\"Repoblación y ocupación del espacio en Extremadura (1142-c. 1350)\" , Actas de las I Jornadas de Historia Medieval de Extremadura, Cáceres, 200, págs. 11-38 (trabajo realizado por Julián Clemente Ramos y Juan Luis de la Montaña)

August 8, 2017 | Autor: J. Clemente Ramos | Categoría: Poblamiento medieval, Medieval settelments, Repoblación
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Descripción

REPOBLACIÓN Y OCUPACIÓN DEL ESPACIO EN EXTREMADURA (1142-C. 1350) * J ULIÁN CLEMENTE RAMOS JUAN LUIS DE LA MONTAÑA CONCHIÑA

U niversidad de Extremadura

1.

INTRODUCCIÓN

Entre la conquista de Coria en 1142 y la crisis bajomedieval se desarrolla una etapa de la historia de Extremadura y de la ocupación y explotación de su espacio. Durante dos siglos, y hasta el desarrollo de una fase de crisis o de simple estancamiento, problemática no suficientemente dilucidada, que se extiende entre mediados del siglo XIV y las primeras décadas del siglo XV, la población extremeña se va a caracterizar por un crecimiento paulatino y por la ocupación y explotación de las diversas comarcas de la región. Este proceso se inscribe dentro de la dinámica peninsular de expansión de las sociedades hispanocristianas sobre una de las fronteras de civilización de Europa, e1 islam peninsular. Dentro de este periodo bisecular, aparecen dos etapas claramente delimitadas: en la primera, la zona cristiana sólo se extiende, con ciertas variaciones, al norte del Tajo y el hecho fronterizo aparece como el elemento más importante para explicar las formas de ocupación y de explotación y las relaciones sociales; la segunda se caracteriza por la definitiva conquista de toda la región por los cristianos. La frontera con el islam desaparece, si bien surge otra, de menor trascen* Trabajo realizado dentro del proyecto "Ocupación y explotación del espacio rural en Extremadura desde la época romana hasta la acrualidad" (IPR98014), financiado por la Consejería de Educación y Juventud de la Junta de Extremadura.

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dencia pero que influirá en las comarcas colindantes, la portuguesa. Será en todo caso una zona de fricción pero en absoluto de expansión.

2.

EXTREMADURA ENTRE EL ISLAM Y EL CRISTIANISMO

(1142-1230)

La ocupación de Extremadura comienza con la conquista de Coria en 1142. Esta conquista se inscribe en la nueva correlación de fuerzas que se desarrolla en la Península entre el Islam y el cristianismo en el segundo cuarto del siglo XII. Los almorávides, claramente hegemónicos durante los reinados de Alfonso VI y Urraca, empiezan a mostrar signos de debilidad debido a dos factores: el creciente poder de los almohades en Marruecos y el fortalecimiento de Castilla después de la muerte de Alfonso el Batallador. Alfonso VII afirma su poder desde 1134 y conquista la importante fortaleza de Oreja en 1139; mientras tanto, los almorávides tienen que hacer frente, debido a sus crecientes diferencias con los andalusíes 1 , a una rebelión en Córdoba en 1138. Esta nueva coyuntura militar, que se va a prolongar hasta la llegada de los almohades a la península, propiciará la conquista de Coria. Esta plaza ya había estado de modo transitorio en manos cristianos durante el reinado de Alfonso VI, pero se perdió en el de su hija Urraca2 • En realidad, Coria estaba en una situación muy expuesta, pues en la zona castellano-manchega, la línea del Tajo estaba sólidamente controlada por los cristianos. Por otro lado, suponía un inconveniente para la zona más occidental de la Extremadura Histórica, pues desde la actual Extremadura3 los musulmanes emprendían expediciones hacia posiciones cristianas. Coria era la ciudad musulmana situada más al norte en la parte occidental de la península. Por ello, parece normal que Alfonso VII, una vez conquistada Oreja, que suponía un riesgo para los campos toledanos, sitúe a esta ciudad entre sus prioridades militares. Coria aparece como una ciudad relativamente importante. Aunque no demasiado grande y, por ello, sin demasiada población, estaba bien defendida (la conquista se realice mediante un acuerdo, tras infructuosos y denodados esfuerzos de tomarla por la fuerza 4) y contaba con una buena base agraria. Sin duda, en cuan1 B. F. Reilly, Cristianos y musulmanes, 1031-1157, Barcelona, 1992, pp. 212-3; J. Bosch Vilá, Los almorávides, Tetuán, 1956, pp. 241-2; M. Recuero Astray, Alfonso VII, emperador. El imperio hispánico en el siglo XII, Madrid, 1979, p. 115, considera sólida la posición de Alfonso VII desde 1133. 2 Según la Chronica Adephonsi Imperatoris, Madrid, 1951 (edic. L Sánchez Belda), pp. 84-5, debido "a malis hominibus, qui dicibantur se esse christianos et non erant", información de dudosa interpretación, pero que quizás aluda a personajes de frontera de oscilante fidelidad. 3 Los musulmanes, durante el reinado de Urraca, "munierunt Cauriam et Alvalat magna multitudine militum et peditum, qui quotidie debellabant totam Extrematuram usque ad flumen Dorium"; Caria y el castillo de Albalat cumplen el mismo papel que Oreja en la zona toledana (Cron. Adeph. Imper., pp. 84-5). 4 Chronica Adephonsi imperatoris, pp. 123-4

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to a ocupación y explotación del espacio, Coria era un islote entre el Tajo y el Sistema Central. Los campos que la rodeaban producían suficientes bienes para abastecer a la ciudad y contarían, presumiblemente solo en un radio próxim0 5 , con un poblamiento concentrado (alquerías) y disperso. Coria era la única fortaleza musulmana importante al norte del Tajo. No se menciona la conquista de ninguna otra; posiblemente eran indefendibles tras la caída de la unica ciudad del territorio. Nada mejor explica lo que acabamos de decir que el inmediato abandono de Albalat por los musulmanes. Este castillo estaba en una posición mucho más meridional, sobre el Taj 06 , pero sus pobladores debieron considerar que con la nueva situación creada tenía una ubicación muy expuesta y de difícil defensa. La zona entre el Tajo y el Sistema Central debía albergar muy poca población y estar dominada por la vegetación natural. Sólo conocemos como aldea-alquería la Torre de Alchaeto. Debieron existir otros puntos habitados. Considerando la topomia, es llamativa la existencia de una serie de fortalezas de nombre romano o árabe (Mi lana, Mascoras -Santibañez-, Almenara y Trevejo), situadas en el valle del Alagón y próximos a los pasos de montaña de la mitad occidental. Su ubicación parece estar en consonancia con las vías de comunicación presentadas por Idrisi, que privilegia esta zona en detrimento de la oriental y de la misma ruta de la plata7 • De este modo, estas fortalezas asegurarían la comunicación entre Alcántara, Coria y los puertos occidentales. Sobre la zona oriental, que será ocupada y controlada por el reino de Castilla, el silencio de las fuentes es total, obedeciendo seguramente a una despoblación casi absoluta8 • Su situación no sería muy distinta a la que presentan en estos momentos las zonas más meridionales de la Extremadura Histórica. Por tanto, la realidad poblacional del espacio situado entre el Sistema Central y el Tajo, en el momento de la conquista de Coria, se caracteriza por su situación anómala. A esta medina/ciudad habría que añadir, posiblemente, una serie de 5 Alfonso VII concede a la catedral de Coria después de la conquista "terciam partem ipsius civitatis domorum et omnium regalium redituum corporis civitatis et omnium hereditatum regalium presencium et futurarum de terris videlicet et de ortis, de molinis et pratis, de calumpniis et furnis, de balneis et tendis, de portatico, de piscibus et carnibus, de bestiis, de ganado ... decimam partem tocius mei laboris, panis scilicet et vini , et ortorum et ganadi si ibi aliquam habuero" G. 1. Martín Martín, Documentación medieval de la iglesia catedral de Caria, Salamanca, 1989, doc. 1); Idrisi dice que "La villa de Coria esta hoy en poder de los cristianos. Rodeada de fuertes murallas es antigua y espaciosa. Es una excelente fortaleza y una bonita población, su territorio es extremadamente fértil y produce frutos en abundancia, sobre todo uvas e higos" (Geografía de España, Valencia, 1974, p . 20). 6 Sobre Albalat, cf. J. 1. de la Montaña Conchiña, "Albalat y Atalaya de Pelayo Velidiz. Notas sobre dos fortificaciones extremeñas en la repoblación de los siglos XII y XIII", Alcántara, n. 25 (1992), pp. 99-114. 7 al-Idrisi, Los caminos de al-Andalus en el siglo XII, Madrid, 1989 (edic. de Jassim Abid Mizal), p.84. 8 M. Gómez Moreno, "Crónica de la población de Avila", BRAH, CXIII (1943), p. 27 .

