Repensar a los pensadores previos a Sócrates- Heráclito

September 12, 2017 | Autor: Daniel Cignetti | Categoría: Presocratic Philosophy, Heraclitus, Filosofía Antigua, Heráclito, Filosofía presocrática
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Descripción

“Repensar a los pensadores previos a Sócrates. Heráclito” Daniel Cignetti

Universidad Nacional de Río Cuarto La lectura tradicional de los presocráticos propone seguir como guía lo expuesto por Platón y Aristóteles. Ante esto proponemos un repensar, es decir, no negar su autoridad pero si complementarla con un estudio de los fragmentos que conservamos. Para ejemplificar esto tomamos el tema del conocimiento en Heráclito, de modo general. Según Platón y Aristóteles si se siguen las enseñanzas del efesio no es posible el conocimiento ya que nada permanece, pero si analizamos el pensamiento de Heráclito vemos que si existe la posibilidad de conocimiento; por lo cual, si complementamos ambas posiciones vemos que podemos arribar a nuevas conclusiones, corrigiendo las transmitidas por la lectura tradicional. Palabras claves: Heráclito, Platón, Aristóteles, repensar, conocimiento, fluir, cambio, lógos, opuestos, armonía contrapuesta.

Introducción El presente trabajo versará sobre dos ejes temáticos: a) el problema de la lectura de los pensadores previos a la época en que vivió Sócrates a la luz de la interpretación (o referencia) que hacen tanto Platón como Aristóteles; b) un acercamiento al tratamiento del devenir en Heráclito de Éfeso, mostrando cómo lo toman los autores clásicos, puntualmente Platón y Aristóteles. Este segundo punto, sólo pretende mostrar, a modo de ejemplo, lo planteado en el primero de los ejes temáticos. En primer lugar, hablamos de un repensar. Este repensar no implica una eliminación de las lecturas tradicionales que se han realizado hasta la fecha, sino que más bien intenta buscar o, si se nos permite, delimitar hasta qué punto

estamos hablando de un filósofo y desde que punto comenzamos a referirnos a los comentarios de un pensador sobre otro. Tomamos a Heráclito para enmarcar este primer eje a tratar en un caso puntual, intentando llevar adelante de modo didáctico una ejemplificación de una nueva posible lectura de los pensadores arcaicos. Por esto mismo, desarrollamos el análisis de forma general y con comentarios de autores1 que ya han trabajado el problema de la recepción del pensamiento del devenir en Heráclito por parte de Platón y Aristóteles.

Recepción platónica-aristotélica de los fragmentos heraclíteos sobre la figuración del devenir como río El pensamiento de Heráclito de Éfeso llegó a oídos de Platón por medio de Cratilo, el cual era denominado un heraclíteo, pero que en el fondo ya tiene una interpretación parcializada, o precaria, de la doctrina heraclítea. Este problema de interpretación viene dado por el hecho de que para Cratilo lo central de las enseñanza de Heráclito reside en el fluir perpetuo de todo (pánta reî), olvidando la contraparte de esto que es la armonía que surge de la tensión de los contrarios, es decir, el lógos. Como se ve, el problema de la comprensión de Platón sobre la idea del permanente cambio de las cosas ya viene mediado por una previa interpretación parcializada. Es por esto que Platón pone en boca de Sócrates: “Sóc. – En algún sitio dice Heráclito y, comparando los seres con la corriente de un río, añade: ” (Cratilo, 402a - b).

Con esta afirmación percibimos que su foco de atención es el problema del constante flujo de los seres, tomando como principio último de la realidad, y llevando al olvido la contraparte de esta afirmación que precisamente señala lo estable de la realidad. También Eggers Lan, en un intento de poner paños fríos al asunto de las menciones a los pensadores arcaicos por parte de Platón, dice: “La razón es que, casi diríamos que por una cuestión de principios […], Platón hace sus citas de memoria. […] Además, por haber adoptado como género literario la forma de diálogo, las alusiones de Platón a distintos pensadores nos hacen siempre dudar de su historicidad.” (Eggers Lan & Juliá, 1978: 24)

Pero las críticas no sólo están circunscriptas a Cratilo y a Platón, sino que también se incorpora en este grupo a Aristóteles el cual, no libre de falta de objetividad, retoma el pensamiento de Heráclito desde la lectura que lleva adelante Platón y, en casos, hasta lo exagera. De igual modo no se puede dejar pasar por alto que las referencias que realiza Aristóteles sobre el efesio no se hallan tan ceñidas a sus comentarios sobre el fluir. Acotándonos al tema del trabajo, vemos que Aristóteles retoma, se puede decir un tanto más cautamente que Platón, las opiniones de Cratilo sobre Heráclito. Pensamiento que se ve reflejado en la anterior cita del Cratilo platónico y, que también Aristóteles, marca la relación entre el heraclíteo y Platón y critica a este último diciendo en Metafísica: “En efecto, [Platón] familiarizado primero, desde joven, con Cratilo y con las opiniones heraclíteas de que todas las cosas sensibles están eternamente en devenir y que no es posible la ciencia acerca de ellas, posteriormente siguió pensando de este modo al respecto.” (Metafísica, 987a).

