Realismo político y crítica de las religiones seculares en Raymond Aron

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Religión and the Political Edited by Montserrat Herrero

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Religión and the Political Edited by Montserrat Herrero

O Georg Olms Verlag Hüdesheim • Zürich • New York 2012

The pubücation of this volume was supported by the Institute for Culture and Society of the Universidad de Navarra

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© Georg Olms Verlag A G , Hüdesheim 2012 www.olms.de Alie Rechte vorbehalten Printed in Germany Gedruckt auf sáurefreiem und alterungsbestándigem Papier Umschlagentwurf: Inga Günther, Nordstemmen Herstellung: KM-Druck, GroB-Umstadt I S B N 978-3-487-14743-7 I S S N 2193-7559

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consumada a criacáo do estado de Israel e apenas depois da a "solucáo final" nazi praticamente quase o ter feito desaparecer da Europa. "Para o ano que vem em Jerusalém".

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"[En 1944] propuse denominar religiones seculares a las doctrinas que han ocupado el lugar de la fe en el alma de nuestros contemporáneos y que sitúan aquí abajo, en un futuro lejano y bajo la forma de un orden social por construir, la salvación de la humanidad". (R. Aron, "Existe-t-il un mystére nazi?" Commentaire, II, 7, 1979)

La memoria de Raymond Aron, catedrático de sociología y escritor político, autor de relativo éxito en Europa y los Estados Unidos durante los años 50, 60 o 70 y fino polemista, perdura en su obra, vinculada sin embargo a una época y una constelación ideológicas ya transpuestas. En la medida en que las estructuras políticas de la Guerra fría se desrealizan poco a poco como sistema total de las relaciones internacionales, pasan también a un segundo plano los conceptos, doctrinas y patrones de referencias culturales vigentes desde el final de la I I Guerra mundial hasta la caída del Imperio soviético. Este tipo de procesos depurativos tiene un efecto saludable sobre la inteligencia de lo político, es decir, sobre la representación de lo político como una dimensión de la naturaleza humana, como expresión y modulación de lo humano hic et nunc. También sobre la inteligencia política o formas de mentalización de la actividad política, pues ayuda a reubicar a los autores políticos y sus filosofías y opiniones particulares en una jerarquía de las importancias objetivas de la cultura. La certeza de que la Fortuna pasa, en la historia, de una ciudad a otra, constituye una afirmación que tampoco ahorra sus efectos sobre la obra y la fama de quienes, por razones tan diversas como el inconformismo, la seducción de una idea fuerte, el patriotismo, la nostalgia o la venalidad, pusieron su minerva al servicio de una causa política. Así, quien disfrutó de los honores y el reconocimiento del partido triunfante o de la potencia hegemónica está tan expuesto como su mentor político a la usura del tiempo, que todo lo muda. Lo que no quiere decir, por otro lado, que quien recorrió, de fracaso en fracaso, lo que Giuseppe Ferrari llamó la voie de la

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doukur , merezca necesariamente una atención que en su época no se le dispensó. 1

I Tal vez, de todos los escritores políticos cuya hora hemos visto pasar hace apenas unas décadas, victoriosos o derrotados, únicamente interesan a la jerarquía de las importancias quienes han estado tocados por la imaginación del desastre. La expresión, utilizada por Thomas Paine y recogida por Michael Oakeshott , me da pie para formular plásticamente uno de los aspectos que mejor caracteriza al realismo político, actitud intelectual que nunca se termina de abarcar, tal vez por la inercia de los lugares comunes de la tradición política (historia como tragedia, permanencia de la naturaleza humana, peligrosidad del hombre, etc.): el realismo político es la imaginación del desastre. En palabras de Julien Freund, pensar políticamente es ponerse en lo peor siempre. La virtud de mi epigrama es que permite reunir a los diferentes linajes históricos del realismo político sin violentar la significación de cada autor en sus circunstancias históricas concretas: desde Tucídides, Kautilya y Han Feizi hasta los neomaquiavelistas, decisionistas, political realists y maquiavelianos del siglo XX . Uno de los escritores políticos del siglo pasado mejor dotado para imaginar el desorden, no obstante su acrecido prestigio académico en los círculos de la Sociología y la Ciencia política y las sucesivas ediciones de muchos de sus libros, lo que constituye un dato objetivo de su general aceptación y el consenso en torno a su obra, es precisamente Raymond Aron, cuya biografía rodea el halo legendario del pensador a contracorriente 2

