Ramírez Pinto. Juan Carlos Eric Hobsbawm y su Filosofía de la Historia

August 5, 2017 | Autor: Juan Ramírez | Categoría: Marxism, Historiography, Marxismo, Past, Reality, Historiografía, Realidad, Historiografía, Realidad
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1 ERIC HOBSBAWM Y SU FILOSOFÍA DE LA HISTORIA ERIC HOBSBAWM AND HIS HISTORY’S PHILOSOPHY Juan Carlos Ramírez Pinto Profesor de Estado en Historia y Geografía (Universidad de Talca) Magister © Universidad de

RESUMEN El presente trabajo intentará demostrar como los conceptos epistemológicos, referidos a la historiografía de Eric Hobsbawm,, consignados en su obra Sobre La Historia, están muy relacionados con un concepto racional y positivista de la ciencia, tal como era entendida a finales del siglo XIX y comienzos del XX. En ese sentido sus concepciones pasan por una fe en la historia como conocimiento capaz de representar racionalmente el pasado, generalizar sus conclusiones, explicar el presente y aún más, ser capaz de señalar patrones para el futuro. Palabras Clave: Ciencia, Historiografía, Marxismo, Realidad, Pasado ABSTRACT This paper seeks to demonstrate how the epistemological concepts, referring to the historiography of Eric Hobsbawm, entered in his book On History, are closely related in a rational and positivist science concept, as understood in the late nineteenth and early twentieth centuries. In this respect his ideas go through a faith in history as knowledge rationally capable of representing the past, generalize their conclusions, explain this present and more, be able to point patterns for the future. Key Words: Science, Historiography, Marxism, Reality, Past INTRODUCCIÓN En el presente artículo se analizarán algunos de los conceptos de la llamada teoría analítica de la historia que es posible encontrar en la obra del historiador británico Eric Hobsbawm. La idea de trabajar dichos conceptos en Hobsbawm se debe a su calidad de representante de la escuela marxista de historiadores británicos. Esta escuela (surgida en la década del 50) junto a la francesa de Annales y a la Cliometría estadounidense, son consideradas las tres grandes vertientes de la renovación historiográfica que dejó atrás la historia tradicional centrada en lo político-diplomático, en el personaje y con un marcado protagonismo de las clases altas como sujetos de la historia. Partiendo de esta base de renovación a la que pertenece el autor de Rebeldes Primitivos, se consideró apropiado como fundamento para escarbar en su obra, conceptos que fueron propios del debate de una historia más científica, a saber relación con las ciencias en general y con otras ciencias sociales, renovación de las fuentes, elección de temáticas económico sociales, nuevos sujetos históricos como los grupos subalternos. La elección en específico de su libro Sobre la Historia, radica en que este constituye un conjunto de ensayos y conferencias que se enfocan en diversos aspectos de la realidad histórica. HIPÓTESIS La hipótesis fundamental consiste en que en su calidad de integrante de una escuela historiográfica marxista, es posible advertir en Hobsbawm elementos de esta ideología en su calidad de sistema de pensamiento filosófico partidario de la ciencia al estilo positivista, propio del siglo XIX.

