Regiones, espacios e hinterland en la independencia de Venezuela. Lo espacial en la política de Simón Bolívar

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Descripción

Regiones, espacios y hinterland en la independencia de Venezuela. Lo
espacial en la política de Simón Bolívar[1]


Michael Zeuske

publicado/ published/ publiziert: Zeuske, Michael, "Regiones, espacios e
hinterland en la independencia de Venezuela. Lo espacial en la política de
Simón Bolívar", en/ in: Revista de las Américas. Historia y presente (RAs),
Número 1, Valencia (primavera 2003), S. 39-58.






Simón Bolívar (1783-1830) es el hombre paradigmático de discursos
continentales, espacios míticos e ilusiones héroicas – como "América". Ese
genio del concepto romántico de libertad, que por supuesto hoy sería
interpretado como "liberal",[2] también fue un hombre paradígmatico de una
nación retórica, así como suele ser visto como "fundador de naciones" y hoy
más que nunca como símbolo de la nación venezolana.[3]
Bolívar, a pesar de muchos errores y concepciones cambiantes, era un
hombre que como líder de un movimiento nacionalista tuvo que ser realista,
en el sentido de tratar de reconocer correctamente -en relación con las
posibilidades epistemológicas de aquel entonces y con sus propios intereses-
las estructuras, procesos y los motivos de los hombres que lo rodeaban.
Era un actor real, como lo concibió François-Xavier Guerra.[4] Era miembro
de la élite oligárquica, lider nacionalista e ideólogo liberal a la vez.
Como actor real y realista -en el sentido epistemológico- supo que primero,
y a pesar de que en ambos lados de la contienda se encontraron hombres que
eran influidos por la ideología del liberalismo naciente, hubo que
solucionar el problema del poder. Pensaba también que tendría que fundar
primero el Estado, y después un cuerpo social especifíco, que en aquel
entonces se comenzó a llamar "nación". Como decia François-Xavier Guerra:
"Se ha dicho a veces que en la América hispánica el Estado había precedido
a la nación. Mejor sería decir que las comunidades políticas antiguas
-reinos y ciudades- precedieron tanto al Estado como a la nación y que la
gran tarea del siglo XIX para los triunfadores de las guerras de
Independencia será construir primero el estado y luego, a partir de él, la
nación moderna".[5]
Para construir este Estado independiente que imaginaba Bolívar, ya en
el proceso de la lucha por el 1812-1820, tuvo que enfrentarse de una
estructura geográfica, espacial y territorial (en el sentido de entidades
"naturales" definidas por las élites locales). En cuanto al primer aspecto,
supo bien claro aprovecharse táctica como estratégicamente de las regiones
naturales-históricas de la Tierra Firme (lo que más tarde sería la "Gran"
Colombia, Venezuela y la nueva vieja Nueva Granada). Generalizando mucho,
se puede decir, que la revolución aristocrática de 1810 a 1812 se basó en
ciudades, la revolución militar de 1813 a 1814 también en ciudades -pero
menos-, la revolución democrática de 1816 a 1819 en el Caribe y los llanos;
la campaña militar final de 1819-1821 (1824) en los llanos (Páez), así como
en los recursos de la parte central de la Nueva Granada, más tarde en los
recursos de Caracas y la parte oriental de Venezuela. El los escritos de
Bolívar ni aparece la palabra "región", ni mucho menos el concepto. Pero
Bolívar era un actor que sentía las estructuras dadas, no las analizó
mediante la ciencia, aunque a veces citaba científicos, como, por ejemplo,
Humboldt en la "Carta de Jamaica",[6] pero si sentía las estructuras por
experiencia y memoria cultural. En el segundo sentido tuvo que enfrentarse
muchas veces con las élites que habían definido sus regiones como sus
espacios de poder, con el localismo, con el nativismo, también de las
clases populares, o reconocerlos tácitamente.
En nuestro texto vamos a hacer hincapié en tres ejemplos claves.
Nuestro concepto de región y de "las Venezuelas" en lo estructural lo
tomamos de Germán Cardozo[7] y de Arlene Urdaneta;[8] lo de una región como
territorio o espacio de poder percibido y definido sólo por las élites (y
no por las llamadas "clases subalternas" o "populares") es nuestro.[9] Ese
tipo de espacio, digamos mediano-interno, de los grandes patterns (que en
las historiografías actuales son claramente "nacionales" o "imperiales")
-natural y/o político- faltaba hasta ahora en los grandes trabajos, en las
nuevas narrativas magistrales de las independencia americanas.[10]

Lucha y fracaso por enraizar la independencia oligárquica en la región
central-Caracas/Puerto Cabello/Valencia, 1810-1814


En la lucha por definir la provincia de Caracas -o Venezuela- como
Estado, República de Venezuela y "nación" oligarquica, mantuana y blanca y
así mantener el contról de la Capitanía General sobre las otras provincias
de la llamada Tierra Firme en tiempos caóticos, Bolívar jugó un papel
importante (misión a Londres, Miranda,[11] Puerto Cabello), pero al fin no
central hasta 1813. En Caracas, el intento de una independencia élitista
con formas de representación "modernas" nunca tuvo una base sólida y
popular de sectores mulatos o "pardos"[12] -que era la mayoría de la
población-, como por ejemplo en Cartagena de Indias; nunca hubo una
alianza, aunque temporal, entre las oligarquías de Caracas, así como de
otras centros del occidente y los sectores de pardos libres urbanos; los
intentos de José Félix Ribas quedaron una excepción.[13]
Bolívar y su grupo[14] eran los actores de algo que se podría llamar
un intento de una dictadura constitucional de jóvenes oficiales milicianos
en la llamada "II República" 1813-1814. Era una dictadura que se basaba en
una nueva generación de oficiales jóvenes de las milicias criollas. A este
grupo pertenecieron pocos militares de carrera. El grupo tenía una
concepción muy radical de lucha militar ("guerra a muerte", 1813[15]), así
como un fuerte conservadurismo social. Además utilizaban medios de
comunicación y una retórica política liberal muy al tanto, es decir
"moderna" a la luz del lenguaje de las formas especificas de la adaptación
de las ideas en Venezuela a la modernidad "atlántica" después de 1789
(contactos de los jóvenes con el grupo de ilustres alrededor de Francisco
Javier Ustáriz[16]) y del año 1812. Eran liberales, pero no los liberales
de las Cortes de Cádiz, sino liberales radicales de Caracas.
Espacialmente el grupo se basó en cuatro ciudades, además de Caracas:
La Guaira, Valencia, Barcelona, Cumaná. Eran ciudades ya casi sin regiones
de hinterland (el término "hinterland" en alemán también tiene el sentido
de contról de recursos). La nación soñada[17] de los patriotas se redujo
así a tres o cuatro ciudades entre Caracas y Cumaná. La "nación por el
discurso" que soñaba con el continente entero, es decir, en lo teórico
gigantesco, se basó en la realidad en espacios chiquitos que eran gérmenes
posibles de Estados reales, como el famoso "Estado de Oriente" de Mariño
que Bolívar en 1813 era dispuesto de aceptar.[18] Esta base, tan pequeña a
su vez, era parcializada en diferentes espacios de poder. A finales de 1813
Bolívar describe abiertamente los conflictos entre los diferentes "centros
de poder" en cuanto a espacios geográficos, políticos y culturales,
definidos por las élites como "su" región: "Harto sensible me han sido las
desavenencias ocurridas entre el General del Oriente [Mariño] y la Isla de
Margarita...".[19] Bolívar sigue en la carta a Mariño: "El pueblo de la
Isla de Margarita y el Coronel Juan Bautista Arismendi me dirigieron sus
oficios, interesándome vivamente a que interpusiera mi mediación con V.E.
sobre las últimas desavenencias ocurridas con la Isla de Margarita en
cuanto al reconocimiento de un centro de poder".[20]
Bolívar sabia muy bien que si estallaba la lucha entre las pocas
élites criollas de patriotas -como entre él y Santiago Mariño, que
practicaba un tipo de alianza con los sectores mulatos-[21], nunca podría
haber "nación", ni inventada, ni soñada, ni imaginario según las reglas de
las élites de aquel entonces, ni real, o "patria". Por eso Bolívar, a pesar
de estar siempre muy interesado en representaciones constitucionales,
estaba dispuesto a parar hasta el proyecto de gobierno, "dictatorial" en el
sentido romano: el proyecto provisorio de gobierno de Francisco Javier
Ustáriz.[22]
Bolívar imaginaba el proceso de formación de una "nación" en términos
mucho más cortos de lo que en realidad ha pasado; esto es algo normal en
políticos que también son ideológos y líderes de luchas que se basan en
alianzas. Las tropas de oficiales españoles y soldados criollos, la
hostilidad pasiva de las oligarquías criollas de casi todas los centros
urbanos y el ataque de los alrededor de 40.000 llaneros de José Tomás Boves
y Tomás Morales eliminaron con cierta facilidad de sus estrechas bases
urbanas y costeras a los patriotas elitistas, con sus pequeños "ejércitos"
de milicias blancas y pocos milicianos "pardos" y "morenos", porque estos,
en su mayoria, lucharon por la causa del rey.[23]
El espacio definido tanto por las élites imperiales como locales, la
provincia de Caracas, no fue el espacio de base de la independencia; esto
es una invención de las élites caraqueñas de los años veinte del siglo XIX,
que retomaron los esfuerzos de modernización de las ideas de algunos de sus
más "ilustres" miembros antes de 1812 y utilizaron la fama de las recién
publicadas obras de Alejandro de Humboldt sobre Venezuela.[24]
A los llaneros de Tomás Boves,[25] muerto en diciembre de 1814, siguió
la expedición de Pablo Morillo,[26] anunciando así -por la atención
negativa- que la élite imperial veía las insurrecciones en Venezuela como
las más peligrosas, tanto las oligarquícas como las populares
-"insurgente(s) de otra especie"-, y trató de controlar la región
caraqueña.[27] Por eso Bolívar, después de una corta fase de repetir lo de
1812, esto es, ir a Cartagena, Nueva Granada y buscar tropas criollas
utilizando una retorica de americandad, unidad y centralización,
antiutopica y antifederalista,[28] eligió, tuvo que eligir, al Caribe
(Curazao, Jamaica, la república de Haití bajo Pétion, otras islas) como
espacio y base de operaciones. No sólo se basó en islas -o tierra- sino,
verbigracia, en la mar, en barcos de capitanes contrabandistas: más bien en
una cultura mestiza, hibrida, de marineros, aventureros, huidos,
eslavistas, corsarios, en su mayoría negros y mulatos.[29] Los exponentes
de esta cultura del "Caribe negro" llegaron a ser Manuel Piar[30] y Louis
Brion,[31] de Curazao.

