Relaciones comerciales entre Cataluña y la Regencia de Túnez (1791-1808)

May 20, 2017 | Autor: Eloy Martín Corrales | Categoría: Foreign Trade, HISTORIA DE ESPAÑA MODERNA, historia Tunez edad moderna
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Descripción

RELACIONES COMERCIALES ENTRE LA REGENCIA DE TÚNEZ Y CATALUÑA, 1791-18081 Eloy Martín Corrales

Universitat Pompeu Fabra (Barcelona)

Las relaciones mercantiles hispano-tunecinas en general, e hispano-catalanas en particular, casi siempre fueron posibles entre ambas partes durante la Edad Media y la Edad Moderna. Lo demuestran los tratados firmados entre los monarcas españoles con los hafsidas tunecinos desde el siglo XIII hasta el XVI, que alentaron y protegieron el comercio entre ambas partes2. A lo largo de casi todo el siglo XVI, los hafsidas tunecinos se vieron inmersos de lleno en la pugna por el litoral norteafricano 1. Una primera versión de este texto fue redactada para ser incluida en un libro colectivo que se prepara en Túnez en homenaje del destacado especialista de la Edad Moderna, Sadok Boubaker. Proyecto “Eclipse imperial: transición y emergencia de nuevas estructuras políticas en América, Asia y África (1750-1950)”. “Dinámicas imperiales, descolonización y transiciones imperiales. El imperio español (1650-1975)”. HAR2012-39352-C02-01. 2. LÓPEZ PÉREZ, M.D., La Corona de Aragón y el Magreb en el siglo XIV: 1331-1410, Barcelona, CSIC, 1996. MUTGÉ VIVES, I, “Algunas noticias de las relaciones entre la Corona Catalana-aragonesa y el Reino de Túnez de 1345 a 1360”, en M. GARCÍA-ARENAL, VIGUERA, M.J. (eds.), Relaciones de la península ibérica con el Magreb (siglos XIII-XVI), Madrid, CSIC, 1988, pp. 131-160. DUFOURQ, C.E., L’expansió catalana a la Méditerrània occidental. Segles XIII i XIV, Barcelona, Vicens Vives, 1969. RODRÍGUEZ JOULIA SAINT-CYR, C., “Carta de Fernando de Aragón a Abu Faris de Túnez (1415)”, Tamuda, 3 (1955), pp. 124-128. AGUILÓ, E. de K., “Pau feta entre els reys de Aragó y de Sicilia de una part y el rey de Tunis de l’altre (1403)”, Boletín de la Sociedad Arqueológica Luliana, 9(1902), pp. 350-355.

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mantenida por la monarquía española y los Barbarroja, que se colocaron bajo la protección de la soberanía del Imperio Otomano3; de ahí las numerosas monografías existentes al respecto4, aunque en buena parte el interés se ha centrado en la conquista de Túnez

3. Una visión general para la política hispana en el litoral africano en, GARCÍAARENAL. M.; BUNES IBARRA, M.A., Los españoles en el Norte de África. Siglos XVXVII, Madrid, Mapfre, 1992. La visión tunecina en, GUELLOUZ, A.; MASMOUDI, A.; SMIDA, M.; SAADOUI, A., Histoire Générale de la Tunisie. Tome III. Les Temps Modernes (941-1247H. / 1524-1881), Tunis, Sud Editions, 2007. Para una visión de conjunto, HESS, A.C., The Forgotten Frontier: A History of the Sixteenth-Century Ibero-African Frontier, Chicago,-University Chicago Press, 1978. BRAUDEL, F., La Méditerranée et le Monde méditerranéen à l’époque de Philippe II, Paris, A.Colin, 1949. 4.

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por los españoles en 15355 y por los otomanos en 15746. Lo cierto es que los enfrentamientos complicaron el tráfico comercial hispanotunecino, pero no lograron eliminarlo completamente. A partir de 1574, la consolidación del dominio otomano en el norte de África en general, y en Túnez en particular, sancionó un nuevo equilibrio político en la zona en el que la hostilidad entre las Regencias argelina y tunecina y el imperio de Marruecos por un lado, y la monarquía española, por el otro, fue la tónica dominante: combates por las plazas norteafricanas ocupadas por los españoles, batallas navales entre las flotas enfrentadas y, en especial, la crónica hostilidad corsaria hispano-musulmana a lo largo de la Edad Moderna. Sin embargo, ese clima de casi permanente enfrentamiento tampoco pudo eliminar totalmente el comercio entre españoles y 5. BOUBAKER, S., “L’Empereur Charles Quint et le sultan hafside Mawlay al-Hasan (1525-1550)”, en, BOUBAKER, S.; ÁLVAREZ DOPICO, C.I. (coors.), Empreintes espagnoles dans l’histoire tunisienne, Gijón, Ediciones Trea, 2011, pp.13-82. GAFSI SLAMA, A., “A propos des traces et des images de Charles Quint en Tunisie”, en RUBIERA MATA, M.J., Carlos V. Los moriscos y el Islam, Madrid, Sociedad Estatal para la Commemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2991, pp. 269-282. DESWARTZ-ROSA, S., “L’expédition de Tunis (1535): images, interprétations, répercusions culturelles”, en BENNASSAR, B.; SAUZET, R. (dir.), Chrétiens et Musulmans a la Renaissance, Paris, H. Champion, 1998, pp.75-132. GAIGNARD, C., “Un bel exemple d’entente hispano-tunisienne: le traité du 6 d’août 1535 entre Charles Quint et Mouley Hassen”, en TEMIMI, A., Mélanges Louis Cardaillac, Zaghouan, FTERSI, 1995, pp.319-328. AA.VV., La expedición de Carlos I a Túnez desde Barcelona, Barcelona, Ayuntamiento de Barcelona, Capitanía General de Catalunya,1981. QUATREFAGES, R., “La proveeduría des Armadas: de l’expédition de Tunis (1535) á celle d’Alger”, Mélanges de la Casa de Velázquez, 14(1978), pp. 215-247. MEDINA, G., “L’expédition de Charles-Quint à Tunis; la légende et la vérité”, Revue Tunisienne, 8(1906), pp.301-307. BENITEZ DE LUGO, A., “El Emperador Carlos V en Túnez”, Revista de España, 102-103(1885), pp. 494-510 y 14-38. CERECEDA, F., Las campañas de Carlos V, Madrid, 1875. ILLESCAS, G. de, Jornada de Carlos V a Túnez, Madrid, Edición Estereotípica, 1804. 6. GONZÁLEZ CASTRILLO, R., “La pérdida de la Goleta y Túnez en 1574 y otros sucesos de historia otomana narrados por un testigo presencial: Alonso de Salamanca”, Anaquel de Estudios Arabes, III (1992), pp. 247-285. RUFFINO, B., Sopra la desolatione della Geletta e forti di Tunisi, Tunis, Université de Tunis, 1971. SEBAG, P., “Une relation inédite de la prise de Tunis par les Turcs en 1574”, Les Cahiers de Tunisie, XVII, nº65-67(1969), pp.7-250.

