Relaciones entre la reestructuración terciaria de la Ciudad de México y los movimientos sociales urbanos 1980-2010

July 5, 2017 | Autor: Felipe Moreno | Categoría: Sociology, Urban Planning, Urban Sociology
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Descripción

Relaciones entre la reestructuración terciaria de la Ciudad de México y los movimientos sociales urbanos 1980-2010 Felipe de Jesús Moreno Galván*

Resumen: La reestructuración económica y territorial de la Ciu-

Abstract: The economic and territorial restructuring of Mexico

dad de México entre 1980 y 2010 provocó diversos conflictos

City between 1980 and 2010 resulted in several social conflicts.

sociales. Este artículo presenta como líneas de investigación los

This article uses as research guidelines the changes in employ-

cambios en el empleo, las vialidades y los megaproyectos.

ment, system of roads and megaprojects.

A partir del análisis de varios ejemplos, se plantea que las

From the analysis of several examples, the new ways of

nuevas formas de organización social generadas por los cam-

social organization caused by territorial changes are declared

bios territoriales, tuvieron poco discurso ideológico y estuvieron

to have had little ideological rationale and to have been made

conformadas por activistas con diversos niveles de ingreso. Sus

by activists with several different income levels. Their targets

objetivos fueron variados: identidad, calidad de vida, empleo o

were mixed: identity, life quality, employment, or ecological

protección ecológica; sin embargo tuvieron en común que sus

protection. However, they shared their fights to be defensive

luchas fueron defensivas y locales.

and local.

Palabras clave: movimientos sociales, conflictos territoriales,

Keywords: social movements, territorial disputes, third-party

corredores urbanos terciarios, reestructuración urbana.

urban corridors, urban restructuring.

* Becario Posdoctoral del Departamento de Teoría y Análisis de CyAD

181

de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.

Introducción

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El desarrollo del patrón de acumulación neoliberal durante las últimas tres décadas cambió la forma y el funcionamiento de la economía mundial. Este cambio se fundamentó en la disminución de las cuotas y regulaciones arancelarias y el uso extensivo de las tecnologías de la información en los procesos productivos, factores que permitieron la dispersión de los sistemas de producción en diversos países y regiones, lo que creó una nueva división mundial de las actividades económicas. En la Zona Metropolitana del Valle de México (zmvm), la globalización propició la relocalización de los procesos industriales y el crecimiento de las actividades terciarias, lo que implicó reconfiguraciones socio-territoriales. En este documento se parte de la hipótesis de que la reestructuración territorial en la zmvm se dio en la forma de corredores urbanos terciarios. Esta teoría, propuesta por Pradilla y Pino1 implica que la estructura urbana quedó determinada por la conformación de corredores que soportaron los flujos materiales, de personas y de mercancías. En esta estructura socioterritorial, los edificios dedicados a las actividades terciarias como los centros comerciales y administrativos ocuparon los espacios inmediatos a los ejes de circulación y el resto de las actividades urbanas quedaron relegadas a los espacios residuales. Como consecuencia de esta reestructuración, los sujetos, instituciones y organizaciones fueron afectados de manera distinta, dependiendo de su vinculación a los procesos y a su escala de relaciones, en tanto que otros ámbitos como la política, la cultura y las relaciones sociales también fueron influenciados por los cambios económicos y tecnológicos de formas menos evidentes, pero no por eso menos importantes. En este sentido, los procesos urbanos se dieron dentro de estructuras que los restringieron o promovieron, en ocasiones de manera determinante. Sin embargo, las relaciones entre los procesos y las estructuras no se pueden considerar automáticas ni directamente proporcionales. También es necesario considerar las características multifactoriales en los

procesos urbanos, por ejemplo durante la industrialización de la Ciudad de México y sobre todo entre los años 1960 y 1980, periodo en el que creció de manera extensiva y aumentó su población a partir de la inmigración. Estos procesos generaron problemas que afectaron a los grandes sectores populares vinculados al crecimiento industrial: falta de suelo, vivienda y servicios. Dichas carencias propiciaron luchas sociales que se manifestaron en forma de movimientos sociales, algunos de los cuales se nombraron Movimiento Urbano Popular (mup). A partir de esta descripción general, se podría argumentar que los cambios económicos han sido uno de los factores clave para el surgimiento de los movimientos sociales en México; sin embargo el desarrollo del mup no hubiera sido posible sin un conjunto simultáneo de cambios culturales y políticos como el movimiento estudiantil de 1968 y las sucesivas reformas electorales. La influencia de los cambios económicos en las acciones sociales se ha dado, por tanto, en combinación con otras variables políticas, sociales o culturales. Los diversos procesos estructuradores contemporáneos en la zmvm implicaron entre otros: cambios de política económica neoliberales, una tendencia hacia la desindustrialización, la terciarización de las actividades productivas, la reestructuración territorial a partir de corredores terciarios, una transición política inconclusa y un descontento social en incremento. Resultaría por tanto insuficiente explicar las acciones sociales sólo como consecuencia de cambios específicos en el sector productivo. Para empezar a entender la correcta dimensión de los procesos inmediatos, se requiere indagar sobre sus características particulares y su relación específica con los procesos de reestructuración urbana. Pero además, para efectuar este análisis y determinar los procesos más relevantes, es necesario tomar en cuenta diversas variables que trascienden los ámbitos específicamente económicos

