Relaciones Internacionales y conflictos de un mundo globalizado: la humanidad ha muerto

Share Embed


Descripción

Relaciones Internacionales y conflictos de un mundo globalizado: la humanidad ha muerto Cristina Marcos Sánchez (Texto publicado en ACTA [non] EST FABULA: http://nobodywins-askcaesar.blogspot.com.es/)

Nuestro planeta se tambalea. Sí, es hora de asumirlo. Todo parece indicar que la población es más consciente de ello tras el ataque terrorista sufrido por nuestros vecinos, los parisinos. Se respira el miedo en las calles, ya que los ciudadanos civiles occidentales también somos objetivo de ISIS. En pocas palabras, el Estado Islámico parece haber puesto en jaque al sistema gubernamental de Occidente, que representa aquéllo que este grupo terrorista repudia y desea eliminar. De pronto, el conflicto, que parecía lejano en términos geográficos, ha pasado a formar parte del complejo conflictual que atañe a todos y cada uno de los Estados existentes en la actualidad. Dilucidar la verdad de esta cuestión no es una tarea fácil, y mucho menos comprensible si no ponemos especial atención en la terminología sociológica moderna de poder presentada por Guillem Farrés Fernández en su artículo y en la Historia en sí. Los estudios de los investigadores de la Paz merecen ser consultados, en especial la inmensa bibliografía generada por el catedrático Francisco A. Muñoz (Universidad de Granada), fallecido el año pasado. Este historiador de la paz apuntaba lo siquiente: "La diplomacia es una forma operativa ideal cuando existen situaciones de pluralidad, en las que coexisten diversos grupos con niveles similares de organización, aunque también cuando existen desequilibrios. Por lo tanto, esta multiplicidad en muchas ocasiones es signo de conflicto ya que se comparten espacios y recursos" (Muñoz 2000: 136). Efectivamente, la cuestión que tratamos poco tiene que ver con las desemejanzas religiosas. En cierto modo, salvando las diferencias, el fenómeno se repite a lo largo de los siglos, o ¿acaso alguien considera que la Cuarta Cruzada (1202-1204) derivó de un enfrentamiento entre poderes espirituales? ¿El choque entre el catolicismo y el luteranismo surgió por una causa religiosa? Europa se ha caracterizado por ser un continente sangriento e intolerante y reincidente en cuanto a conflictos religiosos se refiere. El análisis de estos conflictos debe ser profundo y debe evitarse la primera impresión que emana este tipo de beligerancia, por lo que el estudio de las causas que han desencadenado las "guerras religiosas" durante la Historia, sirven en la actualidad para comprender el antagonismo que representan las comunidades islámicas frente a las sociedades occidentales, laicas o de confesión cristiana. Por tanto, la religión es una herramienta para reivindicar una verdad que transgrede la realidad, una identidad cultural de los pueblos que sirve como medio para conseguir diferentes intereses políticos, económicos y hegemónicos. Entonces, como venimos diciendo, la situación que vivimos en pleno siglo XXI, aunque en una primera lectura pudiera parecer un enfrentamiento religioso, parece más bien derivada de un entramado de simaquías –institución de la Antigua Grecia, definida por Troncoso en su estudio como una "colaboración para el combate"– o alianzas militares concluidas entre dos o más Estados con el objetivo de ir a la guerra contra un enemigo común o proporcionarse socorro mutuo en caso de ataque contra uno de los aliados. Partamos de la tragedia sucedida la noche del 13 de noviembre y su contexto. La guerra en Siria, iniciada en el 2011, ha presentado a los dos bloques que se disputan los recursos de poder. Bashar al-Assad, presidente sirio, cuenta con el apoyo del gobierno iraní,

venezolano, boliviano, ecuatoriano, cubano, ruso y chino, que no apoyan el cambio del gobierno en Siria ni la intervención foránea; diversos países árabes, EEUU y la UE exigen el abandono de poder sirio. En definitiva, Oriente Medio atrae a las mayores potencias del complejo conflictual. Las élites del sistema de estos gobiernos parecen querer dejar patente su influencia y presencia en la competición, en la que se disputan recursos de poder que al obtenerlos garantizan a toda esta cúpula –de coaliciones occidentales y no occidentales– su continuidad en el complejo. Rusia bombardea al EI en Siria; Francia envía a Siria el portaaviones de propulsión nuclear Charles de Gaulle y, por segunda ocasión, los galos sufren la peor de las respuestas del Estado Islámico once meses después del ataque contra Charlie Hebdo. El papel de Francia podría interpretarse como consecuencia del crecimiento del extremismo en el país tras el primer ataque, tal y como sucedió en EEUU en el 11-S de 2001, cuando los ciudadanos del país en un primer momento pidieron a Bush la destrucción de Irak. Sin embargo, en cuanto a París, Alexánder Perendzhiev, experto de la Asociación de Politólogos Militares, ha declarado que Francia busca reforzar su posición en la lucha por la influencia geopolítica. Es igualmente importante señalar y necesario asumir que el Estado Islámico nace tras las guerras de Irak, Afganistán y Libia, en las que Occidente procuró inestabilizar al poder y generar vacíos políticos que facilitaron el surgimiento de fuerzas o actores, como apuntaría Farrés, aún más inestables que las que había. El ISIS se financia gracias a la venta petrolífera –a la que contribuyen diferentes gobiernos– y el tráfico de antigüedades –su destrucción es exhibida por el EI como acto simbólico que rompe con un pasado pagano–. El derrocamiento de Bashar al-Assad daría paso a Occidente para apoderarse del petróleo de la zona y de las rutas de los hidrocarburos hacia Europa. No obstante, Rusia teme la caída del presidente sirio ya que otras zonas podrían contagiarse hasta llegar a las repúblicas rusas del Cáucaso. En pocas palabras, las identidades culturales que se representan a través de la religión quedan desplazadas por los intereses geopolíticos nacionales e internacionales. Por suerte, algunos interesados en la temática, sin necesidad de ser expertos en la materia, reconocen este hecho y presentan a las sociedades no occidentales y especialmente la siria como pueblo que más ha sufrido las consecuencias de la guerra. Están en lo cierto, aunque ello no desmerece el sufrimiento de los afectados franceses en los últimos días. Es precisamente en este punto en el que me gustaría hacer hincapié, pues como hemos podido suponer a lo largo de esta redacción, siempre son los civiles quienes sufren en primera persona las ambiciones de las élites gubernamentales. La empatía no debería entender de fronteras ni de nacionalidades, ni de riqueza ni de pobreza. La humanidad debe ser patente en cualquier contexto, no podemos perderla ya que se configura como esencia de lo que somos y representamos. Hay que criminalizar al terrorismo, pero también a todos los actores principales del complejo que actúan en la competición, pues también tienen nombres: las élites, los políticos y los medios de comunicación. La identidad de las innumerables víctimas no es anónima, y es precisamente ésto lo que debemos reivindicar: guardar su memoria. Referencias bibliográficas –FARRÉS, Guillem (2012). "Poder y análisis de conflictos internacionales: el complejo conflictual". CIDOB, N. 99, pp. 179-199 (en línea). RACO. . –MUÑOZ, Francisco (2000). "La paz en el Mediterráeo antiguo". Historia de la paz: tiempos, espacios y actores. Granada: Universidad de Granada, pp. 127-157. –TRONCOSO, Víctor A. (2001). "Para un corpus de los tratados de alianza de la Grecia clásica". Dike. Rivista di storia del diritto greco ed ellenistico, N. 4, pp. 219-232.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.