Pero Aristóteles, aun siendo conciente de este problema de Platón, lo sigue en su interpretación sobre la doctrina del flujo de Heráclito y profundiza su error en la crítica a los opuestos, donde reside la contracara del pensamiento heraclíteo, según lo marca Kirk, diciendo: “En otras referencias le ataca [a Heráclito] porque niega el principio de contradicción, al afirmar que los opuestos son “lo mismo”, y en esta interpretación se equivoca, una vez más, al enjuiciarle anacrónicamente de acuerdo con sus propias estructuras de un marcado carácter lógico.” (Kirk, Raven, & Schofield, 1987: 272)

Con esto se ve que los pensadores tales como Cratilo, Platón y Aristóteles, no buscan hacer una historia objetiva de sus predecesores, sino que basándose en los comentarios de otros formulan, a costa de los pensadores arcaicos, hipótesis

que

buscan

afirmar

sus

propias

doctrinas

o,

tal

vez,

no

intencionalmente, demostrar que son hipótesis refutables y poco convincentes. Esta lectura unilateral, o parcial, del pensamiento heraclíteo sobre el flujo lleva a afirmar la imposibilidad de un conocimiento certero sobre los primeros principios, tal como llegan a concluir Platón y Aristóteles; cuestión que al momento de detenernos reflexivamente sobre los fragmentos del efesio vemos que en parte está errada, ya que el conocimiento del lógos es estable y que el conocimiento de las cosas sensibles es mudable.

Heráclito. pánta reî y la armonía de los contrarios. Fragmentos sobre el “río” Brevemente mencionare los fragmentos que refieren a la figura del río como imagen del flujo de los seres sensibles con algunas menciones especiales al respecto, para luego sí adentrarme en los fragmentos que llevan a comprender la contraparte de dicho flujo.

Siguiendo la ordenación de Diels – Kranz son 3 los fragmentos sobre el río: El primero, es el fragmento 12: “Sobre aquellos que entran en los mismos ríos fluyen aguas cada vez distintas; [y también las almas se evaporan de las cosas húmedas].” (Cornavaca, 2008: 185) El énfasis de la lectura de este fragmento radica en la imagen del cambio constante del agua del río. El segundo, es el fragmento 49a: “En los mismos ríos entramos y no entramos, somos y no somos.” (Cornavaca, 2008: 217) Se percibe una posible contradicción en el hecho de la afirmación de la primera parte sobre el alcance de la expresión de “los mismos”, donde tradicionalmente se le aplica una lectura desde las categorías lógicas aristotélicas. El énfasis en la interpretación de este fragmento reside en los cambios propios del individuo; lo cual daría un punto de relación con el fragmento 12, si es que aceptamos su segunda parte. El tercero, y último, es el fragmento 91: “No es posible [en efecto] entrar dos veces en el mismo río […] se dispersa y de nuevo se reúne […] se acerca y se aleja.” (Cornavaca, 2008: 255) Este fragmento sería el más semejante que se posee a las afirmaciones de Platón en Cratilo, ya citado. Junto con el fragmento 49a, aparecen mencionados algunos opuestos, lo cual nos deja ver la unidad que se logra entre la oposición de los contrarios, tal como lo menciona Cornavaca: “En torno a la imagen del “río” se expresa, de diversas formas, un pensamiento central de la concepción de Heráclito: la unidad en medio de la diversidad.” (Cornavaca, 2008: 255)

Los contrarios y la armonía

Los contrarios en el pensamiento de Heráclito son un real problema para las interpretaciones, tanto por el lenguaje utilizado por el efesio como por los testimonios fragmentarios. De todos modos, se puede comprender que son la contraparte del flujo permanente, en tanto entendamos que la tensión entre ellos conlleva los cambios visibles en los seres sensibles. En otras palabras, los contrarios se encuentran en constante tensión entre ellos; tensión que es dinámica y no estática, lo cual determina los cambios visibles de los seres sensibles. Pero esta tensión no es azarosa, sino que está regida por el lógos, en tanto que permite una . Permítaseme ahora una explicación general de esto último. En primer lugar, es necesario que precisemos qué son los contrarios, para lo cual me remito al fragmento 10 de Heráclito: “Conjunciones: cosas íntegras y no íntegras, convergentes y divergentes, consonante y disonante, y de todas las cosas uno y de uno todas las cosas.” (Cornavaca, 2008: 183) Este fragmento es, si no el más importante, uno de los más relevantes para comprender los contrarios; dado que son diversos los elementos a analizar2, en el presente trabajo únicamente remarcaré dos de estos: “conjunciones” y “convergentes y divergentes”. El término “conjunciones” permite tener presente una característica necesaria para abordar los contrarios en el pensamiento del efesio, que es el hecho de concebir las partes de los opuestos uno a la par del otro (o, “juntamente”, tal como afirman Marcovich, Kirk, entre otros). El otro elemento, “lo convergente y divergente”, permite poner en contacto este fragmento con el n° 8: “Lo opuesto que converge, y de las cosas divergentes la más bella armonía [y que todo sucede según discordia].” (Cornavaca, 2008: 181) Este fragmento, al tomar uno de los pares “lógicos” de la relación de los contrarios, intenta poner de relieve el trasfondo de la tensión, la cual no tiende a