1

Emilio Pradilla Cobos y Ricardo Pino Hidalgo, “Ciudad de México: de la centralidad a la red de corredores urbanos”, en Anuario de Espacios Urbanos 2004, Universidad Autónoma Metropolitana, México, 2004, p. 79.

entendimiento tradicional basado en la preeminencia y aceptación de lo nacional para explicar los procesos. Con esto en mente, el presente documento presenta una exploración de las líneas de investigación posibles para entender los impactos de la globalización en los movimientos sociales de la zmvm.

El empleo y los movimientos sociales, dinámicas vinculadas Una de las formas más evidentes en que los cambios económicos afectaron las organizaciones sociales se dio en las dinámicas de empleo e ingreso, en tanto fueron un factor objetivo para la conformación de grupos sociales a partir de necesidades comunes. Los cambios en las actividades económicas también implicaron variaciones en la ocupación de los sectores y en sus formas de organización. En México, a partir de la década de los ochenta, se efectuó una reorientación de la inversión industrial a partir del agotamiento del patrón industrial desarrollista, la recesión económica, el cambio en las formas productivas y el impulso de las políticas neoliberales por parte de grupos tecnocráticos en el poder. Entre las actividades más promovidas estuvieron la maquila y las armadoras, procesos industriales de manufactura o armado final de productos cuyas partes o materias primas eran importadas de otras partes del mundo. De esta manera, los empresarios aprovecharon las ventajas del país: una mano de obra barata y la cercanía al mercado norteamericano, lo que insertó a México dentro de los nuevos sistemas mundiales de producción, pero también significó la liquidación de una parte de la industria nacional. La ampliación de la dependencia y la vinculación con los Estados Unidos de Norteamérica, reforzada por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, implicó la relocalización de muchas empresas en los estados fronterizos y la ubicación de otras en nodos de comunicación que permitieron tanto el 2

Saskia Sassen, Una sociología de la globalización, Katz, Buenos Aires, 2007, p. 12.

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y sociales. Ante la complejidad de los procesos y la diversidad de las manifestaciones, una posibilidad de análisis estriba en jerarquizar las relaciones determinantes y los patrones recurrentes. En consecuencia, para el análisis de las relaciones entre la reestructuración terciaria de la Ciudad de México y sus movimientos sociales, en este documento se plantean cuatro líneas de investigación que, aunque son necesariamente insuficientes, permiten un acercamiento inicial para la sistematización de los procesos complejos: a) La primera línea se basa en el análisis de las tendencias de empleo y la estructura de clases, tratando de vincular el surgimiento de sectores sociales que generó la reestructuración económica con nuevas organizaciones sociales de tipo urbano-gremial creadas durante el mismo periodo. b) Un segundo tema se fundamenta en la hipótesis de que la reestructuración a partir de corredores terciarios transformó físicamente las vialidades y los espacios públicos, generando impactos negativos en la calidad de vida de los habitantes, lo que provocó movimientos de protesta. c) El tercer grupo de procesos a analizar se basa en el surgimiento de megaproyectos en áreas urbanas consolidadas, como parte de las evidentes reutilizaciones espaciales que han generado los cambios económicos y su eventual rechazo por parte de las comunidades desplazadas y afectadas por los proyectos. d) Otro efecto de la reestructuración de la Ciudad de México se dio en su área rural inmediata, afectando las zonas de producción agropecuaria y de suelo de conservación ecológica, no sólo con el crecimiento directo sino también con el establecimiento de proyectos de infraestructura de transporte y de áreas recreativas. Estas líneas tienen en común que vinculan procesos principales que se dieron a escala macroeconómica con el impacto local que generaron en las acciones sociales. Estas manifestaciones locales de procesos globales o de “localización de lo global”, son temas que, como menciona Saskia Sassen2 trascienden el

