Reconstrucción Parcelaria: el caso de Santiago de Alcántara

September 10, 2017 | Autor: B. Sánchez Serrano | Categoría: Rural History, Historia, Historia Rural, Parcelario
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Descripción

UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA

Reconstrucción de Paisajes Agrarios Extremeños Santiago de Alcántara Autor Benjamín Sánchez Serrano. Director/Tutor: Julián Clemente Ramos.

Facultad de Filosofía y Letras. Departamento de Historia. Master de Investigación en Humanidades. 30 de Octubre de 2014.

Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara.

ÍNDICE: INTRODUCCIÓN. Págs. 2 a 4. 1. El TERRAZGO DE SANTIAGO. Págs. 5 a 17. 2. LAS TIERRAS DE CEREAL. Págs. 18 a 37. 3. LOS ESPACIOS CERCADOS. Págs. 38 a 52. 4. LA DINÁMICA DEL TERRAZGO AGRARIO. Págs. 53 a 57. 5. CONCLUSIONES. Págs. 58 a 64. 6. BIBLIOGRAFÍA. Págs. 65 a 67.

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director.

INTRODUCCIÓN: Con la realización del trabajo que se desarrolla en estas páginas nos hemos propuesto: por una lado, la reconstrucción del parcelario existente en la localidad de Santiago de Alcántara, antigua aldea de Valencia de Alcántara en la provincia de Cáceres, a lo largo de los siglos XVI, XVII, XVIII y hasta mediados del XIX. Eso sí, traspasaremos estos límites temporales cuando sea procedente hacerlo debido a la temática tratada y a lo imposible de parcelar rígidamente cualquier periodo o proceso histórico. Por otro, también trataremos de realizar un viaje por la evolución del terrazgo desde los momentos finales del siglo XVI –momento en el que se inicia nuestro trabajo- hasta, prácticamente, nuestros días. De esta forma, pensamos, estaremos, al final de nuestra investigación, en disposición de dar una visión de conjunto del terrazgo propiamente dicho y de su evolución a lo largo del tiempo. Descrita nuestra intención, hemos ahora de describir, a grandes rasgos, que vamos a encontrar a lo largo de las líneas que seguirán a esta introducción. Así, lo primero será llevar a cabo una enumeración y repaso de las unidades principales que componen el parcelario de este lugar cacereño. Con ellos, pretendemos mostrar al lector una visión de conjunto del lugar al que nos enfrentamos; de la misma forma, aportaremos toda la información posible acerca de los procesos por el que se forman, desde que momento tenemos constancia de los mismos, mediante que vías y fuentes. Un segundo punto será dedicado, en exclusiva, a las tierras de cereal, núcleo del terrazgo durante la mayor parte de la historia de este lugar. De esta forma, basándonos en parte de los datos del apartado referente al terrazgo y precedente del punto al que nos referimos. Así, llevaremos a cabo una descripción y cuantificación de, aproximadamente, la superficie que ocuparían, sobre que lugares se encuentran, que características climáticas y edafológicas básicas tienen, cual es el cereal predominante, si se produce su contracción o expansión con el tiempo, etc. Una vez concluida esta segunda sección, dedicaremos una tercera a las tierras que aparecen cercadas dentro del municipio. Para ello, mostraremos sobre donde se asientan y su extensión sobre el territorio, así como ver un posible porque de esta disposición. Por otro lado, tampoco podemos olvidar destinar unas líneas a la cuestión meramente –que 2

Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. no despreciable- formal, es decir, que materiales las componen, de que manera se construyen, en que momento, si se erigen de formar simultánea y contemporánea entre ellas, etc. Nuestra intención con todo ello es ver si estos datos nos permiten dictaminar el momento en que comienzan a proliferar dentro del municipio, si marcan cambios en la dedicación o proceso productivo, diferentes momentos de expansión o roturación de tierras y todo aquello que pueda aportarnos información al respecto. Por último, antes de las conclusiones, llevaremos a cabo una breve descripción de la propia evolución del terrazgo, en donde trataremos de aunar todas las ideas al respecto que hayan surgido a lo largo del desarrollo del presente trabajo. Todo ello con el fin de dar una visión de conjunto de esta evolución para aclarar, en la medida de lo posible, las posibles dudas que, al respecto, pudieran haber surgido. Por último, en lo que a la estructura de este estudio se refiere, mostraremos una serie de conclusiones extraídas de la realización de nuestro estudio y análisis del término municipal de Santiago de Alcántara. Tampoco podemos olvidar hacer un repaso por la metodología de trabajo utilizada. De esta forma, podemos decir que, como es habitual en estos trabajos, hemos realizado una búsqueda de información documental por diversos archivos cuyos frutos componen, en buena medida, el grueso de los datos mostrados a lo largo de todo el trabajo, puesto que el fondo documental que compone nuestra investigación, como no puede ser de otra manera, ha sido fundamental. Este trabajo de archivo, que podríamos calificar como de oficina, lo hemos combinado con un intenso trabajo de campo consistente en la prospección del término municipal siguiendo los caminos principales y existentes desde los momentos iniciales de nuestro estudio, obtenidos estos gracias al ya mencionado trabajo de archivo previo. De esta forma obtuvimos conclusiones y datos que la documentación histórica como mucho puede esbozar. Estos, por ejemplo, son datos referentes a la profundidad del suelo, características de la orografía o el tipo de paisaje dominante. Por otro lado, esto también nos permite poder realizar una comparativa fiable entre lo existente en tiempo pretéritos y lo que nos encontramos en la actualidad. Igualmente, las visitas al término municipal nos permitió obtener todo el material fotográfico que acompaña algunas secciones de nuestra investigación y que permite comprender de una manera mucho más sencilla algunos de los aspectos de la misma. 3

Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. También hemos de destacar el proceso de creación del material cartográfico que se encuentra distribuido a lo largo de estas páginas. Todo está realizado exprofeso para este trabajo; para la elaboración del mismo hemos utilizado el programa Adobe Illustrator como principal editor de dibujo, aunque para la realización de ciertos aspecto hemos empleado otro programa de la suite de Adobe, Adobe Photoshop, concretamente las versiones CS5 y CS6. La base principal de los mapas, sobre lo que se montan las diversas versiones y capas que los componen, son los mapas obtenidos del Catastro de Rústica sitos en el Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Sobre los mismo hemos volcado la información obtenida por diversas vías: documentación histórica, otros mapas –históricos y actuales- bibliografía, etc. Por último, antes de dar comienzo al desarrollo de este trabajo, tenemos que decir, que nuestra intención es, mediante la pala, aclarar y describir lo que está reflejado en todo el material gráfico que hemos situado a lo largo del trabajo. Es decir, uno de los trabajos principales ha sido, precisamente, la confección de este material, por tanto, es fundamental para entender el terrazgo, sus características y distribución. En definitiva, no se trataría de un simple complemento, sino un componente fundamental y clave para comprender y defender las propuestas que aquí esgrimimos.

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara.

1. EL TERRAZGO DE SANTIAGO. En este apartado llevaremos a cabo una descripción de la composición del terrazgo de la localidad de Santiago de Alcántara tal y como pensamos estaba compuesto entre finales de la Edad Media y mediados del siglo XIX. De esta manera podemos discriminar una serie de unidades principales, las cuales, vendrían a coincidir con la distribución de las tierras de cereal. Estas unidades son las que aparecen relacionadas en la Mapa I como Dehesa Sardinera, Dehesa Cadimera, Dehesa Escudera, Dehesa Rincón, Morchón o Almorchón, Acotada, Esparragal. En definitiva se trata de definir la situación de las tierras sobre las que se sitúa, básicamente, el espacio cerealista del municipio, es decir, la superficie dedicada por el municipio para la preminente siembra de cereal; porque vías conocemos su existencia, desde cuando, donde se sitúan, etc. Al sur de la localidad encontramos Esparragal, Acotada, la Dehesa Boyal y el Baldío Morchón. De Esparragal tenemos noticias por dos vías, en primer lugar gracias a un documento de deslinde que hace mención a las hojas de cultivo de la vecina villa de Valencia de Alcántara(Muñoz Carballo 2006). En él se nos dice que la hoja triguera de Rodelas “Linda al norte con dehesa Acotada Boyal de esta villa; al sur, con hoja de Alpalante; al poniente, con hoja de La Cumbre y Encomienda de El Esparragal y al norte, con encomienda de la Clavería y dehesa de Castillas, jurisdicción de Valencia de Alcántara.” De esta manera, el paraje santiagueño, es utilizado como referencia para situar la citada hoja en el mapa, ya que representa el límite de Santiago de Alcántara por el suroeste, y de esta manera nos proporciona, al menos, la referencia de su existencia en un documento que data del siglo XVI. Más tarde. Es el Diccionario de Madoz(Madoz 1849) el que nos da una nueve y definitiva pista sobre este lugar. Se nos dice lo siguiente: “[...]comprende la ant. encomienda del Esparragal con los restos del pueblo del mismo nombre, cuyo cast. Fue demolido en 1842”. Es decir, gracias a este texto sabemos que estas tierras no siempre pertenecieron al municipio y que por tanto, al no aparecer en el documento de finales del XVI1, se incluyó entre este y el siglo XIX, pero no sabemos la fecha exacta en que eso sucede. Aunque, probablemente durante los procesos 1

AGS-EH-,Exp. 415, proporcionado por el investigador Luis Vicente Clemente y el Catedrático de Historia Medial de la Universidad de Extremadura Julián Clemente Ramos.

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. desamortizadores y de venta de los bienes de las órdenes militares. Por otro lado, tenemos otra fuente donde también se nos muestra este lugar. Se trata de los expedientes de desamortización que descansan en el Archivo Histórico Provincial de Cáceres2 entre los cuales descansa el expediente de venta de la denominada Dehesa Boyal de Acotada mencionada en el Boletín Oficial de Venta de Bienes Nacionales con fecha Martes, 13 de Agosto de 1889 y número 1252. De la misma manera se nos cita Esparragal como lindera con esta dehesa. Además, esto queda igualmente apoyado por la existencia dentro de la misma sección y dentro de los expedientes de denuncia e investigación uno que hace referencia, no a Esparragal directamente, pero si a dicha dehesa boyal, en el mismo se incluye un mapa donde puede verse claramente el topónimo Esparragal3. Por su parte, Acotada la encontramos ya, al menos, a finales del siglo XVI en un documento en el que se enumera el reparto de parte de las hojas de cultico de la localidad y procedente del A.G. de Simancas4 dentro de los Expedientes de Hacienda. Durante el mismo se nos menciona en diversas ocasiones como límite de las suertes repartidas, como lugar donde se sitúan varios de los tapados que se mencionan en el documento, ejemplo de ello sería: “ytem declaro tener un tapado en la acotada sembrado de alcazer de media fanega de sembradura linde de guerta de Martin Vinagre que dice aver trocado con Francisco Martin del Peral por otro tapado que le dio” o “en la oxa de la Cadimera junto a los tapados otra suerte de ocho fanegas de sembradura linde de Juan Fernandez Portalegre y la acotada.” De la misma manera que la anterior es mencionada en los citados expedientes de desamortización. La Dehesa Boyal no es mencionada así en la documentación hasta el siglo XX, todas las referencias que hemos encontrado, anteriormente a este siglo, se refiere a ella como Dehesa Boyal de la Acotada y como tal aparece diferenciada de la propia Acotada que ya hemos tratado. Esto lo vemos claramente en la citada obra de Muñoz Carballo, donde se refiere por un lado a la Acotada “Linda con el Arroyo del Richoso hasta el Espadañal y siguiendo todo el cárril adelante hasta la Acotada, donde está una cruz y el camino de Salorino” y por otro “Linda con Alpotrel, la Acotada Boyal y hoja de Alpalante” . De

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AHPC- H-BN,Exp. 263. Donde se contiene el expediente de venta de la denominada Dehesa Boyal de Acotada. 3 AHPC- H-BN,Exp. 278. 4 AGS-EH-,Exp. 415

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. esta manera se muestran como dos unidades diferentes y por tanto deben ser así consideradas. Con respecto al Baldío Morchón, hemos de decir que no tenemos constancia del mismo hasta el siglo XIX, al menos con la documentación que hemos tenido oportunidad de manejar. En este caso la pista nos la proporcionan también los expedientes de desamortización5, en este caso en su variante de expedientes de denuncia e investigación. Allí se juzga un supuesto exceso de cabida y entre otras cosas el expediente contiene un plano de la propiedad que nos ha proporcionado gran información sobre la misma y su situación. Por otro lado, y de forma secundaria, el Catastro de Ensenada6 da cuenta de la existencia de una hoja de cultivo llamada Almorchón, su similitud lingüística nos puede estar indicando una posible venta de parte de este baldío en algún momento anterior al siglo XVIII, pero ya trataremos este tema en su momento. Lo que queremos decir, es que la existencia de este topónimo puede ir asociado a su relación con el baldío de cuya venta pudo crearse. Ya hacia el norte, camino del Tajo, encontramos Morchón o Almorchón, Baldío del Gitano, Baldío de Las Matas, Dehesa Sardinera, Dehesa Cadimera, Dehesa Escudera, Dehesa Rincón y una porción denominada como Baldío sin más. Sobre Morchón ya hemos comentado algo anteriormente, la primera vez que hemos encontrado noticia de ella es en el Catastro de Ensenada7, a la pregunta sobre las hojas de cultivo existentes en el término se dice: “[...] que utiliza el común dividiéndola en cuatro hojas nombradas Escudera Rincon Cadimera Y almorchon los que se distribuyen entre sus individuos[...]”. De esta forma tenemos constancia de la misma ya a mediados del XVIII y, teniendo en cuenta la existencia de un baldío aledaño y de nombre similar, probablemente, su existencia fuera ya bastante anterior dado que los procesos de venta, enajenación y transformación de los baldíos comienza ya a finales del siglo XV y principios del XVI(López Cordero 1994), por lo que no es descabellado pensar que su uso y consideración fueran transformados durante estos procesos. Baldío del Gitano es un caso paralelo a Baldío Morchón, puesto que no tenemos datos textuales de su presencia hasta que examinamos los expedientes de hacienda que hacen

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AHPC- H-BN,Exp. 278 AGS-CERG, leg. 150, fols. 219-240. 7 Idem 6