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fortalezas que tendrían un papel mas ligado al control visual y a la defensa del terri torio (la misma toponimia, con nombres como Almenara -atalaya- o Mascoras -campamento-, parece certificar esta realidad) que a su ocupación y explotación. En las fuentes cristianas se presentan como simples castillos, en contraposición a otras fortalezas musulmanes definidas como villas y castillos 9 • Al margen de estos lugares, otras referencias a población musulmana son muy escasas. Aparece una mezquiella cerca de Santibáñez el Alto (San Juan de Mascoras) y referencias a iglesias antiguas que pueden aludir a ruinas o quizás a edificios usados por mozárabes en fechas no muy lejanas lO • No sabemos si esta realidad sería muy antigua. En cualquier caso, las fuentes musulmanas sólo aluden a Coria, aunque esto no es concluyente. Es posible que la zona estuviera poco poblada desde la conquista musulmana, en contraposición a otras zonas como la cuenca del Guadiana. En cualquier caso, la conquista de Toledo y la repoblación de las ciudades episcopales de la Extremadura histórica entre finales del siglo XI y principios del XII debieron incidir negativamente en el poblamiento de este territorio. La primera conquista de Coria por los cristianos y su posterior reconquista por los almorávides se inscribe en este contexto. En cualquier caso, estamos ante un espacio muy poco poblado con algunas zonas prácticamente desérticas. Hay un detalle del mayor interés: en ninguno de los deslindes que se realizan después de la conquista cristiana se citan límites o demarcaciones del periodo musulmán. A lo sumo se alude a términos "novos et antiquos", expresión que no parece más que un mero formulismo. En todo caso, contrasta con las fórmulas y los mecanismos de deslindes utilizados en los territorios extremeños situados al sur del Tajo11. La escasa ocupación poblacional está directamente relacionada con un paisaje que podemos reconstruir a través de las referencias notariales o toponímicas posteriores. En primer lugar, llama la atención el peso decisivo de la vegetación natural. El territorio de Trebejo, castillo de presumible origen musulmán, aparece constituido en 1186 "cum montibus et vallibus, rivis e pascuis". En otros 9 Veamos algunos ejemplos: "castrum et villam gue dicirur Alcantara" O. González, Alfonso IX , II, Madrid, 1944, doc. 346, año 1217); "Magacellam, villam guae est ultra flumen de Guadiana, cum suo castello" O. González, Reinado y diplomas de Fernando III, Córdoba, 1980-6, vol III, doc. 521 , año 1234); "castrum et villam guae vocatur Bienguerencia" (Ibíd., doc. 680, a. 1241); "el castiello de Reyna con la villa" (Ibíd. , doc. 739 , a. 1246). 10 J. González, Alfonso IX, II, docs . 7 y 518; en 1188, en una donación real de la gue es beneficiario Pedro, arcediano de Plasencia, se alude a "locum ecclesie antigue supradicte, guam invenimus nondum destructam in prima Placentie fundatione, cuius parietes sunt in villari prope rivulum Nebularum" O. González, El reino de Castillo en la época de Alfonso VIII, Madrid, 1960, doc. 494). Sobre la escasa toponimia musulmana en la Extremadura del norte del Tajo, A. Bernal Estévez, Poblamiento, transformación y organización social del espacio extremeño (siglos XIII al XV), Mérida, 1998, pp . 271-2. 11 J. Clemente Ramos, "La Extremadura musulmana (1142-1248). Organización defensiva y sociedad", Anuario Estudios Medievales, 24(994), pp. 690-1.

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casos aparecen indicios de una más intensa ocupación y de una mayor agrarización, pero de todos modos, el predominio de los espacios naturales es claro, y los espacios cultivados y apropiados sólo tienen un papel secundario 12 • Este predominio de la vegetación natural va unida a una escasa degradación. Es posible que esta limitada ocupación y explotación del espacio haya permitido una evolución progresiva de la vegetación natural. La toponimia nos muestra dos características: la existencia de bosques tupidos y una escasa degradación. De este modo, aparecen topónimos como Encinar Vellido, Robrediello Bellido, Vallevellido. Las especies citadas son de tipo climácico (encina, robles, alcornoques) y subclimácico (castaño). La manifestaciones de degradación son escasas y en algun caso dudos as13. En definitiva, el espacio de lo que va a constituir fundamentalmente la Extremadura cristiana hasta 1230 se define por una muy escasa población, lo que permite un predominio de los espacios no apropiados y de la vegetación natural, que se caracteriza por su escasa degradación y por el dominio de las especies climácicaso Entre 1142 y 1157, año de la muerte de Alfonso VII, no conocemos ninguna noticia de este rey relacionada con la Transierra extremeña. Sin duda, el interés de este monarca está más vinculado a una rápida expansión ante la crisis almorávide que a una organización de los terrenos conquistados 14 • La situación no va a cambiar con Fernando II, al menos hasta 1174. Entre 11 S7 Y 1174 se constata una clara continuidad de la dinámica existente en los años anteriores. Aparecen, sin embargo, algunos elementos nuevos. Por un lado, la muerte de Alfonso VII va a ocasionar la separación transitoria de Castilla y León hasta 1230. Esto va a suponer la aparición de una nueva frontera que va a coincidir en la Extremadura cristiana, al parecer por expreso deseo de Alfonso VII, con la Vía Guinea o Ruta de la Plata, actual N-630. Por otro lado, asistimos ahora a la consolidación definitiva del reino de Portugal, cuyos orígenes se remontan a 1135-9 15 • El reino de León, debido a sus intereses estratégicos, será el que tenga una actuación más decisiva en nuestro territorio. Dominaba una estrecha franja que era vital para su expansión sobre territorio musulmán. El

12 J. 1. Martín Rodríguez, Orígenes de la orden militar de Santiago ( 11 70-1195), Barcelona, 1974, doc. 196; G. Velo y Nieto, Coria. Reconquista de la Alta Extremadura, Cáceres, 1956, ap. XI (Atalaya de Pelayo Velidiz); una mayor agrarización se documenta en el alto valle del Alagón, dentro de la actual provincia de Salamanca 0. González, Alfonso IX, doc. 60: "cum ipsis rivis , cum piscariis et molendinis et omni proficuo eorum, cum montibus et pascuis cum terris cultis et incultis" -Herguijuela y Sotoserrano, 1192-). 13 Hay una solitaria mención a jaras; el topónimo Moraleja quizás esté ligado a fenómenos de degradación, dada su ubicación en una zona sedimentaria 0. González, Alfonso IX , docs. 176 y 495). 14 Cf. M. Recuero Astray, Alfonso VII, emperador, pp. 167 ss . 15 B. F. Reilly, Cristianos y musulmanes, 103 1-1157, pp.2l5-6.

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riesgo de convertirse en un reino sin fronteras con el Islam, como Navarra, era real. Por esto se explica el protagonismo decisivo del reino de León y que la Transierra leonesa marque las fases de ocupación y explotación del espacio en la Extremadura cristiana. Como hemos indicado, hasta 1174 sigue la situación heredada del emperador, si bien, con las nuevas fronteras intercristianas. Esta continuidad va a verse facilitada por la relativa debilidad almohade en el occidente peninsular hasta esta fecha. Sólo a partir de 1172 están en condiciones de consolidar su situación en la península con la desaparición definitiva de Ibn Mardanix, el Rey Lobo de las fuentes cristianas. A esto se une que las fortalezas musulmanas de Extremadura no parecen tener ahora la solidez que adquirirán poco después l 6 . Esta situación explica que León (la Transierra castellana es una zona marginal que no será objeto del interés de Alfonso VIII en estos momentos una vez que la vía Guinea ha quedado descartada para Castilla como vía de expansión l 7) ponga todo su interés en una rápida expansión hacia el sur. Dentro de este contexto se explica la participación leonesa frente a los intentos portugueses de expandirse por el valle del Guadiana. Gerardo Sempavor, que aprovechando la debilidad almohade había asentado su poder sobre las fortalezas más importantes de la Extremadura musulmana (Mérida, Cáceres, Trujillo, Montánchez, Santa Cruz), requiere el apoyo de Alfonso I de Portugal para controlar Badajoz, una de las ciudades más importantes de la península y baluarte defensivo de Extremadura. El control portugués de esta ciudad y el señorío de Gerardo Sempavor suponían para León el cierre de su vía natural de expansión. La intervención de Fernando II, que devuelve el control de la plaza a los álmohades, no se hace sin un beneficio importante, que incluye la plaza de Cáceres junto a otras mucho más meridionales l8 . León pasa a controlar, por tanto, importantes fortalezas al sur del Tajo y, desde luego, aspira a ocupar pronto Badajoz. Estas perspectivas de Fernando II van a verse definitivamente trastocadas con la expedición almohade de 1174. El reino de León perderá todas las fortalezas que poseía al sur del Tajo. Todavía, Fernando II mostrará interés en la expansión y durante años no renuncia a un nuevo control de Cáceres l9 , pero el nuevo poder

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J. Clemente Ramos, "La Extremadura musulmana (1142-1248)", pp. 652-6.

En el Tratado de Sahagún (1158), Sancho III cedió a Fernando II para la expansión del reino leonés lugares como Montánchez o Mérida, situados al este o sobre la vía guinea, que de este modo queda como vía de expansión leonesa (J. González, Regesta de Fernando 1I, Madrid, 1943, doc. 1, p. 243). 18 Las conocemos por las cesiones jurisdiccionales de Fernando II: A. López Ferreiro, Historia de la iglesia de Santiago de Compostela, IV, Santiago, 1901, doc. 44; J. 1. Martín Rodríguez, Orígenes de la Orden militar de Santiago, docs. 49, 50 Y 5I. 19 Concede a la catedral de Coria en 1184 "apud Caceres quando obsidebatur a rege ... terciam partem de Caceres et omnium terminorum eius quam olim" (J. 1. Martín, Documentación medieval, doc. 3, p.29). 17

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almohade va a crear unas nuevas condiciones estratégicas que, sin duda, van a condicionar la política de su hijo Alfonso IX. Por tanto, 1174 supone el final de una fácil expansión hacia el sur. Es lógico por tanto, que la política leonesa sufra un cambio importante hasta el desenlace de Las Navas de Tolosa. Dada la continuidad de la política leonesa (también la castellana, pero sobre la zona manchega) respecto de la llevada a cabo por Alfonso VII, parece normal que la Transierra extremeña no sufra un cambio drástico y en líneas generales se siga manteniendo como un territorio poco poblado. Hasta 1174, no se documenta ninguna nueva fortificación ni aldea. La geografía del poblamiento, al menos hasta donde llega nuestra información, no sufre cambio alguno. Esto tampoco debe causar extrañeza. La Extremadura Histórica leonesa, en especial la comarca de Ciudad Rodrigo, estaba muy poco poblada. Lo mismo sucedía con las comarcas centromeridionales del obispado de Avila20 • Por tanto, hacia 1170 se documenta una escasa ocupación al sur de las sedes episcopales extremaduranas. El único cambio importante se produce en el reino de León con la repoblación de Ciudad Rodrigo, que pretende asegurar la vía Dalmacia, consolidar la frontera portuguesa y facilitar la comunicación entre la Extremadura Histórica y la Transierra leonesas 21 • A partir de 1174, la realidad estratégica sufre un cambio drástico. La pérdida de Cáceres y de todos los territorios controlados por León al sur del Tajo es una manifestación del creciente poderío almohade, que ahora se confirma como un sólido peligro militar. Fernando II no se resigna a esta nueva situación y realizará expediciones militares a la España musulmana en 1176, 1177 Y 1183-4, cuando asedia Cáceres. El reino de Castilla recibe la posesiones de Fernando Rodríguez el Castellano, mercenario al servicio de los almohades, en 1186. Castilla pasa a controlar fortalezas como Trujillo, Santa Cruz o Montánchez. Sin embargo, sólo las poseerá poco más de una década. Los almohades las conquistan en 1196, tras la batalla de Alarcos. En cualquier caso, la Extremadura cristiana ve consolidarse una sólida frontera militar en el Tajo a la vez que la posibilidad de una fácil expansión se esfuma. Los reinos cristianos optarán en grado diverso por firmar paces con los almohades. Esto es especialmente válido para León. Sin duda, el peligro portugués y castellano animó a Alfonso IX a asegurar por medios diplomáticos su frontera meridional. Entre 1184 y 1213 no habrá ninguna expedición leonesa contra la España musulmana y las treguas se sucederán desde los últimos años de Fernan20 1. M. Villar, La Extremadura castellano-leonesa. Guerreros, clérigos y campesinos (711 -1 22), Valladolid, 1986, pp. 258 Y ss; A. Barrios García, Estructuras agrarias y de poder en Castilla: el ejemplo de Avila, Salamanca, 1983-1984, vol. 1, pp. 140 Y 163 Y ss. 21 J. González, Fernando 1I, p. 44; 1. M. Villar, La Extremadura castellano-leonesa, pp. 258-64.

