Repercusiones de una represión despiadada: Un acercamiento a la represión franquista representada en la literatura posguerra de España

July 22, 2017 | Autor: Adam Wilson | Categoría: GUERRA CIVIL ESPAÑOLA, Represión, posguerra y franquismo, Represion franquista
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Descripción

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Repercusiones de una represión despiadada: Un acercamiento a la represión franquista representada en la literatura posguerra de España

En el capítulo veintiséis, casi al final de la primera parte de la novela, La voz dormida (2011), de la escritora española, Dulce Chacón, Pepita, una de las protagonistas principales de la novela, dice que "[t]eme que la gran araña negra y peluda la haya atrapado" (109). Esta referencia a una araña y su tela se repite varias veces a lo largo de la novela y se presenta como una comparación al peligro de la política en esas alturas en España. Luego, para disimular su preocupación, Pepita intenta hablar con Don Fernando, quien la acompañaba mientras caminaban hacia un nuevo encuentro clandestino con Paulino, quien se nos ha presentado como un político, un comunista y republicano que opone, y pelea contra, el gobierno ilegítimo del dictador, el Generalísimo Francisco Franco. El diálogo entre Don Fernando y Pepita es muy corto pero termina con las siguientes palabras reveladoras pronunciadas por Pepita: "Hay tanta nieve que no se ve el mundo" (Chacón 110). Estas palabras alegóricas de la novela bien podrían servir como el lema de las casi cuatro décadas represivas regidas por el dictador.
Con estas pocas palabras habladas por Pepita, se advierte, metafóricamente, como era que todas las prácticas represivas impuestas durante la época de Franco alcanzaban cada faceta de la vida de casi cada español hasta causar que no se viera ni entendiera nada claramente; todo estaba tan y tan "cubierto" de esa represión sistemática que ya era imposible reconocer esa nueva escena, ese "Nuevo Estado". Los efectos duraderos de esa represión y como son representados en la novela ya mencionada, La voz dormida, y en El lector de Julio Verne (2012), escrito por Almudena Grandes, formarán parte del enfoque central de este presente trabajo. Estas novelas figuran entre este género de novela posguerra que ha asumido el papel de recopilador de memorias colectivas, memorias que a su vez sufrieron la misma represión que los personajes de estas novelas que son basadas, casi siempre, en la vida real y experiencias verdaderas como si esas memorias no estuvieran listas para ser extraídas de su lugar en el olvido hasta el momento en que se sintieran que se encontraran por fin fuera del alcance de las garras afiladas y los ojos penetrantes de lo que era la represión franquista.
Para poder verdaderamente comprender como esa represión llegó a un nivel tan profundo, tan generalizado, es fundamental primero explorar sus inicios. Román Arnabat Mata, en su análisis de la represión como el ADN del franquismo español, explica que "…la dictadura franquista…nació de un golpe de Estado militar contra el régimen democrático republicano legalmente establecido". Arnabat Mata además expone que durante toda la guerra, y aun después, Franco diseminaba la idea de que ese gobierno republicano nunca fue legítimo y usó eso como justificación para el golpe militar y así pudo manipular, desde el principio, la información a su favor lo cual fue crucial para su futura implementación de una represión legalizada. Así es que llegamos a entender que "…la represión franquista, [fue] fundamentada en la "trampa (i)legal" de convertir a los defensores del legítimo régimen republicano, en rebeldes… mientras que los golpistas se autodenominaban defensores del orden." (34). Este Nuevo Estado creado por Franco se basó principalmente en esta marcada división entre los vencedores y vencidos. A pesar de esta fuerte distinción, sin embargo, no existía ningún tratamiento imparcial para los que no se encajaban fijamente con ninguno de los dos lados; éstos, para Franco, eran tan culpables y merecedores de su indignada represión como los que abiertamente habían opuesto a su "Movimiento salvador de España" (49).
Esta represión, que tuvo sus inicios antes y durante la guerra civil y se extendió a los casi cuarenta años de posguerra, tuvo consecuencias que ni Franco ni los republicanos pudiesen haber imaginado. Bien se puede decir que ese prolongado período de tiempo fue tal que hizo que el pueblo español perdiera cierta parte de su identidad o que por lo menos sufriera un tipo de crisis de identidad. El catalizador fue, sin duda, la represión brutal que imponía Franco y los de su régimen. Además de una crisis de identidad, está represión también provocó una época en que los que no estaban de acuerdo con Franco ni su política, y los que se asociaban con éstos, tenían que vivir bajo una incertidumbre constante y, a cierto nivel, una vida a escondidas, o una fachada completa, para evitar ser delatado, detenido, encarcelado o, lo que ocurría con bastante frecuencia, fusilado. Esas fachadas, o vidas secundarias, fueron una de las mayores consecuencias inmediatas y duraderas de esa represión extensiva.