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DESARROLLO Durante el siglo XIX, la ciencia adoptó una posición de carácter positivista-racionalista. Esta concepción consideraba que la realidad era objetiva y que podía ser explicada. La ciencia tenía la tarea de buscar las leyes universales que regían al mundo, a través del método científico, lo que aseguraba un progreso indefinido, no sólo del conocimiento, sino de la sociedad. A ello se refería March Bloch, cuando señalaba, “las generaciones que han precedido inmediatamente a la nuestra, en las últimas décadas del siglo XIX y hasta en los primeros años del XX, han vivido como alucinadas por una imagen demasiado rígida, una imagen verdaderamente comtiana de las ciencias del mundo físico. Extendiendo al conjunto de las adquisiciones del espíritu este sistema prestigioso, consideraban que no puede haber conocimiento auténtico que no pueda desembocar en certidumbres formuladas bajo el aspecto de leyes imperiosamente universales por medio de demostraciones irrefutables” 1 El marxismo surgido en ese período, adhería a ese concepto de ciencia y pretendía aplicarlo a la sociedad, descubriendo por medio de la lucha de clases las regularidades y leyes que dan forma a la historia y estableciendo las etapas relacionadas con el modo de producción, que le daban sentido y además carácter predictivo al acontecer humano. Creemos que parte de esta forma de ver el conocimiento científico, están presentes en la manera como Eric Hobsbawm concibe la historia, sin duda heredadas de su adhesión al marxismo, no sólo como ideología política, sino como una escuela filosófica originada en el siglo XIX en el contexto de predominio de una ciencia racional y positivista. Se analizará a continuación la postura del integrante de Past and Present, en relación a varios aspectos epistemológicos de la historiografía como la objetividad, la relación con el presente, los alcances explicativos, incluidos su capacidad de explicación y predicción. Relación Historia-Ficción Si bien Hayden White no llegó al extremo de afirmar que la historia no era diferente de la ficción, sí llegó a demandar una relación más estrecha entre literatura e historia y sobre todo analizó la estructura literaria que formaba parte de los grandes historiadores del siglo XIX. 2. Tal vez esta separación se hace mucho más difusa cuando afirma que: "ha habido una resistencia a considerar las narraciones históricas como lo que manifiestamente son: ficciones verbales cuyos contenidos son tan inventados como descubiertos, y cuyas formas tienen más en común con sus formas análogas en la literatura que con sus formas análogas en las ciencias" .3 Este peligroso acercamiento entre lo histórico y lo ficticio es visto por Eric Hobsbawm como un verdadero peligro y no sólo para la historiografía sino más bien para la sociedad. Ello tiene relación con los peligros de las ideologías nacionalistas, étnicas o fundamentalistas que según el historiador británico, construyen parte importante de sus doctrinas en base a un pasado manipulado y “cuando no hay uno que resulte adecuado, siempre es posible inventarlo” nos advierte. 4 Atribuye al historiador la responsabilidad de desbaratar estos mitos en su etapa de gestación. Sin embargo no la considera una tarea fácil, más aún en la actualidad, cuando muchos elementos tienden a confundir la divisoria entre lo real y lo imaginario. Algunos autores, nos dice, basan sus novelas en hechos históricos, aunque con argumentos inventados y los intelectuales postmodernos insisten en que los hechos son meras creaciones mentales y no realizaciones objetivas. De esta peligrosa combinación entre realidad y ficción se aprovechan las ideologías, que mezclan hechos verdaderos y otros acomodados a sus intereses. Al final estos mitos se “basan más en el anacronismo que en la mentira”. Son ilustrativos de ello los casos de Pakistán, cuyo régimen pretende unir su país, una creación 1

Bloch, M. 2011. Introducción a la Historia, México, Editorial Fondo De Cultura Económica., p. 19. White, H. 1992. Metahistoria, B. Aires, Editorial Fondo De Cultura Económica. 3 White, H. 1978. Tropic sof discourse. Essays in cultural criticism. Citado por Aurel, J. Hayden White y la naturaleza narrativa de la historia. 4 Hobsbawm, E. 1998. Sobre la historia, Barcelona, Editorial crítica. p. 18. 2

