Redes sociales: ¿espacios de deliberación democrática o sólo un reflejo de las desigualdades sociales en México? Reflexiones para el debate.

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Redes sociales: ¿espacios de deliberación democrática o sólo un reflejo de las desigualdades sociales en México? Reflexiones para el debate Mariela Díaz Sandoval1 y Alberto Espejel Espinoza2

Iniciar con este cuestionamiento es, en primera instancia, discutible. Sería irresponsable pensar en los sitios de internet denominados redes sociales como espacios que sólo pueden percibirse en términos positivos o negativos, hablando sobre sus posibles efectos o consecuencias en torno a la esfera pública. Las presentes líneas tienen como finalidad exponer algunas reflexiones en torno a las redes sociales y su vínculo con la democracia y con las desigualdades sociales.

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Partimos de la necesidad de poner en cuestión el

argumento idealista sobre que las redes sociales son una esfera pública en la cual se lleva a cabo una deliberación democrática. Las redes sociales pueden ser vistas, más bien, como ese lugar en el que se pueden identificar constelaciones de toda clase de discursos que pueden ser democráticos, no democráticos o de cualquiera otra índole. 3 Ponemos como ejemplo dos casos: el de la publicación y difusión de fotografías de mujeres de estratos socioeconómicos bajos acompañadas de etiquetas como #pobrezafilia y #putipobres; y las quejas en redes sociales en torno al Hoy No Circula y la contingencia ambiental. Ambos casos muestran que las redes sociales son esos

espacios en los que las desigualdades sociales también pueden producirse y reproducirse. Sin duda alguna, el Facebook y el Twitter son importantes herramientas o recursos que los actores, ya sea políticos o sociales, han utilizado para difundir sus ideas, intereses y acciones, teniendo éstos un alcance que va más allá del ciberespacio. Lo anterior significa que las redes sociales pueden convertirse en un instrumento poderoso; sin embargo, es erróneo considerarlas como variable independiente (factor o causa de alguna situación determinada), sin tomar en consideración el contexto particular en que se inscribe su utilización (el conjunto de variables intervinientes). Por ende, sobre el uso del internet en América Latina y, en particular, en México, es necesario tener en cuenta algunos datos importantes. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina (2015: 63), Latinoamérica es la región del mundo que más participación tiene en las redes sociales, siendo Facebook, en primer lugar, y Twitter, en un alejado segundo lugar, los sitios más importantes4(78.4% de los usuarios de internet, frente al 66.4% en América del Norte y al 54.5% en Europa). Además, México, junto con Argentina, Perú, Chile y Colombia, se ubican entre los países con mayor número de usuarios que participan en redes sociales, datos que, por supuesto, son relevantes. En México, de acuerdo con datos del INEGI para el 2014, 44.4% de la población de seis años a más declaró tener acceso a internet. En adición, poco más de un tercio de los hogares mexicanos (34.4%) señaló tener conexión a internet. En la actualidad, el acceso a internet es cada vez más amplio debido al abaratamiento del coste de los dispositivos tecnológicos, lo que, sin embargo, no implica una mejora en las condiciones socioeconómicas de la población (en algunas ocasiones, ciertos sectores acuden a créditos para comprar celulares, computadoras, tablets entre otros dispositivos electrónicos). En este sentido, si recuperamos datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), poco más del 50% (55.3 millones) de la población de nuestro país se encuentra en pobreza.

Otro dato relevante en torno a este tema es cómo la estratificación social incide en el acceso a internet. De acuerdo con la organización no gubernamental World Wide Web Foundation, el sector que más limitaciones tiene para acceder a las nuevas tecnologías de la información es el de las mujeres. Esta situación se explica, evidentemente, por las desigualdades existentes en nuestras sociedades. En el caso de las mujeres pobres que habitan en los centros urbanos de los países en desarrollo, el acceso a internet es limitado, debido a que muchas de ellas dependen económicamente de otras personas. La organización destaca, además, un tema que debe preocuparnos: el derecho al acceso a internet se ve distorsionado o afectado por los corporativos que operan como oligopolios imponiendo altas tarifas, sin que existan instituciones capaces de regular estos abusos (Word Wide Web Foundation, 2016). Ante este panorama, es de esperarse que las redes sociales sean analizadas con cautela. El internet se ha posicionado como un medio de comunicación de gran importancia. En ese espacio, podemos ver por igual a ciudadanos “de a pie” que a los grandes corporativos. Sin embargo, a diferencia de los medios de comunicación tradicionales como la radio y la televisión, el internet no se encuentra controlado por el “duopolio televisivo”, como ocurre en México.