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musulmanes en general y entre hispanos y tunecinos en particular7. En la actualidad está suficientemente demostrado que las relaciones mercantiles continuaron entre ambas partes, aunque el grueso de los intercambios fueron protagonizados por medio de la flota de terceros pabellones (en especial franceses e ingleses) y varios puertos europeos (Livorno, Marsella y otros)8. Al puerto de Barcelona llegaron un mínimo de 118 embarcaciones (42 de ellas patroneadas por catalanes) procedentes de los puertos tunecinos entre 1644 y 1779. Se trata de una lista incompleta ya que en realidad debió ser mucho más importante9. Los productos más destacados que desembarcaron fueron los cereales (trigo y cebada) y, en menor medida, habas, aceite, garbanzos, guisantes, cueros, lana, cera, algodón, coral y jabón. En el mismo período solo se han contabilizado 36 naves que se dirigieron hacia los puertos tunecinos, lo que nos indica una de las características más importantes del comercio hispano-magrebí: la escasa importancia de las exportaciones españolas hacia los puertos norteafricanos10. Los tunecinos 7.

Para el comercio de España con los países musulmanes en general, MARTÍNCORRALES, E., “El comercio de España con los países musulmanes del Mediterráneo (1492-1782)”, en CAVACIOCCHI,S.(a cura), Relazioni economiche tra Europa e Mondo islámico secc. XIII-XVIII, Prato, Le Monnier, 2007, pp. 484-510. También, “De cómo el comercio se impuso a la razzia en las relaciones hispano-musulmanas en tiempos del Quijote: hacia la normalización del comercio con el norte de África y el Levante otomano a caballo de los siglos XVI y XVII”, en DELGADO RIBAS, J.M.; MARTÍNCORRALES, E.(eds.), La economía en tiempos del Quijote, Revista de Historia Económica, nº monográfico (2005), pp. 139-159. Y, Comercio de Cataluña con el Mediterráneo musulmán (siglos XVI-XVIII). El comercio con los “enemigos de la fe”, Barcelona, Bellaterra, 2001.

8. MARTIN CORRALES, E., “Les relations comerciales entre Tunis et la Catalogne aux XVIe et XVIIe siècles”, IBLA, 204(2009), pp.245-265. También, Comercio de Cataluña, pp.193-274. EPALZA, M. de, “La expedición de Alicante para la toma de Orán (1732) y su seguimiento en Túnez”, Anales de la Universidad de Alicante, 2, 1985, pp. 11-18. Y, “El port d’Alacant i Tunis el segle XVIII”, en, Materials del Congres d’Estudis del Camp d’Alacant, Alicante, Diputació Provincial, 1986, pp. 229-232. 9. No se conservan series completas de entradas y salidas de embarcaciones en los puertos catalanes. 10. MARTIN CORRALES, E., “Exportaciones españolas al Mediterráneo musulmán (siglos XVI al XVIII”, en MARTINEZ TORRES, J.A., Circulación de personas e in-

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recibieron bonetes, lana castellana y, en especial, plata amonedada, cuya circulación está suficientemente demostrada en Túnez11. En el comercio hispano-tunecino destacaron algunos protagonistas importantes. En primer lugar la Companyia de Tunes (17091713) a cuya consignación fueron al menos 44 embarcaciones procedentes de Túnez entre 1710 y 1712. También la “Compañyia Nova de Gibaltar”, y una serie de comerciantes catalanes (Angel Farau, Joan Francesc Comelles, Fontaner y Joffre) y tunecinos (el judío Abraham del Mar) o europeos establecidos en Tunez (Joseph Hudson y Juan Angel Bogo). Además de algunos patrones y capitanes que fueron asiduos en los viajes de ida y vuelta a los puertos tunecinos12. Tampoco se interrumpieron totalmente en el período citado los contactos políticos (susceptibles de transformarse en treguas, por muy temporales y por muy limitado alcance geográfico que tuviesen), económicos y humanos, debido al trasiego de esclavos13, tercambios comerciales en el Mediterráneo y en el Atlántico (siglos XVI, XVII y XVIII), Madrid, CSIC, 2008, pp.191-214. 11. Para el comercio en general, BOUBAKER, S. La Régence de Tunis au XVII siècle: ses relations commerciales avec les ports de l’Europe mediterranéenne, Marseille et Livourne, Zaghouan, Ceroma, 1987, esp. pp. 80-83. MARTÍN CORRALES, E., Comercio, pp.504524. Y, “Les relations”.

12. Para la introducción de plata española, CHERIF, M. H.,” Introduction de la piastre espagnole (riyâl) dans la Regence de Tunis, au debut du XVIIè siècle”, Cahier de Tunisie, XVI, nº45-47(1968), pp.45-53. VILAR, P., Manual de la “Compañya Nova de Gibaltar”, Reus, Centre de Lectura, 1990. 13. GRACIAN DE LA MADRE DE DIOS, J., Tratado de la redemption de captivos: En que se cuentan las grandes miserias que padecen los Christianos, que están en poder de infieles, y quan santa obra sea la de su rescate, Brusellas, Juan Momarte, 1609. Reeditado con el título, Crónica de cautiverio y de misión, en Madrid por Ed. Fé en 1942. Y por M. A. Bunes y B. Alonso en Sevilla, Espuela de Plata en 2006. AGUILAR, P. de, Memorias del cautivo en la Goleta de Túnez, La Coruña, Órbigo, 2015. GOMEZ IRUELA, A., La historia del cautivo Ignacio Sancho, Torres de la Alameda, Fugaz, 2001. BOUBAKER, S., “Les majorquins a Tunis au XVIIème siècle”, en LÓPEZ NADAL, G. (a cura), VIII Jornades d’Estudis Històrics Locals. El comerç alternatiu. Corsarisme i contraban (xx.XV-XVIII), Palma de Mallorca, IEB, 1990, pp.163-174. LADJILE, J.,”La parroise de Tunis au XVIIIè siècle d’après les registres de catholicité”, IBLA, 134(1974), pp.

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renegados14, exiliados15, moriscos16, religiosos17 y viajeros18 entre ambas orillas que, de una u otra manera, participaron en actividades comerciales.