Bien fuera el exilio voluntario o forzado (externo o interno), el conformismo, el silencio, el miedo o el encarcelamiento, el resultado final de todas estas personas fue un tipo de "encarcelamiento". Arnabat Mata asevera que, "La represión fue consubstancial al régimen franquista y convirtió el país en una inmensa prisión" (33). Sea un encarcelamiento literal o figurativo, los reprimidos vivían todos dentro de la misma España, "España una, España grande, España libre", la gran prisión de Franco.
La literatura posguerra de España, a su vez, aporta un pequeño pedazo a la antes mencionada nueva identidad española; un pedacito de una identidad que muestra la necesidad de desplegar, a la vista de todo el mundo, la ironía de esa "España libre" tanto como la fealdad de esa época y la importancia de, hasta cierto punto, celebrar todos los que sufrieron bajo el franquismo para así crear una nueva generación que fuera más capaz de enfrentar esas injusticias y evitar que se repitieran las atrocidades que ocurrieron durante esa represión imperdonable. Al describirnos con lujo de detalles todas las facetas de esa represión, se nos presenta el tema de una forma tal que nos obliga a vivir las mismas atrocidades vicariamente a través de los personajes y las escenas de estas novelas. Así no nos queda otra opción más que identificarnos, a cierto nivel, con estas personas aisladas, reprimidas, y, a través de ese vínculo al pasado que ofrecen las autoras de estas obras, sentirnos igual de impotentes e incapaces de superar esa realidad sofocante (Delp cáp. 4).
Es importante notar que la represión extendía, a cierto grado, también hasta la vida de los que apoyaban a Franco pero que esto resultó más bien como un efecto secundario imprevisto de la represión generalizada. Un ejemplo de esto sería los franquistas que hubiesen sufrido un tipo de represión lingüística cuando no les era permitido hablar un idioma en público que no fuera el castellano, como el Catalán o el Gallego. El enfoque de la represión franquista, sin embargo, fue siempre dirigido a los opuestos a la dictadura.
Otro principio de la represión franquista fue el de ni perdonar ni olvidar. Como una muestra de su inhabilidad de demostrar cualquier tipo de piedad hacia los derrotados, Franco y los que vencieron con él, mantuvieron este estilo de persecución violenta tanto durante la Guerra Civil como en los años posteriores a dicho conflicto. De hecho el llamado Estado de guerra se mantuvo desde 1936 hasta 1948 (Arnabat Mata 58). Conxita Mir Curcó declara que fue "…una política que, dedicada solo a reprimir y contener, había sido " (12). En vez de ofrecerles o proveerles a los vencidos una forma de poder introducirse apaciblemente de nuevo en la sociedad, después de ser derrotados, Franco los sigue persiguiendo y reprimiendo como un tipo de castigo perpetuo. Franco quería evitar a todo costo cualquier futura reorganización de los republicanos derrotados y como resultado tanto la represión como la violencia se convirtieron "en un elemento indispensable del franquismo" (Rodríguez González 476). Arnabat Mata también habla de este aspecto de la represión franquista cuando dice, "…tenían como objetivo castigar de forma ejemplar a los que se habían opuesto al triunfo del franquismo y aterrorizar a los indiferentes" (37). Grandes, pinta muy bien esta imagen de esta perpetuidad en su novela cuando habla del conflicto constante entre la Guardia Civil y la guerrilla, o "los del monte", y repite una y otra vez que era "…una guerra que no iba a acabar nunca" (106).
Asimismo, Grandes, a través del protagonista y narrador de la novela, Nino, un niño de once años, relata de una forma muy eficaz y detallada las consecuencias de esta represión, la razón de huida para los del monte y los sufrimientos de aquellos que o eran parientes de los que se habían huido al monte o los asociados de éstos. Nino expone:
En mi pueblo, los hombres se echaban al monte para salvar la vida, y la autoridad perseguía a las mujeres que intentaban ganársela con la recova, a las que recogían esparto en el monte, a las que lo trabajaban y hasta a las que vendían espárragos silvestres por las carreteras, porque para ellas todo estaba prohibido, todo era ilegal, todo un delito…(105)
