Reflexión de la narrativa de dos marcas territoriales de memoria Londres 38: Espacios de Memoria de Chile, y el Centro Cultural Museo de la Memoria – MUME- de Uruguay

July 5, 2017 | Autor: Revista Hijuna | Categoría: Historia y Memoria, Memoria Histórica, Memoria, Memoria Descriptiva
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ISSN: 0719-5222

  Reflexión de la narrativa de dos marcas territoriales de memoria Londres 38: Espacios de Memoria de Chile, y el Centro Cultural Museo de la Memoria – MUME- de Uruguay Martín Ignacio Rojas Yáñez1 Universidad de Santiago de Chile Resumen A través de la memoria se van construyendo, de manera colectiva, las realidades sociales. Por esto es que la memoria se encuentra inserta en un campo de disputa, pues lo que se formará como historia dependerá de la visión preponderante sobre determinados hechos. Lo interesante es que siempre la memoria se crea con una intencionalidad, sea ésta consciente o no, ya sea sobre olvidar o sobre recordar. En este caso se analiza Londres 38 (Espacio de Memoria de Chile) y el Centro Cultural Museo de la Memoria (MUME de Uruguay). El primero se caracteriza por entornos difusos de la memoria, donde ésta se construye en base a espacios vacíos y a las posturas diferentes de las distintas y diversas organizaciones que participan para llegar a un consenso sobre lo que entenderán, y manifestarán, sobre ese espacio. Por el contrario, en el MUME la experiencia es diferente, pues en él se apoyan de elementos físicos para apoyar el proceso colectivo de memoria, teniendo un discurso unificado al respecto. Palabras clave Memoria – Generación Activa - Memoria Colectiva – Londres 38 – MUME

                                                                                                                1  Profesor  ayudante  Universidad  de  Santiago  de  Chile.  Gestor  cultural   Balmaceda  Arte  Joven.  [email protected]        

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  Introducción El legado de las dictaduras en América Latina y en particular en Chile es complejo y múltiple. Pasa desde la destrucción de la infraestructura, tortura y desaparición forzosa de personas, hasta la aparición de generaciones marcadas por el trauma del hecho violento, así como la posterior creación e imposición de versiones oficiales de los eventos históricos, los que silencian a las víctimas, sus familiares y a la sociedad entera. En Sudamérica se han llevado adelante varios intentos (no sin controversias y a veces tardíamente) de inscribir la “historia reciente” pública y colectivamente que se distancia de las visiones oficiales o que las re significan a la luz de nuevos hallazgos y/o relaciones. Estos ejercicios de resarcir la historia por medio de la memoria, parafraseando a García Canclini, son a su vez operaciones de ritualización cultural, en donde el símbolo adquiere contenido – significado- en la medida que estos espacios son cargados por diversas memorias, sean estas hegemónicas o no, y buscan entregarnos marcos de representación y de acción, así como de inteligibilidad de la situación presente. En tal sentido se hace necesario ponerlos en escena, dar cuenta de sus discursos, de sus narrativas en torno a las memorias sobre un acontecimiento de nuestras historias como es el periodo dictatorial. El uso de la Memoria en la Historia, presenta un cambio de paradigma en las diversas perspectivas historiográficas, se rompe con la visión positivista en la cual el historiador debiese tener una distancia temporal con respecto de los hechos a relatar, de manera tal de obtener así una visión neutral con respecto a

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  dichos hechos, pero como ha quedado demostrado el accionar científico, en ningún caso podría ser neutro, ya que toda acción humana se encuentra cargada socio-políticamente de contenido.2 Esto a su vez representa un quiebre con la visión eurocéntrica de la periodización del tiempo, ya que si tomamos la definición de presente3 como aquello que debiera entenderse como un tiempo relativo y de cronología móvil que coincide tanto con la experiencia vital como la experiencia intergeneracional de cada hombre y mujer, tenemos que el presente es la historia vivida por cada hombre y mujer, y por el colectivo social al que pertenece y que, asimismo, se extiende a la percepción de su pasado y a la expectativa de su futuro (Regalado, 2007). Por consiguiente, la posibilidad de un análisis histórico de la realidad vigente es coetáneo tanto con la historia vivida como con su propio proceso de escritura, lo que implica la coexistencia de más de una generación, y en línea con lo planteado por Aróstegui (2004), la que adquiere mayor pre ponderación sería la “Generación Activa”, siendo esta la que posee el máximo nivel de recursos sociales e ideológicos como para hacer hegemónica su propia percepción del mundo – una entelequia-. Cabe señalar que dicha generación se encuentra en una posición intermedia entre su sucesora y su predecesora, y que está conformada por sujetos que pueden determinar con claridad su propia posición entre sus coetáneos. La generación activa no se encuentra demarcada por un rango etario, sino más bien por poseer el mayor número de preeminencia social, los puestos de dirección y producción ideológica, pero a su vez dicha pertenencia no solo se                                                                                                                 2  Basta  solo  con  pensar  en  la  relación  del  trabajo  historiográfico  de  Gonzalo   Vidal  con  la  Dictadura  Militar  en  Chile.   3  En  este  caso  histórico.      

