Reflexiones sobre Historia y Literatura: la figura de Miguel Hidalgo y su insurgencia

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Descripción

Reflexiones sobre Historia y Literatura: la figura de Miguel Hidalgo y su insurgencia El arte da vida a lo que la historia ha asesinado. El arte da voz a lo que la historia ha negado, silenciado o perseguido. El arte rescata la verdad de las mentiras de la historia. -CARLOS FUENTES La historia de México no está por escribirse, sino por estudiarse. –AGUSTÍN YÁÑEZ Antes de leer una historia, estudiad la vida del historiador. –JAIME BALMES

Los liberales impusieron la postura antiespañolista que se produjo

en

el

siglo

XIX

y,

de

esta

manera,

formaron

la

independencia con el desarraigo de la madre patria, creando así otra

realidad

configurando héroes

de

así

épicos

la una

de

Independencia Ilíada la

de

gesta

y

revolución de

caudillajes

y

un

independentista

México,

panteón

de

mexicana

e

hispanoamericana. Estos maniqueísmos fueron útiles en aquellos tiempos de formación, tal vez imprescindibles. Como todo dogma y su evangelio, es menester postular un cabecilla de este extenso mausoleo Miguel razones:

de

guerreros

Hidalgo fue

el

y

insurgentes,

Costilla, primer

y

ahí

excelente

líder

es

cuando

candidato

revolucionario

de

le

por la

toca estas

primer

efectiva insurgencia en México. Cuando se refiere a “efectiva”,

es porque fue un levantamiento que seriamente cambió al país, fue

el

parte

aguas

de

una

prolongada

colonia,

aún

con

su

catastrófica y lenta derrota. Lo más llamativo de aquella tempestuosa insurgencia que duró una década, fue la participación del bajo clero directamente en las batallas, ya que en otros países sudamericanos, si es que participaron,

se

limitaron

a

“ser

consejeros,

asesores

o

capellanes o capellanes, y no líderes militares y oficiales del ejército insurgente” (Crespo 2009: 87), como sucedió con los grandes caudillos Morelos y, el Pater Patriae, Miguel Hidalgo. Él, Hidalgo, representa el caudillaje: fue y permanece como el

más

persona cualidad

grande de

caudillo

razón;

que

de

varios

por

una

ser,

ante

todo,

intelectualidad

liberales

se

criollo;

cura;

extraordinaria;

beneficiaron

para

y,

fines,

directa o indirectamente, propagandísticos, por su paternidad y simpatía

con

las

Incluso,

por

el

donaire

guerrero

con

la

imagen

representación

comunidades

de

toda

de de una

tanto haber

la

indígenas

construido

morena

Virgen

civilización

y

mestizas.

un

estandarte

de

Guadalupe,

indígena

y

mestiza

sojuzgada en la colonia. Por

su

constitución

física:

un

hombre

maduro

a

sus

cincuentas, vestir una sotana y botas con espuelas, las canas que

representan

la

experiencia

-incluso

a

varios

dioses

de

religiones panteístas como los dioses Zeus, Odín o incluso en algunos experimentos de representar al dios cristiano. Alejándose de la figura heroica de Miguel Hidalgo, también está la que construye la nueva novela histórica. Así, a partir de

que

de

los

años

sesenta

a

los

ochenta

el

país

mexicano

pervivió entre protestas, represiones estudiantiles, guerrillas y dirigentes políticos que parecieron haber sido sacado de algún circo

o

eminente

academia

fascista:

en

este

contexto,

la

literatura tanto como las demás artes y la historia quisieron ajustarse al momento, inmortalmente invocadoras de las voces de desaprobación y crítica, aportando esa visión humana del mundo que va más allá de una ordinaria interpretación: los artistas e intelectuales

se

preocupaban

por

su

identidad

y

por

ello

deambularon por veredas que los llevaban al pasado, presente y futuro, juntándolas en un crisol que les vislumbraba respuestas a enigmas y vacíos que la existencia y la Historia han dejado relegados. Así que, para terminar, concluyo con que la Historia cuenta cuentos; mientras la Literatura cuenta historias. O

