Rendido a tus pies: acerca de la composición anatómica de los conjuntos arqueofaunísticos con restos de Rheiformes de Pampa y Patagonia

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Rendido a tus pies: acerca de la composición anatómica de los conjuntos aryueofaunísticos con restos de Rheiformes de Pampa y Patagonia

Pablo Marcelo Fernández

Rendido a tus pies: acerca de la composición anatómica

de los conjuntos arqueofaunísticos con restos de Rheiformes de Pampa y Patagonia

*

Consejo

Nacional

C ie n tíf icas

y

de

Investigaciones

T é cnic as

-

Pablo Marcelo Fernández*

Ins titu to

Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, 3 de Febrero 1378 (1426) Capital Federal. Correo electrónico:[email protected]

INTRODUCCIÓN 1

En este trabajo, Rheiformes engloba a las

especies

y

subespecies

americana

y

mu c h o s

c as o s ,

Pterocnemia la

de

Rhea

pennata.

En

id e n tif ic ac ió n

específica es imposible, por lo que se prefiere esta denominación general. No o bs tan te , e n año s r e cie n te s s e h a avanzado en pos de este objetivo (ver Salemme y Miotti 1998).

En las arqueofaunas de Pampa y Patagonia los restos óseos de Rheiformes1 suelen ser escasos, aunque su presencia ha sido referida en un buen número de sitios arqueológicos (Aguerre y Pereda 1994; Bird 1993; Caviglia y Figuerero de Torres 1976; Cruz 1999; Curtoni, Lezcano y Fernández 1996-1998; Gradin 1984; Gómez Otero 1989-1990; Goñi, Perrota y Pereda 1996; Horovitz 1991, 1994; Loponte y De Santis 1995; Loponte, De Santis y Acosta 1994-1995; Massone 1989-1990; Mena y Jackson 1991; Menegaz 1996; Mengoni Goñalons y Silveira 1976; Miotti, Vázquez y Hermo 1999; Nami 1987; Pereda 1994; Perrota y Pereda 1987; Politis 1984; Salemme 1987; Salemme y Miotti 1998; Silveira 1979, 1996; Tambussi y Tonni 1985; Tonni 1983; Tonni y Laza 1980). Esta escasez puede deberse a diversas causas, entre las que figuran el problema de la identificación taxonómica, sobre todo en conjuntos altamente fragmentados (Borrero com. pers.), el sesgo en el muestreo general, muy marcado hacia sitios en cuevas y aleros, la posible baja densidad de estas aves en el pasado y su posible alto costo de obtención (aún después de la introducción del caballo), entre otros motivos. La revisión de los trabajos antes citados muestra que aun en un contexto de mínima abundancia taxonómica, puede inferirse un cierto patrón de representación de partes esqueletarias. El objetivo de este trabajo es presentar el problema de la representación y contribuir a la discusión general del aprovechamiento de estas aves desde la perspectiva del análisis de las arqueofaunas centrado en la integridad de los conjuntos (Binford 1981). La regularidad en la aparición de determinadas partes esqueletarias podría ser vinculada tanto con aspectos culturales como naturales, entre los que pueden citarse el transporte de sólo ciertos sectores de las carcasas por los seres humanos o por los carnívoros, la destrucción diferencial por parte de estos últimos o la preservación diferencial vinculada a las propiedades intrínsecas de los huesos (densidad ósea). También es posible una combinación de todos o algunos de estos procesos y agentes. Frente a la equifinalidad, los estudios de integridad se presentan como una alternativa con la cual comenzar a considerar las posibles respuestas al problema. A partir del caso del sitio Campo Cerda 1 (provincia del Chubut), se presentan los alcances y limitaciones de este enfoque teórico-metodológico en la solución del problema y se brinda un marco de referencia para la discusión sobre el aprovechamiento de este recurso por parte de los grupos cazadores-recolectores del pasado, sobre todo teniendo en cuenta las discrepancias entre la información histórica y el registro arqueológico2.

