Reconsiderando el caso Eichmann: El presidente Frondizi en la encrucijada

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Descripción

El presidente Frondizi en la encrucijada

Reconsiderando el caso Eichmann por Raanan Rein

En mayo de 1960, el criminal de guerra nazi Adolf Eichmann fue capturado y secuestrado por el servicio de inteligencia israelí (Mossad). El éxito de la Operación Finale anunciada por Ben Gurion tensó las relaciones diplomáticas entre la Argentina e Israel. La crisis logró sortearse finalmente pese a las protestas de los grupos nacionalistas. Sin embargo sirvió para socavar aún más el ya debilitado gobierno de Arturo Frondizi. En su edición Nº 116 de enero de 1977, Todo es Historia publicó “El caso Eichmann”, un artículo pionero de Mariano Reyna. Hoy, el historiador Raanan Rein revisa el caso y apela a documentos inéditos para redefinir este asunto y plantear nuevos interrogantes.

aya donde Tolstoy y avise de inmediato que el Dibuk fue capturado y llevado a Israel. Este mensaje debe ser entregado entre las 14.00 y las 14.30, hora local. Estas instrucciones fueron enviadas por Shlomo Cohen-Abarbanel, agente del Mossad israelí, en un telegrama secreto el 23 de mayo de 1960 al representante de dicha organización en Alemania1. “Tolstoy” era el nombre codificado de Fritz Bauer, el fiscal general del Estado de Hessen, en la República Federal de Alemania (RFA), un sobreviviente del Holocausto que cumplió un papel clave para rastrear al criminal de guerra nazi Adolf Eichmann en la Argentina, quien aparece mencionado en el mensaje como Dibuk, uno de los nombres en código que usaba el Mossad en su correspondencia interna para referirse a él. Otros nombres fueron Titus y Het Mem, iniciales de las palabras hebreas “merece morir”. Cohen-Abarbanel tuvo su primer encuentro con Bauer en 1957 y en aquella ocasión obtuvo las pistas que condujeron a encontrar a Eichmann en Argentina. Una hora y media después del envío del mensaje a Bauer, el primer ministro de Israel, David Ben Gurion, informó a la Knesset (Parlamento israelí) sobre la captura de Eichmann, de quien dijo que fue “responsable junto a los jerarcas nazis de lo que dieron en llamar la solución final de la cuestión judía, o sea el exterminio de seis millones de judíos europeos”.

V

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Este telegrama fue uno de los documentos que el público pudo ver en la exhibición inaugurada en febrero de 2012 en Beit Hatfutsot, en Tel Aviv, “Operación Finale: la historia de la captura de Eichmann”. Su éxito sorprendió a muchos. Decenas de miles acudieron para ver piezas que el Mossad mostraba por primera vez, entre las que se incluían objetos, credenciales, documentos de diversos tipos, fragmentos de videos y descripciones de los modos de operar que se desarrollaron especialmente y se aplicaron por primera vez para este operativo. El gran número de visitantes y el eco que produjo forzaron a los directores del museo a prolongar por varios meses la exhibición, más allá de lo programado, hasta fines de agosto. Esto prueba el gran interés que despierta aún, medio siglo después, la captura de un oficial de las SS que se convirtió en símbolo de las atrocidades cometidas por el gélido aparato burocrático que estuvo a cargo de la ejecución de la Endlösung, la solución final de la cuestión judía. Además, la exhibición produjo una fascinante ola de nuevos testimonios; el libro de visitantes se llenó rápidamente con cientos de páginas diferentes de las habituales expresiones de agradecimiento y estima; muchos de los visitantes dejaban números de teléfono y direcciones de correo electrónico para ser contactados por los organizadores, si querían tener pormenores adicionales inéditos. Algunos de ellos trajeron recortes de periódicos, credenciales y documentos de

Una sesión del juicio. LLevado a cabo en Jerusalén, Israel.

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diversos tipos que retuvieron en sus casas durante décadas y que nadie había visto hasta entonces2. Este artículo traza en forma concisa la captura de Eichmann y su impacto en las relaciones bilaterales entre la Argentina e Israel, rápidamente rehabilitadas, basándose en nuevos testimonios revelados. Algunas preguntas siguen abiertas, entre ellas si el entonces presidente Arturo Frondizi estaba o no al tanto de los planes de secuestrar al criminal nazi y qué alcance tuvo la participación de argentinos-judíos en este episodio3. Su arribo a la Argentina Al estallar la Segunda Guerra Mundial, el oficial de las SS, Adolf Eichmann, fue nombrado comandante del Departamento para Asuntos Judíos de la Gestapo, la policía secreta alemana. A comienzos de 1942, cuando en la Conferencia de Wannsee se debatió “la solución final” de la cuestión de los judíos de Europa, Eichmann fue quien convocó a los participantes, redactó el discurso de Reinhard Heydrich y también registró las minutas y resoluciones de la reunión. A raíz de la misma fue designado como responsable de la ejecución de la Endlösung, lo que incluía las detenciones, deportaciones, confiscaciones del patrimonio de los judíos y su traslado a los campos de exterminio. Al final de la contienda fue capturado por los estadounidenses cuando utilizaba la falsa identidad de Otto Eckmann. Logró evadirse de aquel arresto y vivió en Alemania con el nombre de Otto Heninger. Ya en sus primeros días como estado soberano, obraban en poder de los servicios de seguridad de Israel evidencias de que Eichmann estaba vivo y -aunque nunca fue plasmada en un plan operativo concreto-, surgió la idea

de secuestrar a su esposa e hijos para ubicar su paradero. En un documento de agosto de 1948, o sea en pleno fragor de las batallas de la Guerra de Independencia contra sus vecinos árabes que se rehusaban a aceptar el establecimiento de un Estado judío en Palestina, escriben: “nos estamos ocupando de enviar una persona adecuada para entablar vínculos con su esposa; quizás con su ayuda podamos informar dónde se encuentra. En caso de no lograr informarlo, somos del parecer que se debe secuestrar a su esposa y sus dos hijos y ponerlos en un lugar de resguardo”4. Pero los desafíos que debía enfrentar el nuevo Estado relegaron la búsqueda y localización de criminales de guerra nazis a un lugar bajo en la escala de prioridades nacional, hasta fines de la década de 1950. Los tomadores de decisiones y los dirigentes de las fuerzas de seguridad no intentaron seguir el rastro de los genocidas que hallaron refugio en diversos países tras el colapso del III Reich. El nuevo Estado de Israel enfrentaba retos difíciles que amenazaban su seguridad y sus líderes vivían con una constante ansiedad existencial acerca de su destino y su futuro. Los grandes desa-fíos económicos y sociales, que incluían la absorción e integración de una amplia ola de inmigrantes, también requerían la máxima atención. Estas necesidades imperiosas fueron la razón de la merma de la atención que se prestó a los criminales nazis, excepto cuando se trató de científicos alemanes que operando desde países árabes podían llegar a aportar al esfuerzo bélico orientado a la aniquilación del Estado Judío. Algunos autores, como Bascomb, incluso sostienen que “la omisión de actividades por parte del Mossad en esta causa reflejaba la falta de interés de la sociedad israelí para enfrentarse a la cuestión

Desde Génova. Copia del documento con el que Ricardo Klement/Eichmann obtuvo el visado para la Argentina, en 1950.

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de los crímenes cometidos contra el pueblo judío”. Rafi Eitán, comandante de la unidad que capturó a Eichmann, lo expresó así: “En los primeros años del estado, los sabras, nativos de Israel, vacilaron entre la crítica, la represión o la indiferencia en lo que atañe al Holocausto. La sociedad israelí de la década de 1950 fue idealista e inflexible, dejando poco espacio para la compasión y la aceptación en su actitud para con los sobrevivientes del Holocausto. El foco del joven estado estaba orientado hacia el futuro, ignorando el pasado”5. Con estos datos como antecedentes, no sorprende que el Mossad y el Shin Bet hayan rechazado el manejo de la captura del teniente coronel de las SS. En enero de 1952, un intercambio de cartas entre ambas organizaciones bajo el título “Asunto: Adolf Eichmann”, dice “Transferimos a su manejo todo el material que obra en nuestro poder sobre el asunto. Como podrán comprobar en virtud de la correspondencia mantenida últimamente, hubo intenciones de que nos hiciéramos cargo, pero después de obtener algunos datos primarios comprendimos que carecemos de los medios para dedicar al tema el trato adecuado”6. Al margen, una nota manuscrita dice: “La autoridad no desea hacerse cargo del tema. Sírvase archivar el expediente”. En otra nota manuscrita adjunta: “No es su función ocuparse de la captura de Eichmann”. Eichmann, por su parte, llegó a Italia en 1950 con la ayuda de personalidades de la Iglesia; el 14 de junio de aquel año obtuvo un visado en el consulado argentino en Génova, que lo habilitaba para entrar al país sudamericano, donde llegó a mediados de julio a bordo del Giovanna C portando documentos emitidos por la Cruz Roja Internacional, a nombre de Ricardo Klement, de estado civil soltero. Su esposa Vera y sus hijos se junta-