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acceso a las materias primas como a mano de obra abundante y un transporte eficiente. En este entorno, varias industrias existentes en la zmvm se relocalizaron, dadas las desventajas comparativas que la región presentaba; otras desaparecieron al no ser ya competitivas con respecto a los productos internacionales. La importancia industrial de la Ciudad de México con respecto al país, se redujo de casi 50% en 1970 a 30% en 1998. La caída más importante se dio en la década de los ochenta, cuando pasó de 47.3% en 1980 a 34.4% en 1988.3 El empleo industrial por tanto disminuyó. Sin embargo también se dio un incremento del sector terciario, dado que en la Ciudad de México se ubicaron los centros de administración locales de las empresas trasnacionales y los servicios que las corporaciones requerían. La participación de los servicios al productor con respecto al país pasó de 45.13% en 1988 a 52.75% en 1993 y para 1998 la Ciudad de México concentraba el 64.81% de dichos servicios.4 La concentración de los servicios nacionales en la capital fue impulsada por la creación de nuevos intermediarios financieros en 1985 y la privatización de la banca en 1990, cuya dinámica supuso la articulación de bancos, casas de bolsa, aseguradoras, almacenes de depósito, casas de cambio y otras instancias.5 Siguiendo las tendencias mundiales, la mayor parte de estos servicios fueron brindados por empresas independientes de los corporativos, bajo el esquema de subcontratación también denominado outsourcing. Una de las ventajas que presentó para los corporativos este esquema de contratación de empresas externas, fue la disminución del costo de nómina y de gastos vinculados a las prestaciones, esto se debió a los esquemas de contratación flexible o eventual que utilizaron las empresas que brindaban servicios a las trasnacionales. Debido a esta reestructuración económica la dinámica de empleo en la zmvm tuvo cambios determinantes, caracterizados por una transformación en las ocupaciones principales que se dieron en el sector terciario, además del incremento del porcentaje de trabajadores eventuales y por cuenta propia. En 1990

la población en edad de trabajar era cercana a los 6.2 millones, de los cuales 47.6% tenían ocupación; 68.3% de la Población Económicamente Activa (pea) estaba ocupada en el sector terciario, 27% en el secundario y 0.7% en el primario.6 En cuanto a la distribución de los ingresos en los diferentes estratos de la población, en 1989, 50% de las familias más desfavorecidas disponían de 19.3% de los ingresos del Área Metropolitana de la Ciudad de México, en tanto que 10% de las familias más ricas concentraban 39.6% de los ingresos totales en la ciudad.7 La crisis de 1995 produjo una mejor distribución relativa del ingreso, debido paradójicamente a las importantes caídas en los ingresos de todos los estratos sociales, con una reducción más elevada entre los ricos.8 Esta crisis, combinada con tasas de interés abusivas, provocó el empobrecimiento y la imposibilidad de pago de créditos entre la clase media. Tal circunstancia propició el ingreso de personas sin militancia previa, a movimientos como El Barzón el cual se conformó inicialmente por agricultores de escala media y alta que tenían deudas con la banca. En el ámbito de los patrones de consumo se estableció un mercado de productos con marcas pirata y de contrabando (como películas, ropa de marca y dispositivos electrónicos). Para la distribución y comercialización de dichos productos se establecieron a su vez mecanismos informales; los vendedores ambulantes cuadruplicaron su número entre 1980 y 1990, pasando de 17 mil a 95 mil personas,9 lo 3

Gustavo Garza, “Superconcentración, crisis y globalización del sector industrial, 1930-1998”, en Gustavo Garza (coord.), La Ciudad de México en el fin del segundo milenio, Colmex, Gobierno del Distrito Federal, México, 2000a, p. 177.

4

Gustavo Garza, “Servicialización de la economía metropolitana, 1960-1998” en ibid, p. 184.

5

Lucia Álvarez, Distrito Federal: sociedad, economía, política y

6

Ibid., p. 79.

7

Gustavo Garza y Daniel Fajardo, “Distribución del ingreso y

cultura, ciich, unam, México, 2005, pp. 72-73.

estructura del consumo” en Gustavo Garza (coord.), op. cit., pp. 205-206. 8

ibid., p. 206.

9

Lucía Álvarez, op. cit., 2005, p. 79.

Figura 1. Escultura de La Diana cazadora con la Torre Mayor al fondo. Foto: Felipe Moreno.

ejemplos se vislumbra que la informalidad fue un problema social que se reforzó por el propio gobierno, puesto que los empleados en estas actividades fueron utilizados por los gestores con fines políticos, mientras que las causas del problema no fueron atendidas.

Cambios en las vialidades de la Ciudad de México y los conflictos sociales En la zmvm los cambios en la formación económica afectaron de diversa manera la estructura espacial, sobre todo en cuanto a las vías de transporte. Algunas de las manifestaciones parecieron formar parte de procesos previos como la consolidación del 10

Id.