2

Las citas sobre un consumo importante de

Rheiformes

son

muy

abundantes

(Armignac 1974, Claraz 1988, Musters 1964, Onelli 1977, Viedma 1972, entre otros), lo cual, como ya se planteó, contr as ta

con

arqueológica estas aves.

la

del

mín ima

ev idencia

aprovechamiento

de

LOS RHEIFORMES EN LAS ARQUEOFAUNAS DE PAMPA Y PATAGONIA La información que consigna la bibliografía acerca de los restos de Rheiformes es muy dispar. Abarca desde la simple presencia (Loponte, De Santis y Acosta 1994-1995) hasta la mención de las modificaciones que presentan los especímenes (Horovitz 1991, 1994; Tonni 1983). Sin llegar a ser una revisión exhaustiva, la presencia de estas aves

573

Desde el País de los Gigantes • Perspectivas arqueológicas en Patagonia

puede ser citada en al menos 30 sitios arqueológicos. Debido a esa disparidad, sólo se utilizaron los trabajos que mencionaban las partes presentes para confeccionar la Tabla 1, los únicos con los cuales podía discutirse la representación diferencial de elementos de estas aves. A partir de la Tabla 1 puede sostenerse que existe una fuerte tendencia a la representación de elementos correspondientes a los miembros, sobre todo los posteriores. Lo que a grandes rasgos sería el esqueleto axial, se halla representado sobre todo por vértebras, aunque también hay especímenes correspondientes al cráneo, la mandíbula, el esternón y las costillas. Frente a esta tendencia, podríamos plantear una serie de hipótesis alternativas que explicarían el patrón observado: 1. La representación de partes estaría vinculada con estrategias de transporte selectivo. 2. Los elementos representados responden a factores de procesamiento y consumo relacionados con la anatomía económica de estas aves. Aún no se han llevado a cabo estudios similares a los desarrollados para camélidos (Borrero 1990; Mengoni Goñalons 1996) o huemul (Belardi y Gómez Otero 1998), pero trabajos recientes indican que, en Pterocnemia pennata, las masas musculares más importantes se localizan en lo que sería el muslo (que correspondería aproximadamente al fémur proximal), mientras que la grasa se concentra en la zona de la espalda y en los depósitos abdominales, aunque también hay pequeñas porciones adyacentes a los músculos de la pata (Sales, Manero y Navarro 1996). Esta distribución de grasa y músculos es muy similar a la de los avestruces africanos (Struthioniformes), por lo podría ser también aplicable a Rhea americana, que tiene un tamaño intermedio entre el choique y el avestruz. 3. La representación de partes esqueletarias estaría condicionada por la preservación diferencial. Hasta el momento no hay datos sobre la densidad mineral de Pterocnemia pennata pero los trabajos para su cálculo están en curso (Elkin y Cruz corn. pers.). No obstante, a simple vista puede apreciarse que los huesos del esqueleto axial y los miembros anteriores resultan ser mucho más frágiles y delgados que los huesos de los miembros posteriores. Estos últimos tienen paredes de mayor grosor y sus astillas podrían ser indistinguibles de las astillas de huesos largos de un guanaco neonato o muy joven. Las diferencias de robustez de los huesos contribuirían a la representación diferencial de partes esqueletarias. 4. En relación con lo anterior, el patrón en los conjuntos también podría ser producto de la actividad de los carnívoros. Tanto las diferencias en la robustez como en el rendimiento económico son factores que incidirán tanto en la elección de las partes a consumir por este agente como en la posibilidad de conservación de las mismas. Esta simple enumeración hace evidente los graves problemas de equifinalidad que podrían estar afectando las arqueofaunas de estas aves en Pampa y Patagonia. En este trabajo se propone enfrentar la equifinalidad desde la calibración de la integridad de los conjuntos óseos. Ello no implica desconocer el potencial de otras de líneas de trabajo que podrían contribuir a la solución del problema. En algunas de ellas ya se está trabajando. Ya se hizo mención sobre los trabajos en curso para estimar la densidad mineral de Pterocnemia pennata una de las especies involucrada en los conjuntos presentados más arriba. También se ha comenzado a realizar observaciones tafonómicas sobre carcasas y huesos aislados (Cruz 1999; Belardi 1998), con el objeto de generar principios tafonómicos en distintos ambientes y localizaciones. Otras líneas a desarrollar podrían ser la comparación, a nivel de representación de partes esqueletarias, de faunas arqueológicas y paleontológicas y la confección de una anatomía económica. La discusión de la integridad de los conjuntos permitiría discriminar entre los procesos y factores de origen natural y antrópico responsables de la conformación de los