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. referencia a los bienes desamortizados8, es ahí donde encontramos un plano del mismo y una descripción de sus límites y cualidades: “Un baldío denominado el Jitano, término de Santiago de Carbajo, procedente de los propios del mismo pueblo, Linda por saliente con otro baldío de igual procedencia, por norte con rio Tajo, por poniente también con baldío y por mediodía con cercados. Es de 850 fanegas de marco real, 3ª Calidad [...] de pasto y labor que tasan los perito en 51.000 reales en venta y 2.500 en renta, por lo que se capitaliza en 57.375 reales que es el presupuesto de este remate ... 57375.” Así pues, la prueba documental es esta, y la prueba de su existencia anterior, ya que no puede venderse algo que no exista. Por otro lado no podemos saber con exactitud el momento de fundación del mismo, pero podría situarse perfectamente entre finales del siglo XV y XVI, puesto que esta parece la procedencia de muchos de ellos que irán ocupándose, en muchos casis con posterioridad. En el caso de Baldío de Las Matas, básicamente, solo vamos a comentar su existencia misma. Esto es porque la conocemos solo por la toponimia y no tenemos más registro que eso para hablar de su existencia. Es decir, no conocemos la antigüedad del mismo, aunque, probablemente, debe estar en relación con el resto de los existentes en el término, por lo que estaríamos hablando de, al menos, mediados del XIX, momento en el que los expedientes de desamortización9 hablan sobre la existencia de otros de los existentes en el término, eso si, al igual que los mismos podríamos retrotraerlos hasta tiempos muy anteriores a esa fecha, pero no tenemos la prueba documental precisa que lo demuestre. Dehesa Sardinera es una de las unidades que hemos citado como principales dentro del municipio, no solo por su superficie, sino por las cualidades físicas, de todas formas no profundizaremos ahora, dedicaremos tiempo más adelante. Así, nos encontramos con esta tierra a finales del siglo XVI en el citado documento de reparto de suertes10, ahí se la cita como limítrofe con Cadimera, no es de las propiedades que se reparten y, por tanto de las que, presumiblemente, se van a vender o traspasar con posterioridad. Un ejemplo de estas menciones sería el siguiente: “La oxa de la Cadimera do dizen la Sardinera media suerte trigal de tres fanegas y mitad de sembradura linde de Juan Salgado el Mozo” o “en la oxa del Rincon a los corrales del Rincon media suerte de diez fanegas de sembradura ocho de trigo y dos de zevada linde de Francisco Alvarez Ronquillo.” Por

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AHPC- H-BN,Exp. 278 AHPC- H-BN,Exp. 278 10 AGS-EH-,Exp. 415 9

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. otro lado, también el Catastro de Ensenada11 nos proporciona información de la misma cuando se hace mención a las hojas de cultivo, integrada en el terrazgo como una de ellas. Sobre Cadimera hemos de decir que en la actualidad no existe, posiblemente afectada por la venta de bienes durante la desamortización, pero carecemos de documentación al respecto, por lo que no podemos afirmarlo con rotundidad. De todas formas si que podemos comprobar que su desaparición debió suceder entre el siglo XVIII y XX, puesto que en el Catastro de Ensenada12 aun se la menciona como una de las hojas de cultivo, pero en la actualidad incluso el topónimo ha desaparecido. Una vez dicho esto, la primera mención que nos consta de esta hoja es a finales del siglo XVI, fruto del documento13 surgido para repartir las propiedades comunalizadas de las órdenes militares –gestionadas desde el XV por la corona- presentes en el lugar con la intención de ponerlas a la venta. Con ánimo de no ser excesivamente repetitivo, nos quedan aun por mencionar dos hojas más, Escudera y Rincón. Los datos de la misma son similares a las anteriores, mencionadas en los mismos documentos y por las mismas razones. Solo decir, que Rincón, al igual que Cadimera, desaparece en algún momento entre el siglo XVIII y XX, sin que podamos, al menos de momento afirmar cual es la razón exacta de esta desaparición. Nos gustaría destinar unas líneas para comentar la existencia de hojas de cultivo, así como el momento, no ya de creación, sino de cuando podemos empezar a hablar de algo que funciona y se comporta como lo que conocemos como una hoja. Ya que el hecho de recibir un nombre no quiere similar a lo que hoy entendemos como hoja, no quiere decir que funcionen de la misma manera. De esta forma vamos a hacer un pequeño viaje en el tiempo, comenzando por el momento de redacción del Catastro de Ensenada. En él, ya se nos enumeran las hojas de cultivo como tales y, claramente, por la descripción que de ellas se hacer, funcionan de esa manera. Es decir, como una porción de tierra destinada al cultivo –generalmente de cereales panificables- y organizada y repartida como tierras comunales por el municipio año a año: “[...] cuatro hojas nombradas Escudera Rincon Cadimera Y almorchon los que se distribuyen entre sus individuos a proporción de lo que cada uno puede sembrado anualmente con respecto a sus ganados siguiendo las interrogaciones de las expresadas hojas que son sembradas un año y descansan tres [...]”. 11

AGS-CERG, leg. 150, fols. 219-240. IDEM 13 IDEM que 7 12

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. Si seguimos retrocediendo en el tiempo podemos retrotraer el término, al menos, hasta el siglo XVI, concretamente su última década, según el documento de reparto del que ya hemos hablado, donde se muestra el término “oxa”: “en la oxa de la cadimera junto a Santiago otro quarto de suerte de fanega y media de sembradura linde de Andres Sanchez e Francisco Hortega.” O “en la oxa de la Cadimera al camino de Santiago media suerte de dos fanegas y media o tres de sembradura linde de Francisco Ortega y Francisco Esparrago”. Ahora bien, vemos con claridad como a mediados del siglo XVIII existen estas hojas de cultivo, las cuales funcionan de la manera descrita, la cual consideramos es una definición más o menos precisa de lo que puede considerarse una hoja de cultivo de forma general. Pero ¿realmente era así ya a finales del siglo XVI? Es decir, esas “oxa” funcionan como las descritas en el Catastro de Ensenada. Y, de forma general, podemos decir que si, que ya están funcionando de esta manera, es decir, tierras que se siembran de cereal, en un reparto anual entre los vecinos que las disfrutan como parte de las tierras comunales del municipio y con una organización premeditada de cultivos y tierras en descanso. Por tanto, pensamos oportuno afirmar que, efectivamente, nos encontramos hojas de cultivo en el término, al menos, desde finales del siglo XVI. Aunque a juzgar por algunas expresiones mencionadas en el texto de este siglo es posible retrotraer la fecha por lo menos a mediados del mismo: “ytem declaro tener un tapado que compro de Francisco Olivera/ta que abra quince annos poco mas o menos linde de tapado de Alonso Marcos de una fanega de alcazer de sembradura y dize no le aver hecho scritura de la venta”. Así, vemos como ya se están disfrutando estas tierras con cierta anterioridad a la fecha del documento. Eso sí, esto, también es indicativo de que las supuestas suertes y tapados entregados se intercambiaban entre los vecinos, es más, los compraban y vendían, todo ello pese a que en realidad no eran de su propiedad. Lo mismo ocurre con el tema de los sorteos, porque si disfrutan las tierras quince años seguidos es una caso de una casualidad manifiesta. Así, más bien parece como que la gente disfrutaba año tras año de las mismas tierras, por lo que el sorteo, probablemente no llegaría a realizarse, o al menos, no con una regularidad notable. Eso sí, lo cual no quiere decir que el municipio organizara que sembrar y donde. Mención aparte merecen los espacios destinados al cultivo de la vid. En este caso podemos detectar un total de tres, espacios que no tuvieron porqué funcionar al mismo tiempo, pero que, sin lugar a dudas, han dejado huella en el paisaje y la toponimia. Así, 10

Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. encontramos los parajes denominados como Viñas de Parra, Las Viñas y Loma de las Viñas. Las Viñas de Parra se encuentran en la parte más al norte del territorio de esta posición y junto al Tajo, su posición periférica puede ya indicarnos su creación tardía, como pasa en la población de Holguera (Clemente Ramos 2014). De ella no tenemos más noticias que las que nos proporcionan los mapas del Catastro de Rústica que encontramos en el Archivo Histórico Provincial de Cáceres14, que, por desgracia son ya del siglo XX, por lo que no podemos retrotraer su existencia más allá de este siglo. Además, el hecho de que se asocie la viñas al apellido de una persona, hace que pensemos que sea de momentos en que la tierra se está desfrutando ya de manera privativa y no mediante el reparto entre los vecinos anualmente que, por otro lado, era el proceso tradicional para el cultivo de las tierras bajo la titularidad y jurisdicción de los concejos y de carácter comunal(Clemente Ramos 2005). Una de las cosas que si que podemos decir, es que en la actualidad su cultivo ha sido abandonado, probablemente ante la falta de rentabilidad, ya que este, la vid y la producción vinícola requieren de unos trabajos, y características edafológicas y climáticas concretas para prosperar y, vista las características de esta zona, podemos afirmar que, pese a situarse en las vegas del Tajo, esta, no es la mejor zona para cultivar esta especie aunque pueda llegar a prosperar, ya que la producción será menor que en otros lugares y de peor calidad, no pudiendo competir con ellas. Así, solo nos quedaría la autoproducción y abastecimiento local como razón para la existencia del cultivo en este lugar. Si seguimos hacia el sur, en un área cercana al casco urbano, nos encontramos un lugar denominado como Las Viñas. Se trata de una zona ciertamente llana y que cuenta con la fuente de agua que supone el arroyo igualmente denominado de Las Viñas. En la actualidad ha perdido su significado original, pero en el pasado supuso un lugar que proporcionaba autoabastecimiento para el municipio y sus proximidades. Por otro lado, hemos de decir que de este sitio es, nuevamente, la toponimia la que nos proporciona la pista de su existencia, no tenemos nota documental, al margen de la cartográfica, sobre su existencia, al menos hasta el momento. Finalmente, y en lo que a producción vitícola se refiere, existe un lugar más donde se desarrolló este tipo cultivo. Se trata lo que en la toponimia aparece reflejado como Loma

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ES.10037.AHPCC

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. de la Viñas. Este lugar, algo al sureste de la localidad, conforma una loma que desciende hacia la Rivera Aurela en una pendiente progresiva pero no excesiva, lo que es compatible con esta producción. En este caso si que contamos con la constancia documental que nos faltaba para los anteriores casos, lo que nos permite retrotraer el cultivo de viña en este lugar, al menos, hasta finales del siglo XVI. Podemos citar, en este caso, en primer lugar lo que nos comenta al respecto el Catastro de Ensenada15, en la pregunta número seis contestan: “A la sexta dijeron que en las tierras que llevan declarado hay el plantío de frutales olivos viñas parrales algunas encinas y alcornoques.” Lo que viene a demostrar como ya, en el siglo XVIII el cultivo de la vid estaba relativamente extendido y presente el este pueblo. Por otro lado, tenemos constancia de la existencia de esta actividad con anterioridad a esta fecha. Se trata del citado documento de reparto16, en él se comentan cosas como: “ytem declaro tener unavina un tapado plantado de vinna detras de la hermita de san blas que abra dos anos poco más o menos las compro de Maria Fernandez viuda linde de tapado de Francisco Sanchez Canito que le compro a Pedro Bravo abra un anno”. Esto, no solo nos da la pista de que en este lugar se explota el viñedo, sino que nos proporciona la pista de donde se encuentra, ya que si comparamos donde se encuentra la citada ermita y donde la Loma de las Viñas nos damos cuenta que topónimo actual y ermita contemporánea coinciden en sus posiciones con respecto a lo expresado en el documento, es decir, la Loma se encuentra detrás de la ermita, con lo que nos permite identificar este paraje como uno de los lugares que se explota con viñas ya desde antiguo. De esta manera, podemos ver como la actividad de producción vitícola en la zona viene desde bastante atrás, al menos, finales del siglo XVI, como ya ha sido dicho. Pero no solo eso, sino que la actividad se mantiene presente y vigente durante varios siglos, al menos hasta mediados del XVIII, como expresa el Catastro, aunque no tenemos pruebas para negar que existiera, esta actividad, hasta tiempos mucho más cercanos a nosotros, lo que si podemos afirmar, fruto a nuestras visitas de campo a la tierra de esta localidad, es que, en la actualidad, la actividad ha desaparecido casi en su totalidad, al menos en las tres zonas citadas. Es decir, posiblemente solo perviva el cultivo familiar y de auto consumo y no como algo generalizado entre las unidades familiares en la actualidad, más bien una excepción situada entre las zonas de huerta que aun existen en las cercanías del casco urbano.

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. Otro ámbito a tratar son los espacios de huerta que existen y existieron en los alrededores del casco urbano, algo, que por lo general, suele existir en todas las poblaciones europeas desde, al menos, el periodo medieval(Genicot 1999). En este caso, las huertas, no suponen un cinturón único y uniforme alrededor de la población, más bien se ajusta a las zonas aptas para ello, es decir, zonas más o menos llanas, con suelos de cierta profundidad y un acceso al agua estable. De esta manera, la escarpada sierra, que supone uno de los límites del terreno urbanizado por el este, impide que gran parte de las cercanías del pueblo puedan ser cultivadas de esta intensiva forma, algo que podemos ver en Mapa 1. Hemos de añadir a esto que los lugares destinado a este uso coinciden, en muchos casos, con las faldas o cercanía a dicha sierra, ya que los aportes sedimentarios procedentes de la misma otorgan a esta zona los suelos más profundos y ricos. Esto es así, pese a que los datos geológicos del territorio califican a la mayoría del término como zona de derrubios de ladera -exceptuando las zonas de la propia sierra-, lo cual es cierto, pero tampoco es incorrecto afirmar que los suelos van perdiendo profundidad y riqueza conforme nos alejamos hacia el norte, este y sur, es decir, según nos alejamos de la sierra(IGME 2014, García Navarro 2002). Pero este espacio cercano a la población no supone la única porción de territorio destinado a horticultura, ni mucho menos. Desperdigados por todo el territorio existen múltiples y, por lo general, pequeños espacios destinados a esta actividad. De esta tónica se salen los espacios que situamos en la zona sur, que son de un tamaño notable y coinciden con zonas de llanada y vendrían a complementar los espacios robados por la sierra en las cercanías de la localidad. Fuera de estos, lo que vemos es como el espacio cercano a los múltiples manantiales y fuentes que posee el término son aprovechados como espacio de huerta. La existencia de huerta y su dispersión quedan claro si leemos los documentos con los que hemos contado para la realización del presente estudio. En primer lugar, el documento que hace referencia al reparto de suertes a finales del XVI17, que ha supuesto una encomiable ayuda para nuestro trabajo por su riqueza, nos hace frecuentes alusiones a estos espacios de huerta dispersos por la localidad: “en la oxa del Rincon a la huerta de Giraldo una suerte de seis fanegas de sembradura linde de Alonso Bravo.” O “ytem declaro tener en el egido oxa Escudera un tapado de una quartilla de sembradura linde de huerta de Francisco Martin Moreno y habra quince años que lo compro a Francisco Martin Moreno.” Así vemos como se mencionan dos espacios de huerta diferentes en dos 17