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do II hasta depués de las Navas de Tolosa. Castilla, en una clara lucha por la hegemonía peninsular y con unos recursos económicos y demográficos claramente superiores a cualquier otra monarquía cristiana peninsular, sólo recurrirá a las treguas, y de modo sólo transitorio, tras la derrota de Alarcos, entre 1197 y 1211. Muy posiblemente tenga relación con la nueva situación creada en 1174 la proliferación de fortalezas durante los últimos años del reinado de Fernando II (en la parte castellana se repuebla Plasencia en 1186, tras la absorción por Castilla de la herencia de Fernando Rodríguez el Castellano). Junto a Coria ya las fortalezas que posiblemente existieron durante la dominación musulmana, se documentan ahora los castillos de Santa Cruz (1181) y Atalaya de Pelayo Velidiz (1181) y la villa de Granadilla (1188). De este modo, se configura el armazón defensivo de la Transierra Leonesa. La cuenca del Tajo se convierte en una zona claramente militarizada tanto en la zona musulmana22 como en la cristiana. En ambos espacios, el predominio de las fortalezas es claro y el poblamiento aldeano muy escaso y de ubicación muy selectiva. Esta militarización se manifiesta con gran claridad en la zona leonesa. Las órdenes militares son las principales receptoras de jurisdicciones. Inicialmente, se va a favorecer a órdenes foráneas como las del Temple (Coria, 1168; Milana hasta 1203; debió llegar a tener algún derecho sobre San Juan de Mascoras y Portezuelo en un momento que no podemos precisar) y la de San Juan de Jerusalen o del Hospital (Trebejo, 1184-6). Sin embargo, pronto serán órdenes leonesas las que empiecen a recibir mercedes y se consoliden jurisdiccionalmente en la zona. La Orden de Santiago, que recibe Trebejo (1186), Granadilla (1191), Palomero (1195) y la Atalaya de Pelayo Velidiz (1209), es sin duda la más favorecida debido a su pronta importancia y al deseo real de que establezca su casa principal en León 23 • La de Alcántara aún juega un papel muy modesto (Puñoenrostro en 1204). La finalidad militar parece clara incluso cuando los receptores no son órdenes militares. Al recibir la Catedral de Santiago, en el alto valle del Alagón, Herguijuela y Sotoserrano en 1192, se precisa que la donación se realiza "pro multo bono servicio quod vos mihi et in defensione illius terre et alibi sepius fecistis"24. Sin embargo, es llamativo que la catedral de Santiago termine por ceder sus posesiones más meridionales y, por tanto, más expuestas, como eran Coria y la Atalaya de Pelayo Velidiz, pese a la posibilidad que tenía de constituir con la primera una civitas episcopal. Sólo aquellas órdenes con vocación de arrai22 J. Clemente Ramos,

"La Extremadura musulmana (1142-1248)", pp. 664-73. Alfonso IX al conceder a esta orden la Atalaya de Pelayo Velidiz señala como razón de esta donación que "in eodem regno et castello predicto faciat sibi maiorem casam ad exaltationem ordinis et regni mei et ad defensionem Christianitaris et ad servitium Ihesu Christi" (A. IX, 248, 1209). No debemos olvidar que Fernando II dio a la orden Valduerna y Villafáfila para que instalasen su convento mayor, que todavía no tenían, en León (D. W. Lomax, La orden de Santiago (1170-1295), Madrid, 1965, p.34). 24 J. González, Alfonso IX, doc. 60. 23

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go en el territorio tienen interés en permanecer en una zona poco poblada y militarmente expuesta. Al margen del panorama jurisdiccional de la Extremadura cristiana, la militarización se manifiesta también en los fueros concedidos. Los de Coria y Plasencia, perteneciendo a dos tradiciones forales distinta, una leonesa y otra castellana, se caracterizan por servir de base a la repoblación de frontera. Estos fueros realengos favorecen el desarrollo de una caballería popular y de un campesinado exento y militarmente activo. Es sintomático que cuando Alfonso VII, recién conquistada Coria, concede una parte de las rentas reales a la catedral, pese al gran detalle de la fórmula de concesión no aparecen cargas regulares que deba pagar el campesinado sino propiedades agrarias y derechos de justicia o comerciales como las caloñas o el portazgo. El mismo tipo de cargas están ausentes en la concesión que sobre Plasencia realiza Alfonso VIII a la catedral de Avila25 • Los correspondientes fueros no hacen sino sancionar esta realidad 26 • Entre la conquista de Cáceres por los almohades y Las Navas de Tolosa se asiste al desarrollo del poblamiento aldeano. El movimiento aparece claramente desde los últimos años del reinado de Fernando II. En 1183 se documentan Pozuelo, Ranconada, Cozuela y Laconimurgo; en 1188, Aldeanueva (Villanueva de la Sierra) y Herguijuela; en 1192, Sotoserrano. Antes de las Navas de Tolosa aparecen Mestas, Ovejuela, Santa María de Palomero y Molia Sedas, Cadalso, Puñoenrostro y, en la zona castellana, Segura. A esto tenemos que unir el desarrollo de un poblamiento disperso en el que podríamos incluir la torre de Vigo, el Colmenar de la Mata y el Corral del Rey Fernando. Este poblamiento aldeano se ubica preferentemente en las comarcas septentrionales del Sistema Central. Sin duda, este elemento es una consecuencia de la existencia de la frontera musulmana. No hay ninguna aldea al sur de Coria y Plasencia. Esta ubicación no dejaría de tener una importante trascendencia sobre la dedicación económica de estas aldeas, favoreciendo la actividad pecuaria frente a la agricultura. Ésta sería presumiblemente la dedicación fundamental en Trebejo, que en 1186 aparece "cum montibus et vallibus, rivis e pascuis", pero posiblemente también en la Atalaya de Pelayo Velidiz, fortaleza ubicada en las vegas del medio Alagón 27 • Esta preferente dedicación pecuaria de las población transerrana no excluye la actividad agraria, que tendría un papel complementario y que 25 "terciam partem ipsius civitatis domorum et omnium regalium rediruum corporis civitatis et omnium hereditarum regalium presencium et fururarum de terris videlicet et de ortis, de molinis et pratis, de calumpniis et furnis, de balneis et tendis, de portatico, de piscibus et carnibus, de bestiis, de ganado ... decimam partem tocius mei laboris, panis scilicet et vini, et ortorum et ganadi si ibi aliquam habuero" 0. 1. Martín Martín, Documentación medieval, doc. 1); "terciam partem integram de omnibus regalibus Placentie redditibus, de quintis, videlicet, et portagiis, de homicidiis, et calupniis, de monetis, et tendis, et de omni marzadgo, et vedinazgo iudeorum" 0. González, Alfonso VIII, 464, a. 1187). 26 J. Clemente Ramos, "La sociedad rural extremeña (siglos XII y XIII)", Rev. Est. Extrem., XLVI (1990), n. 111, pp. 542-3 27 J. 1. Martín Rodríguez, Orígenes, doc. 196; G. Velo, Coria, ap. 11.

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requeríría el desbroce de un espacio con un importante predominio de la vegetación natural. Es muy sintomático el caso de Herguijuela y Sotoserrano, donde junto a los montes y pastos, sin duda vinculados a la actividad ganadera, se mencionan "piscariis et molendinis" y "terris cultis et incultis"28. Sin duda, estamos ante una transformación del espacio originario dentro de las pautas económicas de la civilización agraria medieval. La aldea de Cadalso ofrece una ejemplo similar, aunque más concreto. En 1205 se mencionan "decem iugarias in dicta aldea de Cadafalso in bono loco iuxta villam"29. Habida cuenta de la escasa población que tendrían estas aldeas, estamos ante un espacio cultivado importante, suficiente para varias familias campesinas. Sin embargo, es muy llamativo que el espacio sea de buena calidad y esté situado junto a la aldea. Ambos elementos nos hacen pensar que se hizo un desbroce selectivo, tendente a ganar para la agricultura las tierras mejores y más cercanas. En ningún caso parece que estemos ante un cambio radical del paisaje y de la dedicación económica. Este desarrollo aldeano se caracteriza por su carácter de tanteo, que se manifiesta en la elevada mortalidad de los asentamientos, y por un protagonismo real del que no podemos precisar su intensidad. De los núcleos citados, Ranconada, Cozuela, Laconimurgo, Molia Sedas, y los pequeños centros de poblamiento disperso aparecen fugazmente en la documentación para desaparecer con prontitud. Sin duda, esta realidad esta condicionada por la presumible endeblez demográfica de muchos de estos núcleos. Vigo, por ejemplo, aparece mencionado como villam en 1188; poco después se presenta como turrem, mostrando claramente que sería bien una simple explotación (una villa-heredad) o un centro poblacional muy modesto, que desaparecerá sin dejar rastr0 30 • El poblamiento anterior a Las Navas presenta, por tanto, unas características nítidas. Está condicionado de modo decisivo por el hecho fronterizo. Las fortalezas, civitas, castillos o villas fortificadas, representan, aún contando el poblamiento disperso, casi la mitad de los centros poblacionales. En realidad, centros poblacionales importantes habría muy pocos. De hecho, las mismas fortalezas si excluimos a Coria y Plasencia, y no sabemos si también a Granadilla31, aparecen mencionadas simplemente como castillos, y no como villas y castillos. Son, por tanto, simples puntos defensivos. Esto no ha impedido que su protagonismo poblacional sea importante. De hecho, de modo muy modesto, debido al escasísimo poblamiento aldeano, se convierten en centros de organización del territorio. Los alfoces de estos castillos y fortalezas limitan entre sí. El termino del castillo de Palomero, deslindado en 1199, está limitado por Granadilla y Santa Cruz, y cuenta en sus extremos con las aldeas de Santa María de Palomero, Ipsas 28 J. González, Alfonso IX, doc. 60. 29 J. González, Alfonso IX, doc. 198.

