Ramón y el banquete a Ortega en Pombo

June 7, 2017 | Autor: Garcia Hamburg | Categoría: José Ortega y Gasset, Ramon Gomez de la Serna, Vanguardia, Ramón Gómez de la Serna, Pombo
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Descripción

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Carlos García (Hamburg) [[email protected]]

Ramón y el banquete a Ortega en Pombo [El presente texto es una versión, actualizada a mediados de 2014, de la conferencia que dí en mayo de 2007 en el marco de las primeras Jornadas Ramonianas y recogida en Juan Carlos Albert, editor: Estudios sobre Ramón Gómez de la Serna. Madrid: Albert Editor, 2010, 75-91.]

En lo que sigue, intentaré llenar un hueco que se percibe en los pocos trabajos que se ocupan de la relación entre Ortega y Ramón: aludo al banquete que éste ofreciera a Ortega en la botillería de Pombo — capítulo oscuro en más de un sentido. Como quizás recuerde el lector, en La Sagrada Cripta de Pombo (1924; Madrid: Visor, 1999, 458-472) se reproduce un artículo de Ramón sobre Ortega, el discurso que le ofreció a los postres del banquete, y el brindis que allí leyó Ortega. El hecho de que no se mencione en Pombo la fecha de este banquete ha contribuido, imagino, a que se cometieran errores a la hora de datar tanto el banquete como dos textos de Ortega relacionados con el festejo: un texto privado y otro público, que pueden ser fechados con mayor precisión de la alcanzada hasta hoy. Veamos. En la edición de sus Obras Completas aparecidas en 1957 en Barcelona (II, 309), Ramón reprodujo facsimilarmente una carta sin fecha de Ortega: Sábado Señor Don Ramón Gómez de la Serna Mi querido amigo: La fiesta de Pombo, perfecta. Queda usted nombrado “Sumo Organizador de Exactos Aquelarres”. Cada vez me sorprende más la frondosidad de su temperamento, la exuberancia de su carácter. Para usted vivir es un acto de incesante donación. Da usted palabras, gestos, libros, banquetes. Es usted el personaje Peter Schlemihl que saca del bolsillo una carroza con dos caballos para regalarla al que pasa a su lado. Ingresará usted en el Zodíaco como marido de Pomona y recorrerá usted eternamente su órbita sideral con el cuerno de la abundancia en las manos.1 Con todo el afecto de

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Ortega escribe erróneamente “Schlemil”. En Peter Schlemihls wundersame Geschichte (La maravillosa historia de Peter Schlemihl; 1814), de Adalbert von Chamisso (1781-1838), aparece una figura que saca del bolsillo de su traje lo que los huéspedes de una fiesta desean, desde un monedero hasta tres caballos. En cuanto a Pomona, era la diosa de la abundancia frutal. © Carlos García (Hamburg)

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El Rector2

Pocas veces se ha visto a Ortega tan expansivo y juguetón como en esta carta. Parece obvio que el banquete fue de su agrado, y que sentía aprecio por Ramón, a la vez que cierto risueño asombro ante sus extravagancias. La carta, sin fecha en el original, es datada en 1920 por Vega Díaz y por Llera Esteban, al ocuparse de la relación entre Ortega y Ramón.3 El otro texto en cuestión es el ya mencionado discurso que Ortega leyó en la fiesta. Figura bajo el título “Brindis en un banquete en su honor en Pombo” en las nuevas Obras Completas de Ortega (Madrid: Fundación Ortega y Gasset / Taurus, III, 2005, 405-408), donde se lo fecha en 1922, como ya en las anteriores ediciones. Las fechas propuestas por las fuentes consultadas oscilan, pues, entre “1920” y “1922”, mientras que Ramón no menciona ninguna. Creo estar en condiciones de mostrar que todas las fechas propuestas hasta aquí son erróneas y de dilucidar cuáles son las correctas. Del epistolario entre Ortega y Ramón se conservan, hasta donde alcanzo a ver, una cuarentena de testimonios que van de 1921 a 1949. No todos se dejan datar con certeza.4 La más antigua de las cartas fechables conservadas en la Fundación Ortega y Gasset (Madrid) es del 16 de julio de 1921. En ella informa Ramón que ha salido un artículo suyo sobre Ortega (presumo que se trata del aparecido en La Tribuna, cuyo texto recoge Pombo II, 458-463), y agrega: Esto mismo, con algunos añadidos y alguna correccioncilla, será el texto de la circular citando al primer banquete de Pombo en el otoño que viene, si usted acepta ese homenaje íntimo en La Sagrada Cripta.

