\"Rarezas de la capilla de la Antigua\" (Actas del simposio internacional sobre la Catedral de Sevilla en el contexto del gótico final, 2; 2007): 401-420.

September 15, 2017 | Autor: A. Jiménez Martín | Categoría: Islamic Studies, Islamic' Architecture, Cathedral of Seville, Arquitectura gótica
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SIMPOSIUM INTERNACIONAL SOBRE LA CATEDRAL DE SEVILLA EN EL CONTEXTO DEL GÓTICO FINAL Organizado por el Cabildo Metropolitano. Patrocinado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, la Universidad de Sevilla y la Fundación Caja Madrid.

LA PIEDRA POSTRERA (2) COMUNICACIONES Presentación Monseñor Carlos Amigo Vallejo Cardenal Arzobispo de Sevilla Crónica de Marta Álvarez Jiménez Comunicaciones de Ana Almagro Vidal Clara Almagro Vidal Antonio Luis Ampliato Briones Federico Arévalo Rodríguez Rosa Benítez Bodes María Luisa Bueno Sánchez Carmen del Camino Martínez Mª Rosa Domínguez Caballero Juan A. Fernández Naranjo Pilar García Cuetos Mª Del Valle Gómez De Terreros Guardiola Joaquín González Roncero José María Guerrero Vega Javier Ibáñez Fernández y Jesús Criado Mainar Alfonso Jiménez Martín Álvaro Jiménez Sancho Carmen Mª Labra González Juan José López Amador y Juan Antonio Ruiz Gil Jose Antonio Ollero Piña Manuel Romero Bejarano Raúl Romero Medina José Antonio Ruiz de la Rosa Editor Alfonso Jiménez Martín

Sevilla y julio de 2007.

RAREZAS DE LA CAPILLA DE LA ANTIGUA DE LA CATEDRAL DE SEVILLA.

ALFONSO JIMÉNEZ MARTÍN Catedral de Sevilla

La devoción sevillana a la virgen de la Antigua tenía como base un suceso acaecido durante el cerco de la ciudad, descrito por Peraza1 (ca. 1536): «Y luego que fue bien alto el día, después de haberse levantado el santo rey se armó, y cabalgando en su caballo sin que nadie lo viese (piénsase que guiado por algún santo interior espíritu) salió del real y vino casi un trecho de legua hacia la real ciudad de Sevilla, a una puerta que está entre la puerta de Jerez y la Torre del Oro. Llamáronle antiguamente la Puerta de las Moscas y está agora cerrada a piedra y lodo, mas entonces entraban y salían por ella. Y aunque por miedo a los cristianos aquellos días la tenían cerrada los moros, en llegando milagrosamente se le abrió al santo rey. Y al entrar, sin que lo sintiesen, se le cayó la espada y él vino a la sevillana mezquita y por la misma manera se le abrió. Y derecho entró hacia aquella parte donde estaba y está nuestra Señora de la Antigua, la cual con increíble revelación a su benditísimo hijo reverenciando por donde había entrado salió, y a la puerta de la ciudad halló su espada con grande alegría”. El relato mejoró con el tiempo como demuestran la versión de Ortiz de Zúñiga2, impresa en 1677, que trató de darle verosimilitud afirmando que la imagen mariana había estado en una iglesia visigoda3, o la de los lienzos de Domingo Martínez que cubrieron las paredes de la capilla4 en la reforma promovida por el arzobispo Salcedo y Azcona (1722-1741). A finales del siglo XIX Gestoso5 estableció que la pintura debía ser del XIV, lo que no impidió que en 1930, el canónigo Santos y Olivera6, en su guía de la catedral, afirmara que la imagen “ciertamente perteneció a la antigua iglesia (primitiva mezquita) y existía ya, muy conocida y venerada, a fines del siglo XIV”, pese a ser el primero que divulgó el origen y datación correctos del edificio musulmán. El estudio mas reciente sobre el tema es el de Pereda Espeso, ubicado en una línea muy distinta de la que pretendo desarrollar, y cuya información no comparto en algunos aspectos, como veremos7. 1 Peraza [1684] 1997: 231. 2 Ortiz de Zúñiga [1795] 1988(1): 28. 3 Muestra de la endeble información del analista para la etapa musulmana. 4 Valdivieso González 1992: 318-319 y Pleguezuelo Hernández 2004: 262-263; la relación de los temas de los cuadros da una idea del invento: “La Aparición de la Virgen a los musulmanes a través del muro que la ocultaba”, “La Caida del muro” y “La Visita nocturna de San Fernando a la Virgen”. Un texto coevo (Solís [1739] 2004: 299) describió las pinturas y explicó su sentido. 5 Gestoso y Pérez [1890] 1984: 505. 6 Santos y Olivera 1930: 84. 7 Pereda Espeso 2003.

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Las consecuencias arquitectónicas de esta tradición constituyen la mayor anomalía de la catedral gótica, pues la capilla presidida por la imagen de la Antigua es la única del edificio que posee extensión y altura mayores, además de un gran anexo de dos plantas, una bóveda espectacular, un sepulcro italiano de gran calidad y una significativa intervención barroca que dio a su interior la apariencia actual, en un proceso tan laborioso que este ámbito ha estado en obras durante más tiempo que cualquier otro del templo gótico, pues fue el primero que se reformó, en los límites del siglo XV, y ha sido el último en recibir añadidos neogóticos, hacia 19288.