J. González, Alfonso IX, docs.

14 y 176. Al contrario que otras fortalezas, Granadilla se presenta como villa doc. 14). 30

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a. González, Alfonso IX,

Mestis y Ovegia 32 • En la zona más septentrional, en el alto Alagón, bien resguardado del peligro musúlmán, esta función la cumplen simples villas como Herguijuela ("villam que dicitur Ecclesiola cum Saltuserrano"33). que quizás no contasen con ningún tipo de defensa. En cuanto a lo que hemos denominado como poblamiento aldeano, debemos matizar su significado. No todas los centros que incluimos de modo genérico en este apartado serían aldeas en sentido estricto. Dada la imprecisión de las fuentes, no podemos concretar el caracter de muchos centros, que en algunos casos quizá serían simples topónimos. Sin duda, el poblamiento disperso tendría un peso importante. El protagonismo real parece un elemento importante para explicar el desarrollo del poblamiento aldeano. Los reyes aparecen con propiedades solariegas dentro de estas comunidades, lo que debemos relacionar con su actividad repobladora. Ya hemos citado como Alfonso IX dona propiedades de bastante extensión en Cadalso. Por otro lado, el Corral del Rey Fernando no puede entenderse sin una actividad directa de este rey. Los reyes leoneses mantienen de este modo intereses agrarios y pecuarios en la Transierra Leonesa. Es muy posible, sin embargo, que gran parte de la repoblación tuviera un carácter espontáneo. En cualquier caso, Coria como gran centro defensivo e institucional no parece tener protagonismo alguno. Debía ser un centro poco pujante y consolidado cuando Fernando 11 se planteó con anterioridad a esta etapa su paso al abadengo. Durante este periodo, y con la excepción consabida de Coria y tal vez de Plasencia, la economía de la Transierra tendría una impronta fundamentalmente ganadera. Sin duda, esto es normal si se tiene en cuenta el paisaje que se encuentran los repobladores y que se encuentra en una fase inicial de ocupación. Son muy llamativas las escasas menciones a espacios agrarios; sólo contamos de modo directo con la solitaria mención de diez yugadas en Cadalso. Sin duda, junto a la economía pecuria, las tierras de cultivos también se desarrollan en las comarcas montañosas. La toponimia mayor nos ha dejado huella de la actividad económica, como en Ovegia, Colmenar de la Mata, Corral del Rey Fernando. Es muy posible que ya entonces se hubieran instalado circuitos de trashumancia tanto de corto como de largo radio. Por un lado, la trashumancia valle-montaña parece instalada dentro de nuestro territorio desde el reinado de Alfonso VIIP4. En cuanto a la trashu-

J. González, Alfonso IX, doc. 33 J. González, Alfonso IX, doc.

123. 60. 34 En 1248, los de Bejar defienden ante Fernando nI que "en dias de mio avuelo et despues todavia que ovieron en uso et en costumbre de andar et de pascer en los terminos de Plazencia, et los de Plazencia dixieron que quando havian a andar et a pascer que entravan a plazer dellos et a so fuero" González, Fernando IlI, doc. 768). 32

a.

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mancia de los ganados del norte, no es improbable que ya se practicara35 • Desde mediados del XII estos circuitos de trashumancia parecen plenamente desarrollados. Los topónimos Tornavacas, documentado tardíamente, aunque debió fijarse mucho antes de su aparición documental, y Puertos de Vacas, en la zona castellana y leonesa respectivamente, aluden sin duda a esta actividad 36 • Después de Las Navas de Tolosa, las condiciones estratégicas cambian totalmente. De hecho, poco después se conquista Alcántara (1213). Con el dominio de los pasos del Tajo y con un poder musulmán en plena descomposición, la Transierra extremeña deja de estar condicionada por el hecho fronterizo. Alfonso IX y Fernando 111 pondrán todos sus afanes en la conquista de la España musulmana. Sin embargo, habrá una importante diferencia, acorde con el distinto interés estratégico que nuestra zona ofrecía a los dos reinos cristianos que se la repartían: Léon intentará la expansión por la vía de la plata, su ruta natural, mientras que Castilla centrará su interés en Andalucía, auténtico centro del poder musulmán. Alfonso IX favorece en este periodo casi exclusivamente a la Orden de Alcántara, que ahora constituye una compacta jurisdicción junto a la frontera portuguesa. Esta orden recibe Portezuelo (1220), Milana (1226) y Santibañez (1228), mientras que la de Santiago no incrementará sus posesiones 37 • Sin duda, el carácter leonés de la Orden de Alcántara, junto al peso creciente de los intereses castellanos en la Orden de Santiago, fue decisivo. El apoyo a la orden de Alcántara se hizo incluso en contra de los intereses y derechos de otras órdenes. En 1211, Alfonso IX restituye a la orden del Temple diversas concesiones a cambio de que "quitent se et recedant a questionibus sive demandis quas mihi faciebant super illis castellis de Portozolo et de Sancto Iohanne de Mazcora", cedidos poco después a Alcántara38 • La consolidación de la jurisdicción alcantarina como la más extensa de la Transierra Leonesa es un claro resultado de la política de Alfonso IX. En la zona castellana, el escaso desarrollo del poblamiento genera la inmadurez del mapa jurisdiccional. Con alguna excepción al sur del Tajo (Fernando 111 dona a la Orden de Calatrava el castillo de Monfragüe en 1221; Plasencia cede la tenencia del castillo de Miravete, que no la jurisdicción, a la orden de Monfragüe en 1218), la Transierra castellana sigue bajo la dependencia directa de Pla-

35 Presumiblemente, los ganados de Sacramenia se desplazaban al alfoz de Coria hacia 1183 (V. A. Alvárez Palenzuela, Monasterios cistercienses en Castilla (siglos XII-XIII), Valladolid, 1978, p. 154, n. 16). 36 A. Fernández, Historia y anales de la ciudad y obispado de Plasencia, Cáceres, 1952, p. 47, a. 1235 (Tornavacas); J. Maldonado y Fernández del Torco y E. Sáez, El fuero de Coria. Estudio histórico-jurídico, Madrid, 1949, p. 13 . 37 El creciente peso de los intereses castellanos en la orden santiaguista, pese al equilibrio que intenta mantener entre Castilla y León (en 1236 aún no se había alcanzado su centralización administrativa quizás por la presión de los reyes leoneses), es clara y posiblemente ineludible, dada las desiguales posibilidades que ofrecían ambos reinos (D. W. Lomax, La orden de Santiago (1170-1295), p. 34). 38 J. González, Alfonso IX, doc. 274 .

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sencia e integrada totalmente en el realengo. No será hasta medio siglo más tarde cuando empiecen a proliferar los señoríos en este territorio. En cualquier caso, el factor militar dejará de ser un elemento fundamental en la zona, lo que condicionará fuertemente la actividad repobladora. Dentro de los nuevos núcleos, las fortalezas van a ocupar un papel poco importante. Sólo en la frontera portuguesa aparecen nuevas fortalezas, dentro de la política de Alfonso IX de asegurar la zona del Cima Coa y la Transierra Leonesa39 . Ahora se documentan por primera vez Castel Bernardo (1226), el castrl!m de Peña Sequeiros (1227) y Salvaleón (1227), que el monarca intenta configurar como un centro poblacional importante. En 1227 se le concede el fuero de Coria "omnibus populatoribus presentibus et futuris" y aunque desconocemos si el actual recinto fortificado sería idéntico al originario, no cabe duda de que esta población no sería una simple fortaleza. Diversas atalayas, que parecen simples puntos de control visual, ayudarían en la defensa del termino (Atalaya del Campete, Atalaya de Fontefurada)40. También aparece en estos años, al sur del Tajo, el castillo de Miravete41. El desarrollo del poblamiento se va a manifestar sobre todo en el incremento del poblamiento aldeano. Entre los años 1212 y 1230 aparece un número de aldeas y núcleos de poblamiento disperso similar al del periodo anterior, pero en un espacio temporal muy inferior. Esto significa que la repoblación de esta zona (sólo a partir de 1229-1230 se desarrollará la de los territorios situados al sur del Tajo, tras la conquista de Cáceres y Badajoz) continúa dentro de un ritmo lento pero continuo. Junto a este aspecto, otro rasgo importante es la aparición de núcleos de población en una posición muy meridional, al sur de la línea CoriaPlasencia. Es posible que entre estas aldeas estuviera Villar de Asnos, integrada en el alfoz de Galisteo, pero ignoramos su ubicación precisa. Sin embargo, si se sitúan claramente al sur de la línea indicada Holguera (1220), la Aldea de Río Torrillo (1218), pertenecientes al alfoz citado y a Plasencia respectivamente, yel Casal de Martín Yañez (1215), del que también desconocemos su ubicación exacta pero del que se nos dice que "iacet inter Cauriam et Portezolum"42. Sin duda, esta aparición de diversas aldeas entre 1215-1220 en posición tan meridional está vinculada a la batalla de Las Navas de Tolosa y a la desaparición, que luego se convertiría en definitiva, del peligro musulmán. Los espacios más meridionales empiezan a poblarse, lo que debió afectar en gran medida a alfoces como los de Galisteo, Coria y Plasencia. 39 Durante el reinado de Alfonso IX se levantan en la frontera portuguesa las fortalezas de Castel Bom (1209), Villa Mayor (1227), Castel Rodrigo (1199), Alfaiates (1188) y Sabugal 0. González, Alfonso IX, I, pp. 266 Y 268-9). 40 J. González, Alfonso IX, doc. 515. 41 AHN, Calatrava, carpo 458, n. 80, a. 1218. 42 J. González, Alfonso IX, doc. 316.