La "hinterlandización" de la revolución de independencia en Guayana y la
lucha por una región propia contra una concepción "parda", popular y
caribeña. Angostura, 1816-1819


Con esta base caribeña, Bolívar se lanzó a reconquistar otra vez "su"
región. La base "negra", caribeña, era absolutamente anormal para un
mantuano caraqueño, tanto como la alianza lejana, es decir, distante de
Caracas, con Alexandre Pétion,[32] un militar y presidente mulato: "Esta
alianza ha abierto los ojos del país acerca de los verdaderos designios de
los líderes insurgentes y cambiado esencialmente la naturaleza de la
contienda".[33]
Todavía en la obra de Humboldt se hallan los vestigios de este "Caribe
negro", cuando Humboldt escribe en su Ensayo sobre la isla de Cuba que teme
la fundación de una "Federación africana de los Estados libres de las
Antillas"[34] si no fuese abolida la esclavitud. Bolívar empezó a mobilizar
el "Caribe negro" para la liberación de Venezuela. Primero pidió que los
líderes de la cultura marítima aceptasen esta base anormal en Los Cayos de
Haití y de los líderes del Oriente de Venezuela en Margarita. Sólo después,
en Carúpano, empezó a tomar en serio la "liberación" –regional- de los
esclavos ("A los habitantes de Río Caribe, Carúpano y Cariaco", Carúpano, 2
de Junio de 1816).[35] A pesar de esto, los intentos de "liberar" manu
militari a Caracas, 1816-1817, fueron un fracaso rotundo. Sobre todo por la
enemistad de todos los grupos sociales grandes: las oligarquías, las
llamadas "castas" urbanas, canarios, esclavos, llaneros, de españoles o
militares en servicio del rey ni hablar.
La región de Caracas/La Guaira, Valencia y Puerto Cabello había sido
descrita por la pluma de Alexander von Humboldt en sus diarios y en su obra
maestra Relation historique (o Voyage au Nouveau Continent) como centro de
la colonia.[36] Con ello, el prusiano le dio cierta centralidad "atlántica"
a la región; esta centralidad estuvo también presente en el pensamiento
estratégico de Bolívar, por los menos hasta 1817, y otra vez en 1818,
después de la tercera batalla de la Puerta, antes de la rochade
desesperada, pasando por los Andes hacia Bogotá. Pero en 1817 sus amigos y
"compatriotas" de Caracas, es decir, los representantes de la oligarquía
caraqueña, le dan una rotunda negativa: ya no querían participar en ninguna
"causa", como aparece en las cartas de Bolívar a Martín Tovar Ponte ("Ya
tenemos a Guayana libre e independiente")[37], al Marqués del Toro y al
hermano de éste, Fernando Rodríguez del Toro.[38] En el fragmento de carta
"Al General Francisco Rodríguez del Toro, Marqués del Toro", de 6 de agosto
de 1817, un día después del "Manifesto de Bolívar a los pueblos de
Venezuela [...] relativo a la conducta del General Manuel Piar",[39]
Bolívar se refiere a la posición estratégica de Guayana: "Esta Provincia es
un punto capital, muy propio para ser defendido y más aun para
ofender...".[40]
Sin la "hinterlandización" de la revolución de independencia en
Angostura y Guayana 1816-1819, así como -al mismo tiempo y en el propio
campo- el enfrentamiento con el general mulato Manuel Piar en la segunda
mitad del año de 1817, concretamente por los recursos de las misiones de
Caroní, no hubiese sido posible, ni la estrecha realidad de la victoria
militar de 1819 o la de 1821.[41] Esta región era fundamental para la
instauración de la "República de Angostura", aunque el espacio republicano
definido como tal iba mucho más allá, para el reconocimiento, siquiera
informal, de parte de los grandes poderes y para la independencia de
España.[42] Este espacio básico de la independencia no era ya una región o
una provincia definida por sus élites, o por Bolívar y sus oficiales
criollos, como José Félix Blanco, o por extranjeros; sino más bien, primero
por los monjes capuchinos, y después de la matanza de éstos, por una
alianza de guerrilleros/corsarios caribeño-atlánticos-llaneros, como
Mariño, Manuel Piar, Gregor McGregor,[43] Juan Bautista Bideau,[44] Louis
Aury,[45] Brion,[46] Ducoudray Holstein,[47] Bermúdez, Arismendi, Monagas,
Zaraza, Rojas, Barreto y Sedeño.
Entre 1816 y 1818, fuera de "su" región central y mantuana, Bolívar
tuvo que proclamar todas las medidas que, fuertemente discutidas, como
tales y en sus consecuencias,[48] fueron los elementos de una revolución
social en el interés de otros colectivos de las Venezuelas: los
esclavos,[49] los pardos,[50] los milicianos hecho militares con nuevos
grados, el corso revolucionario,[51] los indios, la tierra,[52] comercio
libre, el secuestro de las élites urbanas.[53] Todo eso para poder definir
esta región como "republicana" y controlarla de hecho por parte de los
bolivarianos. El centro de estas medidas y, por lo tanto, el eje espacial
de la independencia como revolución social, se halla en Guayana. Un poco
antes Bolívar tuvo que permitir que Santiago Mariño, algunos representantes
de las élites criollas del Oriente y oficiales pardos participasen en los
intentos de definición de nuevos espacios de poder (Congreso de San
Fernando de Cariaco).[54] También estaba dispuesto, hasta finales de julio
y comienzos de agosto de 1817, a ofrecerle a Piar el segundo rango en la
jerarquía militar de los patriotas. Contra los intentos de Manuel Piar
(conflicto racial entre "castas" y competencia de militares), así como de
Santiago Mariño (conflicto territorial entre élites criollas), de eliminar
los "cuatro mantuanos",[55] es decir, el resto de las élites caraqueñas del
liderazgo de la guerra, tuvo que utilizar el fusilamiento del representante
de los pardos, matando así, desde su perspectiva, dos pájaros de un tiro.
Prácticamente el liberal Bolívar actuó como las élites liberales
imperiales en Cádiz: impedir la participación de las "castas pardas" en la
definición de los nuevos espaciós públicos grandes e importantes.[56] Si
los liberales gaditados utilizaron la Constitución para eliminar las
"castas pardas" como ciudadanos en un imperio "nacional" a ambos lados del
atlántico, Bolívar utilizó la violencia para impedir que los "pardos"
dominasen a los criollos aristocrático-liberales en un movimiento
nacionalista regional. Sólo así pudo solucionar el problema de la
dominación del espacio y del contról de los elementos militares populares,
los "pardos". Puso su alianza de oficiales y corsarios caribeños, de
soldados negros e indígenas, reforzado por muchos oficiales y tropas
europeos[57] -es decir, otra alianza caribeña atlántica europea-, contra
sus opositores. Además inventó el mito de un Estado napoleónico en las
selvas del Orinoco, con su Estado mayor y Consejo de Estado, y utilizó
todos los discursos y textos sagrados de los liberales: la famosa
constitución de Angostura,[58] la primera textualización del liberalismo
atlántico después de Cádiz 1812, llena de mitos e ilusiones heroicas, de
romanos, griegos, y el periódico Correo del Orinoco. Utilizó la fama de su
nombre para recibir armas de los funcionarios ingleses, contrabandistas-
esclavistas americanos[59] y comerciantes daneses o alemanes, que por
supuesto también eran contrabandistas.[60] Además supo utilizar
perfectamenta la posición real de la ciudad de Angostura para dominar los
llanos del hinterland de Venezuela. Al final, buscó activamente la alianza
con los llaneros del Apure, no sin establecer un contról de oficiales
criollos entre el Apure y el Casanare bajo Francisco de Paula Santander. En
esta alianza con José Antonio Páez Bolívar tuvo que reconocer, desde el
comienzo, que Páez era jefe de "su" región en el Apure y "su" gente, aunque
formaban oficialmente partes del ejército bajo el mando de Bolívar.[61] Así
se formó la estructura básica de un nuevo Estado independiente en el
hinterland de la Tierra Firme, con los pilares Angostura y San Fernando de
Apure. Sus medios de comunicación eran movimientos rápidos con caballos y
canoas. Bolívar pudo asegurar este nuevo Estado a base de la región de
Guayana y el hinterland de Angostura sólo con la vitoria militar en la
Nueva Granada, que él hizo su nuevo centro para fundamentar la corriente
continental de la independencia. Para liberar a su región patria, que ya
no quería como "suya", nececitaba todavía el apoyo de Páez y la región del
Apure, así como hemos dicho, los recursos de la parte central de la Nueva
Granada y de otras regiones de Venezuela.

