Reflexiones soteriológicas en la carta a los Efesios

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Descripción

Universidad Adventista del Plata Escuela de Graduados Maestría en Teología

REFLEXIONES SOTERIOLÓGICAS EN LA CARTA A LOS EFESIOS

William Castañeda Soriano Enero 2014

INTRODUCCIÓN El tema de la salvación avanza a lo largo de toda la Escritura y cada autor bíblico coloca en el centro de sus temas a Cristo como el salvador de la humanidad. La carta a los Efesios no es la excepción. Para el tiempo en que el apóstol Pablo escribe esta carta, la iglesia de Éfeso estaba integrada no solo de judíos, sino de otros pueblos. Además, se vivía en medio de la persecución y el paganismo. No cabe duda entonces el propósito del tema de dicha carta. El Comentario Bíblico Adventista lo presenta de la siguiente manera: “El tema de Efesios es la unidad en Cristo. Pablo escribe a una iglesia (o iglesias) formada por judíos, gentiles, asiáticos y europeos, esclavos y libres, representantes todos de un mundo resquebrajado que debía ser restaurado a la unidad en Cristo”.1 Es interesante ver que en la carta, el apóstol se dirige en su gran mayoría a la iglesia de manera colectiva, en vez que a una o pocas personas. Todos los temas presentados en esta carta se relacionan con Cristo, ya que el apóstol comprende muy bien las palabras que una vez Jesús dijera a sus discípulos: “Yo Soy la vid, vosotros los pámpanos. El que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto. Porque separados de mí, nada podéis hacer” (Juan 15:6 RV2000)2. Respecto a esta presentación hacia la iglesia como cuerpo de Cristo, el Comentario Bíblico Adventista menciona: “Aquí pone de relieve al grupo, la iglesia, el cuerpo y habla de estar “en Cristo” en vez de ocuparse de cosas alcanzadas “mediante Cristo”; de Cristo viviendo en el creyente en vez de Cristo crucificado”.3 Tomando entonces la carta a los Efesios escrita por el apóstol Pablo y con los conceptos de algunos autores cristianos, el propósito del presente escrito será: Definir los conceptos gracia, justificación y santificación, palabras claves para comprender cómo opera la salvación en la humanidad. Se le dará un poco más de énfasis a lo que Dios hace por nosotros, es decir, a la justificación por la fe. Seguidamente, se presentará el tema de santificación por la fe (lo que Dios hace en nosotros) mostrando en un marco general los frutos a los que se invita a los creyentes a participar, revelando que aunque son obras, éstas son un resultado exclusivo de la de salvación por la fe. Finalmente se dará una conclusión resumiendo la importancia de la carta en su aplicación a la iglesia de hoy.

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Nichol, Francis D. Comentario Bíblico Adventista (Estados Unidos: Publicaciones Interamericanas, 1988), 993 2 A menos que se indique lo contrario, en este trabajo usaremos la Biblia: RV2000 (Reina Valera 2000) 3 Nichol, Francis D., 993