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Junto al desarrollo del poblamiento en las comarcas más meridionales, durante este periodo asistimos a un creciente peso de la actividad agraria. Esta dedicación agraria parece especialmente intensa en torno a los dos núcleos más importantes del territorio, Coria y Plasencia. Sin embargo, más importante es que esta dedicación sea la base de las aldeas más meridionales. Villar de Asno, Holguera y Aldea de Río Torriello aparecen mencionados en relación con la donación de propiedades agrarias 43 . En general, en las zonas más meridionales, el interés agrario parece claro. El concejo de Plasencia concede en 1218 el castillo de Miravete, situado al sur del Tajo, a la Orden de Monfragüe aludiendo a "heredades en que labren desde la cabeza de Giraldo fasta Almonte"4\ en 1221, Fernando III dona a Plasencia el castillo de Belvis "ad populandam et laborandum"45. Sin duda, la existencia de un relieve menos accidentado y, a veces, de suelos más profundos explica esta dedicación económica. No parece que en las comarcas de más antigua ocupación la dedicación agraria haya conocido un importante desarrollo. Por un lado, no ha habido un importante crecimiento demográfico. Por otro, la toponimia de roturación no es muy abundante. La Torre del Colmenar se cita en 1215 "cum domibus et vi neis et pertinentiis suis", lo que parece mostrar un desarrollo selectivo de la agricultura. El conflicto que enfrenta a Granadilla y Palomero está vinculado a la explotación ganadera46 . Durante este periodo, aunque no podemos hablar de un intenso despegue demográfico y poblacional, asistimos a una explotación y apropiación más intensa del espacio que se manifiesta en la proliferación de los conflictos de términos. En 1221, en el conflicto citado que enfrenta a Palomero y Granadilla, junto a espacios comunales que explotarán conjuntamente, se alude a prados y defensis, elemento que hasta ahora, pese al peso de la explotación pecuaria, desconocíamos. En 1226, Alfonso IX interviene ante los enfrentamiento entre Coria y la Orden de Alcántara por los términos de Milana y Moraleja47. Esta problemática quizás esté relacionada con el crecimiento poblacional de algunos viejos núcleos, fenómeno que no suponemos generalizado. Milana, que aparece primero como castillo, en 1226 se presenta como villa, lo que interpretamos como el paso de un núcleo defensivo a otro con más población y funciones económico-defensivas 48 . 43 ]. González, Alfonso IX" docs. 345 (2 yugadas de heredad en Villar de Asno) y 394 (3 yugadas en Holguera); AHN, Calatrava, carpo 458, n. 77 (heredad para dos yugos de bueyes en Aldea de Río Torriello). 44 AHN, Calatrava, carpo 458, n. 80. 45 J. González, Fernando lII, n, doc. 14l. 46 J. González, Alfonso IX, docs. 316 y 405. 47 ]. González, Alfonso IX, docs. 405 y 495. 48 J. González, Alfonso IX, docs. 174 y 495. 26

En 1230, año de la muerte de Alfonso IX, la Transierra extremeña aparece como una zona en proceso de repoblación que presenta importantes desequilibrios comarcales. Mientras la mitad septentrional de la zona leonesa cuenta con un poblamiento estructurado, la zona meridional o la castellana estan pobladas de modo muy desigual. En todo caso, este territorio albergaría una población escasa, pues sólo aparecen unas decenas de núcleos. Sin duda, el proceso de ocupación y repoblación afectará desde este momento no sólo a los territorios situados al sur del Tajo sino también a los de más temprana conquista.

3.

EXTREMADURA BAJO EL DOMINIO CRISTIANO

(1231-c. 1350)

La definitiva puesta en marcha de la ocupación del espacio extremeño se constata documentalmente desde mediados del siglo XIII. Hacia 1248 se produjo la conquista por los cristianos de las últimas plazas fortificadas de la Baja Extremadura. De esta forma y en pocos años quedaba en manos cristianas un amplio territorio de cerca de 40.000 Km 2 del que sólo una pequeña porción localizada al norte del Tajo estaba siendo objeto de una lenta ocupación. Los problemas relacionados con esta realidad no son escasos: gran extensión territorial, fuerte despoblación y ausencia de un elemento urbano destacable que permitiera una más eficaz articulación del espacio. La dinámica que adquiere ahora el proceso de ocupación es muy distinta. Es mucho más selectiva y está sujeta a realidades muy específicas. La seguridad que lleva implícita es significativa por la incidencia que tendrá en el asentamiento de la población. El primer aspecto a resaltar es que la ocupación del espacio extremeño no es en absoluto uniforme ni espacial ni temporalmente. En la ocupación del espacio extremeño confluyen una serie de realidades que van a determinar un proceso lento y desigual. Esto tendrá su plasmación en el desarrollo de intensos e interesantes contrastes, provocados por condicionantes políticos de carácter general, que afectan al reino de Castilla en su conjunto, y locales, derivados fundamentalmente de la ruptura del equilibrio de poderes en la zona. No debemos olvidar la influencia de los condicionantes geográficos y las preferencias económicas de los pobladores 49 • La zona occidental va a estar muy condicionada por la frontera portuguesa. Esta frontera se caracteriza por su inestabilidad en las últimas décadas del siglo XIII. Los acuerdos fronterizos y las correspondientes revisiones son habituales desde 1264, para intensificarse hacia 1287 5°. Los más importantes, por su trasÁngel Barrios García, Estructuras agrarias, 11, concretamente en la p. 4l. M. González ]iménez y otros, Diplomatario Andaluz de Alfonso X, Sevilla, 1992, cloc. 321; Gavetas da torre do Tombo, Lisboa, 1971, vol. IX, cloc. 4519. 49

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cendencia en el establecimiento definitivo de la frontera, tienen lugar en 1291 y 1297 (Alcañices)51. Continuarán acuerdos más puntuales durante los primeros años del siglo XIV que tuvieron ' como principales objetivos los castillos de los límites meridionales del concejo de Badajoz. Podemos recordar los que tuvieron lugar entre 1328 y 1336, que afectaron a Burguillos, Jerez de los Caballeros y Alconchep2. El efecto de la frontera portuguesa será determinante en el poblamiento de la jurisdicción de la Orden de Alcántara yen el alfoz de Badajoz. Zarza la Mayor se despuebla en 1322 53 . El alfoz de Badajoz fue saqueado en 1334 54 . Las incursiones portuguesas, especialmente en la de la Baja Extremadura, fueron en aumento durante los primeros decenios del siglo XIV, produciendo la perenne . despoblación y la progresiva señorialización de esta zona55 . Tampoco podemos olvidar la importancia que en la ocupación de Extremadura tiene la crisis política castellana de finales del siglo XIII, con las minorías de los monarcas castellanos y la conflictividad nobiliaria. Como en el resto de Castilla, esta realidad .tendrá su incidencia a través de un aumento de las conocidas "malfetrÍas". Las crónicas de la época nos advierten de las consecuencias que tiene esta realidad para el proceso de ocupación abierto en estos momentos. No podemos negar que el desarrollo de los mismos incidiera en una mayor o menor intensidad poblacional y que tuvieran especial repercusión en algunas áreas más afectadas. El alfoz de Badajoz fue asolado en 1282 por el infante Sancho (IV)56. Otros acontecimientos tuvieron como escenario las ya de por sí poco pobladas villas de Granadilla y Galisteo en 1287. Del mismo modo, Alcántara y Coria se vieron envueltas en diversos conflictos a partir de 1295 57 . En Alcántara vuelve a documentarse una situación conflictiva en 1318 58 . Una revuelta acaba en Plasencia con la vida de los alcaldes en 133p9. Quizá el conjunto de esta realidad queda

51 M. Gaibrois, Historia del reinado de Sancho IV de Castilla, Madrid, III, 1928, doc. 369; A. Benavides, Memorias del reinado de Fernando IV de Castilla, Madrid, 1860, doc. 100; Gavetas da torre do Tambo, Vol. IX, doc. 4567. 52 Gavetas da torre do Tambo, vols, IX, doc. 4577, y VIII, doc. 4420, 53 A. de Torres y Tapia, Crónica de la orden de Alcántara, Madrid, 1763, T I, p. 528, 54 Memorial Histórico Español, IX, 1857, pp. 320-32l. 55 Aspectos tratados para la zona sur de Badajoz y alfoz sevillano por N. Casquete de Prado Sagrera, Los Castillos de la sierra norte de Sevilla en la Baja Edad Media, Sevilla, 1993, 56 M, González ]iménez y otros, Diplomatario Andaluz, doc. 503bis" "Y cuando no pudo Sancho cunplir su impío propósito sobre nosotros, se lanzó contra la ciudad de Badajoz que nos permanecía fiel, y no pudiendo ganarla, en cuanto le fue dado lo asoló todo y mató allí mismo a muchos ciudadanos". 57 "Crónica de Fernando IV" (Bibl. Aut. Españoles, vol. LXVI, Madrid, 1953), p. 95 58 F. de Rades y Andrada, Crónica de las tres órdenes de Santiago, alcántara y Calatrava, reed. Barcelona, 1980, fol. 16r: "por deposicion del maestre don Ruy Vazquez. Luego le fue necessario (para sossegar la cisma que avia en esta orden) yr con gente de guerra a la villa de Valencia de Alcantara, donde estava don Ruy Vazquez con titulo de Maestre de esta orden, y la puso cerco, y viendose apretado y sin mantenimientos". 59 En Coria, hacia 1320, se conocen hechos similares a los placentinos (J. L Martín Martín, Docu