1. La maqsura y el almirante. El cronista Ibn S™hib al-Sal™ escribió sobre la nueva mezquita mayor almohade: “Los alarifes se esforzaron y pusieron especial interés en la construcción de la cúpula que se elevaba sobre el mihr™b de la mezquita [que fue edificada] con el mayor afán en lo que se refiere al trabajo del yeso, en las bóvedas del edificio y en la carpintería, tareas que trataron con el máximo cuidado. Se abovedó una galería (s™b™t) en el flanco izquierdo del muro del mihrãb por la que se caminaba con amplitud, y que estaba destinada a que el califa, viniendo desde el alcázar, accediese por ella a la mezquita”9; las excavaciones emprendidas a partir de 1992 en la catedral han permitido definir con relativa precisión la planta de la mezquita10, haciendo patente que el mihr™b estaba en el centro geométrico de la actual capilla de la Antigua, que ocupa gran parte de la antigua maqsÒra. Veamos como se ha llegado a esta superposición11. El analista Ortiz de Zúñiga dio la novedad de las primeras capillas cristianas alojadas en la mezquita, entre ellas la de san Pedro, que es la que interesa, pues “otros Ricos Omes [dotaron] las de S. Pedro y de la Magdalena”12; en 1293 otra fuente documenta que la de san Andrés estaba entre los altares de Santiago y de san Pedro13, y que tenía una sacristía a sus espaldas14; un acta 8 Falcón Márquez 1980:111, foto de 1925 que demuestra que carecía del antepecho y los pináculos góticos. Braojos Garrido 1990: 23 publica una foto (1927-1928), con la capilla andamiada y otra (p 29, del 1 de febrero de 1929), en la que parece acabada. Quizás fueran el colofón de las obras de Javier de Luque, cfr. Gómez de Terreros y Guardiola 1994. 9 Roldán Castro 2002: 17; las obras empezaron en abril o mayo de 1172 y fueron inauguradas diez años después. 10 Jiménez Martín 2007. 11 El plano esquemático etiquetado como “1182” es un resumen de lo que hoy sabemos, o conjeturamos, sobre la cabecera de la mezquita, en el que la nave paralela a la qibla es lo más inseguro, por falta de detalles concretos. 12 Ortiz de Zúñiga [1795] 1988 (1): 87. Sobre las imágenes que cubrían las paredes de la mezquita cristianizada cfr. Medianero Hernández 1983. 13 En Córdoba, desde los primeros momentos (Nieto Cumplido 1998: 366), el mihr™b formó parte de la capilla de san Pedro. 14 Jiménez Martín 2006c: 28. Que fuesen altares indica que aún en 1293 el ámbito de la antigua maqsÒra no estaba compartimentado.

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notarial 1338 certificó la vecindad antedicha y la localización exacta, pues Ruy González Manzanedo, comendador de Montemolín15, recibió “la capiella que es en la eglesia de santa María, que es en la nave mayor de la dicha eglesia; la cual capiella dizen de Sant Pedro, do yazen enterrados los cuerpos de don Ruy López de Mendoça e de donna Maria de Vega, su muger, e don Ponçe, su fijo, e de donna Leonor,su muger, e de donna Berenguela Ponçe, vuestra muger que fue […] et damos vos el doratorio que está en la dicha capiella para sachristania et que cerremos el postigo del dicho oratorio, que sale al corral. Et nos que tomemos desta capella çerca de la pared de la capiella de Sant Andres, vna calleja para entrar al corral de siete pies en ancho e en pared; et que alçemos la pared en alto, quanto quisiéremos, que vaya de luengo desde la entrada de la capiella fasta la pared de la figura de Sant Christoual; et que abramos y vn postigo que salga al dicho corral, porque salga la gente e entre, et que non fagan enbargo a la vuestra capiella”16; los difuntos mencionados enlazan al donante17 con la primera ocupación de la capilla, pues su primera esposa, Berenguela, era hija de un caballero llamado Ponce18, que a su vez era hijo del almirante de Castilla19 Ruy López de Mendoza, que fue uno de sus cinco partidores de IšbÃliya20. Por ello creo que lo que se hizo en 1338 fue reestructurar la maqsÒra, cuyo espacio, que ya estaba acotado, había acogido tumbas desde los primeros años; 15 Ostos Salcedo y Pardo Rodríguez 2003: 306 y 311. 16 Ibid.: 306-307. 17 Descendía de los conquistadores, cfr. Sánchez Saus 1989: 248. 18 Ortiz de Zúñiga [1795] 1988 (1): 367. 19 González Jiménez 2004: 380; 20 Ortiz de Zúñiga [1795] 1988 (1): 81, 167 y 203; González Jiménez 2006: 245. Su rastro se pierde en 1266 (González Jiménez 1991: 347).

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el “[a]doratorio”, que se usaría como sacristía, debía ser el antiguo mihr™b mientras “el postigo del dicho oratorio, que sale al corral”, es decir, al exterior, debía ser el primitivo s™b™t, que se había mantenido como entrada desde el exterior, quizás la única del costado sur. La referencia básica fue la pared del acceso a la capilla, donde estaba pintado un san Cristóbal, precisamente sobre un pilar almohade, uno de los más cercanos al antiguo nicho de oración, quedando la imagen visible por la parte de la nave21. Conviene retener el dato de que, pese al caos espacial que debía ser el edificio en aquellos momentos, se percibía con claridad que la capilla de san Pedro estaba “en la nave mayor de la dicha eglesia”, tal era su preeminencia espacial22.