3 bastante contemporánea, con las antiguas civilizaciones del Indo y también la negativa de los nacionalistas griegos a la utilización del nombre Macedonia por la ex república yugoslava, por considerar que esa región de la época helena, está intrínsecamente unida a su patria. Estos casos y muchos otros según Hobsbawm, son parte de mitos que crean puentes entre el pasado y el presente, pero un pasado sin raíces en la veracidad. Este mal uso de la historia es una responsabilidad compartida, muchos serían los involucrados en ello: “no les quepa la menor duda. La historia no es una memoria atávica ni una tradición colectiva. Es lo que la gente aprendió de los curas, los maestros, los autores de libros de historia y los editores de artículos de revista y programas de televisión”. 5 La Explicación Histórica Carl Hempel afirmaba que toda explicación científica se basa en “hipótesis universales” (más que en leyes, ya que estas significaban su completa comprobación) que establecían la regularidad de ciertos hechos individuales que podían generalizarse. Para él la historia en este aspecto estaba a la par con la física o la química, porque como ellas podía “’captar la ‘individualidad singular’ de sus objetos de estudio”. 6 Parte de las explicaciones científicas son las posibilidades predictivas. Esta se entendía no como análoga a la profecía o adivinación, sino como la alta probabilidad de ocurrencia de un fenómeno. Señalaba Hempel que rara vez el carácter predictivo asumía en las ciencias la certeza de las leyes de la mecánica celeste. Concluía pues, que la explicación histórica estaba a la par de las explicaciones en las ciencias naturales y que es inaceptable que sólo se quede en el estudio de casos particulares o en un “esbozo de explicación”, es decir “una indicación más o menos vaga de las leyes y las condiciones iniciales consideradas relevantes, y necesita ‘completarse’ con el fin de convertirse en una explicación hecha y derecha”. 7 Sería correcto señalar que Hobsbawm asume este deseo de carácter científico de la historia. Es innegable que para él, ello va unido a una historia centrada en los procesos económico-sociales. Al repasar la crisis de la historiografía en las primeras décadas del siglo XX, nos informa que ello obedecía a que se centraba en los aspectos políticos y en el personaje. Ya en la época posterior a la Segunda Guerra Mundial aprecia un giro en la producción historiográfica. En un lapso de sólo 40 años, nos dice coexistía frente a la historia tradicional, otra de carácter económico-social. Para ello lo ilustra con la notable diferencia entre la “Historia del siglo XIX y XX” de Grant y Temperey y la “Hstoria de Europa de 1880 a 1945” de John Robert. La historia entonces debe y puede ser científica: “la historia se ha alejado de la descripción y narrativa para acercarse al análisis y la explicación, ha dejado de concentrarse en lo singular e individual a favor de una determinación de regularidades y la generalización. En cierto sentido se ha invertido el planteamiento tradicional”.8 Esta posibilidad de la historia de generalizar, o tal vez deberíamos decir obligación, también fue exigida por Patrick Gardiner. Si bien la historia se ocupa de lo individual, no por ello nos señala, ello invalida la generalización. Las situaciones únicas de la historia, también nos ilustran sobre otras situaciones similares: “la conquista Normanda de Inglaterra fue única en el sentido de que ocurrió en un momento y lugar particulares, pero no fue única en el sentido de que acontecimientos similares – la invasión de un país por otro, por ejemplo- han ocurrido en varias ocasiones a lo largo de la historia”.9 Al constatar el gran desarrollo de los estudios historiográficos de grupos sociales (como Lawrence Stone respecto a la aristocracia de la época isabelina o Emmanuel LeRoy Ladurie con los campesinos del Languedoc) y el auge de la historia de las mentalidades, Hobsbawm aboga por una generalización como resultado de todas estas investigaciones, y la construcción de modelos con objetivo de “utilizar los datos parciales y dispersos para formar sistemas coherentes, sin los cuales serían poco más que anecdóticos”. Estos modelos serían entonces de gran utilidad porque serían aplicables a otras situaciones similares al “… proporcionar una guía tanto de la naturaleza de la acción colectiva en situaciones sociales que puedan especificarse como de sus límites”. 10 5

Ibídem , p. 20. Hempel, C. 1967. La explicación científica, pp 234-235 7 Ibídem, p. 240 8 Hobsbawm, E. 1998. Sobre la historia, Barcelona, Editorial crítica, p 77. 9 Gardiner, P. 1961. La Naturaleza de la Explicación Histórica, México, Ed Universidad nacional autónoma de México, p.58. 10 Hobsbawm, E. 1998. Sobre la historia, Barcelona, Editorial crítica, p 100. 6