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que originó la competencia por territorios de venta lucrativos (especialmente áreas con flujo importante de personas); esto dio pie al surgimiento de organizaciones de vendedores en vía pública que tuvieron una dinámica de confrontación con las autoridades y con los comercios formales. La forma de enfrentar esta problemática por parte del gobierno se dio sin tomar en cuenta las causas del problema. Al respecto, el caso del Centro Histórico, en la delegación Cuauhtémoc, es ilustrativo: en 2007 los vendedores fueron retirados del “perímetro A” por medio de acuerdos con sus líderes, y con la promesa de una reubicación en plazas comerciales; sin embargo no se dieron alternativas de empleo ni se enfrentó la estructura de la comercialización de los productos ilegales. Volviendo al tema del empleo popular, otro sector que creció fue el transporte, que al inicio de la década de los 90 daba trabajo a 191 mil personas.10 Dada la reestructuración urbana, los habitantes de la zmvm tuvieron que dedicar mayores recursos y tiempo al traslado. Esto generó un mercado importante que no fue gestionado de manera adecuada por los gobiernos, por lo que surgieron diversas organizaciones de tipo urbano-gremial entre las que se contaron transportistas como microbuseros y taxistas, grupos que fueron reforzados, vinculados o absorbidos por las organizaciones del mup existentes previamente que se habían enfocado hasta ese momento en las demandas de suelo, vivienda y servicios. De esta manera, organizaciones principalmente “vivienderas”, como el Frente Popular Francisco Villa (fpfv), encontraron nuevas agrupaciones adherentes como los “panteras”, taxistas sin permiso que buscaban la dotación de placas o cuando menos un amparo legal para continuar ejerciendo sus actividades. En tanto, algunas de las nuevas organizaciones de bicitaxis se vincularon a la Asamblea de Barrios. La dotación de permisos siguió las estructuras que estas organizaciones habían acordado con las autoridades, mediante procesos clientelares como parte de los cuales los miembros de éstos debieron participar en manifestaciones de apoyo a los candidatos del prd. De estos

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sistema de ejes viales, el aumento de ciertos tipos de infraestructura de transporte (como el metrobús y el transmetropolitano) y el incremento de las conexiones interregionales por medio de nuevas autopistas. Sin embargo, más allá de su apariencia como obras puntuales promovidas por el gobierno en turno, el funcionamiento efectivo de la ciudad se dio siguiendo nuevas lógicas predominantes de estructuración. Estos nuevos esquemas no se manifestaron de manera aislada, se dieron en una yuxtaposición con estructuras previas que siguieron sus propias lógicas funcionales y que compartieron en muchos casos el espacio y la infraestructura. La diferencia con respecto a los esquemas de estructuración previos no radicó solamente en una transformación física, sino en el uso y el esquema de flujos que siguieron las diversas actividades que se dieron en el medio urbano. El patrón de acumulación neoliberal, al cambiar la forma en que se usó el espacio público, hizo necesarios cambios para ajustarse a las nuevas necesidades. La respuesta a esto se hizo regularmente mediante la acción de los gobiernos en sus distintas escalas con obras públicas viales o de infraestructura. En contados casos se planificaron de antemano estas necesidades, pues la mayor parte de las veces las intervenciones se enfocaron a tratar de arreglar, con mayor o menor grado de éxito, problemas acuciantes. De esta manera muchas de las obras viales construidas en las últimas décadas, más que intentar orientar los traslados mediante una planificación previa integral que involucrara las diversas opciones de transporte, se limitaron a tratar de volver menos conflictivos los flujos vehiculares. De tal forma se construyeron “distribuidores viales”, “segundos pisos”, “corredores” y “ejes troncales”, la mayor parte de ellos sobre los limitados espacios que las vialidades existentes dejaron disponibles; en muchos casos estas adecuaciones implicaron la destrucción de camellones y áreas verdes remanentes en los espacios sobrantes de las intersecciones. Lo anterior, aunado a la escala, el ruido y la apariencia de la infraestructura, impactó de manera negativa sobre la imagen urbana, los recorridos peatonales, el ambiente y, en general,

la calidad de vida de los habitantes vecinos a estos proyectos. Como ejemplos de protestas surgidas por estos procesos, pueden mencionarse: la oposición al segundo piso en el viaducto y periférico llevada a cabo por la organización Fuerza Ciudadana en 2002, que obligó al gobierno del Distrito Federal a plantear un plebiscito; las protestas vecinales por el Proyecto Integral Palmas iniciado en 2008 en la zona de Polanco, Lomas y Bosques, que paralizaron una parte del proyecto, y la oposición en 2009 de colonos de Satélite, Tecamachalco, Ciudad Brisa y Hacienda de Echegaray, entre otros, a la construcción del “Viaducto Bicentenario” como un segundo piso a la altura de las Torres de Satélite, hecho que pospuso la realización del proyecto en ese tramo. Las referidas fueron sólo algunas de las protestas que se llevaron a cabo; las justificantes para enfrentarse a los proyectos tuvieron orígenes locales: se protestó por el derribo de árboles, la falta de puentes peatonales, los riesgos por la cercanía a infraestructura de transporte de combustible como ductos, el tiempo de las obras, etc. En la mayor parte de los casos los conflictos sólo involucraron a los habitantes cercanos, lo que implicó que el resto de los ciudadanos no afectados directamente no se opusieran al desarrollo de este tipo de infraestructura e incluso la apoyaran.

Los megaproyectos y las protestas sociales A partir de finales de la década de los ochenta la Ciudad de México requería espacios adecuados para alojar las funciones que la reestructuración económica había ubicado en la zmvm, tales como: oficinas para las filiales mexicanas de las empresas trasnacionales, corporativos para las oficinas centrales de las empresas mexicanas de gran escala, y un conjunto de empresas para llevar a cabo las funciones que las trasnacionales ya no realizaban, siguiendo el esquema cada vez más difundido de la subcontratación. Este conjunto de empresas abarcaban servicios de variada índole, como contaduría, seguros, banca, publicidad, distribución y seguridad.