2. El pilar indultado. El análisis más riguroso que conozco de la imagen de la Antigua aún refleja la tradición fernandina al afirmar que “su devoción pudo ser anterior y remontarse a época visigoda”, sugerencia difícil de demostrar pues el mismo estudio data la pintura, por razones de estilo, en la segunda mitad del siglo XIV, recordando, además, la identificación de la orante que aparece en ella con Leonor de Alburquerque, esposa de Fernando “el de Antequera”23. A la vista del texto de 1338 parece acertada la datación, pues la imagen mariana estaba pintada, 21 Falcón Márquez 1980: 63-64. 22 El plano esquemático etiquetado como “1350” es un resumen de lo que sabemos, o conjeturamos, del costado de la Epístola de la catedral; no es firme la partición de las capillas, pero sí su ubicación relativa y es insegura la distribución de sacristías y corrales que se adjuntaban al edificio por la cara exterior del muro sur: consta que tenían sacristías las capillas de San Andrés (1293), un corral la de San Pedro (1338) y sacristías, librería y archivo las de San Clemente y Corpus Christi (1440), cfr. Laguna Paúl 1998: 56. 23 Valdivieso González 1992: 22-23.

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como veremos más adelante, en otra cara del pilar en el que san Cristóbal constituyó la única referencia del acuerdo mencionado, de lo que se deduce que entonces no existía, ya que hubiera sido más util para describir la calleja que la pintura del santo, que era una advocación repetida; por otra parte no creo que la tradicional identificación de la donante24 sea plausible, pues a Leonor de Alburquerque (1374-1435) no se le conoce relación alguna con la capilla25, de manera que la orante pudo ser alguna señora de la familia del comendador de Montemolín. La ubicación del pilar de las imágenes la fijó Peraza, que lo conoció in situ “como entramos en ella por su principal puerta, que es hacia el cuerpo de la iglesia, sobre la mano derecha está la preciosa imagen que ha dado nombre a la misma capilla cercada de un dorado tabernáculo […] Asimismo tiene dos rejas, una mayor que otra, delante su santo altar”26; unos años más tarde, en 1547, se gratificó al pintor Antón Pérez por restaurar el san Cristóbal “que se veía pintado en las espaldas del muro en que estaba Ntra. Sra., mirando al Coro”27; por lo tanto creo que estaban en el pilar almohade J128, el más cercano al nicho de oración por el costado oeste. Es evidente que la imagen mariana era entonces una devoción secundaria, pues la parte vieja del Libro Blanco (1411-1434)29 la incluye en el epígrafe de la capilla de “Sant Pedro” donde “[...] ay otros dos altares, Sancta María de la Antigua et Sancta María de la Alcobilla”, constituyendo éstos, como el de san Cristóbal, simples referencias para la ubicación de unas tumbas. Mientras realizaba el inventario de enterramientos, dotaciones y mandas que constituyen el mencionado primer tramo del Libro Blanco, el cabildo estudiaba la forma de construir un nuevo edificio, todo de piedra y muy alto, pero sin disminuir la superficie de suelo que constituía el origen de una gran parte de sus finanzas30. En cuanto tuvieron un mínimo de seguridad de que los recursos y los medios eran suficientes, especialmente los necesarios para adquirir y transportar la piedra labrada, empezaron los derribos y, a la vez, la construcción de

24 Apareció por vez primera en Solís [1739] 2004: 144. 25 El Libro Blanco (Jiménez Martín y Pérez Peñaranda 1997: 132), iniciado en vida de esta señora y actualizado durante décadas, empieza las dotaciones de la capilla de san Pedro con los registros de la familia de 1338, sin mencionar nada de Leonor o de su marido. Pereda Espeso 2003: 205 y 208, n. 39, afirma que la virgen de la Antigua era conocida desde 1403, pues un autor, en 1692, afirmó que entonces Fernando “el de Antequera” fundó una orden militar bajo su advocación en Medina del Campo, aunque Pereda informa de no haber encontrado al fuente original de la noticia; para reforzar la presunta relación aisla un fragmento de la visita del infante a la catedral, en 1407, para sugerir que oró ante su imagen, cuando lo que está claro es que lo hizo ante la virgen de los Reyes cfr. Jiménez Martín 2006c: 44. 26 Peraza [1684] 1997: 323-324. 27 Falcón Márquez 1980: 63-64. 28 Jiménez Martín y Pérez Peñaranda 1997: 145. 29 Ibid.: 132. 30 Quizás hicieran también un dibujo. Ibid.: 21.

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la nueva estructura; este es el panorama que refleja el primer libro de fábrica de la “Obra Nueva” fechado entre 1436 y 143931. Los derribos, procediendo de oeste a este y por tramos, lo arrasaron todo, excepto el Óahn, convertido en claustro y cementerio, la sawmaca, usada como campanario, y la mÃd™ que pasó a sala capitular; lo demás se derribó, salvo el pilar de san Cristóbal y santa María. Supongo que influirían en el indulto la devoción, la calidad formal de la pintura de santa María, y el hecho de que el replanteo dejara el soporte almohade dentro de la capilla y a una distancia conveniente, aunque mínima, del muro nuevo más cercano. La imagen fue la única de santa María que permaneció in situ durante toda la obra, lo que contribuyó a incrementar y singularizar su devoción, por lo que no extraña que al cabo de pocos años se hubiera perdido la memoria de su origen, naciendo la leyenda de su venerable edad, aunque apenas si tenía un siglo, margen más que suficiente para que los sevillanos, de aquella o de cualquier época, la transportasen al limbo mitológico de las cosas eternas, aquellas que son “de toda la vida de Dios”.