Ortega parece haber tomado su tiempo para responder, porque la siguiente misiva relacionada con el banquete es una de Ramón, del 21 de octubre de 1921. Aunque no se conoce la carta precedente de Ortega, se puede conjeturar que éste propuso que se pospusiera el banquete hasta la primavera de 2

El título “Rector” es una alusión de Ortega a la presentación que de él hizo Ramón a los postres del banquete, según consta en Pombo II, 464: “Cofrades —comenzó diciendo Ramón—, esta noche nos hemos reunido con más solemnidad que en otras ocasiones para festejar a un hombre que, equidistante de todos, a la vez que próximo con verdadera fraternidad, porque tiene una personalidad señera y meditativa, puede ser nuestro presidente, más que nuestro presidente, nuestro rector.” 3

Fernando Vega Díaz: “La amistad entre Ortega y Ramón Gómez de la Serna”: Cuadernos Hispanoamericanos 403-405, Madrid, enero-marzo de 1984; Luis de Llera Esteban: “El vanguardismo, punto de confluencia humana y cultural entre Ramón Gómez de la Serna y José Ortega y Gasset”: Ortega y la Edad de Plata de la literatura española. Roma: Bulzoni, 1991, 123-145. 4

Preparo la edición comentada de ese epistolario, así como la de ambos corresponsales con Alfonso Reyes. © Carlos García (Hamburg)

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1922. (Ortega se veía a menudo acosado, en invierno, por una tendencia a la depresión.) Ramón considera la idea poco propicia, y deplora que Ortega no acepte la suya: Le ofrecía el mejor momento de Pombo, cuando en los primeros días de fresquete se nota más el valor de un refugio, porque Pombo es teatro de invierno. Los amigos que esperaban este banquete inaugural se sentirán defraudados... En Primavera temo que coincidan más rumorosos e importantes banquetes de despedida a usted, con nuestro íntimo y abrigado banquete. En fin, si no recibo otras palabras de usted queda suspendido. ¡Ay! Con harto sentimiento de mi corazón.

No hay más huellas de esta cordial “discusión” entre los amigos, pero aunque se sabe hoy que el banquete tuvo lugar, no está claro cuándo. Fue, en todo caso, antes del 6 de mayo de 1922, porque en la invitación al banquete a Don Nadie, que tuvo lugar en esa fecha, Ramón anotó (Pombo II, 496): Después de haber alcanzado nuestras cenas esa cúspide de honor, que fue el que don José Ortega y Gasset aceptase nuestro homenaje [...].

Al parecer, pues, Ramón logró convencer a Ortega de que el banquete tuviera lugar en 1921. Y en efecto, cuesta comprender por qué los editores de Ortega fechan ese texto suyo en 1922, ya que, aun si ignoraban la fecha del banquete, debían haber tenido conocimiento de la publicación del texto orteguiano en el número 20 de Ultra, del 15 de diciembre de 1921, donde apareció con una breve introducción anónima5 y bajo el título “Cuartillas de Ortega y Gasset”. (El autor del introito es verosímilmente el poeta ultraísta Humberto Rivas, uno de los directores de la revista.)6 En el marco de otro proyecto, que contempla la edición de varios epistolarios menores de Guillermo de Torre, he encontrado un documento que permite dilucidar definitivamente el tema, y que permitirá, además, enfocar la futura investigación en las fechas pertinentes. 5

