Reconocimiento y Sexualidad

July 14, 2017 | Autor: Loreto Quiroga | Categoría: Sexuality, History of Sexuality, Michel Foucault, Moral, Sexualidad
Share Embed


Descripción

Universidad Diego Portales Facultad de Cs. Sociales e historia Escuela de Sociología

Reconocimiento y Sexualidad

Lucha por el reconocimiento Alumna: Loreto Quiroga Profesor: Juan Ormeño

Santiago, 15 de diciembre de 2013

La sexualidad es un impulso humano, una forma de comportamiento natural que no puede desligarse de los individuos, dado que está presente desde su misma concepción. Así la sexualidad se puede entender de diferentes formas; como la relación entre un hombre y una mujer, como una práctica política íntima, como la externalización de género y como la evidencia de lógicas de poder internas en una sociedad. Bajo este esquema la sexualidad debe de ser entendida como un fenómeno complejo, sociocultural e histórico que trasciende el ámbito privado entre los sujetos para posicionarse dentro de la estructura social al ser un producto de las tradiciones y las prácticas sociales que contienen la religión y la moral. Así la construcción social de la sexualidad va a estar determinada por las relaciones e instituciones sociales y políticas que determinaran las identidades de los sujetos. De esta forma nos alejamos de la concepción biológica de la sexualidad ligada simplemente a su carácter de reproducción, dentro de las prácticas sexuales “normales” e institucionalizadas en el común de los individuos, aparecen practicas no normativas, tales como la homosexualidad, el sadomasoquismo, las relaciones no monógamas entre otras, las cuales no surgen como practicas destinadas a desequilibrar el orden institucional que gira entorno a la sexualidad dentro de un discurso heteronormativo y monógamo. Bajo este esquema la mera existencia de estas prácticas desafía este orden establecido por instituciones a lo largo de los siglos tales como la confesión, hospitalización, encarcelamiento etc.

Sexualidad como construcción social Se nos hace necesario desarrollar la idea de la sexualidad como construcción social. Como se mencionó anteriormente la sexualidad trasciende el ámbito privado para operar de acuerdo a construcciones sociales externas a los individuos tan solo para que estas vuelvan al plano de lo íntimo delimitando de esta forma su actuar en pos de lo que es socialmente aceptado. Como lo señala Foucault la construcción social de la sexualidad tiene como principios el siglo XVII, es desde este momento donde operan regulaciones en torno a la ley y a las buenas costumbres en el marco de la reproducción de discursos sobre el sexo que tienen como punto de partida la contrarreforma de la iglesia católica, la cual acelera el número de confesiones anuales por parte de los individuos enfocándose primeramente a la penitencia de acciones e inclusive pensamientos carnales; la confesión era el método por el cual se somete la intimidad a juicio en base a la diferenciación entre lo reproductivo, lo cual será lo definitorio de la sexualidad y lo erótico, lo cual será algo íntimo, que está afuera de la lógica de reproducción. Bajo este esquema entre el Siglo XVII y XX la preocupación cristiana se volverá hegemónica puesto que se generara una gubernamentabilidad asociado a lo privado; aquello que no es reproductivo pasara a ser juzgado como perversión. La producción de discurso sobre la sexualidad, característica del catolicismo, se expande hacia la medicina, la pedagogía y las leyes; ya no hay un discurso unitario y totalizante para regular las prácticas sexuales al alero de la moralidad católica-cristiana, “más que la uniforme preocupación de ocultar el sexo,