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conjuntos. A tal fin, se ha seleccionado un conjunto arqueofaunístico, procedente del sitio Campo Cerda 1 (CCe 1). Este se localiza en la región de Piedra Parada, curso medio del río Chubut. Es un alero de amplias dimensiones (60 metros de boca por 20 metros de fondo) ubicado a 300 metros de la costa actual y a unos 30 metros sobre el nivel del río. Posee varios fechados radiocarbónicos que se agrupan en dos unidades estratigráficas: unidad 5, entre 2000 - 1800 años A.P y unidad 2-3, de 600 años A.P. (ver Bellelli 1994 y Fernández 1997a y b para una discusión detallada).

METODOLOGÍA

4

Los

resultados

correspondientes

al

análisis de integridad de los restos de guanaco ya han sido dados a conocer (Fernández

1997b).

conjunto

Lama

ade cu ad o

Indican

que

guanicoe

par a

d is cu tir

el

resulta pr o ce s o s

El estudio de la arqueofauna de Campo Cerda 1 (CCe 1) fue encarado desde una perspectiva que enfatizó la discusión de las propiedades del registro arqueológico (Fernández 1997b)4. En esta línea, se consideró que determinar la integridad (sensu Binford 1981) de los conjuntos era un paso imprescindible en la formulación de interpretaciones acerca de los restos óseos, constituyendo un requisito fundamental previo a los análisis económicos. Además, de esta forma se esperaba poder evaluar el grado de comparabilidad con otras arqueofaunas.

culturales, ya que se caracteriza por presentar

una

buena

integridad

con

r e s pe c to a l a me te o r iz ac ió n y u n a fragmentación

predominantemente

de

origen cultural. Asimismo, la proporción de especímenes con huellas y la frecuencia de las mismas señalan a los seres humanos como los principales responsables de la acumulación de los restos óseos.

La metodología utilizada se basa en la bibliografía disponible sobre análisis faunístico en general (entre otros, Binford 1981; Grayson 1984; Lyman 1987a y 1987b; Mengoni Goñalons 1988a y 1988b). La evaluación de la integridad del conjunto se afrontó utilizando principios tafonómicos (Gifford 1981), relaciones entre índices de cuantificación (Grayson 1984) y la determinación de los estadios de meteorización (Behrensmeyer 1978) y apuntaba a medir la fragmentación, la presencia de huellas culturales y marcas naturales y la meteorización que exhibía el conjunto. Estos resultados fueron evaluados en relación con el problema de la representación diferencial de partes esqueletarias. Como medidas de abundancia taxonómica se utilizaron el NISP, el NSP5 y el MNI (White 1953; Grayson 1979, 1984). Para este último se tomaron como criterios de discriminación la lateralidad y el tamaño.

5

Se utiliza en este caso la terminología de

Grayson number

(1991: of

487,

specimens).

NSP=

total

En este caso

incluye los especímenes que no pudieron ser adscriptos a un elemen to determinado pero que sí fue posible adjudicar a algún taxón.

En la estimación de partes esqueletarias se calculó el MNE (Binford 1984). Su cálculo contempló las posibilidades de ensamblaje entre especímenes de cada elemento. Para dar cuenta de la fragmentación se utilizaron fracciones que representaban el porcentaje relativo del hueso completo representado por cada espécimen. El valor de MNE para cada elemento se obtuvo sumando estas fracciones (método similar al empleado por Klein y Cruz Uribe 1984). El MAU se obtuvo dividiendo el valor de MNE de un elemento por su frecuencia en el esqueleto completo (Binford 1984). Fueron consideradas la hemipelvis y la hemimandíbula, por lo que la pelvis y la mandíbula se tomaron como huesos pares, dividiéndoselos por dos. Con respecto al relevamiento de las modificaciones óseas, se realizó la identificación de las huellas culturales y las marcas naturales (Silveira y Fernández 1988) con el objeto de establecer la identidad y cantidad de agentes que participaron en la formación del conjunto, determinado a partir de las trazas presentes en los huesos. Las marcas naturales consideradas fueron las de carnívoros y de roedores. Los atributos y la tipología de marcas de carnívoros se tomaron de Binford (1981) y los de las marcas de roedor de Politis y Madrid (1988). El reconocimiento de las huellas se basó en la bibliografía disponible sobre el tema (Binford 1981; Blumenschine y Selvaggio 1988, 1991; Bunn 1981; Lyman 1987b; Mengoni Goñalons 1988b; Potts y Shipman 1981; Shipman y Rose 1983; entre otros). Estos resultados permitieron establecer: a) las relaciones entre los especímenes con marcas y la frecuencia de las mismas. Para medir la intensidad de la acción de los agentes naturales se calculó la relación entre especímenes con marcas/NSP y entre frecuencia de marcas/NSP (Lanata 1995).