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y anticomunista, del adepto, en el siglo de los totalitarismos, a lo que denominó el liberalismo esencial de la tradición europea. Me parece, por esta razón, que reducir su contribución política e intelectual en la historia contemporánea de las ideas al "anticomunismo sistemático" , con el que se corresponde su realismo en materia de política internacional, emparentado con el de H . J. Morgenthau , y a un cierto numantinismo liberal , no se compadece ni de su beligerante actitud espiritual ni de la verdadera proyección polémica de su pensamiento sobre la trama política de su tiempo. Una parte de la bibliografía sobre Aron ha caído, tal vez involuntariamente, en esa visión adaptativa, no problemática y, a la postre, deformadora, presumiendo ocasionalmente una comunidad espiritual con el movimiento liberal internacional que únicamente puede recibirse con graves reparos. El sociólogo francés no sólo aceptaba como una evidencia empírica la convergencia sociológica de los dos grandes sistemas ideológicos de su tiempo , sino que incluso se consideraba un keynesiano suigeneris en materia económica. "Soy un keynesiano que a veces siente nostalgia del liberalismo", decía en llopium des intellectuelfi. Muy poco tiene pues que ver el liberalismo político de Aron, cuyos referentes son Alexis Tocqueville entre los clásicos y Elie Halévy, el historiador francés del socialismo, entre sus contemporáneos, con el liberismo economicista del Rustrían Economics , radicalmente 4

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lixpresión que aparece en el prefacio de Polémiques. Gallimard, París 1955, p. 9. No obstante las críticas de Aron al autor alemán afincado en los Estados Unidos, a quien llamó "cruzado del realismo". R. Aron, Paix etguerre entre les nations. Calmann-Lévy, París 2004, pp. 586-587. No era Aron hombre de un solo libro, es decir, partidario de una visión reduccionista y simplificadora de la realidad, caso de los numantinos de la idea liberal, defensores de una explicación por la economía: L . von Mises, F. A. Hayek y Murray N . Rothbard, o, más bien, de algunos de sus adeptos. 4

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Véase G . Ferrari, Histoire de la raison d'Etat. Michel Lévy Fréres, París 1860 (edición moderna: Kimé, París 1992). M. Oakeshott, La política de la fe y la política del escepticismo. Fondo de Cultura Económica, México 1998. Ha dedicado buenas páginas a la cuestión L . R. Oro Tapia, "Visión de la naturaleza humana desde el realismo político", en Co-herenáa, n° 13, 2010, pp. 133-150. De especial interés, también de éste último: " E n torno a la noción del realismo político", en Revista Enfoques, n° 10, 2009, pp. 15-46. E n Alessandro Campi, "Aron y la tradición del realismo político", en J . M" Lassalle (Ed.), Raymond Aron: un liberal resistente. F A E S , Madrid 2005, pp. 8488, están repertoriadas la mayoría de las notas convencionalmente aceptadas del realismo político. Intenta superar el casuismo en las definiciones del realismo político desde los presupuestos del Political Science Ashley J. Tellis, Introdu^tone al realismo político. Marco Editóte, Roma 2005. Aspiró también a ello, años antes, Hans J . Morgenthau, Ea lucha por el poder y la pa%. Editorial Sudamericana, Buenos Aires 1963, espec. 1" parte. 1

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Parece negarlo en Mémoires. 50 ans de reflexiónpolitique. Julliard, París 1983, pp. 403-408. FJn realidad rectifica, pues reconoce que en los años 60 había sido demasiado optimista sobre las posibilidades de una liberalización del régimen soviético y, así mismo, sobre las consecuencias del crecimiento económico. Hachette, París 2002, p. 10. Sobre su supuesto neoliberalismo: A. Muñoz-Alonso, "Mi descubrimiento personal de Raymond Aron", en J . M" Lassalle (Ed.), Raymond Aron: un liberal resistente, pp. 305-318. Sobre los dos liberalismos, el político y el económico, que en realidad son doctrinas diferentes y, en muchos aspectos, contradictorias: J . Molina, "Le primat du politique. E l realismo político de Raymond Aron", en Sociología (Oporto), n" 16, 2006, pp. 206-212. A los autores del Joumal des Economístes de París, ya en la época de Frédéric Bastiat, mediado el siglo 7