Nino, además resalta las diferentes razones por las que era justificada la imposición de cualquier muerte y la arbitrariedad de las leyes y su aplicación; otros cuántos principios más del franquismo:
Así eran las cosas en mi pueblo, donde te podían matar por la espalda cualquier noche por haber dado de comer a tu hijo, a tu padre, a tu hermano, sólo por eso, eso bastaba para legalizar cualquier muerte, eso convertía a cualquiera en un bandolero peligroso, un enemigo público feroz, aunque no hubiera cogido un fusil en su vida. Esa era la ley y era una ley injusta, una ley odiosa, una ley atroz y bárbara, pero la única ley, y los guardias civiles quienes la aplicaban. (105)
Rodríguez González aporta su análisis sobre el tema al explicar que esa supuesta "justicia" fue caracterizada "por la arbitrariedad de la autoridad y la indefensión del preso, desde el momento en que la aplicación de la ley dependía de la ideología del encausado más que del delito por el cual éste era acusado" (476). A parte de imponer leyes básicamente inventadas según les convenían en el momento, tampoco se les ofrecía a los acusados la más mínima oportunidad de obtener un procedimiento jurídico imparcial y mucho menos alguien que los defendiera.
Aquellos que decidieron esconderse en el monte vivían bajo la amenaza de una constante persecución de parte de los de la Guarda Civil, porque como indica Francisco Moreno Gómez:
A partir de 1941 el protagonismo de la represión pasó casi íntegramente a la Guardia Civil; se inventaron destacamentos en el campo, en determinados cortijos, con acuartelamiento permanente de patrullas de guardias, y se crearon las Compañías Móviles, cuyas dotaciones se destinaron expresamente a la persecución de huidos. (114)
En La voz dormida se exhibe una representación muy realista de las condiciones bajo las cuales éstos vivían. Además de las condiciones extremas que soportaban tanto durante el verano como el invierno, tenían que evitar lavarse con jabón ya que la espuma se veía en los ríos y los perros lo olían. En temporada de nieve había que caminar a espaldas para no poder divisar la dirección de la cual provenían las huellas. Es más, en muchas ocasiones se tenía que viajar en pleno silencio para así evitar delatarse cuando se acercaban los de la Guardia Civil que pasaban haciendo sus rondas en el monte.
El lector de Julio Verne, en cambio, muestra una perspectiva un poco diferente cuando Nino describe la diferencia entre vivir en el monte y quedarse en un pueblo como Fuensanta de Martos bajo una represión aun más severa que las condiciones del monte. Nino repite aquí las palabras tan a menudo oídas de la boca de su madre, "[a]sí no se puede vivir…" pero como siempre él agrega, "…pero así vivíamos…", y luego describe con lujo de detalles:
…mis lagrimas no tenían poder para detener tanta violencia… una tortura que dolía más que los golpes,…así vivían todos los que no se habían atrevido a escoger el camino del monte para sobrevivir como animales, sí, pero con sus propias reglas humanas. Nosotros no podíamos escapar porque habíamos aceptado aquella mierda de vida,…bajado la cabeza para ofrécele el cuello a aquella violencia infinita,…acostumbrado a soportar…aquella humillación, tanta tristeza, pero ellos tenían una oportunidad. (363-364)
Ese sentimiento de impotencia bajo circunstancias imposibles personifica con perfección lírica esa represión despiadada que causaba tanto pesar y angustia para los que ni siquiera tenían ninguna afiliación definida.
Otro de los que no tiene ninguna afiliación definida es el personaje de Pepita en La voz dormida quien ya se mencionó al principio de este ensayo. Pepita tiene varios episodios en el libro cuando sufre algún tipo de represión franquista. Arnabat Mata habla de tres diferentes maneras por las que una persona podría caer un "la red represiva del franquismo". Estas diferentes categorías son: 1. el ser un soldado republicano capturado por las fuerzas de Franco 2. ser uno de los huidos que volvieron lentamente de Francia pensando que Franco cumpliría su promesa de perdonarlos (promesa que nunca cumplió) o 3. ser uno de los que fueron detenidos por haber participado en algún tipo de supuesto asunto republicano, lo cual casi siempre fue resulta de algún tipo de denuncia, sea por un vecino o cualquier persona que piensa que te ha visto participar en cualquier actividad cuestionable (39-41). Según esta clasificación bien descrita por Arnabat Mata, Pepita cabe bien dentro de esta última categoría.