una desintegración de lo real sino que en su conjunto (o totalidad, tal como se ve al final del fragmento 10) se produce una unidad “armónica”. Esta armonía no es simplemente una articulación precisa entre dos elementos, sino que dicha relación entre las partes está dada por la tensión de divergencia y convergencia entre ellas. Esta caracterización de la armonía se ve en el fragmento 51: “No entienden cómo, divergiendo, concuerda consigo mismo; armonía contrapuesta [palíntropos harmoníe]3, como la del arco y la lira.” (Cornavaca, 2008: 221) Sólo nos focalizaremos sobre el término “palíntropos harmoníe”, que aparece en el texto de Hipólito. Pero para contraponerlo con las fuentes de Plutarco y Porfirio, en los que aparece el término ‘palíntonos’ el cual tomaremos por el hecho de que ilustra mejor la tensión de los opuestos. Tal como afirma y traduce Marcovich, y al que adherimos: “el neologismo de Heráclito: palíntonos harmoníe, ‘una conexión o acoplamiento basado en tendencias opuestas’.” (Marcovich, 1968: 45). De este modo, hecha dicha precisión, nos es posible representarnos el carácter en el que los opuestos se conectan entre ellos, no presentando una grieta, sino una distancia equilibrada, métrica, regulada por el lógos. Si ponemos en relación esta segunda parte con la primera del fragmento, vemos que Heráclito se dirige a un público que no es capaz de comprender en los cambios que se dan en las cosas sensibles como parte de una estructura que subyace a ellos y que les da unidad, la armonía contrapuesta de los contrarios. Tal como dice en el fragmento 54: “La armonía invisible es más fuerte que la visible.” (Cornavaca, 2008: 223) En esta armonía contrapuesta e invisible es donde reside la posibilidad de un conocimiento de algo estable y eterno. El hecho de que Cratilo, Platón y Aristóteles dejaran de lado, o no repararan, en este aspecto, es lo que les

permitía afirmar una imposibilidad de conocimiento si se seguía la línea de pensamiento heraclíteo. En otras palabras, e intentando sintetizar, para Heráclito de Éfeso el conocimiento reside en la comprensión de que la totalidad de la realidad, que se nos manifiesta en primera instancia como múltiple (divergente), tiene un trasfondo que la unifica (convergencia), la armonía invisible.

A modo de conclusión Como ya dije en la introducción, la idea es mostrar cómo son las interpretaciones, o recepciones, que tienen los autores clásicos (Platón y Aristóteles) de los pensadores arcaicos; y cómo pueden ser complementadas, críticamente, desde un estudio a conciencia, es decir, en el detenimiento sobre los testimonios fragmentarios recibidos de los pensadores arcaicos y un esfuerzo por completar las lagunas que de ello se deriva, sin alejarnos de sus ideas originales. Como ya advertimos, este planteo no intenta suprimir las lecturas tradicionales sobre los pensadores denominados “pre-socráticos”, sino que pretende poner el énfasis en tomarlos como pensadores con sistemas propios de percepción de la realidad, que en algunos casos no es una tarea intelectual sencilla. Finalmente, remarcamos que las lecturas presentadas son de carácter general4, pero que mantenemos la esperanza de transmitir nuestra inquietud al lector.

Referencias Aristóteles (1994). Metafísica. Madrid: Gredos. Cornavaca, R. (2008). Presocráticos. Fragmentos I. Buenos Aires: Losada.

Eggers Lan, C.; Juliá, V. E. (1978). Los filosofós presocráticos I. Madrid: Gredos. Kirk, G. S., Raven, J. E., & Schofield, M. (1987). Los filósofos presocráticos. Madrid: Gredos. Marcovich, M. (1968). Heráclitus. Texto Griego y Versión Castellana. Merida: Talleres Gráficos Universitarios. Platón (1983). Diálogos II. Gorgias, Menéxeno, Eutidemo, Menón, Crátilo. Madrid: Gredos.

Notas finales

1

Que en el caso de Heráclito de Éfeso, un buen texto de acercamiento a la cuestión es

Mondolfo, R. (1971). Heráclito. Textos y problemas de su interpretación. México: Siglo XXI. El cual seguiremos principalmente en este trabajo. 2

Para un listado de estos, ver: (Cornavaca, 2008: 183).

3

Los corchetes son propios.

4

Hacerlo de modo más preciso nos llevaría a una copiosa producción.

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