2278-277. RICARD, E., “Le Pére Jerôme Gratien de la Mère de Dieu et sa captivité à Tunis (1593-1595)”, Revue Africaine, 402-403 (1945), pp.26-40. Texto recogido en Études Hispano-Africaines, Tetuan, Imp. del Majzén, 1956, pp.39-51. 14. Para los renegados, BENNASSAR, B. et L., Los cristianos de Alá. La fascinante aventura de los renegados, Madrid, Nerea, 1989. 15. Para los tunecinos que buscaron protección en el territorio hispano, ALONSO ACERO, B., Sultanes de Berbería en tierras de la cristiandad. Exilio musulmán, conversión y asimilación en la Monarquía hispánica (siglos XVI y XVII), Barcelona, Ed. Bellaterra, 2006, esp.pp.137-174. 16. EPALZA, M.de; GAFSI, A; El español hablado en Túnez por los moriscos o andalusíes y sus descendientes (siglos XVII-XVIII): material léxico y onomástico documentado, siglos XVII-XXI, Valencia, Universitat de Valencia, 2010. GAFSI, A., “Estudio socio-económico de un pueblo andalusí: Kal’at al-Andalus de 1847 a 1881”, Almenara, 9 (1976), pp. 83-93. EPALZA, M.de; PETIT, R., Recueil d’etudes sur les Moriscos Andalous en Tunisie, Madrid, Dirección General de Relaciones Culturales, 1974. EPALZA, M. de, EPALZA, M. de, “Trabajos actuales sobre la comunidad de moriscos refugiados en Túnez, desde el siglo XVII a nuestros días”, en GALMÉS, A. (coor.),  Actas del Coloquio Internacional sobre Literatura Aljamiada y Morisca, Madrid, Gredos, 1978, pp. 427-446. Y, “Moriscos y andalusíes en Túnez durante el siglo XVII”, Al-Andalus: revista de las Escuelas de Estudios Árabes de Madrid y Granada, vol. 34, nº2 (1969), pp. 247-328. 17. Para los religiosos, XIMENEZ, F. Fr., Colonia trinitaria de Túnez. Publícalo Ignacio Bauer, Tetuán, Tip. Gomariz, 1934. ÁLVAREZ DOPICO, C.I., “La Colonia Trinitaria de Francisco Ximénez: une source pour la Relation du médecin marsellais J.-A. Peyssonnel”, en BOUBAKER, S.; ÁLVAREZ DOPICO, C.I. (coors.), Empreintes espagnoles dans l’histoire tunisienne, Gijón, Ediciones Trea, 2011, pp.105-169. RICARD, E., “Dos puntos de la Colonia Trinitaria de Túnez de Fray Francisco Ximenez”, AlAndalus, 23(1958), pp. 445-450. 18. MARTIN CORRALES, E., “Exploradores en el Magreb entre los siglos XVI-XX”, en Túnez. Tierra de culturas, Valencia, IEMeed, 2003, pp.152-155. VILAR, J.B., “Dos siglos de presencia española en Tabarka (1535-1741)”, Revue d’Histoire Maghrebine, 77-78 (1995), pp.163-182.

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EL COMERCIO TRAS LA FIRMA DEL TRATADO DE PAZ HISPANO-TUNECINO DE 1791

La firma de los Tratados de Paz, Amistad y Comercio entre la monarquía española y Marruecos (1767), Imperio Otomano (1782), Trípoli (1794) y Argelia (1796)19, favorecieron el acercamiento hispano-tunecino, hasta el punto de acordarse una tregua de cuatro meses en 178620. Finalmente, la firma del Tratado de Paz hispano-tunecino facilitó que se intensificaran las relaciones entre ambas partes21, como evidencia la instalación de cónsules y vicecónsules españoles en la Regencia22 : Pedro Suchita (1792-1795), Jaime Soler (1796-1798), Manuel Ventura Buzarán (1799-1802), José Noguera (1803-1804), 19. EPALZA, M. de, “Intereses árabes e intereses españoles en las paces hispano-musulmanas del XVIII”, Anales de Historia Contemporánea, 1(1982), pp.7-17. “Intérêts espagnols et intététs de la Turquie et de ses alliés maghrébins dans la diplomatie hispanomusulmane du XVIIIe siécle”,  Studia islamica, 57(1983), pp. 147-162. CONROTTE, M., España y los países musulmanes durante el ministerio de Floridablanca, Madrid, Real Sociedad Geográfica, 1909. Reedición en Sevilla, La Espuela de Plata, 2006. 20. JERFEL, K., “Les Soler de Minorque. Agents de la normalisation des relations entre l’Espagne et Tunis (1786-1828)”, BOUBAKER, S.; ÁLVAREZ DOPICO, C.I. (coors.), Empreintes espagnoles dans l’histoire tunisienne, Gijón, Ediciones Trea, 2011, pp.169-234. 21. GHAZALI, M., “Le cosmopolitisme dans la régence de Tunis à la fin du XVIIIe siècle à travers le témoignage des espagnols”,Cahiers de la Méditerranée, 67 (2003), pp.85-110. Y, “La Régence de Tunis et l’esclavage en Méditerranée à la fin du XVIIIe siècle”, Cahiers de la Méditerranée, 65 (2002), pp. 77-98. BENAFRI, CH., “Las relaciones entre España, el Imperio Otomano y las regencias berberiscas en el siglo XVIII”, Revue d’Histoire Maghrébine, 75-76(1994), pp.279-285. EPALZA.M.de; EL GAFSI, A., “Relations tuniso-espagnoles au XIX siècle: documents et synthèse”, Cahiers de Tunisie,101-102(1975), pp.183-216. VILAR, J.B., España en Argelia, Túnez, Ifni y Sáhara durante el siglo XIX, Madrid, IDEA, 1970. 22. Para el despliegue de la diplomacia española en el litoral norteafricano, PRADELLS NADAL, J., Diplomacia y comercio. La expansion consular española en el siglo XVIII, Alicante, Universidad de Alicante,1992. OZANAM,D., Les diplomates espagnols du XVIIIe siècle, Madrid, Casa de Velázquez,1988.

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Francisco Seguí (1804-1807) y Arnoldo Soler (1807-1816), además de una serie fluctuante de vicecónsules en otros puertos tunecinos23. El tráfico marítimo entre Cataluña y Túnez Como consecuencia de lo anterior se intensificaron las relaciones mercantiles entre ambas partes24, tal como se demuestra en el siguiente cuadro25