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expresa en los fenómenos de hegemonía, sino también en posiciones alternativas y/o contrapuestas. La experiencia se adquiere en la práctica y recoge las respuestas mentales y emocionales de los sujetos a los acontecimientos, constituyéndose por tanto en una forma de conocimiento y esta es vista por el sujeto como un contexto global y no aislado de su realidad. De ella su soporte psíquico se encuentra constituido por la memoria, por lo cual -la experienciapermanece viva y puede servir de pauta en situaciones nuevas, por lo cual el presente se nos muestra como la confluencia del acontecimiento y memoria. Es así como gracias a la experiencia y su reelaboración, el presente está siempre proyectado al futuro. (Aróstegui, 2004). Sin la capacidad de recordar no existiría forma alguna de lograr elaborar una historización de la experiencia o una captación del presente como historia, por lo cual la memoria adquiere un papel eje en este trabajo, ya que, por una parte se constituye en fuente historiográfica (que debe ser llevada a análisis como cualquier otra fuente) y en segunda instancia se establece como fenómeno histórico, ya que debemos entender cómo se modela y por quién. El conocimiento del pasado posee un estrecha relación con nuestras posiciones en el presente y también con nuestras expectativas de futuro. A partir de esto podemos señalar que los usos de la memoria (tanto como recuerdo o como olvido), siempre van ligados a una intencionalidad, sea esta implícita o explícita, lo cual exige, nos exige dar cuenta de ello. La memoria es difusa y siempre se encuentra en constante proceso de transformación; ya que cada vez que se recuerda, debe pasar por los filtros del presente, originando por lo tanto pequeñas mutaciones emanadas del momento actual. La memoria como una

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  facultad individual y como referencia de un grupo no es tan solo depósito de experiencia, ya que es activa reorganizadora y coordinadora de las experiencias, por lo cual no se limita de manera alguna al mero registro, puesto que desde esta se nos permite comprender trayectorias de vida, así como ficcionar el futuro. La memoria actúa como soporte preponderante de la temporalidad, así también como componente esencial para la construcción de realidades sociales. Ahora bien, la suma de las memorias individuales no constituye la memoria colectiva, ya que esta última sería artificial y transmitida. El problema tanto epistemológico como metodológico de trabajar con memoria colectiva recae en que esta es una producción social demasiado elaborada, lo que nos genera interrogantes como ¿quién la constituye?, ¿cuáles son sus usos? y ¿cómo se articulan en una narrativa coherente de entendimiento del pasado desde el presente? Aunque parecen interrogantes insoslayables, representan en sí mismas nuestros campos de estudio. Aun cuando no de manera general, sí buscaremos aproximarnos a estas respuesta mediante el análisis de prácticas cuyo eje esté en el recuerdo. Los actores sociales que han optado y han asumido la construcción de una memoria colectiva han optado por diversas estrategias y frentes de acción, los que incluyen la búsqueda de la “verdad” y “justicia” así como ampliar el conocimiento social sobre el tema, lo que implica un ejercicio y reflexión sobre la memoria, dando lugar a la proliferación de actores y versiones que se suman al debate, así como discursos que asumen la pluralidad de las memorias. A su vez, cada una de estas memorias contiene alguna forma de “olvido” y que disputan entre si el relato hegemónico del pasado. Siendo un ámbito privilegiado en que se materializan estas memorias y en el que se vuelve más objetiva la disputa por

 

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la preeminencia de sus respectivas elaboraciones y versiones del pasado y por consecuencia del presente es por medio de su marcación territorial (Schindel, 2009), pues como señala Elizabeth Jelin sobre dicha marca, podemos compartir que esta es un: “vehículo de memoria”, la marca territorial no es más que un soporte, lleno de ambigüedades para la acción colectiva, política y simbólica, de actores específicos en escenarios y coyunturas dadas, y además son espacios físicos públicos, reconocidos por el Estado y la autoridad legítima, lo cual implica procesos de lucha política por parte de quienes llevan adelante las iniciativas (2003: 2). Mientras que para Vezzetti (2000) éstos son “marcos de la memoria” o en palabras de Pierre Nora (1997) son “dispositivos de memoria”, siendo lugares significativos que representan un nodo convocante enraizados con una memoria oficial en donde se reconoce una voluntad de memorizar –de memoralización-, y son ante “todo restos, en donde subsiste una conciencia conmemorativa en una historia que los solicita, porque la ignora” (Nora 2009: 24). Estas marcas territoriales de memoria son lugares efectivamente en los tres sentidos de la palabra, material, simbólico y funcional, pero simultáneamente en grados diversos pero donde los tres aspectos siempre coexisten (Nora, 2009), no obstante deben contar con una voluntad de memoria. Y si bien es cierto que la razón de ser fundamental de un lugar de memoria es detener el tiempo, bloquear el trabajo del olvido “(…) no viven sino por su aptitud para la metamorfosis, en el incesante resurgimiento de sus significaciones y la absorbencia imprevisibles de sus ramificaciones” (Nora 2009: 33). No debemos dejar de recordar que la memoria es un campo en disputa y que cada lugar de memoria esta conformado por un marco referencial especifico y por lo cual esta cargado de recuerdos, de