Figura 2. Construcción del Museo Soumaya en la Plaza Carso de la zona de Polanco. Foto: Felipe Moreno.

que generó la protesta de diferentes grupos apoyados por especialistas en arqueología para evitar el daño a la imagen de la zona. Gracias a las protestas, el proyecto fue reducido finalmente a ocho pisos. Las zonas en donde se pretendió favorecer el desarrollo fueron generalmente áreas tradicionalmente habitadas por sectores de ingresos medios y altos (excepto Santa Fe, que en un inicio era un basurero y minas), lo que provocó conflictos y la lucha defensiva de las organizaciones vecinales para enfrentar los cambios de uso de suelo y defender su calidad de vida. Para mediar con estos problemas se crearon las Zonas Especiales de Desarrollo Controlado (zedec), con el fin de establecer usos de suelo, densidades y normatividad en zonas como Polanco, Barranca de Tarango, San Ángel, el Centro Histórico de Coyoacán, y en las colonias del Carmen y Romero de Terreros. Posteriormente, en 1999 las zedec se transformaron en Programas Parciales de Desarrollo Urbano (ppdu), en los que se continuó con la gestión a escala local. Sin embargo, en varios casos funcionaron sólo como mecanismos de control social y promotores de ajustes legislativos en tanto se llevaban a cabo los proyectos inmobiliarios.

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Para el nuevo esquema de negocios se hacía necesaria la cercanía física de estas empresas. Sin embargo los espacios que habían usado hasta ese momento (el corredor de avenida Reforma y el de Insurgentes, principalmente) estaban cerca de la saturación, además de presentar un difícil tránsito vehicular. Por la falta de espacios y a partir de la firma en 1994 del tlc, que con su apertura comercial hacía esperar importantes inversiones de empresas transnacionales, el gobierno federal y la regencia del Distrito Federal promovieron importantes proyectos inmobiliarios, como el programa de rescate del Centro Histórico, el proyecto Alameda, el proyecto de Santa Fe, y los cambios de uso del suelo en áreas como Polanco. En la construcción de los proyectos para oficinas y comercios participaron empresas de gran capacidad económica, tratando de aprovechar los espacios factibles de comercializar sobre los corredores terciarios. Por ejemplo, en 1997 el grupo empresarial Carso emprendió el desarrollo de un edificio de 22 pisos en las cercanías del cruce entre avenida Insurgentes y el Periférico sur. Sin embargo este proyecto también estaba próximo a la zona arqueológica de Cuicuilco, por lo

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Entre los proyectos llevados a cabo con esta lógica, se destaca el Proyecto Alameda, planteado a principios de los noventa, el cual tuvo que ser suspendido debido al rechazo de los vecinos al desalojo. Posteriormente, y a partir de diversas negociaciones apoyadas por una zedec y un ppdu, el proyecto modificado se llevó a cabo de manera progresiva. La poca importancia asignada a los planes de desarrollo y su impacto en los megaproyectos quedó patente en el año 2000 cuando se publicó el Bando 2, con el objetivo de redensificar el centro de la Ciudad de México promoviendo el repoblamiento en las cuatro delegaciones centrales de la ciudad: Benito Juárez, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza.11 El Bando se impuso a los programas de desarrollo urbano aprobados previamente, que ya habían acordado áreas específicas para el desarrollo. Esto provocó el encarecimiento del suelo en las cuatro delegaciones mencionadas y protestas de los vecinos sobre todo en las delegaciones Benito Juárez y Miguel Hidalgo, ya que hubo construcciones que rebasaron los niveles permitidos, que ocasionaron daños a las edificaciones cercanas y que generaron carencia de servicios como el agua. Incluso varias organizaciones del mup criticaron el Bando 2, puesto que afectaba directamente varios de sus proyectos, que estaban destinados a realizarse en áreas donde la nueva norma no permitía la construcción. Por lo que hicieron una propuesta que planteaba, entre otros temas: tomar en cuenta a la zmvm y su estructura en función de las relaciones que generaban los corredores urbanos y no sólo las demarcaciones políticas, así como ampliar a ocho las delegaciones centrales.12 Pero dicha propuesta no fue apoyada por el gobierno del Distrito Federal. Cabe destacar otro proyecto emblemático que fue suspendido por la acción de los vecinos: la denominada “Torre Bicentenario”, el inicio de cuya construcción estaba proyectado para el año 2007; sería un rascacielos de 70 pisos que se ubicaría a un costado del Bosque de Chapultepec. Los vecinos, apoyados por la delegada, argumentaron que afectaría una construcción catalogada por el Instituto

Figura 3. Cruce del Paseo de la Reforma con la Avenida Bucareli. Foto: Felipe Moreno.