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impolítico. Le separa de esta corriente su incapacidad para representarse la autonomía y legitimidad de lo político en la historia. Al menos en este punto mucho más cerca estaría Aron de un liberal autoritario como Cari Schmitt que de Friedrich A. Hayek. Baste un ejemplo para confirmarlo: Aron nunca se tomó en serio la profecía hayekiana del Camino de servidumbre: afirmar que toda forma de planificación o regulación económica conduce al socialismo le parecía un fatalismo que tenía algo de marxista - Se suele pasar por alto en este punto que los argumentos del famoso libro, utilizados por Winston Churchill en la campaña electoral de 1945 contra la "Gestapo intervencionista" de su rival, el laborista Clement Attlee, produjeron en Inglaterra un efecto cómico . 10

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II La defensa de los ideales poKticos occidentales (pluralismo ideológico, multipartidismo, libertades concretas, representación democrática) no puede separarse de lo mejor del pensamiento aroniano, aunque ello suponga ahora dejar en un segundo plano su ensayística sobre la filosofía de la historia o la sociología alemana, incluso algunos de los libros en los que más esperanzas científicas había depositado al redactarlos (Paix et guerre entre les nations o Penser la guerre, Clausemt^ ) y que, sin embargo, le dejaron personalmente insatisfecho. Un lugar destacado merecería, en cualquier caso, su tratado Démocratie et totalitarisme^, pequeño clásico contemporáneo del pensamiento político, parangonable con E l hombre, animal político^, de Javier Conde, Ea noáón del Estado , de Alessandro 2

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X I X , les mortificaba que sus contradictores les llamaran libéraux y no, como preferían, économistes. R. Aron, Essai sur les libertes. Calmann-Lévy, París 1991, pp. 118 y ss. Véanse también las críticas de Aron a la concepción negativa de la libertad (ausencia de coacción), al desconocimiento de la libertad interior del hombre y, así mismo, al desprecio por la política exterior en la obra de Hayek: R. Aron, "La définition libérale de la liberté", recogido en P. Manent, Le libéraux. Gallimard, París 2001. , 0

R. Aron, Polimiques, p. 223. '2 Gallimard, París 1976. Gallimard, París 1965. Las meditaciones sobre el acceso a lo político recogidas en los primeros capítulos de esta obra constituyen una magnífica introducción no dentista a la Ciencia política. Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Madrid 1957 (nueva edición: Encuentro, Madrid 2011). Ariel, Barcelona 2001. 11

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Passerin o Ea política de la fe y la política del escepticismo, de M. Oakeshott. La actitud avizor de Aron será una cualidad constante desde los primeros estudios publicados en los años 30 hasta su último gran panfleto político de los años 70: PlaidoyerpourlEurope decadente^. Inicialmente dirigidos contra el nacionalsocialismo, sus escritos polémicos se ocuparán más tarde del marxismo-leninismo, del estalinismo y de otras derivaciones ideológicas del marxismo, más o menos efímeras, así el tercermundismo o ciertas corrientes pacifistas como las representadas por Johan Galtung, "arribada posible si no única del modo de pensar leninista" . 17

III Las apariencias y las primeras impresiones, in politicis particularmente, siempre resultan equívocas. Más allá del apego de Aron a una concepción atlantista de la política internacional de Europa y a la versión democrática del régimen liberal, aspectos que ciertamente carecen de interés en constelaciones políticas diferentes a la suya, de sus páginas trasmina una concepción parcial, pero sin duda correcta o veraz, de la realidad total de lo político. Creo que no se ha resaltado hasta ahora que la doctrina trascendental aroniana de la política aparece aquí y allá en sus escritos polémicos, en los que, supuesta la perfecta adecuación del particularismo del género (pamphlel) y los objetivos inmediatos del autor , se encuentran pensamientos y reflexiones, a veces incluso aforismos (sobre el poder, la decisión, los medios y los fines políticos, la naturaleza del pensar político, etc.), que perfilan una figura de lo que Freund llamaba "el eterno político" (l'eternelpolitique) y el propio Aron "una significación eterna" (une signification éternelle) de las doctrinas y filosofías políticas . 18