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ejemplificada en las quejas expresadas en la reunión celebrada en Mérida en 1310 por los freyres santiaguistas: "seyendo ayuntados en Merida, veyendo en como por las guerras e por las huestes e por muchos otros excessos que acaecen e acaescieron tiempo ha ... los comendadores son menguados de los derechos de las encomiendas e la tierra de la orden, e los vasallos mas astragados que solian de quanto avia menester"60. A grandes rasgos, la ocupación poblacional tiene un corte eminentemente selectivo y se desarrolla por impulsos, lo que explica situaciones muy particulares e importantes contrastes. En este proceso podemos distinguir dos etapas. El primer período, que se extiende desde 1235 hasta 1290, se caracteriza por el elevado contraste poblacional que presentan las distintas unidades jurisdiccionales, lo que es debido, fundamentalmente, a que las preferencias económicas de los pobladores inciden claramente sobre la elección de los lugares de asentamiento. La segunda etapa, que se extiende a lo largo de la primera mitad del siglo XIV, es menos selectiva comarcalmente. Aunque en términos generales se continúan las líneas de asentamiento anteriormente abiertas, se tiende a ocupar a su vez áreas despobladas. Se constata un aumento de las roturaciones y de los espacios transformados por el hombre, lo que reduce la importancia del aprovechamiento estrictamente ganadero. En el primer período señalado, desde mediados del siglos XIII se documenta un importante desarrollo poblacional. Mientras entre 1235 y 1246 sólo aparecen nueve aldeas, entre 1247-1257 se documentan cuarenta y tres. Este ritmo se mantiene de modo ininterrumpido hasta 1290. El poblamiento extremeño tiene ahora un carácter marcadamente desigual. Junto a zonas que conocen un importante desarrollo, otras permanecen casi desocupadas. Sólo algunas de ellas conocen una ocupación agraria, siendo más frecuente las zonas de dedicación ganadera. Esto explica el carácter orográfico diversificado de las comarcas ocupadas, no produciéndose preferencia alguna por las zonas más fértiles, como se constata claramente en el Campo Arañuelo. Llano y montaña se ocupan por igual. De este modo, se puede equiparar la ocupación de La Vera de Plasencia y del alfoz de Badajoz. Una cuestión importante es precisar la entidad demográfica de los lugares que surgen en este momento. Todos los indicios nos señalan, y esto puede hacerse extensivo a la totalidad del marco extremeño, su modestia. La terminología usada es muy sintomática. A través de términos como locum, villar o casar podemos deducir su endeblez poblaciona1 61 . Los dos últimos quizá estén relacionados con mentación, doc. 81). Para los hechos placentinos de 1331 ver P. León Tello, Inventario del Archivo de los Duques de Frías, Madrid, 1973, n. 743, Leg. 505, núm. 4 bis. 60 1. J. de Ortega y Cotes, Bullarium Ordinis Militiae de Alcántara, Madrid, 1759, pp. 260-264. 61 Aspectos señalados en el trabajo de J. Clemente Ramos y J. 1. de la Montaña, "La Extremadura

cristiana (1142-1230)" , p. 97 .

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un poblamiento anterior; locum puede hacer referencia a pequeñas explotaciones aisladas que no llegan a ser consideradas aldeas 62 . La ocupación de Extremadura se convierte en un proceso abierto, secular y de lento progreso pero de indudable efectividad. La consolidación de la ocupación en toda la región se constata por la fijación territorial de los marcos jurisdiccionales, lo que incidirá en una articulación interna del territorio que sin duda tendrá su importancia en el desarrollo del poblamiento. Sin embargo, en algunas donaciones reales de términos y en los deslindes de mediados de siglo XIII se constata la escasez de asentamientos rurales. Las fortalezas, a falta de un elemento urbano destacable, serán los puntos en torno a los cuales se desarrollará el proceso de ocupación63. La actividad deslindadora adquiere fuerza entre 1250 y 1290. Las delimitaciones más importantes afectaron en un primer momento a concejos de la alta Extremadura como Alcántara y Coria (1234; revisado en 1250) ó Montánchez y Cáceres (1242)64. A partir de mediados del siglo, se concentran básicamente en tierras de la Baja Extremadura, precisamente donde la confluencia de jurisdicciones de distinto signo y la indefinición de términos son más significativas. De esta forma, tenemos noticias de deslindes entre 1250 y 1264 para las poblaciones alcantarinas de Benquerencia, Capilla, Almorchón y Magacela65 • Posteriormente, se documenta el de Mérida y Medellín de 1275 y el de esta última población y Montánchez de 130466 . Los deslindes de términos aldeanos, que tienen un significado más estrictamente económico, son escasos y se documentan especialmente en las zonas más pobladas. En el alfoz de Badajoz conocemos el de la Casa de Altrín de 1255 y el de las aldeas del C;arafo y El Rubio de 127667. El paisaje presenta de norte a sur distintos grados de transformación. Al norte del Tajo, donde la presencia musulmana fue menor, el paisaje presenta un reducido grado de alteración y sólo se documenta la intervención del hombre en zonas muy reducidas y próximas a los núcleos poblados. En amplios espacios la toponimia nos permite aventurar la existencia de un paisaje natural escasamente modificad0 68 . La vertiente sur de la cuenca del Tajo y la Baja Extremadura presentan un paisaje ciertamente distinto. La vegetación natural da paso a un paisaje más humanizado, producto sobre todo de la ocupación musulmana. Se detec62 ]. 1. de la Montaña Conchiña, La Extremadura cristiana (1242-1350). Poblamiento, poder y sociedad, tesis doctoral inédita, Cáceres, 1998, pp. 192-193. 63 ]. González, Fernando 1, III, doc. 739.

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A.H.N., Secc. Uclés, Montánchez, carpo 211, n. 11. Bullarium de Afcantara, pp. 56-57. A. de Torres y Tapia, Crónica, 1, pp. 332-333. 66 A.H.N., Secc. Uclés, Mérida, Carpo 198, Vol. 1, n. 15; A.H.N., Secc. Uclés, carpeta 211, n. 15. 67 1. Fernández Martín, "Colección diplomática de Santa María de Matallana", Hispania Sacra, XXV, n. 50, (1972), pp. 19-20;]. Solano de Figueroa: Historia eclesiástica., I parte. T. III, pp. 237-238. 68 Son habituales los topónimos Monte de- , y aquellos que aluden directamente a especies vegetales mayores y que se presentan en abundancia como Robledo en Montánchez (A. Ballesteros, Alfonso X, II, p. 626.), o Nava Afcornocosa en Trujillo (Ma de los Á. Sánchez Rubio, Documentación medieval, 1, doc. 2). 65

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ta una toponimia que muestra una degradación de la masa boscosa. De esta forma encontramos diversas Xaras y Hortiguiella en términos de Medellín y al sur de Trujillo; Toconal, Cabefuelo Escoboso y Val de la Xara en términos de Cáceres 69 ; en otras comarcas del valle del Guadiana (Olivenza, La Roca), con una mayor abundancia de asentamientos, aparecen topónimos como Mata, Xara o Cabefa de la Carbonera 70 • Extremadura se configura en este periodo como una zona de inmigración. La repoblación se realiza con los aportes de pobladores septentrionales, si bien no se pueden excluir la movilidad intrarregional, que va adquiriendo una creciente importancia. Hacia 1250 esta inmigración es una realidad habitual y se mantiene activa, pese a la conquista de Andalucía, hasta 127671 • Entre 1243 y1254, documentamos un 3% de apellidos foráneos, que aumentan hasta un 6% entre 1255-1265 y un 28% entre 1266-1276. Durante estos años, los apellidos que aluden a poblaciones extremeñas son escasos, lo que se explica por la importancia cuantitativa que en estos momentos tiene la inmigración y por la juventud de la ocupación. A partir de 1277 se aprecia un detención transitoria de la inmigración. Más significativo que este simple hecho es que los contingentes asentados en la región adquieren un protagonismo creciente en la ocupación de nuevos espacios. Los apellidos locales duplican aproximadamente en estos momentos a los foráneos, lo que va a adquirir un carácter estructural mostrando una relativa madurez de la repoblación extremeña. En todo caso, no puede hablarse de una desaparición de la inmigración como motor fundamental, sino simplemente de un papel más modesto frente a una población local cada vez más importante 72 • En este primer periodo en la Transierra se desarrolla en los valles del ArragoGata y del Jerte y en La Vera de Plasencia un importante poblamiento que continúa la ocupación iniciada en la etapa de frontera. La localización de los asentamientos nos pone en relación con la dedicación preferentemente ganadera de los pobladores. Dentro de la antigua zona leonesa, en el alfoz de Coria aparece Acebo y en territorio alcantarino se documentan hacia 1251 Villasbuenas, Eljas, Gata, Cilleros, La Genestrosa y, en el piedemonte, Villa del Campd 3 • Sin embargo, comarcas adyacentes como las Hurdes, el sector occidental de la Sierra de Gata o determinados sectores del valle medio del Alagón (Galisteo) registran una ocupación muy escasa. En el alfoz de Galisteo, por ejemplo, sólo se contabilizan dos 69 A. Floriano Cumbreño, Documentación histórica del Archivo Municipal de Cáceres (1228-1471), Cáceres, 1987, doc. 19. 70 J. Solano de Figueroa, Historia eclesiástica, 1 parte, T. JII, p . 12 Y ss . 71 J. 1. de la Montaña Conchiña, La Extremadura cristiana (1142-1350), pp . 145-50. 72 Constatamos para estos momentos una relación de diez apellidos locales por cinco foráneos, proporción que se mantendrá en líneas generales para etapas posteriores: J. Solano de Figueroa, Historia eclesiástica, I-IJI, pp. 108 Y 185- 187; A. Floriano Cumbreño, Documentación histórica, docs. 12 y 16. 73 J. 1. Martín Martín, Documentación de la catedral de Coria, doc. 15.