AGS-EH-,Exp. 415

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. lugares distantes entre sí, en este caso Hoja Escudera y Hoja Rincón, esto ya nos da una pista de la dispersión de la que hablábamos anteriormente, pero la pista más significativa y, a nuestro juicio, definitiva, nos la proporciona el Catastro de Ensenada, ya que en él y en contestación a la pregunta número ocho dicen lo siguiente: “A la octava dijeron que los plantios se hallan sin orden y enredados por toda la tierra.” Estos plantíos suelen considerarse como lugares que se siembran solo de árboles, de hecho, así se recoge en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua de 173718, pero, igualmente, también se menciona otra acepción que dice que simplemente es aquel lugar susceptible de ser sembrado19. Por ello, nos inclinamos por pensar que estas zonas de plantío dispersas pueden corresponder no solo a árboles, sino a espacio de huerta o, incluso, zonas mixtas, es decir, pequeñas explotaciones hortofrutícolas. Otro tema que no debemos olvidar mencionar son los espacios incultos, boscosos o de monte. Dentro de los mismos destacará sobre los otros la zona que supone la sierra que penetra en el término por el este y que, por sus pendientes, hace casi imposible el cultivo de las laderas de la misma. De todas formas, podemos encontrar un proceso que lleva desde la consideración de este lugar como monte o bosque a su uso como zona de cultivo de olivar, lo cual puede ser observado en la actualidad, donde las zonas próximas a la localidad están sembradas de esta especie hasta media ladera. Este proceso partiría desde finales del siglo XVI, cuando se utiliza el topónimo sierra como límite de zonas cultivadas. En este caso la palabra utilizada no es bosque o sierra directamente, sino “Corte” que según el diccionario de la Real Academia de la Lengua de 1729 designa “Se toma también por lo mismo que se corta de los montes [...] Tierra que convidaba con su fertilidad, abundante de agua y copiosa de árboles: cuya vecindad facilitaba el corte de madera para los edificios(RAE 1729).” Lo que queda reflejado en el documento de repartos20 en la siguiente forma: “en la oxa del Rincon a la cumbre de la corte de hornillo una suerte de siete o ocho fanegas de sembradura linde de Benito Ximenez” o “declaro aber rompido en la corte del hornillo oxa del rincon una quartilla de sembradura linde de Francisco Martin Moreno y Francisco Esparrago”. De esta manera vemos dos cosas, por un lado la utilización que del monte y el bosque se llevaba a cabo a finales del siglo

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“Lugar o sitio donde se han puesto nuevamente cantidad de árboles, ya sean fructiferos, o al contrario; como son vides, olivos, álamos, fresnos, etc.” Diccionario de la Real Academia de la Lengua de 1737 19 “Adjetivo que se aplica a la tierra, o sitio que está plantado, o se puede plantar.” Diccionario de la Real Academia de la Lengua de 1737 20 AGS-EH-,Exp. 415

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. XVI, es decir, proveedor fundamentalmente de madera y leña; por otro, es el caso de la segunda cita, que se está empezado a invadir estos espacios de corte para el cultivo de cereales, proceso, que vemos, se ha iniciado ya en este periodo, pero que continuará en el futuro, tal y como podemos ver en los Interrogatorios de la Real Audiencia para la provincia de Cáceres(Rodríguez Cancho 1993). En este documento, realizado en 1791, se contesta a la pregunta sobre si la localidad mantiene pleitos de alguna clase con un sí, aduciendo que se mantienen pleitos con la Hacienda Real, debido al deseo y necesidad que los vecinos de este lugar tienen de aumentar el espacio cultivado, siendo el lugar elegido la zona de sierra inmediata al municipio y que en muchos casos se identifica, con los espacios citados como “Corte de...” y que, con frecuencia, aparecen en documentos anteriores al siglo XVIII, ejemplo claro de los cuales es el documento de repartos que hemos mencionado ya aquí21.

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idem

15

Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director.

Mapa 1. Distribución General de Unidades y Usos en Santiago de Alcántara.

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara.

Mapa 2. Unidades Geológicas que Forman el Suelo del Municipio de Santiago de Alcántara. 17

Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director.

2. LAS TIERRAS DE CEREAL: Afrontamos un tema fundamental en cualquier estudio de parcelario, dado que suponen, en muchos casos, la actividad principal en cuanto a la superficie utilizada o reservada para ella. Lo cual no quiere decir que no sea posible compatibilizarla con otro tipo de acciones como la ganadería. Dicho esto debemos decir que la superficie total del término municipal que nos ocupa -Santiago de Alcántara- tiene, aproximadamente, 95,10 k2. Lo que supone 9510 hectáreas. Ahora bien, es evidente que esa superficie no es ni cultivable ni destinada a cereal íntegramente, además de que no sería cultivable de forma simultánea en su totalidad, dado los posibles periodos de rotación y descanso del suelo(Clemente Ramos 2005). La presencia de hojas de cultivo, tema del que ya hemos hablado, habla por sí solo de la utilización de algún tipo de rotación, ya que una de las razones de la organización de hojas es, precisamente, organizar el cultivo de una manera más racional y eficiente. De esta forma, el territorio cultivado será siempre notablemente inferior a la cantidad total potencial que puede ser labrado y sembrado. De esta manera, para encontrar una cantidad aproximada de superficie cultivable, debemos recurrir a los datos que nos da el Catastro de Ensenada22 . En la décima pregunta, en la que se refiere la superficie cultivada y las especies sembradas, se dice lo siguiente: “A la décima dijeron que el término de este lugar comprendera nueve mil novecientas veinte y ocho fanegas y seis celemines de hortaliza y parrales de primera calidad tres fanegas y seis celemines de segunda y dos celemines de tercera cuatro fanegas y cuatro celemines de viña de primera calidad una fanega y cinco celemines de segunda y seis celemines de tercera tres fanegas de olivar de primera cinco y tres celemines de segunda y cinco y siete celemines de tercera de parrales dos fanegas y ocho celemines de primera y cuatro celemines de segunda de frutales cuatro celemines de primera y seis de segunda. De sembradura de secano cinco mil novecientas cuarenta y cuatro fanegas ciento setenta y una y diez celemines de primera trescientas sesenta y nueve celemines de segunda y cinco mil cuatrocientas once fanegas y nueve celemines de tercera y tres mil novecientas ochenta y cuatro inútiles por natura”.

22

AGS-CERG, leg. 150, fols. 219-240.

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. Lo que podemos extraer de todo esto es que, de entrada, si realizamos un pequeño cálculo trasponiendo las fanegas a hectáreas23, nos faltan hectáreas con respecto al total del término, ya que el mismo cuenta con 9510 has, mientras que el terreno susceptible de cultivarse suma un total de 6417,55 has. Vemos por tanto que nos faltan 3092,45 has. Por ello, ante la falta de terreno entre un cifra y otra hemos de pensar, por fuerza -ese territorio no puede haber surgido en los últimos años- por un lado que esta diferencia puede deberse a la dedicación a otro tipo de actividades de ciertos puntos de la aldea, la dehesa boyal y su dedicación ganadera; que en esta cita no se mencionen los baldíos y que las fanegas “[...] inútiles por naturaleza”24 y los diversos tipos de cultivo que se mencionan sean solo los que se encuentran dentro de las hojas de cultivo en que se divide la localidad y que ya han sido aquí tratadas. De esta forma no solo se dejan fuera los terrenos baldíos, sino lo espacios de huerta fuera de las zonas mencionadas, con lo que si nos ponemos a sumar, a tenor de los espacios que, sabemos por la cartografía actual y antigua25, podrían estar, aproximadamente cercanos a esas alrededor de 3000 has que nos faltaban con anterioridad. Incluso, podría dejar fuera las tierras que dentro del municipio y que tendrían algún tipo de propiedad privada Así mismo, hemos de recalcar, que la propia pregunta del catastro ya especifica que se hable solo de las tierras -de su superficie y actividad- que se cultivaban, por tanto, queda claro que la cantidad expresada siempre iba estar por debajo del total de la superficie del término. Explicada la diferencia entre el total del suelo y lo mencionado en el catastro, estamos, ahora sí, en disposición de hablar de lo que realmente nos ocupa en este apartado que, nos son otra cosa, que las tierras de cereal. Y, por si esto fuera poco, hemos de tener en cuenta que, es muy posible, que en este momento, aun podría no haberse integrado en el municipio la zona de Esparragal que, como hemos dicho, no siempre ha pertenecido a él. Sin que podamos, eso sí, afirmar en que momento sucede esto, la incorporación al término. Una vez aclarado el diferencial entre las hectáreas totales del término municipal estamos en condiciones de hablar y describir las tierras de cereal de Santiago de Alcántara.

23

Para el cálculo hemos tenido en cuenta que cada fanega son, aproximadamente 6439,56 m 2 y cada celemín 536,6 m2. Lo que supone escoger las cifras de Marco Real de 1852. 24 AGS-CERG, leg. 150, fols. 219-240. 25 ES.10037.AHPCC; AHPC- H-BN,Exp. 271; AHPC- H-BN,Exp. 278.

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. El documento que vamos a utilizar como principal fuente para apoyar nuestro estudio en este aspecto es, nuevamente, el Catastro de Ensenada26. El mismo nos cuenta, según podemos ver en la cita, que existen “[...] de secano cinco mil novecientas cuarenta y cuatro fanegas ciento setenta y una y diez celemines de primera trescientas sesenta y nueve celemines de segunda y cinco mil cuatrocientas once fanegas y nueve celemines de tercera [...]”. Lo que suponen un total de 3830 has. Aproximadamente. O lo que es igual, poco más de un tercio del término municipal estaría, en principio, dedicado en exclusiva o reservado para cultivos de secano, de entre los cuales, la estrella son los cereales. Aunque, no obstante, de nuevo, hemos de tener en cuenta la posible no inclusión de Esparragal en estas cifras. Dentro de estos, la mayor parte de la superficie la ocupará el cultivo del trigo, información que no nos viene por el Catastro, sino por el documento de reparto de suertes27, donde se nos describe, como ya ha sido dicho, no solo que terreno y a quien se adjudica, sino que cuenta a que se dedica esta tierra. Muestra de ello son los siguientes ejemplos extraídos de dicho documento: “en la oxa del Rincon a valconexero media suerte trigal de seis fanegas y mitad de sembradura linde de Francisco Baz y Francisco Moreno”; “ytem declaro tener un tapado en la oxa del Rincon de media quartilla de trigo linde de tapado Juan Marcos y Dominco Albarez” o “ytem declaro tener un tapado en la Acotada sembrado de alcazer de una fanega de sembradura linde de tapado de Francisco Mendez”. Si analizamos este documento vemos como de los 248 casos mencionados 57 hacen referencia a trigo, 22 a cebada, 27 a alcacer, solo 4 a centeno, 147 son tierras para sembradura, pero sin identificar la especie y 12 registros especifican que son tierras para barbechar lo que gráficamente queda de la siguiente manera:

26 27

Idem 24 AGS-EH-,Exp. 415

20

Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara.

Figura 1. Los Cereales en el Siglo XVI.

En cuanto echamos un somero vistazo a los datos nos damos cuenta de una cosa, en el 57% de los casos referidos por documento, no se especifica a que clase de cultivo se dedican las tierras mencionadas, solo se menciona que son para siembra: “en la oxa de la Cadimera a la caveza del mesto media suerte de tres fanegas y media de sembradura linde de Francisco Sanchez Moreno.” Algo que, por otra parte, no nos impide comprender que se refiere a tierras de cereal, no solo porque sea el cultivo más extendido por consumo(Duby 1962, Muñoz Carballo 2006), sino porque las tierras se sitúan en las hojas de cultivo del municipio, las cuales se crean con la idea de racionalizar el uso y producción de las tierras de cereal en general. Por ello, no podemos conocer exactamente la proporción existente entre las tierras y los distintos tipos de cereal. Lo que si que podemos hacer es extrapolar los datos de los lugares donde si se menciona. Así, si eliminamos de gráfica estas tierras sin especificar nos da el siguiente resultado28: Vemos así, como, ya a finales del siglo XVI, el trigo era la principal especie de cereal cultivado, en un porcentaje mayor al cincuenta por ciento. Lo que tiene lógica, teniendo en cuenta que en el espacio de la Corona de Castilla(Clemente Ramos 2003) suele ser el preponderante debido a los hábitos de consumo que se detectan en este reino ya desde la plena Edad Media, panificado en solitario o más comúnmente en compañía de alguna proporción de centeno, que como vemos en el gráfico, es el último cereal por importancia 28

Hay que tener en cuenta que la proporción existente entre las distintas superficies del municipio se mantiene constante, es decir, el trigo será mayoritario, seguido de la cebada, mientras que el centeno es algo minoritario. Por ello, teniendo una muestra lo suficientemente representativa, tal es el caso, podemos, al menos, extraer conclusiones aproximadas.

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. de aparición. Lo que es aún más lógico si consideramos que el pan blanco, solo realizado con harina de trigo, debe ser considerado como un lujo hasta tiempos muy recientes, ya que su caducidad es muy rápida, mientras que panes negros, realizados con diferentes proporciones de harinas de distintos cereales, son mucho más duraderos, por lo que su coste es relativamente menor al ser consumido durante más tiempo y al no tener que realizar nuevos gastos para su adquisición durante ese periodo(Montanari 2004). De la cebada hemos de comentar que su producción, casi completa, se dedicará al consumo animal. Es decir, se utilizaba para complementar la alimentación de los animales de carga y tiro presentes en la localidad. Así, pasaremos a hablar del centeno. Este, su aparición, es casi residual, apenas un tres por ciento con respecto al total de casos. Esto demuestra, por un lado, que la producción tiene una importancia relativa mínima si la comparamos con el resto. Por otro, demuestra que en la zona, el consumo debía ser muy reducido y, por tanto, su producción responde a esta escasa demanda, resumida a ser mezclada con la harina de trigo destinada a la panificación. Tenemos, también, que ocuparnos de lo que en el documento se menciona como “alcaçer”. A que se refiere con ello, según el diccionario de la Real Academia de la lengua de 1726(RAE 1726), a los cereales, en principio de cualquier clase, que no se dejan crecer y, aun verdes, se cortan y sirven para alimentar y purgar caballos y mulas. Especificando un poco más, refiere que el término se usa más frecuentemente para hablar de un cereal en concreto, la cebada. Por desgracia, el documento29, no nos permite, más bien no nos aporta la información sobre qué clase de cereal se trataría –con casi total probabilidad se trataría siempre de cebada-. De todas formas, podemos afirmar, dada la utilización de estas tierras sembradas de alcacer, la existencia de la necesidad de alimentar a algún tipo de ganado doméstico, ganado que necesitaría o requeriría algo más que el pasto silvestre que proporcionaría la dehesa boyal presente en el término 30, los rastrojos tras la siega o las tierras incultas por la rotación. No podemos tampoco olvidar las tierras que se dedicarían a labores de barbecho. Las cuales tienen una representación relativamente alta, si lo añadiéramos a la Porcentaje de Aparición de Cereales en la Figura 1 sumaría un diez por ciento del total. Esto demuestra

29 30

AGS-EH-,Exp. 415 Figura 1.