ron con él dos años después. A lo largo de la década del cincuenta aprovechó sus contactos con argentinos de origen germánico, pero se mantuvo al margen de la comunidad argentina-alemana. Intentó ejercer diversos oficios, entre ellos establecer una lavandería en Olivos, que quebró. Después entró a trabajar en una empresa que exploraba la posibilidad de explotar recursos hídricos para producir energía eléctrica, en cuyo marco se desplazó para trabajar un período en la provincia de Tucumán. Su último lugar de trabajo fue en la filial argentina de Mercedes Benz en Buenos Aires. A fines de 1959 se sentía bastante seguro, lo que se manifiesta en su falta de empeño por ocultar su verdadera identidad. La búsqueda del criminal de guerra nazi Aunque los rumores de que había encontrado refugio en América del Sur se difundieron a lo largo de los años ‘50, recién hacia fines de 1957 llegó a manos de Isser Harel, a la sazón jefe del Mossad, información primaria sólida sobre el paradero de Eichmann en Buenos Aires. La fuente era Fritz Bauer, el fiscal general del Estado de Hessen, que lo entregó al agente del Mossad Shlomo Cohen-Abarbanel, hermano del entonces asesor jurídico del gobierno israelí, Haim Cohen. Bauer, de origen judío, se basó en cartas que recibió de Luther Hermann, un jubilado que era judío por una de sus ramas, quien en 1936 había sido encarcelado en Dachau y emigró a la Argentina después de la “noche de los cristales” (Kristallnacht, noviembre de 1938). Los padres de Hermann fueron asesinados en el marco del Holocausto. La hija de Hermann, Silvia, trabó amistad con un muchacho llamado Nicolás o Klaus, que para asombro de Hermann resultó ser uno de los hijos de

Fachada. Casa de la calle Garibaldi, en San Fernando, provincia de Buenos Aires en la que vivió Eichmann y su familia.

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Eichmann. A la información que envió, adjuntó la dirección de la familia Klement/Eichmann en Buenos Aires. Dos agentes del Mossad salieron para verificar los datos y llegaron a una conclusión idéntica: no es razonable que se trate del criminal de guerra nazi, particularmente debido al marcado contraste entre la conspicua vida de Eichmann en Budapest, en 1944, cuando estuvo a cargo de la deportación de judíos húngaros en trenes hacia Auschwitz, y la dirección de la residencia en un suburbio miserable, incompatible con la vivienda de un oficial nazi de jerarquía. El oficial de la policía Efraim Hofstetter-Elrom, que entrevistó a Hermann cuando viajó a la Argentina para participar en un Congreso de Interpol, no se llevó una buena impresión de la fiabilidad de la fuente. En agosto de 1958, el Mossad resolvió congelar su actividad al respecto. En los meses siguientes, Bauer sintió gran frustración y un creciente enojo por lo que consideraba como un fracaso de los israelíes. Efectivamente, la actividad del Mossad en estas etapas preliminares aparece como afectada por una nada desdeñable falta de suerte y de torpeza. Pareciera que en este caso, como en muchos otros, la distancia entre el éxito y el fracaso era muy corta. El Mossad tuvo dificultades para ubicar a Eichmann, incluso después de haber obtenido la información primaria proporcionada por Luther Hermann y Fritz Bauer. La descripción de las actividades preliminares de Yoel Goren, Efraim Hofstetter, Efraim Ilani y Zví Aharoni en

Eichmann, oficial de la SS. Ejecutor de la “solución final”.

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sus intentos por corroborar si se trataba efectivamente del genocida, deja la impresión de que el asunto se manejó con cierto amateurismo y sin la sofisticación y responsabilidad que suele desplegar la agencia israelí para operaciones de inteligencia7. Al leer los relatos de la captura pareciera que podía haber terminado en la nada, como ocurrió cuando en la misma oportunidad intentaron localizar a Josef Mengele, el “Ángel de la Muerte” de Auschwitz, que logró escapar a tiempo a un país vecino. Para finales de 1959, Bauer exigió una entrevista en la que participara también el asesor jurídico Haim Cohen. Allí presentó la falsa identidad que utilizaba Eichmann en la Argentina, la de Ricardo Klement, y los lugares en los que había trabajado los últimos años8. En febrero de 1960, Aharoni, agente del Mossad, fue enviado a Buenos Aires para verificar la información; obtuvo ayuda de varios argentinos-judíos y ubicó la casa en la que habitaba Eichmann en el suburbio de San Fernando con su esposa y cuatro hijos. Logró seguir sus pasos y fotografiarlo con una cámara oculta en un maletín. Las imágenes obtenidas fueron comparadas con las que tenían de los tiempos de la Guerra y la forma de la oreja izquierda fue revisada por dos expertos. Ambos llegaron a la conclusión que había entre las dos personas fotografiadas diez elementos idénticos y ningún punto que fuera del todo incompatible9. Harel elevó el informe correspondiente a David Ben Gurion, que había vuelto a ocupar la jefatura del gobierno, y obtuvo su autorización para capturar a Eichmann y trasladarlo a Israel para que fuera sometido a juicio. La prueba de creatividad de los asesores juridicos Las normas de conducta en las relaciones internacionales determinaban que Israel debía informar a las autoridades argentinas sobre la sospecha de que uno de los inmigrantes alemanes que vivía en su territorio no era otro que el genocida Adolf Eichmann. De hacerlo, debía esperar entonces a que se completaran largos trámites burocráticos para que se diera la extradición del criminal de guerra a Alemania (RFA) o a cualquiera de los otros países que habían pedido su captura. El temor en Jerusalén era que en caso de observarse estas formalidades, todo finalizara sin resultados tangibles o que la propia denuncia israelí provocara la “evaporación” de Eichmann antes que las autoridades comenzaran los trámites pertinentes. Si caben las ironías en estos casos, apenas dos días antes del secuestro fue suscrito un acuerdo de extradición entre la Argentina y el Estado de Israel; no obstante, crímenes como los cometidos por Eichmann no podían incluirse en el marco de dicho convenio, entre otras razones porque no se trataba de actos cometidos en ninguno de los dos países, ni por alguno de sus ciudadanos. Además, al producirse el secuestro, el acuerdo aún no había sido ratificado por el Congreso argentino

y tampoco podría haberse aplicado retroactivamente a sucesos acaecidos antes de creado el Estado, en mayo de 194810. Cabe recordar que el temor israelí se fundaba en un antecedente concreto: poco antes, el gobierno de la RFA había solicitado a la justicia argentina la extradición de Josef Mengele, a quien se puso sobre aviso y desapareció. El testimonio del entonces embajador israelí en Buenos Aires, Arie Levavi, indica que “fue una introducción al caso Eichmann, ya que del de Mengele se aprendió que [el asunto] no marcharía sobre las vías legales”11. En los años cincuenta se rechazaron en la Argentina pedidos de extradición presentados por Yugoslavia, Alemania RFA, Francia, Bélgica, Checoslovaquia y Hungría contra Ante Pávelic y otros líderes del gobierno colaboracionista de los Ustacha en Croacia; la de Jan Durcansky, ministro en el gobierno eslovaco bajo la ocupación y de otros colaboradores como Charles Lescat o Pierre Daye12. Por lo tanto, David Ben Gurion resolvió que el criterio moral e histórico, tal como él lo interpretaba, era primordial, por lo que autorizó a Isser Harel a que el Mossad capturara a Eichmann, a pesar del riesgo diplomático que ello implicaba. La decisión fue tomada personalmente por el primer ministro, sin que se haya llevado a cabo una reunión del gabinete o se hubiera adoptado una resolución colectiva del gobierno sobre esta importante cuestión13. Más de veinte agentes del Mossad y de los servicios de

seguridad fueron reclutados para llevar a cabo la delicada misión, entre ellos Abraham Shalom, Zvi Malkin, Zvi Aharoni, Yaakov Gat (que unos meses antes intentó ubicar a Vera, la esposa de Eichmann en Austria y entonces supo que había desaparecido con sus tres hijos y eso permitió suponer que se había sumado a su marido en algún lugar), Moshe Tavor (experto en cuestiones técnicas que ya había ejecutado a varios nazis siendo soldado en el ejército británico, cuando se sumó al grupo clandestino de vengadores Hanokmim al final de la contienda)14, Efraim Ilani, Yehudit Nessyahu, Shalom Weiss (experto en falsificación de documentos, de quien se contaba que logró escapar de un campo de exterminio munido de un permiso que preparó él mismo con papel higiénico), Yaakov Meidad (que estuvo a cargo de las cuestiones logísticas en la Argentina) y el médico anestesista Yona Elian. Por la sensibilidad diplomática que implicaba operar ilegalmente en un país amigo, los participantes de la operación fueron definidos como “voluntarios”. La mayor parte de ellos eran sobrevivientes del Holocausto o habían perdido familiares en esa hecatombe15. En instrucciones que impartiera a los participantes en Buenos Aires, Harel les explicó la gran responsabilidad que les cabía: por primera vez juzgarían los judíos a sus asesinos y el mundo entero, incluyendo la joven generación israelí, podría escuchar en detalle qué había ocurrido en el Holocausto. Era de lamentar, dijo, que al cumplir una

Dos facetas. En los años ‘50, en la provincia de Tucumán con poncho tradicional; y joven, en Alemania, con uno de sus hijos.