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Las redes sociales deben ser concebidas como ese

espacio público en donde confluyen intereses diversos que no siempre tienen como orientación el robustecimiento de la democracia. El importante sociólogo Manuel Castells en su obra Redes de indignación y esperanza: los movimientos sociales en la era de internet¸ recupera las experiencias de la primavera árabe, el Occupy Wall Street, los indignados en España y las revueltas en Islandia, para identificar los mecanismos causales que generaron las protestas en lugares tan disímiles del orbe. De acuerdo con Castells (2012), más que

pensar que la pobreza, las desigualdades y la falta de democracia fueron las únicas generadoras de las revueltas, fue el sentimiento de humillación generada por las élites político-financieras las que avivaron el fuego. En este sentido, el internet jugó un papel central; sin embargo, señala Castells, no debe ser visto como una causa (variable independiente) en el surgimiento de las protesta, sino como un elemento novedoso en los movimientos del siglo XXI.5 En México, el papel de las redes sociales en los procesos electorales y otros conflictos de índole político ha sido documentado, sin embargo consideramos que falta determinar el peso real que las redes sociales tuvieron en situaciones como el surgimiento de movimientos como el denominado #Yosoy132. Dicha acción colectiva se sirvió de las redes sociales en la protesta por la injerencia de los medios de comunicación tradicionales que distorsionaron los hechos ocurridos al entonces candidato presidencial por el PRI, Enrique Peña Nieto, en la Universidad Iberoamericana. Entre los políticos mexicanos la utilización de redes como Twitter ha

sido

clave

para

intentar

contrarrestar

los

denominados trendingtopico tendencias más relevantes. Recordemos el caso de la utilización de bots en las campañas electorales del propio Peña Nieto así como de Eruviel Ávila, actual gobernador del Estado de México, entidad reconocida como una de las más violentas para las mujeres. Siguiendo

el

argumento

de

Castells,

las

redes

sociales

pueden

ser potenciadoras de la acción colectiva, entendida ésta como la movilización en torno a una causa determinada, más no como sus causas primigenias. En el mismo sentido, Johannes Frische (2012), al analizar el caso de las protestas en Túnez, sostiene que la idea de que las protestas fueron dirigidas desde las redes sociales es refutable, dado que las nuevas tecnologías jugaron un papel relevante, pero únicamente en la movilización de las clases medias urbanas. Otros sectores que fueron decisivos en el surgimiento de las protestas enarbolaron banderas a favor de condiciones apropiadas para la protección del empleo informal. Esta investigación es interesante porque, al igual que los informes citados en las primeras líneas del presente escrito, el acceso a internet es diferenciado entre los distintos sectores

socioeconómicos, pero también, entre identidades de género, etnia, raza, así como entre los distintos grupos de edad, sin olvidar las distinciones entre países y regiones. La globalización informática ha traído ciertas ventajas para la acción colectiva en tanto que permite una difusión inmediata de la información, derribando las barreras del tiempo y del espacio. Sin embargo, las redes sociales como espacio público también permiten identificar las diferenciaciones existentes en nuestras sociedades, lo cual en algunas ocasiones no contribuye a abonar en la construcción de ciudadanía y de una deliberación democrática. De manera destacada, Raúl Trejo Delarbre (2012) recupera a Habermas señalando que así como el internet puede ser un difusor de la información y tiene potencialidades para construir una esfera pública (ese lugar necesario en toda democracia para lograr acuerdos con base en la deliberación, en donde el respeto y el reconocimiento mutuos son clave), también puede crear fragmentación y una vinculación social menos duradera. Sin duda, también se pueden generar condiciones que desincentivan la acción colectiva en el espacio público real (en las calles, en las plazas). Por ejemplo, se puede crear la falsa idea de participación ciudadana activa con sólo darle click a algunas de las peticiones alojadas en páginas como Change.org y Avaaz.org y, con ello, “curarse en salud”.