3. Entre Cervantes y Mendozas. A mediados del XV la mayor parte de la mezquita había sido derribada y en su lugar surgía el más extenso templo gótico del mundo; el sitio donde había estado la de san Pedro vio surgir una capilla que en nada32 se diferenciaba de su simétrica, la actual de san Francisco y era similar a las que le precedieron en el transcurso de la obra: lo único raro era el milagroso pilar, que estaba arrimado a la jamba oeste de su arco de embocadura. Su advocación original cambió, pues en adelante se la conoció por “el Antigua”33, incluso se perdió la memoria de sus patronos originales, interesada amnesia que afectó a casi todas las capillas, pues las advocaciones y las memorias, a pesar del Libro Blanco, caducaron casi todas con el derribo. A estas obras no fue ajeno el empeño del cardenal Juan de Cervantes (13821453), administrador de la archidiócesis desde 1448; ya en 1449 se hicieron pagos específicos relacionados con la capilla e incluso se compró material para hacerle una escalera de madera34 y de hecho Cervantes fue enterrado en la capilla de san Hermenegildo, que antecede a la de la Antigua por occidente, a 7,27m en línea recta del lugar donde estuvo la imagen mariana. Consta que fue muy devoto de ella pues, como dejo escrito Sánchez Gordillo (1561-c.1636), 31 Archivo de la Catedral de Sevilla, Pedro García de Ayllón 1 septiembre 1436 a 20 diciembre 1439. 32 Al comentar el tercer esquema expondremos una diferencia, basada en la existencia de caracoles. 33 En 1496 se recordaba la advocación vieja de esta capilla Jiménez Martín 2006c: 82. 34 Ibid.: 68. Es la única capilla que siempre poseyó anexos y de dos plantas.

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“Gustaba de viuir dentro de la Iglesia y para ello labró dos aposentos, que agora sirven de archivo, y tenía vna escalera secreta por donde vajaba a su Capilla, de alli salía al cuerpo de la Iglesia y entraba en Maytines, que entonces se dezían de noche y tenía una tribuna que salía a la Capilla de la Antigua, desde donde se encomendaba a la Virgen Nuestra Señora y oia misa”35; la idea de que Cervantes habitara en la propia catedral la redondeó Espinosa de los Monteros (1577-1636) al afirmar que “estas capillas [las que antiguamente ocupaban el lugar de la Antigua y san Hermenegildo] estavan a la parte del medio dia, Y tras ellas estaban las Casas Arzobispales, con puerta a la Iglesia”36, datos que concuerdan con los hallazgos arqueológicos del inmediato patio de los Limones37. Conviene recordar que en 1458 la tanda de capillas entre las que se incluye la de la Antigua estaba terminada, al igual que su simétrica38, adyacente al patio de los Naranjos; como en los años siguientes se documenta el uso de las naves colaterales39, podemos afirmar que en 1478 ya funcionaba una gran parte del edificio, desde el crucero hasta los pies40. El 30 de marzo de 1486 hizo su entrada en Sevilla Diego Hurtado de Mendoza, segundo arzobispo de la familia en la sede, pues su tío, Pedro González de Men35 Sánchez Gordillo [1612] 2003:212. 36 Cfr. Espinosa de los Monteros [1635] 1884:16, al que siguieron otros cronistas. 37 Tabales Rodríguez y Jiménez Sancho 2002: 237. 38

Se fecha en 1455 un entierro en la capilla de Santiago (Jiménez Martín 2006c: 71).

39 Ibid.: 73. 40 Ibid.: 77. Interesa tener presente el esquema publicado por Pinto Puerto 2006: 238. El plano esquemático etiquetado como “1479” es un resumen de lo que sabemos, o conjeturamos, sobre esta primera etapa de la obra, en la que la capilla aún no estaba parcialmente cubierta por la decoración del estribo de la puerta sur del crucero, siendo la única de las cuatro que lo flanquean que nunca ha tenido escalera de caracol adyacente, ausencia a la que no encuentro explicación satisfactoria, pues lo mismo pudieron los hechos haberse producido al revés: que las escaleras se colocaran en las otras tres cuando ya estaba ampliada la Antigua.