Este era su texto: “José Ortega y Gasset, joven por sus años y mucho más joven todavía por su obra, nos ha confiado la transcripción de las palabras pronunciadas por él en Pombo. Claro que sus conceptos –exceptuando tal vez el párrafo final– no se refieren precisamente a nosotros, pues la cripta pombiana –que no es la última barricada– sólo tiene de común con el ultraísmo el gesto de simpatía y aproximación de Ramón Gómez de la Serna, su pontífice máximo y entrañable amigo nuestro. Pero al brindar asilo en estas páginas a las ideas siempre profundas y sugeridoras del gran pensador, hemos querido demostrar que si, por una parte, adoptamos actitudes hostiles contra lo que no tiene derecho a la vida, también sabemos rendir tributo fervoroso a los hombres elegidos que, aun estando al margen de nuestra trayectoria, iluminan su camino con la luz de un alto anhelo espiritual.” 6

Sobre Humberto Rivas ha publicado Pilar García-Sedas (Barcelona) una monografía: Humberto Rivas Panedas. El gallo viene en aeroplano, Poemas y cartas mexicanas. Sevilla: Renacimiento, 2009. Ella y yo escribimos en conjunto una monografía sobre su hermano, también poeta: José Rivas-Panedas. Poeta ultraista, poeta exiliado. Madrid / Frankfurt am Main: Iberoamericana / Vervuert, 2015. © Carlos García (Hamburg)

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Se trata de una carta de Mauricio Bacarisse a Torre, del 19 de noviembre de 1921. Cito a continuación los pasajes pertinentes : [...] te recordamos anoche —presente para los compañeros— en el banquete a Ortega y Gasset, modelo y ejemplar de banquetes, todo corrección, sin que faltara la animación eferverscente y la alegría que todo lo salva. Sólo cierta intervención rozó muy ligeramente la atmósfera solemne y respetuosa, mas ello no revistió importancia para nublar tan grata fiesta. Presentes estaban hombres tan llenos de reservas, como Juan Ramón Jiménez y Azorín, que se sentaron a los lados del maestro. El discurso final de este fue magnífico y dejó ver el sentido mítico de Pombo y su condición marcesible y perecedera. Recordó sus primeras e infantiles visitas al café; cómo entonces era para él algo viejo y cómo por el contrario en la noche en que volvía todo lo encontraba más joven que él. Afirmó que era Pombo no sólo el último mito, sino también la última barricada, pues las generaciones desde el Renacimiento a acá, no han hecho sino negar las afirmaciones antiguas —y, según él— ya nada hay que negar y cuando Pombo se acabe, las juventudes tendrán que edificar y urdir. No creí oportuno comentar su criterio, ni podemos alcanzar lo que haya de profético en él. Ramón muy atinado consiguió un gran triunfo al atraer a tal fiesta a las más respetables figuras intelectuales.

El relato de Bacarisse coincide con el contenido del brindis orteguiano recogido en Ultra y en Pombo II. Queda así claro, pues, que ese banquete es el buscado, y que tuvo lugar el 18 de noviembre de 1921. Ortega debe haber escrito su texto entre la segunda mitad de octubre y la primera de noviembre del mismo año, mientras que la carta de Ortega a Ramón es, muy probablemente, del sábado siguiente al banquete, es decir, del 19 de noviembre de 1921. En cuanto a la “intervención” que amenazó con desbaratar la atmósfera de amistad y camaradería, no queda claro a qué alude Bacarisse, quien menciona enseguida a Juan Ramón Jiménez y a Azorín. También Ramón subraya la presencia del primero, no sin orgullo (Pombo II, 464): Los que no fueron nunca a ningún banquete —Juan Ramón Jiménez a la cabeza— asistieron a este.

Ello sería, sin embargo, motivo de desacuerdo entre Ramón y Jiménez, según éste relatará años después a Amado Alonso (en carta del 27 de abril de 1946, citada en mi Juan Ramón Jiménez - Guillermo de Torre. Correspondencia 1920-1956. Madrid: Iberoamericana, 2006, 129): La actitud de Gómez de la Serna hacia mí viene de que nunca quise asistir a su tertulia de Pombo, como no asistía a ninguna otra; él me llevó engañado, en ocasión de un homenaje a Ortega, que se estendió [sic] a Azorín y a mí, y yo me enfadé con él.

La “intervención” aludida por Bacarisse bien podría haber sido la de Juan Ramón.