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Las redes sociales entendidas como espacio público,

también nos permiten ver expresiones de racismo, clasismo, discriminación y exclusión social. Destacamos dos casos que ejemplifican lo anterior: 1) la burla en torno a la pobreza, acompañada de la denigración sexual y estigmatización de mujeres y 2) las manifestaciones de rechazo a las acciones del Gobierno de la Ciudad de México en torno al programa Hoy No Circula.

En cuanto al primer caso, es en Twitter donde comenzó a tener auge la publicación de fotos, principalmente de mujeres jóvenes con ropa ajustada, semidesnudas

o

desnudas,

etiquetadas

bajo

hashtags

como#putipobre,#pobrezafilia, #putiricas, #Misseria, #EsDePutipobres y #TanRica YTanPobre.6Dichas imágenes tienen una serie de características: se trata de mujeres de clase baja (que puede deducirse por el tipo de entorno en el que se generan las instantáneas, siendo escenarios caracterizados por paredes en obra negra, por ejemplo). Esta tendencia, de acuerdo con algunas fuentes, surge en México y rápidamente se ha extendido a otros países de América Latina (Publímetro, 2015). La publicación de este tipo de imágenes va acompañada de frases denigrantes y humillantes hacia personas de sectores socioeconómicos bajos. Pareciera que quienes difunden estas fotografías se posicionan un peldaño arriba estableciendo una barrera entre el “nosotros” (quienes tratan de construirse o ubicarse en la posición de los más favorecidos) y “los otros” (aquellos que merecen ser castigados vía la humillación y exhibición pública por el hecho de ser mujeres pobres).

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Este tipo de discusiones en el espacio público muestran

la construcción de relaciones de poder con base en el capital económico y simbólico en un país donde más de la mitad de la población es pobre, y en el que las mujeres continúan siendo el sector que sufre las desigualdades con mayor ahínco. En cuanto al segundo caso, la problemática también es muy compleja; sin embargo, al igual que en el caso anterior, nos permite ver las desigualdades existentes en nuestra sociedad. Desde hace algunos días, el Gobierno de la Ciudad de México ha tomado la determinación de aplicar recurrentemente el programa Hoy No Circula en respuesta al alarmante nivel de contaminantes que afecta la calidad

del aire. Las causas que se han mencionado en torno a los elevados niveles de contaminación son múltiples. Van desde el número de vehículos que circulan en nuestra megalópolis, hasta el crecimiento descontrolado “hacia arriba” que ha tenido nuestra ciudad en las últimas dos administraciones (construcción de edificios en las zonas centrales de la ciudad). En cuanto al transporte público, se ha señalado que la Ciudad de México es la más peligrosa para las mujeres usuarias del mismo, sin considerar que nuestra urbe es la número uno en la lista de ciudades con el peor caos vial; que las familias, debido a los altos costos del transporte, deben destinarle una importante cantidad de sus ingresos semanales y que, además, gastan interminables horas en sus rutas diarias (Forbes, 2015). Es indudable que, en los últimos años, nuestra ciudad ha sido moldeada para privilegiar el uso de automóviles. No existe un interés por promover otros tipos de transporte, por ejemplo las bicicletas, ya que la infraestructura para su uso se encuentra sólo en algunas de las zonas más privilegiadas de la ciudad. Es de llamar la atención que de la población de la Ciudad de México, únicamente el 20% utiliza el auto particular para transportarse (Parametría, 2016). El automóvil es sinónimo de estatus y comodidad en una ciudad en la que trasladarse se ha convertido en un verdadero martirio. En el ciber espacio público (Twitter y Facebook), las quejas se caracterizaron por su perfil individualista.7 Algunas de ellas calificaron al transporte público como muy contaminante, olvidando que en este tipo de transporte pueden viajar de 40 a 60 pasajeros, mientras que un panorama cotidiano de la ciudad es ver un vehículo por persona.8 Fueron muchos los usuarios de las redes sociales quienes más que exigir un transporte público de calidad se oponían a dejar su automóvil, pues aquél es sucio, además de que es un medio utilizado por “pobres”. En una comunicación personal en Facebook se pueden leer posturas denigrantes como la siguiente: “Hay que agregarle que la mayoría de la gente no es muy limpia, principalmente los hombres. No se lavan la boca; no se bañan; la ropa la traen sucia y apesta, etc. […]. No he llegado a entender por qué los hombres, en este caso, no son limpios” (Comunicación personal, abril, 2016).9