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doza, lo había sido hasta 148241; unos años después, en 1495, el prelado trajo42 al arquitecto Simón de Colonia, primero de los maestros mayores que no residió en Sevilla, pues mantuvieron al que ostentaba el cargo, Juan de Hoces, hasta su fallecimiento en 1496; Colonia siguió vinculado a la fábrica sólo dos años más, pues desde el mismo 1496 habían contratado a un nuevo residente, Alonso Rodríguez, que permaneció hasta 151343. Ignoro que vinculación tenía el arzobispo con la capilla para promover su transformación, pero tal vez, además de la creciente fama de la imagen, pesó en su ánimo que los primeros patronos fueran de su mismo apellido; sea como fuere lo cierto es que, en aquel marco profesional eminentemente gótico, inició una obra que, en 1502, unos meses antes de su muerte, estaba bastante avanzada, según demuestra un documento44 que, además, explica que en el espacio ampliado de la capilla las formas tectónicas góticas debían albergar elementos decorativos renacentistas, marca de la familia; la descripción es lo bastante clara como deducir que se hizo el conjunto que hoy vemos, con una gran capilla, mayor y más alta que las otras, una sacristía baja y una cámara encima de ésta, todas ellas abovedadas, incluyendo la apertura de una puerta secundaria, justo en el sitio donde debiera estar su tabernáculo si hubiera sido una capilla normal, e incluso la ocupación de una parte de la cabecera de la de Cervantes para comunicar la nueva sacristía con la nave de la catedral por medio de un pasillo (un “cannuto”), que por cierto se inicia con un arquito conopial, completamente ajeno a lo “romano”. La obra plantea dos incógnitas la fecha de inicio y del arquitecto autor del proyecto; la primera se puede fijar, pues se documentan obras de cantería y decorativas durante los años 1496 y 149745, que en apariencia nada tenían que ver con las descritas en 1502, y como en 1499 se celebraron unas cortes en la capilla46, las obras debieron comenzar al año siguiente prolóngándose, a causa de la muerte del arzobispo, bastante tiempo, pues en 1512 enjarraban las bóvedas47, en 1517 las solaron48 y sólo en 1518 hicieron algunas de las obras interiores49. Pese a las cordiales relaciones que el maestro Rodríguez sostuvo con el arzobispo y su hermano, el conde de Tendilla, es evidente, como ya se ha escrito50, que no fue el autor de las trazas, siendo Colonia el más firme candidato. 41 Sánchez Herrero 2002: 308-313. 42 Falcón Márquez 1980: 126. 43 Jiménez Martín 2006c: 78-85. 44 Recio Mir 2000: 190 45 Jiménez Martín 2006c: 82. 46 Ortiz de Zúñiga [1795] 1988 (3): 175. 47 Gestoso y Pérez 1903: 143, 428 y 436. 48 Falcón Márquez 1980: 131; la “bóveda alta de la capilla del cardenal Cervantes” debe ser la de la sacristía alta, que en 1526 era archivo (Falcón Márquez 1980: 63) y así permanecía en el XVIII. 49 Gestoso y Pérez [1890] 1984: 500. 50 Recio Mir 2000: 180.

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4. La tumba del arzobispo. Un acuerdo capitular del 9 de agosto de 1504 ordenó cambiar de sitio el sepulcro del prelado pues “mandaron sus merçedes que se quite la tumba del reverendisimo señor cardenal Don Diego Hurtado de Mendoça, que está delante el altar de Nuestra Señora de la Antigua y se faga en la pared donde ha de star su vulto un arco y se ponga alli la tumba”51, por lo tanto lo pasaron al sitio donde, en 1510, instalaron su sepulcro italiano52, dato que certificó Diego Colón el 16 de marzo de 1509 pues declaró que “[…] no tengo asignado lugar cierto para la perpetua sepultura del cuerpo del Almirante mi señor padre, santa gloria aya, ni del mio, digo que mi voluntad será y es que se ficiese una sepultura muy honrada en la capilla del Antigua de la Yglesia Mayor de Sevilla, ençima del postigo que a frontero a sepultura del Cardenal Mendoza […]”53, así es que la tumba del arzobispo y el postigo ya estaban emplazados como en la actualidad aunque tardaron años en completarse54. Cuando se cumplieron las previsiones de 1502 la capilla presentaba un aspecto distinto a las del resto del edificio, pues en el muro de levante, donde debía haber estado el tabernáculo para la advocación principal, tenía un sepulcro monumental y un acceso secundario55, mientras en el rincón no51 Falcón Márquez 1980: 63. 52 Hernández Parera 1957: 11. 53 Chocano Higueras y Colón de Carvajal y Gorosábel 1992: 29. 54 El plano esquemático etiquetado como “1510” es un resumen de lo que sabemos, o conjeturamos, sobre la planta de la zona entonces, destacando que la decoración del estribo de la inmediata puerta sur del crucero ya cubría parte de la fachada sur de la capilla ampliada. 55 Peraza [1684] 1997: 325; “Lábrase en ella una segunda puerta de solemne cantería con dos columnas de fino jaspe verde, las cuales solían estar debajo de los púlpitos del Evangelio y Epístola del altar mayor”, es decir, decoraban entonces el hueco existente en 1509.