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  símbolos y olvidos que dan cuenta de una lectura hegemónica o contrapuesta del pasado, del presente y del futuro. En tal sentido es que se nos hace interesante describir y analizar dos Lugares de Memoria inscritos en el espacio urbano como son Londres 38: Espacios de Memoria de Chile, y el Centro Cultural Museo de la Memoria – MUME- de Uruguay. No nos interesa realizar un genealogía de ambos sitios, sino más bien dar cuenta de la Memoria o Memorias que dicen contener, el cómo la proyectan tanto en su museología como museografía, y cómo ésta da cuenta de su perspectiva del pasado, su impresión del presente y la proyección a futuro. Londres 38: Espacio de Memoria Cuando está de veras viva, la memoria no contempla la historia, sino que invita a hacerla, más que en los museos, donde la pobre se aburre, la memoria está en el aire que respiramos. Ella, desde el aire, nos respira. (Eduardo Galeano)

Londres 38, en sí mismo -su edificio- posee una importancia simbólica como histórica4, ya que lo acaecido en el espacio da cuenta del carácter sistémico de la represión en Chile. En septiembre de 1973, la Dictadura expropia el edificio, el cual había sido sede comunal del Partido Socialista. A partir de ese momento y durante un año aproximadamente se convirtió en centro de operación

                                                                                                                4  Los   detalles   que   señalamos   a   continuación   se   encuentran   con   mayor   precisión   en   el:   Proyecto   Memorial   Londres   38,   versión   PDF   reducido,   Marzo  2007,  disponible  on-­‐line  en:  http://www.londres38.cl/1937/articles-­‐ 91128_recurso_1.pdf    

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de la Dirección de Inteligencia Nacional –DINA-, siendo el primer recinto secreto de detención y tortura en Santiago. La represión masiva e indiscriminada iniciada en septiembre de 1973 en todo el país, dio paso a partir de abril de 1974 a la estrategia de desaparición forzada. Es en este contexto que Londres 38 adquiere una importancia central. Conocido en la jerga militar como el “Cuartel Yucatán”. Este centro de detención fue el primer eslabón de una cadena de recintos de reclusión ubicados en la Región Metropolitana que incluyó a otros tres centros clandestinos (Villa Grimaldi, José Domingo Cañas y el recinto ubicado en calle Irán n° 3037), todos utilizados por la DINA en su ofensiva represiva en contra del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), primero, y de otras organizaciones de la izquierda chilena, como el Partido Socialista (PS) y el Partido Comunista (PC), más tarde. En diez meses, en esos cuatro principales recintos clandestinos, fueron hechos desaparecer y/o ejecutados a más de 219 prisioneros, en su mayor parte miembros del MIR, cifra equivalente al 40 por ciento de las estructuras de esa organización existentes al comienzo del año 1974 en Santiago. En Londres 38 un número aún no determinado de personas permanecieron detenidas y fueron sometidas a torturas y, hasta donde se ha podido establecer, desde allí la DINA hizo desaparecer o ejecutó al menos a unas 96 personas. La localización, así como su pasado como sede del PS, dan cuenta del carácter de la Dictadura en Chile. Por una parte la casa se encuentra ubicada en pleno centro de la capital a pocos pasos de importantes lugares cívicos, dando cuento de la centralidad simbólica de la violencia en el funcionamiento de la dictadura, ya que al apropiarse de esta casa y convertirla en centro clandestino no deja duda respecto del deseo de borrar completamente los partidos de izquierda

