Realidad y ficción: dos vías de un mismo camino (2015)

June 15, 2017 | Autor: N. Acosta Corin | Categoría: Literature, Jorge Luis Borges, Literatura Latinoamericana, Fiction, Literatura, Realismo, Ficcion, Realismo, Ficcion
Share Embed


Descripción

Realidad y ficción: dos vías de un mismo camino Nicolás Acosta Corin Las relaciones entre lo que conocemos como realidad y la literatura cada vez son más estrechas. Esto ya lo hacía ver Borges (2015) en su declaración, irónicamente dentro de una ficción: “que la historia hubiera copiado a la historia ya era suficientemente pasmoso; que la historia copie a la literatura es inconcebible” (184). Esto nos introduce a la idea de que, la realidad puede, fácilmente, caer en una copia de la ficción; algo que nos deja atónitos, que nos parece demasiado alocado, pero no está tan lejos de nuestras posibilidades. Siempre se habla de la literatura como una mímesis de la realidad, a lo largo de la historia de la literatura (Auerbach, 1996). Aunque, este es solo el camino de ida: de la realidad a la ficción. Junto a este, tenemos que plantearnos un camino de vuelta: la copia de la literatura en la historia, la idea borgiana que presentábamos. Existe, por lo tanto, una vía con ambos sentidos, en la que algunos van hacia un extremo, y otros tantos, hacia el otro extremo. Estos dos caminos son totalmente usuales en Borges, entran elementos de la realidad en su narrativa y, a la vez, salen elementos de ella a la realidad. Esta situación en la literatura borgiana se debe al desarrollo de la capacidad lectora del mismo Borges. Él fue un gran lector, y pasó sus días nutriendo sus conocimientos de todos los mundos ficticios que el podía encontrar en una biblioteca (Piglia, 2005:19). Podemos observar la entrada y salida de elementos entre la realidad y la ficción en Borges, en cuentos como Pierre Menard, autor del Quijote (1939) o Examen de la obra de Herbert Quain (1941). En uno, entra en la ficción aquel Don Quijote, que vive “en un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme” (Cervantes, 2014:27), escrito en 1605 por Miguel de Cervantes. Pero así como entra el famoso Quijote de la vieja España, sale uno nuevo: se sitúa a principios del siglo XX; es fragmentario; no es una mera copia, si no un producción coincidente. Esto es señalado en el análisis que se hace de Menard en el cuento: No quería componer otro Quijote -lo cual es fácil- sino el Quijote. Inútil agregar que no encaró nunca una transcripción mecánica del original; no se proponía copiarlo. Su admirable ambición era producir unas páginas que coincidieran -palabra por palabra y línea por línea- con las de Miguel de Cervantes (Borges, 2010:41).

La realidad entra en Pierre Menard y se convierte en ficción, como un cuento prototípico de Borges. Esa ficción es procesada, construida de tal forma por el autor, que va tomando la forma de un análisis de obra bastante convincente, como sucede al comienzo del cuento con la “obra visible de Menard” (Borges, 2010:38-40). Este proceso ocasiona un espejismo de realidad 1, que desembocará en la asimilación de la ficción como hechos concretos. Los lectores podrán hablar de un Pierre Menard como si realmente existiese, y hasta alguno podría camuflarse como tal, aprovechando la aparente realidad tras la ficción. En el otro, la ficción se construye a partir de un supuesto escritor famoso, con una vasta obra para comentar. Borges va relatando la vida de este escritor, introduciendo las temáticas que inserta en sus relatos y cómo desarrolló parte de su vida social. Mas, para Saramago (2010) pareciera ser un personaje real hecho ficción: (…) Borges parece ter razão, Herbert Quain não existiu, tudo foi um puro jogo. Mas como pode ter sido tudo um puro jogo se o próprio Borges afirma ter lido esses livros, e entre eles um que se chama The god of the labyrinth? E não só declara que o leu como nos dá precisas indicações sobre a intriga policial que nele se narra… Por outro lado, parece-me dificilmente aceitável que alguém gaste o seu tempo a proclamar a não existência de uma pessoa, ao mesmo tempo que nos vai informando do lugar onde essa pessoa faleceu (en línea). Al parecer, Borges no se lleva la victoria, que durante muchos años alzó, en cuanto a la ficción pura tras Herbert Quain. Pues de acuerdo con los dichos de Saramago, este controversial personaje, existió realmente. Analizando el cuento, hasta podríamos pensar en una especie de autorreferencia por parte del autor, pues en el final agrega una especie de señal: “cometí la ingenuidad de extraer 'Las ruinas circulares', que es una de las narraciones del libro El jardín de senderos que se bifurcan” (Borges, 2010:74). Esto pareciera motivar a Saramago a identificar un absurdo en el trabajo de Borges, quien describe a cabalidad la obra de un escritor, supuestamente, inexistente. Así, pareciera ser que nos encontramos ante otro espejismo de realidad. Quain ha creado, quizá intencionalmente, un 1

