.semilla

Erythroxylum coca semilla

1

Cactaceae espina

fragmento pericarpio

Área 3

13

Total

29

REPORTE DE SEMILLAS DE COCA (ERYTHROXYLUM SP.) EN LA QUEBRADA DE TARAPACÁ

Tabla 2. Carporrestos cuantificados recuperados en Área 7, recinto 27.

Erythroxylum coca semilla

Geoffroea decorticans carozo

Gossypium sp. semilla

Lagenaria sp. semilla

Prosopis sp.vaina

Prosopis sp. espinas

Schinus molle drupa

Zea mays marlo

Zea mays cariopsis

1

0

0

0

0

29

0

0

0

0

2

33

9A

0

5

0

0

2

0

0

6

1

0

0

10

4

28

9B

0

3

0

0

1

0

0

11

0

0

0

17

3

35

9C

0

4

0

1

0

2

0

9

1

0

14

11

4

46

12A

0

6

0

0

4

1

1

29

0

0

0

6

2

49

12B

0

2

0

0

0

0

0

38

1

0

0

4

0

45

12C

2

8

0

0

4

0

0

11

0

8

1

0

1

35

12E

0

7

0

0

9

0

0

133

0

4

1

8

0

162

12F

0

5

0

0

7

0

0

93

0

1

2

5

0

113

12G

0

9

0

0

9

0

0

67

0

0

1

4

0

90

13

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

0

1

0

1

13Z

0

0

0

0

0

0

0

3

0

0

0

0

0

3

14

0

0

0

0

4

0

0

8

0

1

0

0

0

13

Total

2

50

1

1

40

3

1

437

3

14

19

66

16

653

30

Prosopis sp.semilla

Cucurbita semilla

1

Cucurbita

0

Cactaceae espinas

1

Locus

fragmento pericarpio

Área 7

Total

Alejandra Vidal Elgueta, Mauricio Uribe Rodríguez y Colleen Zori

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