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  tanto física como simbólicamente. Para ocultar los crímenes cometidos en este lugar y dificultar la investigación ante las numerosas denuncias, la dictadura eliminó la numeración que designaba al inmueble, reemplazándola por el número 40. Posteriormente, en 1978, mediante Decreto Supremo firmado por Pinochet, se transfirió la propiedad gratuitamente al Instituto O'Higginiano. Así, durante más de tres décadas, este lugar permaneció silenciado, borrado del espacio público, tras la idea del cambio de numeración. La recuperación de Londres 38 fue un largo proceso que comenzó el mismo año 1974 con las primeras denuncias de los sobrevivientes y familiares de los prisioneros. Durante la década de los ‘80 y ‘90 diversas manifestaciones fueron “marcando” el lugar, realizando a lo largo de estos 38 años un proceso de re-significación de dicho espacio5. En 2005 se presentó la solicitud de declaratoria del lugar como Monumento Nacional –por parte del Colectivo Londres 38-. Al mismo tiempo que se iniciaron las gestiones para construir un memorial de carácter conmemorativo en la calle Londres, el cual comenzó a construirse en julio de 2008, siendo inaugurado en octubre del mismo año. Otras iniciativas que se realizaron en esos años fueron el desarrollo de un archivo oral en formato audiovisual, el que en su fase piloto incluyó 23 testimonios de familiares de las víctimas y de sobrevivientes que permanecieron detenidos en Londres 38, y la creación del sitio web: www.londres38.cl.

                                                                                                                5  Se  han  realizado  velatones,  ritos  de  sanación,  y  conmemoraciones  y,  la   instalación  de  un  memorial,  entre  otras  actividades.      

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También en 2005, otros grupos volvieron a realizar manifestaciones frente a Londres 38, entre ellos el Colectivo 119 que en el mes de julio había conmemorado los 30 años de la publicación de las listas de los 119, mediante una

serie

de

actividades

que

incluyó

danza,

música,

video,

actos

conmemorativos y la instalación de 119 figuras de tamaño real, en la Plaza de la Constitución, frente a La Moneda. En 2006, el Colectivo Londres 38, en conjunto con el Colectivo 119, el CODEPU y la Coordinadora de ex-prisioneros y ex-prisioneras políticas de Santiago, realizaron un llamado público para impedir la subasta de Londres 38 que el Instituto O'Higginiano pretendía llevar a cabo, y para que el Estado gestionara la recuperación del inmueble. El remate se suspendió debido a las trabas que su reciente condición de Monumento Histórico imponía, y a las movilizaciones efectuadas semanalmente en su frontis por el Colectivo de los 119.En agosto de 2007 el inmueble, que desde 1979 había permanecido en poder del Instituto O'Higginiano, fue recuperado por el Estado, lo que permitió que en diciembre del mismo año, el Instituto O'Higginiano abandonara Londres 38. Durante todo el proceso de recuperación, el destino de Londres 38 fue objeto de disputa y controversias. Ésta se agudizó, particularmente, a raíz de la decisión del gobierno, anunciada en agosto de 2007 --después de su recuperación por parte del Estado--, de que el recinto sería destinado al Instituto de los Derechos Humanos6. El lugar permaneció meses desocupado sin que se adoptara ninguna decisión ni medidas de conservación, lo que provocó el derrumbe de                                                                                                                 6  Entidad  que  a  esa  fecha  aún  no  había  sido  creada  

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  uno de sus muros a causa de las lluvias. No obstante, se autorizó el uso de la casa en torno a actividades y fechas específicas. De esa manera, se fue instalando una cierta rutina que permitió que el lugar comenzara a ser habitado y utilizado como un

espacio

de

uso

público,

realizándose

actividades

culturales

y

conmemorativas, y reuniones de trabajo relacionadas con el destino y uso del inmueble, formulándose entonces las primeras propuestas de uso del inmueble. Con el fin de avanzar en la materialización de Londres como lugar de memoria, el Colectivo Londres 38 solicitó al gobierno de la época, la constitución de una comisión integrada por los organismos públicos responsables y las organizaciones sociales vinculadas con Londres 38. El Ejecutivo desistió de su decisión inicial de destinar Londres 38 a sede del Instituto de Derechos Humanos y convocó a una mesa de trabajo bipartita que se constituyó en 2008, y en la cual participaron los colectivos Londres 38, 119, familiares y amigos, y Memoria 119. En representación del Estado estuvieron presentes varios organismos públicos, entre ellos la Comisión Asesora Presidencial de Derechos Humanos, el Ministerio de Bienes Nacionales, la Intendencia de Santiago, el Programa de DD.HH. del Ministerio del Interior, el Consejo de Monumentos Nacionales, el Museo Histórico Nacional y, en calidad de asesores dos académicos del Programa Domeyko de la Universidad de Chile. La secretaría ejecutiva de la mesa estuvo a cargo de profesionales del Programa de Gobernabilidad de FLACSO. La Mesa funcionó quincenalmente en reuniones plenarias en las que participaron alrededor de 20 personas y a través de tres subcomisiones: Metodología de trabajo y líneas programáticas, Marco ético, histórico y político, Modelo de gestión y financiamiento. El anteproyecto resultante contempló

 