4 La convergencia de la historia con otras ciencias sociales, es parte del progreso que ve Hobsbawm en la historia a lo largo del siglo XX, un “modesto progreso” según sus palabras. Sin embargo la aparición de una historia, nuevamente centrada en lo político (especialmente biografías neovictorianas en Inglaterra), con tintes claramente conservadores, hacen que el progreso de la historia, “esté pasando por dificultades”.11 Respecto a las capacidades predictivas de la historia, señala Hobsbawm que utiliza dos métodos: “la predicción de tendencias mediante la generalización o los modelos; y la predicción de acontecimientos o resultados reales por medio de una especie de análisis de trayectoria”.12 La decadencia de la economía británica sería un ejemplo para el primer tipo de generalización. Tal como Hempel considera que la predicción histórica no es de la certeza de la adivinación. La conversión de Estados Unidos y la URSS en grandes potencias, nos dice, se predijo con acierto antes del decenio de 1840, ello basado en los recursos y extensión de ambos megaestados. Sin embargo, “sólo un imbécil hubiera señalado una fecha exacta: 1900 por ejemplo”. 13 La Perspectiva Del Paso Del Tiempo Arthur Danto demuestra convincentemente que aunque se introdujera un ficticio cronista del pasado, un cronista ideal, que tuviera la capacidad de “saber todo lo que sucede en el momento que sucede, incluso en las mentes ajenas”, ello no cumpliría a cabalidad con el propósito de la historiografía. Esta tiene como propósito interpretar el pasado, darle un sentido y un significado. Si este cronista ideal desconoce el futuro, entonces es incapaz de realizar esta tarea, porque “…sólo a la luz del futuro, los acontecimientos que presencia adquirirán una cierta significación”.14 Aunque la tesis de Danto no invalida la “historia del presente”, sí es claro que en buena medida, esta carece de la perspectiva analítica que da el paso del tiempo a los procesos históricos. Referente a ello, Hobsbawm señala las dificultades que entraña escribir la historia del siglo XX para alguien que vivió dicha historia, como es su caso precisamente: “y cuando no escribes sobre la Antigüedad Clásica o el siglo XIX, sino sobre tu propia vida, es inevitable que la experiencia personal de estos tiempos de forma a la manera de verlos, e incluso a la manera de valorar los datos a los que todos debemos recurrir y luego presentar, con independencia de nuestros puntos de vista”.15 El cambio de generación señala el historiador británico, sería importante a la hora de escribir sobre la historia del presente. En el caso de países como Italia, Francia e incluso Inglaterra, la desaparición de la generación política que tuvo participación directa en la Segunda Guerra Mundial, provocó cambios importantes no sólo en el campo político, sino en la perspectiva histórica de la guerra. Pero lo central no sería el mero paso del tiempo o la desaparición de las personas que fueron protagonistas o participantes de un evento histórico, sino el cambio de perspectiva cuando un ciclo histórico se cierra. En ese sentido el paso del tiempo, da un nuevo sentido al pasado, “incluso el pasado documentado cambia a la luz de la historia subsiguiente” señala. Así él ve el derrumbe del socialismo entre 1989-1991 como el cierre de un capítulo. No es lo mismo para el historiador escribir sobre ellos, cuando ya han finalizado o son parte de la historia, como diríamos, que escribir en el momento en que estos sistemas eran una realidad concreta y dura. Al volverse una “página de la historia” como les cataloga, la perspectiva del historiador es otra, “porque convierte un espacio de tiempo en un período histórico con su propia estructura y su propia coherencia: ‘el siglo XX corto’”.16 Recordemos que el propio Hobsbawm escribió su Historia del Siglo XX, en el marco cronológico situado entre 1914-1991, considerándolo pues una etapa cerrada con su propia estructura. Escribir la historia de nuestro tiempo, no significa desprenderse de toda la subjetividad que está ligada a historiar procesos cercanos en el tiempo, sino simplemente contar con la perspectiva suficiente, que da el fin de determinados procesos históricos. Tal vez esta sería la luz que da el futuro con respecto al pasado como escribía Danto. Remarcando su punto de vista, Hobsbawm señala que es muy diferente para el historiador, por ejemplo escribir la historia de la Revolución Rusa antes o después que la Unión Soviética 11

Ibídem, p 79. Ibídem, p .58. 13 Ibídem, p .63. 14 Danto, A. 1989. Historia y narración, Barcelona, Ediciones Paidós, p 123. 15 Hobsbawm, E. 1998. Sobre la historia, Barcelona, Editorial crítica, pp 231-232. 16 Ibídem, p 236. 12