Se introduce la idea de “espejismo de realidad” como un fenómeno que va más allá del conocido Pacto de Verosimilitud (Matamoro, 1987). Esta nueva idea del autor se diferencia en que lo que se está relatando pareciera ser un hecho real. En este caso, que una existente Madame Henri Bachelier estuviese escribiendo de un real Pierre Menard, creando una frontera difusa entre la realidad y la ficción, confundiendo al lector.

espacio de conversación y discusión acerca de su persona, como si realmente fuese un escritor conocido por Borges. Al ser conocido por él, es insensato no conocer a Herbert Quain, y no poder comentar sus obras. Los dos cuentos analizados, de Borges, nos muestran una clara vía, de ida y vuelta, entre la realidad y la ficción, como señalábamos en un comienzo. Esto ha llevado a los lectores a encontrarse con lo que llamábamos espejismo de realidad. Si en algún caso, esta haya sido la idea de Borges, podríamos decir con seguridad que ha logrado su cometido, puesto que, a través de estas dos ficciones nos ha envuelto en una duda sobre la existencia de dos personajes. Además, no solo se ha conformado con sembrar la duda, sino que ha ido, según el postulado de este texto, más allá del pacto de verosimilitud, y ha creado personajes que se relacionan con la realidad, que son realidad. Así, a modo de conclusión, la historia copia la ficción, y se han extrapolarizado contenidos ficticios en nuestra realidad. Esta copia no se ha llevado a cabo solo en el comentario consciente de que se habla de una ficción, sino que se comenta como si estos contenidos fuesen pertenecientes a la realidad. En fin, nuestra realidad y la ficción tras la literatura son dos fenómenos en constante cambio y relación, algunas tan visibles como sucede en Un mundo feliz (1932). Ficciones que terminan siendo parte de nuestro entorno, de nuestra realidad, aunque invisibles a nuestros ojos.

Bibliografía Auerbach, Erich. 1996. Mímesis. La representación de la realidad en la literatura occidental. México: Fondo de Cultura Económica. Borges, Jorge Luis. 2010. Ficciones. España: Planeta DeAgostini S.A. Borges, Jorge Luis. 2015. Cuentos completos. Buenos Aires, Argentina: Debolsillo. (Primera edición, 2012). De Cervantes, Miguel. 2014. Don Quijote de la Mancha. España: Santillana Ediciones Generales. Huxley, Aldous. 2013. Un mundo feliz. Santiago, Chile: Debolsillo. Matamoro, Blas. 1987. “La verosimilitud: la historia de un pacto”, en Cuadernos Hispanoamericanos N.º 444. pp. 83-101. Piglia, Ricardo. 2005. El Último Lector. España: Anagrama. Saramago, José. 2010. “Algumas provas da existência real de Herbert Quain”, en Fundação José Saramago, mayo. El URL del documento es http://www.josesaramago.org/algumas-provas-daexistencia-real-de-herbert-quain

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.