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Robert Laffont, París 1977. R. Aron, Plaidoyer pour l'Europe decadente, p. 268. Aron, editorialista y columnista asiduo, fue un maestro de los géneros políticos polémicos. Sin embargo, me parece que su extraordinaria facilidad literaria, trasladada a los géneros propiamente académicos, termina lastrando una parte de su obra, cuyo mensaje y tesis, en ocasiones, se diluyen en unos textos abundosos de información y demasiado reiterativos. "Me obsesionaba tanto la realidad que no le he dado a mis libros más teóricos la amplitud y las dimensiones que, en su caso, deberían haber alcanzado si yo no me hubiese dejado llevar por el camino de la facilidad, es decir, el del periodismo. R. Aron, Le spectateur engagé. Julliard, París 1992, p. 313. 1 6

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J . Freund, "L'eternel politique", Paysans, n° 120, 1976 y otros lugares. R. Aron, "De la vérité historique des philosophies politiques", en Etudes politiques. Gallimard, París 1972, p. 55. 1 9

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En la inteligencia de la actividad efímera de cada día, que inexorablemente está abocada a congelar el momento en su futilidad, la circunstancia en su contingencia irrepetible, hay tal vez más conciencia de las regularidades (regolaritá), de la esencia (essence) o del criterio (Begriff) de lo político que en los tratados convencionales de la Ciencia política institucionalizada. Ya lo apuntaba Aron con la melancolía del historiador: la grandeza de Maquiavelo, a quien nunca le interesó fundar una "ciencia de la política", sino contener el desorden y liberar a su patria de la ocupación extranjera, está en la "claridad del misterio" de sus meditaciones sobre los sucesos perentorios o accidentales y sobre las decisiones concretas . Aron escribió muchísimo para revistas y periódicos: La France Libre, Combat, Fígaro, L'Express. Una parte de su producción para el foro está afortunadamente coleccionada en libros como De l'armistice á l'insurrection nationale, L'homme contre les tyrans, L'áge des empires et l'avenir de la France, publicados entre 1944 y 1945 y presentados nuevamente, muerto ya el autor, en el sólido tomo de Chroniques de guerre. Fa France Libre 1939-1945 . A la misma categoría pertenecen diversos artículos publicados entre 1949 y 1953 y agrupados en Polémiques, de 1955. Desde luego, estos escritos no pueden reclamar hoy, ni en el plano del combate ideológico ni en el de la historiografía política, la relevancia y repercusión que pudieron alcanzar durante los años de la Guerra fría en el contexto de un Occidente políticamente desorientado, "inconsciente de su superioridad" y,, en términos que Aron también aceptaría, falto de fe en sí mismo. Con todo, hay algo más en ellos y tal vez el mismo autor no los valoró suficientemente al juzgarlos en los últimos años de su vida; esta es al menos la impresión que dejan sus memorias. Leídos atentamente, se descubre en ellos una preciosa contribución a la sagesse política, una inteligencia abierta a las contingencias históricas y en implícito diálogo intemporal (dialogue intemporet) ' con grandes 20

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filósofos e historiadores políticos de todas las épocas: Tucídides, Maquiavelo, Tocqueville, Weber y Pareto fundamentalmente . Aunque Aron no cultivara expresamente el antiguo género, abundan en algunos pasajes de su obra, servata distantia, unas como máximas y sentencias políticas que no sería difícil extraer y convertir, coleccionadas, en la amena lectura de un príncipe o líder político. En Polémiques, junto a L'Homme contre les Iyrans, algunos capítulos de Les guerres en chaine , la primera parte de Démocratie et totalitarisme y la compilación postuma Machiavel et les tyrannies modernes, se encuentra a mi juicio una de las facetas más interesantes de Aron como escritor metapolítico o develador de lo político desde una perspectiva trascendental, seguramente no buscada conscientemente. Se pueden entresacar así de sus páginas afirmaciones apodícticas sobre el primado de lo político, la imposibilidad de elegir incondicionadamente los medios de la acción política, la condición oligárquica de todo régimen y la accidentalidad de las formas de gobierno, la corrupción inexorable de toda potencia política, etc. La red lanzada sobre la política circunstancial atrapa, ocasionalmente, piezas que no se esperaba cobrar. La relectura de esas páginas equivale también a seguir el camino de la conversión de Aron a la "política realista" a partir del choque con la historia en los meses que precedieron a la liquidación de la República de Weimar, de la que fue un observador aventajado en Colonia y Berlín de 1930 a 1933 . La amenaza existencial que para Occidente suponía el estalinismo le hizo perseverar, ya después de la II Guerra mundial, en un maquiavelismo moderado . 24