más que na pudibundez general del lenguaje, lo que marca a nuestros tres ultimo siglos es la variedad, la amplia dispersión de los aparatos inventados para hablar, para hacer hablar del sexo, para obtener que el hable por sí mismo(…) Se trata de una incitación a los discursos, regulada y polimorfa”1. Esta puesta discursiva del sexo tuvo como finalidad fundamental el expulsar de la realidad todas aquellas formas de sexualidad no sometidas a la económica de la reproducción. Así a través de tantos discursos hubo una multiplicación de condenas judiciales por perversiones, se definió una norma de desarrollo de la sexualidad desde la infancia hasta la vejez y se caracterizo de forma detallada cualquier clase de desvíos explicándolos y normándolos tanto desde la medicina como de la pedagogía y la psiquiatría “ a lo largo de los siglos llevaros sucesivamente la marca de la locura moral, de la neurosis genital, de la aberración del sentido genésico, de la degeneración y del desequilibrio psíquico”2. Aquellas prácticas sexuales que se encontraban fuera de la regulación reproductiva-matrimonial encontraban su juicio no tan solo en sanciones morales, sino que también en tribunales los cuales castigaban tanto el adulterio como la homosexualidad. Bajo esta lógica, y en el marco de desarrollar la sexualidad como construcción social, aparece la teoría de Marcuse siendo indispensable su uso puesto que desarrolla el paso de una sexualidad libre a una restringida por las instituciones de la sociedad. Según el autor, el cual desarrolla la teoría de Freud respecto a la sexualidad, hay un cambio del principio del placer por un principio de realidad, lo anterior puesto que las pasiones catalogadas como animales se escapaban de la razón; los instintos naturales, la sexualidad como tal, son antagonistas de la razón haciendo necesario restringirlas “la fuerza total de la moral civilizadora fue movilizada contra el uso del cuerpo como un mero objeto medio e instrumento de placer; este uso fue convertido en tabú y permanece como el mal reputado privilegio de las prostitutas los degenerados y pervertido”3 De esta manera se desexualizará el cuerpo es pos de su productividad y de la posibilidad de reproducción. Lo anterior tiene su origen en la restricción de la sexualidad en pos de una gratificación duradera, que no obedezca simplemente a instintos del momento, los cuales podrían desestabilizar el orden social; la sola idea de que lo instintos sexuales no generen relaciones eróticas duraderas entre los individuos lleva a inhibir la meta del instinto sexual como algo no reciproco, como un hecho que pondría la domesticación de los individuos en base a instituciones como el matrimonio, en juego. Lo anterior tiene como base que la restricción del fin de la sexualidad como mero acto individual y no duradero no sometido a las normas económicas sociales, tiene como condición esencial el progreso de la misma sociedad, esto porque, según Freud, lo intento básicos del hombre serían incompatibles con toda asociación y preservación

1

Michel Foucault, Historia de la sexualidad; pag.37 México D.F., Siglo XXI, 2004.

2

Ibid

3

Herbert Marcuse, Eros y civilización, p.186, Sarpe, 1983.

duradera. Así, la civilización como tal se construiría en base a la renuncia de la vida instintiva. Para sostener el principio de la realidad como una sexualidad monógama y meramente reproductiva en pos del desarrollo de la sociedad, se hace necesario emplear diversos tipos de tabús para desexualizar a los individuos y coartarlos tanto en el ámbito privado y público. Estos tabús que tienen como base la satisfacción de lo instintos parciales y de genitalidad no procreativa, convertidas en perversiones en la sociedad, solo operan en la conciencia de los individuos como una libertad fuera de las restricciones dadas pero que, sin embargo, y a pesar de operar libremente en la conciencia de los individuos, siguen estando bajo las concepciones morales no pudiendo externalizarse siquiera en la vida privada. Se no plantea nuevamente, la necesidad de distinguir el nivel óntico del ontológico en cuanto a la sexualidad. A nivel ontológico tenemos a la sexualidad como tal. Su grado óntico serán las manifestaciones de la misma, como lo es la homosexualidad, la poligamia, el sadomasoquismo etc. Bajo este esquema, y para la realización del presente ensayo es necesario aborda la temática de como la identidad sexual de los sujetos, aquella que opera en el nivel íntimo, afectara la autopercepción de los individuos a través del reconocimiento de esto con la sociedad. Así debemos asumir que el desarrollo de la identidad sexual es fundamental para la auto concepción de los individuos dado que opera en el ámbito más íntimo y subjetivo de los mismos. Así, por medio de la construcción de tabús en corde a las expresiones de la sexualidad no monogamia y reproductiva se restringirá el comportamiento libre de actos sexuales, lo que llevara a una restricción de los mismos para poder responder a los valores socialmente esperados. Se nos hace necesarios el uso de la teoría del reconocimiento abordados tanto por Taylor y Honneth, esto para ejemplificar la importancia de la identidad sexual en la lucha por el reconocimiento.