22

Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. dos cosas, por un lado, la existencia de procedimientos de rotación de cultivos, independientemente del tipo que sea este, ya que si no existieran estos, no aparecerían especificados en la documentación. Por otro, muestra, claramente, como el cultivo y su organización estaba claramente intervenida por los poderes municipales, puesto que es el municipio el que entrega año a año las diversas “suertes” que se mencionan en este documento31 y el que especifica que es lo que se debe hacer con las mismas en ese año(Muñoz Carballo 2006). Ahora bien, los porcentajes mostrados en las páginas anteriores tienen una importancia relativa, pues la pregunta que debemos hacernos es si el número de apariciones en el documento verdaderamente muestra la importancia real de los cultivos, ya que pueden aparecer mencionados repetidamente, pero ocupar una superficie muy pequeña dentro del terrazgo, lo que, como veremos, es el caso del alcacer, cuyo porcentaje por menciones es mucho mayor que lo que realmente representaría su producción y espacio, lo veremos en su momento. En este caso también nos encontramos el problema sobre las tierras mencionadas sin especificar el cultivo al que se dedican, aun así, podemos hacernos una idea sobre la realidad, ya que esas tierras estarían sujetas a las mismas normas y costumbres que el resto y, por tanto, mostrarían unas proporciones similares. De esta forma, nos encontramos que el trigo se situaría, al menos, sobre 247,75 fanegas; la cebada sobre 56,5 fanegas; el alcacer ocuparía 18,5 fanegas; el centeno tan sólo 6 fanegas. Si observamos estas cifras, obtenemos un caso muy similar a los datos que podíamos extraer con lo referente a sus menciones en el desarrollo del documento. Lo que gráficamente se expresa así:

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AGS-EH-,Exp. 415

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director.

6%2% Trigo

17%

Cebada Alcacer

75%

Centeno

Figura 2. Porcentaje de la Superficie Cultivada por Especie de Cereal.

Nos damos cuenta que, pese a que los porcentajes no son idénticos a los de la tabla anterior, el peso relativo de los elementos que forman parte de la muestra es similar a la Figura 1. Con una excepción, que además es bastante significativa y lógica. Se trata de la bajada radical de la relevancia que parecía tener el cultivo de alcacer, desbancado por las tierras en barbecho, que llegan a superar a las que están dedicadas a la cebada. Este descenso es plenamente lógico, ya que pese a aparecer múltiples menciones a este tipo de cultivo, siempre lo hace en los denominados “tapados”32, espacios de reducida superficie que podemos calificar como de cultivo heterogéneo, pudiendo encontrar en ellos desde estos sembrados de alcacer a árboles de distintos tipos. Además, la escasa superficie dedicada está relacionada al uso que se podía dar a este cultivo, alimentación animal, por lo que su cultivo era menor y estaría en relación con el autoabastecimiento para los animales que pudieran poseer los beneficiarios de estas tierras o los habitantes del municipio. De ahí su escaso desarrollo sobre el terrazgo de Santiago de Alcántara. Tampoco debemos olvidar llegado este momento olvidar el tratar los sistemas de rotación presentes en el municipio. Está claro que estos existen ya en el siglo XVI, momento del documento de reparto de tierras comunales33, puesto que se mencionan específicamente tierras reservadas para barbechar. No se dice esactamente que tipo de rotación se emplea, pero, probablemente se trate de rotaciones al tercio, el procedimiento más habitual y extendido. Dicho lo cual, hemos de admitir, que la única pista firme sobre

32 33

AGS-EH-,Exp. 415 AGS-EH-,Exp. 415

24

Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. las labores de rotación nos la proporciona el Catastro de Ensenada, en este se nos dice lo siguiente: “[...] se distribuyen entre sus individuos a proporción de lo que cada uno puede sembrado anualmente con respecto a sus ganados siguiendo las interrogaciones de las expresadas hojas que son sembradas un año y descansan tres [...]”. Es decir, que las parcelas se dejarían descansar tres años tras su cultivo y cosecha, este largo tipo de rotación ya nos está dando a entender con claridad que las características físicas y de fecundidad de la tierra de la zona son bajas o pobres como mínimo. Antes de dar por finalizada esta sección dedicada a las tierras de cereal, no podemos olvidar tratar sobre que tierras se sitúan y, sobre todo, el porqué de la situación de las hojas de cultivo. En ese sentido, por desgracia, el documento más antiguo que tenemos34 no nos menciona todo el espacio susceptible de ser cultivado, fundamentalmente habla de dos de las hojas, Rincón y Cadimera, por ello, no nos sirve como base para tener una visión completa del terrazgo santiagueño. De esta forma, no nos queda más remedio que recurrir nuevamente al Catastro de Ensenada35. En este documento, tal y como hemos visto se nos citan las hojas de cultivo existentes en la población, básicamente las que se mencionan en el documento más antiguo, como ya hemos tratado con anterioridad “[...]Escudera Rincon Cadimera Y almorchon [...]”. A las cuales, en función de sus características, a nuestro parecer, debemos unir dos, una que si menciona el documento de finales del XVI36, y otro que encontramos en cartografía procedente de los expedientes de desamortización37 y el Diccionario de Madoz(Madoz 1849) respectivamente La Acotada y Esparragosa, la actual Esparragal. En este caso, la segunda, no pertenece o no entraría en las tierras comunales de esta aldea perteneciente a Valencia de Alcántara, de ser de otra forma, vendría consignada en los documentos que hemos tratado aquí, en los que se enumera, precisamente, este tipo de propiedades comunales. Así, tenemos que pensar en otro tipo propiedad o a que se encuentre bajo una jurisdicción diferente. Lo que tendría lógica debido a la importancia de las Órdenes militares en la zona a lo largo del tiempo, concretamente la Orden de Alcántara, de hecho, dentro del término encontramos los restos de una fortificación, el denominado Castillo de Esparragal o de La Encomienda, indicativo, más que probable, de la presencia de alguna de las órdenes militares presentes en la zona. Es más, el mismo Diccionario de Madoz hace una referencia a este asunto,

34

Idem AGS-CERG, leg. 150, fols. 219-240. 36 AGS-EH-,Exp. 415 37 AHPC- H-BN,Exp. 278 35

25

Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. contándonos que esta parte no siempre perteneció al municipio, sino que se incorpora más tarde, incluyendo el castillo y los restos de un pueblo del mismo nombre que el paraje, como ya ha sido mencionado al comienzo de este trabajo38. Con lo expuesto anteriormente y fijándonos en el Mapa 2, podemos ver donde se sitúan, aproximadamente, las tierras de cultivo de cereal. Así, nos damos cuenta de que no forman el típico cinturón, más bien cinturones(Genicot 1999, Clemente Ramos 2005), en torno al municipio. Por el contrario, lo que vemos es algo más parecido a una L o un cuarto de círculo que si se distribuiría de la forma habitual, es decir, espacios cercados, tierras de cereal, viñas y espacios colectivos, montes y espacios agrarios marginales. Algo que tampoco debemos olvidar tratar es la presencia de cercados dentro de la zona destinada a cereal. En este caso, como se verá en el capítulo siguiente, nos encontramos en una zona que calificaremos como de densidad media en lo que a cercados se refiere. Es decir, son parcelas de un tamaño considerablemente mayor que las que podríamos denominar como huerta, pero un espacio que podría ser explotado por una sola unidad familiar, por lo que cabe pensar que correspondan a las suertes mencionadas en el documento del XVI39 que ya ha sido aquí mencionado. Por lo menos su origen, dado que este pudo ser vegetal, el proceso de petrificación pudo provenir en un momento muy posterior ya en el periodo moderno, incluso, ya en el siglo XIX. En cualquier caso, enunciamos aquí el asunto y lo desarrollaremos más detenidamente en el tema correspondiente. La pregunta que nos surge con todo ello es ¿Por qué este lugar tiene una distribución diferente a la habitual? Así, lo primero que hemos de decir, es que todo el término se ve mediatizado por la presencia en el sureste del municipio de las últimas estribaciones de la sierra de San Pedro, concretamente una unidad menor conocida como Sierra del Veterinario. Esta, que linda con la zona urbana del municipio, se eleva abruptamente desde unos 400 m. altitud media en el territorio, hasta los 600 m. De esta forma, la zona afectada por la sierra, debido a su pronunciada pendiente y geología(Instituto Geológico y Minero de España 2014, García Navarro 2002)–formada fundamentalmente por pizarras, cuarcitas y el producto de su descomposición-, quedan inútiles para la mayoría de tipos de cultivo.

38 39

Ir a página 1 AGS-EH-,Exp. 415

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. En segundo lugar, y consecuencia de la anterior, es la distribución y tipología de las tierras cultivables dentro del término municipal. Nos referimos a las características del suelo, de ellos podemos decir que se encontrarían dentro de los denominados Cambisoles, siendo esta la tipología más extendida por la provincia de Cáceres(García Navarro 2002). Concretamente, podemos ceñirlo a un subtipo particular, Cambisoles Dístricos, los cuales se encuentran a alturas inferiores a los 600m. y sobre granito o pizarra, siendo, tal y como vemos en el mapa 2, esta última la predominante en gran parte del terreno. Estos, son ácidos y con buen drenaje, pero con un escaso contenido orgánicos. Al mismo tiempo, son muy erosionables, aun más si la tierra es labrada, corriendo riesgo, incluso, de perder totalmente la capa cultivable y productiva. De esta manera, cuando esto ocurre, el cultivo a de limitarse a las zonas llanas donde, evidentemente, recaen los sedimentos erosionados de las zonas más altas y son menos dados a sufrir fuertes procesos erosivos(Hernández 1992). Si nos fijamos en lo que ocurre sobre el terrazgo de la localidad que nos ocupa, vemos como se ajusta a la perfección a la descripción del párrafo anterior. Sobre todo, en lo que a la distribución y tipología de cultivos se refiere. Por tanto, no podemos calificarlas como grandes tierras de cultivo, debido a su escaso contenido en materia orgánica y a su poca profundidad. Este último caso se ve, incluso, agravado por la orografía, cada vez más escarpada e irregular según avanzamos hacia el río Tajo, disminuyendo la profundidad hasta mínimos insospechables de apenas unos centímetros, lo que es perceptible en las fotografías que acompañan estas páginas, si bien, todo se ve, ligeramente suavizado por la templada temperatura que envuelve la región extremeña, el deficitario régimen pluviométrico iguala de nuevo las cosas. Con estas características es comprensible que en el Catastro de Ensenada40 se califique a la mayoría de tierras productivas del pueblo como de tercera categoría: “De sembradura de secano cinco mil novecientas cuarenta y cuatro fanegas ciento setenta y una y diez celemines de primera trescientas sesenta y nueve celemines de segunda y cinco mil cuatrocientas once fanegas y nueve celemines de tercera y tres mil novecientas ochenta y cuatro inútiles por

40

AGS-CERG, leg. 150, fols. 219-240

27

Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. natura”41. Todo ello provoca que tengamos un pobre terrazgo solo apto, en la mayoría de casos, para el cultivo de secano, cereal en su mayoría, cultivo que nos ocupa ahora.

Fotografía 1. Corte de Terreno que Muestra su Profundidad I.

41

Idem

28

Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara.

Fotografía 2. Corte de Terreno que Muestra su Profundidad II.

Fotografía 3. Corte de Terreno que Muestra su Profundidad III.

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. Describiendo las fotografías vemos con claridad los problemas de profundidad que la mayoría del terrazgo tiene. La Fotografía 1 muestra, probablemente, lo mejor que podemos encontrar y no es precisamente una unidad que se pueda calificar como de extraordinaria, la capa vegetal es escasa y está sobre una zona conformada por el sustrato rocoso existente pulverizado y estéril. Las Fotografías 2 y 3, por el contrario, podríamos calificarlas como de todo lo contrario, es decir, cuenta con las peores características posibles dentro del municipio. El problema es que, son precisamente, estas tierras las que predominan en gran parte del término en la actualidad. Si nos fijamos y seguimos las líneas en rojo –que marcan el límite entre capas- la capa que podemos calificar como cultivable apenas existe, son unos pocos centímetros en el mejor de los casos. Lo cual, como hemos dicho al mencionar las características de la tierra, no siempre tuvo que ser necesariamente así, pero la propia conformación física del lugar favorece de forma extraordinaria la erosión de las tierras cultivadas con regularidad. Por lo que esta erosión misma puede ser indicadora de un intenso cultivo del terrazgo que ha dejado la tierra en las condiciones actuales, si bien, nunca fueron buenas. Por otro lado, también podría indicarnos que, pese a la práctica de la rotación, existente según hemos hablado ya, esta no era suficiente como para evitar el deterioro de las tierras. Es decir, la necesidad de cereal pesó más que la conservación y recuperación del estado productivo de las tierras, lo que también podría explicar porque podemos encontrar algunas zonas, muy al norte del término, que no son especialmente buenas o aptas para su cultivo, tal y como muestra el documento de reparto, donde se incluyen como cultivadas zonas pegadas al Tajo: “en la oxa del Rincon al rio de Texo declaro aber rompido media fanega de sembradura de zenteno de un xaral de linde de Francisco Martin Moreno”. Tampoco podemos olvidar tratar las tierras que vienen referidas bajo el término “tapado”42. La documentación denomina así a pequeñas parcelas de tierra, normalmente no más de una fanega, utilizadas para una mezcla heterogénea de cultivos, desde el alcacer que ya hemos tratado, a hortalizas, viñas, lino, frutales, olivos, etc. Pero siempre en cantidades pequeñas, relacionado más con el autoconsumo familiar y local que con otra cosa. Ahora bien, la pregunta que nos surge no es sobre su presencia y uso, algo que ya conocemos, sino sobre su situación en el terrazgo, es decir, si están en tierras inmediatas al casco urbano, concentradas en un punto concreto del terrazgo o dispersas por todo el territorio. Para ello, hemos de recurrir nuevamente a la ya citada documentación de finales 42