23. JERFEL, K., “Les Soler de Minorque”. GAFSI SLAMA, A.; EPALZA, M. de, “Texto sobre la llegada del cónsul general Francisco Seguí a la Regencia de Túnez (1804) y su correspondencia diplomática”, Awraq: Estudios sobre el mundo árabe e islámico, 22 (2001-2005), pp. 171-182. EPALZA, M. de, “Los Soler menorquines en el Mediterráneo islámico (Magreb y Oriente) y la expansión mediterránea de los menorquines (XVIIIXIX)”, Revista de Menorca, XXI (1980), pp.106-112. BILLEY, L., “Médecins français en Barbarie en 1816-1817. Incident autor de la mort du chargé d’affaires d’Espagne Arnoldo Soler”, Revue Tunisienne, 45-48(1941), pp.195-215. LOTH, G., Arnoldo Soler, chargé d’affaires d’Espagne à Tunis et sa correspondance 1808-1810, Tunis, Imprimerie Rapìde, 1905. 24. Para las relaciones mercantiles hispano-musulmanas en general, con atención a las hispano-tunecinas, entre 1767 y 1808, en MARTIN CORRALES, E., “Il comercio della Catalogna con il mondo islámico mediterraneo nel Settecento”, Islam. Storia e Civiltà, 1(1988), pp.35-52. Y, “El comerç de Catalunya amb els Països Musulmans al segle XVIII”, L’Avenç, 108(1987), pp. 26-33. 25. El marco cronológico escogido va desde la tregua hispano-tunecina de 1786 hasta 1807. La columna vertebral del cuadro se basa en la relación diaria de entradas y salidas (aunque estas solo ocasionalmente) publicadas por el Diario de Barcelona que comenzó a publicarse el 1-10-1792. En 1808, como consecuencia de la invasión de las tropas napoleónicas dejó de publicar durante un tiempo la relación de entradas del puerto de Barcelona. De ahí el marco cronológico elegido.

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CUADRO I

EMBARCACIONES LLEGADAS A BARCELONA DESDE LOS PUERTOS TUNECINOS, 1787-1807

Fuentes: Para 1793-1807, años en los que la información es completa, Diario de Barcelona. También en, MARTIN CORRALES, E., “Il comercio della Catalogna…”. Y, “El comerç de Catalunya”. C. A. G. 20 (2015) 163 - 184

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Para 1787-1792, la información es incompleta. Institut Municipal d’Història de Barcelona, Fons de Sanitat, series I a XI. VILAR, P., La Catalogne dans l’Espagne moderne : recherches sur les fondements économiques des structures nationales, Paris, SEVPEN,1962,t. IV, pp.106-120,151.

Como se observa, la evolución del comercio con la Regencia de Túnez estuvo muy vinculada a la coyuntura política de la época, en especial a las guerras que mantuvo la monarquía hispánica con Francia y la Gran Bretaña. La tregua de 1786 se concretó en un limitado impulso del tráfico marítimo de Barcelona con la Regencia tunecina. La guerra hispano-francesa de 1793 a 1795 favoreció el aumento del número de expediciones entre el puerto barcelonés y los de Túnez. El papel desempeñado por el pabellón galo en este tráfico fue sustituido por otros, especialmente por el español, como se verás más adelante. Pero el incremento más importante de este tráfico se observa entre 1797 y 1802, con motivo de la guerra hispano-británica. Por el contrario, durante la nueva guerra hispano-inglesa de 1804 a 1807, el tráfico que nos interesa decayó notoriamente. Seguramente influyeron en ese declive los vaivenes de la política internacional de la Regencia, en especial los enfrentamientos, aunque distintos en intensidad, con la Regencia de Argel, Rusia y otras potencias, que mermaron la actividad de las embarcaciones mercantes e, incluso, de las naves corsarias tunecinas. Y, por supuesto, las tensiones hispano-tunecinas a lo largo del período estudiado, en especial las tensiones de 1800 y años sucesivos26. 26. Un claro ejemplo en 1802, cuando el Comandante General de Cataluña envió al Presidente de la Real Junta de Comercio de Barcelona, la siguiente nota: “Habiendome manifestado el Vice-consul de S.M. en Túnez que acaba de llegar a este puerto, los fundados temores que tiene de que los tunecinos hostilizen a los españoles; lo aviso a V.S. para que haciéndolo presente a la Real Junta de Comercio, haga notorio a los capitanes y patronos que salgan a la mar que naveguen con las debidas precauciones”. La Junta comunicó la citada nota a los comerciantes de Barcelona, Diario de Barcelona, 11-5-1802. Para una visión de la política exterior tunecina, GUELLOUZ, A.; MASMOUDI, A.; SMIDA, M.; SAADOUI, A., Histoire Générale de la Tunisie, esp. 269-292. JERFEL, K., “Les Soler de Minorque”.

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En resumen, las dificultades de la guerra, en especial el bloqueo de las costas españolas por la armada inglesa entre 1797 y 1802, favoreció el tráfico hispano-tunecino en el que los arráeces tunecinos participaron en su calidad de pabellón neutral. Por el contrario, las dificultades españolas y tunecinas por separado y sus tensiones mutuas debilitaron el tráfico que nos interesa. En cuanto al origen de las naves llegadas a Barcelona desde la Regencia, se observa claramente que Túnez aparece como el puerto de procedencia más importante. Sin embargo, hay que tener en cuenta que para que las naves procedentes de los puertos de la Regencia tunecina fueran admitidas en los españoles, debían ir provistas de una Patente de sanidad firmada por el cónsul español de la ciudad de Túnez. En realidad, todo parece indicar que las naves cargaban en Bizerta, Susa, Sfax o en algún otro puerto tunecino27, a continuación se dirigían a Túnez por la patente de sanidad y desde allí zarpaban para la costa española. Es muy posible que el principal puerto de la Regencia en contacto mercantil con Barcelona fuera el de Bizerta, que era en realidad donde se cargaba buena parte de los productos que fueron desembarcados en Barcelona28. También hay que hacer constar la importancia de las escalas que hicieron en Barcelona las embarcaciones tunecinas “corsarias de escolta”29; sirva de ejemplo que en septiembre de 1799 llegaron a Barcelona cua27. En 1802 llegaron a Barcelona dos naves procedentes de Susa; en 1803, una de Sfax; en 1801, una balandra corsaria tunecino llegó “de la mar”. 28. Sirva de ejemplo, lo manifestado por el cónsul en Túnez, José Noguera a su superior: “He aprovechado de la ocasión de un barco catalán, que ha cargado en Bizerta y parte inmediatamente con destino a Barcelona, para repetir a V.E. lo que he tenido ya el honor de avisarle por medio del Patron Miró”, José Noguera a Pedro Cevallos, 1-9-1803. Archivo Histórico Nacional (en adelante AHN), Estado, legajo 6245. 29. Casi siempre se trató de goletas y jabeques, que se distribuyeron de la siguiente forma según los años: 1790, 2 (una de ellas entró “a tomar refrescos”), 1793, 1 (seguramente la misma que ese año salió “a la mar”); 1796, 1: 1799, 2: 1800, 2; 1801, 4 (una de ellas llegada “de la mar”); 1804, 1; 1807, 1.