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definiciones y propuestas en estos tres ámbitos y fue hecho público en junio de 2009. Producto de la labor de esta Mesa de trabajo, el Estado asumió el compromiso de proveer financiamiento público permanente para sustentar la gestión de este espacio de memoria, lo que se materializó en la Ley de Presupuesto 2010, en la cual, por primera vez, se asignaron recursos para la habilitación y funcionamiento de un sitio histórico de este tipo. En el proyecto de presupuesto para el año 2011, el gobierno de Piñera intentó hacer tabla rasa de ese compromiso, negando de facto la continuidad de los actos y decisiones del Estado, en un ámbito relacionado con la propia responsabilidad del mismo en los crímenes y violaciones a los derechos humanos perpetrados por la dictadura. No obstante, la movilización de Londres 38, Villa Grimaldi y la Comisión Ética contra la tortura -que comparecieron ante la comisión mixta del Congreso donde se debatía este proyecto-, la rápida adhesión de casi un millar de personas que rechazaron el fin del financiamiento directo a estos lugares patrimoniales y la acción de los parlamentarios opositores permitieron que los fondos estatales fueran reincorporados. Posteriormente, en el mes de julio del mismo año, los tres colectivos convergieron en una nueva entidad para todos los fines relacionados con la gestión y administración de este sitio histórico dando origen a una organización comunitaria funcional denominada "Londres 38, Casa de la Memoria". En agosto de 2010, el Colectivo Memoria 119 renunció a seguir formando parte de esta organización. En cuanto a la solicitud para la concesión de uso del inmueble, ésta fue obtenida por Londres 38 en mayo de 2011, después de cinco años de trabajo para

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  la elaboración de un proyecto y de movilizaciones para la recuperación de la casa por parte del Estado. Como se puede observar la misma constitución del espacio, pone en confrontación diversas memorias que confluyen en la misma marca territorial. Antes de ingresar a Londres 38, ya éste nos llama e invita a conocer la historia del mismo y de las memorias que este contiene, mediante baldosas con el nombre, edad y militancia de aquellos y aquellas que allí desaparecieron, reivindicando con ello las trayectorias personales y re-constituyéndolos como sujetos políticos a aquellos que sufrieron la represión por parte de la dictadura. Además se fuerza a la detención y fijación de la vista hacia el suelo, dando cuenta de la experiencia del detenido, ya que este era el gesto obligado de él a causa de la venda puesta sobre sus ojos, confrontando al transeúnte anónimo, al que no necesariamente visitara la casa, con la historia que busca contener, A continuación presentamos 3 fotos con el detalle de lo descrito:

 

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Cuando uno ingresa a la casa lo primero que nos recibe es un muro que contiene la frase: “LA ACTIVIDAD DE HACER MEMORIA QUE NO SE INSCRIBA EN PROYECTO PRESENTE, EQUIVALE A NO RECORDAR NADA”. Se hace explicito cual es el rol que se le asigna a la memoria. Otro elemento que llama la atencion es la ausencia de objetos, el unico objeto patrimonial existente o por lo menos que se encuentra a la vista es la casa misma, en palabras del encargado de visitas guiadas, es producto de que: “se considera a la casa como el único objeto de colección, único ya que no se presentan más objetos, pero también es único por cuanto la casa es irremplazable en simbolizarse a sí misma como Cuartel Yucatán, por lo cual es importante preservar el inmueble como el lugar de memoria privilegiado en cuanto ex-centro de represión y tortura clandestino del principal aparato represor de la dictadura” (En visita el 2014). Se enuncia con esto que el eje es algo más que la preservacion de cosas, es más bien la preservacion efectiva de la memoria con sus multiples resignificaciones. La visita a Londres 38 no se centra en la experiencia común de recorrido de un sitio patrimonial. Este se estructua mediante el diálogo abierto entre el guía y los visitantes, en donde se entrecruzan las memorias del visitante con las del lugar de memoria, donde el eje no necesariemente es el diálogo sobre éste como ex cuartel de la DINA, con lo que se busca estimular la reflexion y el debate, invitando a tomar una posición al respecto. Se hace incapie en el trancurso de toda la visita que la memoria es una construcción colectiva, y que por tanto todos y cada unos participamos de ella, por lo cual la construcción del

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  relato –discurso- entregado por Londres 38 no es fijo, este se va resignificando y complejizando de acuerdo al grupo de visitantes que lleguen al espacio. La

misma museografía hace hincapié sobre este elemento, o por lo menos da pie para la reflexión:

La visita consiste en el recorrido por el espacio, el relato del guía y además el diálogo entre todos los actores participantes. Este como señaláramos se encuentra vacío de objetos, se encuentran en las murallas elementos museográficos que acompañan el recorrido y que son usados como ideas fuerzas, como ya lo hemos descrito. En el segundo piso durante un tramo existe un pequeña linea de tiempo la cual permite entregar elementos de contexto. En el primer piso existe un texto que permite contextualizar (con) la historia de la casa:

 