AGS-EH-,Exp. 415

30

Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. del siglo XVI43. De su estudio y análisis nos damos cuenta de que no existe una disposición clara o uniforme de los mismos sobre el mapa. Los vemos cerca de las casas del pueblo, en las inmediaciones de las huertas, dentro de las hojas de cultivo, pegados a los caminos, corrientes de agua, fuentes, etc. Así, los que se encuentran dentro de las hojas se situarían, según pensamos, en los retales sobrantes de ordenar y reparto de la parcelas, evidentemente, cuando se parcela una finca se hace de manera regular, pero si la forma de esta finca no lo es pueden quedar espacios irregulares entre las parcelas o en sus cercanías. Sería en estos espacios en los que pensamos se asentarían estos tapados. En el resto del municipio la cosa es diferente, estas porciones de suelo parecen situarse por todas partes, ocupando cualquier terreno mínimamente productivo, lo que nos habla, entre otras cosas, de la necesidad que existe en el municipio de aprovechar todo el suelo productivo posible. En conclusión, esta tipología de terreno cultivable, en este caso concreto que nos ocupa, se encuentra distribuido por todo el término ocupando los espacios sobrantes pero cultivables existentes en las tierras comunales del municipio. Por otro lado, hemos de hablar, con respecto a las tierras de cereal, de un topónimo que aparece en la documentación, no es otro que “Xarales”44, en definitiva, zonas de matorral en las que predominaría esta especie. Gracias a la documentación podemos, al menos, situar una zona con estas características al noreste de la localidad, concretamente en la hoja de Rincón. De todas formas, tenemos que darnos cuenta del hecho de que todo el norte del término, lo que limita con el Tajo, comparte las mismas condiciones, por lo que sería lógico pensar que este espacio de matorral ocuparía, de forma casi total, esta zona, al menos hasta a finales del siglo XVI, momento en el que el documento cita varías rupturas de estos jarales para ser aprovechados como tierras de cultivo: “de la dexa del Rincon al ronco declaro aver rompido en un xaral otra fanega de sembradura linde de jarales y rio texo”45 otro ejemplo de lo mismo “yten declaro aver rompido de la en la dicha dexa al dicho ronco en otro xaral otra fanega de sembradura linde de dicho rio de texo y xarales”46. Por tanto, este término de jaral nos está llevando a otro aun más relevante “rompido”, es decir, a la limpieza de estos espacios para ser labrados y

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AGS-EH-,Exp. 415 AGS-EH-,Exp. 415 45 Idem 46 Idem 44

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director.

Fotografía 5. Paisaje en las Cercanías del Río Tajo. 2 cultivados. A su vez, este proceso deductivo, nos lleva a una consecuencia o conclusión final, se están roturando nuevas tierras, que podemos calificar como marginales por las características de las mismas, por la necesidad que surge de alimentar a una crecimiento 32

Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. población, lo que se confirma al observar la evolución del número de vecinos en los distintos censos a los que podemos tener acceso. Las fotografías anteriores son dos ejemplos que muestran la zona al norte a la que nos habíamos referido. Como vemos predomina el elemento arbustivo, especialmente la jara. La primera muestra la orografía abrupta que caracteriza a las tierras cercanas al río Tajo, que puede verse al fondo de la imagen. La segunda, sigue esa línea, pero algo más alejada de dicho río. La fuente más antigua de las que vamos a citar es el de pecheros de Carlos I para el año 1528(INE 2008). En este, se dice, que la localidad que nos ocupa tiene 80 vecinos pecheros. Enseguida nos damos cuenta el problema que existe con este censo, solo representa a los vecinos que tienen que pagar el impuesto para cuyo control fue creado el documento. Así, quedan fuera grupos privilegiados como clero y nobleza, pero también los más desfavorecidos que, por su baja renta, también quedarían fuera del mismo. Por ello, hemos de recurrir a una ratio vecinos/habitantes(Livi-Bacci 1993) lo que nos da una cifra de 360 habitantes en 152847. Así, avanzamos hasta 1591, con el denominado Censo de los Millones(González 1829). En este, nos encontramos un problema de otra índole, se muestran de manera conjunta las localidades de San Vicente de Alcántara y de Santiago, dando una cifra de 696 vecinos, nuevamente sirve para recaudar un impuesto, lo que excluiría a los grupos ya citados anteriormente. Para solucionar el problema del recuento conjunto de estas localidades vamos a realizar una pequeña cuenta fijándonos en el número de vecinos existente en el censo de 1528, donde si aparece el número de vecinos desglosado para ambas localidades. Así, como ya hemos dicho, Santiago parte con 80 vecinos, mientras que San Vicente lo hace con 250, esto representa algo más de tres veces la población del primero. Si pensamos que el diferencial de población puede mantenerse en estos poco más de sesenta años nos basta con dividir los 696 vecinos entre tres, lo que nos da una cifra de 132 vecinos y una población de 594 habitantes. Vemos pues como, efectivamente, la población va aumentando. Si damos un salto en el tiempo y vamos hasta las cifras que nos aporta el Catastro de Ensena 48, 1749, encontramos como la población sigue aumentado –si bien, pueden existir periodos de estancamiento y retroceso, pero la tendencia es al alza- contando con 256 vecinos, 1152 habitantes. En el Censo de Aranda(INE 2001), 1768-69, cuenta un pequeño retroceso, 220 vecinos, 990 habitantes. Finalmente, si visionamos los datos que nos da el 47

Para elabora la cifra de 360 habitantes aportada hemos utilizado una ratio de 4,5 habitantes por vecino, dado que las cifras más habituales son 4 o 5. Así, hemos optado por el término medio. 48 AGS-CERG, leg. 150, fols. 219-240

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. Diccionario de Madoz(Madoz 1849) tenemos 400 vecinos en la población, 1800 habitantes. Si revisamos las cifras, nos damos cuenta que la tendencia es, casi continuamente, al alza. Además, por ello, podemos afirmar, que el incremento de terreno cultivado, las nuevas rozas en zonas marginales a las que nos referíamos anteriormente, se deben a este continuo incremento de población, ya que estos requerimientos de nuevas tierras prosiguen con el tiempo. De hecho, al revisar los Interrogatorios de la Real Audiencia(Rodríguez Cancho 1993), vemos como cuando se refieren los pleitos que mantiene el municipio, estos, van encaminados a solicitar que se les permita cultivar las zonas de monte existentes en el lugar y que, hasta ese momento no se habían roturado. En esta misma línea podemos entender la incorporación de la zona conocida como Esparragal y que, como hemos dicho, no siempre formó parte de esta localidad(Madoz 1849). Que, evidentemente, sirvió para sumar nuevas tierras de cultivo a las, probablemente, vamos a decir, deficientes capacidades productivas de las tierras comunales del municipio. Como cierre a esta sección, queremos realizar una comparación entre la disposición de las tierras de cereal, las hojas, mencionadas al inicio del periodo utilizado, finales del XVI y mediados del XIX. Acerca de ello hemos de decir que, pese a pasar casi tres siglos, las modificaciones son mínimas. Si examinamos la documentación citada con anterioridad49 nos daremos cuenta rápidamente que la variaciones son prácticamente nulas. En las referencias más antiguas50 tenemos como hojas a Rincón, Cadimera, Almorchón, Escudera y Sardinera. Estos lugares, estas hojas, trasportándonos un par de centurias hacia el futuro, fijándonos en las referencias del Catastro de Ensenada51, vemos como estas hojas son Escudera, Rincón, Cadimera y Almorchón. Es decir, ha desaparecido una de ellas o, por lo menos, ha dejado de ser una de las hojas comunales de cultivo, porque el topónimo sigue existiendo hasta la actualidad52. Esto nos induce a pensar en la posibilidad de la venta de dichos terreno, motivo por el que se realiza el documento del siglo XVI mencionado ya.

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AGS-EH-,Exp. 415; AHPC- H-BN,Exp. 263; AHPC- H-BN,Exp. 278; AGS-CERG, leg. 150, fols. 219-240; ES.10037.AHPCC; AHPC- H-BN,Exp. 271. 50 AGS-EH-,Exp. 415. 51 AGS-CERG, leg. 150, fols. 219-240 52 ES.10037.AHPCC

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. El problema es que no hemos podido detectar el momento exacto en que esto sucede al no encontrar los documentos referentes a la venta de dichos terrenos. Pero, repetimos, la opción con más posibilidades de ser acertada es la de que desaparezcan como “hoja” al ser enajenadas de las propiedades comunales del término por parte de la corona que, en el fondo, ostenta su propiedad final(Serna Vallejo 2004). Aunque, por otro lado y más simplemente, podría tratarse de un simple caso de cambio en la nomenclatura de una toponimia rica y cambiante con el tiempo. Así, la variación es minúscula, sobre todo teniendo en cuenta las posibilidades del terreno que estudiamos, lo que haría que, probablemente el uso que se le dio a las tierras tras su venta fuera similar al que había tenido tradicionalmente. Si avanzamos hasta el XIX, nos topamos con el Diccionario de Madoz(Madoz 1849), en este caso, no restamos, sino que sumamos una unidad a las existentes a finales del XVI, el topónimo ya tratado de Esparragal, al sur de la localidad. Además, nos da pistas de las actividades agrarias llevadas a cabo en la localidad mayoritariamente cultivo de cereal, aunque hace mención al mantenimiento de cierta cabaña ganadera ovina y caprina para la producción quesera, aunque la principal actividad, como ya hemos dicho, seguía siendo la producción de cereal. Lo que contribuye a afianzar nuestra afirmación acerca del presunto mantenimiento de actividades en las tierras comunales vendidas. En conclusión es posible afirmar que no existen profundos cambios en el terrazgo de esta localidad, al menos hasta mediados del XIX, aunque si observamos los actuales parcelarios53, pese a la disgregación y venta de terrenos, las unidades mayores, siguen siendo localizables y, a grandes rasgos, mantienen una unidad parecida desde mediados del XIX, al no estar sometida la zona a grandes procesos de concentración parcelaria que alteraría esas unidades mayores. Así, podemos decir, que el terrazgo quedaría, básicamente estabilizado ya ha mediados del XIX y que a lo largo de su historia no ha sufrido grandes transformaciones en sus unidades básicas. En el Mapa 3 hemos incluido las tierras inmediatas al tajo como propias de cereal. Pero no tendría que ser siempre así necesariamente o no en toda la línea. Es decir, en ella existirían zonas imposibles de cultivar por sus características, pero por lo que hemos visto en el documento en que se refieren las suertes54 existen zonas que se están cultivando, por tanto, consideramos oportuno incluirlas, pese a que, probablemente no lo serían 53 54

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. siempre, y compartirían espacio con otras actividades como el pastoreo, dado que la zona tiene unas características más propias de esta que el cultivo del cereal.

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara.

Mapa 3. Distribución de las Tierras de Cereal en el Término de Santiago de Alcántara.

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director.

3. LOS ESPACIOS CERCADOS: Este espacio queremos dedicarlo a tratar los espacios cercados que aparecen en el término, su extensión, posible momento de aparición, características, causas, etc. La importancia de definir y detectar los espacios cercados proviene, sobre todo, por su carácter como marcadores de zonas y sus usos, es decir, cuando alguien se decide a invertir tiempo y recursos en la construcción de un cercado lo hace por un motivo, una necesidad de delimitar o segregar un espacio del resto, además, claro está, de protegerlo. Por ello, su aparición o desaparición puede indicarnos un cambio de uso del suelo o la conformación de nuevas superficies de uso en lugares donde antes no existían(Clemente Ramos 2014). De esta manera, lo primero que va a ocuparnos es delimitar la localización y extensión de los cercados. A este tenor hemos de decir que la mayor parte del territorio puede ser considerado como territorio cercado, eso sí, con diferentes características. En cuanto miramos el Mapa 4 percibimos tres grandes zonas, una de un intenso cercado, con parcelas de un reducido tamaño; otra zona con parcelas igualmente cercadas, pero de un tamaño notablemente mayor; por último, otro punto donde el vallado es mínimo, limitándose a grandes porciones. Así, como podemos comprobar en el ya citado mapa, la zona de mayor densidad viene a coincidir con los puntos de huerta existentes en el municipio, es decir, la herradura o U, de la que ya hemos hablado, en las cercanías de la población y las otras dos existentes al sureste. En dicho mapa vemos otras zonas que también aparecen con una densidad muy importante; es el caso de una porción de lo que en calificamos, por su uso, como monte. Preferimos no incluirlo, puesto que pensamos que, realmente, son muy modernos, posteriores a mediados de siglo XIX, ya que estas parcelas están, en su mayoría, plantadas de olivo, cultivo muy tardío en el municipio, tal y como nos dice el diccionario de Madoz al referirse a la poca producción de aceite que se da en este término: “[...]trigo, cebada, centeno, bellota, hortaliza y poco aceite[...]”(Madoz 1849). Además, también hace referencia al uso que del monte se hacía: “El terreno es ondulado, escepto la aislada sierra de que se ha hecho mérito, propia solamente para cabras y colmenas”. Visto este uso, se nos antoja complicado esta intensa parcelación y cercado, de esta forma, pensamos que podría estar debido a, por un lado, el cambio en los usos de la zona y, por otro, en la mejora y cambio de las capacidades técnicas, es decir, posibilidades de extracción de agua, abonado, trabajos de la tierra, etc. De esta forma es posible trabajar tierras que antes no era posible hacerlo. Por ello, 38

Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. creemos que su cercado es posterior a las fechas que abarca el trabajo, por lo que consideraremos el monte como un elemento no cercado o solo en puntos concretos, como los lugares donde se ubicarían las colmenas, pese a que en los planos actuales aparece cercado en parte. Dicho todo esto, pasaremos a la segunda zona, los cercados de un tamaño más amplio. Se encuentran principalmente en la zona noroeste del término y podría marcar la distribución de “suertes”55 mencionadas en un documento de finales del XVI. Al menos a grandes rasgos, con el fin de proteger diferentes porciones del terrazgo cuando se aprovechan los pastos o rastrojos de zonas no sembradas junto a otras que si lo están. Con estas características también encontramos una zona de Esparragal, concretamente el extremo sur. Por otro lado, también podría estar indicando la parcelación posterior a la venta de las hojas. Por último, tenemos una zona donde el nivel y densidad del cercado bajo en gran medida, esta viene a coincidir con el noreste y el resto de Esparragal. Eso sí, pensamos que su definición viene motivada por razones diferentes. En el caso del noreste podría estar de motivado por las propias características de la tierra, que no permitirían cultivar todo, sino solo las zonas más idóneas, pudiéndose utilizar el resto para otros usos como el ganadero, que no requiere una parcelación extensa. En definitiva se protegería las zonas adecuadas para el cultivo. Así, vemos como ahora las vallas delimitan grandes parcelas, cuyo uso, por las características de la tierra sobre las que se asientan, probablemente estén relacionadas con las actividades ganaderas de las que nos habla el Diccionario de Madoz(Madoz 1849), de esa manera buscarían evitar que el ganado se disgregara en exceso, mezclase, protegerlo y evitar que pasaran a las zonas de cultivo aledañas a esta zona de ganadeo que ocuparía la mayor parte, al menos es nuestra opinión, del norte del municipio(Clemente Ramos 2005). Por otro lado, su distribución se aleja de la habitual estructura de cinturón que todos imaginamos o tenemos en la cabeza. La razón de ello, al igual que pasa con toda la distribución de los elementos que encontramos a lo largo del término, es el elemento condicionante que supone la sierra que se introduce diagonalmente en la población. De esta forma, al igual que las propias tierras de cultivo, huertas, etc. Las cercas se distribuyen en una espacio con forma de U o de herradura si se prefiere. Lo cual, si se piensa, es totalmente lógico dado que los espacios que deben guarecer y diferenciar se distribuyen en la misma forma y las cercas los contornean. El otro caso es el de Esparragal, que, al no pertenecer al término desde el principio, no se regiría por los mismos procesos de conformación y goza

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. de características propias, en este caso de conformar un gran espacio abierto, únicamente cercado, como ya hemos dicho, en su extremo sur. El siguiente tema que nos gustaría tratar es el meramente formal. El principal material que las conforma es la piedra, aunque no es descartable la existencia previa de otro tipo de cercado de carácter perecedero, de materiales vegetales. Algo que era posiblemente habitual durante gran parte del periodo medieval, ya que hemos de recordar que estas cercas de piedra parecen instalarse a partir de los últimos momentos de la Edad Media, toda la época Moderna y consolidarse a lo largo de la misma(Clemente Ramos 2005). La roca escogida es la predominante en toda la zona, la pizarra y su altura oscila entre 1,50m. y 1,65m. A diferencia de lo que encontramos en otros municipios, la piedra no se encuentra colocada a hueso, sin ningún elemento de unión entre las diferentes piezas. Con este fin se ha utilizado una mezcla de la tierra local depurada y dispuesta como una pasta de barro –Fotografías 6,7 y 8-. La estructura se conforma mediante un núcleo de piedra más pequeña y esta pasta de barro rodeada de piezas de pizarra de mayor porte. Tal y como puede verse en las fotografías de las estructuras semiderruidas – Fotografías 11 y 12-. Eso sí, al mismo tiempo que detectamos este tipo de construcción como la predominante, encontramos otra cuya frecuencia no es despreciable y que porta unas características sutilmente diferentes –Fotografías 9 y 10-. Principalmente vemos como el segundo tipo tiene como elemento de amalgama entre las piedras lo que parece la propia pizarra machacada, además, su color es diferente, el primer compuesto es pardo rojizo, mientras que en este caso es de carácter grisáceo, lo que ya nos habla de una construcción diferente, y tiene un remate superior igualmente distinto, una serie de placas de piedras finas y dispuestas en diagonal apoyadas unas en otras; otra diferencia es que las que se realizan de esta forma suelen levantarse con piedra de menor tamaño. Por otro lado, también podemos encontrar algunas pequeñas secciones realizadas en tapial –Fotografías 13 y 14-, aunque estas se limitan a parches en las vallas de piedra y a las porteras de acceso a las parcelas. Un hecho que, en apariencia, puede parecer trivial como la existencia de dos maneras diferentes de construir las cercas, en realidad, es algo que nos da una pista fundamental acerca del proceso por el que se lleva a cabo el cercado del municipio. Esto es así porque, pensando arqueológicamente, esta diferencia responde a dos fases constructivas diferentes y, por tanto, de momentos distintos. Lo que nos puede estar indicando la

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. existencia de un primer cercado que respondería al origen del mismo y a una funcionalidad de delimitación y protección de las tierras comunales, de las hojas. Mientras que un segundo conjunto murario sería levantado para parcelar este tras la venta de las propiedades comunales a lo largo del tiempo. Como hemos dicho, el proceso podría iniciarse a comienzos del periodo medieval y desarrollarse a lo largo de la época moderna, incluso prolongarse a periodos contemporáneos, lo mismo ocurre con los intentos de venta y ventas que harían surgir nuevos paños de muro para delimitar las nuevas propiedades y evitar así apropiaciones indebidas(Clemente Ramos 2005). Estos procesos de venta podemos verlos ya desde finales del siglo XVI, a ello responde uno de los documentos principales que aquí hemos estado manejando56, aunque el proceso más intenso debió darse con los procesos desamortizadores del siglo XIX(Serna Vallejo 2004, Merino Navarro 1976), momento del que procedería el segundo tipo de valla que, por disposición en el terreno, pensamos sería el más moderno. Aunque esto es solo una impresión, por desgracia no tenemos pruebas documentales de ello, aunque si las tenemos sobre la presencia de cercas a finales del XVI, no sabemos de que tipo, vegetal, permanente, de tapial o qué, pero si de su presencia, puesto que se hace diversas alusiones a corrales y estos, no son otra cosa que zonas cercadas: “en la oxa del Rincon a corrales della media suerte trigal de quatro fanegas de sembradura linde Gonzalo Ruiz e Martin Serrano”57 o “en la oxa del Rincon a los corrales del una suerte de siete fanegas y media o ocho de sembradura linde de Francisco Mendez e Julio Salgado el Mozo”58. En definitiva, estos “corrales” pueden ser el germen de la red de vallado existente más tarde a lo largo y ancho del municipio. Así, de lo que si que estamos seguros es de la existencia de estos dos momentos y de que probablemente los diferentes tipos de muro responde a diferentes usos de la tierra y, por tanto, a una organización diferente de la propiedad y trabajo agrario.

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AGS-EH-,Exp. 415 Idem 58 Idem 57

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director.

Ejemplos de Cercados en el Término de Santiago de Alcántara:

Fotografía 7

Fotografía 6

Fotografía 8

Fotografía 9

Fotografía 10

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara.

Fotografía 11. Cercado Semiderruido I.

Fotografía 12. Cercado Semiderruido II.

Fotografía 13. Cercado Parcheado I.

Fotografía 14. Cercado Parcheado II. 43

Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director.

La siguiente pregunta que nos podemos hacer es que era lo que guardaban en su interior. Por ello, queremos hacer un pequeño recorrido en el que trataremos y describiremos que se encontraba en su interior, siempre y cuando no lo hubiéramos hecho ya con anterioridad. Como lo hemos ido haciendo a lo largo del presente trabajo lo abordaremos desde las afueras del recinto urbano en dirección norte con el Tajo como límite. Así, la primera zona cercada es la de huertas, de las cuales existen tres secciones principales y que tienden a agruparlas. La principal de ellas será la que ocupa la zona inmediata a la población –Fotografía 16-, exceptuando la que linda con la sierra, extremadamente próxima a las edificaciones hace imposible, por su pendiente, el aprovechamiento hortofrutícola de este espacio. Esta constricción provoca un fenómeno lógico, este no es otro que la expansión hacia el sur y el este del espacio huerteño justo por la falda de la sierra. Esto se haría con la intención de aumentar el espacio de huerta disponible, pese a que se salga de la lógica, dado que los trabajos casi diarios que la huerta requiere hacen que suelan encontrarse en las inmediaciones de las poblaciones, pero lo que está claro es que si el terreno no es el ideal se aprovecha lo que hay, pese a que su coste pueda ser mayor en tiempo y trabajo. Como creemos ya ha sido mencionado al describir la distribución general de terrazgo, existen otras dos zonas densamente utilizadas como espacio de huerta, lo que además ha dejado su marca en la toponimia59. Algo que, por otra parte, parece demostrar la larga historia de la utilización de esos lugares como explotaciones hortofrutícolas. Se trata de los parajes mencionado en la cartografía como Huerta Califoche y Huerta de la Perdiz. Ambas se encuentran en el extremo sur del término y están ciertamente alejadas del núcleo del mismo. Pero creemos haber encontrado una posible explicación a ello; como hemos dicho, la zona denominada Esparragal, también en el sur del término, no siempre perteneció al término, fue sumado al mismo con posterioridad a su creación, siéndonos desconocido dicho momento, aunque si sabemos que para el momento de escritura del Diccionario de Madoz esa unión ya había tenido lugar, ya que se menciona explícitamente el asunto, lo que ocupó parte de las primeras páginas de este escrito. De esta forma, lo más sencillo es plantearnos que estas zonas de huerta desmarcadas de la que hemos mencionado como principal, lo están de

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. estas y de la propia población porque formaran parte de los espacios hortícolas de la antigua población que se asentaba en esa zona de Esparragal y que cuando este espacio pasó a formar parte del término santiagueño fueran asimiladas y utilizadas por los vecinos de este. Por otra parte, queremos destacar una de las características del terrazgo de Santiago, algo que probablemente comparte con más poblaciones de la zona. Este no es otro que la, en principio paupérrima red fluvial y de abastecimiento de aguas que tendría. Y, si nos fijamos, sería cierto, es decir, su territorio está flanqueado por dos corrientes de agua cuando menos de capacidad cuestionable, nos referimos a la Rivera Aurela por el oeste y a la de Escudera por este que tienen un claro componente estacional y, por ello, permanecen secas durante gran parte del año. Lo mismo podemos decir de los pocos arroyos de importancia que atraviesan el municipio. Ello nos lleva a preguntarnos de donde sale el agua que alimenta las huertas, dado que muchos de los más importantes cultivos hortícolas son sembrados para ser explotados en periodos del año donde la sequía es pronunciada. Pues lo hace de los múltiples manantiales y fuentes que jalonan el término y que permanecen en funcionamiento, incluso, durante los meses de verano –Fotografía 21-. Y lo hacen aun en la actualidad, momento en el que hay que comprender que la explotación de las aguas subterráneas es intenso gracias a los modernos pozos y bombas de sondeo que, incluso, pueden provocar un descenso en el nivel freático medio anual. Esto, a su vez, provoca otra característica distintiva, la aparición de pequeñas zonas de huerta en el entorno inmediato de estas fuentes y manantiales, incluso en los alejados del municipio, lo que dispersaría pequeñas zonas de huerta por toda la geografía de este lugar –Fotografía 22-. La principal pista que nos lleva a pensar esto es que existen fuentes de obra construidas en zonas que encuadramos dentro de las hojas de cultivo y que, por tanto, no son para el ganado de forma fija –además, no aparecen abrevaderos o sus restos en sus cercanías- y nadie invierte el esfuerzo de construir algo que no se va a utilizar. Por ello, nos inclinamos a pensar que se utilizaban como fuente de agua para el cultivo hortícola en sus proximidades, cuyas tierras poseen características favorables, ya que muchas de ellas aparecen en el fondo de los pequeños valles formados por las onduladas colinas que conforman gran parte del territorio, por lo que su profundidad y sedimentación es mayor. Por si alguien pudiera dudar de la existencia de estas fuentes o manantiales desde antiguo basta con revisar la documentación, siendo su mención ya en el siglo XVI

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. frecuente60 como muestran estos ejemplos: “en la oxa de la Cadimera a la fuente del Rincon una suerte de diez o doze fanegas de sembradura linde de Alonso Serrano y Alonso Marcos” o “en la oxa de la Cadimera a la fuente del pito una suerte de doze fanegas de sembradura poco mas o menos linde de Benito Martin el viejo”. Pero no solo encontramos referencias a este hecho de esta forma, el propio Madoz lo hace constar en su Diccionario Geográfico: “Se surte de agua de dos fuentes en las inmediaciones, que la tienen buena y saludable”(Madoz 1849). Aunque, en este caso, se refiere solo a dos de ellas, son notables, puesto que no menciona otro tipo de abastecimiento de aguas como pozos o aljibes, por lo que confiaban buena parte de su suerte a dos puntos de agua, lo que muestra que en verano seguían en uso y no se secaban, algo que pudimos comprobar personalmente en una de nuestras visitas al lugar durante el mes de agosto. Así, tenemos la prueba de que en tiempos pasados estas fuentes estaban ya en funcionamiento y que permanecían en uso, incluso, durante los meses estivales. Otro espacio habitualmente cercado es el reservado a viñas, en este caso minoritario en el espacio agrario de Santiago. Como ya hemos hablado existen tres espacios. El conocido como Viñas, junto al pueblo y situado a caballo entre la zona de huerta y las tierras de cereal. Si consideramos este terreno de viñas dentro de la zona de huerta es lógico que esté cercado, como lo está, con el fin de diferenciarlo del terreno destinado a otros usos, así como protegerlo de la posible invasión de animales domésticos. Por otro lado, si lo consideramos dentro de las tierras de cereal igualmente suelen ser terrenos cercados, no ya para diferenciarlos del resto del terrazgo, sino para protegerlo del ganado que tras la cosecha disfruta de los rastrojos. Eso sí, lo más natural, es considerarlas dentro de la zona destinada al cereal(Clemente Ramos 2005) ya que es lo más habitual en otros lugares de Extremadura al no encontrarse en la zona más cercana al pueblo. Un segundo espacio de viñas lo encontramos al oeste, en la Acotada. Es el denominado Loma de las Viñas, en este caso, pese a que el topónimo indica que la zona estuvo destinada a este cultivo en algún momento, no aparece cercado alguno o restos del mismo. Esto, puede indicar simplemente que nunca existió, pero se nos antoja difícil, ya que la zona donde se encuentra y las características del cultivo hacen necesario protegerlo de animales de granja y de pastoreo en general. Por ello, no inclinamos por una segunda hipótesis, esta no es otra que pensar en que el tipo de cercado elegido debió ser realizado con algún tipo de material perecedero, práctica habitual hasta finales del periodo medieval y principios 60