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misión nacional y moral tan excelsa, debamos emplear la fuerza y violar las leyes de un país amigo. No es algo que hagamos con placer, pero es una obligación que no se puede reprochar16. Conexión local de la Operación Finale Los miembros de la unidad encabezada por Isser Harel, jefe del Mossad en persona, entraron a la Argentina por distintos puntos, en fechas diferentes desde el 22 de abril, por separado y con identidades falsas. En sus equipajes llevaron elementos vitales para este tipo de actividad: un kit para falsificar patentes de autos, una fresadora para hacer llaves, papeles, herramientas para la escritura y tinta para preparar documentos falsos, equipos médicos, maquillaje, disfraces. Uno de los agentes, Yehuda Carmel, fue maquillado para semejarse lo más posible a Eichmann y ser su sosia. Entró así a la Argentina con el nombre de Zeev Zichroni y ese pasaporte fue el utilizado para sacar a Eichmann del país. Al no haber otros medios para comunicarse, los agentes mantenían reuniones a diario con Harel en diversos cafés de la ciudad, ateniéndose a cronogramas y planes de sitios que se determinaban cada noche. Para la operación se reclutó también a israelíes que no eran del Mossad y que tenían vínculos especiales o alguna aptitud que las circunstancias requerían. Es el caso, por ejemplo, de Luba Volk que se había establecido en la Argentina por el trabajo de su marido. Durante varios años trabajó en El Al, aunque se retiró de la compañía aproximadamente un año antes de la captura de Eichmann. Cuando el operativo se puso en marcha fue lla-

mada nuevamente al trabajo para servir como supuesta representante de la línea aérea en Buenos Aires, aunque no se le informó sobre cuál era la finalidad. Después de haberse anunciado la captura y de que los detalles trascendieran, fue objeto de seguimientos por parte de individuos de la extrema derecha. Siguiendo la recomendación de la embajada en la Argentina, salió con su hijo pequeño a un país limítrofe y después regresó a Israel. Su marido liquidó los negocios que tenía en la Argentina y se sumó a ellos después. Volk es una de las 67 personas cuyos nombres que figuran en la placa a la entrada de la exhibición en Beit Hatfutsot. Para sus tareas, el plantel empleó más de 10 vehículos, algunos de ellos alquilados y otros puestos a su disposición por argentinos-judíos y siete casas refugio para retener e investigar a Eichmann hasta que fuera trasladado a Israel. El periodista argentino Gabriel Levinas me contó recientemente que uno de los coches que utilizó Zvi Aharoni cuando actuó para verificar la identidad de Eichmann fue el “De Soto” de su padre. “La realidad es que el auto había sido entregado a mi tío, Samuch Gilead (Sam), quien junto a dos conocidos más, todos ellos vivían por ese entonces en la Argentina, habían estado involucrados en la inteligencia previa y preparación del secuestro. Otro del grupo se llamaba Itzjak Vardi, un financista que vivió el resto de su vida entre Suiza e Israel. Todos ellos tenían familia en la Argentina y se fueron uno o dos días antes del secuestro para seguridad de sus familiares dejando lugar a otro grupo que terminó la operación”17. Para evitar que se vinculara con el secuestro a la familia Levinas, el padre denunció poco antes que el auto fue

El juicio en Jerusalén. El caso Eichmann atrajo la atención de los medios masivos de comunicación del mundo entero.

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robado. Después de eso, el vehículo “apareció” abandonado y fue devuelto a su dueño. Esto no es más que un ejemplo de varios que indican que se debe prestar más atención a la ayuda prestada por argentinos-judíos a los agentes del Mossad y a los diplomáticos israelíes a lo largo del camino: en el seguimiento, en ayuda logística para el transporte, en el ocultamiento en casas seguras, asistencia médica y en la transmisión de información recibida de uno u otro emisario, entre otras. Éxito de la Operación Finale Uno de los visitantes a la exhibición en Tel Aviv entregó a los organizadores un mensaje de correo electrónico recibido de su abuelo, Salomón Felman, que vive en Tucumán. Felman cuenta que se habían dirigido a él unos días antes de la captura para que ayudara a corroborar que Ricardo Klement estaba vinculado a la empresa Capri, cuya oficina era contigua a la suya, en el mismo edificio de Tucumán. Felman recibió una fotografía de Eichmann y logró verificar la información que le fue solicitada. Sin la ayuda de muchos argentinos-judíos, escribe con justicia Bascomb, “el pequeño servicio secreto de Israel no habría logrado crear el amplio margen de acción que tuvo”. Al referirse al alcance de la ayuda dada por los judíos locales, afirma Bascomb que la red de colaboradores “parecía infinita”. La cancillería israelí no fue partícipe del secreto en la planificación, aunque varios de los miembros de la legación diplomática en Buenos Aires -incluido el agregado militar, el general de brigada Itzhak Elron- supie-

ron en las etapas finales lo que ocurría, por lo menos parcialmente. Elron llegó a la Argentina recién en enero de 1960 después de haber ocupado un importante cargo en el cuerpo de inteligencia israelí. Cuando Aharoni llegó para verificar que Ricardo Klement era efectivamente Eichmann, Elron le prestó ayuda; viajó con él al barrio donde vivía el sospechoso y participó en las observaciones. En una de las oportunidades, Elron estuvo con su esposa Sara en un jeep cerca de la casa de Eichmann, simulando ser una inocente pareja de amantes, mientras esperaban que el criminal de guerra regresara de su trabajo18. Eichmann fue secuestrado junto a su casa el 11 de mayo y trasladado en el asiento trasero de un Buick que fue especialmente alquilado para tal fin. Durante nueve días fue mantenido en un sitio seguro, una de las siete casas que se habían alquilado en Buenos Aires para tal efecto. Ya en la fase de planificación, se discutió en los servicios de seguridad cómo sería trasladado el prisionero a Israel, una vez que estuviera en sus manos. Por aquel entonces, la compañía israelí El Al no mantenía vuelos comerciales regulares hacia América del Sur. Por consiguiente, en Jerusalén se resolvió enviar una delegación a los festejos del sesquicentenario de la Revolución de Mayo en un avión de la aerolínea de bandera, fletado especialmente bajo la excusa de que estudiaría la posibilidad de operar una línea comercial directa desde Tel Aviv a Buenos Aires19. Efectivamente, en la aeronave que llegó a la capital argentina el 19 de mayo, fue embarcado el 20 por la noche Eichmann, poco antes del despegue de regreso hacia

Fritz Bauer, fiscal de la RFA; Robert Servatius su abogado defensor; y Gideon Hausner, procurador del Estado de Israel.

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Tel Aviv. El 22 de mayo por la mañana aterrizó el avión en el aeropuerto internacional de Lod, con el criminal de guerra a bordo. En la etapa de planificación, en el Mossad no había seguridad de que se lograra embarcar con éxito a Eichmann en el avión. Por consiguiente, se elaboró también un plan alternativo de traslado a bordo de un barco de ZIM, que transportaba carne argentina de exportación a Israel. El capitán del barco fue puesto en conocimiento del plan y en el buque se preparó un escondite en el que eventualmente habrían trasladado al criminal nazi20. En uno de los documentos que he revisado dice: “Se puede poner a disposición del operativo el barco Kedma, que zarpará del puerto de Haifa rumbo a Eilat vía Durban [Sudáfrica] el 28.4.1960 y otros tres barcos que navegan entre Eilat y Durban”. Breve crisis diplomática El 23 de mayo de 1960, encontrándose aún en Buenos Aires la delegación israelí encabezada por Abba Eban, informó David Ben Gurion en una sesión de la Knesset que “Adolf Eichmann se encuentra ya detenido en Israel y en breve será procesado aquí conforme a la Ley de

El canciller argentino, Diógenes Taboada, pidió de inmediato una aclaración tajante al embajador Arie Levavi: “En caso de que Eichmann haya sido capturado en la Argentina, ello se contradice con las normas internacionales y forzará a la Argentina, pese a sus buenas relaciones con Israel, a presentar una protesta muy severa y los resultados serán impredecibles”24. El canciller explicó que su exigencia no debía interpretarse como una amenaza, pero que reflejaba la seriedad del asunto. Levavi respondió que no sabía en qué país había sido apresado Eichmann y que ignoraba si ciudadanos israelíes se contaban entre los responsables de su captura. Tras la conversación, Levavi recomendó a sus superiores en Jerusalén que el gobierno israelí desmintiera las noticias según las cuales Eichmann había sido apresado en la Argentina: “En mi opinión, hay un peligro casi tangible de que el gobierno argentino, débil y perseguido por la oposición, esté obligado a cortar relaciones diplomáticas con nosotros si no negamos el [que el] secuestro de Eichmann [fue] aquí. Una negativa de este tipo equilibrará la situación y lentamente volverá la buena atmósfera de relaciones que imperaba en el pasado. La ruptura de relaciones será un golpe mortal para los judíos locales y cuestionará por