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Aprovechando la frase presente en la imagen anterior: “LO QUE SUCEDIO EN ESTA CASA TAMBIEN SUCEDIÓ FUERA DE ELLA, EL TERRORISMO DE ESTADO FUNCIONO SOBRE EL CONJUNTO DEL PAIS”, se hace notar claramente que la museografia busca estimular la discusión o la participación y sobre todo la elaboración racional, ética y política de las memorias del lugar. Estos

elementos

permitien

generar un relato coherente, que no se centra en la estética del horror, sino en el diálogo, abriendo la posibiliad de que el espacio

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sea

llenado

por

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  memorias divergentes – en línea con una de las ideas expuestas en la misma museografía-. Se contextualiza históricamentelas politicas de aniquilamiento de la dictadura y lo que llevó a esto, haciéndose cargo de la historia anterior, poniendo en el tapete las diferentes luchas de los diversos actores involucrados en el periodo histórico. El no abordar la tortura de manera directa claramente da cuenta de estrategias discursivas de Londres 38, y pone de manifesto el rol que aspira cumplir el espacio, donde el eje no es el pasado. La memoria sería en sí una estrategia metodológica para discutir el presente, escapando de la lógica de los discursos oficiales, en donde el “Nunca Más” no solo implica el no a la Dictadura, sino también a cualquier proyecto político que busque dar cuentas de las contradicciones sociales existentes y las necesidades de cambiarlas. Esto finalmente se vuelve más explícito con las diversas actividades que se desarrollan en las piezas de la casa, como son: Conversatorio Militancias políticas, sociales y luchas territoriales, Escuela de Formación Política organizaciones sociales, entre otras. Centro Cultural Museo de la Memoria - MUME Entre los desaparecidos no hay inocentes todos fueron culpables de querer un mundo mejor. (Carlos Caillabet) El MUME se encuentra localizado en la que fuera la casa del Dictador Maximo Santos7, la construcción data de 1878 y se encuentra ubicado al                                                                                                                 7  Máximo   Santos   fue   dictador   entre   1882   y   1886,   durante   el   período   llamado  militarismo.  Santos  fue  carrero,  comisario,  militar,  destacando  en  la   guerra   civil   contra   Timoteo   Aparicio.   Fue   Jefe   Político   en   Minas,   y   luego    

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noroeste de la ciudad de Montevideo, aproximadamente a unos 30 minutos del centro de la ciudad en el sector de El Prado, ubicándose sobre una de las principales arterias de acceso a la zona en Avenida de las Instrucciones. El MUME forma parte de un entramado de espacios culturales, de interés histórico, artístico y botánico que se emplazan en El Prado. En el año 2000 la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM), propietaria de la casa, comienza los trabajos de rehabilitación del sitio. El programa fue la rehabilitación para un centro cultural, sin destino específico. En 2005 el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) puso en funcionamiento el Área de Derechos Humanos8, la que definió dentro de sus áreas estratégicas la Memoria y reafirmación de la democracia. Sobre este eje es que el MEC y la IMM, generan un convenio dentro de cuyos elementos está la colaboración mutua para la creacion del Centro Cultural y Museo de la Memoria9. La creación del centro no solo partió de la confluencia de Organismos del Estado, sino que también involucró una convocatoria abierta a organizaciones de

                                                                                                                                                                                                                                                                                                          ministro   de   Guerra   de   Francisco   Vidal.   Lo   caracterizó   el   autoritarismo,   el   desconocimiento   de   libertades   y   leyes,   y   la   represión   contra   los   caudillos   locales  con  el  abuso  de  la  fuerza  militar.     8  Actualmente  Dirección  Nacional  de  Derechos  Humanos   9  Resolución   N°   1341/07   que   aprueba   el   convenio   entre   la   Intendencia   Municipal   de   Montevideo   y   el   Ministerio   de   Educación   y   Cultura:   http://monolitos.montevideo.gub.uy/resoluci.nsf/0bfcab2a0d22bf9603256 78d00746391/bbdbb1dc37c910b9032572e4005248f2?OpenDocument  