© Carlos García (Hamburg)

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No puede, sin embargo, descartarse otra opción. Algunos detalles parecen aludir a disturbios que habrían tenido lugar contra Ortega, o que, cuando menos, se temían. El tema no es tratado en la literatura crítica llegada a mi conocimiento, pero Ramón parece aludir cifradamente a ello cuando escribe (Pombo II, 464): La policía de la preparación de este banquete ha tenido más restricciones que nunca, como si temiésemos el atentado soez que pudiera haber perpetrado “cualquiera”. Ha sido vigilado el acceso a este banquete, como lo son las escaleras y las entradas del teatro al que asiste su Majestad. He tenido hasta la precaución de no anunciarlo.

Un resabio de esa “precaución” es quizás el hecho de que la fecha del banquete no sea mencionada en Pombo.7 Hay más detalles que insinúan disturbios en relación con Ortega. En una carta sin fecha, que podría ser de fines de 1921 o de comienzos de 1922, dice Ramón, tras aludir a la “hermosa carta que de puro bondadosa no tenía contestación” (conjeturo que se trata de la elogiosa misiva de Ortega que transcribí arriba), en respuesta a una nueva carta de Ortega, que no ha llegado hasta nosotros: Y de esos jóvenes a los que se refiere, ¿qué decirle? Usted les conoce bien. No todos somos así, no todos son así. Se han mezclado elementos extraños a los buenos representantes de cada generación y han comenzado a gritar como unos golfos. Esperemos que este momento se sedimente y los jóvenes incultos, que no han pasado por ningún instituto ni ninguna escuela primaria, queden desprestigiados de un modo definitivo y rotundo. Nunca han profanado elementos más insignificantes el reservado del Arte, pero nunca ha estado uno más a su merced y por lo tanto, como es muy desagradable ser insultado en estos momentos de confusión e impunidad, hemos pactado un poco con ellos y nos caracteriza cierta benevolencia excesiva. Pero esto tendrá que acabar irremediablemente pues tendremos que romper con esos verdaderos golfillos de la calle.

No queda del todo claro si estas alusiones son de carácter general, o si fueron suscitadas en concreto por ataques contra Ortega y/o contra Ramón. De hecho, parece haberlos habido, más o menos solapadamente: cuando Ramón presenta a Ortega su plan de dedicarle un banquete (en su carta del 21 de julio de 1921), alude primero a su propio artículo de La Tribuna en estos términos: Recluido en esta soledad de Segovia, leo que al fin se publicó el artículo sobre usted. Deseaba que saliera pronto por haber leído hace poco alusiones indignas y de una envidia inferior.

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Ramón mencionará el año del banquete recién en 1941, en forma indirecta: en el volumen refundido de Pombo que publicó en 1941, se reproduce la carta de Ortega anteriormente citada; y Ramón agrega que hace de ello “veinte años”. © Carlos García (Hamburg)

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Ya Rafael Cansinos Assens nos da a entender póstumamente, en su libro La novela de un literato, mezcla de diario íntimo y de memorias (III, 69), que por ejemplo el ultraísta Antonio M. Cubero8 amenazaba con revelar las fuentes secretas de la filosofía de Ortega, a quien consideraba poco original, mero traductor de la filosofía alemana...9 No sería la última vez, por lo demás, que un banquete diera ocasión a debates. Así ocurrió a Ortega también en relación con otro banquete en Pombo: una polémica sobre las “dos Españas” fue desatada por un discurso de Azorín en el homenaje a Ramón del 12 de marzo de 1923, cuyo texto fue publicado en El Sol al día siguiente, y que aludía a la “nación pujante frente a un Estado caduco”. Once días más tarde, escribe al respecto Salvador de Madariaga, lo cual suscita una respuesta de Ortega. El diálogo público será prolongado hasta junio de 1923...10 En el marco de otro trabajo, accedí a la siguiente información relacionada con el banquete a Ortega y las injurias de que éste habría sido objeto. Me refiero a una carta que José de Ciria y Escalante, el malogrado fundador de la revista Reflector (1920), remitió al poeta Gerardo Diego el 22 de noviembre de 1921 (BNE Mss 22843/45, 3): El viernes [18] dimos en Pombo un banquete a Ortega. Fue un número limitado de comensales –cuarenta– bastante escogido, entre ellos Azorín y Juan Ramón, por lo que no resultó uno de tantos banquetes. Al final, Vighi largó a Ortega de una manera tirible. Todos estábamos asustados.

