Recensión...

June 6, 2017 | Autor: G. Vera Morales | Categoría: Recensión
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Descripción

Comentario del libro MATAMALA, Daniel, Poderoso Caballero. El peso del dinero en la política chilena, Santiago, Editorial Catalonia, 355 pp.

Gabriel Vera Morales*1

La relación existente entre política y dinero y cómo el segundo en algunos casos supedita al primero a su yugo es uno de los análisis que ocupa profusas paginaciones en el nuevo texto del destacado periodista Daniel Matamala. El tema es uno que no ha despertado la debida curiosidad investigativa propia del docto en derecho. Y es que la distorsión que el binomio "política-dinero" puede provocar del fenómeno democrático si no se le regula debidamente, puede provocar graves deficiencias sustantivas de lo que nosotros podemos entender por "Democracia en Chile", provocando, en último momento, un fenómeno que nos hemos atrevido a llamar "negación de la Democracia". El libro fue presentado en Valparaíso por la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso, valga la redundancia. Quien escribe estuvo presente en dicho lanzamiento. Primeramente, no debemos más que felicitar a dicha Escuela por la iniciativa de atreverse a lanzar un texto que algunos dirían no tiene enlace alguno con el fenómeno jurídico. Mas, independiente de esas potenciales opiniones, la anterior distorsión que identificábamos en el párrafo anterior produce consecuencias que en algunos casos podrían catalogarse de graves si asumimos que algunos personeros políticos, al momento de promover iniciativas legislativas de cualquier tipo o talante, perpetran un potencial lobbismo que no responderá al interés popular-soberano que, en principio, señala en declaración constitucional con techo ideológico de principio la Constitución política vigente (artículo 5°, inciso 1° valga la notación); sino que responderá al interés particular del espectro privadoempresarial. En la siguiente recensión, se comentará algunas apreciaciones emitidas por aquellos que presentaron el escrito, más alguno que otro examen que el texto amerita. Primeramente, sobre la presentación del texto: hay cosas que obligadamente debemos examinar a propósito de la relación entre "política y dinero", cuestión que es la piedra angular de la publicación del periodista Matamala. El moderador de la instancia, el profesor Christian Viera, comenzó citando las apreciaciones del ex1

Alumno de Derecho, Universidad Viña del Mar.

presidente anglosajón, Jimmy Carter, a propósito de un fallo de la Suprema Corte Americana que permitió el gasto corporativo ilimitado en lo que a política respecta (caratulado dicho precedente Citizens United v. Federal Election Commission), en donde la Corte considera como derecho a "libre expresión" el que grandes poderes económicos donen dineros al espectro político, equiparando tal "derecho" al de un ciudadano. A propósito del fallo, Carter señaló que "Esto viola la esencia de lo que hizo a EE.UU. un gran país en su sistema político. Ahora es solo una oligarquía, con el soborno político ilimitado siendo la esencia para conseguir las nominaciones para presidente o para elegir presidente. (…) Así que ahora, acabamos de ver una completa subversión de nuestro sistema político como una recompensa a los grandes contribuyentes, que quieren y esperan, y a veces, reciben favores después de las elecciones..."2. La cita del ex-presidente y de la cual aprovecha de valerse el profesor Viera para ilustrar y explicar exitosamente el punto que quiere transmitir el periodista Matamala, no es una cita casual ni mucho menos empleada accidentalmente. La clase política chilena —y por qué no, la clase empresarial vernácula— muchas veces ve a Estados Unidos como "una especie de faro", donde en reiteradas ocasiones dicha clase intenta equipararse a ese país, en términos de estabilidad del modelo, arguyendo que la democracia chilena es la más estable del continente latinoamericano. Las recientes fragilidades del sistema democrático local que han sido develados por algunos medios de comunicación social recientemente y materializadas dichas fragilidades en casos fácticos, han legitimado cada vez más la necesareidad de la obra del periodista antes individualizado. Casos fácticos que, en último momento, deterioran lo que en la praxis se entiende por "democracia en Chile", como antes tuvimos ocasión de argumentar. A continuación, tuvo ocasión de hablar el profesor Agustín Squella, después de una primera intervención parlamentada por la profesora Daniela Marzi, quien también formuló apreciaciones valóricas del mamotreto antes mencionado. El profesor dijo cosas no menores, y una de ellas fue de que la ciudadanía siente cada vez más desencanto con aquellos personeros políticos apoltronados en el parlamento, cosa que había que tener el respectivo cuidado, pues si la ciudadanía critica a la clase política, entonces, viene el desencanto con la democracia, en donde el diálogo se finiquita procediendo a operar los "sistemas absolutos de pensamiento" propios de los modelos tiránicos. En efecto: ese desencanto deviene muchas veces en una crítica ácida y sustantiva de las labilidades que presenta en algunos aspectos el modelo democrático. En este sentido, el pensador italiano Zagrebelsky decía de la democracia que: "(…) nuestro tiempo no es el de la exaltación de la democracia, sino el de Puede verse la noticia en www.radiopablu.com/2015/08/11/jimmy-carter-ee-uu-se-ha-convertidoen-una-oligarquia-video/ [fecha de consulta: 15 marzo 2016]. 2