El 11 de mayo de 1960, Eichmann fue capturado y tras pasar 9 días encerrado, fue trasladado a Israel Justicia contra los Nazis y sus Colaboracionistas, 1950 – 5710”21. Si bien el primer ministro omitió el nombre del país en el que se produjo la captura, los rumores comenzaron a circular como reguero de pólvora. Para impedir una complicación en los lazos con la Argentina y al mismo tiempo obtener un logro propagandístico, fuentes allegadas a las altas esferas del gobierno filtraron rumores según los cuales Eichmann habría sido secuestrado en un país árabe. La situación de enfrentamiento bélico entre Israel y sus vecinos, debía crear cierta simpatía o identificación entre los árabes y los nazis, contribuyendo así al proceso de demonización del enemigo. Pero estos esfuerzos para desviar la atención no ayudaron. Los medios de comunicación internacionales reprodujeron al poco tiempo la primicia publicada por el semanario estadounidense Time de que “agentes israelíes” aprehendieron al criminal nazi en la Argentina22. La noticia llegó a los titulares de los diarios porteños, cada uno con su matiz. La Razón expresaba estima por el logro profesional de los servicios de seguridad israelíes; Correo de la Tarde escribió que aunque su postura anti nazi no podía ser cuestionada, si realmente Eichmann fue secuestrado en territorio argentino por agentes israelíes, no quedaba otra opción que adoptar alguna medida para protestar por la violación de la soberanía nacional23. 14/ TODOESHISTORIA Nº559

mucho tiempo nuestro status en toda América Latina”25. Efectivamente, en el primer anuncio entregado al gobierno argentino por intermedio del embajador Levavi decía que “el gobierno de Israel no sabía, en absoluto, que Eichmann venía desde la Argentina, pues los servicios de seguridad israelíes no le informaron al respecto”. Según dicho comunicado, recién después de recibir el telegrama de su embajador en Buenos Aires, el gobierno solicitó los detalles a los servicios de seguridad y de la respuesta recibida surgía que el criminal de guerra había sido traído por un grupo de voluntarios judíos, entre ellos algunos israelíes, que lograron ubicarlo en la Argentina, donde vivía bajo una identidad impostada. En cuanto supo que su verdadera identidad había sido revelada, siempre según el comunicado, expresó su conformidad en venir a Israel de motu proprio para ser sometido a juicio “para que las generaciones venideras tengan un cuadro real de los sucesos”26. La misiva israelí contenía, además de críticas por la presencia de nazis en la Argentina, varias contradicciones inherentes y no era compatible con lo declarado por Ben Gurion en el Parlamento. Era una versión dudosa, descalificada despectivamente por el embajador Levavi posteriormente como “cuentos de la abuela”. “Cuesta creer cómo alguien en el Ministerio de Relaciones Exteriores israelí podía tener la esperanza de que de esa manera se pondría fin al episo-

AVISO

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Operación Finale Los objetos son huellas, rastros tangibles que ayudan a rearmar cómo fue la planificación y posterior realización del secuestro y traslado del criminal de guerra nazi capturado en Buenos Aires el 11 de mayo de 1960. La mayoría de estas fotos fueron tomadas por Elad Sarig y forman parte del archivo del Mossad que fue expuesto en la exhibición inaugurada en febrero de 2012 en Beit Hatfutsot, Tel Aviv sobre la historia de la captura de Eichmann.

Maleta con matrículas falsificadas que fueron utilizadas en diversos vehículos.

Uno de los autos utilizados en el operativo, facilitado por la conexión de argentinos judíos. (Gentileza Gabriel Levinas).

capturado. anestesiar al Jeringa para

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Artículos personales que Eichmann/Klement portaba consigo el 11 de mayo de 1960.

Instrumentos para falsificar documentos: un integrante del plantel era experto en este campo.

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Telegrama codificado fechado el 23 de mayo de 1960, para informar a Bauer sobre la captura de Eichmann.

Matricula falsificada del automóvil en el que fue secuestrado el criminal nazi y llevado a una casa refugio.

Mapa detallado en el que está localizada la casa de Eichmann y alrededores.

Primera foto tomada a Klement por el Mossad para corroborar su identidad.

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dio”, escribió el agente del Mossad Tzvi Aharoni. Algunos años más tarde dijo Joel Barromi, que a la sazón se desempeñaba como consejero en la embajada israelí en Buenos Aires: “De veras, aquella carta era terrible”27. La postura argentina No sorprende entonces, que el comunicado no haya sido aceptado por las autoridades argentinas, aunque incluyó una disculpa acerca de una eventual violación de las leyes del país por parte de los presuntos “voluntarios”28. La respuesta fue una misiva enérgica entregada a Levavi el 8 de junio y que sorprendió a los israelíes por su redacción. Allí se demandaba la restitución inmediata de Eichmann, en términos de ultimátum “antes del fin de la semana corriente” y el castigo de los responsables por la violación de su soberanía nacional. La parte menos digerible en Jerusalén figuraba en el 4º inciso, en el que decía que la acción de los voluntarios revestía “características propias de los métodos que empleó un régimen definitivamente condenado por la conciencia universal”29. Aún antes de recibir esta dura misiva, Levavi propuso que Ben Gurion transmitiera una carta personal al presidente argentino Arturo Frondizi, escrita “en lenguaje menos formal y con estilo más elevado”, para poder despejar un poco la tensión30. Dicha propuesta fue aceptada en Jerusalén, aunque el embajador argentino en Tel Aviv, Rodolfo García Arias, prefirió que la carta no fuera transmitida por él a la Cancillería en Buenos Aires, por

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temor a que el contenido se filtrara y el objetivo de la carta no se lograra. Por lo tanto, se pidió a Levavi que entregara el mensaje directamente al Presidente31. En sus memorias, Ben Gurion incluyó la carta a Frondizi, en la que escribió: “Hasta en la historia de nuestra martirología durante siglos no hemos conocido semejante horror, y no sólo que millones fueron asesinados, de ellos un millón de niños pequeños, sino que fue aniquilado el centro cultural y espiritual de nuestro pueblo, que hasta la Segunda Guerra Mundial se encontraba en Europa”. En el párrafo final le pedía a Frondizi que tomara en cuenta las circunstancias especiales en cuyo marco se llevó a cabo el secuestro: “Estoy seguro, señor Presidente, que considerará estos argumentos con toda la ponderación moral. Usted mismo ha combatido contra una dictadura y ha revelado su enfoque sobre valores humanos, y yo espero que nos comprenda y acepte nuestra sincera expresión de pesar por el perjuicio a las leyes de su país, causado en virtud de una obligación moral interna, y que se sume a todos los amantes de la justicia en el mundo, que ven en el enjuiciamiento de Adolf Eichmann en Israel un acto de Suprema justicia histórica, y que las relaciones amistosas entre Israel y su país no resulten perjudicadas”32. Sin embargo, ello no alcanzó para solucionar la crisis. Frondizi le respondió a Ben Gurion que comprendía los sentimientos del pueblo judío ante los graves hechos que se imputaban a Adolf Eichmann, pero por otra parte insistió en su demanda de que fuera devuelto a la Argentina y que Israel solicitara que se diera curso a la extradi-

ción en el marco de los acuerdos legales existentes33. Frondizi, tal como reconoció poco después de ser derrocado en conversación con el historiador Félix Luna, se encontró atenazado por presiones contradictorias, “[por un lado] las de quienes consideraban que no debía formularse ninguna reclamación porque ella implicaba proteger a un criminal, Eichmann, y [por otro lado] las presiones de quienes querían transformar el problema en un tema de persecución contra los judíos”34. El Presidente, de quien no se sospechaba que mantuviera posturas hostiles hacia los judíos, no quería la campaña antisemita que intentaban promover los nacionalistas, entre ellos los que se encontraban en la Cancillería y comprendía también la falta de sagacidad que hubiese significado la ruptura de relaciones con el Estado de Israel35. Vaivenes diplomáticos También Ben Gurion estaba sometido a presiones domésticas e internacionales y no deseaba arriesgar las excelentes relaciones que su país había logrado entablar con la Argentina hasta entonces. Al mismo tiempo, no vacilaba ni por un momento en su convicción de que Israel había hecho lo correcto al capturar a Eichmann y que el hecho de que fuera juzgado en Jerusalén tenía una enorme importancia. Tras la reunión del gabinete del 12 de junio, el gobierno de Israel respaldó al Premier y su negativa de devolver al criminal nazi a la Argentina. La presidencia de la Knesset y su comisión de relaciones exteriores y seguridad también manifestaron su