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Desde el País de los Gigantes • Perspectivas arqueológicas en Patagonia

b) las relaciones entre especímenes con huellas/especímenes con marcas, especímenes con huellas/NSP y especímenes con marcas/NSP, además de la relación entre frecuencia de huellas/frecuencia de marcas, frecuencia de huellas/NSP y frecuencia de marcas/NSP Para medir la fragmentación se realizó el estudio de la extensión -relación entre huesos completos/fragmentados (Lyman 1994)- e intensidad de la fragmentación -la relación NISP/MNE (Grayson 1984; Lanata 1995). Estos cálculos también permiten comparar el grado de fragmentación entre las muestras de las distintas unidades de análisis. Finalmente, para la determinación de perfiles de meteorización, se transpolaron los valores propuestos por Behrensmeyer (1978) para mamíferos para medir el grado de meteorización, usando su escala de estadios de 0 a 5. No fueron tomados en cuenta los huesos que presentan evidencias claras de alteración por el fuego (huesos quemados y calcinados).

RESULTADOS Los restos se hallaron en las unidades 2-3 y 5. En total son 52 especímenes. La primera unidad posee 43, mientras que en la unidad 5 sólo se recuperaron 9. La composición anatómica involucra prácticamente a los mismos elementos en las dos unidades de análisis (Figura 1). Ambos conjuntos están compuestos casi exclusivamente por elementos de las extremidades posteriores. Sólo 3 elementos del esqueleto axial forman parte del conjunto (un fragmento de mandíbula y uno de costilla en la unidad 2-3 y un fragmento de esternón en la unidad 5). Las astillas no determinadas también corresponden a los huesos largos, probablemente al tibia-tarso. El MNI es de 3 individuos en la unidad 2-3 y de 2 individuos en la unidad 5. Con respecto a la meteorización, debido a la traspolación de los estadios calculados para mamíferos, los resultados sólo tienen un valor descriptivo del estado de conservación de las superficies óseas. Pudo observarse que es, en términos generales, casi inexistente. En la unidad 2-3, sólo un 2 % de los especímenes supera el estadio 0. En la unidad 5 los especímenes que superan el estadio 1 alcanzan el 11 % de los huesos meteorizados. El estudio de la extensión e intensidad de la fragmentación indica que el conjunto de la unidad 2-3 es el que se encuentra más fragmentado. Sólo tiene el 16 % de los huesos completos, frente al 44 % de la unidad 5. La intensidad de la fragmentación también difiere en ambos conjuntos. La relación general NISP/MNE en la unidad 5 presenta un valor muy bajo debido a que sólo el tibia-tarso supera a 1. En cambio la unidad 2-3 tiene una relación general NISP/MNE congruente con los valores de fragmentación observados en el sitio para guanaco (Fernández 1997a y b). Puede verse en la Tabla 2 que en ambas unidades los elementos pertenecientes a los huesos largos de las extremidades posteriores se encuentran entre los más intensamente fragmentados. El valor extremo en la unidad 2-3 correspondiente al tibia-tarso distal se relaciona con que se han podido remontar varios especímenes de este elemento. Con respecto a las huellas y marcas, en la unidad 2-3 las huellas son dominantes, registrándose principalmente en los huesos largos (27 especímenes, 93 % de los huesos con huellas). Dos especímenes más exhiben huellas, una la y una 3a falange (en ambos casos de percusión). Los especímenes con huellas son casi dos veces y media más que los especímenes con marcas. El 67 % de los restos óseos (29 de 43), posee alguna traza de actividad cultural. El porcentaje de huesos con marcas naturales también es importante (29%). La unidad 5 registra más especímenes con marcas que con huellas culturales. Sólo el 44 % de ellos posee alguna traza de actividad cultural, mientras que el 55 % (el porcentaje más elevado de todos los conjuntos arqueofaunísticos del sitio) presenta marcas naturales (Tabla 2).