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tro naves raguseas y una sueca procedentes de Túnez y escoltadas por dos corsarios tunecinos30. El Diario de Barcelona, la documentación de carácter sanitario y la bibliografía disponible hasta el momento, proporcionan escasa información sobre la salida de embarcaciones de Barcelona hacia los puertos de la Regencia31; peor aún, las noticias sobre si iban cargadas, o no, las naves tunecinas, corsarias o no, salidas de Barcelona son escasísimas32. Solo podemos establecer el cuadro II con 41 embarcaciones que salieron desde Barcelona hacia los puertos de Túnez. Túnez protagonizó también el tráfico marítimo desde Cataluña con destino a la Regencia. No está claro a qué se deba este hecho, aunque es posible que la capital de la Regencia fuera el lugar idóneo para obtener información sobre el conjunto del mercado tunecino; en ocasiones, Túnez fue una escala de una expedición que acababa en Malta, Esmirna y Estambul. En todo caso, son escasas las referencias a Bizerta y otros puertos tunecinos; también es deficitaria la información sobre el rumbo que tomaron los corsarios tunecinos al 30. Dos naves corsarias tunecinas llegadas a Barcelona en septiembre de 1799, iban dando escolta desde Túnez a Barcelona, a cuatro barcos raguseos y uno sueco que habían cargado en la Regencia. La nota publicada en la prensa es confusa, ya que habla literalmente de que acompañaban a “6 más y 5 transportes”, lo que podría tratarse de un convoy de 12 naves, cifra que no cuadra con la que ofrece el Diario para todo el mes de septiembre, Diario de Barcelona, 27-9-1799. 31. La prueba de que las cifras de salida de embarcaciones hacia Túnez son muy incompletas la tenemos en el siguiente párrafo de una carta enviada por el cónsul español en Túnez en 1802: “Han llegado once barcos catalanes buscando avas; han salido ocho y los tres que quedan ya están cargando, y entre todos llevan mas de 25.000 fanegas. Ayer llegó el primer buque mahones con bandera española; no ha venido aun a tierra el Patron”, Manuel Ventura Buzarán a Pedro Cevallos, 18-81802. AHN, Estado, legajo 6245. De momento, no incluyo estas naves en el Cuadro II por no tener la seguridad completa de que procedían de Barcelona, aunque lo más seguro es que así fuera en la mayoría de los casos. 32. Al contrario que las naves marroquíes y argelinas, que participaron en su calidad de neutral en el cabotaje entre los distintos puertos españoles en los períodos de guerra hispano-francesa e hispano-inglesa, las tunecinas apenas participaron en esta modalidad del tráfico.

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CUADRO II

EMBARCACIONES SALIDAS DESDE BARCELONA PARA TUNEZ, INCLUIDAS LAS NAVES DE PABELLON TUNECINO, 1786-1805

Fuentes: Diario de Barcelona, 1792-1807.

salir de Barcelona y de las naves mercantes de la Regencia que se dirigieron a puertos europeos, como Valencia, Marsella y Livorno33.

Naves raguseas, españolas y tunecinas protagonistas del tráfico En cuanto a las naves, patrones y capitanes que protagonizaron este tráfico, hay que decir que su participación se redujo a un corto número de banderas, destacando espacialmente las naves de pabellón español, raguseo y tunecino. Las naves españolas con 80 expediciones (casi el 33%), protagonizadas casi al 50% por catalanas y menorquinas, pudieron desbancar a las francesas del comercio hispano-tunecino que tradicionalmente habían controlado; así lo sugieren las 25 expediciones contabilizadas entre 1793 y 1795, años de guerra con el país galo. Finalizado el citado conflicto continuaron teniendo una presencia activa en este tráfico, como se demues33. En 1798 una polacra tunecina se dirigió hacia Marsella. En 1800, un místico tunecino salió para Livorno. En 1805 un pinque tunecino salió para Valencia.

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tra por las 14 expediciones detectadas en 1796 y las 23 entre 1802 y 1804, años en los que, en completa paz con todas las potencias, parecía que podía consolidar sus posiciones; sin embargo, las guerras con Inglaterra, 1797-1802 y 1804-1807, supusieron la casi completa desaparición de las naves españolas de los puertos tunecinos. Los citados enfrentamientos anglo-hispanos explican el papel destacado de las naves raguseas en este tráfico. De un total de 79 expediciones contabilizadas (casi el 33%), 57 se llevaron a cabo entre 1797 y 1802, período del primero de los conflictos citados. En suma, el pabellón raguseo desempeñó un importante papel en el tráfico de neutrales. Lo mismo sucedió, aunque en menor número de travesías, con el pabellón tunecino, ya que 32 naves de la Regencia participaron en la ruta hacia Barcelona, 24 de ellas entre 1797 y 180234. El resto de los pabellones no tuvo apenas importancia, interviniendo en su mayoría en el tráfico de neutrales. Por orden de importancia, fueron los siguientes pabellones : veneciano (10), inglés (8), sueco (8), sueco (8), francés (7), americano (6), imperial (5), genovés (2), danés (2), maltés (1), marroquí (1) y jónico (1). En el caso de las naves salidas hacia Túnez, de las 41 expediciones conocidas, 19 fueron protagonizadas por naves raguseas (13 de las cuales entre 1797 y 1802, años del conflicto anglo-español), lo que confirma el importante papel de este pabellón en el tráfico de neutrales. Le siguieron, pero a enorme distancia, las naves españolas: cinco expediciones, todas fechadas en los años de guerra con Francia y de paz con Inglaterra. El pabellón tunecino solo se registra en cuatro ocasiones, lo que es indicativo de lo incompleto de las fuentes en este aspecto, ya que es lógico que las embarcaciones de la Regencia regresaron a sus puertos. El resto se limita a la escasa presencia de los ingleses (3), imperiales (3), venecianos (2), 34. Aunque debe tenerse en cuenta que una parte importante de las embarcaciones registradas eran corsarias y no cumplían un cometido comercial.

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franceses (2), daneses (2) y malteses (1). Precisamente la participación de raguseos, venecianos, imperiales y malteses parece indicar que, además del tráfico de neutrales, que los puertos de la Regencia, y en especial Túnez, fueron escalas de navegaciones que iban más allá del Mediterráneo occidental (Malta, Esmirna y Estambul).