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E l constante diálogo con Marx no es relevante en este punto. Aún así, como señala Jean-Claude Casanova: "Raymond Aron dedicó tanto tiempo al estudio de Marx y del marxismo porque el marxismo servía de fundamento a una religión secular, el comunismo, y de ideología al Imperio soviético". J.-C. Casanova, "Préface", en R. Aron, IJ¡ marxisme de Marx. Éditions de Fallois, París 2002, p. 13. Gallimard, París 1951. R. Aron, "Réflexions de politique réaliste (1932)", en Machiavel et les tyrannies 2 4

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modernes. Véanse, agrupados a criterio del editor, los artículos y notas publicados por Aron sobre la situación alemana: Joachim Stark (Ed.), Raymond Aron: Über Deutsch/and und den Nationalso^jalismus. Fríihe politische Schriften 1930-1939. Leske u. Budrich, Opladen 1993. También Matthias Oppermann, Raymond Aron und Deutschland: Die Verteidigung der Ereiheit und das Prohlem des Totalitañsmus. Jan Thorbecke Verlag, Ostfildern 2008. He desarrollado esta opinión en mi estudio "Raymond Aron ante el maquiavelismo político", en Revista Internacional de Sociología, n" 50, 2008, pp. 9-33. 2 7

R. Aron, "Les antinomies de la politique", en Machiavel et les tyrannies modernes. Éditions de Fallois, París 1995, p. 402. Gallimard, París 1990. R. Aron, Plaidoyerpour fEurope decadente, II. Sobre este diálogo: R. Aron, "De la vérité historique des philosophies politiques", en Etudespolitiques, passim. 2 0

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IV La mentalización maquiaveliana de la realidad política, coherente con la moderación maquiavelista en el obrar , excluye probablemente una teoría general de la política, suponiendo que ésta fuese posible al margen de la estrecha finalidad pedagógica y los presupuestos epistemológicos de un tratado de politología. Por eso no hay en Aron una teoría general, sino más bien un punto de vista que él mismo caracteriza de formas diversas: el afán de "despoetizar los regímenes" y traducir la "poesía ideológica a la prosa de la realidad" ; el gusto por reducir la política a un "todo inteligible" . Con estos apuntamientos, no obstante los esfuerzos del profesor norteamericano A. J. Tellis y otros politólogos, se alcanzaría la máxima formalización científica que para el realismo político cabe esperar. El de Tellis precisamente constituye uno de los modelos mejor terminados de la manía científica de someter a un esquema explicativo positivista la acción política. En su libro introductorio al realismo político, que trae un elocuente subtítulo: La larga marcha hacia una teoría científica (The Long March to Scientiftc Theory), Tellis postula la transformación del realismo político en una teoría científica de la política y, consecuentemente, el abandono de lo que denomina "empirismo ingenuo de la tradición política". Que la política se convierta en una verdadera disciplina académica, dice, depende de ello. Pues "el realismo político como ciencia no ha alcanzado todavía el nivel de la Economía política de los primeros años 60" . Aron, como Tucídides, estudiado por Tellis, se mueve en otro plano . 29

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E l fluido campo semántico del maquiavelismo político necesitaría de una tarea sistemática de deslinde conceptual entre maquiavelismo en sentido estricto y maquiavelianismo (término utilizado muy a conciencia por Freund); entre maquiavélico y maquiavelista (en el sentido de James Burnham); etc. "Nadie se reconoce maquiavélico, algunos se confiesas maquiavelianos o maquiavelistas", decía Aron en 1969 con motivo del V centenario del nacimiento de Maquiavelo: "Machiavel et Marx", en Machiavel et les tyrannies modemes, p. 265. Cfr. J . Molina, "Julien Freund, del realismo político al maquiavelianismo", en Anales de Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica de La Plata, 2004. J . Burnham, Los maquiavelistas. Emecé, Buenos Aires 1945. 2 9

R. Aron, Introduction a la philosophiepolitique. Démocratie et révolution. Le Livre de Poche, París 1997, p. 55. R. Aron, Mémoires, p. 320. R. Aron, Dix-huit lefons sur la socie'té industrie/le. Gallimard, París 1970, p. 67. Véase A. J . Tellis, Introduzione al realismo político, p. 121. Aunque el sobrenombre tiene algo de la banalidad hiperbólica del lenguaje periodístico, a Aron se le ha considerado con buenas razones un "Tucídides del siglo XX". E n