Nacional de Bellas Artes y que violaba el Plan de Desarrollo Urbano de la delegación Miguel Hidalgo. El proyecto fue descartado debido a las protestas, sin embargo se llevaron a cabo otros proyectos inmobiliarios en la misma delegación, afectando la dotación de servicios y la calidad de vida de los vecinos.

Conflictos en zonas rurales y de protección ecológica En el período de estudio las comunidades rurales en la zmvm enfrentaron diversos problemas, entre los que destacaron: una baja rentabilidad de las actividades agropecuarias, debido a la competencia con pro11

Sergio Tamayo, “La política del Bando 2 y el debate público”, en Sergio Tamayo (coord.), Los desafíos del Bando 2. Evaluación multidimensional de las políticas habitacionales en el Distrito Federal 2000-2006, gdf/seduvi/invi-df/cam/uacm, México, 2007, p. 32.

12

Jaime Rello, “A cuatro años del Bando 2. Los propósitos que tenía no funcionaron” en Revista Malacate, año I, núm. 3, México, 2005, pp. 8-9.

Figura 4. Segundo piso del periférico a la altura de Barranca del muerto. Foto: Felipe Moreno.

se redujo a 50 ha y se restituyeron los terrenos a los ejidatarios de San Gregorio Atlapulco.13 Otro caso, también en Xochimilco, se dio en 1996 cuando se trató de construir un campo de golf con una extensión de 220 ha en Santa Cecilia Tepetlapa. Los desarrolladores del proyecto presentaron como ventajas la derrama económica y los empleos que se generarían, además ofrecieron construir diversos equipamientos urbanos. Pese a esto los vecinos impidieron el proyecto mediante el Consejo Ciudadano de Xochimilco, justificando la prohibición con la carencia de agua en la zona, que el proyecto agudizaría, y con el impacto que tendría en las vialidades y en las tradiciones y cultura de la zona, que perdería su carácter.14 También en la zona sur-oriente, en la delegación Tláhuac, en 2009 se propusieron por parte del 13

Jorge Legorreta, “Agricultura urbana, una utopía posible”, en La

14

Pascual Salanueva, “El club de golf en Santa Cecilia Tepetlapa

Jornada, sección de opinión, México, 12 diciembre de 1996. es sólo uno de ellos. Demandan habitantes respeto al uso del suelo y tradiciones”, en La Jornada, contraportada, México, 2 octubre de 1996.

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ductos extranjeros; la incorporación al suelo urbano por invasiones y desarrollos inmobiliarios y la enajenación de terrenos ejidales permitida por la modificación al artículo 27 constitucional en 1992. La acción gubernamental no protegió de manera adecuada las tierras productivas e incluso promovió nuevos desarrollos urbanos. Por ejemplo, en los municipios del noreste del Estado de México (como Tecámac y Ecatepec), el Bando 2 promovió la edificación de gigantescas unidades habitacionales que contaron con el aval de los gobiernos municipales. En tanto que para mantener la productividad en las zonas agrícolas tampoco existieron los programas de apoyo gubernamentales, ya que se trató de aprovechar el espacio rural mediante proyectos ecoturísticos o recreativos. Por ejemplo, en la zona sur-oriente de la ciudad, en 1989, el Programa de Rescate Ecológico de Xochimilco puso énfasis en el aspecto recreativo y en su valor ecológico; no así en las actividades productivas agropecuarias, lo que provocó protestas por parte de los ejidatarios expropiados para la generación de un lago recreativo de 310 ha. Gracias a la movilización social el proyecto del lago finalmente