Identidad dialógica y reconocimiento Así, debemos abordar en primer lugar la política por el reconocimiento de Taylor, el uso del pensamiento de este autor viene al querer explicar los puntos establecidos anteriormente esto mediante la relevancia que le da al reconocimiento y a la identidad siendo su tesis principal el que nuestra identidad se moldea en parte por el reconocimiento la falta de este esto puesto que el no reconocer a un individuo lo daña moralmente fragmentando su imagen lo anterior conlleva a que su subyugue a un modo de ser falso o reducido se le auto deprecia lo cual constituye en una de las formas más poderosas de dominación. Bajo este esquema para comprender la conexión entre la identidad y reconocimiento, y fundamentar por qué la falta de este conlleva a un daño a la identidad personal, se debiese entender un rasgo decisivo de la vida humana, esto es su carácter dialógico “las personas por si mismas, no adquieren los lenguajes necesarios para su autodefinición. Antes bien entramos en contacto con estos por la interacción con otros (…) la génesis de la mente

humana no es monológica, si no dialógica”4. Así mi propia identidad es el resultado de una relación de reconocimiento para con otros; el descubrimiento de mi propia identidad no es porque se la haya construido en un aislamiento internalizado, si no que se ha negociado por medio de un dialogo con lo demás, así mi propia identidad dependerá de mi relaciones dialógicas con los demás. Empero esta identidad personal no gozara de un reconocimiento a priori, esta deberá de ganarse por medio de este intercambio dialógico y el intercambio puede fracasar. Bajo esta lógica cabe señalar que hay elementos valorativos que operan en el ámbito motivacional de los individuos y que les conducen a alterar su identidad, esta auto interpretación por parte de los individuos aparece explícitamente en la ideas y los valores morales conscientemente asumidos. Lo anterior no quita que a pesar de que la identidad se construye por la interacción con lo social, sigue habiendo un monologo interno, el cual le brinda autenticidad que esta fuera del reconocimiento público. Siguiendo con la teoría de Taylor, es importante destacar solo una de las dos políticas de reconocimiento que este ha desarrollado; la política de la diferencia, la cual defiende la idea de reconocer la identidad única de un individuo, el hecho que es distinto de todos lo demás. Se debe reconocer la diferencia puesto que estas son constitutivas de la identidad de las personas bajo este esquema se requieren auténticos juicios de valor igualitario que se apliquen a las costumbres y las creaciones de los individuos o culturas diferentes y no una mera presuposición de que un estudio más profundo nos hará ver las cosas del modo particular del autor. Bajo este esquema, y llevada la teoría al concepto de identidad sexual en base a la tesis de que la identidad se moldeara por el reconocimiento de las diferencias de los individuos, es clave rescatar que no hay una sola forma de acto sexuales y que solamente aquellos que están socialmente aceptados dentro de la lógica monogamia, heteronormativa y reproductiva serán aquellos que se podrán expresar libremente y sin restricciones haciendo uso de la moral imperante en las sociedades. Así, cualquier sexualidad periférica –aquella que no se encuentra dentro de los criterios estipulados- constituirá un reconocimiento negativo y, mas aun, no serán reconocidas a través del derecho esto porque las convicciones morales socialmente aceptadas no son compatibles con aquellas expresiones ónticas de la sexualidad contraponiéndose con la idea del sentido común de igualdad de todos ante la ley esto porque opera una generalización de lo esperado en cuanto a la sexualidad, no reconociendo sus propias diferencias. Tal es el caso, por ejemplo, de la homosexualidad, una expresión de la sexualidad que, a pesar de que con el paso de los años ha sido mas aceptada y normalizada por la sociedad no deja de ser una condición que genera ciudadanos de segunda categoría, es decir, que no 4

Charles Taylor, El multiculturalismo y “La política del reconocimiento” p.63 México D.F., FCE, 1993.

otorga derechos a aquello que se declaren abiertamente homosexuales y quieran vivir su vida como ciudadano iguales en cuanto a derechos puesto que aun operan normativas morales y sociales que ven esta identidad sexual como errónea. Volviendo al carácter dialógico de la conformación de identidades podemos señalar que aun opera la lógica de reconocimiento negativo ante identidades sexuales particulares, ante lo anterior, los individuos se verán coartados en su accionar y en su discurso al ser catalogados como socialmente reprochables. Así los individuos, al ser restringidos, se ocultan de la sociedad, lo anterior operara de dos formas, en primer lugar, las personas fragmentaran su imagen al no estar bajo los márgenes aceptables de sexualidad normal lo que producirá, en segundo lugar, un ocultamiento de su identidad sexual para el resto de la sociedad, esto provocara que haya un retraso en la naturalización y normalización de esta identidad y práctica sexual, reforzando los tabús existentes limitando el progreso hacia un reconocimiento íntegro de las identidades sexuales minoritarias.