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  derechos humanos para participar en su creación 10 , las que conforman Asociación de Amigas y Amigos del Centro Cultural y Museo de la Memoria. Como se pudo observar, la constitucion del MUME parte de la confluencia de una serie de organizaciones del Estado y la sociedad civil, lo que permite presentar un discurso cohesionado de lo que fue el periódo dictatorial y sus implicancias para la historia del Uruguay. Paradójicamente aún cuando el MUME se emplaza en la que fuera la casa de un dictador e implica una resignificacion del espacio, esto no es explícito, desconectando el periodo dictatorial del siglo XX con lo acaecido en la historia del Uruguay, y dejando el periódo como una particularidad y no como un elemento de continuidad y contradicción de lo que constituye la sociedad actual del pais, superponiendo una memoria sobre otra. El MUME desde la calle a simple vista no se logra distinguir. Una vez en el espacio un cartel al inicio nos da cuenta de lo que se está visitando (Cartel de color rojo que aparece en la fotografia). Lo primero                                                                                                                 10  Madres   y   Familiares   de   Uruguayos   Detenidos   Desaparecidos;   Crysol   –   Asociación  de  ex  pres@s  polític@s;  Comisión  de  Familiares  de  Asesinad@s   Polític@s;   Memoria   de   la   Resistencia   1973   –   1985;   Taller   Vivencias   –   ex   presas   políticas;   Asociación   de   Funcionarios   de   la   Universidad   del   Trabajo   (AFUTU);  Plenario  Intersindical  de  Trabajadores  –  Convención  Nacional  de   Trabajadores   (PIT   –   CNT);   Facultad   de   Humanidades   y   Ciencias   de   la   Educación  de  la  Universidad  de  la  República;  Consejo  de  Educación  Técnica   del  Uruguay  -­‐  Universidad  del  Trabajo  del  Uruguay    

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que acoge al visitante es el parque que rodea la construccion: en este se encuentran una serie de intervenciones que nos comienzan a dar cuenta de la narrativa del espacio. Por un lado se encuentran unos paneles que cuentan la historia de militantes presos durante el periódo. Mientras que a un costado del sitio destaca la instalación de Anabella Balduvino11, la cual corresponde a una serie de agujeros en el suelo, recreando las fosas comunes donde eran dejados los y las ejecutadas políticas. La exposición parte con una esquela que dice “Entre los desaparecidos no hay inocentes todos fueron culpables de querer un mundo mejor”, significando a estos y estas como actores de su propia historia.

El recorrido, por el parque, es libre; no existe una señaletica que designe que ver primero y que ver después, abriendo la posibilidad que cada visitante                                                                                                                 11  coautora  con  el  escritor  Carlos  Caillabet  del  libro  “Nomeolvides”  

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  estructure de la forma que mejor le plazca cómo lo reccorre, así como también sus propios procesos reflexivos. Dentro de la casa, que cobija al museo propiamente tal, el guión museológico se encuentra claramente direccionado y se estructura en 7 ejes: 1. La Instauración de la Dictadura. 2. La Resistencia Popular. 3. Las Cárceles. 4. El Exilio. 5. Los Desaparecidos. 6. La Recuperación Democrática y la Lucha por Verdad y Justicia. 7. Historias Inconclusas y Nuevos Desafíos. Cada uno de estos ejes comprende una sala del espacio (como se puede visualizar en el plano siguiente) y muestra un discurso claro sobre cómo fue el periódo dictatorial, esto mediante textos escritos en sus paredes, así como por elementos de contexto, ya sea mediante carteles, afiches, música del periódo, entre otros, contando un relato lineal y coherente el que parece ser expresión clara de la confluencia de las organizaciones que estructura el espacio así como de la memoria que se quiere dar cuenta.

 

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Por medio de la sala de exposiciones itinerantes, se genera un espacio de inclusión de otras memorias y particularmente de otros actores, por ejemplo durante el mes de febrero de 2014, se econtraba la exposición "NIÑAS Y NIÑOS EN TIEMPOS DE DICTADURA”, la cual se presentaba como una obra en proceso inacabado, pues proponía seguir incorporando testimonios, objetos y reflexiones durante su transcurso, invitando a las y los visitantes a plantearse preguntas tales como: ¿Cómo fue la visión de niñas y niños sobre la dictadura? ¿Cómo fueron sus vivencias? ¿Cómo fue su vida cotidiana, la escuela, el barrio, la familia? ¿Cómo vivieron las niñas y niños familiares de presos políticos, exilados, luchadores de la resistencia, desaparecidos y asesinados? Entre otras, involucrando de manera activa en los vistantes en los procesos de memoralizacion y abriendo con esto la posibildiad de integrar nuevas memorias dentro del marco que proporciona el espacio.

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  Reflexiones Como nos indica Makowski (2002) la memoria traspasa el dominio de lo privado y se derrama sobre la esfera pública, extendiendo los hilos de sus narrativas en los que se anudan recuperaciones, revisiones y también invenciones sobre el pasado. Los procesos de construcción de memoria son parte de estrategias, explicitas o implícitas, de diversos colectivos sociales que se encuentran cargados socio-políticamente de contenido y buscan por medio de una serie recursos sociales, ideológicos y museológicos hacer hegemónica sus percepciones de mundo. El conocimiento del pasado posee una estrecha relación con nuestras posiciones en el presente y también con nuestras expectativas de futuro. A partir de esto podemos señalar que los usos de la memoria (tanto como recuerdo o como olvido), siempre van ligados a una intencionalidad, de la que ninguno de los ejemplos analizados se sustrae, aunque traten de matizarla. En Londres 38, Espacios de memorias, se percibe la memoria desde diversas aristas: por un lado es una estrategia metodológica para dar cuenta de fenómenos del presente por medio de la revisión y re-significación de fenómenos del pasado, en los que primen las experiencias de los sujetos y sus interrelaciones. Al construirse desde la experiencia de los sujetos estas pueden ser múltiples y se encuentran en constante estado de construcción y transformación; advirtiéndose una suerte de voluntad de diálogo y participación con el/la visitante, que busca no sustraer la dimensión política del acto de recordar.