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embargo, en su trazo atravesaría varios pueblos y zonas de reserva ecológica, con la consecuencia previsible de favorecer las urbanizaciones en su recorrido. Diversas organizaciones y representantes se enfrentaron al proyecto, desde los consejeros ciudadanos hasta organizaciones campesinas preexistentes que se agruparon en el frente Coalocotla. Debido a las protestas el proyecto fue cancelado durante la administración cardenista. También se intentó generar equipamientos especializados para el “posicionamiento” internacional de la Ciudad de México. El proyecto emblemático del período foxista (2000-2006) iba a ser un nuevo aeroFigura 5. Pirámide de Cuicuilco. Foto: Felipe Moreno. puerto en Texcoco, planteado desde administraciones anteriores y que había recibido múltiples objeciones gobierno del Distrito Federal una serie de proyectos técnicas debido a la mala calidad del suelo, afectacioque urbanizarían la zona: un basurero, un reclusorio nes a otras infraestructuras y el daño ecológico. vertical y una academia de policía, además de la línea En octubre de 2001 se expropiaron 5 091 ha 12 del metro. La comunidad de Tláhuac, los producto- de cultivo, con una promesa de pago mínima en res de la ciénega y chinampería de San Pedro Tláhuac comparación con la revalorización que el proyecto y el Frente de Pueblos de Anáhuac se manifestaron generaría;15 los habitantes de los diversos municipios afectados se organizaron y dieron una batalla legal para evitar la urbanización y las afectaciones ecológiademás de emprender varias acciones como el cierre cas, pese a lo cual el proyecto de la línea del metro de la presidencia municipal de Atenco, marchas, se mantuvo. plantones, veladas y bloqueos. En agosto de 2002 se A estas situaciones provocadas por los proyecsuspendió el proyecto; pese a ello, en 2006 y ante tos se sumaron procesos problemáticos específicos una trifulca provocada por un desalojo de comerde la terciarización y el fortalecimiento de la red de ciantes en Texcoco, los habitantes de San Salvador corredores terciarios, ya que los gobiernos locales y Atenco bloquearon una carretera, de lo que se derivó federales se vieron en la necesidad de fortalecer la un enfrentamiento con la policía. El saldo de varios infraestructura carretera (en tanto que los ferrocarriles agentes heridos provocó un operativo posterior con pasaron a manos privadas). También fue importante la desindustrialización de la Ciudad de México, ya que 204 detenciones, y para 2010 continuaban detenidos 12 activistas, algunos con penas importantes de más muchos de los procesos productivos ya no se dieron de 60 años por el delito de secuestro equiparado. en su interior; esto provocó que, pese a constituir hisLa utilización de la violencia y la retención de pertóricamente el núcleo de la red de transporte nacional, sonas por miembros de las comunidades no fue un el traslado por el interior de la zona urbana se volvió caso aislado. Por ejemplo, en 2004, en el pueblo de ineficiente, por lo que se trató de generar “arcos” o San Juan Ixtayopan de Tláhuac, hubo un linchamiento libramientos carreteros para el traslado de materias de supuestos secuestradores que resultaron ser agenprimas y productos. tes de la Policía Federal Preventiva. Posteriormente fueEn 1993, y posteriormente en 1996, se propuso un libramiento denominado “La Venta-Colegio Militar” con el fin de articular tramos carreteros y formar un 15 María de la Luz González, “Cronología del conflicto de San circuito de cuota al sur de la Ciudad de México. Sin Salvador Atenco”, en El Universal, México, 21 enero de 2008.

Figura 6. Avenida Juárez. Foto: Felipe Moreno.

la reestructuración económico-territorial de la zmvm, generaron nuevos tipos de conflictos sociales. Se observa que los enfrentamientos surgidos por la expresión territorial de los procesos económicos parten de una falta de control de las instituciones sociales y políticas sobre las dinámicas económicas, coincidiendo con Touraine en que la globalización es sobre todo una forma extrema de capitalismo que derrumba las categorías de análisis preexistentes.18 En este con16

to en Tláhuac”, en El Universal, sección df, México, 13 mayo

Conclusiones

de 2009. 17

Después de plantear las líneas de investigación, los procesos que les dan origen y algunos ejemplos para cada tipología, se hace evidente que los cambios en

María de la Luz González, “Sentencian a nueve por linchamien-

Eric Hobsbawm, “Las transformaciones del terror”, en Hobsbawm, Eric, Guerra y paz en el siglo xxi, Editorial Crítica, Barcelona, 2007, p. 136.

18

Alain Touraine, Un nuevo paradigma. Para comprender el mundo de hoy, Paidós, Barcelona, 2005, p. 257.

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ron detenidos 34 habitantes del pueblo, de los cuales fueron finalmente condenados nueve por los homicidios.16 Éste fue el caso más sonado de una serie de hechos donde las comunidades trataron de castigar a presuntos delincuentes, aun sobre las autoridades. Ante la violencia en los conflictos cabe hacer un paréntesis. Es relevante destacar que este tipo de acciones no se puede considerar consecuencia de las culturas locales, ni tampoco una característica inherente de la protesta social. Su origen es más complejo, pues puede involucrar la manipulación por parte de instigadores que aprovechan el ambiente de desconfianza que los cambios acelerados han generado en las comunidades, al aumentar la criminalidad y el riesgo de perder su forma de vida y la sensación de impotencia ante la impunidad de los criminales. El problema surgiría por tanto del debilitamiento del Estado que ha dejado de tener presencia significativa en muchas zonas, siendo mínimo su apoyo al desarrollo social y a la procuración de seguridad pública; esto se refuerza por la pérdida de la percepción de legitimidad que inducía a los ciudadanos a acatar la ley.17 En un contexto sin autoridad aumenta la probabilidad de que en espacios aislados y limitados en cuanto a la acción del gobierno, las autoridades externas no sean respetadas. Se revela necesario establecer mecanismos para promover el respeto a la legalidad, pero esto debe incluir también el respeto a las comunidades, ya que en muchos casos ha servido para criminalizar otras protestas sociales válidas, en lo que se antoja una estrategia por parte de las autoridades para desvirtuar las demandas pacíficas de otras comunidades o la defensa legítima contra provocaciones. Cada hecho conflictivo se debe analizar y aplicar la ley en su especificidad, sin generalizar, procurando entender y atender las causas que generaron los conflictos.