En busca de una nueva región central. la verdadera "revolución" de Caracas


Ya con la victoria de Boyacá (1819), pero más aún con la victoria de
los patriotas en Carabobo (1821), las partes más influyentes de propias
oligarquías criollas de Maracaibo,[62] de Coro,[63] pero también de
Caracas, Valencia y los otros viejos centros coloniales, tuvieron que
adquirir precipitadamente, por lo menos oficialmente, el modelo centralista
y continental de los militares bolivarianos. Aún mucho más harto les
resultó aceptar la cultura militar de los guerreros después de que algunos
estos habían vivido casi diez años bajo los condiciones de una campaña
militar continua.
Formalmente fueron obligados a aceptar en sus recintos espaciales las
retóricas, culturas y formas políticas modernas de una "república
centralista" y una constitución ligeramente unitaria. La constitución de
Cúcuta (1821)[64] constituyó en el territorio de la vieja Capitanía General
legalmente tres territorios bastante iguales, Zulia, Venezuela y Orinoco,
hasta que en 1824 se formó un cuarto territorio con el nombre Apure; con un
nuevo centro lejano, Bogotá. Eran espacios definidos por las élites
surgidas en la guerra. Pero no fue solamente esto. La organización
departamental de Cúcuta y, por lo tanto, de la Gran-Colombia, fue en lo
militar una división del territorio de la vieja Capitanía general entre los
generales más ambiciosos e influyentes (Bermúdez, Páez y Mariño). En lo
civil -y esto nos parece lo más importante- fue el intento de solucionar el
viejo problema de la participación de las oligarquias regionales, tanto
viejas, sí habían sobrevivido, como nuevas. Esto fue tanto más importante
para ganar el apoyo de la oligarquia maracaibera[65] que estaba muy
consciente de su posición estratégica no solamente comercial sino también
política en cuanto a nuevos intentos de reconquista royalista. Pero
mediante una relativamente rápida integración de importantes jefes
militares en el "frente caraqueño" y por la simbiósis con el robusto
caudillismo regional de Páez, las oligarquias del viejo centro Caracas
lograron estrangular el centralismo bolivariano, al cual le faltaban las
bases económicas y sociales, y las más importantes reformas sociales de los
bolivarianos. Lo que hasta ahora apenas se ha analizado es el hecho de que
la Gran-Colombia fue un serio intento de solucionar los problemas
regionales mediante una nueva entidad política que diera iguales derechos a
las élites de Caracas, de Cumaná y de Maracaibo, es decir, del Occidente,
Centro y Oriente venezolano, así como a otras élites, y participación en la
definición de nuevos espacios de poder.
Durante un tiempo, hasta 1824-1826, las tropas realistas continuaron
representanto un peligro militar en los territorios continental-americanos,
lo que permitió un consenso mínimo, como la Constitución de Cúcuta, aunque
los cambios territoriales ya en 1824, con el aumento de departamentos,
demuestran la fragilidad de este consenso. A partir de 1825 el consenso
empezó a disolverse.
Con "La Cosiata" y el reconocimiento de Páez por parte de Bolívar,[66]
en el 1º de enero de 1827, Caracas recuperó su posición de región central
en la Venezuela republicana y grancolombiana.[67] La siguiente "revolución
de 1830", con la refundación de Venezuela como territorio político
independiente, fue la única "revolución" exitosa de la oligarquía de
Caracas-Valencia, que ya no era la oligarquía tradicional.[68]
A pesar de que los actores de la oligarquía se vieron obligados por un
tiempo a aplicar la retorica continental bolivariana ("América"), y a
impulsar una política de endiosamiento y culto al heróe[69] -con cierta,
pero no decisiva reticencia por parte de Bolívar-, esto terminó desde 1828
con los resultados poco satifactorios de la convención de Ocaña.
En favor de la actitud ahora también básicamente "liberal" -aunque se
empezó a llamarla "conservadora"- de las oligarquías se encuentra el hecho
de que debajo del nivel de la ideología continental no existía ninguna base
mental, estructural y económica para un centralismo serio, y el centralismo
ejercido desde Bogotá en la Gran-Colombia puso en peligro la dominación del
centro Caracas, ya alcanzada en la colonia, y perjudicó también a los otros
departamentos venezolanos.
A partir de 1827 tanto los restos de las antíguas oligarquías como las
nuevas élites políticas y los caudillos de la Independencia, detrás de la
figura fuerte de José Antonio Páez, apuntaron a la destrucción de la Gran-
Colombia, la liquidación de los bolivarianos y la formación de un proyecto
propio de una "nación venezolana" dentro de las antiguas fronteras
coloniales de la Audiencia colonial y bajo el liderazgo de Caracas.
Llevaron la Relation historique de Humboldt -también conocido como Viaje a
las regiones equinocciales del Nuevo Continente- como manual espiritual en
sus cabezas.
Por fin, después de 1830, aparece el nombre de "Venezuela" con los
atributos discursivos más importantes de un Estado según las nuevas reglas
de la modernidad en las mapas de Sudamérica: territorio, capital,
constitución, limites administrativas internas y fronteras externas, aunque
en verdad no fueron muy bien ni conocidos ni definidas, presidencia y armas
nacionales. Con los trabajos geográficos de Feliciano Montenegro Colón, y
sobre todo con la labor de Agustín Codazzi, se insertó a esta nueva
Venezuela -que eran más bien "Venezuelas"- más y más en los mapas de la
modernidad. Pero a pesar de la fijación discursiva creciente, fueron más
bien construcciones simbólicas y geográficas de elementos de una identidad
nacional discursiva por hacer,[70] alrededor del viejo centro colonial, que
temía perder su centralidad ; aunque como tales, fueron de suma importancia
para la nueva fase en el desarrollo de la nacionalidad venezolana.
Pero esto no fue, como todos sabemos, el fin "héroico" de la empresa
independentista: las luchas por la integración y la participación de los
grupos humanos y de las regiones en la nueva entidad política se alargaron
por lo menos hasta 1870, cuando empezó una nueva etapa tras más de medio
siglo de instabilidades de todo tipo. A partir de 1830, la todavía
debilidad de la oligarquia caraqueña y la mínima fuerza atractiva del
centro del país en lo económico, dio lugar a cuarenta años de "autonomías"
regionales. Es la clave para entender el problema del federalismo en la
historia venezolana del siglo XIX, y más allá.[71]
Para enfrentarse a José Antonio Páez en 1826-1827, Bolívar eligió una
región como base cuyas élites eran por lo general y por tradición
(colonial) las más interesadas en su proyecto genuino de una "nación"
(inventada), que se basaba en un nuevo espacio grande llamado Gran-
Colombia.[72] No tanto por la "nación" misma, sino más bien por la posición
estructural y comercial dentro del nuevo territorio definido por los
bolivarianos. Era Maracaibo. ¿Por qué? ¿Por qué a finales de 1826, en
Cúcuta, regresando por primera vez después de mucho tiempo a su tierra
natal, el Libertador no se dirigió directamente a Caracas, tomando el
camino por los Andes? Al contrario, Bolívar tomó el camino de agua, río
Catatumbo abajo: Maracaibo, Coro, Puerto Cabello. Primero, por motivos
militares: el 22 de noviembre de 1826 el general Briceño había llegado a
Puerto Cabello; la guarnición y la marina de Puerto Cabello le habían
entregado el mando de la plaza militar más importante al suegro de
Bolívar.[73] Bolívar contaba en estos días con la pesadilla más temida por
las élites liberales americanas, la "guerra de colores", es decir, "guerra
de razas": "La guerra del Oriente la hacen gentes de color puro y, por lo
mismo, no hay duda de su objeto".[74]
En la carta a Santander Bolívar dice sobre Maracaibo: "Hoy continuo a
Maracaibo. Por las noticias que tengo de allí parece que está tranquilo, a
pesar de que no han dejado de haber sus grititos por federación y después
sabe que Dios lo que pedirán".[75] Es decir, también, en Occidente, en el
Zulia, Bolívar no esperaba una guerra de razas sino temía más a las élites:
"dicen que son muy patriotas: se entiende, los que hacen contrabando" [es
decir los comerciantes, M.Z.]. El resto del pueblo lo creo tan godo como
antes. Ni aun por mi llegada se acercan a verme, como que sus pastores son
jefes españoles. Yo creo que si los españoles se acercan a estas costas,
levantarán 4 ó 5.000 indios es esta sola provincia".[76] Es decir, en
cuanto a la provincia de Coro, como en todo el Occidente, Bolívar creía que
la élites, a pesar de "grititos de federación" en Maracaibo, sacaban
provechos de la posición de "sus" espacios dentro de la estructura
territorial y económica de la república de la Gran-Colombia y del régimen
concreto reinante. Mientras el "resto del pueblo" para él se comportaba
indiferente y la población indígena era hóstil a la independencia.
En cuanto a la definición de su tradicional espacio de poder y de la
posición estratégica de este espacio en la Tierra Firme, la oligarquía de
Maracaibo era una élite regional y hasta local.[77] En el sentido de
adhesión al proyecto bolivariano de una Gran-Colombia se hizo de repente
una élite muy "patriota", casi se puede decir, hasta cierta punto
"centralista". Hasta le apoyó a Bolívar y Urdaneta en la "última dictadura"
de Bolívar. También era federal. Algunos notables de Maracaibo se
pronunciaron por conflictos internos por la federación, pero en total los
maracaiberos eran federalistas para evitar cualquier intervención de otra
élite en el territorio definido por la élite maracaibera como "suyo". En
este sentido, la élite de la provincia de Maracaibo era federal, pero
enemiga de la élite de Caracas-La Valencia -y de Bogotá, por supuesto-, que
también se pronunció como federal, pero federal de otro nivel.[78]
En el fondo Bolívar, Urdaneta y otros patriotas interesados en el
proyecto grancolombino, utilizaron la provincia como base para su política,
o su empresas militar de defender la Gran-Colombia porque conocían el
interés de las élites marabinas en la centralidad estructural de su
provincia en el Estado bolivarinano y su enemistad hacia Caracas, como
también el autonomismo mayor, el del Oriente venezolano en 1830-31.[79] En
las luchas por la federación y la separación de "Venezuela" de la Gran-
Colombia, la provincia territorialmente definida, como toda la región
histórica de Maracaibo,[80] perdieron esta centralidad.