GRACIA Por su naturaleza, existe en el ser humano algo que lo impulsa a reaccionar o hacer algo por su propia salvación. Hay una tendencia a la insatisfacción propia si no se participa en algo para obtener el don de la salvación. Y es en donde muchos se equivocan de camino y encuentran que su caminar cristiano es desalentador e insatisfactorio. Pero ¿es necesario hacer algo por la propia salvación? ¿En qué momento entra a participar la voluntad humana? La justificación es por la fe, esto es claro en toda la Escritura. No por obras. El mismo apóstol lo expresa así: “Aun cuando estábamos muertos en pecados, nos dio vida junto con Cristo. Por gracia4 habéis sido salvos” (Efe 2:5) y continúa diciendo “Porque por gracia5 habéis sido salvos por la fe. Y esto no procede de vosotros, sino que es el don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe” (Efe 2:8, 9). Pero, ¿Qué es gracia?, John Stott explicando el significado de la cruz y lo que ésta proporcionó a la raza caída, da una respuesta satisfactoria a la pregunta: Con toda justicia Dios podría habernos abandonado a nuestra suerte. Nos podría haber dejado como estábamos a fin de que cosecháramos el fruto de nuestro mal obrar y que pereciéramos en nuestros pecados. Es lo que merecíamos. Pero no fue así como obró. Porque nos amaba, nos vino a buscar en la persona de Cristo. Nos siguió incluso hasta la desolada angustia de la cruz, donde llevó nuestro pecado, culpa, juicio y muerte. Sólo un corazón duro, como de piedra, puede permanecer inconmovible ante un amor como este. Es más que amor. El nombre que le corresponde es gracia, amor manifestado hacia el que no lo merece6. Así que la gracia por la cual se es salvo, es el amor indescriptible ofrecido por Dios a una raza humana la cual no merece dicho amor, sino la condenación por su rebelión contra su Hacedor. Es un amor que busca al rebelde, un amor que elije dar el primer paso en la reconciliación de una relación rota, un amor que se ofrece en sacrificio para llevar la culpa del que le rechaza. Un amor que busca con perseverancia al descarriado que huye hacia la muerte eterna. Un amor que lleva a dar la vida por el que merece morir. De este modo, la justificación por la fe magnifica esta maravillosa gracia, “declarando que es solo por su gracia”.7 Y ya que esto es lo opuesto a la condenación, Stott aclara: La fe que justifica no es, en absoluto, una obra más. Decir “justificación por la fe” no es más que otro modo de decir “justificación por Cristo”. La fe no tiene absolutamente ningún valor en sí misma; su valor radica exclusivamente en su objeto. La fe es el ojo que mira a Cristo, la mano que se apropia de él, los labios que beben el agua de vida.8 Es la obra de Cristo la que justifica al pecador, no es una interacción de obras por parte de Dios y del hombre que lo hace meritorio ante su presencia. El hombre no tiene nada en absoluto que ofrecer para su propia salvación.

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El énfasis es nuestro El énfasis es nuestro 6 Stott, John. La Cruz de Cristo, ( Buenos Aires, Argentina: Ediciones Certeza, 1996), 95 7 Stott, John., 380 8 Ibid., 208 5

JUSTIFICACIÓN POR LA FE - LO QUE DIOS HACE POR NOSOTROS Teniendo en cuenta lo mencionado en la sección anterior acerca de la gracia, es preciso aclarar que ninguna participación u obra realizada por el hombre da méritos para su salvación. Los textos anteriores mencionaban con precisión que la salvación viene fuera del hombre, no por obras. En este capítulo se presentarán algunas obras realizadas por Dios hacia el hombre para que éste sea hallado justo y pueda ser salvo. Para empezar, Elena de White brinda una definición muy clara de lo que significa justificación por la fe: “¿Qué es la justificación por la fe? Es la obra de Dios que abate en el polvo la gloria del hombre, y hace por el hombre lo que él no tiene la capacidad de hacer por sí mismo”.9 Y planteando los dos momentos presentes en el proceso de la salvación del hombre, menciona: “La justicia por la cual somos justificados es imputada; la justicia por la cual somos santificados es impartida, la primera es nuestro derecho al cielo; la segunda nuestra idoneidad para el cielo”.10 En este capítulo se presentarán de la carta a los Efesios algunos textos donde se revelan aspectos de la justicia imputada o justificación por la fe (lo que Dios hace por nosotros). Después del saludo, el apóstol comienza una descripción del grandioso plan de Dios para su iglesia. Muchos se han preguntado si Dios elije a los que han de ser salvos y a los que no lo serán. En el primer capítulo de la carta a los Efesios, el apóstol deja claro que la predestinación para la salvación se da “en Cristo”. Es decir, la salvación que es por gracia, ofrecida gratuitamente ya está asegurada. Dios así lo determinó con el sacrificio de Cristo en la cruz, y esto desde antes de la fundación del mundo (1 Ped 1:20; Apoc. 13:8). Citando los versículos 4 al 10 del capítulo 1 de Efesios, LaRondelle, expone lo siguiente: “Con estas magnificas palabras, llenas de expresiones de alabanza a Dios, el apóstol Pablo hace resaltar la dimensión profunda del origen divino de nuestra redención eterna. La salvación no es pues obra nuestra, sino obra y don de Dios, ofrecidos absolutamente gratis en Cristo a los indignados seres humanos”11 Esta es una seguridad inamovible del amor de Dios que brinda esperanza, motivando al ser caído a aceptar tal regalo y disponerse a la obra transformadora de su poder. La salvación no es por otra cosa sino que por la fe en Cristo como el Mesías. Por eso Pablo pudo escribir a todos los creyentes bautizados: “Porque por gracia habéis sido salvados…” (Efe 2:8, 9). Por gracia. En estas dos palabras el apóstol resume las inagotables riquezas de Cristo, la naturaleza del amor divino, la voluntad del Dios uno y trino. ¿Quién podría dar una definición completa de la gracia de Dios en Cristo? 12 “Aunque 'en Cristo' es la frase clave, es difícil elegir un versículo específico, porque casi no hay pasaje que no presente de una u otra manera este tema básico. Elección, perdón, predestinación, relaciones en el hogar: todo es “en Cristo”.13 Los primeros tres versículos del capítulo 2 de la carta a los Efesios dejan claro lo siguiente: Antes de su conversión, los creyentes estaban muertos espiritualmente en sus pecados, andando en ellos y perteneciéndole de esta manera a Satanás. Los judíos también pertenecían a la clase de “hijos 9