pleno apoyo a la postura oficial36. Para sostener una postura rígida, Frondizi ordenó llamar al embajador argentino en Tel Aviv para consultarlo37. Sin embargo, ya el 11 de junio Levavi informaba a sus superiores en Jerusalén que Mariano Wainfeld, asesor de Frondizi de origen judío, le había informado que “el Presidente está interesado en dar por tierra con el conflicto sobre Eichmann. Lo que él quisiera es que el episodio se eleve ante la ONU y se pierda allí en algún archivo. Nadie tiene intenciones de que Eichmann sea devuelto… Cabe suponer que García Arias volverá en breve a Israel. Frondizi está muy interesado en encontrarse con Ben Gurion en París”. Otro asesor presidencial, Adolfo Scilingo, comentó al día siguiente a Levavi que “sería muy conveniente que los franceses propongan ya una fórmula satisfactoria, basada por supuesto en que Eichmann permanezca en Israel”. La Argentina, efectivamente, elevó el asunto a la ONU, medida que coincidía con la política exterior de la administración de Frondizi, que enfatizaba la participación de su país en el organismo internacional y la importancia de dirimir problemas internacionales en ese marco. Sin embargo, su embajador allí tenía planes propios y no permitiría que el caso se perdiera “en algún archivo”. Mario Amadeo era militante nacionalista católico y en los años ‘30 había sido un ferviente entusiasta del bando franquista en la Guerra Civil española y del régimen fascista de Benito Mussolini. Fue partidario del Eje durante la Segunda Guerra Mundial y se burlaba también de las democracias occidentales, carentes de

Durante el Juicio Tres momentos, tres poses del criminal de guerra nazi. Detrás de un vidrio blindado, Adolf Eichmann compareció ante el tribunal. Tuvo traducción permanente y abogado defensor. Alegó que había actuado por obediencia debida a sus superiores, Fue condenado a muerte el 15 de diciembre de 1961 y ejecutado el 31 de mayo de 1962 en la prisión de Ramla, Israel.

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capacidad para defenderse ante la amenaza comunista. En aquellos años, Amadeo había adoptado la dictadura de Franco como modelo de régimen que sabía combinar nacionalismo con catolicismo y un baluarte de valores culturales y religiosos del Occidente cristiano contra la barbarie marxista38. En un encuentro celebrado con la canciller israelí, Golda Meir, a mediados de junio, Amadeo exigió una reparación por el daño causado a la soberanía argentina. Entre otras, elevó la propuesta de que Israel entregara a Eichmann a la embajada argentina en Tel Aviv, considerada también territorio argentino, donde esperaría a que algún foro internacional resolviera su destino. Meir sugirió la posibilidad de que Eichmann fuera entregado a la embajada “por unos pocos momentos, bajo un acuerdo manifiesto que nos será devuelto de inmediato”, propuesta que Amadeo rechazó como insatisfactoria39. En el mensaje que Frondizi transmitió a Abraham Darom, mediante su asesor Wainfeld, pedía a Israel que comprendiera que “la postura intransigente de Amadeo tiene por objetivo satisfacer a la opinión pública argentina, y que Israel no debe referirse a ella con demasiada severidad”. Éste fue apenas uno de los mensajes apaciguadores que recibió Israel por vías informales en el curso de la crisis. La brecha entre estos mensajes y las declaraciones oficiales argentinas dificultaron la toma de decisiones en Jerusalén sobre la manera de cristalizar una política que permitiera a Frondizi poner fin al episodio. A pedido de la Argentina, el Consejo de Seguridad se reunió en sesión de urgencia el 22 de junio. El país sud-

americano exigía que se debatiera la violación de su soberanía y se condenara a Israel por el secuestro de Eichmann, burlando las reglas del derecho internacional y los objetivos de la ONU, tal como se manifestaban en sus Declaraciones y en sus Asambleas. Efectivamente, el Consejo de Seguridad condenó a Israel e instó a que el Estado judío indemnizara adecuadamente a la Argentina. La resolución establecía que la repetición de casos que afectaran la soberanía de un estado miembro, como en el caso del secuestro de Adolf Eichmann, podría poner en peligro la paz y la seguridad internacional. La resolución adoptada incluía dos enmiendas introducidas por los estadounidenses y que los argentinos aceptaron. En la primera se declaraba “la universal condena a la persecución nazi a los judíos y la preocupación de todos los gobiernos para que Eichmann sea juzgado”. La segunda, incluía la esperanza de “que mejoren las relaciones argentino-israelíes, tradicionalmente amistosas”40. En su discurso ante el Consejo de Seguridad, Amadeo destacó las buenas relaciones que imperaban entre su país e Israel y la total igualdad que la Argentina daba a sus ciudadanos judíos. Decía que estos hechos dificultaban aún más cualquier excusa razonable para que Israel violara la soberanía nacional, particularmente cuando tal exceso se produjo unos pocos días después de firmado el acuerdo de extradición entre los dos estados. Defendió el derecho de asilo que la Argentina otorgó a los refugiados políticos, señalando que entre estos había numerosos judíos que también habían entrado al país con documentos falsos, aunque el gobierno resolvió

Fotos. Tomadas después de su captura, sirvieron para determinar su identidad basándose en datos como la forma de la oreja.

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hacer la vista gorda para salvar sus vidas. El discurso del embajador argentino provocó una airada reacción de la canciller israelí Meir, en particular cuando estableció un paralelo entre la entrada ilegal de inmigrantes judíos, sobrevivientes del Holocausto, y la entrada de Eichmann. Inclusive en un debate puramente legalista, la comparación entre Eichmann y sus víctimas le parecía “peculiar”41. En su alocución, Golda Meir citó el artículo que publicara el escritor Ernesto Sabato en el diario El Mundo, el 17 de junio, titulado “Soberanía para los carniceros”, donde expresaba su aprecio por el “grupo de hombres valerosos” que arriesgaron su vida buscando por el mundo al criminal de guerra Eichmann y que además mostraron su moderación al capturarlo y no ejecutarlo de inmediato, entregándolo a las autoridades israelíes para que fuera juzgado42. La solución del conflicto La resolución del Consejo de Seguridad fue recibida en Israel como “un triunfo moral”. Ben Gurion, que se encontraba de gira por Europa Occidental, afirmó en La Haya a un corresponsal de la BBC que el aspecto más importante de la decisión, desde su punto de vista, era que no incluía la exigencia de que Eichmann fuera devuelto a la Argentina43. La enérgica posición argentina a lo largo de las distintas etapas del conflicto diplomático no fue comprendida en absoluto por la opinión pública israelí, provocando a veces estupor y asombro. En contraste con Israel que

prefería las pautas de la diplomacia secreta, las autoridades argentinas daban publicidad inmediata a cada intercambio, ya sea como consecuencia de filtraciones originadas en las diferencias de opiniones internas y las presiones de personalidades vinculadas al nacionalismo, o bien por necesidades propagandísticas. La consecuencia de ello fue que la Argentina estaba un paso más adelante en la publicación de los acontecimientos y contribuyó a crear la impresión de que el control y la iniciativa estaban en manos de los argentinos. Además, la centralidad del Holocausto en la conciencia nacional israelí dificultaba para muchos el poder digerir una perspectiva diferente del caso Eichmann. En un artículo apasionante, publicado después del debate en la ONU, el corresponsal de Haaretz en los Estados Unidos, Amos Eilon, escribió: “Otra lección importante es que nos empantanamos cuando nos negamos a ver a otros tal como son, o a entender por qué piensan tal como piensan. Esta lección, que no es nueva y que ya nos causó daño en nuestra política [con el mundo] árabe, se puso de manifiesto también esta vez. Me refiero a la falta casi absoluta de sentir de antemano cuál sería la probable reacción de los argentinos y a la extraña falta de sensibilidad que demostramos hacia Frondizi en las etapas tardías del conflicto… La arraigada tradición sudamericana de brindar refugio político es un hecho cuyo valor subestimamos. Otro factor del que hicimos caso omiso fue el extremo celo de los latinos hacia sus derechos soberanos”44. La medida más dramática que adoptó el gobierno argentino se registró el 22 de julio de 1960, cuando

En su celda. Adolf Eichmann en la prisión de Ramla, durante el juicio.

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Cerca del final. Una de las últimas fotografías que le tomaron en la prisión antes de ser ejecutado.