Construir un espacio mítico de revolución con el nombre "nación"


"Venezuela" como espacio de la revolución de independencia es un mito.
Era más bien un apellido mítico de nación inventada ("Nación Venezuela").
Hubo diferentes espacios -en el sentido de un espacio definido por su élite-
a lo largo de la cronología del proceso que participaban y otros que no
participaban, así como terceros que en un tiempo participaron y en otras
etapas no participaron, como la provincia de Caracas, que entre 1814 y 1821
estaba totalmente out. En cuanto a lo espacial definido
instititucionalmente por una municipalidad y un cabildo -o una Constitución-
, ninguna de la provincias del antiguo territorio colonial de la Capitanía
General participó como espacio "patriota" en el proceso de 1810 a 1821. El
concepto centralizante de "la" o "una" independencia como un proceso
"continuo de revolución" o "nuestra revolución féliz" (hablando como un
miembro de la vieja oligarquía de Caracas) y su espacio básico en Caracas,
es un mito.[81] Para crear este mito, la nueva élite de Caracas a partir de
los mediados de los años veinte se sirvió perfectamente de Humboldt y su
Relation historique como espejo centralizante del pasado.[82] El mito
centralizador aparece en la mencionada obra de Mendoza y Yanes (y A. L.
Guzmán),[83] que fue la primera en construir un archivo apartado,[84]
después de haber reunido los tres conceptos por primera vez en las páginas
del periódico El Observador Caraqueño, en la sección "Independencia", y sus
apéndices documentales que intentan "almacenar los más preciosos materiales
para la historia de nuestra revolución".[85] Interesante, y de ninguna
manera de casual, es que los únicos documentos que publica El Observador
Caraqueño en 1824 y 1825 sean documentos que abarcan el periódo del 19 de
abril de 1810 -Acta del 19 de abril de 1810- hasta el 5 de julio de 1811
-Acta de Independencia-, más dos documentos que construyen una tradición
insurreccional (Actas de la insurrección de Juan Francisco de León).[86]
Así, es muy natural que Vicente Lecuna considere la Colección de
Documentos relativos a la Vida Pública del Libertador de Colombia y del
Perú, Simón Bolívar, para servir a la Historia de la Independencia de Sur
América como un obra en la pista correcta.[87] Para los editores de los
Escritos del Libertador, la colección "abre realmente una brillante
tradición compilatoria".[88] Estas compilaciones abren en realidad la
tradición de construir el binomio centralizante de "independencia-
revolución" como un sólo proceso con la palabra "Caracas" en el centro.
José Manuel Restrepo llamaba su primera narración magistral Historia
de la Revolución de Colombia,[89] y también lo hizo José Félix Blanco al
escribir su Bosquejo Histórico de la Revolución de Venezuela.[90] Como casi
todos eran liberales, en los textos del otro lado hablan también de
"revolución", según el concepto que nació con la revolución francesa, como
sucede con el regente Heredia en su Memoria sobre las Revoluciones de
Venezuela,[91] Don Mariano Torrente en la Historia de la Revolución Hispano-
americana[92] y el Capitán General Juan Manuel de Cagigal,[93] en sus
Memorias del Mariscal del Campo Don Juan Manuel de Cajigal sobre la
revolución de Venezuela. El actor del lado realista que habló con mucha
razón de una rebelión criolla fue el médico caraqueño y pardo José Domingo
Díaz, en sus Recuerdos sobre la rebelión de Caracas, de 1829.[94]
El pobre Andrés Level de Goda, hombre siempre recto, pero "realista"
como Monteverde Colón,[95] o el amigo de Humboldt, Urquinaona y Pardo,[96]
es decir, funcionarios que no traicionaron a su amo, se burlaron de las
muchas "revoluciones" debajo de este nivel de construcción textual de una
independencia, experimentadas por ellos o por lo menos observadas desde muy
cerca por ellos, y a veces sus familias. En un folleto de Level de Goda
titulado Lease, y digan, publicado en 1836,[97] se puede leer:

Hubo la primera [revolución] en 1810, y yo estaba en la isla inglesa de
Trinidad desde dos años antes. Hubo la segunda en 1812 por el cambio del
gobierno republicano en monárquico, y yo estaba en Europa. Hubo la tercera
en 1813 por el cambio de gobierno monárquico en republicano, y yo emigraba
para Puerto Rico. Hubo la cuarta en 1815 por el cambio de gobierno
republicano en monárquico, y yo estaba en Europa. Hubo la quinta en 1821
por el cambio de gobierno monárquico en republicano, y yo estaba en Europa.
Hubo la sexta en 1826 allá en Valencia, primer movimiento en Venezuela para
separarse de Nueva Granada, y yo estaba con toda mi familia en el monte
sembrando maiz mas adentro de Petare, y fui llamado expresamente á servir
la secretaría del segundo gefe. Hubo la séptima en 1829 por el cambio de
gobierno colombiano en venezolano, y yo estaba en Curazao. Hubo la octava
en 1831 allá en Oriente, que ha sido la mas grave y mayor que puede ocurrir
en un Estado, cual es perder su independencia, que es el todo, y sin lo
cual no hay nada, pues se trataba de hacer á Venezuela parte integrante de
la República de Colombia, ó colonia de Bogotá, como antes era parte
integrante de la monarquia española, ó colonia de Madrid, y yo estaba en
Caracas [...]. Hubo la nona en 8 de Julio de 1835 en Caracas, y yo estaba
en Cumaná desde Octubre de 34...[98]