No queda claro, lamentablemente, qué es lo que el poeta y más tarde ingeniero Francisco Vighi (1890-1963) habría hecho a Ortega. El DRAE dice sobre “largar”: 1. tr. Soltar, dejar libre, especialmente lo que es molesto, nocivo o peligroso. 2. tr. Contar lo que no se debe, o decir algo inoportuno o pesado. 3. tr. Aflojar, ir soltando poco a poco. U. m. en leng. náutico. 4. tr. coloq. dar (‖ hacer sufrir un golpe). Largar una bofetada, un porrazo.

Imagino que Ciria alude a la segunda o a la cuarta acepción. Pocos años después, Vighi acusará a Ortega, más o menos en broma, de plagio (“Glosario palentino”: El Diario Palentino, Suplemento Ferias 1925, 8

Antonio M. Cubero, colaborador de las revistas Los Quijotes, Cervantes, Grecia, Ultra (Oviedo y Madrid) y Cosmópolis. Desconozco sus datos de nacimiento y muerte (que faltan también en el Diccionario de Bonet). Jorge Luis Borges lo cita dos veces en su correspondencia con Jacobo Sureda (edición con mis notas en Cartas del fervor. Barcelona, 1999, N° 2, 20-VIII-20, y N° 9, 30-X-20), y lo define como autor de “complicadas prosas”. Polemizó abiertamente contra Ramón en la prensa de la época. 9

En plan diferente al de Cubero, retomará el tema Nelson R. Orringer: Ortega y sus fuentes germánicas. Madrid: Gredos, 1979. 10

Véase al respecto Vicente Cacho Viu: “Ortega y la imagen de las dos Españas”: Los intelectuales y la política. Perfil público de Ortega y Gasset. Madrid: Biblioteca Nueva, 2000, 129. © Carlos García (Hamburg)

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Palencia, septiembre de 1925). Tras citar un párrafo de Ortega, cuya idea básica reclama como suya, dirá:11 Satisfecho y vanidoso reclamo la paternidad, sobre todo cuando al plagiarlo el maestro me convence de que “aquello” fue un acierto. ¡Váyase por mis innumerables desaciertos!

El término “desaciertos” podría aludir cifradamente al episodio en Pombo, aunque es más probable que sea una mera captatio benevolentiae. Un detalle, sin embargo, habla en contra de que Ramón aludiera por estas fechas a Vighi al vilipendiar a la juventud del momento: él era buen amigo suyo; ambos habían sido compañeros de escuela. Los comentarios de Ramón sobre Vighi son, en general, amistosos y llenos de simpatía.12 Sobre el banquete a y el discurso de Ortega en Pombo encuentro a posteriori los siguientes ecos: NN: “En Pombo. Agasajo a Ortega y Gasset”: El Sol, Madrid, 19-XI-21, 1: En Pombo Agasajo a Ortega y Gasset Los caballeros de Pombo se honraron anoche ofreciendo un agasajo a José Ortega y Gasset. Ese grupo un poco anárquico, en el que sólo hay fuerte atadero de lazos cordiales, esa selección de jóvenes inteligencias, quiso que la inteligencia más selecta de España los presidiese por una noche y conviviera con ellos un momento de intimidad. El agasajo, la cena de Pombo, no tuvo carácter de banquete al modo oficial. Era que la rosa de los vientos (que es quizás esta la imagen que más conviene al grupo pombiano) recogía en un solo norte todas sus puntas coincidentes unánimes en una indicación. José Ortega y Gasset sentóse entre Azorín y Juan Ramón Jiménez. Con ellos formaron la tertulia Ramón Gómez de la Serna, Espinosa, Chaves, Salinas, Augusto, Antonio Espina, Quadra Salcedo, Pérez Rubio, Manuel Abril, Vighi, Ciria y Escalante, Vando Villar, Barnés, Ruiz Castillo, Mauricio Bacarisse, Pedro Emilio Coll, Lara, Chabás, Soltura, Morente, García Vela, Juan de la Encina, Dr. Lafora, Almagro, Domenech, los hermanos Solana, Ángel Vegue, Tomás Borras, Bartolozzi, Conrado del Campo, Diez-Canedo, Alfonso Reyes, Bagaría y Pijoan. Lo reducido de la cripta de Pombo hizo imposible que todos los pombianos asistieran, pero los que no cabían delegaron en sus compañeros. Ramón Gómez de la Serna nombró, en un discurso muy afortunado, rector de la indisciplinada grey pombiana, al único que, siendo tan joven espiritualmente 11