como

dice

la

sentencia

“la

historia

la

escriben

los

vencedores”. Por eso hay que plantearse estas dos preguntas ¿qué es lo que hace que exista lo verdadero? ¿Cuándo es verdadera o falsa una historia? Hay varios métodos filosóficos con los que se puede indagar que la “verdad” sea asequible, o comprobar que uno

o varios elementos de un relato histórico es falso (Foucault 1987: 37). Pero, ¿cuáles son esos métodos, esas condiciones? Repito, ¿cuándo es verdadera o falsa una historia? Si suponemos que la Verdad, con mayúscula, es una entidad absoluta, ¿qué pasa con

los

pensamientos

evolución

psíquica

y

que

marcaron

filosófica

épocas

del

y

humano

etapas que

de

la

después

se

desacreditaron “nuevas resoluciones”? ¿Qué es lo “nuevo” y qué es lo “anticuado”? Repito, otra vez, ¿cuándo es verdadera o falsa una historia? ¿Qué es la Verdad? Michel Foucault tiene una teoría interesante, algo que habla sobre las experiencias que a través el sujeto realiza sobre sí mismo las transformaciones necesarias para tener acceso a la Verdad (Foucault 1997: 38), o en otras palabras, que el investigador, que puede ser tanto el escritor

de

una

novela,

el

antropólogo,

el

historiador,

el

sociólogo, y demás, tienen que adentrarse al mundo de las ideas y

evidencias

históricas;

no

obstante,

para

no

optar

por

un

discurso altamente esotérico, es mejor decirlo con palabras más sobrias: en este caso, el escritor debe de conectar su sentido común,

intelecto

históricas

–sean

e

imaginación

estas

para

documentos,

absorber

cartas,

las

evidencias

fotografías-

para

abrir cauces a la interpretación más allegada a la Verdad, que, por

un

lado

puede

ser

absoluta

cuando

se

da

un

relato

por

finito, por otro es relativo, cuando un relato siempre se recrea para encontrar nuevos significados y tener acceso a una Verdad

más atrayente y “creíble”; también el sujeto, el escritor, tiene que aportar parte de su psicología al relato, ya que, a fin de cuentas, el humano interpreta cada cosa que está a su alrededor, y mientras más piensa en ella, más acerca, y, en algunos casos, desafortunadamente,

gradualmente

se

aleja

de

su

Verdad,

o

realidad1. Por eso México ha pasado por varias etapas para conocerse a sí mismo, desde la colonia hasta la actualidad, donde podemos encontrar varios escritos que alaban la tierra mexicana o se preguntan llanamente qué es el mexicano, o, qué es ser mexicano, en un constante cambio de conciencias, desde lo individual a lo colectivo; desde lo nacional a lo global, ya que, como dijo José Luis

Molinero,

“Somos

pasajeros

del

tiempo

que

sólo

pueden

aspirar a una estética de transición, transitoria y transitiva, 1

Seguir con el tema de la Hermenéutica del sujeto desviaría un poco el sentido, o la atención del lector, de la conclusión, sin embargo, me gustaría que se leyeran las tres características, o etapas, de la espiritualidad de la verdad en el sujeto, como complemento a la tesis que he estado formando. Aquí está la cita: Tres características de la espiritualidad: En primer lugar, la verdad no le es concedida al sujeto de pleno derecho, sino que por el contrario, el sujeto debe, para acceder a la verdad, transformarse a sí mismo en algo distinto. El propio ser del sujeto está por tanto en juego ya que el precio de la verdad es la conversión del sujeto. En segundo lugar, no puede existir la verdad sin una conversión o sin una transformación del sujeto. Esta transformación se realiza a través del impulso de eros, del amor -movimiento a través del cual el sujeto se ve desgajado de su estatuto-, y por medio del trabajo que el sujeto realiza sobre sí mismo para convertirse al fin en un sujeto capaz de lograr la verdad mediante un movimiento de ascesis. En tercer lugar, el acceso a la verdad produce un efecto de retorno de la verdad sobre el sujeto. La verdad es lo que ilumina al sujeto (Foucault 1997: 38-39).