su crítica, una crítica que ha desenmascarado despiadadamente sus flaquezas, sus opacidades y engaños. Sin embargo, todos se declaran demócratas"3. Muchas veces negar algo implica guardar silencio sobre el tema sobre el cual nos interpelan. Y callarse algo, es seguir hablando, es un momento del lenguaje en palabras de Sartre4. Negar la democracia, ahora; es callarse sus virtudes y deficiencias. Y callar las deficiencias de dicho modelo acometidas por los personeros políticos, es mantenerse indiferente a todo fenómeno político-democrático, como las elecciones periódicas por ejemplo. En un país donde la afección por la democracia es relativamente baja, donde en el año 2008, se expresaba que un 21.4% de la población simpatizaba con algún partido político 5, y que más recientemente en las últimas elecciones se alcanzó únicamente un porcentaje de participación dentro del proceso del 51.7%6, la crítica del sistema democrático que hace dicho espectro ciudadano se hace algo ya del todo cotidiano. Aquello no es malo: pero, bajo una perspectiva ciudadana total, no debe agotarse en la sola crítica del modelo. Para cambiar o intentar cambiar el modelo, hay que participar del proceso eleccionario válidamente instituido. También tuvo ocasión de hablar el autor del escrito. Su intervención fue igualmente muy ilustrativa del punto en su escrito analizado. Y allí dijo algo no menor, una frase que igualmente recoge en su libro: todos los temas comprimidos en su escrito, son temas de poder. Ahora bien: ¿qué poder? Su escrito sugiere que el [macro] económico. ¿Dónde queda el poder soberano de la ciudadanía, entonces? Muchas veces, la responsabilidad política que recae en la burocratización de la Democracia, ha menguado la autoorganización política de la sociedad, en lenguaje habermasiano7, supeditando muchas veces la voluntad popular a las reglas propias de esa burocratización, que propone un sistema de participación popular en sí condicional,

Zagrebelsky, Gustavo, La crucifixión y la democracia, Barcelona, Ariel, 1996, p. 10. Véase la cita íntegra en Sartre, Jean Paul, ¿Qué es la literatura?, Buenos Aires, Losada, 1959, p. 54. 5 Schuster Pineda, Martín, "La desafección de los chilenos con los partidos políticos", ICSO, Observatorio Electoral, Universidad Diego Portales, año 1, N°7, 2008, p. 2. Disponible en línea en http://www.icso.cl/images/documentos/documentostrabajo/La%20desafeccion%20de%20los%2 0chilenos%20con%20los%20partidos%20politicos%20Diferencias%20entre%20jovenes%20y%20 el%20resto%20de%20la%20poblacion.pdf [fecha de consulta: 15 marzo 2016] 6 Según informó CIPER en 2014, vía columna de opinión. Puede verse el reportaje íntegro en http://ciperchile.cl/2014/06/11/auditoria-a-la-democracia-desafeccion-y-participacion-electoral/ [fecha de consulta: 15 marzo de 2016]. 7 El pensador Habermas dice de la democracia algo así: "La sociedad se centra en el Estado, pues en la práctica de la autodeterminación política de los ciudadanos, la comunidad se torna consciente de sí como totalidad y, a través de la voluntad colectiva de los ciudadanos, opera sobre sí misma. La democracia es sinónimo de autoorganización política de la sociedad", Habermas, Jürgen, "Tres modelos de democracia. Sobre el concepto de una política deliberativa", Polis, vol. 4, N°10, 2005, p. 6. 3 4