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roeste estaba el pilar de ladrillo de la Antigua engastado en una obra de sillería56, rodeado por sus rejas particulares y los otros elementos que un siglo de creciente devoción habían depositado. Estas anomalías explican el dilatado proceso de construcción de la gran reja que cierra hoy la capilla, iniciado en 156057 y en cuyo contrato de ejecución consta que “cerraría «todo el arco desde el suelo hasta arriba... apartada de la pared espasio de un pie...y...a... las espaldas del tabernaculo de la imagen de nuestra señora donde esta pintado el bienaventurado san Christoval.... cubriendo todo lo hueco de todo el arco como si el dicho tabernaculo no estuviera en el dicho arco». Con ello se indicaba que la reja se situaría por delante del muro en que ambas imágenes estaban pintadas, dejando una distancia prudente entre ambos”58. La reja se terminó aunque presentaba serios inconvenientes, pues la imagen de santa María y sus añadidos quedaban arrinconados en el espacioso conjunto que presidían y además haría muy mal efecto ver al pobre santo entre rejas. El traslado del fresco a su sitio actual se hizo el 18 de noviembre de 157859 y como no consideraron conveniente salvar a san Cristóbal, se pintó otro nuevo, ubicado a corta distancia60. En este momento la capilla quedó orientada al sur, como la mezquita, justamente al revés de como se había rezado en ella desde que la imagen había adquirido fama. Para finalizar este resumen bibliográfico, señalaré que también fue muy complejo el proceso escultórico y pictórico posterior, que ha producido un conjunto casi simétrico respecto a la dirección en que se reza, pues ya en 1630 se estaba labrando un retablo marmoreo para la pintura de la Antigua61 y hasta 1738 no se concluyó el sepulcro del arzobispo Salcedo y Azcona, que duplicó el de Hurtado de Mendoza62.

56 Un contemporaneo recordaba que, cuando se movió el fresco en 1578, “pareció entonces haber sido otra vez trasladada, porque se vio su argamasón claramente cortado de otra pared, que sería a buena razón cuando se edificaba la santa Iglesia Mayor, trasladándola a esta su capilla [...] y el material que llevó consigo la pared de la imagen era diferente del otro de la capilla” (Morgado [1587] 1981: 2, 60). 57 Mata Torres 2001: 266 leyó “1560” en un pedestal de su base. 58 Morales Martínez 1984a: 563-565, la fecha del contrato, 1565, debe confrontarse con el letrero de 1560. Como la reja no está ubicada donde las demás (10 cm por delante de lo más estrecho del arco de embocadura), sino a 45 de éste, permite situar con exactitud el pilar de la Antigua en el sentido norte-sur, pues en el de este a oeste su alineación la marca el patio de los Naranjos. 59 Ortiz de Zúñiga [1795] 1988: 4, 84: el analista, que a veces también se equivocaba al describir sucesos de su época, dice que santa María estaba “en el sitio que ahora tiene la puerta pequeña colateral”, contradiciendo a Peraza y a los documentos del siglo XVI; también parece que erró el día pues Rosa y López 1904: 21 la lleva al dia 7. Cfr. Recio Mir 1998. 60 Serrera Contreras 1984: 370, lo acabaron en 1584. 61 Cruz Isidoro 1991: 40-41. 62 Hernández Díaz 1984: 303. Es evidente que las obras continuaron, pues además de los añadidos neogóticos reseñados, tenemos un letrero de 1788 en la sala alta de la sacristía (Jiménez Martín 2006b: 758). Las restauraciones de la imagen fueron estudiadas por Serrera Contreras 1990.

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Muros y bóvedas.

Los elementos de la capilla ofrecen datos para detallar el proceso que acabo de sintetizar y, además, pistas insospechadas. El muro de levante queda oculto por la decoración de portada de san Cristóbal, que debe ser posterior a 150063, el poderoso muro sur del crucero y el altar de la Gamba, pero deja ver la puerta lateral renacentista y una ventana gótica cegada en 1500; por el interior no se puede analizar, pues la puerta lateral, la tumba de Hurtado de Mendoza, la decoración y los cuadros de Domingo Martínez ocultan su paramento. El muro más simple es el que separa la capilla de la nave, pues sus únicas anomalías, tanto por fuera como por dentro, son la reseñada ubicación de la reja y la reducción de la ventana gótica que, hasta 1500, abría al exterior. El muro de poniente tampoco ofrece información por el interior, pero su cara oeste aporta datos en cuatro espacios superpuestos: el más alto, el de la azotea, muestra un antiguo arbotante engastado en el muro, así como el acceso a la galería construida en 1518 y que no es otro que el arco que comunicaba las azoteas originales; el espacio subsiguiente es la cámara que se usó como archivo entre ca. 1526 y 179764, en la que vemos un arco cegado que abría hacía la capilla65, y que sólo puede ser el desembarco de la escalera mencionada en 1518 y 152666; debajo, en la capilla de san Hermenegildo, el retablo dibujado en 175867 lo oculta todo. El interesante nivel inferior tiene dos partes: 1. En la sacristía de la Antigua aparece, hacia el sur, la puerta que se hizo en 157868 para dar paso al presbiterio, y un arco rebajado, cegado por el sepulcro de 1741, que sólo puede ser la “puerta a la Sacristania que será rico al modo romano”, que tenía dos metros de luz, y estaba ubicada frente al sepulcro de Hurtado de Mendoza69. 2. En el cañuto mencionado en 1502, cuyo techo actual se hizo con el retablo de san Hermenegildo, tenemos un paramento muy complejo: comienza por el sur con el basamento de los baquetones de la bóveda gótica de san Hermenegildo, perfectamente trabados con un paramento liso de 4,72 m de longitud 63 De lo contrario no se entiende su desarrollo hacia el sur. 64 Se usaba como tal hacia 1744-1760 (Jiménez Martín 2006a: 48), pero ya en 1804 el archivo había cambiado de lugar (Ceán Bermúdez [1804] 1981: 189) por lo que cabe concluir que el traslado se produjo en la última década del siglo XVIII, tras la conclusión parcial, en 1797 (Jiménez Martín 2006b: 759), de esta zona de la catedral, que se usó sin estar acabada. 65 Es rebajado y se cerraba, mediante dos hojas, desde la cámara alta. 66 Morales Martínez 1984b: 186, fecha en 1534 la orden de hacer la escalera de la sacristía. 67 Calvo Serraller, et al. 1993: 176-177. 68 Martínez Montiel y Morales Martínez 1999: 79. 69 Jiménez Martín 2006c: 87.