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Desde la perspectiva de la Wertfreiheit de Weber el saber político de Aron persigue la sublimación de las pasiones , pues la voluntad de comprensión del acontecer político no obliga a suspender el juicio. A fin de cuentas, el liberalismo, el atlantismo, el Affekt anticomunista o la adhesión a la V República no tienen más importancia, desde una perspectiva global respetuosa con las jerarquías del pensamiento político, que la afición de cualquier pensador político del pasado a una causa legitimista, a un partido popular o una dictadura pro tempore. "Maquiavelo es más que sus objetivos inmediatos y más que los medios directa o indirectamente aconsejados para alcanzarlos", se dice en un estudio sobre la verdad parcial (véritéparticulieré) de las filosofías políticas . 35

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V El pensamiento de Aron, en cualquiera de sus expresiones literarias, constituye una respuesta condicionada por el rampante espíritu totalitario. En función de las circunstancias y de su propia maduración personal e intelectual, el gran enemigo de la civilización europea, incubado sin embargo en su seno, fue analizado por Aron con un criterio realista a partir de tres grandes categorías, que se suceden en el tiempo pero que resultan complementarias en una valoración final de su obra: maquiavelismo, religión secular e ideología, como "religión de intelectuales". En la integración de estos tres aspectos del pensamiento y la acción política en el siglo XX se nos ofrece una visión compacta del pensamiento del spectateur engagé. Inicialmente, el autor, joven entonces, abordó el estudio de los regímenes totalitarios fascista y nacionalsocialista, definidos como formas modernas de la tiranía, a partir de la noción de maquiavelismo (machiavélisme). Las lecturas de Maquiavelo y Pareto, ejemplos canónicos para muchos intelectuales del preceptor de tiranos, tuvieron sobre él un efecto paradójico, pues le descubrieron que un maquiavelismo de la peor especie alienta también en las sutilezas del moralismo político. Esta impresión, además de la certeza de que el bien no triunfa espontáneamente, constituyen los argumentos de su querella con Jacques Maritain a propósito del

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cualquier caso, muy interesante para contrastar ese paralelismo: R. Aron, "Tucídides y el relato histórico", en Dimensiones de la conciencia histórica. Fondo de Cultura Económica, México 1983. R. Aron, Dix-huit lecons sur la soáété industrielle, p. 29. R. Aron, "De la vérité historique des philosophies politiques", en Etudespolitiques, p. 49. 3 5

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maquiavelismo, con diversos intercambios entre junio de 1939 y julio de 1943 . En cierto modo, las meditaciones de Aron sobre el maquiavelismo no pueden separarse del esfuerzo por superar una decepción política: la de su vago socialismo pacifista , ideología oficial de los intelectuales de la I I I República y, en particular, forma mentís de los círculos frecuentados por el autor en los años 20. Un socialismo superado por las antinomias de la historia política. Una expresión de las mismas se encuentra siempre en el momento supremo de la decisión: denunciar es fácil, pero no decidir. Los opinadores y demás intelectuales vinculados literariamente con una causa, a diferencia del hombre comprometido en la acción, arrastrado tantas veces por ella, no se juegan nada, o muy poco, cuando denuncian una realidad de la que reniegan. Es la frustración del joven idealista que después de meditada llega a convertirse en regla de prudencia: Joseph Paganon, un subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores a principios de los años 30, después de escuchar las buenas razones de Aron sobre algún asunto del día se dirigió a él con esta pregunta: ¿ Y entonces qué haría usted en mi lugar? . La misma moral sacará más tarde a propósito de De Gaulle y la independencia de Argelia: más allá de las motivaciones favorables y adversas, más allá de toda argumentación racional, lo cierto es que alguien tenía que cortar el nudo gordiano y tomar la decisión de abandonar la colonia. La derrota militar de Francia y el profundo abatimiento moral consecuencia del armisticio, quintaesencia de su experiencia bélica y del exilio familiar en Londres, representaron la vía del dolor en la biografía de Aron. Contrapartida de la tribulación política será su liberación de todos los prejuicios de la izquierda, consumada e irreversible en 1945 . Así, hacia el final de la I I Guerra mundial, intelectualmente transformado, el maquiavelismo cede la vez en sus preocupaciones más inmediatas a la religión secular (religión séculiéré), expresión que tenía ya un importante recorrido político y académico desde finales del siglo XIX, y que le sirvió para diseccionar el totalitarismo superviviente en 1945: el estalinismo. 37