White, Elena G. Testimonios para los ministros (Estados Unidos: Publicaciones Interamericanas, 1961), 464 10 White, Elena G. Mensajes para los jóvenes (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2002), 32 11 LaRondelle, Hans K. Cristo nuestra salvación, (Estados Unidos: Pacific Press Association Publishing, 1980), 17 12 LaRondelle, Hans K., 26 13 Nichol, Francis D. Comentario Bíblico Adventista (Estados Unidos: Publicaciones Interamericanas, 1988), 993

de desobediencia” o “hijos de ira” y a ellos también les dirige el apóstol estas palabras. Las expresiones usadas en estos versículos se hacen en un tiempo pasado. Por lo que al llegar al versículo cuatro, se hace una conexión con este tiempo, magnificando el gran amor de Dios en que aun viviendo en pecado el ser humano, Dios lo amó tanto que no permitió que muriera si no que le dio vida junto con Cristo. En resumen, “por gracia habéis sido salvos” (v.5). En estos cinco versículos, Pablo no deja nada por fuera que pueda tomarse para justificar la salvación del hombre con algo de su propia participación. Lo deja claro, el hombre está perdido, y es Dios que viene y ofrece un don que el hombre necesita para ser salvo. Es una obra externa al hombre, algo que viene fuera de él. Hablando de este amor, Smith dice: “Amó, se refiere a un punto en la historia, un punto decisivo en que pasó algo. ¿Qué fue? La muerte de Jesucristo. Así señala el amor de Dios en la muerte de Cristo…No tenemos nada con Dios fuera de Cristo. Tenemos vida con Dios en Cristo”. 14 En el verso ocho, el apóstol repite y enfatiza con más palabras lo mencionado en el verso cinco. Es imposible alcanzar la salvación con esfuerzos humanos, ya que es un regalo que Dios da sin precio alguno. “Ningún hombre jamás podrá gloriarse diciendo: "Yo he ganado mi salvación". Uno de los propósitos del plan de salvación es mostrar en los siglos de la eternidad las riquezas de la gracia de Dios (cap. 1: 7); por lo tanto, no hay ningún motivo para que el hombre se gloríe de alguna manera.15 En los versículos siguientes, Pablo explica que la obra de Dios en Cristo acercó a los gentiles, adoptándoles como miembros de su familia. Eliminó las obras de justicia de hombres, que dividían a gentiles y judíos. Reconcilió a estos dos pueblos para que unidos como un solo cuerpo fueran edificados en los cimientos de su Palabra, “siendo Jesucristo mismo la piedra angular” (2:20). Se presenta entonces una reconciliación por medio de la cruz entre el pecador y Dios y entre los mismos pecadores. La cruz, por medio de la cual judíos y gentiles fueron reconciliados para con Dios, logró la mutua reconciliación entre ellos (v.11-18). Todo esto es un hecho sorprendente, a saber, que la misma cruz que para judíos constituía una piedra de tropiezo y para los gentiles era locura, fue el medio por el cual se aseguró la doble reconciliación16 En el capítulo 3 el apóstol trata ciertos temas a los cuales quieres llamar la atención y es cuidadoso en presentarlos a sus oyentes. Pero en relación a la obra que Dios hace en el hombre, en el versículo doce se menciona la fe. “En él, y mediante la fe en él, podemos acercarnos a Dios con libertad y confianza” (3:12). Este acceso directo a Dios permitirá que el hombre pueda presentarse de nuevo ante Dios. “Dios está al alcance directo del alma que con confianza se acerca a él mediante los méritos de Cristo”.17 En los versículos 16 y 17, Pablo ruega a Dios para que su poder se manifieste en los creyentes y por la fe de ellos, Cristo habite en sus corazones. Otra vez se evidencian actos externos al hombre mismo que lo capacitan y lo acercan a Dios para que conocer mejor sus propósitos salvíficos. Ya que en los siguientes tres capítulos de la carta se presentan asuntos más prácticos de la fe, se mencionarán solo algunos versículos que evidencian aspectos de la justicia imputada de Cristo. Conociendo que el tema principal de la carta es la unidad, para que ésta sea una realidad en los seguidores de Cristo, se necesita una distribución de dones (v. 7-13), pero éstos no serían habilidades 14