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y siete hiladas de altura, que corre hacia el norte, donde acaba con un chaflán enlucido, típico de un hueco de paso; le sigue una roza de planta triangular, de 11 cm de anchura, que dejé al limpiar este lienzo en los años ochenta, practicada en un paramento de sólo cinco hiladas de altura, que termina contra el basamento que soporta el baquetón de la bóveda y el arco de embocadura de san Hermenegildo. La interpretación más simple de este paramento es que ciega una puerta, de 1,10 m de luz y al menos dos de altura, que permitía pasar de la capilla de Cervantes hasta el pilar “del Antigua”, con lo que tenemos un apoyo al recuerdo, documentado desde fines del siglo XVI, de que el cardenal Cervantes, tras bajar de sus aposentos, podía rezar ante la imagen pasando por su capilla. Cuando le hicieron el sepulcro de alabastro quedó mirando directamente hacia la imagen de santa María; ya sólo faltaba que Hurtado de Mendoza le tapara las vistas al plagiarle la idea70. El muro más complejo es el de la cabecera de la capilla que, recordémoslo, se empezó en 1500. El exterior tiene en la parte alta una ventana de medio punto cuyas arquivoltas forman una sucesión de molduras romanas, ubicada en el plano de simetría del espacio interno; no hay más que observar las imágenes antiguas para concluir que en 168471 era un óculo y que en el año 1738 pasó a tener la forma actual de arco72 como consecuencia de la terminación del retablo de la Antigua73. La parte inferior de este muro, separada de la azotea por la cubierta de la antigua cilla74, es liso, pero a 120 cm sobre la cota del suelo de la acera más próxima presenta las jambas de un hueco cegado, de 3,10 m de apertura exterior, con arquivoltas molduradas del mismo perfil del antiguo óculo, con 2,30 m de luz y más de tres de altura, formando una gran ventana que iluminaba la capilla y permitía ver el interior; lo más interesante es que está desplazado del plano axial hacia poniente, para enfrentarse al pilar donde estaba la Antigua; así se explica que el Cabildo decidiera quitar la tumba de Hurtado de Mendoza de su primer emplazamiento, para llevarlo al definitivo, donde no tapaba la luz ni impedía la visión desde el exterior a través de la ventana. Queda por describir la sacristía, pero como no contiene datos anómalos prefiero terminar mencionando lo más unitario y espectacular del conjunto, que son sus tres bóvedas, progresivamente más sencillas a medida que pierden prota-

70 El cañuto alteró el sentido del hueco, pero tal vez no fuera entonces cuando se cegó. 71 Era óculo en 1684 (Serrera Contreras, et al. 1989: 274) y ca. 1738 (Valdivieso González 1991:118). 72 Era ventana ca. 1738, cfr. Serrera Contreras, et al. 1989: 187; daba más luz al interior y permitía que la Fe que culmina el retablo se recortara a contraluz. 73 Ignoro a través de que libro de fábrica llegó a la misma conclusión Gestoso y Pérez [1890] 1984: 511. 74 Jiménez Martín y Pinto Puerto 2003: 183-223.

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gonismo, desde la de la capilla, formada por cuatro de terceletes entrelazadas, con arranques cruzados y a distintas alturas75, hasta la de la cámara alta, cuyos nervios nacen de los rincones, sin responsión mural alguna, pasando por la de la sacristía, de aristas limpias, con nervios cruzados que no llegan a los ángulos, es decir, asistimos en esta obra a un despliegue de virtuosismo desconocido en la catedral, que nunca sería superado en toda la archidiócesis76.

6. Las casas, las oficinas y el muro. El panorama que acabo de presentar plantea de inmediato el acceso a la gran ventana a nivel del suelo que existió en la fachada sur de la capilla y, por lo tanto, la apariencia y uso del espacio adyacente. Sabemos que hacia 153477 el frente meridional de la catedral estaba perfectamente definido en lo que concernía a la alineación del contorno exterior de sus sacristías y capítulo; también que antes de 159878 la inacabada Lonja ya constituía el límite sur del espacio al que abría la catedral por ese costado79 y finalmente consta que sobre 176280 la propia catedral había iniciado “el Muro”, es decir la alineación que ocultaría la capilla de la Antigua, aunque, como indiqué al principio, las obras no quedaron terminadas hasta los tiempos de las Exposición Iberoamericana. A medida que progresó esta paulatina definición de fachadas, hasta configurar la calle triangular que hoy se llama de Fray Ceferino González, escamotearon de la escena urbana las capillas del frente meridional de la catedral, sucesoras de la qibla, el s™b™t y la muralla de la alcazaba de época almohade y mudéjar y, simultáneamente, liberaron fragmentos de los solares resultantes de los derribos de varios edificios menores81. Como la fachada exterior de la capilla de la Antigua quedó fijada hacia 1500, la información que poseemos sobre su contorno es muy imprecisa, dado que los edificios cercanos a la catedral o directamente apoyados en ella no sólo carecieron de interés para eruditos y cronistas, sino que además se renovaron varias veces y, cuando los incluyeron