La verdadera continuidad en las luchas por la independencia era una
continuidad prosopográfica, institucional-militar[99] y narrativo-cultural.
Bolívar se hizo y fue hecho un símbolo, más bien el símbolo de esta
continuidad. No hubo continuidad institucional-territorial ni de espacio y
casi tampoco procesual ni social. La narración paradígmatica de este grupo
prosopográfico se encuentra en las memorias de O'Leary.[100]
En cuanto al concepto de revolución, Bolívar lo empezó a utilizar sólo
a partir de 1813; en el Manifiesto de Cartagena todavía tiene para él una
connotación negativa. En Angostura, en 1819, Bolívar habló claramente de
revolución, y en 1828 hasta 1830 podemos notar, también muy claro, la
desilusión "heroica"[101] de Simón Bolívar.
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[1] Ponencia presentada en el II Congreso Internacional "Los procesos de
Independencia en América Española", Maracaibo, Venezuela, Centro de
Estudios Históricos/Acervo Histórico del Estado Zulia, 8 al 12 de Julio de
2002; Michael Zeuske, "Idea e intéres en la independencia", Asien Afrika
Lateinamerika, 14 (número especial): Max Zeuske (ed.), "Interpretaciones
marxistas de Simón Bolívar", Berlin 1985, pp. 40-49 (republicado sin
pedirme permiso como "Acerca de la ilusión heroica en Simón Bolívar", en
Ensayos políticos acerca de Simón Bolívar, Ediciones Anfictiónicas,
Caracas, 2000, pp. 263-276.)
[2] Frédérique Langue, Las élites de Venezuela y la revolución francesa o
la formación de un ideal democrático, Fondo Editorial de la Universidad
José María Vargas, Caracas, 1990; Fernando Coronil, The Magical State.
Nature, Money, and Modernity in Venezuela, The University of Chicago Press,
Chicago y Londres, 1997, pp. 88-89; Langue, Aristocratas, honor y
subversiones en la Venezuela del siglo XVIII, Biblioteca de la Academia
Nacional de la Historia, Caracas, 2000.
[3] Hans-Joachim König, Auf dem Wege zur Nation. Nationalismus im Prozeß
der Staats-und Nationbildung Neu-Granadas 1750-1856, Steiner-Verlag
Wiesbaden, Stuttgart, 1988 [H-J. König, En el camino hacia la nación.
Nacionalismo en el proceso de formación del Estado y de la nación de la
Nueva Granada, 1750-1856, Banco de la República, Santafé de Bogotá, 1994];
Véronique Hébrard, Le Venezuela indépendant: une nation par le discours,
1808-1830, prefacio de François-Xavier Guerra, L'Harmattan, Paris, 1996;
Hans-Joachim König, "Nacionalismo y nación el la historia de Iberoamérica",
en H-J. König, Tristan Platt y Colin Lewis (coords.), Estado-nación,
Comunidad Indígena, Industria. Tres debates al final del Milenio, en
Cuadernos de Historia Latinoamericana, núm. 8 (2000), pp. 7-47; Michael
Zeuske, "«Élites», retóricas, regiones e Independencia en la Tierra Firme
(1750-1830)" (inédito); Frédérique Langue, "Historiografía colonial de
Venezuela, pautas, circunstancias y una pregunta: ¿también se fue la
historiografía de la colonia detrás del caballo de Bolívar?", Revista de
Indias, núm. 222 (mayo-agosto, 2001), pp. 247-265.
[4] François-Xavier Guerra, "Lugares, formas y ritmos de la política
moderna", Boletín de la Academia Nacional de Historia, núm. 285 (Caracas,
enero-marzo 1989), pp. 7-23; F.X. Guerra, "Introduction: L'Amérique Latine
face à la Révolution française", Caravelle. Cahiers du Monde Hispanique et
Luso-Brasilien, núm. 54 (1990), pp. 7-20; Inés Quintero, "Honor, riqueza y
desigualdad en la provincia de Venezuela", en Bernd Schröter y Christian
Büschges (eds.), Beneméritos, aristócratas y empresarios, Vervuert,
Frankfurt am Main, 1999, pp. 183-198.
[5] François-Xavier Guerra, Modernidad e Independencias. Ensayos sobre las
revoluciones hispánicas, Mapfre, Madrid, pp. 71, 350.
[6] Simón Bolívar, "Contestación de un americano meridional a un caballero
de esta isla" ["Carta de Jamaica"], 6 de septiembre de 1815, en Sociedad
Bolivariana de Venezuela, Escritos del Libertador, Cuatricentenario de la
Ciudad de Caracas, Caracas, 1972, tomo VIII, pp. 98 y 222 (Doc. 1302).
[7] Germán Cardozo Galué, Maracaibo y su región histórica. El circuito
agroexportador 1830-1860, Editorial de la Universidad del Zulia, Maracaibo,
1991; véase también Cardozo Galué, Historia Zuliana. Economía, política y
vida intelectual en el siglo XIX, Editorial de la Universidad del Zulia,
Maracaibo, 1998.
[8] Arlene Urdaneta Quintero, El Zulia en el Septenio de Guzmán Blanco,
Fondo Editorial Tropykos, Caracas, 1992, p. 31.
[9] Michael Zeuske, "Ciudadanos 'sin otro apellido'. Nombres esclavos,
marcadores raciales e identidades en el proceso de la emancipación de la
esclavitud en el Caribe (Cuba 1870-1940)", en Olga Portuondo y Michael Max
P. Zeuske Ludwig (eds.), Ciudadanos en la Nación, Cuba 1902-1933, Editorial
Oriente, Santiago de Cuba, 2002. Véase también Victor M. Uribe-Urán, "The
Birth of Public Sphere in Latin America During the Age of Revolution", en
Comparative Studies in Society and History, vol. 42:2 (April 2000), pp. 425-
457.
[10] Germán Carrera Damas, La disputa de la independencia y otras
peripecias del método crítico en historia de ayer y hoy, Ediciones Ge,
Caracas, 1995; Jaime E. Rodríguez O., La independencia de América Latina,
Fondo de Cultura Económica, México, 1996; Brian R. Hamnett, "Process and
Pattern: A Re-examination of the Ibero-American Independence Movements,
1808-1826", en Journal for Latin American Studies, 29 (1997), pp. 279-328;
François-Xavier Guerra y Annick Lempérière, Los espacios públicos en
Iberoamérica. Ambigüedades y problemas. Siglos XVIII-XIX, Fondo de Cultura
Económica, México, 1998. Hay algunas excepciones, mencionamos sólo a Germán
Cardozo Galué, "Alianzas y disidencias durante la emancipación de
Venezuela: caso Provincia de Maracaibo", en Tierra Firme, núm. 68 (1999),
pp. 633-648.
[11] Michael Zeuske, Francisco de Miranda und die Entdeckung Europas. Eine
Biographie [Francisco de Miranda y el descubrimiento de Europa], Lit-
Verlag, Hamburg/Münster, 1995; Elías Pino Iturrieta, "Prólogo" a Francisco
de Miranda, Documentos fundamentales, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1992;
Carmen L. Bohórquez Morán, Francisco de Miranda. Precursor de las
independencias de la América Latina, Universidad Católica Andrés Bello-
Universidad del Zulia, Caracas-Maracaibo, 2002.
[12] Elías Pino Iturrieta, La mentalidad venezolana de la Emancipación
(1810-1812), UCV, Caracas, 1971; Frédérique Langue, Histoire de Venezuela.
De la conquête à nos jours, L'Harmattan, París, 1999, pp. 100-107; F.
Langue, "Los orígenes de la élite mantuana", p. 41; F. Langue, "Humboldt
und der 'Afrikanerstaat' Venezuela: bürgerliche Zwiste und feindselige
Leidenschaften" [Humboldt y el "estado africano" de Venezuela, disensiones
civiles y rencorosas pasiones], en M. Zeuske (ed.), Humboldt in Amerika,
Comparativ, 11:2 (2001), pp. 16-29; Inés Quintero, La Conjura de los
Mantuanos. Último acto de fidelidad a la monarquía española. Caracas 1808,
Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, 2002.
[13] José Francisco Heredia, Memorias del Regente Heredia, Prólogo Blas
Bruno Celli, Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1986; Alfonso
Múnera, El fracaso de la nación. Región, clase y raza en el Caribe
colombiano (1717-1810), Banco de la República-/El Áncora Editores, Santa Fe
de Bogotá, 1998, particularmente pp. 173-215; F. Langue, "La pardocratie ou
l'itinéraire d'une 'classe dangereuse' dans le Venezuela des VIIIe et XIXe
siècles", en Caravelle, núm. 67 (1997), pp. 52-72.
[14] Paulo E. Gregori, Die 'Libertadores'. Zur Entwicklung der
Führungsgruppe des patriotischen Heeres in Venezuela 1810-1819 ["Los
'libertadores'. Acerca del desarrollo del grupo de liderazgo del ejército
