Reescritura de El Lazarillo de Tormes para sociedades posmodernas (2015)
Descripción
Reescritura de El Lazarillo de Tormes para sociedades posmodernas Nicolás Acosta Corin Camila Sandoval Ojeda Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Si bien se data la escritura del Lazarillo de Tormes en el siglo XVI, cuyo autor aún se mantiene en el anonimato, el contexto en que la obra se expandió, junto a su argumento crítico, no fue hasta el siglo XIX, es decir, poco más de dos siglos atrás. La sociedad en la que se creía que el Lazarillo había sido escrito, era radicalmente censuradora. Esto se debía a la fuerte presencia de la moral adscrita a la Iglesia Católica de aquella época, que, debido a la inquisición, prohibía todo tipo de crítica o expansión de ideas contrarias a lo que se imponía desde dicha organización religiosa. “En este sentido, lo que transforma a Lázaro en un héroe (...) es su capacidad de cuestionar y criticar (muchas veces irónicamente) las prácticas y malos hábitos de la sociedad” (Barría 4). Desde este punto de vista, podemos ver que la situación no es radicalmente contraria a lo que vivimos hoy. A pesar de vivir en una sociedad posmoderna apegada a la libertad de expresión, esta libertad está determinada por algún tipo de sesgo social, ya sea este religioso o no. Puesto que, como señala Guillén (1957), “respiramos la atmósfera raríficada de una sociedad basada en el engaño, la sospecha, la persecución, el temor al qué dirán, la calumnia” (269270). Esto provoca una naciente necesidad de poder compartir esta crítica irónica en la sociedad actual. ¿Cómo? A través de una reescritura de la obra en un ambiente más cotidiano, más ameno para el lector actual. Así se verá enriquecido de todo el poder crítico concentrado en esta obra clásica, de nuestra literatura hispana. En tanto, existe más de una razón para enfrentar un desafío tan imponente como es la reescritura de una obra clásica, como el Lazarillo de Tormes. Sin embargo, es menester presentar, primeramente, dificultades que presenta el Lazarillo al lector posmoderno. Por un lado, una gran dificultad de lectura de la obra se presenta en el uso del lenguaje que se implementó en su escritura. Nos encontramos frente a un idioma que sería una especie de español antiguo, medieval, el cual tiene palabras que se encuentran obsoletas en nuestro vocabulario actual. Lo anterior, nos dificulta la comprensión de la obra
en su sentido global. Por otro lado, los estereotipos que se utilizan en el Lazarillo están en cierta manera descontextualizados, de la época actual. Pero, eso no significa que no los podamos adaptar a los tiempos posmodernos. Por ejemplo el fraile, el alguacil, o el buldero, como personajes específicos, ya no existen en la actualidad, mas si lo que representan dentro de la obra. A pesar de estas dificultades, uno de estos tópicos, insertos en esta obra, que son necesarios revivir, es el de la crítica irónica que posee de fondo: al sistema religioso, cuya escena muchas veces constituye una burla, para beneficiarse económicamente del pueblo, abusar de su fe y buena voluntad (Cabado 145); y a la lucha de clases, que busca su identidad en la individualización del individuo o clanes sociales, distanciándose de aquellos con quienes no comparten esta identidad (Maffesoli 135). Lo anterior nos da una clara evidencia de una necesidad de reescritura del Lazarillo para un público actualizado. En esta, podemos ver los estereotipos que plagan la sociedad posmoderna. Por tanto, queremos hacer una relación comparativa, proponiendo una equivalencia prototípica de los modelos antiguos con los actuales, en cuanto a los amos que tuvo el protagonista. Estos “amos cuyas cualidades morales representan casi todos los pecados capitales y algunos otros – avaricia, egoísmo, vanidad y pereza, falsedad y lujuria” (Jaén 130): Ciego: es una persona ignorante, fácil de engañar, que tarda en descubrir las tretas que se han levantado contra él. Hoy en día podría ser una persona adinerada con poca formación profesional, como herederos de fortunas familiares. Clérigo: es una persona avara, egoísta, quien no practica lo que predica. Tal esquema podría corresponder a un cura engañador, quien se beneficia de la ignorancia de los adeptos a la Iglesia, para satisfacer sus necesidades personales (Cabado 137). Escudero: este personaje aparenta un status social que no posee, suele ser arrivista y aprovechador. No deja ninguna oportunidad de poder obtener algo para favorecerse (Cabado 142). Por ejemplo, en nuestra época podríamos encontrar a dirigentes sociales de organizaciones poco importantes o personajes de la farándula. Fraile: es una persona que vive la vida día a día, al tanto de los problemas que lo rodean, pero sin generar cambios importantes para la solución de ellos. A veces poseen seguidores, mas no están pendientes de ellos y desaparecen. Aquí tenemos el prototipo de