Los altos niveles de contaminantes, es cierto, responden a una pésima planeación urbana, así como a las políticas neoliberales que privilegian la construcción de grandes obras de infraestructuras que únicamente generan incentivos para el aumento del parque vehicular (un claro ejemplo es la Supervía Poniente, una construcción público-privada). Esto significa que los gobiernos de ninguna forma han privilegiado la necesaria inversión en transporte público eléctrico o de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) que en ciertas zonas como el oriente y el norte del Distrito Federal han mostrado ser una alternativa viable. Como conclusión, el ciberespacio no está desvinculado del espacio real, construido sociohistóricamente. Retomando a Raúl Trejo, el ciberespacio no está controlado por máquinas, sino que adquiere forma por los sujetos que producen y reproducen contenido discursivo. Agregaríamos que ese contenido de ideas e intereses es relevante porque nos permite identificar cómo los sujetos consideran debe o debería ser la vida en sociedad. Esto es, se normalizan y refuerzan las desigualdades sociales. Con estas reflexiones, consideramos necesario tomar con cautela esas visiones sobre el poder transformador de las redes sociales para considerar el contexto en el que se encuentran inscritas. Las problemáticas sociales y políticas son, sin ninguna duda, mucho más complejas como para conformarnos con considerar que Twitter, Facebook y demás espacios, son variables independientes o causas de los mismos. Eso sí, las redes sociales son capaces de mostrarnos las desigualdades existentes en nuestras complejas sociedades.

Bibliografía Castells, Manuel. (2012). Redes de indignación y esperanza: los movimientos sociales en la era de Internet. Madrid: Alianza Editorial. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2015). La nueva revolución digital. De la internet del consumo a la internet de la producción.Santiago de Chile: CEPAL. Recuperado de:http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/38604/S1500587_es.pdf;jsessionid=278B5C148A85AAD9AE3 D313737140FDF?sequence=1. Forbes. (16 de mayo de 2016). “Mexicanos gastan 50% del ingreso familiar en transporte”. Recuperado de: http://www.forbes.com.mx/mexicanos-gastan-50-del-ingreso-familiar-en-transporte/.

Frischer, Johannes. (2013). “Transformar políticas de informalidad urbana: el caso de la transición tunecina”. Revista CIDOB d'AfersInternacionals, No. 104, Diciembre. Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2015). Estadísticas a propósito del día mundial del internet (17 de mayo de 2015). Datos nacionales”.Recuperado de: http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/aproposito/2015/internet0.pdf. Palacios, Óscar (2016). “El transporte público y el clasismo en la Ciudad de México”. Recuperado de:http://www.revistaconsideraciones.com/2016/04/07/el-transporte-publico-y-el-clasismo-en-la-ciudad-de-mexico/. Parametría. (2016). Movilidad y transporte en el Distrito Federal. México. Recuperado de: http://www.parametria.com.mx/DetalleEstudio.php?E=4539. Publimetro. (1 de diciembre de 2015). “Las #Putipobres, el fenómeno de moda en las redes sociales”. Recuperado de:http://www.publimetro.com.mx/noticias/las-putipobres-el-fenomeno-de-moda-en-las-redessociales/mokB!DlLy6b1rFbyzU/. Trejo Delarbre, Raúl. (2009). “Internet como expresión y extensión del espacio público”. Revista MATRIZes, Vol. 2, No 2. Recuperado de:https://rtrejo.files.wordpress.com/2012/04/internet-como-expresic3b3n-del-espacio-pc3bablicomatrizes-2-2009.pdf. Twitter, twitter.com Word Wide Web Foundation. (2016). Women’s Rights Online. Recuperado de: http://webfoundation.org/ourwork/projects/womens-rights-online/.