Hay un episodio in particular dentro de la novela que bien ejemplifica esta categoría de represión que le corresponde a Pepita. Ya para el principio de la segunda parte Pepita está esperando noticias de su novio Paulino quien supuestamente ha huido a Francia. Por fin le llega una carta de Francia, remitida por uno llamado Jaime. Al leer la carta Pepita entiende que le ha escrito su novio, sin embargo, ya no es Paulino sino Jaime. Ella no tiene mucho tiempo para gozar de las noticias de la carta, sin embargo, porque "el cartero, inmediatamente después de entregarle su carta, acudi[ó] a Gobernación para informar de que acababa de llevar correspondencia del extranjero a la pensión Atocha" donde se hospedaba Pepita (183-184). Luego Pepita es llevada a Gobernación para ser interrogada, sin embargo, no logran hacerle ni una sola pregunta ya que ésta pierde consciencia dos veces y se desmaya. Ya para cuando cobra fuerza llega Don Fernando para sacarla de Gobernación antes que le puedan hacer ninguna pregunta en cuanto a la carta (186-199).
A su vez, este ejemplo del libro ilustra bien otros aspectos de la represión franquista y algunas medidas tomadas por los reprimidos para esquivar, por lo menos por un tiempo, las garras, o en este caso los ojos, de esa represión. Al leer esa carta Pepita, parece una carta inocente de un desconocido que simplemente habla de sus viajes allá en Francia. Además de divisar que es Paulino quien escribe la carta bajo el pseudónimo, Jaime, Pepita descubre que escribe usando un tipo de código, especialmente para ella y para que no se descubra el verdadero autor de la carta. El narrador dice:
Pero al comenzar a leerla, reconoció de inmediato la letra de Paulino, y dedujo que el nombre era también una forma de esconderse…Jaime inventaba su vida, para que Paulino pudiera escribirle una carta a Pepita…era un sucesión de mentiras que escondían [la] verdad…él no la inventó para protegerse, sino para protegerla a ella…[l]a memoria funcionó como estrategia, Pepita recordó la palabras que su novio había escrito…(183-184, 198-199)
Esta carta bien demuestra el tipo de doble vida que tenía que vivir la gente española bajo esa represión generalizada por toda España. Jaime (Paulino), además de ser un exiliado en Francia, una de las repercusiones de la represión franquista antes mencionadas, también se esconde en la carta misma al usar un pseudónimo y al escribir la carta de una forma tal que solamente Pepita puede descifrar las verdades detrás de las mentiras inventadas. Pepita, a su vez, vive otro ejemplo de doble vida. Dentro de sí misma y dentro de su casa ella puede ser la persona que quiere ser sin tener que fingir. Fuera de la casa, sin embargo, ella se ve obligada a disimular y hacerse la tonta para que nadie se entere de su conexión con Paulino. Esto tiene que hacer para proteger a Paulino y los otros exiliados que andan con él tanto como a sí misma y los que se asocian con ella. Así vemos que a través de estas doble vidas, o fachadas, tal como repite Nino una y otra vez en El lector de Julio Verne, "las cosas nunca son como parecen" (Grandes 39).
Así tenían que ser las cosas durante esa época sumamente represiva, una época en que el más mínimo desvío de la "normalidad" de la España de Franco podría resultar en ser delatado, detenido, interrogado, torturado, violado o hasta ejecutado. Las dobles vidas, las fachadas, las mentiras hechas realidad, eran medidas tan necesarias para los declarados Republicanos y sus asociados como era la represión despiadada para el control absoluto de parte de los Nacionalistas. En estas últimas décadas han podido salir un nuevo género de literatura, como bien ejemplifican las novelas tratadas en esta presente obra, que denuncia esa represión y hasta celebra los que la sufrieron por tan largo tiempo. Bien termina Arnabat Mata en su análisis sobre la represión franquista, "Unos quieren recordar, "los vencidos", y otros quieren "olvidar", los "vencedores". Pero, el recuerdo y el olvido forman parte inseparable de la memoria, de las diversas memorias del franquismo y de la represión" (59).









Bibliografía

Arnabat Mata, Ramón. "La represión: el ADN del franquismo español." Cuadernos de historia (Santiago) 39 (2013): 33-59. Print.

Chacón, Dulce. La voz dormida. Madrid: Punto De Lectura, 2011. Print.

Curcó, Conxita Mir. "El estudio de la represión franquista: una cuestión sin agotar." Ayer (2001): 11-35. Print.

Delp, Lindsay R. "La Guerra Civil Española: Un Estudio de La Literatura Como Un Mecanismo de Recuperar La Memoria Colectiva." Scripps Senior Theses (2012): Paper 60. Print.

Grandes, Almudena. El lector de Julio Verne. Barcelona: TusQuets Editores, 2012. Print.

Moreno Gómez, Francisco. "Huidos, maquis y guerrilla: una década de rebeldía contra la dictadura." Ayer (2001): 111-137. Print.

Rodríguez González, Javier. "La represión franquista y la memoria pública." (2011). Print.


Adam Wilson – Span 648R – 4/15/2015 – Trabajo Escrito Final – [email protected]


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