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declaró persona no grata al embajador israelí, Arie Levavi. Esto era lo mínimo que podía hacer Frondizi ante las presiones a las que estaba sometido, aunque también lo máximo que estaba dispuesto a hacer. Levavi, que en su telegrama a Jerusalén destacó que el anuncio le fue hecho “con gran medida de urbanismo”, se refirió años después a ello como una decisión que el presidente argentino tomó por falta de alternativas, intentando mantener su imagen45. Algo que se repite constantemente en los testimonios de los diplomáticos israelíes apostados entonces en Buenos Aires es que en los dos meses que duró la crisis no se toparon con una atmósfera hostil, ni de enojo o de venganza de parte de las autoridades locales. Ejemplo ilustrativo de ello es el relato del agregado militar Elron, sobre sus estrechos lazos con la cúpula del régimen y de las Fuerzas Armadas argentinas incluso después del secuestro de Eichmann. En cartas que envió al comandante del Cuerpo de Inteligencia, el general Chaim Herzog y al jefe de Estado Mayor, el teniente general Laskov, los días 11 y 12 de julio respectivamente, dice: “En los primeros días después de publicado el caso Eichmann y de su relación con la Argentina hubo una abstención absoluta y evidente por parte de todos los militares de mencionarlo y todo marchó como si nada hubiera pasado. El tema surgió por primera vez con un espíritu favorable por parte de los agregados de países occidentales mediante observaciones de estilo elogioso ante mí personalmente e incluso con la presencia de oficiales argentinos. Cuando el asunto se agravó [con las declaraciones públicas de los líderes], temí que se desarrollara un trato de reserva hacia mi persona y para mi sorpresa me encontré que sucedió lo contrario. Oficiales de alto rango manifestaron ante mí críticas a la postura de su gobierno; los agregados extranjeros y los argentinos me rodean con frecuencia y se hacen bromas con espíritu positivo sobre el tema. En sus conversaciones y su conducta se esfuerzan para demostrarme que no hay en esto nada personal contra mí o contra Israel. Una parte considerable afirma que todo no es más que un juego al que tienen que jugar pour la gallerie. Para no incomodarme, se esfuerzan especialmente en mostrarme su simpatía. El comandante en jefe del Ejército de Tierra, se dirigió hacia mí, por ejemplo ayer en la fiesta de los franceses y por su iniciativa me dijo que sabe que todo va a terminar bien”46. Los días 23 y el 25 de junio el primer consejero de la embajada de los Estados Unidos mantuvo conversaciones con el director general y con el asesor letrado de la Cancillería argentina, ambos oficiales aclararon que la expulsión del embajador israelí dejaría conforme a su país y por consiguiente garantizaba una pronta finalización de la crisis. Asimismo afirmaron que haría falta un período para tranquilizar los ánimos, aunque el asesor letrado estimaba que dicho lapso duraría solamente un mes47. Efectivamente, a principios de agosto ya había escampado el horizonte tras la tormenta o,

como dijera Levavi al cabo de 35 años: la reconciliación fue casi inmediata48. Israel envió a Buenos Aires a Shabtai Rozen, asesor letrado del Ministerio de Relaciones Exteriores, respondiendo a una petición del gobierno argentino49. La iniciativa de la invitación fue de Luis María de Pablo Pardo, su par en el Palacio San Martín, quien conoció a Rozen cuando ambos se desempeñaron como asesores legales en la ONU. En las charlas mantenidas con de Pablo Pardo, celebradas en un ambiente de cordialidad, le aclaró a Rozen que el gobierno argentino había llegado a la conclusión de que debía poner fin a la tensión entre los dos países y poner punto final al episodio a la brevedad, para restituir las relaciones bilaterales al statu quo ante. Por lo tanto, la declaración del embajador como persona non grata fue para el gobierno argentino la forma más sencilla y elegante de obtener el objetivo enunciado; al salir Levavi de la escena, el episodio quedó liquidado y se restableció el vínculo a sus cauces normales50. El contexto de la Guerra Fría La voluntad argentina de poner fin a la crisis se relacionaba según de Pablo Pardo con “la compleja situación internacional que se creó en América Latina por la expansión de la Guerra Fría a dicha región”, razón por la cual estaban interesados en reducir al mínimo los conflictos. En el encuentro celebrado entre Rozen y Frondizi, que también recibió al letrado israelí “con impecables modales y hasta con simpatía”, enfatizó el Presidente que habían decidido dar por terminado el incidente, destacando particularmente móviles económicos relacionados con el desarrollo del país. Ya estaba sintiendo, decía, la reserva de parte de capitalistas judíos en el mundo, que podía llegar a arruinar sus programas de crecimiento51. A lo largo de toda su gestión de gobierno, Frondizi mostró gran sensibilidad hacia la postura de los judíos estadounidenses. La dirigencia judeoargentina, en coordinación con la embajada de Israel en Buenos Aires, colaboró para mejorar la imagen de Frondizi en Washington y Nueva York en vísperas de su visita oficial a comienzos de 1959. En una entrevista celebrada años más tarde, el embajador Levavi se refirió al judaísmo estadounidense como un factor que influyó tanto en las relaciones entre el gobierno argentino con el Estado de Israel y también con la comunidad judía local. En esa oportunidad manifestó que, sin lugar a dudas, la fuerza financiera del judaísmo mundial estaba en la conciencia de Frondizi y que Jacob Blaustein del American Jewish Committee, era una de las personas cuya reacción temía. Máximo Yagupsky informó al Committee que Shabtai Rozen le había comentado su creencia de que el propósito del Committee al pedir la intermediación de Estados Unidos en la crisis y la voluntad del Departamento de Estado de obtener una solución rápida “fueron el factor decisivo en la aceleración de la solución positiva definitiva…

El señor Rozen no vaciló en aclararme que de Pablo Pardo expresó exactamente el mismo punto de vista, añadiendo que el Presidente Frondizi no quería ninguna complicación en sus contactos con los Estados Unidos, ni tampoco un malentendido con ninguno de sus amigos norteamericanos”52. Presentadas así las cosas, Rozen no tuvo inconveniente en redactar con los oficiales del gobierno argentino un comunicado conjunto de un párrafo -apenas 49 palabras en la versión hebrea-, emitido simultáneamente el 3 de agosto de 1960 en Buenos Aires y Jerusalén, en el que se incluía una disculpa oficial del Estado de Israel por los actos cometidos por algunos de sus ciudadanos, durante los cuales se habían violado los derechos soberanos de la Argentina, al tiempo que se declaraba la finalización del episodio y de la crisis diplomática53. En la misma oportunidad se intercambiaron misivas secretas entre los dos gobiernos en las que se pactaba que en el lapso de dos meses serían designados nuevos embajadores. Unos días más tarde, el Congreso argentino aprobó por amplia mayoría una resolución en la que expresaba satisfacción por haber limado las asperezas con Israel surgidas a raíz del affaire Eichmann54. Las críticas de los nacionalistas Los nacionalistas argentinos, por su parte, estaban iracundos y aprovecharon la solución dada al asunto atacando al gobierno de Frondizi por no haber defendido la dignidad nacional y porque no se dejó oír siquiera un clamor de protesta en la República, sino que hizo “silencio, el miserable silencio”. Si se hubiera tratado de algún tipo de ganancia material personal, escribió irónicamente el veterano nacionalista Juan Carlos Goyeneche, seguramente los políticos corruptos se habrían apresurado en hacerse oír, pero como se trataba “solamente” del honor de la Patria, callaron. Goyeneche, al igual que otros nacionalistas, insinuaba que había habido cierta medida de cooperación o, al menos, que las autoridades habían hecho la vista gorda adrede en el manejo de la captura de Eichmann. Ellos se oponían a toda solución que no fuera la devolución del ex oficial de las SS y el castigo de sus secuestradores55. También el ex canciller, Carlos Florit, sumó su voz al coro de críticas. En un artículo en el que pretendía analizar “las razones del actual deterioro de la política exterior argentina”, Florit presentó la conducta de su país en el caso de Eichmann como un detrimento al prestigio internacional de la Argentina. La expulsión del embajador israelí, opinaba, debió haber sido la primera acción argentina y no la última. También censuró a la prensa que, influenciada por “la óptica judía internacional”, había manifestado simpatía por el secuestro y distorsionado la tradicional hospitalidad de la Argentina56. Sea como fuere, la irritación de los nacionalistas no podía frenar la normalización de las relaciones bilaterales. Una de las expresiones de ese reacomodamiento fue TODOESHISTORIA Nº559 /23

la visita a la Argentina de Pinhas Sapir, ministro de Industria y Comercio, y la firma de un nuevo acuerdo comercial entre ambos países el 29 de noviembre de 1960. El nuevo convenio otorgaba a las partes firmantes un trato preferencial en el comercio mutuo. Antes que finalizara el año calendario se habían designado nuevos embajadores en Tel Aviv y en Buenos Aires, quienes al asumir, pudieron declarar que las relaciones habían retornado al mismo nivel de amistad que las había caracterizado antes de la crisis57. La mejora de las relaciones con Israel debe verse, ante todo, en el contexto de la firme voluntad de Frondizi de estrechar los lazos con los Estados Unidos, tanto en el plano político como en el económico58. Al comienzo, el gobierno de la UCRI gozó del apoyo de las administraciones de Dwight Eisenhower y de John Kennedy, que recibieron con beneplácito el retorno a un régimen democrático pluralista después de tres años de dictadura militar. Una expresión de ello fue la gira latinoamericana del vicepresidente Richard Nixon en 1958, cuyo primer objetivo era participar en la ceremonia de asunción del mando de Frondizi, y también la gira del presidente Eisenhower a comienzos de 1960 que incluyó a la Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, mediante la que quiso destacar el apoyo estadounidense a los gobiernos elegidos y al progreso económico y social. Frondizi, por su parte, abandonó varios de los lineamientos políticos