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nuevos lugares, Peñaforada y Aceituna74 • El número limitado de asentamientos tiene evidente plasmación en una toponimia roturadora escasa y circunscrita a los espacios más próximos a los centros de hábitat. Mientras que los valles serranos ven aumentar el número de asentamientos aldeanos, las feraces comarcas de Coria, con alrededor de 1.014 Km 2 , permanecen prácticamente desocupadas hasta finales del siglo XIII. Las preferencias ganaderas de los pobladores se ponen de manifiesto en esta desigual ocupación del espacio. En el alfoz placentino (4.145 Km 2), tras una escasísima ocupación hasta 1230, se constata a mediados de siglo una verdadera eclosión de lugares ubicados casi exclusivamente en las zonas de montaña (trece de diecisiete). El Campo Arañuelo, con buenas posibilidades agrarias, no será repoblado hasta finales del siglo XIIF5. U na situación distinta y no menos coherente con las líneas que hemos esbozado para este primer momento se observa para el espacio localizado entre el Tajo y el valle del Guadiana. En los dominios alcantarinos de la Alta Extremadura, que contaban con más de 5.000 Km 2 , sólo los Llanos de Alcántara, zona apta para la explotación del cereal, registran un asentamiento poblacional importante, quizá pervivencia de la presencia musulmana76 • Entre 1235 y 1280 aparecen los lugares de Pedro Lupam, Araya, Aldea del Rey, Brozas y, entre la confluencia de términos entre Coria y Alcántara, Cañaveral, Sequeros y Benavente77 • Por el contrario, los alfoces de Cáceres y Trujillo (2.340 y 3.400 Km 2 respectivamente) están poco ocupados. Son espacios que posiblemente no se adaptan a las preferencias económicas de los pobladores. El número de aldeas documentado para este momento es sintomático de una zona considerada en este primer momento de paso y delata un asentamiento de escasa entidad. Las pocas familias que llegaban en busca de tierras que cultivar pasaron de largo buscando las fértiles tierras de las ciudades y villas localizadas en las orillas del Guadiana. De esta forma, Cáceres contará sólo con cinco aldeas (Arroyo del Puerco, Algüijuela, Alpotreque, Castiel Guerrero y Pedro Cervero) de futuro desiguaF 8 • Para Trujillo tenemos sólo noticias de tres pequeños asentamientos 79 • 74 J. 1. Martín Martín, Documentación ... de la catedral de Coria, doc.14; Arch. Hco. Prov. Cáceres, Legado Paredes, lego 92 . 75 Arch. Cat. Plasencia., Secc. Bulas, legoII, doc. 6, a. 1254: "Xarahiz, Quacos, ]arandella, Asperella, Peñafurcada, Navaconcejo, Cabezavellosa, Villar, Cabezadolit, Piornal, Oliva, Valtravieso, Berrocales de Palacios, S. Pedro, Mirabel, Deleitosa, Losar". 76 M. Gaibrois, Sancho IV, 1, p. 168 Y ss. De ello se deriva la existencia hacia 1245 de una serie de lugares poblados al sur de la ciudad mientras que otros espacios cercanos a la villa son de repoblación más tardía. 77 Bullarium de A lcantara , pp. 91-93; A. de Torres y Tapia, Crónica de la orden de Alcántara, 1, pp. 364-366. 78 A. Floriano Cumbreño, Estudios de historia de Cáceres, 1, Oviedo, 1957, doc. 8. 79 Valdepalacios, Logrosán y Margaca (Ma de los A. Sánchez Rubio, Documentación medieval. Archivo Municipal de Trujillo (1256-1516), 3 vals, Cáceres, 1991-5 , 1, doc. 2; Ma del C. Palacín Gálvez y 1. Martínez, Documentación del Hospital del Rey de Burgos, Burgos, 1990, doc. 404.)

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El paisaje poblacional de Badajoz, Mérida y Medellín, los principales núcleos en torno a los que se articulará una parte importante de la ocupación de la Baja Extremadura, es desigual pero más intenso que el de la Alta Extremadura. En esta zona, exceptuando la periferia (Los Montes y La Serena), las preferencias ganaderas son menos importantes Ello no es óbice para que el asentamiento poblacional de algunas zonas sea muy irregular. Medellín que no conoce asentamiento aldeano alguno en sus 600 Km 2. Mérida, centro de los 9.000 Km 2de jurisdicción santiaguista, concentra en estos momentos seis lugares cuya denominación y localización nos permiten pensar en la pervivencia de población musulmana. A esto hay que añadir los dieciséis lugares ubicados en Tierra de Barros, Llanos de Azuaga y la Sierra80. El alfoz Badajoz (alrededor de 3.220 Km2) fue el lugar más poblado del valle medio-bajo del Guadiana. Hacia 1255, albergaba una docena de lugares situados casi todos al sur de la ciudad. Quizá junto al aporte de pobladores cristianos se mantuviese ciertos contingentes de población musulmana8 1 • La Serena y Los Montes presentan una orientación ganadera. Ambas comarcas, de tardía y escasa repoblación, sólo albergarán castillos y pequeños núcleos anexos, constituyendo una auténtica periferia reclamada tanto por la orden de Alcántara como por Toledo82 • La ausencia de toponimia de roturación es sintomática. La primera mitad del siglo XIV presenta en Extremadura, pese a la aparición de una coyuntura crítica para algunas zonas del reino de Castilla, un claro desarrollo demográfico y poblacional. Hasta 1322 aparecen cuarenta y ocho nuevos asentamientos ubicados especialmente en comarcas muy poco ocupadas (alfoces de Cáceres y Trujillo, dominios santiaguistas). Entre 1323 y 1333 se registrán otros noventa asentamientos. Los años siguientes presentan una ralentización del crecimiento: hasta mediados del XIV sólo se añaden treinta y cinco poblaciones 83 • En este contexto de crecimiento proliferan los deslindes aldeanos, síntoma evidente de la necesidad de precisar los espacios productivos. Las noticias más interesantes nos llegan de las zonas que conocen en este segundo período un mayor crecimiento. Así, conocemos los deslindes de Arroyo del Puerco (1299), Garrovillas (340) y Zarza la Mayor (356)84. La concesión de ejidos para el pasto de los bueyes de labor es otra clara manifestación del proceso en curso. Gargüera, aldea de Plasencia, recibe dehesa boyal en 1325 y Llerena, en 1353 85 . 80

Bullarium de Alcantara, pp. 32-33 .

J. Solano de Figueroa, Historia eclesiástica, I-III, pp.

12 Y SS.; 1. Fernández Martín, "Matallana", pp. 19-20. 82 A.H .N ., Osuna, carpeta 11, n. 10, doc. del 12 de julio de 1262. 83 J. L. de la Montaña Conchiña, La Extremadura cristiana (1242-1350), pp. 133-6. 84 S. Molano Caballero, El señorío de Garrovillas de Alconétar, Cáceres, 1991, pp. 19-22. Bullarium Ordinis Militiae Alcantara, pp. 169-170. 85 D . Sánchez Loro, Historias placentinas inéditas, II, pp. 181-184. Para el caso de Llerena, J. v. Corraliza, "Geografía Extremeña", Rev. Est. Extrem. , III (1929), p. 397 . 81

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El crecimiento demográfico y el progresivo acotamiento del espacio productivo van a producir una transformación del paisaje natural más intensa. El Libro de la Montería de Alfonso XI, por ejemplo, nos muestra la importancia del bosque: parte de sus principales cazaderos se localizan en Extremadura. Topónimos como Robledales, Cabeza Encinosa, Encinarejos, Castañar, Alcornocal de-, indican la pervivencia de una importante cubierta arbórea tanto en las zonas de montaña como en otras zonas escasamente ocupadas 86 • Como contrapeso a esta realidad surge una toponimia que nos habla de un medio progresivamente transformado. Proliferan, entre otros, topónimos como xara de-, mata de-, retamar. En la Alta Extremadura, de orografía más accidentada, la presencia de espacios desarbolados, probablemente debidos a la ganadería, se documentan prácticamente en todas las comarcas. En Plasencia aparecen Carbonera, Xara de la Laguna, Xara de los Robles; en Cáceres, Val de la Xara; y en la jurisdicción santiaguista, Matallana y RetamayB7. La zona norte del partido de Alcántara y el alfoz de Coria presentan topónimos como Xara de Domingo o Monte de la Mata 88 • En Trujillo se documentan hasta media docena de ejemplos de vegetación degradada (Xara del Burdalo, Mata Tornera), en lugares cercanos a las cañadas ganaderas 89 . La Baja Extremadura ofrece menos ejemplos, lo que posiblemente sería debido a las lagunas de la documentación. En concreto, el Libro de la Montería, que nos proporciona una gran información sobre el paisaje vegetal, presenta menos montes en esta zona90 • Frente a esta toponimia, que en algunos casos podría relacionarse con el fuerte desarrollo de la ganadería, aparece otra vinculada a la acción desbrozadora de familias campesinas incluso en zonas poco ocupadas como La Serena. El topónimo quema, que nos informa del uso del fuego para acondicionar terrenos para la agricultura, aparece en las valles placentinos (Quema de Diego Mateos, Quema de Juan Martín, Quema de Pascual Domingo), en Capilla (comarca de los Montes), y en Cadalso (Sierra de Gata)91. Hacia 1325, se documentan toponimos como pies 92 , labrados de- o rozas en las cercanías de las Torres y Torrecillas del alfoz trujillano; en Guadalupe, roturas; en el alfoz placentino, Pie de huerta, Pie de don Durán, Pie de las Rozas 93 ; y en 1340 en el ejido de Garrovillas, Los Labrados 94 • Libro de la Montería, pp. 158-60 Y 253 Libro de la Montería, pp. 257 -259. 88 Localizamos en Alcántara Mata de Fernandiello, Monte de la Mata, Xara de Cordobilla, Xara de Domingo (Libro de la Montería, p. 256). 89 Ibídem, pp. 242-244. 90 Libro de la Montería, pp. 266-7. 91 D. Sánchez Loro, Historias placentinas inéditas, JI, pp. 181-184; Libro de la Montería, pp. 254-256. 86

87

92 El pie es una medida que se utiliza para los espacios agrarios (Diccionario de Autoridades, IJI, Madrid, 1739, p. 261). 93 Libro de la Montería, pp. 250-253. 94 S. Molano Caballero, El señorío de Garrovillas, pp. 20.

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La ocupación del territorio en estos primeros años del siglo XIV se desarrolla básicamente con pobladores locales. Los aportes foráneos son reducidos. Quizá la causa de este descenso se deba a la mala coyuntura agraria que afectó al conjunto del reino de Castilla. Sin embargo, Extremadura seguirá siendo una territorio de inmigración. Los apellidos de origen extrarregional suponen entre 1321-1331 un 12 %, aunque sólo un 6 % en la década siguiente. Hacia 1330 aumenta de forma ininterrumpida la llegada de nuevos pobladores: se produce un equilibrio entre los aportes poblacionales extrarregionales y locales. Los primeros alcanzan un 24%; las poblaciones de Coria y Trujillo, en la Alta Extremadura, y la provincia santiaguista, en la Baja Extremadura, son las principales zonas receptoras. La procedencia de los pobladores extrarregionales es muy diversificada, pero lo realmente importante es que su asentamiento adquiere ahora rasgos espacialmente más difusos que en la etapa anterior. Si en las primeras etapas existe una cierta correspondencia entre la procedencia leonesa o castellana de los pobladores y las zonas de asentamiento, desde finales del siglo XIII esto ya no es así, especialmente para la Baja Extremadura95 • El asentamiento de pobladores de origen leonés es clara en zonas como Trujillo o Medellín; por el contrario, otros de origen castellano aparecen en Badajoz (Velasco Bejarano) o Coria (García Núñez de Guadalajara)96. En la primera mitad del siglo XIV se consolidan las líneas abiertas décadas atrás. El crecimiento poblacional se mantiene en alza y se abren nuevas acciones encaminadas a la ocupación de zonas anteriormente olvidadas. Al poblamiento concentrado yl o disperso se une ahora, debido a la mayor madurez del proceso, otro de tipo intercalar. Razones de tipo diverso influyen, de todos modos, en el lento crecimiento de los nuevos asentamientos. Tanto la conflictividad política como la climatología, sobre la que tenemos poca información para Extremadura y más para la Corona de Castilla97 , o las crisis de subsistencia, son factores que dotan de mayor complejidad al proceso de desarrollo demográfico y del poblamiento en este periodo quitándole cualquier carácter lineal. Como hemos señalado, un rasgo fundamental del desarrollo poblacional de la primera mitad del siglo XIV es la ocupación menos selectiva del territorio. Junto a las comarcas más favorecidas anteriormente, aquellas que se mantenían en una casi despoblación comienzan ahora a ocuparse de modo efectivo. Todo esto incidirá en una mayor heterogeneidad económica con el desarrollo simultáneo de 95

Hipótesis que compartimos con A. Bernal Estévez, Poblamiento, pp. 274-277 Y mapa de la p.