muy al contrario de la cláusula filosófico-política que hace el artículo 4° del texto constitucional vigente. Además, terminó por agregar el autor que la política chilena ha dejado que esta sea devorada por el mercado. Esto de que "El estado democrático no puede ser independiente de los grupos de presión; no puede existir una legislatura neutral como se presupone en la teoría de la teoría pura del Estado gobernado por el Estado de Derecho; la administración no es políticamente neutral, como lo demanda la doctrina europea continental de separación de poderes"8 podría o no ser cierto. En los hechos, podríamos opinar que la democracia debe ser permeable a los intereses populares, pero impermeable a los intereses económicos de cualquier especie. Mas, dentro de una democracia entendida como espacio de convivencia y como espacio de pluralidades; las grandes facciones económicas no pueden controlar ni mucho menos determinar tanto la agenda ejecutiva como legislativa de este país. Y lo que es más importante: el interés popular es mucho más importante en una democracia que el interés privado, donde el dinero no es una conditio sine qua non para ser considerado una voz de autoridad. Si algo caracteriza al espectro democrático, es que seamos considerados como ciudadanos con derechos políticos y con un interés popular generalizado. Respecto de cuestiones de forma del escrito aquí comentado, debemos decir que se presenta escrito con un lenguaje llano y comprensible que tornan al autor en un efectivo ilustrador del punto que este quiere explicar o señalar. No hay ambigüedades ni vicios léxicos de cualquier tipo, por lo que su lectura se hace veloz y altamente atrapante. Este aparece estructurado por nueve capítulos más un epílogo y un prólogo; el segundo escrito por el Rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña. El prólogo, ahora adentrándonos a cuestiones de fondo, presenta observaciones interesantes realizadas con la lucidez y audacia características del profesor Peña, que a continuación analizaremos: El profesor Peña señala de la publicación del periodista Matamala (también notable, por cierto): "El dinero, sugiere Daniel Matamala, está tan concentrado y posee tal influencia en Chile que distorsiona la democracia. La desigualdad es así no solo una cuestión económica, sino política. El ideal democrático, según el cual cada ciudadano cuenta como uno y nadie más que uno, es transgredido cotidianamente y de formas más o menos solapadas, explica Matamala, por la concentración de la propiedad y la riqueza"9.

Mestmäcker, Ernst, "Poder, derecho y constitución económica", Centro de Estudios Públicos, N°3, 1981, pp. 131-132. 9 Matamala, Daniel, Poderoso Caballero. El peso del dinero en la política chilena, Santiago, Editorial Catalonia, 2015, p. 11. 8

Esta frase resalta por su explicación de la influencia que el dinero puede provocar en la democracia. Y aquí podríamos preguntarnos cuál es el "ser" de la democracia. Esta pregunta requiere remitirse al por qué del fundamento ontológico de las notas o propiedades constitutivas que dan densidad epistemológica al concepto que se trate, notas las que no aparecen flotando cada una por su lado, sino que constituyen una unidad interna10. Por tanto, hay conceptos que son axiales a la democracia y que dan a su concepto una validez y justificación sustantivas. La pregunta por el "ser" de la democracia y su importancia es extremadamente relevante, porque principios como la "soberanía popular", "los mecanismos de control ciudadanos e institucionales", y la "culturalización de la sociedad y el derecho" y los movimientos sociales y la "deliberación ciudadana" en efecto constituyen propiedades que dan nutrición al "ser" de la democracia. Quizás el concepto más importante, sin detrimento de restarle su debida importancia a las anteriores propiedades ontológicas de la democracia, es el de "soberanía popular", o "voluntad popular", si se quiere así dicho (ocupamos el primero, pues el segundo supone coartar la decisión popular y circunscribirla únicamente a los sufragios perióicos y los referéndums, cosa que hace al efecto la Constitución vigente; cuando el fenómeno soberano-popular es mucho más complejo y completo. El primer término es más flexible, al contrario del segundo, preferido y altamente distorsionado por el poder institucional). Nos valemos de la opinión de Ferrajoli, y decimos que la "soberanía popular" es la "conditio sine qua non", en ausencia de la cual no se pueda hablar de "democracia" en absoluto11. Entonces, si el "ser" de la democracia implica asumir que la política está dominada por el espectro macroeconómico, entonces, el problema se torna grave. Hay un capítulo que el periodista Matamala intitula "La puerta giratoria"12, en donde examina un fenómeno en donde funcionarios de gobierno pasan a altos cargos de poder en empresas privadas con intereses poderosos comprometidos con las pretensiones gubernativas del Ejecutivo. Si la soberanía popular o el mandato de representatividad detrás del acto de sufragio en un modelo de democracia representativa que acuña el territorio chileno es el núcleo de importancia de la Democracia, entonces, los intereses populares deben primar en los dos escalafones de la ya celebérrima conceptualización de separación de poderes: el Poder legislativo y ejecutivo. ¿Qué pasa con lo político que hace que los intereses empresariales sean considerados prioridad en vez de prestar mucha más atención a las vanguardias populares? Si el empresariado tiene un lugar de privilegio en el fenómeno Zubiri, Xavier, Sobre la esencia, Madrid, Alianza, 1985, p. 15. Ferrajoli, Luigi, Principia iuris. Teoría del derecho y de la democracia, Madrid, Trotta, 2011, p. 10. 12 Matamala, Daniel, Poderoso caballero..., p. 136 y ss. 10 11