 

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En el caso del MUME, la/el visitante se enfrenta a un discurso claramente constituido en el que se permiten ejercicios reflexivos, pero donde no es posible visualizar claramente los objetivos del espacio, aunque se puede ver la intencionalidad clara de mostrar un encuadre a la forma que se debe recordar el periodo dictatorial. Esta diferencia, creemos que responde principalmente a la forma que se constituyen ambos espacios. En el caso del MUME, la confluencia de diferentes organizaciones con posturas comunes con respecto a la dictadura permite la constitución de un discurso claro de entendimiento del periodo. En el caso de Londres 38, aun cuando igualmente surge de la confluencia de una serie de organizaciones, sus posturas son diversas y en algunos casos contrapuestas, por lo que no existe la posibilidad de generar un discurso –memoria- único en torno al espacio y la opción más real es constituir un discurso abierto, el que permita disensos. En cuanto a la puesta en escena, en uno prima la narrativa del vacío (Londres 38), ya que se carece de objetos materiales efectivos que pongan en contexto, es la casa en sí misma la que habla de la historia que busca contener. Mientras tanto en el MUME, el espacio de muestra está cargado de objetos que vinculan con otros espacios –marcas territoriales- de la ciudad de Montevideo, constituyéndose en marca territorial de la memoria en la medida que refiere a estos otros lugares. Un elementos común en ambos espacios, tiene que ver en cómo el ejercicio de recordar/olvidar posee función clara para la construcción del presente y de la narrativa que el espacio quiere proyectar para el hoy. En el caso

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  del MUME, esto se presenta como fisura, ya que es por medio de sus exposiciones temporales en donde se abre el espacio del discurso homogéneo para “nuevas” memorias y “nuevos” actores. Por su lado, Londres 38 lo asume como estrategia consiente y es por medio de este ejercicio mediante el cual establece relaciones con la sociedad civil y proyecta su accionar mas allá del espacio físico que los constituye. La memoria, al ser difusa y encontrarse en constante proceso de transformación, va a tener una significación distinta según lo que este aconteciendo en sus país de origen y de los grupos sociales que buscan constituirla. La memoria aparece entonces como un emergente en la dinámica grupal, como una construcción intersubjetiva, que no está exenta de un carácter normativo al generar marcos de referencia para la orientación de la conducta de los actores sociales (Makowsky, 2002) involucrados tanto en la gestión museológica como museográfica, así como con las y los visitantes de estas marcas territoriales. Bibliografía   Amado, A. M. (2003). Herencias: Generaciones y duelo en las políticas de memoria. En Revista Iberoamérica, Vol. LXIX, N°202, Enero-Marzo, pp. 137153 Arostegui. J. (2004). La Historia Vivida: sobre la historia del presente. Madrid: Alianza Editorial Erice Sebares, F. (2008). Memoria histórica y deber de la memoria: Las dimensiones mundanas de un debate académico. Entelequia. Revista Interdisciplinar: Monográfico N° 7, Septiembre 2008, pp. 77-96

 

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Heller, A. (2003). Memoria Cultural, identidad y sociedad civil. En Revista Indaga N°5, pp. 5-17 Jelin, E. y Langland, V. (Comps). (2003) Monumentos, memoriales y marcas territoriales. Barcelona: Siglo XXI Editores. Lazzara; M. (2011). Dos propuestas de conmemoración pública: Londres 38 y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos (Santiago de Chile). Revista A Contra Corriente, Vol. 8, N°. 3, Primavera, pp. 55-90, Disponible en: http://www.ncsu.edu/acontracorriente Makowski, S. (2002). Entre la bruma de la memoria. Trauma, sujeto y narración. Revista Perfiles latinoamericanos Nº21, pp. 143-158 Nora, P. (2009). Pierre Nora en Les lieux de mémorie. Santiago: LOM – TRILCE Regalado de Hurtado, L. (2007). Clío y Mnemosine: Estudios sobre historia, memoria y pasado reciente. Lima: Fondo Editorial UNMSM Schindel, E. (2009) Inscribir el pasado en el presente: memoria y espacio urbano. Revista Política y Cultura, Primavera, N° 31 pp. 65-87 Vezzetti, Hugo (2000). Debate: El territorio de la memoria social. Un mapa por trazar. Revista Puentes, Año 1, Bs As, Argentina.

 

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