patriótico en Venezuela 1810-1819"], trabajo de diploma, tutor M. Zeuske,
Köln, 1998.
[15] Comité Regional Bicentenario del Natalicio del Libertador (Estado
Miranda), Decretos del Libertador, Biblioteca de Autores y Temas
Mirandinos, Los Teques, 1983, tomo I, pp. 5-9.
[16] F. Langue, "Las élites de Venezuela y la Revolución Francesa o la
formación de un ideal democrático", en F. Langue, Aristócratas, honor y
subversiones en la Venezuela del siglo XVIII, Biblioteca de la Academia
Nacional de la Historia, Caracas, 2000, pp. 139-151.
[17] Véronique Hébrard, Le Venezuela indépendant.
[18] Banco de Venezuela-Fundación Vicente Lecuna, Cartas del Libertador,
Banco de la República, Caracas, 1967, tomo I, pp. 106s (Doc. 77), carta de
Bolívar desde Valencia a Santiago Mariño, 27 de noviembre de 1813; Sociedad
Bolivariana de Venezuela, Escritos del Libertador, Cuatricentenario de la
Ciudad de Caracas, tomo V, Caracas 1969, pp. 307-308 (Doc. 517).
[19] Ibídem, 304-306 (Doc. 515), carta de Bolívar desde Valencia, 27 de
noviembre de 1813 a Juan Bautista Arismendi.
[20] Ibídem, p. 305.
[21] Caracciolo Parra Pérez, Mariño y las guerras civiles, Ediciones
Cultura Hispánica, Madrid, 1958-1960, 3 vols.
[22] Francisco Javier Uztáriz, "Proyecto de un Gobierno provisorio para
Venezuela", en Testimonios de la Época Emancipadora, estudio preliminar de
Arturo Uslar Pietri, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia,
Caracas, 1961, pp. 171-182; Sociedad Bolivariana de Venezuela, Escritos del
Libertador, tomo V, pp. 307-308 (Doc. 517), carta de Bolívar desde Valencia
a Santiago Mariño, 27 de noviembre de 1813.
[23] Juan Uslar Pietri, Historia de la rebelión popular de 1814.
Contribución al estudio de la historia de Venezuela, Ediciones EDIME,
Caracas-Madrid, 1962.
[24] F. Langue, "Las élites de Venezuela y la Revolución Francesa o la
formación de un ideal democrático", pp. 139-151; Michael Zeuske, "¿Padre de
la Independencia? Humboldt y la transformación a la modernidad en la
América española", en Miguel Ángel Puig-Samper (coord..), Alejandro de
Humboldt y el mundo hispánico. La Modernidad y la Independencia americana,
en Debate y perspectivas. Cuadernos de Historia y Ciencias Sociales, núm. 1
(Madrid, diciembre de 2000), pp. 67-100.
[25] Tomás Pérez Tenreiro, José Tomás Boves; primera lanza del rey, s.l.,
Caracas, 1969.
[26] Antonio Rodríguez Vila, El Teniente General don Pablo Morillo. Primer
Conde de Cartagena, Marqués de la Puerta, Tipografía de Fornet, Madrid,
1908, 3 vols.; George Flinter, A history of the revolution of Caracas;
comprising an impartial narrative of the atrocities committed by the
contending parties, illustrating the real state of the contest [...]
together with a descriptive of the Llaneros, T. & J. Allman [etc.],
Londres, 1819; Stephen K. Stoan, Pablo Morillo and Venezuela, 1815-1821,
Ohio State University Press, Columbus, 1974.
[27] José Francisco Heredia, Memorias del Regente Heredia, passim; Brito
Figueroa, "La contribución de Laureano Vallenilla Lanz a la comprensión
histórica de Venezuela", en Laureano Vallenilla Lanz, Obras Completas,
recopilación, comentarios y notas de Federico Brito Figueroa y de Nikita
Harwich Vallenilla, Fondo Editorial Lola de Fuenmayor-Universidad Santa
María, Caracas, 1983, tomo I, Cesarismo Democático, pp. III-XXIV, p. XVII;
Michael Zeuske, "Kolonialpolitik und Revolution: Kuba und die
Unabhängigkeit der Costa Firme, 1808-1821. Reflexionen zu einem Thema der
vergleichenden Revolutionsgeschichte", en Jahrbuch für Geschichte von
Staat, Wirtschaft und Gesellschaft Lateinamerikas, 27 (1990) pp. 149-198;
M. Zeuske, "Política colonial y revolución. Cuba y la independencia de la
Tierra Firme", en Trienio, núm. 24 (Madrid, 1994), pp. 97-164.
[28] Como es su "Manifiesto de Cartagena" (15 de diciembre de 1812), donde
a pesar de la fuerte retórica de "América" Bolívar habla como "un
caraqueño", es decir, él sabía perfectamente, que la identidad real era
local, véase Sociedad Bolivariana de Venezuela, Escritos del Libertador,
vol. IV, pp. 116-127 (Doc. No. 112: "Memoria dirigida a los ciudadanos de
la Nueva Granada por un Caraqueño").
[29] Anne Perotin-Dumon, "Révolutionnaires françaises et royalistes
espagnols dans les Antilles", en Caravelle. Cahiers du Monde Hispanique et
Luso-Brésilien, 54 (1990), pp. 223-246; Sonia García, "Nexos Culturales
entre el Oriente Venezolano y las Islas Caribeñas Siglo XIX", en Anuario de
Estudios Bolivarianos. Bolivarum, año IV, núm. 4 (1995), pp. 9-35; Julius
Scott, "Crisscrossing Empire: Ships, Sailors, and Resistance in the Lesser
Antilles in the Eighteenth Century", en Robert L. Paquette y Stanley
Engerman, The Lesser Antilles in the Age of European Expansion, Univ. of
Florida Press, Gainesville, 1996, pp. 128-143; John K. Thornton, "African
Wars and American Revolts: African Soldiers in America", en J.K. Thornton,
Warfare in Atlantic Africa 1500-1800, University College of London Press,
Londres, 1999, pp. 127-147; David B. Gaspar y David Geggus, A Turbulent
Time. The French Revolution and the Greater Caribbean, Indiana University
Press, Bloomington and Indianapolis, 1997; David P. Geggus (ed.), The
Impact of the Haitian Revolution in the Atlantic World, Univ. of South
Carolina Press, Columbia, 2001; Jane Lucas de Grummond, Renato Beluche.
Smuggler, Privateer and Patriot, 1780-1860, Louisiana State University
Press, Baton Rouge y Londres, 1983, pp. 161-163; Hernel R. Pérez
Concepción, "Cosarios insurgentes en las costas holguineras", en Anuario de
Estudios Bolivarianos. Bolivarium, III, núm. 3 (1994), pp. 265-276.
[30] Manuel Landaeta Rosales, Procedencia del general Manuel Piar,
Ediciones de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, Caracas, 1963; Asdrúbal
González, Manuel Piar, Vadell, Valencia 1988.
[31] Enrique Ortega Ricaurte, Luis Brion de la Orden de los Libertadores,
Primer Almirante de la República de Colombia y General en Jefe de sus
ejércitos 1782-1821, Editorial Minerva, Bogotá, 1953; Luis Brion, dicho sea
de paso, hizo su propia política de promoción hacia hombres de esta
cultura, véase el lindo ejemplo de documento que tiene en su encabezamiento
el escudo impreso "Republica de Venezuela" y "Venezuela" esta tachado y
sobrescrito por un "Colombia" a mano. El documento asciende en fecha 17 de
febrero de 1820 en Juan Griego, Isla de Margarita, a un tal Guillermo J.
Stafford (aparentemente un hombre inglés o de la Jamaica) a capitán de
fragata en la marina de la república con antiguedad de 22 de Febrero de
1816: Military and naval promotions, decorations, and certifications of
service (1817, Oct. 13-1827, Jan. 9 (11). Latin American mss. Venezuela),
The Lilly Library, Indiana University, Bloomington, Indiana.
[32] Paul Verna, Petion y Bolívar. Una etapa decisiva en la emancipación de
Hispanoamérica (1790-1830), Ediciones de la Presidencia de la
República/Comité Ejecutivo del Bicentenario de Simón Bolívar, Caracas,
1980.
[33] Informe del capitán (inglés) Stirling al contra-admiral Harvey,
febrero de 1817, cfr. En Caracciolo Parra-Pérez, Mariño y la independencia
de Venezuela, Ediciones Cultura Hispánica, Madrid, 1954-1957, tomo II, pp.
301-308, aquí p. 307.
[34] Alexander von Humboldt, Cuba-Werk, edición y comm. de Hanno Beck en
colaboración con W.-D. Grün et al., Wissenschaftliche Buchgesellschaft,
Darmstadt, 1992 (Alexander von Humboldt Studienausgabe. Sieben Bände. Bd.
III), p. 64; en la nueva edición del Ensayo sobre Cuba, que se basa en la
traducción de 1827, se lee: "Federación americana de Estados libres de las
Antillas": Miguel Ángel Puig-Samper, Consuelo Naranjo Orovio y Alejandro