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El elevado porcentaje de especímenes con huellas culturales sustenta la intervención de los seres humanos en la formación de ambos conjuntos, aunque la incidencia humana parece ser mucho más importante en la unidad 2-3. Así lo indican los valores de todas las relaciones consideradas (Tablas 3 y 4). Otra regularidad destacable es que en ambas muestras los especímenes correspondientes a los huesos largos monopolizan las huellas culturales (Tabla 5). En consecuencia, es probable que la cantidad de especímenes de huesos largos que tiene cada conjunto también funcione como factor condicionante de la variación de las relaciones de las Tablas 3 y 4, esto es, a mayor cantidad de huesos largos mayor frecuencia relativa de huellas. En ambos conjuntos son importantes las huellas de percusión (en la unidad 23 predominan). Esto permite relacionar la fragmentación de los huesos largos con la actividad cultural, debido tanto a la importancia de las huellas de percusión como a la ausencia de marcas de carnívoro asociadas a los huesos fragmentados. En relación con las marcas naturales en general, en ambos conjuntos son importantes, aunque la unidad 5 presenta un porcentaje de especímenes con marcas que casi dobla el porcentaje de la unidad 2-3 (Tablas 3 y 4). En principio, esto podría estar indicando que los conjuntos fueron afectados por los procesos naturales en forma diferente, aunque también podría ser efecto del tamaño de la muestra.

6 Nu me r o s o s e x cr e me n to s aú n n o an a l iz ado s f ue r o n h al l ado s e n e s ta unidad de análisis. Es probable debido a su forma y tamaño que algunos de ellos pertenezcan a carnívoros.

Con respecto a las marcas de carnívoro, sólo se registran en el conjunto de la unidad 5 dos especímenes (40 % del NSP de marcas naturales). Un fragmento de esternón posee un puncture asociado a un borde aserrado. En general, éste ha sido considerado como uno de los elementos del esqueleto de las aves más afectado por el carroñeo de aves o de mamíferos (Livingston 1989). El otro espécimen corresponde a una 3a falange, probablemente perteneciente a un individuo de porte pequeño, teniendo en cuenta el tamaño del hueso (podría ser un juvenil). Tiene aspecto de haber sido digerido. Adheridos a la superficie ósea se hallaron pelos de mamífero. Podría ser considerado como un hueso que debió haber formado parte de un excremento de carnívoro6. Su aspecto coincide con otros huesos hallados dentro de excrementos (Elkin com. pers.). En consecuencia, se puede sostener que la composición anatómica del conjunto de la unidad 5, al menos en parte, estaría relacionada con la actividad de este agente. Finalmente, debe mencionarse que los daños producto de la acción de roedores son importantes en ambas unidades, siendo las falanges los huesos más afectados. En la unidad 2-3 el 28 % de los especímenes registra marcas de roedor, mientras que en la unidad 5 alcanzan al 33 %.

DISCUSIÓN Los resultados en el análisis de la integridad de los conjuntos de CCe 1 pueden ser discutidos a la luz de las hipótesis planteadas acerca de la representación de partes esqueletarias. En relación con los agentes naturales, se puede señalar que: a) La importante acción de los roedores parece estar asociada al tamaño de los elementos, localizándose en los más pequeños (los huesos afectados tienen una longitud promedio de 32 mm). Teniendo en cuenta el tamaño de las marcas, podría considerarse a priori que este agente no habría tenido la capacidad de destruir especímenes óseos. Sin embargo, no debería dejarse de considerar la posibilidad de que la combinación de la acción de los roedores con las diferencias en la robustez de los huesos de estas aves pueda provocar la no identificación de los huesos más débiles correspondientes al esqueleto axial. b) Con respecto a la acción de los carnívoros, localizada únicamente en la unidad 5, queda abierta la posibilidad de que las partes presentes sean producto de la caza, del carroñeo, o de ambos. Con respecto al carroñeo, de haber existido no