nacionalistas que habían caracterizado en el pasado a la Argentina (y a él mismo), aceptando de buena gana inversiones extranjeras en diversos sectores, incluyendo el de la industria petrolífera. Efectivamente, las inversiones estadounidenses en la Argentina, como así también la producción de hidrocarburos y el crecimiento económico nacional, mostraron durante 1960-1961 tendencias al alza. Frondizi comprendió muy bien que lo que su país necesitaba era capital extranjero, que en aquellos años podía llegar únicamente desde Estados Unidos. En 1959 Frondizi se convirtió en el primer presidente argentino que visitó en forma oficial a la potencia del Norte, estableciendo lazos personales con Eisenhower; más adelante llegó a encontrarse en dos oportunidades con Kennedy, a quien elogió en una carta pública por su iniciativa de la “Alianza para el Progreso”. La Revolución Cubana y la toma del poder de Fidel Castro crearon diferencias en las relaciones entre la Argentina y los Estados Unidos, ya que Frondizi consideraba exagerada la estimación del riesgo que significaba el nuevo régimen revolucionario y temía que un enfrentamiento con Cuba agudizara las tensiones políticas existentes. Precisamente por ello Frondizi, que comprendía lo vital que resultaba el lazo con Washington, hizo varios gestos públicos hacia EE.UU. Mientras defendía la soberanía nacional de su país en el caso Eichmann, reconoció, quizás en forma exagerada, el peso político y económico de

A comienzos del siglo XXI. El caso sigue llamando la atención en los medios.

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la comunidad judía estadounidense y en consecuencia, no deseaba un enfrentamiento superfluo con la opinión pública de Estados Unidos por el tema del criminal de guerra nazi59. Preguntas abiertas y por investigar Círculos nacionalistas opuestos a la presidencia de Arturo Frondizi sostuvieron, ya a fines de mayo de 1960, que sin lugar a dudas el secuestro de Eichmann no pudo haber ocurrido sin cierta medida de connivencia de las autoridades60. Desde entonces se repiten los argumentos según los cuales el presidente argentino conocía de antemano los planes para capturar al ex oficial nazi. También lo mencionó el actual presidente del Estado de Israel, Shimon Peres, en sus conversaciones con el periodista David Landau sobre la personalidad de Ben Gurion61. En una entrevista que mantuve con el periodista Gabriel Levinas, afirmó que tres argentinosjudíos que cooperaron para ubicar a Eichmann, entre ellos un tío suyo, habían puesto al tanto al presidente: “Tuvieron una entrevista con el entonces presidente Arturo Frondizi donde le contaron que estaban por detener a Eichmann y pidieron su colaboración. Frondizi muy asustado les dijo que no esperaran ninguna ayuda de las fuerzas de seguridad o armadas argentinas que eran muy antisemitas y protegían a los nazis, que por el contrario si detectaban la operación los iban a matar a todos. Les dijo que él no había escuchado nada, que si se hacía público el motivo de la reunión o se suponía que el había autorizado lo destituían inmediatamente. Lo único bueno es que Frondizi no dijo una palabra a nadie y a pesar de eso, cuando se produce el secuestro casi lo derrocan”62. En un artículo publicado por el periodista belga Stan Lauryssens, en la revista inglesa Areté bajo el título “The Eichmann Diaries”, aparece este argumento en forma más explícita. Según el mismo, surge la posibilidad que las autoridades argentinas hayan comenzado a seguir a Eichmann ya en 1958, por lo cual supieron “en tiempo real” de la llegada de los agentes del Mossad a Buenos Aires y del secuestro del criminal de guerra. O sea que, en la dirigencia argentina, el anuncio del secuestro no fue una sorpresa total. El belga sostiene que en el curso de una investigación que realizó en la Argentina entre 1975 y 1977 encontró en los archivos de la Secretaría de Informaciones del Estado (SIDE) un expediente caratulado “Operación Intercambio”. No aclara por qué no publicó esto anteriormente, pero en su artículo cita documentos según los cuales Frondizi fue informado de la presencia de Eichmann en el país y dio órdenes de no adoptar medida alguna, pero que se estrechara la vigilancia de cada paso de criminal nazi a toda hora63. Seguidamente, Lauryssens cita otro documento, supuestamente redactado por un agente de la SIDE apellidado Raneri el 11 de mayo de 1960, día del secuestro, donde dice que a las 19 horas sonó la campana que indicaba el fin de la jornada laboral en la planta de

Mercedes Benz. Entre los últimos que salieron de la fábrica se encontraba Ricardo Klement, quien subió a un colectivo verde y amarillo. Sentado detrás de él, el espía estima que no se percató que era objeto de un seguimiento, se apeó en la misma parada de todos los días y se encaminó hacia su domicilio. Súbitamente tres hombres o mujeres salen de un coche negro de gran tamaño. Era la hora del crepúsculo, por lo que Raneri aclara que no pudo ver quiénes eran, pero sí que introdujeron a Klement al asiento trasero y salieron a gran velocidad. Todo ello duró unos 20 segundos y Klement no opuso resistencia alguna. En su informe dice también que siguieron a los secuestradores hasta una casona en la parte sur de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires. Miembros del Mossad y ex diplomáticos israelíes con los que conversé rechazaron en forma categórica cualquier argumento que apuntara a la probabilidad siquiera que Frondizi haya sido puesto en conocimiento de antemano sobre el secuestro que se planificaba. Los dos años transcurridos entre la captura de Eichmann en mayo de 1960 y su ejecución en junio de 1962 fueron los más duros para los judíos de la Argentina desde los pogroms de julio de 1919, conocidos como la Semana Trágica. En dicho bienio arreció la propaganda antisemita contra la “quinta columna judía” (en artículos y afiches, amén de esvásticas y lemas pintados en las paredes de edificios en barrios con gran población judía), sin que faltara la violencia física: vandalismo contra instituciones judías, cargas explosivas colocadas en sinagogas y ataques brutales contra escolares y estudiantes universitarios de origen judío64. La sensación de seguridad personal de los judíos argentinos era frágil a comienzos de los 60 como resultado de esta ola de antisemitismo. Al mismo tiempo, los incidentes antisemitas crearon una corriente de solidaridad entre los judíos que se sentían sitiados y fue el disparador de, entre otras acciones, dos iniciativas que resultaron de particular importancia para la colectividad. En primer lugar, padres judíos se unieron para formar la primera de una serie de escuelas privadas integrales en las que se combinaban los estudios nacionales, con la aprobación y supervisión ministerial pertinente, y las asignaturas complementarias de la educación judía, en un marco en el que los alumnos no serían vulnerables a ataques antisemitas. En segundo lugar, la ola de antisemitismo también fomentó la organización de grupos de autodefensa65. Y finalmente. A raíz de estas expresiones violentas de antisemitismo, la emigración a Israel se convirtió en una probabilidad práctica que muchos judíos argentinos han considerado. El año 1963, como consecuencia de este antisemitismo cobijado por el caso Eichmann y las crisis económicas que vivió la Argentina, fue el de mayor emigración a Israel desde el establecimiento del Estado en 194866. TODOESHISTORIA Nº559 /25

Notas 1. Reproducido en Operation Finale: The Story of the Capture of Eichmann, Beit Hatfutsot – The Museum of the Jewish People, Tel Aviv 2012, p. 76. 2. Entrevista del autor con Avner A. del Mossad, curador de la exposición, Tel Aviv, agosto de 2013; Ofer Aderet: “An Inside Look at Israel’s Operation to Capture Nazi Criminal Adolf Eichmann”, in Haaretz, 12 de abril de 2012. 3. Sobre el secuestro de Eichmann se publicaron muchos libros. El mejor es probablemente el de Neal Bascomb: Hunting Eichmann. New York, Houghton Mifflin Harcourt, 2009. 4. Documento del 4 de agosto de 1948, reproducido en Operation Finale, op.cit. p. 23. 5. Operation Finale, op.cit., p. 13. 6. Aderet, op.cit. 7. Bascomb, op.cit., caps. 9-10. 8. La reunión se celebró el 3 de diciembre de 1959. 9. Registro del Dr. Arie Naftali, 15 de abril de 1960. 10. Jewish Frontier, julio de 1960, p. 3. Testimonio de Arie Levavi, Sección de Documentación Oral, Instituto de Judaísmo Contemporáneo, Universidad Hebrea de Jerusalén, pp. 11-12; Testimonio de Joel Barromi, Sección de Documentación Oral, pp. 27-29; Haaretz, 26/4/1960, 6/5/1960 y 10/5/1960. 11. Testimonio de Levavi, pp. 7-9; Robert Weisbrot: The Jews of Argentina: From the Inquisition to Peron, Philadelphia 1979, p. 244. 12. Paul Warzawski (comp.): Proyecto Testimonio: respuestas del Estado Argentino ante los pedidos de extradición de criminales de guerra y reos del delito contra la Humanidad bajo el III Reich. Buenos Aires 1998.