Juan Manuel Bonet y otros: Francisco Vighi. Humor : Vanguardia : Poesía. Catálogo de la exposición comisariada por J. M. Bonet y Javier Villán. Palencia, Fundación DíazCaneja, 24-X-03 / 16-XI-03. Palencia: Fundación Díaz-Caneja, 2003, p. 62. 12

Además del volumen citado en la nota anterior, véase Juan Enrique García Sánchez: “Ramón y Vighi. Una amistad más allá de Pombo”: BoletínRAMÓN 15, Madrid, primavera de 2007, 59-63. © Carlos García (Hamburg)

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como cualquiera de ellos es, sin embargo, su maestro y su mayor en sabiduría y en arte. José Ortega y Gasset pronunció otro discurso, que es sensible no se copiara taquigráficamente. Fue un “Impromptu” genial en el que, como es sabido en el magnífico escritor, dentro de la hermosura de su forma, ofrecía alusiones inéditas y densos pensamientos. En la corta serie de banquetes pombiados, el ofrecido a Ortega y Gasset ha quedado como culminante.

Juan de la Encina: “Crítica de Arte. La última barricada”: La Voz, Madrid, 19-XI-21, 1: Juan de la Encina Crítica de Arte La última barricada En una bella oración, perfecta de tono y nutrida de fuerte y claro sentimiento del porvenir, decía anoche José Ortega y Gasset en La Sagrada Cripta de Pombo que los jóvenes allí reunidos en su honor representaban tal vez la última barricada. Quiso dar a entender con ello que el largo período –período de siglos– de rebeldía y negación de sucesivas tradiciones comenzaba a decaer, pues pronto se llegaría al término en que no hubiera ninguna tradición ni autoridad que derrocar. En ese momento, tal vez aparezca sobre la Tierra una generación de hombres malquistos con la anarquía y el impulso instintivo de destrucción, que instaure o restaure el sentimiento de la jerarquía, la disciplina y el orden en sus formas más altas. Nos preguntábamos nosotros, coincidiendo no poco con las palabras del gran artista: ¿Dónde está en las artes españolas esa generación de barricada, esa última generación de negadores e impugnadores de toda tradición? ¿No ha sido acaso una de las más graves faltas del medio artístico madrileño –señal tal vez inequívoca de su impotencia inventiva y asimilativa– el no haber sabido crear sucesivas generaciones de artistas en pugna verdadera y profunda con lo recibido y alentarlas? Porque la vida artística madrileña del pasado siglo y lo que va del actual ha tenido escasísima efervescencia de pasiones combativas, y se ha desarrollado y continúa desarrollándose con ejemplar mansedumbre burguesa. La barricada de los pombianos –la última barricada– no puede ser, por cierto, el símbolo de nuestra vida artística. Madrid no ha sabido ponerse a tono, en los momentos oportunos, con las pasiones y movimientos artísticos que agitaron y agitan el sentimiento estético de Europa; y cuando los ha recogido, o más bien mimetizado, habían pasado ya y estaban cristalizados en tradición inerte contra la que luchaban las generaciones nuevas. La actitud negativa madrileña no ha sido la de los jóvenes, sino la propia de los ancianos que viven de los recuerdos de su juventud y se resisten naturalmente a toda variación. ¿Dónde, pues, entre nosotros el arte joven? ¿Dónde los desarticuladores de tradiciones que preparen con las últimas consecuencias de su actitud anárquica la vía del futuro clasicismo? Porque al fin y al cabo, clasicismo, en un sentido general, es eso: jerarquización, disciplina de facultades, orden supe© Carlos García (Hamburg)