efímera pero solidaria” (Molinero 2002: 10), donde pasamos de un pensamiento moderno inconcluso a una mezcla entre lo postmoderno y lo contemporáneo. Este tipo de cuestiones antropológicas, y existenciales, podemos encontrarlas desde Juan Díaz Covarrubias, Joaquín Fernández de Lizardi hasta Octavio Paz y Roger Bartra. O Jorge Ibargüengoitia. Pero, aquí, en específico, la pregunta es, ¿quién fue Hidalgo?, y entre otras como: ¿qué fue de la génesis de la revolución de independencia de México? ¿Cuál es la Verdad? La búsqueda de una teoría del relato más apegado a la Verdad es una constante peregrinación de versión a versión, de lo oficial a lo no oficial, de Academia a Academia, de política a política, historiador a historiador, de la Historia a la literatura y demás

bellas

artes;

la

Verdad

está

ahí,

siempre

por

ahí,

apuntado a lo lejos y nosotros los investigadores estamos en una eterna persecución que es imprescindible seguir, sin hacer algún pero a alguna mediación, por más áspera y equívoca que sea. Por eso, como ya se ha dicho, Periñón a veces es más Miguel Hidalgo que el Miguel Hidalgo de las pinturas revolucionarias; a veces en la “mentira” encontramos parte de la Verdad. A veces, la ficción supera a la realidad y es ahí cuando el investigador debe ser un individuo activo en su profesión y analizar los múltiples cuestionamientos hasta, si es posible, agotar la idea, desenredar el mito.

No está de más decir que sería incorrecto despreciar todo tipo

de

documento

que

nos

exponga

la

cotidianidad,

la

epistemología y, pues, en resumen, el pensamiento moderno que se efectuaba en el siglo XIX mexicano, aun cuando este no haya sido el mismo que se desarrollaba en Europa. Sería, para nosotros, los investigadores que nacimos entre el siglo XX y XXI, unos malos herederos de lo que el pensamiento antiguo y moderno nos legaron (Molinero 2002: 10). Y, sin más ni más, la literatura es un medio de la Verdad, es otra Historia, sin ser necesariamente más artificiosa, es más humana e ilimitada. Imperfecta. Por eso hay que revitalizar el pensamiento moderno y conjugarlo tanto con el postmoderno y el contemporáneo

que

se

produce

en

América,

no

hay

que

desarraigarse de lo que ha pasado, porque, de alguna manera estamos en ires y venires de lo que es legítimo e ilegítimo, de cómo fue la cara de un personaje histórico y cómo, después de unos años más, no fue cierto que era así. La eterna ambigüedad de

la

Historia

y

la

Literatura

se

debe

de

descifrar

constantemente, sin descanso ni limitaciones, porque, el humano vive del mito, y aunque éste sea connotación de “mentira”, el mito es fundador de verdades primitivas que el humano siempre contendrá en su subconsciente. De esta manera se puede decir que la Literatura está llena de historias y la Historia llena de novelas y ficciones.

¿Qué fue verdad? ¿Qué fue mentira? Estas preguntas no son las más importantes, sino cómo se concibe e instaura la Verdad como

concepto

meramente

filosófico

y

gnoseológico,

qué

tanto

sirve desmantelar una Verdad con una Mentira, y cuáles son los aspectos para que cada elemento sea válido o no.

Bibliografía: Cosío Villegas, Daniel et al. Historia General de México. “La época de las reformas borbónicas y el crecimiento económico, 17501808”; “La revolución de independencia”. Tomo II. México: Colegio de México, 1976. Crespo, José Antonio. Contra la historia oficial. México: Debate, 2009. Díaz, Juan. “Gil Gómez el insurgente o la hija del médico”. Obras completas. Tomo II. México: UNAM, 1959. Foucault, Michel. Hermenéutica del sujeto. España. Madrid: Ediciones La Piqueta, 1987. Ibargüengoitia, Jorge. Los pasos de López. México: Océano, 1986. Krauze, Enrique. Siglo de caudillos. México: Tusquets Editores, 1997. Molinero, José. La experiencia estética moderna. Madrid: Editorial Síntesis, 2002. Rosas, Alejandro. Mitos de la historia mexicana. México: Editorial Planeta Mexicana, 2006.

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