Smith, Hoke Jr. Efesios: El propósito eterno de Dios (Argentina: Seminario Internacional Teológico Bautista, 1964), 47 15 Nichol, Francis D. Comentario Bíblico Adventista (Estados Unidos: Publicaciones Interamericanas, 1988), 1006 16 Hendriksen, Guillermo. Efesios, comentario del nuevo testamento (Estados Unidos: Subcomisión literatura Cristiana, 1990), 159 17 Nichol, Francis D. Comentario Bíblico Adventista (Estados Unidos: Publicaciones Interamericanas, 1988), 1015

inherentes de los fieles, sino que serían una obra sobrenatural. Los dones y su apropiada distribución vendrían únicamente de Dios. En el verso treinta se afirma el sellamiento del Espíritu Santo como aprobación de la elección que han hecho los creyentes de aceptar a Cristo como su salvador personal. Se hace también una descripción de la sumisión, humildad y amor que deben prodigarse los esposos y se relaciona este propósito con el ejemplo de Cristo. Algo que hizo Cristo por su iglesia fue entregarse por amor a ella, y esta entrega requirió su vida. “La prueba suprema del amor consiste en abstenerse voluntariamente de la felicidad propia para que otro pueda disfrutarla. Cristo se dio a sí mismo por la iglesia porque ella estaba en profunda necesidad; lo hizo por salvarla”.18

SANTIFICACIÓN POR LA FE – LO QUE DIOS HACE EN NOSOTROS “En tanto que la justificación es un fenómeno instantáneo…la santificación es un proceso que dura toda la vida. La santificación es la obra de Dios en nuestra vida”.19 Otra definición para santificación es: La santificación es la 2a etapa en el proceso de salvación, entre la justificación y la glorificación. Podemos definirla del modo siguiente: “es una obra progresiva de Dios y del hombre, la cual nos hace cada vez más libres del pecado y más parecidos a Cristo en nuestra vida actual”. No estará de más advertir que dicha cooperación voluntaria del ser humano es, ante todo, una docilidad al Espíritu Santo más bien que un esfuerzo por santificarse.20 En los capítulos 4 al 6 el apóstol da más énfasis a la parte práctica de los creyentes. Y comienza con una palabra clave “para que andéis como es digno”, refiriéndose a un andar constante, que avanza y no se detiene. La palabra andar se emplea a menudo en la Escritura para indicar nuestra conducta, nuestro proceder, nuestro modo de vida. Digno. No que podamos jamás merecer lo que Dios ha hecho, sino que deberíamos andar de una manera que corresponda a lo que él ha hecho por nosotros. No nos hacemos cristianos por vivir vida cristiana; más bien, se nos exhorta a vivir una vida cristiana porque somos cristianos, a fin de que nuestras vidas se adecúen a nuestra situación en Cristo.21 Este practicar se lo presenta en toda la carta en diferentes facetas de los creyentes. Y aunque son obras, ninguna de ellas será meritoria para su salvación. Dichas obras deben ser estimuladas por la fe en Cristo. Es decir, serán frutos de la fe, ya que las obras de justicia son las que el apóstol condena con tanta vehemencia las cuáles se practicaban como actos meritorios que les justificaran ante Dios. Pero ahora, unidos en Cristo, adoptados en él, podrán reconocer que ya no deberán hacer cosas buenas para ser salvos, sino que al ser salvos por gracia mediante la fe, podrán vivir una vida en santidad. Se mencionan a través de toda la carta aspectos como los siguientes: Abstenerse de vivir bajo los deseos de la carne y vivir en santidad y unidad. Hacer uso de los dones para la perfección de los santos y la edificación de la iglesia. Ser veraces, mansos, sumisos, pacientes, honestos, laboriosos, misericordiosos, hospitalarios, limpios de corazón y de palabra. Sacrificados, fieles, justos, diligentes, sobrios, gozosos, obedientes, sabios y humildes. Todo esto es encomendado a los creyentes para que 18