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. del periodo moderno, cuando se inicia el proceso de cercado pétreo del que ya hemos hablado. Finalmente, existe un tercer punto de viñedos, Viñas de Parra, justo en el extremo norte del término, pegadas al Tajo. En este caso si que aparecen totalmente delimitadas por cercados de piedra, cuyos restos son observables hoy y que, en consonancia con las propias viñas, debe tratarse de cercados bastante tardíos. Ya hemos hablado de la existencia de dos tipos constructivos y de su desigual distribución por el término, debemos hablar no solo de esto, sino de su posible estructura distributiva diferente en función de los usos a los que se destinan las diferentes partes de este lugar. Pero no solo eso, debemos distinguir dos momentos claramente distintos, ya que se produce un cambio en la mentalidad en cuanto a cómo se han de gestionar las tierras, pasando del reparto y cultivo comunal a la gestión privada. En definitiva, antes y después de los procesos desamortizadores del XIX por el que los municipios comienzan a perder sus derechos sobre las tierras tras su subasta y venta(Lana Berasain 2000). De esta forma, antes de la venta y delimitación –cercado- de las hojas, podemos ver tres partes muy claras en cuanto a la estructura de los cercados. Una primera, la correspondiente a la zona principal de huerta y con una serie de pequeñas parcelas separadas entre si por estas vallas. Tras estas, las que encerrarían las tierras de cereal y que, pensamos, delimitan unas hojas de otras de forma conjunta a los caminos y, como estos están cercados a ambos lados cuando transcurren por la zona de cereal y huerta, podemos pensar que las hojas también estaban delimitadas individualmente por cercas. Aunque no podemos demostrarlo documentalmente es la impresión que nos da cuando atravesamos el municipio a pie –Fotografía 17-. Finalmente una zona donde la densidad de los cercados baja a mínimos absolutos y, donde parece que solo delimitan grandes parcelas dedicadas al ganado más que a otra cosa –Fotografía 18-. El cambio, como hemos dicho llegaría ya con el siglo XIX, básicamente la primera y tercera unidades mencionadas se mantienen básicamente inalteradas, pero es la correspondiente a las tierras de cereal la que cambia en el momento en que se parcelan para su venta y, finalmente, esta se produce, ya que cada dueño, para protegerla de la invasión de animales ajenos, el extravió de los propios o la apropiación indebida de su propiedad, la marcan y cercan. De esta manera se constituye un terreno cercado a intervalos regulares y que se parece a la zona de huerta, solo que con parcelas de un tamaño mayor. Todo ello es observable tanto desde la fotografía aérea como de la cartografía catastral61. Incluso, 61

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. podríamos hablar de una cuarta zona, cercana al tajo, donde el cercado estaría prácticamente ausente, tal y como vemos por las Fotografías 21 y 22. Por último, nos gustaría mencionar una última zona, justo la ladera de caída al Tajo. Allí existe una zona de intenso cultivo en terrazas, donde encontramos exclusivamente dos especies, Olivos y Higueras, como vemos en la Fotografía 23. Como podemos ver se trata de la adecuación de la pronunciada pendiente –Fotografía 24- mediante la excavación y allanamiento de la zona mediante la construcción de escalones, terrazas, sujetados por pequeños muros de contención construidos de una manera similar a las cercas de piedra de las que ya hemos hablado aquí anteriormente –Fotografías 25 y 25-. Su presencia en el término debe ser bastante tardía, posterior a mediados del siglo XIX, ya que la documentación más antigua no las menciona, tampoco lo hace la más moderna, el Diccionario de Madoz menciona el hecho de que hay muy poca producción de aceite en el municipio, indicativo de la poca producción olivarera. Por ello, pensamos que debería ser posterior a todo ello la siembra de estos olivares y la adecuación de la zona para su cultivo. Aun así, pese a que excede el periodo de nuestro trabajo, debemos tratarlo para dejar claro ese hecho, el de que su siembra y explotación es muy tardía.

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara.

Fotografía 16

Fotografía 17

Fotografía 18

Fotografía 19

Fotografía 20

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director.

Fotografía 21

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Fotografía 24

Fotografía 23

Fotografía 25

Fotografía 26

Fotografía 27

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Mapa 4. Distribución de Cercados en la Localidad de Santiago de Alcántara.

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara.

4. LA DINÁMICA DE UN TERRAZGO AGRARIO: Nos gustaría dedicar, antes de expresar las conclusiones pertinentes, un espacio en el que realizaremos una descripción y análisis de la evolución que ha sufrido el terrazgo cuyo pasado hemos estado tratando de ordenar y desgranar. Más bien, lo que pretendemos es ordenar las ideas que, al respecto, hemos mencionado en el desarrollo de todo este trabajo, pero que están sueltas a lo largo del mismo y, por tanto, podrían pasar desapercibidas. Así, empecemos por ver que nos encontramos al inicio de nuestro periodo de investigación. Según vemos por ese documento de reparto que hemos utilizado como base para este periodo62, tenemos un terrazgo que, básicamente sigue una disposición clásica, es decir, con la población como centro tenemos una zona de huerta, una gran zona de cultivo de cereal y por último una zona marginal a la que se le pueden dar diferentes usos tales como el pastoreo y que, incluso, según las necesidades podrían llegar a ser roturadas. Además de estas, también tendríamos que incluir las zonas de monte y bosque que existen próximas a la población y con múltiples usos. Por otro lado, también hemos de contar con las salvedades y características propias que ya han sido descritas con anterioridad. Esta situación planteada sobre el terreno se mantiene, groso modo, durante un largo periodo de tiempo casi inalterado. Es decir, desde finales del siglo XVI, momento en el que comienza nuestro trabajo, hasta mediados del siglo XVIII, punto en el que encontramos la siguiente información de relevancia al respecto, el Catastro de Ensenada 63, no existen grandes alteraciones del terrazgo. Básicamente los ya comentados, es decir, la desaparición de Sardinera, bien por su venta y desvinculación de las tierras comunales y repartidas en forma de suerte o por la absorción o vinculación de su territorio a otra de las hojas mencionadas. En este momento, conviene ya mencionar el asunto de Esparragal. Ya hemos mencionado que funciono como entidad semiindependiente vinculada a una encomienda existente al sur del actual término y derruida hasta los cimiento ya desde antiguo. Lo queremos menciona porque podría incorporarse al municipio entre este momento y mediados del XIX, dado que en ese instante, gracias al Diccionario de Madoz(Madoz 1849), sabemos que ya forma parte del mismo. El problema es que no

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. sabemos el año exacto en que ocurre, pero conociendo la información ya citada, podemos ocurrir que es entre mediados del siglo XVIII y mediados del XIX cuando tiene lugar, ya que el Catastro de Ensenada64 no hace ninguna referencia a este territorio, pareciéndonos un hecho u acontecimiento lo suficientemente relevante como para, al menos, ser mencionado. Así, pasado ya dos tramos, procedemos a acotar el tercero y último de los que hemos detectado a lo largo del trabajo. Se trataría del intervalo entre mediados del siglo XVIII y mediados del XIX, limite este de nuestro periodo de investigación. Así, durante el periodo mencionado, el hecho más relevante que mediatizará y contribuirá a la modificación y configuración final del terrazgo será la Desamortización de Mendizábal y el impulso de la modalidad por parte de sus sucesores como el propio Madoz o Espartero con algo de anterioridad. El hecho es importante porque culmina, en un largo periodo que se extiende hasta finales del XIX, como puede observase por la documentación al respecto que hemos podido observar65, el proceso de configuración del territorio y el uso que del mismo se hará en el futuro. Esto es así al producirse la desaparición final de las tierras comunales, en gran medida, subastadas y vendidas por los procesos desamortizadores, lo que contribuye a modificar la propia organización y racionalización del trabajo, desde ese momento desde una vista y modo privado y no público como había sucedido hasta esos momentos de forma mayoritaria en el término. Resumiendo, existirían tres momentos diferentes, marcados por documentos concretos que nos permiten ver una foto fija del terrazgo. Estos serían: -Finales del Siglo XVI. -Finales del Siglo XVI-Mediados del Siglo XVIII. -Mediados del Siglo XVIII-Mediados del Siglo XIX. Ahora bien, esto es lo que ocurre desde el punto de vista de la conformación del terrazgo. Pero también tenemos que hablar de si los cambios efectuados en esa conformación influyen de manera significativa en los usos que del territorio se hace. De esta manera podemos decir que no parece ser así, es decir, nos encontremos en el momento que nos encontremos entre los momentos finales del XVI y mediados o finales del XIX, no parecen existir grandes cambios en la utilización del territorio. Básicamente lo que es tierra de cereal sigue siéndolo durante todo el periodo que abarca nuestro 64

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. estudio, y así parece ser con el resto de zonas descritas. Las únicas excepciones en este aspecto parecen ser las zonas dedicadas a viña y olivo. Las primeras por su decaimiento a lo largo del periodo hasta desaparecer finalmente; las segundas precisamente por lo contrario, por su avance, al menos, durante el segundo y tercer periodo de los que hemos descrito. Vemos como a lo largo de todo el periodo sus apariciones van siendo más frecuentes, si bien, nunca llega a ser un elemento de importancia vital en municipio, pese a la aparición de las terrazas que ya han sido descritas, que suponen un esfuerzo notable desde el punto de vista técnico y del trabajo, no parece un cultivo que llegue a cuajar y ni a mucho menos ser una actividad principal en el término. No queremos dejar de hablar de cómo culmina todo esto. Es decir, como cristalizan todos estos cambios ya en siglo XX. De esta manera, vemos como, a lo largo de este siglo se va produciendo el abandono del cultivo de cereal de forma generalizada en todo el territorio. Sustituido poco a poco por la actividad principal actual, la ganadería y producción quesera, que por otro lado, ya es mencionada en el XIX por el Diccionario de Madoz(Madoz 1849) al comentar la industria y comercio que existen en este lugar: “3 aceñas en el Tajo, 4 molinos harineros en el arroyo; se esporta el queso, que es muy estimado, y los granos”. El porqué de estos hechos habría que buscarlo por una doble vertiente. Por un lado en el cada vez menor valor del cereal ante la importación de cereales extranjeros que se produce en mayor cantidad durante todo el XX. Por otro tendríamos los procesos de éxodo rural que se dan durante el mismo periodo y que provocaron una disminución drástica de la población –en la actualidad 606 habitantes según los datos de 2013-. Este descenso y la consiguiente pérdida de mano de obra, así como el descenso continuo de los precios agrícolas; motivaron una transformación de la utilización del terrazgo, al ser sustituida la actividad de cultivo de cereal –principal en el pasado- por el aumento de la cabaña ganadera y el del uso de tierras de cereal para el establecimiento de puntos de pasto y estabulación del ganado. Para finalizar el apartado, llevaremos a cabo una comparación entre la fase inicial, que vemos a través del documento del XVI66, y la actual. Esta comparativa deja bastante claro el proceso que ya hemos mencionado, es decir, el paso del predominio del cereal sobre cualquier otro tipo de actividad al dominio del pastizal y la ganadería dentro del término municipal que describe este trabajo. De esta manera, como ya ha sido dicho y descrito,

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. en un principio tenemos el predominio del cereal en buena parte del municipio, tal y como expresa el Mapa 3, y queda refrendado por documentos como el Catastro de Ensenada o el Diccionario de Madoz que ya ha sido aquí mencionados como fuente para este trabajo. Al margen de esto encontraríamos los espacios de huerta y vid ya descritos para este momento. Caso especial es el de la ganadería, de la que podríamos decir que no era una de las actividades principales en este lugar, algo que parece estar indicado por lo limitado de los terrenos dedicados en exclusiva al ganadeo, pese a lo cual, claro está, no quiere decir que los poseedores de bestias de todo tipo pudieran gozar de los pastos y rastrojos en los momentos de reposo de la tierra y tras la cosecha. Aun así, no parece una actividad muy potente, puesto que no se menciona como algo importante en ninguno de los documentos que hemos manejado. Ahora bien, si nos trasladamos a la actualidad, lo que vemos es bien distinto. De hecho, es justamente lo contrario, se ha producido una inversión de la situación. Si vemos las cifras (España-Duero 2012, Media 2000) comprobamos como la ganadería es ahora, definitivamente, la actividad principal del municipio. Así, la extensión de los pastos se encuentra entre el sesenta y setenta por ciento del total del terrazgo. Situándose las tierras labradas y sembradas –de cereal y olivo principalmente- por debajo del diez por ciento del total. De esa forma, en torno a un veinte por ciento, estaría dedicado a otros usos, sobre todo de tipo forestal. Dicho esto, creemos que queda claro el predominio ganadero, puesto que más de la mitad del terrazgo se dedica a pastos, ya sean estos arbolados o no. Además, existe otro cambio con respecto al siglo XVI, la importancia relativa que ha alcanzado el olivo y la desaparición del viñedo. Así, de ser residual la producción y cultivo de esta especie pasa a, en la actualidad, representar en torno al cincuenta por ciento de la superficie cultivada en la zona. Así, sin ser una actividad fundamental si que se ha convertido en un complemento importante de la economía de este lugar. Con respecto a las viñas ya expresamos el proceso de nacimiento y desaparición del cultivo, que como dicen los datos actuales, está totalmente ausente en la población, al menos, en lo que ha actividad económica se refiere. Así, en conclusión, hemos definido un proceso evolutivo que abarca desde los momentos finales del siglo XVI a mediados del siglo XIX como núcleo del trabajo, pero nos hemos extendido hasta el propio siglo XX con el fin de completar el viaje habíamos iniciado y cerrar el trabajo con la configuración actual del terrazgo de Santiago de Alcántara y que nos muestra un transcurrir desde el predominio del cultivo cerealista; su

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. declinar en un largo proceso de siglos y la inversión de la situación en la actualidad con el predominio de la actividad ganadera.