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parece haberse llevado a cabo sobre conjuntos dejados por los seres humanos, ya que no hay superposición de huellas y marcas. Por otra parte, la información tafonómica (Belardi 1998) estaría indicando la posibilidad de que se trate de un conjunto transportado. Un conjunto idéntico, un fragmento de esternón asociado a una tercera falange, fue hallado en una letrina/madriguera de carnívoro en las terrazas del río Gallegos (Belardi 1998). Más allá de la discusión específica del conjunto de la unidad 5 de CCe 1, este caso alerta sobre la posibilidad concreta de que parte de los conjuntos óseos referidos en la Tabla 1 tengan su origen, parcial o totalmente, en la actividad de carnívoros.

7

Estas observaciones deben ser usadas

con cautela, al menos hasta poder contar con observaciones y seguimientos realizados

en

ambientes

reparados,

como cuevas y aleros ya que se esperan d if erencias

importan tes

con

la

preservación a cielo abierto.

c) Finalmente, el panorama con respecto a la preservación diferencial resulta poco claro. Si se evalúa la meteorización de los conjuntos se observa que los huesos no presentan señales de haber sido afectados por este proceso. No obstante, el trabajo de Belardi (1998) advierte que el tiempo que demanda que los elementos más robustos del esqueleto (miembros posteriores) alcancen un estadio de meteorización 2 es suficiente para que se produzca la desaparición casi completa del esqueleto axial (a excepción de la pelvis y el esternón) y de las extremidades anteriores7. Sin embargo, debe señalarse que ningún hueso se halla afectado por la meteorización en CCe 1, ni siquiera la mandíbula, el esternón o la costilla presentes en el conjunto. Por otra parte, tampoco se conoce enteramente la relación entre la meteorización y densidad mineral para cada hueso en particular (Lyman 1994:361). Por ello, y hasta no contar con el cálculo de la densidad mineral de estas aves que permita dirimir esta cuestión, se considera que el conjunto óseo no estaría afectado por la preservación diferencial. Con respecto a los factores culturales, la discusión sólo puede ser planteada para la unidad 2-3, que no se encuentra afectada por la acción de carnívoros. Con respecto a las hipótesis, puede verse que: a) Con respecto al transporte selectivo por parte de los seres humanos, no parece posible sostener que el tamaño y el peso8 de estas aves sea un factor decisivo en el transporte, por lo que las causas deberían buscarse en el rendimiento económico diferencial.

8

El peso de los Rheiformes oscila entre

17 y 30 kg (Daciuk 1979).

Este podría ser el caso del conjunto del Alero Entrada Baker (Mena y Jackson 1991).

9

10

Tampoco debe descartarse

la

posibilidad de la obtención de formas base para la confección de instrumentos, como el hallado en el sitio Alero Los Cipreses (Silveira 1996).

578

b) Los datos disponibles acerca del rendimiento económico de estas aves, indicarían que si la representación estuviese condicionada por este factor, debería haber un predominio de las partes correspondientes al fémur proximal y la pelvis, en relación con el aprovechamiento de carne, mientras que en relación con la grasa, se esperaría un predominio de los huesos de la espalda, la zona abdominal y el pecho (aproximadamente torácicas, esternón y costillas esternales)9. Por lo tanto, si los huesos distales de los miembros posteriores representasen un conjunto no transportado se esperaría una limitada cantidad de huellas, vinculadas con los primeros estadios de procesamiento de la carcasa. Sin embargo, en CCe 1 estas partes esqueletarias monopolizan las trazas de origen cultural. Además, presentan mayoritariamente huellas de percusión. Esto estaría indicando el procesamiento de huesos largos, probablemente focalizado en el aprovechamiento de la médula ósea10, mientras que no habría evidencia hacia el aprovechamiento de carne o grasa. Cuando unimos los agentes y procesos considerados podemos sugerir una interpretación posible acerca de la integridad del conjunto óseo de estas aves. En primer lugar, no parece haber elementos como para sostener una preservación diferencial producto de la meteorización. En segundo lugar, la actividad de los roedores podría haber vuelto no identificables algunos huesos, pero no parece capaz de producir el patrón de representación observado. Tercero, la unidad 5 puede ser producto de la actividad de carnívoros, pero sólo en parte. Hay huellas que avalan la intervención humana y que no se superponen con las marcas. Si bien hay una mezcla de materiales de origen diferente, estos podrían ser tratados de forma más o menos independiente en cuanto a la información que brindan. No obstante, los huesos de esa unidad sólo aportan más ruido en la discusión acerca de la representación de partes esqueletarias. Finalmente,