Notas 1

Doctora en Ciencias Sociales con Mención en Sociología por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales,

Sede México. Miembro del grupo de investigación “El estado de la ciencia política en América Latina” y del Cuerpo Académico Multidisciplinario de Política y Sociedad (CAMPYS) de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Correo electrónico: [email protected]. 2

Doctor en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México. Miembro del grupo de investigación

“El estado de la ciencia política en América Latina” y del Cuerpo Académico Multidisciplinario de Política y Sociedad (CAMPYS) de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Correo electrónico: [email protected]. 3

Al respecto, véase a Raúl Trejo Delarbre (2009) quien recupera los conceptos de esfera pública y espacio público

de Jürgen Habermas para desarrollar este argumento. 4

En América Latina, “Facebook, con 145 millones de visitantes únicos, era la red social con mayor audiencia,

seguida por ShareThis (93 millones), LinkedIn (38 millones), Taringa (29 millones) y Twitter (29 millones). Con respecto al tiempo dedicado, Facebook también ocupaba el primer lugar (95% del total del tiempo ocupado en redes sociales), seguido desde muy lejos por Twitter (1.4%). Los visitantes de la región también eran los que más tiempo destinaban por visita, con un promedio de 17 minutos en abril de 2014” (CEPAL, 2015: 63). 5

Véase Castells: “Ni internet ni ninguna otra tecnología, para el caso, puede ser origen de una causalidad social”

(2012: 218).

6

Véase algunos ejemplos de los rótulos que acompañan este tipo de imágenes: ”@laMayorga: tambien

#tanricatanpobre #misseria p los q les gusta ver chavas q prefieren un cel a pintar su chiquero o comprarse ropa (Sic.) (Comunicación personal, enero 27, 2016). “@EsBroncaLaPotra: Vivo con el miedo de subir una selfie y que me clasifiquen como putipobre” (Sic.) (Comunicación personal, mayo 13, 2016). “@PauCruzq: No puedes ser tan puta y tan pobre. Cobra al menos para que te vistas bien pinche naca. #putipobre (Sic.) (Julio 14, 2015). 7

Algunos ejemplos: “@carlasalman: @ManceraMiguelMX @CDMX_Semovimás Hoy No Circula y quieren q me

suba a taxi cafre, sucio y caro. Yo quiero decidir @Profeco #UberSeQueda” (Sic) (Comunicación personal, mayo 8, 2016). “@Mondragon002: @ApoyoVial @emilioformula /Es que ya urge un doble hoy no circula. Si cerramos carriles sube la contaminación y nos libramos de los pobres” (Comunicación personal, mayo 13, 2016). “@AnaMariaDF1: @sabasmx @HoyNoCircula_mx El objetivo es que tu auto pague 2 veces al año mientras transporte público obsoleto contamina” (Comunicación personal, mayo 10, 2016). 8

Basta darse una vuelta por cualquier calle o avenida de la ciudad para verificar lo anterior. La Avenida 100 Metros,

compuesta por 7 carriles, su tránsito a partir de las 2 de la tarde se convierte en un verdadero suplicio. 9

Véase por ejemplo “@SerrinaVDWood: Viajar en transporte público #EsDePobres, pero quedarse dormido ahí roza

la mendicidad y la decadencia humana”(Comunicación personal, enero 17, 2015). “@La_Panaderia_FC: #EsDePobres salir en las fotos del metro lleno por el #HoyNoCircula” (Comunicación personal, abril 7, 2016).

Fuente original: http://aguaardiente.uaa.mx/04/dos04.html

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