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Ya en la época de la Guerra fría, Aron incorporará a su arsenal de conceptos políticos una noción fuerte de ideología como religión de intelectuales (religión d'intellectuels) , en la que quedaban absorbidas las referencias al maquiavelismo y a las religiones seculares y que utilizó para analizar lo que a veces llamó sinistrismo (sinistrismé) , es decir, el espíritu totalitario que el marxismo-leninismo, en su viaje de vuelta desde la Unión Soviética, había instilado en la civilización europea. Si después de agotar su crítica del maquiavelismo Aron sacó en claro la necesidad de reivindicar, para todas las ocasiones, un vigilante maquiavelismo moderado , una vez examinado el fenómeno contemporáneo de las religiones seculares el sociólogo francés reconoció la conveniencia de que los regímenes demoliberales estuvieran animados por los valores de una sana religión civil , capaz de galvanizar el espíritu público. Ya en su comunicación ante la Sociedad Francesa de Filosofía de junio de 1939 sobre "États démocratiques et États totalitaires" había defendido que siendo indiscutibles los éxitos técnicos de los Estados totalitarios en el orden político, económico y militar, "las democracias no pueden limitarse a invocar los valores que sus enemigos desprecian, sino que deben ser también capaces de las virtudes cuyo monopolio reivindican los regímenes totalitarios" . Las democracias, que pueden ser pacíficas, mas nunca pacifistas , no pueden renunciar a la adhesión de sus ciudadanos, creando en ellos "idéntico ardor, menos agresivo y tal vez más constante y menos voluble" . Finalmente, en conexión con esta última idea, que sin duda trae ecos de la unité de sentiment de Maurice Barres , cabe mencionar que una vez elaborada la crítica de la difusa ideología izquierdista y su influjo en la 41

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R. Aron, L'opium des inte/lectue/s, p. 289. R. Aron, Plaidoyer pour l'Europe decadente, p. 17. Cfr. la argumentación contraria de Rémy Freymond, quien lo considera una actitud pasajera determinada por la lucha de propagandas durante la guerra, en "Présentation", en R. Aron, Machiavelisme et tyrannies modernes, pp. 51, 53, 90-92. Aron no utiliza esta terminología, que yo adopto con el sentido que le da Emilio Gentile al contraponer re/igione avile y religione della política. Véase E . Gentilc, IJ/ religioní della política. Fra démocratie e totalitarismi. Laterza, Roma-Bari 2001, pp. 208-209. 4 1

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R. Aron, Machiavel et les tyrannies modernes, pp. 189-191, 423-435. Cfr. J . Maritain, Principios de una política humanista. José M* Cajica, Puebla 1945. Un resumen de su diálogo en J . Molina, "Raymond Aron ante el maquiavelismo político", loe. cit., pp. 22-25. Aron había militado durante algunos meses de 1926 en la Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFJO). R. Aron, Mémoires, p. 59. R. Aron, Mémoires, p. 153. 3 7

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R. Aron, Machiavel et les tyrannies modernes, p. 174. R. Aron, "Démocratie et enthousiasme", en Chronicpies de guerre, pp. 653-654. R. Aron, "Bataille de propagandes", en Machiavel et las tyrannies modernes, pp. 359-360. Expresamente mencionado por el autor en "Démocratie et enthousiasme", en Chromques de guerre, p. 656. 4 5

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Europa occidental de la postguerra , Aron definió un "buen uso de las ideologías [...] para emocionar los corazones sin petrificar los espíritus" . Tesis que ciertamente merecería un estudio monográfico, pues de entrada contradice las opiniones comunicadas por el autor en otros pasajes de su obra sobre el apaciguamiento y convergencia de las pasiones ideológicas. Un hito decisivo que marcaría la tendencia del "completo agotamiento de las ideologías" (complet épuisement des ideólogies) es que tal proceso estuviera aconteciendo precisamente en Alemania, "la patria de Marx y de Hitler" . El "apaciguamiento de los conflictos ideológicos" sería no obstante un proceso en curso en todas las sociedades occidentales . 49