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rior. Y ese clasicismo futuro –que tal vez se está elaborando con intensa fermentación biológica en las entrañas del actual desconcierto– nos cogerá, sin duda, a nosotros, los viejos burladores de los jóvenes, de la sensibilidad nueva, esto es, del porvenir, en la cómica actitud de siempre: ahinojados y postrados fervorosamente ante hechos artísticos que no mueven ya los corazones de los artistas, que continúan día a día, inventando, la historia del arte. En el amable y a las veces áspero y violento círculo de los pombianos, donde junto a ineptos gestos de rebeldía sin contenido –perdón por nuestra sinceridad, querido y admirado Ramón Gómez de la Serna, Pontífice de Pombo– pueden hallarse muy frecuentemente los gérmenes de la nueva sensibilidad española, hemos pensado, oyendo la más noble y rica palabra de nuestra generación, que tal vez no será esa la última barricada, sino que tendrán que atrincherarse allí indefinidamente y como siempre –y cuanto con más fuerza se atrincheren será mejor– aquellos que traten de conmover el temple berroqueño de la sensibilidad artística nacional. Serán, como han sido siempre, minorías reducidísimas, asediadas por murallones ingentes de elefantes muertos en pie. Hagamos, pues, votos por que el “arte español”, si lo hubiere, acuda a la barricada pombiana, y porque los que se encierren en ella no tengan tan blando el corazón que se asusten de los elefantes muertos y se rindan a las primeras refriegas.

NN: “Los pombianos. Fiesta de admiración y cariño en honor de Ortega y Gasset”: La Voz, Madrid, 19-XI-21, 1: Los pombianos Fiesta de admiración y cariño en honor de Ortega y Gasset La tertulia de juventud e inteligencia de Pombo es suficientemente conocida como para evitar una presentación o descubrimiento. Unánimemente quiso investir con un título de cariño y respeto a José Ortega y Gasset, maestro de todos y de todos cordial amigo. Y para ello invitaron los “pombianos” a Ortega y Gasset a una cena, que fue anoche. Ocupó Ortega y Gasset el sitio de honor de la tertulia, y a su lado se sentaron Azorín y Juan Ramón Jiménez. A rendir el tributo de su admiración y cariño a Ortega y Gasset acudieron Ramón Gómez de la Serna, Salinas, Augusto, Espinosa, Chaves, Antonio Espina, Quadra Salcedo, Pérez Rubio, Manuel Abril, Vighi, Tomás Borras, Ciria y Escalante, Vando Villar, Barnés, Ruiz Castillo, Bacarisse, Pedro Emilio Coll, Lara, Chabás, Soltura, Morente, García Vela, Bartolozzi, Diez-Canedo, Conrado del Campo, Alfonso Reyes, Bagaría y Pijoan. Y ante tribunal de tal alcurnia de inteligencia, Ramón Gómez de la Serna nombró rector de la tertulia “pombiana” a Ortega y Gasset. José Ortega y Gasset entregó a cambio del título unas bellas ideas, dichas en el puro castellano con que engarza siempre cuanto dice. © Carlos García (Hamburg)

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Fue una noche que marca una epoca en la tertulia de los “pombianos”.