Importaciones catalanas e importaciones tunecinas Por lo que respecta a la carga de las embarcaciones, del total de 241 llegadas a Barcelona, ocho llegaron sin cargo35. De las restantes 233, solo desconocemos la carga en una de ellas. Por desgracia, en la mayoría de las partidas no se nos informa de la cantidad o volumen de los géneros que llevaban en sus bodegas. En todo caso, los granos fueron la carga que más frecuentemente aparece en la documentación utilizada. En el caso del trigo, llegaron a Barcelona 98 embarcaciones con este producto. De ellas, solo conocemos la cantidad del cargo en 50 ocasiones, que arrojan un total de 11.057 cahices, 42.710 cuarteras, 7.200 fanegas, 6.750 medidas y 3.000 minas36. La cebada, llegada en 47 naves, solo se puede contabilizar en 14 casos, con 3.140 cahíces, 6.494 cuarteras y 3.000 35. En lastre: 1797(1), 1802(2), 1803(1), 1805(1). Sin cargo: 1798(1), 1799(1), 1801(1). 36. El ritmo de la llegada de las 98 partidas fue el siguiente: 1789(1), 1791(2), 1793(5), 1794(6), 1795(13), 1796(13), 1797(4), 1798(2), 1799(9), 1800(10), 1801(4), 1802(18), 1803(5), 1804(4) y 1805(2). Habría que añadir dos partidas, una de harina (1794) y otra de sémola (1801). En el estado actual de la investigación renuncio a unificar las distintas medidas que reservo para posterior publicación. No siempre fue excedentario el trigo en Túnez. En 1805, y coincidiendo con un brote de la epidemia de peste, varias embarcaciones raguseas que llevaban trigo para Barcelona, fueron obligadas a venderlo en Túnez al mismo precio que tenía en Barcelona, la noticia en Diario de Barcelona, 24-4-1805. El trigo tunecino también llegaba a Palma de Mallorca y Alicante por esas fechas. Para Mallorca, JUAN VIDAL, J., “El abastecimiento cerealístico mallorquín procedente de la costa norteafricana durante el siglo XVIII”, Les Cahiers de Tunisie, XXVI (1978), pp.197-215. Para Alicante, GIMENEZ LOPEZ, E., Alicante en el siglo XVIII. Economía de una sociedad portuaria en el Antiguo Régimen, Valencia, Institución Alfonso el Magnánimo, 1981, pp.356-357.

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fanegas37. Entre junio y noviembre se publicaron en la prensa barcelonesa numerosos anuncios de venta de cebada de Túnez38. También tuvieron una gran importancia las habas, de las que llegaron 85 partidas, el mismo número que en el caso del trigo, aunque solo aparecen contabilizados 13 cargos, con 4.614 cahices, 2.600 cuarteras y 4.400 sacos39. Todo parece indicar que la menor atención a la cantidad de las habas llegadas a Barcelona se debió a que normalmente iba dirigida al consumo de animales; posiblemente el mismo destino que la mayor parte de la cebada y, sin ninguna duda, del alpiste40. Otros productos alimenticios fueron el aceite llegado en 19 naves, los garbanzos (6), los dátiles (3), atún salado (1) y cacao (1)41. También se encuentran algunas partidas de materias primas y pro37. Las partidas llegaron en los siguientes años: 1798(2), 1791(7), 1792(2), 1793(2), 1794(5), 1795(1), 1796(7), 1797(2), 1799(2), 1800(4), 1801(2), 1802(6), 1804(1), 1805(3), 1807(1). 38. “Hoy se empieza buen año y mercado, en la playa del mar, de una partida de cebada de Túnez, a 10 ½ pesetas la quartera”, 22-6-1802. “Se hace buen año y mercado de una partida de cebada de Túnez, de superior calidad, al precio de 10 ½ pesetas la quartera en el almacén de debaxo el puente de la calle de Carabasa, frente a las carnicerias”, 2-7-1802. El mismo aviso con algunas variantes (la quartera a subido a 11 pesetas) se repite el 21 de agosto, 20 septiembre, 11 y 27 octubre (cuando la quartera bajó de nuevo a 10 ½ pesetas) y 11 noviembre. Todas la noticias en el Diario de Barcelona. 39. Distribuidas según los siguientes años: 1789(2), 1790(1), 1792(1), 1793(4), 1794(3), 1795(6), 1796(14), 1797(5), 1798(6), 1799(12), 1800(4), 1801(3), 1802(14), 1903(6) y 1805(4). Pero ya vimos que sólo en agosto de 1802 al menos 25.000 fanegas de cebada fueron cargadas en Túnez para Barcelona, Manuel Ventura Buzaran a Pedro Cevallos, 18-8-1802, AHN, Estado, legajo 6245. 40. Alpiste: 1795, 1; 1799, 2; 1800, 2; 1801, 1; 1802, 1 partida de 1,500 cuarteras; 1803, 1; 1806, 1. En agosto de 1800 se anunciaba en Barcelona lo siguiente: “En el almacén de casa de Tamaro, calle de Mercaders, se ven alpiste (vulgo escayola) de Túnez al precio de 2 ½ pesetas el cortan. Por cortan y medio cortan”, Diario de Barcelona, 9-8-1800. 41. Aceite: 1794, 1; 1798, 5; 1799, 5; 1800, 1; 1801, 1; 1803, 1; 1894, 4; 1805, 1. Garbanzos: 1791, 1; 1795, 1; 1796, 2; 1799, 1; 1801, 1. Dátiles: 1798,1; 1803, 2. Atún: 1789, 1. Cacao (1800). En 1801 se vendía al público lo siguiente : “El que quiera comprar Datiles de Berberia, venidos de Túnez, buenos y de gusto, que se venderan a precio equitativo, en casa de este periódico darán razon de quien los tiene”, Diario de Barcelona, 24-4-1801.

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ductos para la manufactura: algodón (9), cera (6), esponjas (3), y con una sola partida, seda, pieles, pelo de cabra, goma, botada, anea, lana y zumaque42. Y unas aisladas referencias a manufacturas: jabón (4), acero y hoja de lata43. Para finalizar aparecen algunas partidas de mercaderías, comestibles, géneros y regalos sin más precisión44. Es muy posible que algunos de los productos citados hasta aquí, fueran reexportados desde Túnez, o que fueran productos obtenidos por el corso de la Regencia y remitidos a Barcelona. Por lo que respecta a la carga que llevaban las embarcaciones que salían de Barcelona con rumbo a Túnez la información disponible, aunque escasa, es reveladora del hecho de que el comercio español siempre fue deficitario con el Norte de África, saldándose la balanza comercial básicamente con plata amonedada. Del total de las 41 naves salidas, en 19 casos (casi el 50% del total) carece de información al respecto. En 10 casos se nos informa que las naves en “en lastre”, es decir, sin carga significativa. En diez casos, la prensa anuncia que la nave “Avisa admitir generos y pasaje”. Solo sabemos, al menos de momento, que una nave francesa salió hacia Túnez en 1786 con vino y otra menorquina en 1797 con el mismo destino con carga de ladrillos. Habrá que buscar en otro tipo de documentación noticias sobre la exportación desde Barcelona a Túnez45. En la segunda mitad del siglo XVIII las importaciones tunecinas de productos españoles (lana, hierro, textiles, coloniales, pro42. Algodón: 1799, 1; 1801, 6, una de ellas con 71 balas; 1803, 2. Cera: 1796, 1; 1799, 2; 1801, 2; 1802, 1; 1803, 1. Esponjas: 1801, 1; 1806, 1. Seda (1799). Pieles (1799). Pelo de Cabra (1799). Goma (1801). Botada (1801). Anea (1794). Lana (1803). Zumaque (1799). 43. Jabón: 1798, 2; 1799, 1. 1806, 1. Con una sola presencia, acero (1806) y hoja de lata (una partida de 7 cajas en 1799). 44. Marcaderias (1801), comestibles (1802, 2), géneros (1797) y regalos (1803). En 1787 un bergantín de guerra español llevaba la correspondencia oficial del consulado español en Túnez. 45. En Barcelona se fabricaba material bélico para la Regencia, desde donde se hizo un pedido de cinco mil fusiles, VILAR, J.B., “Relaciones comerciales hispano-argelinas en el período 1791-1814”, Hispania, XXXVI (1976), pp. 435-442, esp. pp. 437-438.