75 Sus paralelos en Gómez Martínez 1998: 95 (capilla de la Inmaculada en la catedral de Palencia), 140 (Lonja de Palma de Mallorca y capilla de don Álvaro de Luna en la catedral de Toledo), 141 (El Paular de Segovia) y 142 (Hospital de san Sebastián de Córdoba), que el autor relaciona siempre con Colonia, llevando tan lejos la idea que también le adjudica la bóveda de yeso, de formas muy torpes, que existe en la capilla de la Casa de Pilatos de nuestra ciudad. 76 Jiménez Martín y Pérez Peñaranda 1997: 53-54. 77 Morales Martínez 1984b: 186. 78 Heredia Herrera 1992: 60. 79 La puerta axial de la Lonja que abre al norte, donde aparece la inscripción que justifica la fecha, está colocada de tal forma que mira al hueco de la fachada trasera de la capilla de la Antigua. 80 Hernández Núñez 1993: 126. 81 Collantes de Terán Sánchez 2006: 121, da un esquema de la zona a comienzos del siglo XV.

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en apeos, fueron identificados por sus habitantes o dueños o medianeras, sin la precisión que hubiéramos deseado. Las imágenes históricas tampoco colaboran, pues ni la maqueta de comienzos del XVI, existente en el retablo mayor, ni la perspectiva de 167282 ofrecen precisión suficiente; los planos más antiguos de la catedral, el de Vasari, de 1602, y el de Matías de Artegaga, de 1672, olvidaron representar el exterior e incluso se desentendieron de la ampliación de la Antigua y el de 1890 es demasiado tardío como para ayudar a la tarea. Tenemos, afortunadamente, dos croquis que permiten vislumbrar algo83; el de 1744-1760 demuestra que tras la capilla, hacia el sur, existía un patio, que hoy corresponde a la zona de las taquillas de la visita turística, cerrado al sur por unas “oficinas”, es decir, unas letrinas, que están documentadas desde 171884 al menos, situadas donde la tienda actual; el dibujo de 1656-1671 ofrece detalles de la capilla, el cañuto y el presbiterio, y permite afirmar que tras la Antigua existía un espacio abierto85, única manera plausible de explicar el acceso a las casas que estaban arrimadas a la fachada de la catedral y a ésta a través de otro pasadizo, ubicado, al igual que hoy día, bajo el presbiterio de la capilla de santa Ana. Por todo ello creo que se puede afirmar que la decisión de fabricar el s™b™t, su cambio por la calleja y el establecimiento de los cañutos han sido variaciones sobre un mismo tema, el de dar acceso al edificio por el costado sur.

82 Hernández Núñez 1993: 143. 83 Jiménez Martín 2006a: 26-28. 84 Archivo de la Catedral de Sevilla, : 81vº. 85 Así parecen confirmarlo las referencias de Hernández Núñez 1993: 127-128 a callejones relativamente accesibles ubicados en esta zona.

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7. Capilla mayor, capilla abierta. Otra de las circunstancias anómalas que concurren en la capilla de la Antigua es la de que su uso, tanto ceremonial como funerario86, desbordó siempre la funcionalidad específica que sus patronos en apariencia pretendieron, pues ya desde 1338 se detecta su preeminencia espacial, y desde la época del Libro Blanco percibimos que, pese a sus reducidas dimensiones de entonces, la creciente devoción de santa María hizo de la capilla de san Pedro el lugar donde más clérigos vinculados al cabildo se enterraron, salvo los arzobispos que lo fueron en sus capillas o en el coro. A partir de 1478, cuando el edificio tenía en servicio las cinco naves y las capillas desde los pies hasta el crucero, pero no éste, “el Antigua” fue el espacio más usado, como queda bien patente sin más que señalar la devoción de la reina Isabel, inicio del vínculo de los reyes con la capilla, pese a la existencia de otra de la que eran titulares87. Creo que la razón de tal primacía se basó en los argumentos históricos que he recopilado, pero sobre todo, por ser el primero de los espacios de la “cabecera provisional” de la catedral que pudo usarse y que, además, poseía cualidades simbólicas y cultuales únicas, por lo que, cuando se puso la piedra postrera, el 10 de octubre de 150688, la celebración litúrgica del acto tuvo lugar en la Antigua, donde quedó el arzobispo Deza esperando a los señores que habían subido casi doscientos escalones para presenciar su colocación. Por lo tanto sostengo que la capilla hizo, hasta una fecha muy avanzada del siglo XVI, el papel que luego desempeñó la capilla Mayor, en la que, por cierto, jamás se permitió enterramiento alguno, ventaja que la de la Antigua aprovechó en grado sumo. Esta preeminencia, basada en la pervivencia de la pintura, la topografía de la mezquita y el orden constructivo del edificio gótico, propició otra cualidad más, como fue la sistemática búsqueda de una mejor visibilidad de la imagen, que ha dado el conjunto espacial con más huecos artificiosos de toda la catedral, exceptuando las capillas Mayor y de los Reyes, que han tardado muchos años en superar su funcionalidad y su atractivo.

86 En la actualidad es el espacio que contiene el mayor número de tumbas de todo el edificio, con casi cincuenta difuntos identificados y localizados. 87 De hecho no hubo, o no se pudo usar, la capilla Real durante 155 años, entre 1434 y 1579. 88 Jiménez Martín 2006c: 94-95.

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