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"contestación" en Occidente tuvo como modelo el mayo francés del 68 , precedido en los Estados Unidos por la actitud escapista ante la realidad política de la New Lefft Los ensayos y notas de Aron sobre las religiones seculares, en cambio, nunca se han recogido y presentado sistemáticamente en un único volumen, permaneciendo dispersos. Tampoco han sido, hasta donde sé, objeto de una monografía sistemática . En su importante libro sobre las "religiones de la política" , Emilio Gentile ofrece algunas referencias sumarias de la noción en Aron, necesariamente incompletas en el contexto de una investigación más amplia. Mayor atención le dedican Luciano Cavalli y Luciano Pellicani en sendos estudios sobre el totalitarismo y la gnosis. Así pues, estas páginas mías, complementarias de otras anteriores , no aspiran a ser otra cosa que una primera exploración del concepto de religión secular en Raymond Aron, incidiendo en su cualidad instrumental para el estudio de los regímenes políticos totalitarios y también, por contraste, de los que no lo son, pues también estos precisan de un ideario. Las referencias del sociólogo francés a la religión secular se remontan a una conferencia dictada en 1935 en el Centro de Documentación Social, del que Aron era secretario: "Une révolution antiprolétarienne. Idéologie et réalité du national-socialisme" . Apuntaba entonces la existencia de una "fe 56

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VI Los escritos de Aron sobre el maquiavelismo están recogidos en Machiavel et les tyrannies modernes. La crítica tout court a la ideología como religión sustitutiva aparece desarrollada en Uopium des intellectuels, pero también, de una forma más sutil, en Les désillusions du progres '. En este último libro, un denso estudio sobre la dialéctica de los tres grandes principios de la modernidad (igualdad, personalidad e universalidad) operada en la sociedad industrial, Aron diagnosticó con gran precisión una de las salidas posibles de los intelectuales de la izquierda ante el fracaso de su "clericalismo secular" la "contestación" (contestarían), una agitación estéril de los espíritus considerada el resultado de una "contradicción entre la aspiración al absoluto y el rechazo de lo trascendente" . El gran espectáculo de la 51

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L a referencia básica es nuevamente Uopium des intellectuels. Cfr. R. Aron, "Remarques sur le nouvel age idéologique", en Klaus von Beyme (Ed.), Theory and Politics. Theorie und Politik. Festschrift zum 70. Geburtstag für Cari Joachim Friedrich. La Haya, Martinus Nijhoff 1971. 4 9

R. Aron, "La ideología, base esencial de la acción", en R. Aron et alii, Las ideologías y sus aplicaciones contemporáneas. Instituto de Estudios Políticos, Madrid 1962, p. 284. R. Aron, Polémiques, pp. 230-231. No parece del todo casual que Gonzalo Fernández de la Mora, diplomático con destino en Alemania a finales de los años 40, descubriera también en los movimientos de opinión de aquel país (particularmente en la renuncia de la socialdemocracia al marxismo) la anticipación de la desideologi^ación de la política o, en cierto modo, su desacrali^aáón. Cfr. G . Fernández de la Mora, E l crepúsculo de las ideologías. Rialp, Madrid 1956. 5 0

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R. Aron, Polémiques, p. 245. Gallimard, París 1969. Expresión que aparece en R. Aron, L'opium des intellectuels, p. 293. R. Aron, Les désillusions dupmgres, p. X V I I I .

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R. Aron, L/J révolution introuvable. Réflexions sur les événements de mai. Fayard, París 1968. Tal es el contenido del famoso y equívoco libro de D . Bell, E l fin de las ideologías. Tecnos, Madrid 1964. La tesis del libro de Bell, que tanta gente cita en España sin haberlo leído, no es la que parece sugerir el título, la desideologi^ación, sino lo contrario: la convergencia de diversas ideologías en una especie variante de la socialdemocracia europea. 5 6

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Cfr. la bibliografía sobre Aron establecida por Elisabeth Dutartre con la colaboración de Simonetta Freschi. E . Dutartre, Fonds Raymond Aron. Inventaire. Bibliothéque Nationale de France, París 2007. (última actualización en marzo de 2011). 5 8

E . Gentile, Le religioni della política, pp. 92-93. "II contributo di Aron alio studio del totalitarismo", en Alessandro Campi (Ed.), Pensare la política. Saggi su Raymond Aron. Ideazione Editrice, Roma 2005. "Aron e la Gnosi rivoluzionaria", en Alessandro Campi (Ed.), Pensare la política. Saggi su Raymond Aron. J . Molina, "Le primat du politique. E l realismo político de Raymond Aron", loe. cit.; "Raymond Aron ante el maquiavelismo político", loe. cit. y "Raymond Aron: política y régimen industrial en la sociedad industrial", en P. Sánchez Garrido (Dir.), Historia del Análisis político. Tecnos, Madrid 2011, pp. 619-629. 5 9

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