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basándonos principalmente en la unidad 2-3, es posible defender que el patrón de representación es producto del aprovechamiento humano de estas aves, reflejando el consumo de la médula ósea. Esto es consistente con el aprovechamiento del guanaco en CCe 1, donde no sólo predominan los huesos largos con bajo contenido de carne y alto contenido de médula sino que también tienen evidencia de haber sido intensamente procesados (Fernández 1997a y 1997b). Retomando los datos de la Tabla 1 puede verse que algunos de los conjuntos mencionados presentan similitudes con CCe 1. Si bien el efecto del tamaño de la muestra permite considerar a estos datos sólo como tendencias, puede destacarse una representación similar de partes esqueletarias y la presencia de huellas de origen antrópico en Alero del Tromen IV, Alero Entrada Baker, Cerro de los Indios 1 -área de excavación 1, Alero Cárdenas, Cueva Grande del Arroyo Feo y posiblemente Piedra del Aguila 11 y de marcas de carnívoros en los dos primeros sitios (Pereda com. pers.; Mena y Jackson 1991; Mengoni Goñalons com. pers.; Horovitz 1991, 1994; Silveira 1979; Menegaz 1996). Coincidentemente, las huellas se localizan en su mayoría en los mismos elementos.

CONCLUSIONES

En síntesis, la discusión del caso de CCe 1 permite ilustrar los problemas relacionados con la representación de partes esqueletarias de Rheiformes en los sitios arqueológicos de Pampa y Patagonia. El análisis de la integridad llevado a cabo arroja luz sobre los posibles agentes y procesos involucrados en la formación de estas arqueofaunas. Tanto los carnívoros como los seres humanos pueden ser los responsables de estas acumulaciones, por lo que será necesaria su revisión en cada caso en particular, sobre todo teniendo en cuenta que podrían llegar a producirse acumulaciones con representaciones de partes superpuestas o similares. En el caso de los seres humanos, se ha podido documentar ciertas regularidades en los elementos con huellas, las cuales deberán ser evaluadas en cada sitio considerando la integridad que presentan los conjuntos, tal como se ha desarrollado en este trabajo. No obstante, los resultados alcanzados brindan un marco de referencia para la discusión sobre el aprovechamiento de este recurso por parte de los grupos cazadores-recolectores del pasado y frente al cual comenzar a estimar los alcances de la información de fuentes históricas. Finalmente, se deberán plantear nuevas investigaciones tafonómicas orientadas hacia el estudio de estas aves en relación con la preservación diferencial en ambientes reparados y con las acumulaciones producidas por carnívoros. Otra herramienta importante, que pronto estará disponible, es el cálculo de la densidad mineral ósea. También será necesario completar los conocimientos que se tienen acerca de la anatomía económica de estas aves, sin dejar de lado el contenido de médula ósea de los distintos huesos. El estudio de estas líneas de evidencia permitirán disminuir los problemas de equifinalidad que presentan los conjuntos arqueológicos con restos de Rheiformes.

579

TABLA 1.

3 L a ú n i c a m e d i d a d e c u a n t i f i c a c i ó n q u e s e p r e s e n t a e s e l % M N I ( v e r M e n g o n i G o ñ a l o n s 1988a) p o r l a q u e s ó l o s e h a p o d i d o r e c o n s t r u i r l a c a n t i d a d d e e s p e c í m e n e s p o r e l e m e nt o e n a l g u n o s c a s o s . 580

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FIGURA 1.

Composición anatómica de los conjuntos de las unidades 2-3 y 5 expresada en MNE. Referencias: Cr: Cráneo, Md: Mandíbula, Ve: Vértebras, Es: Esternón, Cs: Costillas, Pe: Pelvis, Sc: Escápula, Co: Coracoides, H u : Húmero, Ra: Radio, U1: Ulna, CmC: Carpometacarpo, TT: Tibiatarso, TmT: Tarsometatarso, Fa: Falanges.