Esferas de reconocimiento En primera medida, cabe señalar que para Honneth el ser humano solo se va a constituir como tan en la relación con otros seres humanos en un espacio subjetivo de interacción, es por esto que el reconocimiento constituye el elemento fundamental de la construcción de la subjetividad. Así, la falta de reconocimiento va a constituir, al igual que en Taylor, el principal daño de la subjetividad de los individuos con respecto a su integración con la sociedad y su auto noción de sí mismo. Bajo este esquema, establece tres modos básicos de reconocimiento intersubjetivo, estas son la esfera del amor, del derecho y la del reconocimiento social. Cada una de estas representara un daño atribuible, este daño se presentara, correspondientemente, en maltrato, violación o muerte; desposesión de derechos estafa y discriminación; injuria y estigmatización. Estos daños afectaran directamente la auto noción del individuo. Empero, para la realización de este ensayo, me enfocare en la que creo son las dos esferas fundamentales: la del derecho y la del reconocimiento social. La primera se caracteriza por los derechos universales de los individuos en tanto como sujetos a derechos y deberes independiente a características externas del sujeto. El desarrollo de esta esfera solo se podrá hacer si se han desprendido valoraciones morales para dar paso solo a la racionalización universal, así también es en esta en la cual se efectuaran las luchas por el reconocimiento a través de la ampliación general de los valores morales de la sociedad esto porque se le otorga al individuo la capacidad moral de poder hacerse cargo de su actos fuera de las valoraciones pre concebidas. La segunda se referirá a grado de estima social que merece un individuo o un grupo por la forma de su autorrealización o de su identidad particular. Esta depende de una valoración sobre la contribución positiva que realiza a las metas consideradas valiosas por la sociedad, por lo que este

estadio involucra un horizonte común de valores y objetivos socialmente compartidos.5 Bajo este esquema se debe ampliar las transformaciones sociales en pos de reconocer las individualidades articulares de los individuos. Las dos esferas descritas anteriormente, poseen dimensiones del menosprecio siendo la base motivacional de conflictos sociales. Estos menosprecios serán formas cuyas diferencias deben medirse según el grado en que pueden trastornar la auto referencia practica de una persona de manera que le arrebaten el reconocimiento de sus determinadas pretensiones de identidad La dimensión de desprecio en la esfera del derecho se caracterizara por la desposesión de los derechos, lo cual sería un acto que menosprecia a un ser humano cuando no se le concede al interior de su comunidad social la capacidad de responsabilidad moral propia de una persona con plenitud de derecho lo que tendría como efecto principal la excusión y la marginación del individuo. En la esfera del reconocimiento social, se caracterizaría como fuente de menosprecio la degradación del individuo, una degradación valorativa de determinadas formas de vida que tienen como consecuencia para los sujetos afectados el no poderse referir positivamente, en el sentido del aprecio social, a las capacidades adquiridas a lo largo de la propia historia de vida, lo cual tendría como efecto la ausencia de autoestima y la estigmatización6 Bajo esta lógica, el menosprecio en estas dos esferas opera en el desarrollo de las identidades sexuales en los individuos en primer lugar porque en la esfera del menosprecio comprendido en el derecho posiciona al individuo como aquel que no posee el estatus de un sujeto de interacción