13. Testimonio de Levavi, p. 15; Michael Bar-Zohar: Ben Gurion (en hebreo), Tel Aviv 1978, Vol. 3, p. 1374. 14. Avner Abrahami: “50 años de la captura de Eichmann”, Haaretz (en hebreo), 7 de mayo de 2010. 15. Una descripción detallada de la operación puede hallarse en los libros de los agentes del Mossad, Harel, Aharoni y Malkin. Un relato conciso se encuentra en Ian Black and Benny Morris: Israel’s Secret Wars: A History of Israel’s Intelligence Services. New York 1991, pp. 188-191; Michael Bar-Zohar and Nissim Mishal: Mossad: The Greatest Missions of the Israeli Secret Service. Ecco: New York, 2012, cap. 6. 16. Isser Harel: La casa de la calle Garibaldi (en hebreo). Tel Aviv 1990, p. 169. 17. Entrevista del autor con Gabriel Levinas, Buenos Aires, octubre de 2013. 18. Entrevista del autor con Itzhak Elron, Tel Aviv, septiembre de 2013. 19. Abba Eban: Personal Witness: Israel rough My Eyes. New York 1992, pp. 312-313; Robert St. John: Eban. New York, 1972, pp. 365-366. 20. Entrevista con Avner citada. 21. Divrei Haknesset, sesión 98 de la IV Knesset, 23/5/1960, p. 22; Haaretz, 24 de mayo de 1960. Weekly Report by the American Embassy in Tel Aviv, 26 de mayo de 1960. National Archives, Documents of the Department of State, Washington D.C., 735.00 (w)/5-1060 [en adelante, NA] 784A.00 (w)/5-2660. 22. En revista Time, 1° de junio de 1960. Las reacciones de la prensa estadounidense a la captura, juicio y ejecución de Eichmann se

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debaten en American Jewish Comité: The Eichmann Case in the American Press, New York 1962. 23. En La Razón y Correo de la Tarde, 26 de mayo de 1960. 24. Levavi al Ministerio de Relaciones Exteriores, 2 de junio de 1960, Documents on the Foreign Policy of Israel, (en hebreo) Vol. 14 (1960), Jerusalén 1997, pp. 801-2. 25. Documents on the Foreign Policy of Israel, p. 802. 26. Yahil a la Embajada en Buenos Aires, 3 de junio de 1960, Documents, pp. 804805; Weekly Reports by the American Embassy in Buenos Aires, 7 de junio de 1960, NA 735.00(w)/6-760, and the American Embassy in Tel Aviv, 9 de junio de 1960, NA 784A.00(w)/6-960; Ben Gurion: Israel, pp. 577-578. 27. Zvi Aharoni y Wilhelm Dietl: Operation Eichmann: The Truth about the Pursuit, Capture and Trial. New York, 1997, p. 168; Testimonio de Barromi, p. 2. 28. Testimonio de Levavi, p. 21; Haaretz, 9 y 10 de junio de 1960. 29. Weekly Report by the American Embassy in Buenos Aires, 14 de junio de 1960, NA 735.00(w)/6-1460; Ben Gurion: Israel, pp. 578-579; Documents, pp. 841-844; Haaretz, 10 de junio de1960. 30. Levavi al Ministerio de Relaciones Exteriores, 7 de junio de 1960, Documents, p. 806. 31. En The New York Times, 11 de junio de 1960, p. 4; Haaretz, 12 de junio de 1960. 32. Ben Gurion: Israel, pp. 579-580. 33. Yahil a la Legación en la ONU, 16 de junio de 1960, Documents, p. 818; Haaretz, 19 de junio de 1960; Weekly

Report by the American Embassy in Buenos Aires, 22 de junio de 1960, NA 735.00(w)/6-2260. 34. Félix Luna: Diálogos con Frondizi. Buenos Aires 1963, p. 131. 35. Testimonio de Levavi, p. 16. 36. En Haaretz, 22 de junio de 1960. 37. En Haaretz, 10 y 13 de junio de 1960. 38. Raanan Rein: Entre el abismo y la salvación: el pacto Franco-Perón. Bs. As, Lumièsre, 2003, pp. 234-236. 39. Golda Meir al Ministerio de Relaciones Exteriores, 14 de junio de 1960, Documents, p. 816; Haaretz, 16 de junio de 1960; Centeno a la embajada en Roma, 14 de junio de 1960, AMREC. 40. U.S. Department of State, Bulletin, N° 1099, 18 de julio de 1960, p. 116; Cancillería a la Embajada en Tel Aviv, 23 de junio de 1960, AMREC; Juan Archibaldo Lanas: De Chapultepec al Beagle: Política exterior argentina, 1945-1980. Bs. As., 1984, pp. 378381. 41. Sobre el debate propiamente dicho, ver The New York Times, 19, 20 y 23 de junio de 1960; y Haaretz, 16, 23 y 24 de junio de 1960. 42. Golda Meir: A Land of Our Own: An Oral Biography. Philadelphia 1973, ch. 15. 43. Weekly Report by the American Embassy in Tel Aviv, 30 de junio de 1960, NA 784A.00(w)/63060; Colombo al MREC, 24, 26 y 27 de junio 1969, AMREC; Davar, 24/6/1960; Lamerhav, 24/6/1960. 44. Amos Eilon: “La captura de Eichmann y su lección”, Haaretz, 1° de julio de 1960. 45. Levavi al Ministerio de Relaciones Exteriores, 22/6/1960, Documents, p. 831;

Testimonio de Levavi, pp. 18, 22. Haaretz, 24 y 25 de junio, 17 de julio y 5 de agosto 1960. 46. Elron al comandante del cuerpo de inteligencia y al jefe de estado mayor, 11 y 12 de julio de 1960. 47. Bernbaum to State Department, 29/7/1960, NA 635.84A/7-2960. 48. Testimonio de Levavi, p. 18. 49. Testimonio de Barromi, pp. 7-8. Ver también el telegrama de Levavi al Ministerio de Relaciones Exteriores, Documents, p. 823. 50. Rozen a la Ministro de Relaciones Exteriores, 8.8.1960, Documents, p. 833. 51. Documents, p. 838; Reid to State Department, 2.8.1960, NA 635.84A/8-260. 52. Testimonio de Levavi, pp. 6-7, 18, 20; Yagupsky to Segal, 4/8/1960, AJC Files, Box 1. 53. Sobre la misión de Rozen, ver el informe que envió a la Ministro, 8/8/1960, Documents, pp. 832-840; Haaretz, 26-29 y 31 de julio y 1, 3-4, 25 de agosto 1960; La Nación, La Prensa, Correo de la Tarde y El Mundo, 6 de agosto de1960. 54. Haaretz, 14/8/1960; Yagupsky to Segal, 5/8/1960, AJC Files, Box 1. 55. Juan Carlos Goyeneche: “Reflexiones sobre el Caso Eichmann”, en Azul y Blanco, 9 de agosto de 1960, reimpreso en Ensayos, artículos, discursos. Bs. As. 1976, pp. 522-525. 56. Carlos A. Florit: “Causas del actual deterioro de la política exterior argentina”, en Política exterior nacional. Bs. As., 1961, especialmente pp. 5253. 57. El nuevo embajador israelí, Yosef Avidar, presentó sus cartas credenciales el 14

de diciembre de 1960; por su parte, el embajador argentino en Israel, Rogelio Rafael Tristany, hizo lo mismo una semana más tarde, el día 21. Ver Haaretz, 8, 12 y 22 de diciembre de 1960. 58. Sobre las relaciones argentino-estadounidenses en el período de Frondizi, ver Carlos Escudé y Andrés Cisneros: Historia General de las relaciones exteriores de la República Argentina. Bs. As. 1999, cap. 63; David Sheinin: Argentina and the United States: An Alliance Contained, Athens, GA 2006. 59. Según Levavi, en los círculos allegados a Frondizi había cierto temor por la probable reacción del judaísmo estadounidense en caso de adoptarse medidas severas contra Israel (Testimonio de Levavi, pp. 6-7, 18). 60. Puede verse en el boletín de la agrupación nacionalista Azul y Blanco, 31 de mayo de 1960. 61. David Landau: Ben Gurion de Shimon Peres (en hebreo), Jerusalén 2012. 62. Entrevista a G. Levinas, citada. 63. Stan Lauryssens: “The Eichmann Diaries”, Areté N° 26 (2008). 64. Raanan Rein: Argentina, Israel y los judíos: de la partición de Palestina al caso Eichmann. Bs. As. 2007, cap. 7. 65. Raanan Rein e Ilan Diner: “Miedos infundados, esperanzas infladas, memorias apasionadas: los grupos de autodefensa judíos en la argentina de los años sesenta”, Estudios N° 26, Universidad Nacional de Córdoba, 2011: pp. 163185. 66. Sebastian Klor: “The Aliyah from Argentina from the State of Israel in the years 1948-1967”. Tesis doctoral inédita, Universidad de Haifa, 2012.

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