TABLA 2. Unidad 2-3

Unidad 5 NISP

MNE

NISP/MNE

Md

1

1

1,0

Cs

1

1

1,0

TT Px

7

2

3,5

TT Ds

9

TmT Px TmT Di

1 4

NISP

MNE

NISP/MNE

Es

1

1

1,0

T T Px TT Ds Fa 1 Fa 3

3 1 2 2

1

3,0 1,0 1,0 1,0

2 2

4,5 1

1,0 4,0

Fa 1

3

3

1,0

Fa 2

1

1

1,0

Fa 3

4

4

1,0

Astillas

12

-

-

Relación NISP/MNE por elemento. Referencias en la Figura 1.

TABLA 3. Unidad

Especímenes con Huellas/ Especímenes con Marcas

Especímenes con Huellas/NSP

Especímenes con Marcas/NSP

2-3

2,42

0,67

0,28

5

0,80

0,44

0,55

Relaciones entre especímenes con huellas y especímenes con marcas, especímenes con huellas/NSP y especímenes con marcas/NSP 581

Desde el País de los Gig an tes



Perspectivas arqueológicas e n Patagonia

TABLA 4. Unidad

Huellas/Marcas

Huellas/NSP

Marcas/NSP

2-3

6,25

1,78

0,28

5

2

1,11

0,55

Relaciones entre frecuencias de huellas/frecuencia de marcas, frecuencia de huellas/ NSP y frecuencia de marcas/NSP.

TABLA 5.

Elemento

NSP con NSP con NSP Huellas % 1* Roedor

NSP con % 2* Carnívoro % 3*

Unidad 2-3 Mandíbula Costilla

1 1

-

-

-

-

-

-

Tibia-tarso

16

14

87,5

2

12,5

-

Tarso-metatarso

5

4

80,0

-

-

-

Falange 1

3

1

33,3

3

100,0

-

Falange 2

1

-

-

1

100,0

-

-

Falange 3

4

1

25,0

4

100,0

-

-

Ast. no determinadas

12

9

75,0

2

16,7

-

-

Totales

43

29

67,4

12

27,9

0

0

-

Unidad 5 Esternón Tibia-tarso

1 4

4

100,0

-

-

1 -

100,0 -

Falange 1

2

-

-

2

100,0

-

-

Falange 3

2

-

-

1

50,0

1

50,0

Totales

9

4

44,4

3

33,3

2

22,2

Frecuencia de especímenes con huellas culturales y marcas naturales. Referencias: * % 1: Porcentaje de especímenes con huellas por elemento. % 2: Porcentaje de especímenes con marcas de roedor por elemento. % 3: Porcentaje de especímenes con marcas de carnívoro.

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Rendido a tus p ie s : acerca de l a composición anatómica d e l o s conjuntos arqueofaunísticos con restos d e R h e if ormes de Pampa y $tagonia Pablo Marcelo Fernández

AGRADECIMIENTOS A Cristina Bellelli, Mariana Carballido, Isabel Cruz y Juan Bautista Belardi por la lectura de las distintas versiones de este trabajo. A los dos últimos muy especialmente por haber compartido charlas "choiqueras" y por haberme permitido citar sus trabajos inéditos. A Isabel Pereda, Guillermo Mengoni Goñalons y Mariana De Nigris por facilitarme datos no publicados de los sitios Alero del Tromen IV, Laguna 2 Montículo 1, Cerro de los Indios 1 y Cerro Casa de Piedra Cueva 7. A Sebastián Muñoz, Mariana Mondini, Alejandro Acosta y Rafael Goñi por la ayuda en la búsqueda de bibliografía sobre estas aves. Finalmente, a los participantes y docente del seminario de doctorado de la UBA "Tafonomía Regional: Teoría y Práctica", en cuyas enriquecedoras charlas e intercambios se fue gestando este trabajo. Finalmente, agradezco los útiles comentarios realizados por los dos evaluadores de este trabajo. Sin embargo, lo vertido aquí es de mi exclusiva responsabilidad.

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