moralmente igual capaz de formación de juicios morales además de que la deposición de derechos se mide en cuanto a la falta de derechos institucionalmente garantizados. Así al no poseer derechos que lo consideren como un igual en la sociedad se le excluye al individuo de la normalidad de esta misma marginándolo como actor en cuanto a su capacidad de decisión y en cuanto a su moralidad estableciendo una jerarquía social e institucional de cuáles son las prácticas sexuales positivamente valoradas dentro de la sociedad en sí. Más aun, aquellas prácticas sexuales que están reguladas por el ámbito del derecho en cuanto a la penalidad y las sanciones morales y sociales que acarrean si estas se ven transgredidas, marginaran más al individuo en cuanto a un actuar ya que su propia identidad sexual esta fuera del margen legal. Lo anterior se puede ver explicitado en el artículo 365 del código penal sanciona “el acceso carnal anal” de un mayor de edad con un menor de 18, pero mayor de 14 años, solo cuando son personas del mismo sexo. Empero, en parejas heterosexuales, la misma práctica no es penalizada, aunque ocurra en los rangos de edades mencionados. Es decir, la llamada “edad de consentimiento sexual” no es la misma para homosexuales y heterosexuales. Paralelamente, en la esfera del menosprecio en cuanto a reconocimiento social se enmarcara en cuanto a la identidad sexual en el como un individuo debería de vivir su vida 5

Justicia social en clave de capacidades y reconocimiento (2011) Ana Fascioli; Areté revista filosófica Vol. XXIII 6 Axel Honneth, La lucha por el reconocimiento; pag.159 Barcelona, Grijalbo Mondadori, 1997

respecto a los valores socialmente aceptados lo cual se traduciría en el rechazo a las minorías sexuales y la degradación de las identidades sexuales como tales. Esta degradación constituiría a la estigmatización social de aquellos individuos que tengan identidades diferentes a las esperables impidiendo la autorrealización de los individuos para vivir la vida bajo su propia subjetivación sexual.

Conclusión Finalmente, es posible concluir que las identidades sexuales son fundamentales para el reconocimiento y auto percepción propia de los individuos para considerarse no tan solo ciudadanos en cuanto a derechos y deberes, si no como a sujetos miembros de una sociedad heterogénea que debería garantizar de manera universal el respeto de todos sus individuos. Sin embargo, aún hay discursos que operan en el ámbito normativo y moral los cuales reproducen la lógica de heteronormatividad, monogamia y ven la sexualidad solo en término de reproducción de la especie y no en cuanto a auto realización del individuo en su esfera mas intima que lleva en la base la satisfacción de instintos y placeres no duraderos. Así se nos hace necesario re formular un discurso de la sexualidad que se aleje de aquellas pre concepciones moralmente establecidas por instituciones que coartan el accionar de los individuos para que este se piense a si mismo desde otras lógicas que las personales. Ahora bien, si bien la homosexualidad como expresión óntica de la sexualidad ha tenido una apertura en la sociedad a lo largo de los años, insertándose en el discurso de la sociedad para promover el respeto, no hay que olvidar que no es la única expresión que existe. Cabe destaca la idea de que aquellas identidades que no se expresan en la esfera social quedan en el olvido, haciendo más difícil su naturalización. Así se debe asegurar la inclusión de todas aquellas personas que posean una identidad sexual minoritaria esto para cambiar el discurso que viene arraigado a la sociedad durante siglos; el de ver a aquellos individuos como moralmente inferiores, como enfermos, como un peligro para el bien común. Así creo que, solo en medida de que se reformule este discurso en torno a la sexualidad, se podrá alcanzar una sociedad más “democrática” en la medida de que incluya a todas las minorías entendiendo sus diferencias. Como último punto creo que es prudente señalar que el tomar la sexualidad es abarcar un concepto muy amplio, esto porque hay prácticas sexuales que verdaderamente son depreciables, tales como la perversión sexual, la excitación con niños etc. No pretendo hacer más juicio de valor que este, por ende solo me gustaría aclarar que defiendo la inclusión de aquellas identidades sexuales que causaran verdadera felicidad en los individuos que participen de estas y no de aquellas que violentan de cualquier forma a los participantes que estén practicándolas en contra de su voluntad

Bibliografía -

Michel Foucault, Historia de la sexualidad. México D.F., Siglo XXI, 2004.

-

Charles Taylor, El multiculturalismo y “La política del reconocimiento”. México D.F., FCE, 1993.

-

Axel Honneth, La lucha por el reconocimiento. Barcelona, Grijalbo Mondadori, 1997.

-

Justicia social en clave de capacidades y reconocimiento (2011) Ana Fascioli; Areté revista filosófica Vol. XXIII

-

Herbert Marcuse, Eros y civilización, Sarpe, 1983.

-

Código penal de Chile

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.