Reparadores del cartílago

Existe un interés creciente por la reparación de las lesiones del tejido articular, especialmente del cartílago. Tradicionalmente el problema se ha tratado dejando evolucionar la lesión por si sola hasta llegado el momento, realizar una posible sustitución articular o, se aconsejaban medicamentos sin ninguna confianza en los resultados. Se pensaba que el cartílago articular carece de capacidad para repararse por la falta de vascularización y de movilidad celular, la densa matriz extra celular o el pequeño número de células progenitoras. Reparar aceleradamente el tejido que conforma las articulaciones es pues un objetivo médico que hasta hace poco tiempo parecía imposible. Un nuevo enfoque para mejorar el estado de las lesiones e incluso prevenirlas es actuando sobre el tejido conjuntivo que forma la articulación por medio de estimular la renovación de las macromoléculas que lo forman. Dichas moléculas han sido bien estudiadas y se conoce su papel, se trata de los glucosaminoglicanos, proteoglicanos y glicoproteinas así como del colágeno. Esta técnica se basa en buscar aceleradores naturales de dichas moléculas específicas que estimulan el sistema natural de regeneración llamados condroreparadores. Los principios activos que activan, renuevan y generan macromoléculas del tejido conjuntivo mas estudiados por científicos de varias universidades americanas y europeas como Forrest Nielsen, Carlisle y Schwartz, han sido el cobre, boro, silicio, manganeso, cromo y zinc. Se han obtenido resultados remarcables que han sido objeto de publicación en revistas científicas. En este campo los resultados obtenidos sobrepasan en ocasiones los alcanzados mediante la utilización de las células madre. Entre ellos destaca el silicio, ampliamente experimentado en la práctica clínica. Durante años se vió que con este elemento se conseguía aumentar los indicadores celulares que indicaban mayor producción de colágeno. Más tarde se comprobó la importancia del silicio en la función y formación de los glucosaminoglicanos. Se piensa que el silicio está involucrado en las estructuras de unión de las macromoléculas entre si. En el curso de estos experimentos se utilizaban formas polimerizadas de silicio. Pero no fué hasta los años 80 y 90 que el geólogo Loïc Le Ribault, experto en el papel del silicio en los microorganismos marinos, inició el estudio de formas mucho más biodisponibles. Dichos estudios demostraron que aumentando la biodisponibilidad de forma aritmética, las células aumentaban