García González (eds.), Ensayo Político sobre la Isla de Cuba de Alejandro
de Humboldt, Ediciones Doce Calles/ Junta de Castilla y León, Aranjuez,
1998, p. 174.
[35] Comité Regional Bicentenario del Natalicio del Libertador (Estado
Miranda), Decretos del Libertador, I, pp. 55-56.
[36] M. Zeuske, "¿Padre de la Independencia?...", pp. 67-100; el primer
tomo de la Relation historique con las descripciones de Cumaná y Caracas se
publicó a partir de 1814 en Paris. Véase Horst Fiedler ( )/Ulrike Leitner,
Alexander von Humboldts Schriften - Bibliographie der selbständig
erschienenen Werke, Akademie Verlag, Berlin, 1999 (Beiträge zur Alexander-
von-Humboldt-Forschung, Bd. 20), pp. 70-117.
[37] Sociedad Bolivariana de Venezuela, Escritos del Libertador, X, pp. 343-
345 (Doc. 1936).
[38] Ibídem, pp. 267-270 (Doc. 1887, 27 de Junio de 1817 desde San Miguel,
Ibídem, p. 346, véase también Rafael Nieto Cortadellas, "Ascendencia y
descendencia de Don Bernardo Rodríguez del Toro, primer Marqués del Toro
(La estirpe de Teresa Toro de Bolívar)", en Anuario de Estudios Atlánticos,
23 (1977), pp. 443-480.
[39] Sociedad Bolivariana de Venezuela, Escritos del Libertador, X, pp. 333-
342 (Doc. 1935).
[40] Ibídem, p. 346 (Doc. 1937).
[41] Demetrio Ramos, Bolívar y su experiencia antillana. Una etapa decisiva
para su línea política, Academía Nacional de la Historia, Caracas, 1990.
[42] Véase la ponencia de Mario Sanoja e Iraida Vargas, "Las misiones
capuchinas catalanas y la instauración del gobierno republicano en Guayana"
(inédito): II Congreso Internacional "Los procesos de Independencia en
América Española", Maracaibo, Venezuela, Centro de Estudios
Históricos/Acervo Histórico del Estado Zulia, 8 al 12 de Julio de 2002.
[43] Tulio Arends, La República de las Floridas (1817-1818), Academia
Nacional de la Historia, Caracas, 1986.
[44] Paul Verna, Tres franceses en la historia de Venezuela, Monte Ávila
Editores, Caracas, 1973.
[45] Carlos A. Ferro, Vida de Luis Aury, corsario de Buenos Aires en las
luchas por la independencia de Venezuela, Colombia y Centroamérica,
Editorial Cuarto Poder, Buenos Aires, 1976; Jaime Duarte French, Los tres
Luises del Caribe: corsarios o libertadores, El Áncora Editores, Bogotá,
1988.
[46] Manuel Palacio Fajardo, Bosquejo de la Revolución en la América
Española, Publicaciones de la Secretaría General de la Décima Conferencia
Interamericana, Caracas, 1953 (Traducción de la primera edición en inglés,
Londres, 1817, por Carlos Pi Sunyer), pp. 205s. [en alemán: Der
Freiheitskampf im Spanischen Südamerika oder Bericht von dem Ursprunge,
Fortgange und gegenwärtigen Stand des Krieges zwischen Spanien und dem
Spanischen Amerika. Von einem spanischen Offizier, aus dem Englischen,
Hoffmann & Campe, Hamburg, 1818]; Carlos Vidales, "Corsarios y piratas de
la Revolución Francesa an las aguas de la emancipación hispanoamericana",
en Caravelle. Cahiers du Monde Hispanique et Luso-Brasilien, núm. 54
(1990), pp. 247-262.
[47] Henri L.V. Ducoudray Holstein, Histoire de Bolívar, par le Général
Ducoudray Holstein; continuée jusqu'a sa mort par Alphonse Viollet,
Alphonse Lacasseur, Paris, 1831, 2 tomos.
[48] José Marcial Ramos Guédez, "Simón Bolívar. La abolición de la
esclavitud en Venezuela 1810-1830. Problemas y frustración de una causa",
en Revista de Historia de América, núm. 125 (jul.-dic. 1999), pp. 7-20.
[49] Roberto López Sánchez, "Movimientos sociales y crisis de la sociedad
colonial", en Anuario de Estudios Bolivarianos. Bolivarum, año VIII, núm. 9
(2000), pp. 133-168; Peter Blanchard, "La agresividad de los esclavos en
Venezuela y Argentina durante las guerras de independencia", en Cuadernos
de Historia Latinoamericana, núm. 6 (1998), pp. 93-117.
[50] De racismo abiertamente no habla ningún texto o documento; pero
Bolívar en su "Proclama del Libertador dirigida a los soldados [...] sobre
el fusilamiento del general Piar" (17 de Octubre de 1817), en Sociedad
Bolivariana de Venezuela, Escritos del Libertador, XI, pp. 253-254 (Doc.
2200) habla mucho sobre "igualdad" y resalta: "¿La odiosa diferencia de
clases y colores no ha sido abolida para siempre?". Además se nombró más y
más "pardos" a oficiales, que en las milicias coloniales hubiera sido
imposible.
[51] "Resolución sobre la patente de los cosarios" (Barcelona, 4 de marzo
de 1817), en Comité Regional Bicentenario del Natalicio del Libertador
(Estado Miranda), Decretos del Libertador, I, pp. 62-68 (mucho más largo
que el decreto sobre la "libertad" de los esclavos).
[52] "Repartición de bienes como recompensa a los Oficiles y soldados" (10
de Octubre de 1817), en Ibídem, I, pp.
[53] "Sobre confiscación y secuestro de bienes" (Antigua Guayana, 3 de
Septiembre de 1817), en Ibídem, I, pp. 74-77; Blas Bruni Celli, Los
secuestros en la guerra de independencia, trabajo de incorporación del Dr.
Blas Bruni Celli como individuo de número de la Academia Nacional de la
Historia; discurso de contestación del individuo de numero Carlos Felice
Cardot, Imprenta Nacional, Caracas, 1965; Egilda Rangel Prada, "Los
secuestros y la confiscación de bienes en la provincia de Caracas", en
Anuario de Estudios Bolivarianos. Bolivarum, año IV, núm. 4, Caracas
(1995), pp. 217-259, en especial pp. 242ss.
[54] Catalina Banko, "Pugnas políticas y caudillismo en el oriente
venezolana (1810-1835)", en Anuario de Estudios Bolivarianos. Bolivarium,
año V, núm. 5 (1996), pp. 9-43.
[55] "Proceso de Piar" (Doc. 233), en Memorias del General O'Leary, edición
facsimilar del original de la primera edición, con motivo de la celebración
del Sequicentenario de la Muerte de Simón Bolívar, Padre de la Patria,
Ministerio de la Defensa, Caracas, 1981, tomo 15, p. 351-422, aquí p. 351.
[56] José María Fradera, "Raza y ciudadanía. El factor racial en la
deliminación de los derechos de los americanos", en J.M. Fradera, Gobernar
colonias, Ediciones Península, Barcelona, 1999, pp. 51-69.
[57] Günter Kahle, "Los leginarios alemanes en el ejército de Simón
Bolívar", en Kahle, Simón Bolívar y los alemanes, Inter Nationes, Bonn,
1980, pp. 49-68; Kahle, "Johann von Uslar", en Ibídem, pp. 69-77; Alfred
Hasbrouck, Foreign legionaries in the liberation of Spanish South America,
Columbia University Press, Nueva York, 1928.
[58] Actas del Congreso de Angostura (febrero 15, 1819-julio 31, 1821),
pról. Angel Francisco Brice, ed. al cuidado de Pedro Grases, Publicaciones
del Instituto de Derecho Público, Caracas, 1969.
[59] Jane Lucas de Grummond, Renato Beluche. Smuggler, Privateer and
Patriot, 1780-1860.
[60] Michael Zeuske, Bajo la bandera prusiana. Comerciantes y cónsules
alemanes en el Caribe y en las Venezuelas, 1800-1900 (inédito).
[61] José Antonio Páez, Autobiografía, Editorial Bedout, Bogotá, s.a., I,
pp. 135-145.
[62] Zulimar Maldonado Viloria, "El Real Consuldo de Caracas y la actitud
autonomista de Caracas y Maracaibo en 1810", en Tierra Firme, núm. 67, año
17, vol. XVII (1999), pp. 387-402.
[63] Elina Lovera Reyes, "Autonomismo y realismo en la provincia de Coro
durante la independencia", en Anuario de Estudios Bolivarianos, año I, núm.
1, Caracas (1991), pp. 151-213.
[64] Congreso de Cúcuta. 1821, Libro de Actas, Bogotá, 1971.
[65] Arlene Urdaneta Quintero, La revolución de las reformas en Maracaibo.
Campesinos y Tembleques (1834-1835), Universidad de Santa María, Caracas,
1989; Belín Vázquez de Ferrer, "La realidad política de Maracaibo en una
época de transición, 1799-1830", en Anuario de Estudios Bolivarianos, II,
núm. 2 (1992), pp. 225-318.
[66] David Bushnell, "The Last Dictatorship. Betrayal or Consummation?", en
Hispanic American Historical Review, 63 (1983), pp. 65-105; Ezio Serrano
Páez, "Bolívar y Santander: la racionalidad política en tiempos de la Gran