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5. CONCLUSIONES: Nuestra intención en esta sección final de nuestro trabajo, no es otra que hacer un resumen de conjunto, aunar todas las ideas esbozadas a lo largo de este trabajo y que se encuentran dispersar a lo largo de todos los apartados del mismo. Al margen de esto, también llevaremos a cabo la exposición de algunos aspectos que, por quedar fuera de la temática concreta de los diversos apartados anteriores y por haber surgido durante la redacción del trabajo no han podido ser expuestos con anterioridad. Lo primero que nos gustaría exponer es el déficit que de este tipo de estudios existen en nuestro país frente a otros gigantes europeos de la materia. Por citar algunos ejemplos concretos que destacan en este sentido tenemos a Reino Unido o Francia, países donde los trabajos referentes a esta materia son muy completos y avanzados, llegando ya, incluso, a niveles tan desarrollados como para plantear intensos debates sobre metodología y reestudio de aspectos asentados a la luz de las nuevas tendencias(Benoît Cursente 2003, Cristopher Dyer 2003). El caso italiano también es destacable, donde las investigaciones han alcanzado un progreso notable. Por el contrario, en nuestro país son, aun, escasos –aunque notables- las investigaciones en este sentido y con un reparto muy desigual sobre nuestro territorio. Así, encomiables son los trabajos realizados en el sur(Arévalo 2012, López Cordero 1994) y norte de España(Lana Berasain 2000, Díez Herrera 1987) y, entre ambos, los trabajos surgidos en nuestra Comunidad Autónoma de Extremadura(Clemente Ramos 2001, Hernández 1992, Muñoz Carballo 2006). De esta forma, pensamos que sería muy conveniente impulsar este tipo de estudios, con el fin de comprender mejor una parte muy importante de las sociedades existentes con anterioridad a la nuestra, puesto que la organización y distribución del terrazgo responde, en el fondo, a la propia organización social que la impulsa, por lo que su conocimiento podría darnos información sobre la misma que, de otra manera, no obtendríamos. Otro aspecto que nos parece destacable resaltar es el largo periodo de desarrollo y cambio que vive este término en lo que a su terrazgo se refiere. Puede que durante el trabajo comentáramos que no existe un gran cambio en su constitución o actividad. Pero esta afirmación no es completamente cierta. Es decir, queda claro que existe un gran cambio, sobre todo en lo que a la actividad se refiere, entre el periodo inicial de la investigación y el momento actual, y que estos cambios ya comienzan a ser patentes en los momentos finales del periodo que nos ocupa, mediados del siglo XIX. Pero, estos 58

Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. cambios, son tan progresivos y lentos, que se nos hace imposible afirmar que existan grandes cambios, ya que para percibir un cambio claro necesitamos comparar imágenes fijas muy distantes en el tiempo entre sí. De esta forma, como ya ha sido expuesto, sin que estos grandes cambios existan, si que podemos hablar de etapas con características, sutilmente si se quiere, diferentes y que no se diferenciarían grandemente de las inmediatamente precedentes, pero que si las comparamos ampliando la perspectiva temporal queda claro que existen diferencias. En la línea de lo anterior, tampoco es desdeñable el hecho de que las principales unidades que componen el terrazgo y la toponimia del lugar se han conservado básicamente inalterados desde el siglo XVI. Ya expresamos como estas unidades aparecen citadas en las fuentes desde muy atrás, y que su nomenclatura se mantiene, con pequeños cambios, hasta nuestros días. De igual manera tampoco podemos olvidar un hecho que apoya esta tesis, el mantenimiento de la red de caminos principales. Es decir, si las unidades a las que conducen y delimitan estos caminos se hubieran visto claramente modificadas, también los caminos lo hubieran hecho, ya que las prioridades de transporte y desplazamiento hubieran cambiado con ellas. Pero esto no es así, fijándonos en los caminos mencionados en la documentación del siglo XVI67 y la cartografía actual, da igual la versión, vemos básicamente la misma red que, como mucho, se ha ramificado con nuevos caminos secundarios y sendas. Pero que sigue articulándose sobre los mismos trazados que hace, al menos, cuatro siglos. Pasando a hablar de las tierras de cereal hemos de comentar que durante la mayor parte del tiempo, como por otro lado es lo habitual, suponen la mayor parte del terrazgo. Es decir, la actividad principal del municipio es la del cultivo cerealista. Dentro del mismo destaca sobre todos los demás el trigo, base de la alimentación durante siglos en gran parte del mediterráneo y que predomina sobre el terreno en más de un cincuenta por ciento del municipio. Le sigue en importancia la cebada, a cuyo conjunto hemos de sumar el alcacer, pese a lo cual, en su conjunto, no llega ni a un cuarto del total. El resto, de las tierras de cereal, se dedicarían al cultivo del centeno, minoritario en cualquier caso. Por otro lado, cabe decir también, que cuando se afronta cualquier tipo de estudio sobre la extensión y producción cerealista, es conveniente fijarse más que en el número de apariciones de un tipo de cultivo en la superficie real que ocuparían para, de esta manera,

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. tener una visión más real de la importancia que tendría. Esto es así porque la existencia de muchas pequeñas parcelas podría dar la impresión de que un cultivo, como es aquí el caso del alcacer, goza de una importancia mucho mayor de lo que sería en realidad y darnos una visión alterada de la realidad. Siguiendo con las tierras cerealistas, podemos afirmar rotundamente la existencia de sistemas de rotación, al menos, desde el siglo XVI. Esto se demuestra por las evidencias que nos aporta la documentación histórica. Por un lado, en el siglo XVIII, nos topamos con el Catastro de Ensenada68, donde se menciona la utilización de rotaciones al tercio. Por su parte, en un momento a un más temprano, finales del siglo XVI, poseemos información al respecto gracias a la documentación referente al reparto de las suertes entregadas a los vecinos anualmente69, entre cuya información, como hemos dicho, se menciona la dedicación a la cual han de dedicarse esas tierras. De esta manera, se dice en múltiples ocasiones que esas tierras son entregadas “para barbechar”, siendo esta acción parte de los diferentes procesos de rotación que podemos encontrar. Con todo ello, como decimos, estamos en disposición de confirmar la utilización y presencia de procesos de rotación en este municipio. También estamos en condiciones de afirmar que existe un continuo deseo de expandir la superficie de cultivo a zonas hasta entonces vírgenes. De esto podemos estar seguros gracias a tres evidencias que han sido aquí expuestas, pero que queremos aquí dejar claras y resumidas. Por un lado tenemos constancia, gracias los diversos catastros y censos, de un progresivo aumento de la población de este lugar, que impulsaría a la población a la roturación de nuevas tierras para compensar el aumento de la demanda y para aprovechar el aumento de las posibilidades productivas al aumentar la mano de obra presente. Lo dicho es prueba y detonante de estas nuevas roturaciones que quedan constatadas, igualmente por la documentación histórica manejada para este trabajo. Así, vemos como ya en el siglo XVI nos encontramos con expresiones como “[...] dize aver rompido [...]”. Esto, nos está indicando como los beneficiarios de las suertes, además de cultivar las tierras entregadas para tal efecto, roturan y preparan nuevas tierras que anteriormente eran de monte. Es decir, está claro que, si hacen esto, es porque es necesario y posible llevarlo a cabo, ya sea por la mera necesidad alimenticia o por la posibilidad de obtener unos excedentes que antes no serían posibles gracias al aumento de la producción que 68 69

AGS-CERG, leg. 150, fols. 219-240 AGS-EH-,Exp. 415

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. posibilitaría este incremento en la mano de obra. Una tercera vía que nos expresaría todo esto son los Interrogatorios de la Real Audiencia, lugar donde a la pregunta de la existencia de pleitos en el municipio se expresa que si, efectivamente existen. Estando todos ellos vinculados a la petición de permisos para que los pobladores de este lugar pudieran realizar la roturación de las zonas montuosas existentes en el término y que se habían mantenido incultas, en su mayoría, tradicionalmente. Pasando ya a tratar las áreas cercadas en el municipio, queremos destacar, el hecho de la existencia de tres zonas claramente visibles y diferenciadas, básicamente, por la densidad y tamaño de las parcelas que son cercadas. De esta forma, encontramos una zona de parcelas pequeñas y una gran densidad de cercados, que vendría a coincidir con las zonas de huerta –al menos de manera básica-. Una segunda con parcelas de mayor tamaño y una densidad de cercado menor y que estaría relacionado, en gran medida, con las tierras de cereal que se refieren el documento del XVI70. Por ello, sugerimos anteriormente, que podrían estar relacionadas con las parcelas, “suertes”, que se reparten en el mismo. Aunque, eso sí, también pensamos que este cercado podría ser tardío y estar relacionado con los procesos desamortizadores que se extienden por buena parte del siglo XIX. Tampoco puede dejarse atrás la existencia de dos tipologías distintas de cercados y definidos en los términos que aparecen en el tema correspondiente71. Esto, arqueológicamente, nos está indicando dos momentos de construcción diferentes, y por tanto la posibilidad de que respondan, no solo a un momento diferente, sino a una situación y uso distinto. Por tanto, podemos tratarlo como marcador de un cambio en la situación del terrazgo santiagueño. Así, lo que, en apariencia, podría resultar como algo sin la mayor importancia, puede llegar a convertirse en un dato crucial para la diferenciación de distintos momentos y periodizaciones en la formación de un terrazgo o parcelario dentro de un determinado territorio. De esta forma, lo que nos gustaría mostrar es como los elementos materiales arqueológicos, históricos si lo preferimos así, son importantes y un apoyo que puede llegar a ser fundamentales para cualquier trabajo de investigación histórica. Es decir, estamos impeliendo a aquellos investigadores, a aquellos historiadores, que siguen apegados única y exclusivamente al documento, a que salgan a comprobar y apoyar sus tesis con materiales que están a su disposición y que, en nuestra opinión, es un auténtico desperdicio que no sean tenidos en cuenta. Por poner un 70 71

AGS-EH-,Exp. 415 Para más información acudir a la página del presente trabajo, donde este tema es desarrollado.

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Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. ejemplo de esto, el simple hallazgo de restos constructivos en superficie situados de forma dispersa, puede estar indicándonos la presencia de edificaciones en torno a las cuales se está estructurando un territorio con un núcleo central en torno al cual se desarrollaría una estructuración del territorio muy concreta. Sin embargo, este hábitat disperso no tiene por qué aparecer reflejado en una documentación que no es creada con esta intención, con lo que podríamos dar una imagen equivocada de como se articularía o funcionaría ese territorio. En cuanto a lo que podríamos comentar de la dinámica de este territorio queremos destacar, sobre todo lo demás, la existencia de tres momentos diferentes dentro de la misma y que nos estarían marcando la evolución continua de este lugar hasta su constitución y usos actuales. De este modo podemos fijar los siguientes periodos: -Finales del Siglo XVI. -Finales del Siglo XVI-Mediados del Siglo XVIII. -Mediados del Siglo XVIII-Mediados del Siglo XIX. En definitiva los que suponen el momento de partida de nuestro estudio, con un terrazgo que responde, básicamente, a los modelos habitualmente descritos para finales de la Edad Media e inicios del Periodo Moderno. Un periodo que abarca desde este punto hasta mediados del XVIII, donde el terrazgo se mantiene grosso modo sin alteraciones. Y, finalmente, otro donde se inicia la reconfiguración final del terrazgo y que termina desencadenando la actual forma y uso del mismo, estando muy influida por los procesos de venta surgidos durante las sucesivas desamortizaciones. Tampoco queremos dejar a tras nuestro pensamiento acerca que la posible sobreexplotación de las tierras del término han podido provocar el deterioro delas cualidades y calidad de las tierras que componen el municipio. Es decir, el hecho de que siempre se han considerado como de mala calidad –la mayor parte aparecen consignadas en la documentación como de tercera calidad o incluso como improductivas en una proporción muy importante- puede haber hecho que las tierras productivas se explotaran con una intensidad demasiado alta, lo que conllevaría a procesos de destrucción de la estructura del suelo como una intensa erosión. Expresamos esta idea al percatarnos que zonas que, según la documentación, se cultivan durante un largo periodo de tiempo, cuentan con unas cualidades estructurales y productivas muy malas, hasta el punto de que 62

Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara. la profundidad del suelo no llegaría ni a la decena de centímetros en muchos casos. Por ello, nos inclinamos a pensar en este progresivo deterioro que, entre otras cosas, sería una de las causas de que se fuera abandonando progresivamente el cultivo del cereal, cada vez menos rentable, por la actividad ganadera, proceso que culminaría en nuestros días, donde la mayor parte de las explotaciones existentes en la localidad hacen referencia a esta actividad. Finalmente, a modo de cierre, nos gustaría hacer una llamada de atención en referencia a la necesidad que, no solo de trabajos de este tipo tiene la historiografía española, sino de trabajos que aborden de manera integral la temática del parcelario. Es decir, por un lado, hemos de tener en cuenta que la sociedad hispana ha sido tradicional y mayoritariamente rural –aun hoy lo es en cierta medida-, por lo que si de verdad queremos comprenderla de manera íntegra debemos comprender este complejo mundo que supone el poblamiento rural, lugar de residencia y vida de la mayoría de la población durante una gran parte de nuestra historia. De hecho, creemos que la comprensión del mundo rural es realmente imprescindible y en muchas ocasiones se menosprecia, de hecho, hemos escuchado en reiteradas ocasiones como, por ejemplo, haciendo referencia al mundo medieval, se nos dice como este no puede comprenderse si uno no estudia la “Guerra”, pero estamos convencidos en el hecho de que lo que realmente puede servirnos para conocer este periodo –y muchos otros- es el mundo rural, la agricultura, el poblamiento, su organización, etc. Puesto que es esto lo que movería todo lo demás, lo que marcaría el ritmo de la vida de una mayoría de la población, lo que señalaría cuando o no se puede hacer una guerra, en virtud a los ritmos que marca la siembra o la cosecha, cuya demanda de mano de obra podría hacer peligrar la leva de soldados, es decir, si uno guerrea no siembra, si uno no siembra no come, por lo que la guerra queda subordinada al mundo rural, a sus ritmos y ciclos anuales. Por otro lado, creemos necesario que los trabajos de reconstrucción parcelaria o de tratamiento de la dinámica de términos municipales debería ser tratada, en la medida de lo posible, de forma integral en los trabajos, ya que esta es la única manera de comprender verdaderamente el porqué de algunos procesos y situaciones que podrían escapársenos si esto no fuera así. Es decir, para nosotros hubiera sido imposible comprender el proceso de cercado que sufre el municipio si no hubiéramos llevado a cabo el estudio, comprobación, de la existencia de procesos de venta y desamortización en el municipio que, opinamos, llevaron a un segundo cercado más denso de algunas zonas del municipio. Así, con este ejemplo, creemos dejar claro que si 63

Benjamín Sánchez Serrano. Julián Clemente Ramos. Director. lo que queremos es llegar a comprender de forma íntegra el parcelario, no basta solo con estudiar una parte del mismo, sino que tenemos que elaborar la información obtenida por múltiples vías y dar una visión de conjunto tratando de interconectar unas ideas contras, lo que no siempre resulta fácil, pero que aporta una información precisa y enorme que no podría extraerse de otra forma. Precisamente, el hecho de interconectar e integrar diferentes tipos de documentación, cada una con sus características y posibilidades, ha sido una de las tareas más complejas a la hora de llevar a cabo el trabajo que concluimos con estas palabras.

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Reconstrucción de paisajes agrarios extremeños: Santiago de Alcántara.

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