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ductos tintóreos y azafrán) eran una realidad, tal como lo testimonia una relación de 1786, que aseguraba que se introducían las siguientes mercancías : 500 balas, o unos 3.00 quintales, de lana “bien lavada” segoviana y leonesa, 2.000 o 3.000 quintales de hierro de Bilbao, 1.000 quintales de azúcar, 600 quintales de grana, 30 o 35 quintales de cochinilla, 10 o 12 quintales de azafrán de La Mancha, 50.000 piezas de sayas de seda, 3.000 docenas de pañuelos de Barcelona y, por último, alumbre de Cataluña46. Claro que se afirmaba que tales importaciones se efectuaban, a partes iguales, por intermediación de los judíos de los puertos de Marsella y Livorno47. A pesar de la pobrísima información disponible hasta el momento, es posible sugerir que una parte, no sabemos si fue más o menos importante, de tales productos llegaron a la Regencia directamente desde los puertos españoles, y como hemos visto, en embarcaciones hispanas. Alicante48, Palma de Mallorca y Cartagena 46. CONROTTE, M., España y los países musulmanes, pp.375-376. 47. CONROTTE, M., España y los países musulmanes, pp.375-376. En 1785 un viajero francés daba cuenta de las importaciones de productos españoles, vía Livorno y Marsella, en Túnez. En concreto se afirmaba que “les laines du pays n’etaient pas assez fines pour la fabrication des célèbres bonnets que les Tunisiens continuaient à vendre dans tout le Levant; ils étaient obligés de les faire venir d’Espagne et c`étaient les Provençaux qui les leur apportaient”; también notificaba que desde Alicante se comerciaba activamente con Túnez, MASSON, P., Histoire des Etablissements et du commerce français dans l’Afrique barbaresque, 1560-1793: Algérie, Tunisie, Tripolitaine, Maroc, Paris, Hachette, 1903, pp. 596-600. 48. El ya citado viajero francés por Túnez en 1785 que afirmaba que desde Alicante se comerciaba activamente con Túnez, MASSON, P., Histoire des Etablissements et du commerce français dans l’Afrique barbaresque, 1560-1793: Algérie, Tunisie, Tripolitaine, Maroc, Paris, Hachette, 1903, pp. 596-600. Sirva de ejemplo la información remitida por el vice-cónsul a sus superiores en la que daba cuenta de la satisfacción del Bey por hacer accedido el monarca español a enviarle “al maestro constructor, y demás oficiales”, así como que “espera que vengan con la primera ocasión se presentará para esta, que sin duda será del Puerto de Alicante de donde deven venir algunos Bastimentos con lanas”. Ignacio Buzaran a Mariano Luis de Urquijo, 10-1-1800. Posteriormente, en 1808, Arnoldo Soler comunicaba lo siguiente : “Ramadan Rais que manda el Felucon Tunecino, que en estos días ha llegado de Alicante cargado de Lanas, ha avisado el Baxà que en aquel Puerto le han hecho pagar un derecho para las provisiones que tomó. Como en los puertos de esta Regencia no se exigen de los Patrones Españoles derechos para las provisiones que necesitan, según está

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desempeñaron un papel en ese sentido49. Y como se infiere de la documentación aportada, también el puerto de Barcelona.

Los comerciantes protagonistas del tráfico Sobre los participantes en el tráfico que nos interesa no hablan mucho las fuentes consultadas. Pero es indudable que numerosos comerciantes catalanes se interesaron por el comercio con la Regencia. Fue el caso de los barceloneses Antonio Rosell y Bartolomé Soler, quienes en 1790 y antes de la firma del Tratado de Paz con la Regencia tunecina, dirigieron un memorial al Secretario del Despacho de Estado, Conde de Floridablanca, en solicitud de que se le concediera el servicio de correo oficial con Argel, Túnez y Trípoli: Varios comerciantes de esta Provincia han pensado establecer en otras ciudades de Trípoli y Túnez algunas factorías de consideración, las que darían crecidas cantidades y utilidad a beneficio del Real Erario y lo que les detiene es la falta de correo50 No parece que los negocios salieran como pretendían Rosell y Soler que prosperaran, el primero de los cuales viajó al menos en una ocasión a Túnez en 1791, “en donde no pudo conseguir otra proporción, sino de cerciorarse del Estado de aquella Regencia”51. especificado en el articulo 9º del Tratado de paz, me ha observado el Baxà que deben gozar las mismas exenciones los Tunecinos en España”, Arnoldo Soler a Pedro Cevallos, Túnez, 15-11-1808, AHN, Estado, legajo, 6246. 49. Por esas fechas se construían en Palma de Mallorca dos jabeques para la Regencia, mientras que algunos peritos navales de Cartagena trabajaban en Túnez, VILAR, J.B., “Relaciones comerciales”, pp.437-438. También se enviaron útiles para la fundición de cañones, tal como lo demuestra que el Baxá (Bey) estaba agradecido “por la deferencia de S.M. [el monarca español] en permitir se hagan aquellos instrumentos en la fundición de cañones que han pedido”, Arnoldo Soler a Pedro Cevallos, 214-1801, AHN, Estado, 6245. 50. Memorial fechado en 10-7-1790, dirigido al Conde de Floridablanca, Archivo Histórico Nacional, Estado, legajo 3601. 51. Carta fechada en 1-1-1791, AHN, Estado, legajo 3601.