Nichol, Francis D., 1035 Chaij, Fernando. Preparación para la crisis final (Estados Unidos: Publicaciones Interamericanas, 1986), 39, 41 20 Lacueva, Francisco. Diccionario Teologico ilustrado (Colombia: Editorial CLIE, 2001), 532 21 Harrison, Everett F. Comentario Bíblico Moody. Nuevo testamento (Estados Unidos:Editorial Portavoz, 1971), 361 19

lo practiquen “siendo imitadores de Dios como hijos amados” (5:1) y “andando como hijos de luz” (5:8). Cabe recordar que de acuerdo a las definiciones claras en cuanto a la salvación por la fe y no por obras, que los frutos que aquí se presentan no son meritorios para ganar el favor de Dios, sino que más bien es el obrar de Dios en el creyente por medio de la obra santificadora del Espíritu Santo. Pablo desea que la iglesia experimente esta gracia salvadora en todas las áreas de sus vidas. Su afán es que en medio de una sociedad deteriorada por el pisoteo constante de los principios morales, la iglesia experimente la gracia salvadora de Cristo y de este modo puedan vivir en “unidad de persona, familia, iglesia y raza”22

CONCLUSIÓN En los días del apóstol Pablo la repugnante maldad afectaba tanto al individuo como a la iglesia, la familia y la sociedad. Por tal razón, se ha dicho que el contenido de ésta carta es apropiada para estos días ya que la maldad ha aumentado gradualmente a través del tiempo. Así como había sido distorsionado en aquellos días el concepto de salvación, lo es también hoy. El creyente quiere hacer algo por su salvación y no se siente satisfecho si cree que no debe hacer nada por ella. Pero en la carta a los Efesios, el apóstol deja claro que la salvación es únicamente por gracia mediante la fe. Las obras, serán frutos de la fe en esa maravillosa gracia, siendo también la fe un don de Dios. Así que si los creyentes han de afanarse hoy por algo, deberá ser por buscar su unidad individual y como iglesia en Cristo mediante su Espíritu. Entregarse y depender totalmente de Aquel que por su sangre derramada atrajo a la humanidad hacia Dios. El creyente deberá entonces creer en el sacrificio expiatorio de Cristo en favor suyo, creer que el regalo de la salvación ya está dado por Dios y la seguridad de obtenerla está en aceptar a Cristo como Salvador personal, en la entrega y dependencia absoluta de su poder. Permitiendo así, que la influencia transformadora del Espíritu Santo le lleve a un escudriñamiento de corazón, al arrepentimiento, confesión de pecados y apartamiento de lo que lo separa de Dios. Aceptar el perdón ofrecido y así, por la fe en Cristo podrá andar en santidad delante de Dios en todas las esferas de su vida. Que la iglesia de hoy, unida en la gracia salvadora de Cristo y vestida de su justicia, ande como hija de luz en medio de las tinieblas hasta el retorno de su Salvador, es un llamado especial de Dios en la carta a los Efesios.

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Nichol, Francis D. Comentario Bíblico Adventista (Estados Unidos: Publicaciones Interamericanas, 1988), 993

BIBLIOGRAFÍA

Chaij, Fernando. Preparación para la crisis final. Estados Unidos: Publicaciones Interamericanas, 1986. Harrison, Everett F. Comentario Bíblico Moody. Nuevo testamento. Estados Unidos:Editorial Portavoz, 1971. Hendriksen, Guillermo. Efesios, comentario del nuevo testamento. Estados Unidos: Subcomisión literatura Cristiana, 1990. Lacueva, Francisco. Diccionario Teologico ilustrado. Colombia: Editorial CLIE, 2001. LaRondelle, Hans K. Cristo nuestra salvación. Estados Unidos: Pacific Press Association Publishing, 1980. Nichol, Francis D. Comentario Bíblico Adventista. Estados Unidos: Publicaciones Interamericanas, 1988. Smith, Hoke Jr. Efesios: El propósito eterno de Dios. Argentina: Seminario Internacional Teológico Bautista, 1964. Stott, John. La Cruz de Cristo. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Certeza, 1996. White, Elena G. Mensajes para los jóvenes. Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2002. ________. Testimonios para los ministros. Estados Unidos: Publicaciones Interamericanas, 1961.

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