líder actual, que persigue un ideal como llanero solitario, sin lograr nada, ni tomar en cuenta a las personas que quieren apoyarlo. Buldero: es un personaje muy prototípico en la actualidad, puesto que corresponde a sujetos con mucha palabrería y poco contenido real en sus palabras, “da cuenta de la condición social y moral de los representantes menores de la Iglesia” (Cabado 145). Aquí las opciones son variadas, entre ellas podemos encontrar a los políticos, economistas, o abogados. Capellán: describe a personas que entregan las herramientas para poder desarrollar alguna actividad específica y poder especializarse en ella. “En este caso se iguala la figura del capellán a la del mercader (…) A pesar de la esclavitud sistemática y alienante, Lázaro reconoce que el trabajo con retribución monetaria, es el primer escalón del ascenso social” (Cabado 146). Podemos identificar a asesores financieros, prestamistas, bancarios, entre otros. Alguacil: es una persona honesta, que trabaja por la justicia, persigue sus ideales a toda costa, vive de manera arriesgada y se preocupa de la gente que lo rodea. Este último representa la minoría social, ya que podemos identificarlo entre políticos, jueces, policías u otro tipo de autoridad, que no ceda ante la corrupción de los sistemas actuales. Además, añadimos que la lectura, al ser un relato de estilo autobiográfico (González 267), nos facilita el proceso a la hora de crear una intimidad con el personaje, de conectarnos con su historia, y crear un pacto de verosimilitud frente a su relato. Todo lo anterior, con el fin de potenciar en el lector la crítica que se quiere impulsar. Tener un Lazarillo posmoderno nos permitiría usarlo como apoyo a la relación del Lazarillo del siglo XVI con nuestra sociedad, siendo material complementario a la hora de enfrentarse a estudios de la obra clásica. Así se convertirá en un libro “novedoso” para el lector actual, el cual puede ser leído por cualquiera que quiera acercarse a esta crítica, que pretende evidenciar este impulso posmoderno de querer individualizar a los sujetos, separándolos, a fin de crear personalidades despersonalizadas, basadas en relaciones superficiales (Gardella 46). Sin duda, luego de este recorrido, una propuesta de adaptación el Lazarillo es latente, urgente y llamativa, tanto para los escritores de la actualidad, quienes podrán parodiar con todos los estereotipos actuales; como para el lector, que busca con ansias la satirización inteligente de la sociedad que lo atrapa.
Referencias Anónimo. El Lazarillo de Tormes . Chile: Sociedad Comercial y Editorial Santiago Limitada. 1987. Impreso. Berría, Francisco. Ensayo novela picaresca . Trabajo presentado en la cátedra Literatura Española Clásica, Universidad de Chile. 2014. Archivo de Microsoft Word. Cabado, Juan M. “Arrimarse a los buenos”: necesidades vitales y artificiales en el Lazarillo. Olivar 15 (2011): 131149. Impreso. Gardella, Felipe A. “Individuo y sociedad posmodernos”. Tiempos blandos. Individuo, sociedad y orden mundial en la posmodernidad . Lima: Fondo Editorial. 2003. Impreso. González, Mario M. “‘Lazarillo de Tormes’ y el manierismo”. Actas del XII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas . Birmingham: Department of Hispanic Studies. 1998. Impreso. Guillén, Claudio. “La disposición temporal del Lazarillo de Tormes”. Hispanic Review 25.4 (1957): 264279. Impreso. Jaén, Didier T. “La ambigüedad moral del ‘Lazarillo de Tormes’”. PMLA 83.1 (1968): 130134. Impreso. Maffesoli, Michel. “El tiempo de las tribus: el ocaso del individualismo en las sociedades posmodernas” . México: Siglo XXI. 2004. Impreso.
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