275. 96

R.A.H., Colecc. Salazar, M-17, fo1. 217. R.A.H., Colección Salazar, 1-39, fols. 263v-264v.

97

J. Valdeón Baruque, "Aspectos de la crisis castellana en la primera mitad del siglo XIV", Hispa-

nia, XXIX (1969), pp. 5-24, Y "Reflexiones sobre la crisis bajomedieval", En la España medieval, IV, Madrid , 1984, pp. 1047-1060.

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comarcas de dedicación ganadera, más numerosas hasta entonces, o agraria, que adquieren como consecuencia de la mayor madurez de la ocupación una importancia creciente. Al norte del Tajo, el poblamiento aumenta sensiblemente (cuatro lugares nuevos para Coria y media docena para los territorios alcantarinos). El término aldea aparece más frecuentemente utilizado, lo que nos indica un ocupación más estable y organizada. En el caso de Plasencia se constata la ocupación de los extremos del Campo Arañuelo donde se localizan hasta una veintena de aldeas-dehesas 98 . Se trata de una ocupación inicial e inmadura, en donde predominan formas de poblamiento disperso del tipo de cortijo y torrejón; asistimos, de todos modos a la aparición de una toponimia roturadora más abundante. En la penillanura central altoextremeña, el concejo de Cáceres registra un sensible crecimiento en el número de asentamientos: aparecen ahora once núcleos localizados básicamente en zonas propicias a una explotación mixta99 . Su denominación como cortijos, aldeas, y heredamientos-aldeas constatan esta realidad. En Trujillo el número de nuevos asentamientos totalizan catorce (a esto habría que unir los trece documentados en 1353 que sin duda han surgido con anterioridad). Aparecen denominados como Torres, Torreciellas de- o aldea de- y muestran un claro perfil agrario. En algunos casos, las mencionadas como Aldehuelas de- aluden a un poblamiento intercalar que surge de manera espontánea pero de vida efímera 100 . En el valle del Guadiana, las comarcas de Mérida, Los Barros y Sierra santiaguista son las áreas de mayor ocupación. E~ Medellín aparecen sus primeras aldeas como Rena, Coronada y Miajadas en zonas de buenas posibilidades agrarias. En la zona de Mérida el número de aldeas crece de forma espectacular, quizá como resultado de la política de incentivos y fueros dados a finales del siglo XIII. En la comarca de Los Barros y la Sierra santiaguista se documentan una veintena de nuevas aldeas y poblaciones, algunas de las cuales como Monesterio, Granja de Torrehermosa, Calzadilla o Almendralejo, ejercerán posteriormente una fuerte influencia comarcaP0 1• En Badajoz, los efectos de la frontera portuguesa se 98 La repoblación de los extremos del concejo de Plasencia, iniciada a finales del siglo XIII y muy vigorosa a comienzos del XIV, está vinculada a los intereses ganaderos de grandes y medianos propietarios 0. 1. de la Montaña Conchiña, "Repoblación y señorialización del Campo Arañuelo. Siglos XIIIXIV", II Coloquios Históricos-Culturales del Campo Arañuelo, Navalmoral de la Mata, 1995, pp. 49-58). 99 M. de Lodo Mayoralgo, "Los Blázquez de Cáceres, los Mayoralgos y los Ovandos: estudio crítico sobre su origen y genealogía (Siglos XII al XV)", Estudios genealógicos y heráldicos, Madrid, 1985, pp. 141-150. 100 Es posible que el origen de Madroñera, Zorita, Berzocana, Madrigalejo tenga su apoyo en esta realidad (A.M.T., Leg. 1, n. 6, Leg 1, n. 15, Leg. 1, n. 19, Fol. 51v-52v). Estas aldeas son Aldehuela de Sánchez, Aldehuela de Yáñez Miguel y aldea de Domingo Pérez. 101 R.A.H., Colecc. Salazar, M-8, fo1. 59. Libro de la Montería, pp . 259-260. H. Mota Arévalo, "El Castillo de Montemolín", Rev. Est. Extrem., XV (1959), pp. 23-24.

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dejan sentir en un crecimiento menos intenso. Aparecen ahora las aldeas de Monsalut, Parra, Cheles, Valencia de Mombuey, Granja del Oliva 102. La zona oriental (La Serena y Los Montes) conocen un significativo aumento del poblamiento, aunque, en términos generales, sigue siendo una zona poco poblada con aldeas de escasa entidad demográfica y un peso importante de la vegetación natural 103. Son habituales las casa de- o casar de- (Casas de Gil Gómez o Casas del Borracho en Capilla, Casar de Juan Diaz en Siruela)104. Es muy posible que el origen de muchos de estos pequeños lugares esté en la llegada anual de pastores serranos, según parece deducirse de la localización de muchas de estas aldehuelas cerca o en el trayecto de las principales cañadas y veredas ganaderas. Así sucede con las aldeas de Lares, Tamurejo, Garlitos, Fuenlabrada, Sancti Spiritus lOs .

4.

CONCLUSIÓN

La dinamica regional que se extiende entre la conquista de Coria y la crisis bajomedieval se define fundamentalmente por la paulatina ocupación y puesta en explotación de las diversas comarcas. Esta ocupación se define por su relativa lentitud. Esta lentitud se explica hasta 1230 por claras razones estratégicas: el territorio cristiano es pequeño y las comarcas más fértiles están desocupadas por el riesgo militar, mientras que se ocupan preferentemente las zonas montañosas de la Transierra Leonesa. Pese a todo, esta lentitud se mantiene después de 1230 debido a diversos factores, fundamentalmente extrarregionales. Por un lado, la rápida expansión cristiana supone la disponibilidad de amplios territorios para repoblar. Frente a Andalucía y Murcia, la repoblación extremeña parece caracterizarse por su débil intensidad. Por otro lado, la complicada coyuntura política y los primeros signos de dificultad que empiezan a documentarse desde mediados del siglo XIII no son factores que contribuyan positivamente. A lo largo de todo este período, Extremadura se caracteriza por ser una región de inmigración. Si bien, algunos de sus pobladores se desplazarán hacia latitudes más meridionales, en consonancia con la gran movilidad que presenta la población repobladora, son mucho más numerosos los procedentes de León o Castilla, fundamentalmente, que se asientan en Extremadura. Los apellidos que denotan un origen extrarregional parecen mostrar que dentro de la debilidad poblacional, la inmigración se mantuvo a lo largo de todo el periodo y es un componente fundamental de la paulatina ocupación del territorio. 102 A. Bernal Estévez, "El efecto de la frontera en la repoblación del término de Badajoz", Actas del Congreso Conmemorativo del VI Centenario del Señorío de Feria (1394-1994), Mérida, 1996, pp. 59-62. 103 En estos momento se contabilizan nueve pequeños asentamientos algunos de muy escasa importancia tales como Garlitos (Molinos de Garlitos) o Sancti Spiritus (Libro de la Montería, pp. 245-247). 104 Libro de la Montería, p. 247; Bullarium de Alcantara, pp. 149-150. 105 Libro de la Montería, pp. 246-247; Bullarium de Alcantara, pp. 149-150.

37

La debilidad del hecho repoblador explica la desigual ocupación comarcal, ocupación que estará en relación con la dedicación económica de los pobladores. Frente a comarcas con una dedicación preferentemente ganadera (La Vera, con sus pueblos situados en la ladera de la montaña es un ejemplo clásico) se oponen otras de clara vocación agraria (Coria, Badajoz ... ); otras permanecen casi despobladas como La Serena, lo que explica, al margen de los condicionantes orográficos y edáficos, una dedicación fundamentalmente pecuaria. Es sintomático de la débil ocupación regional el que zonas como el Campo Arañuelo, con suelos ricos y profundos, estén prácticamente desocupados y tengan que esperar para su definitivo poblamiento al gran impulso demográfico del siglo xv. La lentitud y la desigual ocupación de la región no impide captar una clara tendencia, que se inscribe en una coyuntura multisecular penínsular y europea. El desarrollo demográfico y el crecimiento de los núcleos poblados muestran una clara etapa de crecimiento de la población que constituye tanto un hecho estrictamente regional (la movilidad intrarregional es un factor más de la repoblación) como extrarregional, pues un componente fundamental del crecimiento se debe a los aportes demográficos foráneos. En este sentido, en Extremadura esta dinámica de crecimiento no deja de manifestarse a lo largo de todas las décadas del periodo estudiado. No se documentan situaciones críticas ni ningún proceso de estancamiento. La disponibilidad de espacio, la inmigración y el crecimiento de la población regional permiten un paulatino desarrollo del proceso repoblador. Dentro del espacio estudiado se adivinan dos claras etapas. En la primera, que se extiende hasta 1290, la ocupación se caracteriza por ser comarcalmente selectiva. Al margen de algunas zonas sedimentarias (Badajoz fundamentalmente), los pobladores muestran una clara preferencia por las zonas montañosas y la dedicación ganadera, lo que permite vincular en parte este proceso con el fenómeno de trashumancia que conocen desde mediados del siglo XII las zonas meridionales. La Tierra de Plasencia presenta un claro ejemplo de estas tendencias. Frente al gran salto poblacional de los valles serranos como La Vera y el Valle del ]erte, el Campo de Arañuelo, como hemos señalado, está casi despoblado. A partir de 1290 y durante toda la primera mitad del siglo XIV, el poblamiento extremeño adquiere rasgos más maduros. Esto hará que empiecen a ocuparse comarcas casi despobladas y que se produzca una mayor homogeneidad poblacional. A ello se une una creciente dedicación agraria, rasgo común a cualquier territorio suficientemente ocupado.

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