democrático en Chile, entonces, ¿Qué democracia tenemos en Chile?, ¿Acaso es una democracia de clase? Es una pregunta abierta, por cierto. Pareciera ser que las palabras de Jaime Guzmán hacen eco a propósito del comentario anterior. Guzmán decía de la democracia algo extremadamente inusual, pero algo propio de su pensamiento. Decía algo así: "Es siempre una minoría o élite la que decide el inicio y las reglas del juego cuando una democracia nace. Y también cuando ella se interrumpe en términos que no hagan viable la restauración de las fórmulas preexistentes. Dicho más clara y crudamente, toda democracia arranca de una decisión autocrática que le da origen, la modela y la reformula si su expresión originaria se destruye"13. Una visión que, por supuesto, es incompatible con la contemporánea teoría de la democracia. Pero quizás la declaración que más resonancia provoca es la del filósofo Foucault. Este agrega respecto de la democracia que "Si por democracia entendemos el ejercicio efectivo del poder por parte de un pueblo que no está dividido ni ordenado jerárquicamente en clases, es claro que estamos muy lejos de una democracia. Me parece evidente que estamos viviendo bajo un régimen de dictadura de clase, de un poder de clase que se impone a través de la violencia, incluso cuando los instrumentos de esta violencia son institucionales y constitucionales; y a ese nivel, hablar de democracia carece de sentido por completo.Si por democracia entendemos el ejercicio efectivo del poder por parte de un pueblo que no está dividido ni ordenado jerárquicamente en clases, es claro que estamos muy lejos de una democracia. Me parece evidente que estamos viviendo bajo un régimen de dictadura de clase, de un poder de clase que se impone a través de la violencia, incluso cuando los instrumentos de esta violencia son institucionales y constitucionales; y a ese nivel, hablar de democracia carece de sentido por completo"14. Una democracia que la caracteriza un fenómeno de clase en donde una clase se impone a la otra, causa que recordemos al modelo chileno. La nueva publicación del periodista Daniel Matamala no hace más que evidenciar una grave distorsión del fenómeno democrático chileno que hace presumir que el sujeto legítimamente relevante para el espectro político es el poder empresarial, donde sus intereses no aparecen indiferentes ni al fenómeno Ejecutivo ni el Parlamentario. Demás está decir que esta es una publicación extremadamente oportuna, y necesaria. Una publicación que todo ciudadano debería leer, una publicación extremadamente importante que nos permite saber más o menos quién es quién. Una publicación que es producto de un periodismo comprometido y formador de conciencia cívica. Sin este, caminamos a ciegas.

Guzmán, Jaime, Escritos personales, Santiago, FJG, 1992, p. 118. Foucault, Michel et.al., La naturaleza humana: justicia versus poder. Un debate, Buenos Aires, Katz, 2007, p. 57. 13 14

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