Colombia", en Anuario de Estudios Bolivarianos, II, núm. 2 (1992), pp. 187-
224.
[67] Omar Galíndez C., "Nación, Autonomía y Proyecto Nacional en la
Venezuela de 1826-1830", en Tiempo y Espacio, año X, núm. 19 (enero-junio
1993), pp. 9-28.
[68] F. Langue, "Las elites venezolanas en el proceso de Independencia:
discursos y coyunturas regionales", pp. 163-165.
[69] Germán Carrera Damas, "Simón Bolívar, El Culto Héroico y la Nación",
Hispanic American Historical Review, 63 (1983), pp. 106-147; Napoleón
Franceschi González, "Simón Bolívar: El Culto al Héroe Máximo", en Anuario
de Estudios Bolivarianos. Bolivarum, año V, núm. 5 (1996), pp. 133-186.
[70] Véronique Hébrard, Le Venezuela indépendant.
[71] Arlene Urdaneta de Cardozo, Autonomía y federalismo en el Zulia,
Secretaria de Gobierno- Dirección de Acervo Histórico del Estado Zulia-
Fondo Editorial Tropykos, Maracaibo, 1998, pp. 85-97.
[72] Ibídem, pp. 90s.
[73] Banco de Venezuela-Fundación Vicente Lecuna, Cartas del Libertador,
tomo V, pp. 312-313 (Doc. 1591), carta de José Rafael Revenga a Bartolomé
Salom, San José de Cucutá, diciembre 11 de 1826.
[74] Ibídem, pp. 313-315 (Doc. 1592), carta de Bolívar a Santander, a bordo
del estimbot, 15 de diciembre de 1826.
[75] Ibídem, p. 315.
[76] Ibídem, pp. 328-329 (Doc. 1601), carta a Rafael Urdaneta, desde Coro,
24 de diciembre de 1826.
[77] Ligia Berbesí de Salazar, El Gobierno provincial de Maracaibo en la
gestación de la Primera República, 1799-1810, Ed. Sinamáica, Maracaibo,
2000.
[78] Carlos Sánchez Díaz confunde centralismo estructural con federalismo:
Carlos Sánchez Díaz, "Repercusiones de la Cosiata en Maracaibo", en Tierra
Firme, núm. 16, año 4, Vol. IV, (octubre-diciembre 1986), pp. 545-558.
[79] Germán Cardozo argumenta estructuralmente en Maracaibo y su región
histórica, pp. 20-32, especialmente en pp. 26s., y (junto con Arlene
Urdaneta) más en el sentido político-espacial en Cardozo Galué, "Alianzas y
disidencias durante la emancipación de Venezuela: caso Provincia de
Maracaibo", en Tierra Firme, núm. 68 (1999), pp. 633-648, así como: Germáb
Cardozo Galué y Arlene Urdaneta de Cardozo, "La élite de Maracaibo en la
construcción de una identidad regional (siglos XVIII-XIX)", en Bernd
Schröter y Christian Büschges (eds.), Beneméritos, aristócratas y
empresarios, pp. 157-182; véase también F. Langue, "Las elites venezolanas
en el proceso de Independencia: discursos y coyunturas regionales", pp. 151-
165; María Luisa Martínez de Salinas Alonso, "Los primeros años de vida
independiente en la Isla Margarita. La reacción contra el secesionismo de
Venezuela", en Anuario de Estudios Bolivarianos. Bolivarum, año III, núm.
3, Caracas (1994), pp. 165-196; Ligia Berbesí de Salazar, El Gobierno
provincial de Maracaibo, pp. 73-92, con la red de alianzas políticas-
matrimoniales-económicas del gobernador "cubano" Fernando Miyares.
[80] G. Cardozo, Maracaibo y su región histórica, passim.
[81] La "Independencia" queda en un enigma: Victor M. Uribe, "The Enigma of
Latin American Independence: Analyses of the Last Ten Years", en Latin
American Research Review, 32:1 (1997), pp. 236-255; Tampoco resuelve el
problema llamar el proceso "Emancipación" y definir como "su" territorio
"América", véase Anthony McFarlane, "Visión comparada de los levantamientos
en Hispanoamérica a finales de la colonia", en Historia Caribe, núm. 4,
Barraquilla (1999), pp. 119-145; Jaime E. Rodríguez O., "La emancipación de
América", en M. Chust Calero (ed.), Revoluciones y revolución en el mundo
hispano, Publicacions de la Universitat Jaume I, Castelló de la Plana,
2000, pp. 11-42.
[82] Michael Zeuske, "Alexander von Humboldt: Vergleiche und Transfers,
Pantheone und nationale Mythen sowie Revolutionen und Globalisierungen"
["Comparaciones y trasferencias, panteones y mitos nacionales así como
revoluciones y globalizaciones", Introducción], en: Comparativ, 11:2
(2001), pp. 7-15.
[83] Arlene Urdaneta Quintero, El Zulia en el Septenio de Guzmán Blanco.
[84] Pedro Grases, El archivo de Bolívar. Manuscritos y ediciones,
Equinoccio-Editorial de la Universidad Simón Bolívar, Caracas, 1978.
[85] Sociedad Bolivariana de Venezuela, Escritos del Libertador, Vol. I,
Introducción General, Editorial Arte, Caracas, 1985, pp. 154-159.
[86] Ibídem, pp. 158s.
[87] 21 tomos, Devisme Hermanos, Caracas, 1826-1829 (+ Tomo 22, Caracas:
Devisme Hermanos, 1833); Manuel Pérez Vila y Horacio Jorge Becca,
Bibliografía General de Bolívar. Bibliografía directa de Simón Bolívar,
Universidad Simón Bolívar, Caracas, 1986.
[88] Sociedad Bolivariana de Venezuela, Escritos del Libertador, vol. I,
Introducción General, pp. 154-159.
[89] Juan Manuel Restrepo, Historia de la Revolución de Colombia, Parí¡s,
1827, 10 vols. y un Atlas.
[90] José Félix Blanco, Bosquejo Histórico de la Revolución de Venezuela,
estudio preliminar por Luis Iribarren-Celis, Caracas, 1960.
[91] Garnier Fréres, París, 1895.
[92] Madrid, 1830, 3 vols.
[93] Caracas, 1960.
[94] Madrid, 1929; Jesús Raúl Navarro García, Puerto Rico a la sombra de la
independencia continental (Fronteras ideológicas y políticas en el Caribe,
1815-1840), CEAPRC-CSIC, Sevilla-San Juan, 1999.
[95] Napoleón Franceschi González, Vida y obra del Ilustre Caraqueño Don
Feliciano Montenegro Colón. Su Aporte Historiográfico y Contribución al
Desarrollo de la Educación Venezolana de la Primera Mitad del Siglo XIX,
Caracas 1994.
[96] Pedro de Urquinaona y Pardo, Memorias de Urquinaona, comisionado de la
regencia española para la pcificación del Nuevo Reino de Granada, Editorial
América, Madrid, 1917; véase también la carta de Pedro de Urquinaona y
Pardo a Alejandro de Humboldt (original), en Deutsche Staatsbibliothek
Berlin, Handschriftenabteilung, Nachlaß A.v.Humboldt, Tagebuch VIIbb und c,
folio 356v/r.
[97] De la "Colección Pedro Manuel Arcaya", encuadernado en un tomo
titulado "Varios Folletos" (núms. 11986-12002), de la Biblioteca Nacional
en Caracas; el capítulo lleva el título "Revoluciones".
[98] Ibídem, (ortografía original).
[99] Domingo Irwin G., "Notas sobre la evolución histórica del aparato
militar venezolano 1810-1830 (El Libertador y las relaciones civiles-
militares)", en Anuario de Estudios Bolivarianos. Bolivarum, año IV, núm. 4
(1995), pp. 37-94; V. Hébrard, "El elemento militar en la formación de la
nación venezolana", en Anuario de Estudios Bolivarianos. Bolivarum, año VI,
núm. 6 (1997), pp. 83-132.
[100] Memorias del General O'Leary; M. Zeuske, "Las Memorias del General
O`Leary y el culto a Bolívar. Anotaciones sobre la relación entre política
e historia en las fuentes bolivarianas", en Hispanorama, 58, Nürnberg
(junio de 1991), pp. 26-29.
[101] Michael Zeuske, "'Heroische Illusion' und Antiillusion bei Simón
Bolívar. Überlegungen zum Ideologiekomplex in der Independencia 1810-1830"
["Ilusión heroica y desilusión en Simón Bolívar. Acerca de la ideología en
la independencia, 1810-1820"], en Manfred M. Kossok (ed.), 1789-Weltwirkung
einer großen Revolution, Akademie Verlag, Berlin, 1989, tomo II, pp. 577-
596. Sólo después de la ola de obras sobre la "revolución" empezó la
construcción sistemática de un discurso de "nación", véase Lucia Raynero
M., "El fundamento histórico de la nacionalidad venezolana en la historia
de Francisco Javier Yanes", en Anuario de Estudios Bolivarianos, II, núm. 2
(1992), pp. 87-186; Elena Plaza, "La Idea de Nación en la Historiografía
Política Venezolana del Siglo XIX. El caso del Resumen de la Historia de
Venezuela de Rafael María Baralt", en Anuario de Estudios Bolivarianos.
Bolivarum, año V, núm. 5 (1996), pp. 229-352.
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