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Sin embargo, Antonio Rosell continuó participando en los negocios en Túnez, aunque fuera fundamentalmente abasteciendo a los cónsules españoles allí instalados52. Aunque las noticias que tenemos de los consignatarios y armadores, es muy reducida debido a que el Diario de Barcelona solo informaba ocasionalmente de este tema, puede afirmarse que los más importantes comerciantes de Barcelona estuvieron vinculados a la importación de cereales de Túnez. Entre otros Valentín Riera y Compª53, Antonio Buenaventura Gassó, quien presidió la Real Junta de Comercio de Barcelona54, Romanyá55, José Antonieti56, Gibert Hernºs y Compª57 y Lázaro Barabino58. 52. En 1791, Antonio Rosell envió al cónsul Pedro Suchita “clavos, ropas de camas, papel, brasero, cañas y 1 cajon de azúcar de 4 qq y 2 arrobas, 1 barril de 1 qq de manteca de puerco, 1 bota de vino con 4 cargas, dos botas de vino de mas de 4 cargas cada una, 1 bota de vino de 8 cargas, 1 barril de malvasía, 1 arroba de chocolate”, todo ello valorado en 8.500 reales de vellón, Minuta de noviembre de 14-11-1791. En los dos últimos meses de 1791, nuevos envíos de “clavos, indianas, azúcar, manteca, una bota de vino de 4 cargas, catres, papel, 2 botas de vino con 4 cargas cada una y otras cosas, malvasía y chocolate”, Minuta nº 16, novbre.- dicbre 1791. En 1792, “3 retratos de las personas reales con el escudo de las armas, 1 barril flor de harina, 1 arroba chocolate, 12 pomitos dorados para canapés, 4 resmas papel de escribir, 1 careton ordenado de don Ventura”, todo valorado en 407 piastras. Hay que añadir el envío de “un Coche y pedreros y dos pipas de vino que vinieron de Barcelona”, aunque no sabemos quién los remitió, Minuta nº19, de junio a octubre de 1792. Las tres minutas en AHN, Estado, legajo 6248. 53. Le fueron consignados los 500 cahíces de trigo que el arráez tunecino llevó desde Túnez a Barcelona en julio de 1799. Un cargo de trigo, cebada y maíz en una polacra jónica en mayo de 1805; uno de aceite y jabón en un bergantín imperial en junio de 1805; dos cargos de aceite llegados en dos polacras raguseas en junio de 1805; otro de aceite en bergantín imperial en julio de 1805. 54. Le fue consignado el cargo de aceite y habas que la polacra tunecina del arráez Aggi Abdella, llevó desde Túnez a Barcelona en septiembre de 1799. 55. Le fue consignado el cargo de granos que un barco raguseo llevó desde Túnez a Barcelona en enero de 1801. 56. La carga de habas que un capitán raguseo llevó a Barcelona en 1802. 57. Cargo de habas a bordo de una nave imperial llegada a Barcelona en septiembre de 1804. 58. Consignatario de una nave de la que se ignora el pabellón y la carga en enero de1804.

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RELACIONES COMERCIALES ENTRE LA REGENCIA DE TÚNEZ Y CATALUÑA, 1791-1808

También es un indicador de la actividad mercantil el trasiego de pasajeros y correspondencia entre los puertos que nos interesan. Al menos ocho pasajeros que llegaron desde Túnez y Bizerta a Barcelona59. Mas importante es la aparición de algún que otro “sobrecargo moro”, esto es tunecino, en una nave ragusea que llegó a Barcelona en 1791 con cebada cargada en Susa. Y el tunecino Hamed Laguini, que llegó en otra nave ragusea en 180260. Algunos arráeces tunecinos tuvieron relaciones, más o menos intensas, con determinados comerciantes de Barcelona. En 1806, el arráez Aggi Abdalla hacia publicar en la prensa de la ciudad que todo aquel que quisiese ir de pasajero a Túnez o cargar para allí debía negociarlo con Gervasio Gironela, “su consignatario”61. No menos interés tiene el hecho de que en junio de 1799, llegara en una nave corsaria a Barcelona “señor Aggi Junes Ben Junes, Comisario de S.E. Ameida Baxà Bey de Túnez”. Posteriormente, en julio del mismo año, el mismo Aggi Ben Junes estaba al cargo de la nave tunecina de Soliman Rais, llegada de Túnez con 500 cahíces de trigo, que iban consignados a Valentín Riera y Compª62. Para concluir el comercio hispano-tunecino, se mantuvo vivo a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII, aunque con una importancia y continuidad variable. En las dos últimas décadas del Setecientos experimentó un importante impulso debido a dos factores. El primero, que en la década de los ochenta dieron comienzo las negociaciones entre el monarca español y el bey tunecino que, aunque no culminaron en la firma de un Tratado de Paz, hasta 1791, si permitió 59. Tres en 1789, uno en 1790, tres en 1791 y uno en 1792. En 1801 la prensa avisaba que el “Sr. Pedro Alexandro Reynard acudirá al despacho de este Periódico cuyo editor le dirá la casa de comercio que le entregara una carta recibida desde Túnez”, Diario de Barcelona, 12-9-1801. 60. Se trataba del bergantín ragueseo L’Alcide, del capitán Vincenzo Valmi, procedente de Túnez (de donde salió el 28-6-1802) y Mahón, donde hizo una cuarentena, tras la zarpó para Barcelona (14-7-1802), IMHB,Fons de Sanitat,Serie XI-6. 61. Diario de Barcelona, junio de 1806. 62. Diario de Barcelona, 21-6-1799 y 2-7-1799.

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un tráfico mercantil entre ambas partes, tal como se ha demostrado páginas atrás. El segundo factor estribó en las guerras en las que se vio envuelta España en la última década del citado siglo. La primera, contra Francia entre 1793 y 1795, que favoreció el que la flota mercantil hispana pudiera desalojar a la francesa del tradicional papel que desempeñaba en el tráfico hispano-tunecino. Ese mismo conflicto bélico y los posteriores con Inglaterra, 1797-1802 y 1804-1807, favorecieron el recurso al cereal tunecino, posible especialmente gracias a los pabellones neutrales (el más importante el raguseo como hemos visto, aunque también hay que destacar al tunecino). Como el conjunto del comercio hispano-musulmán, el comercio hispano-tunecino fue para España básicamente un tráfico de importación, en especial de trigo. Las exportaciones a la Regencia nunca tuvieron la misma importancia, lo que nos indica que estamos hablando de una balanza comercial negativa para la parte española, que no pudiendo compensarla con una balanza de pagos favorable, se vio precisada a compensarla en todo momento con la salida de plata amonedada, los pesos fuertes españoles. Aunque no faltó la participación de comerciantes tunecinos en estos intercambios, con la fugaz aparición de algunos de ellos en puertos españoles, los que más destacaron en este tráfico fueron los españoles (comerciantes, capitanes y patrones) que frecuentaron con cierta asiduidad los puertos tunecinos en los que pudieron contar con el cónsul instalado en Túnez y vicecónsules en Bizerta y algún otro puerto. Sin olvidar el importante papel jugado por las embarcaciones de pabellón neutral en este tráfico. En resumen, las relaciones hispano-tunecinas de fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX fueron mucho más importantes de lo que se había pensado hasta la fecha, quedando mucho trabajo de investigación que hacer para desvelar sus debidas proporciones.

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