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texto, las nuevas organizaciones sociales coexistieron el elemento determinante de las luchas sociales en con otras que existían previamente y compartieron la época de la economía global, caso que argumenta características; sin embargo los nuevos movimienTouraine19 como un nuevo paradigma cultural. Cuando menos para el caso de la zmvm se tos requieren un entendimiento distinto, ya que las organizaciones que han surgido de la reestructuración mantienen las demandas objetivas o materiales, aunque en los conflictos urbanos empiezan a tomar contemporánea tienen características particulares, importancia las demandas culturales y los factores algunas de las cuales son: identitarios (sobre todo en el caso de las comunidaLos grupos sociales presentaron una ideología y politización muy básica, en comparación con las orga- des rurales). En cuanto a los vínculos con otras organizaciones nizaciones de las décadas del 60 y 70, que tenían en similares, los partidos políticos y el gobierno, que fue general un discurso de alguna corriente de izquierda una característica del mup a partir de los ochenta, se (como el maoísmo o el troskismo). Las organizaciones de colonos, vecinales y comu- revelan procesos divergentes: nitarias fueron movimientos vinculados a problemas • Las organizaciones comunitarias conformaron locales, sin interesarse por los problemas urbanos frentes para el apoyo mutuo y se vincularon a globales (excepto tal vez en el caso de los pueblos y organizaciones campesinas e indígenas. la protección ecológica). Entre los vecinos de colonias fue rara la conLos conflictos respondieron a situaciones concre- • formación de frentes con otras organizaciones tas como la expropiación de terrenos, obras públicas y similares y tampoco se relacionaron de manera privadas, pero también al mantenimiento de derechos corporativa con los gobiernos ni con los partidos. culturales como la protección del patrimonio histórico • Las organizaciones de tipo urbano-gremial (como y de la identidad de las comunidades. los vendedores y transportistas) se vincularon Los vínculos internos entre los miembros de los con otras organizaciones como el mup, y su base movimientos en ocasiones se formaron en organide organización no siempre fue territorial, sino zaciones preexistentes de tipo territorial como juntas con la actividad productiva a la que estaba adscriejidales, asociaciones de colonos o vecinos, por lo to el grupo y su relación con las autoridades. que el tejido social preexistente fue un elemento importante en la conformación de las organizaciones. Un factor común de los miembros de estos movimienSe incorporaron clases sociales de zonas que anteriormente prácticamente no tomaban parte en las tos fue la visión local, que hizo que enfrentaran tanto proyectos a todas luces negativos, como propuestas movilizaciones, como es el caso de las clases medias que podrían beneficiar al conjunto de los habitantes y los vecinos de colonias de ingresos altos que resulde la zmvm, ya que el motor de su acción careció de taron afectados por la crisis, los megaproyectos y las programas de mayor escala. Muchas comunidades, obras viales. afectadas por el individualismo, sólo se enfocaron en A diferencia del mup, las nuevas organizaciones sus problemas, sin caer en la cuenta de que formaban vecinales o comunitarias no lucharon por obtener parte de procesos más amplios, lo que fragmentó la tierras o servicios, sino para mantenerlos y conservar acción social dándoles poca influencia efectiva, ya que su calidad de vida, por lo que sus luchas no son de se mantuvieron aisladas, sin articulación y con poca tipo revolucionario sino defensivo. capacidad propositiva a escalas más amplias. En función de estas tendencias se observa que los derechos económicos y sociales continúan en el centro de las disputas, por lo que aún no es posible 19 Ibíd., p. 258. afirmar la búsqueda de cuestiones culturales como

Cabe destacar que el cambio económico-territorial y la reestructuración de la zmvm ha respondido a los valores individualistas y competitivos del sistema de acumulación que le ha dado origen, por lo que la lucha por una estructura distinta no se puede dar con los mismos valores. De tal manera si se intentara proponer un modelo diferente, sería necesario reforzar el tejido social, la inclusión y los vínculos entre las comunidades. Las líneas de investigación planteadas en este documento aún deben ser profundizadas, sistematizadas y confrontadas con procesos similares en la zmvm y otras zonas metropolitanas, para poder determinar con precisión las características particulares de los movimientos sociales en las reestructuraciones territoriales que provoca la globalización.

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Como se ha expuesto, entre las obras de construcción más importantes que propiciaron el proceso de terciarización de la Ciudad de México y que afectaron el espacio público y la estructura física se contaron las obras viales y los megaproyectos. Ambos tipos de obra fueron impulsados con la participación y el apoyo de grupos empresariales vinculados a la promoción inmobiliaria, en colaboración con los gobiernos en sus distintos niveles. Ésta fue otra razón por la que se radicalizaron las posiciones, ya que durante los conflictos las organizaciones, los empresarios y los gobiernos estuvieron en polos opuestos y carecieron de instituciones que mediaran, de forma informada y atendiendo el bien colectivo, entre los intereses locales y las necesidades sociales globales.

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