Adviértase que tanto El Sol como La Voz eran órganos afines a Ortega. En el primer suelto llama la atención, en primer lugar, el hincapié que se hace en retratar a las huestes pombianas como anárquicas. También asombra que se diga que no se copió taquigráficamente el texto de la alocución de Ortega, porque sabemos que fue publicado primero en Ultra y luego en Pombo II. El hecho de que Ortega parece haber hablado sin manuscrito no rima con la circunstancia de que pocos días después se publique su texto. Hay aquí otro pequeño enigma, que quizás pueda ser resuelto gracias a Guillermo de Torre. En junio de 1921 Torre asiste por primera vez a una conferencia de Ortega. Relatará la impresión que ello le causó muchos años más tarde, en “Ortega y su palabra viva”: Revista Nacional de Cultura 115, Caracas, marzo-abril de 1956, 33-38; El fiel de la balanza. Madrid: Taurus, 1961, 5767; aquí: 63-64: [...] en la oratoria orteguiana había tanto de estudiado como de inspirado. De aquí que –servido por una poderosa retentiva– Ortega pudiera rehacer sus conferencias por escrito tal como literalmente las había pronunciado. Puedo recordar en este punto un testimonio personal. Me refiero a su conferencia “Meditación de Don Juan” (incorporada luego, muy tardíamente, al volumen VI de sus Obras Completas, bajo el título de “Introducción a Don Juan”).13 La pronunció en junio de 1921, en la Residencia de Estudiantes de Madrid, en aquella "colina de los chopos", adonde afluía, para actos semejantes, la gente más calificada, intelectual y socialmente, de la ciudad. Ortega y Gasset se hallaba entonces en su mediodía. Era la primera vez que yo oía su palabra. Mozo fervoroso, con hábitos estudiantiles, me senté en una de las primeras filas, con lápiz y cuartillas en la mano, logrando registrar, inclusive literalmente, algunos párrafos. Cual no sería mi asombro, al abrir pocos días después El Sol y encontrarme con un folletón de Ortega que transcribía íntegramente el mismo texto. Allí /64/ estaban párrafos como uno de los que más me habían deleitado por su plasticidad y densidad: “Es, pues, Don Juan, un símbolo esencial e insustituible de ciertas angustias radicales que al hombre acongojan, una categoría inmarcesible de la estética y un mito del alma humana. Junto a Hércules y Helena, junto a Hamlet y Fausto, en el espléndido Zodíaco de nuestros afanes, ocupa Don Juan un cuadrante e irradia perennemente en la noche del alma su patético reflejo estelar, una palpitación conmove-dora de gentileza y desesperación.” ¿Qué significaba tal cosa? ¿Poseía ya Ortega escrita su conferencia cuando la pronunció – sin papeles a la vista, desde luego–? No, probablemente la tenía imaginada y fijada en su memoria, del mismo modo como está grabada la partitura en la 13

El texto se titula allí “Introducción a un ‘Don Juan’ *1921+”. Ortega había dado esa conferencia por primera vez en Sevilla, en abril de 1921. Hubo también dos sobre Don Juan el 10 y el 24 de mayo de 1921, en la Residencia de Estudiantes. A pesar de que Torre dirá que fue en junio, debe aludir a alguna de ellas. © Carlos García (Hamburg)

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mente de un pianista, y pudo luego decirla y escribirla sin alteración sustancial ni textual. Por ello, algunas páginas suyas que faltan en las Obras Completas, procedentes de las conferencias, podrán ser incorporadas en cualquier momento, sin más que un montaje experto, a base de las transcripciones publicadas en periódicos. [...]

Aunque la expresión “la última barricada” aplicada a Pombo parece haber despertado ciertos susceptibilidades (como muestran los textos de Ultra y de Juan de la Encina antes citados), sólo encuentro una alusión posterior a ella. Procede de la pluma de Melchor Fernández Almagro: “Letras de hoy: Ramón Gómez de la Serna”, y es una reseña de Disparates aparecida en La Época, Madrid, 7-I-1922, 5-6 (se trata de los últimos dos párrafos del texto): No es Gómez de la Serna un escritor de los que no tienen otro interés que el de su obra. Por fuera de ella, el perfil de Gómez de la Serna se acusa en trazo inconfundible. Desde el desvaído terciopelo de los divanes de Pombo preside una tertulia literaria que tiene algo de laboratorio y un poco de club. “La última barricada” le llamó no ha mucho el señor Ortega y Gasset. Pero nosotros no sabemos cómo puede calificarse de postrera una cosa sin esperar a que el transcurso del tiempo nos haga patente, que, en efecto, se extinguió sin sucesión. “¿Cuál será la última llama de mi hogar?”, preguntaba el caballero de un proverbio muy antiguo. Por otra parte, los jóvenes literatos de Pombo tienen su barricada más o menos firme y eficaz. Pero los jóvenes literatos de mañana levantarán, a su vez, una barricada nueva.

Si bien los párrafos citados parecen contener un error de comprensión acerca de lo que Ortega quiso decir, la reseña de Fernández Almagro, merecería, por cierto, ser reproducida de manera completa, ya que interesa por sus disquisiciones sobre el género de la greguería y el estilo de Ramón. (Hamburg 2007 / 2010) .....

© Carlos García (Hamburg)

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