5 despareciera como estado. Por ello : “sería absurdo decir que ahora podemos distanciarnos de él, como del siglo XX, pero al menos podemos verlo en conjunto: en una palabra, la historia del siglo XX escrita en el decenio de 1990 tiene que ser cualitativamente distinta de la que se haya escrito antes”.17 CONCLUSIÓN Los historiadores marxistas británicos, surgidos al amparo de la revista Past and Present en 1952, representaron una renovación de la teoría marxista aplicada a la historia. Su mérito fue dejar de estar supeditados bajo directrices políticas como lo estaba la historiografía soviética, pero también superar el rígido concepto de ciencia infalible, atribuido al marxismo, bajo cuyo molde se desenvolvía la historiografía marxista occidental, influenciada por el filósofo Louis Althusser.18 Sin embargo el alejamiento de estas versiones rígidas y dogmáticas del marxismo, no excluyen, como creemos, que una importante cantidad de conceptos aplicados a la historia por Hobsbawm, tengan su raíz en un paradigma racionalista y positivista de la ciencia, característico de fines del siglo XIX, y del cual también era parte la teoría elaborada por Marx por esa misma época. Al definir la ciencia de fines del siglo XIX en su Era Del Capital 1848-1875, Hobsbawn nos dice que: “La ciencia ‘positiva’, al operar sobre hechos objetivos y determinados, conectados por rígidas relaciones de causa y efecto, y al producir ‘leyes’ generales, uniformes e invariables, más allá de toda duda o modificación voluntaria, era la llave maestra del universo, y el siglo XIX era su dueño”. 19 En medida importante es posible apreciar en el pensamiento de Hobsnawm parte de esta concepción optimista de la ciencia, según se ha desarrollado en los apartados anteriores. Si bien el historiador británico es consciente y crítico de la irracionalidad del comportamiento humano a lo largo del siglo XX y denuncia las barbaries que nuestra época ha provocado (ésta “Era de las Catástrofes” como él define a gran parte del período del “siglo XX corto”), a la vez como científico social analiza este fenómeno en el marco de la relación causa-efecto, es decir puede ser explicado y además tiene cura. A contar de la Primera Guerra Mundial se inaugura la “Guerra Total”, en ella nos dice Hobsbawm, la distinción entre combatientes y no combatientes, desapareció. Con el fin de este conflicto, aparecieron además las guerras ideológicas : la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, las guerras de descolonización y los conflictos nacionalistas de fin de siglo. No duda en clasificar estas guerras como “guerras de religión” en donde combate el bien contra el mal. En esta lógica las megamasacres y las barbaries se consideran legítimas para lograr el triunfo. 20 Como buen racionalista que es, diríamos al estilo decimonónico, Hobsbawn cree que esta barbarie puede ser detenida si volvemos a los valores que Occidente heredó de la Ilustración. Esto lo considero sintomático de su pensamiento cientificista. No recurre a los valores religiosos para mejorar esta situación, ni siquiera a su referente ideológico como es el marxismo, sino a los comienzos de ese racionalismo que pensaba que la capacidad de la mente humana, auguraría un progreso indefinido, basado en la razón: “creo que una de las pocas cosas que se interponen entre nosotros y el descenso acelerado hacia las tinieblas es la serie de valores que heredamos de la Ilustración del siglo XVIII. Es una opinión que no está de moda en la actualidad, toda vez que se rechaza la Ilustración porque se la considera superficial, intelectualmente ingenua o una conspiración de hombres blancos ya fallecidos que usaban peluca y se proponían aportar el fundamento intelectual del imperialismo occidental”. 21 Su creencia en una realidad objetiva, que puede ser descubierta y entendida por el científico, en el amplio sentido del término, se advierte en su clara incomodidad con las posturas postmodernistas que cuestionan la existencia de una realidad así entendida. “por suerte, la moda de lo que se conoce (al menos en el discurso académico anglosajón) por el vago nombre de ‘postmodernismo’ no ha ganado tanto terreno entre los

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Ibídem, p 237. Moradiellos, E. 2001.Las Caras De Clío, Madrid, Editorial siglo XXI, pp 215-221. 19 Hobsbawm, E. 1998. La Era Del Capital. Barcelona, Editorial crítica, p 277. 20 Hobsbawm, E. 1998. Sobre la historia, Barcelona, Editorial crítica, pp 253-259. 21 Ibídem, p 254 18

6 historiadores como entre los teóricos literarios y culturales y los antropólogos sociales”. Al referirse a la deuda que la historiografía tiene con la escuela de los Annales, saluda sus aportes en el tema de la historia social y de las ideas, pero no se siente a gusto con los aspectos de la historia de las mentalidades, que ponen énfasis en lo inconsciente: “sin embargo mucho menos útil me parece la búsqueda de estructuras profundas y en particular la búsqueda de la consciente. Puede que sea totalmente heterodoxo, pero no pienso que los historiadores tengan mucho que aprender de Freud”. 23 Finalmente ante los giros que está tomando la historiografía, más cercanos a la literatura o a la antropología que a la ciencia, Hobsbawm demuestra cierta añoranza por ese sentido cientificista que caracterizó a la historia desde finales del siglo XIX, esa historiografía que siempre se sintió parte de la “república de las ciencias”: “de hecho la insistencia del historiador –citando una vez más lo que se dice en el primer número de la Revue Historique- en ‘procedimientos estrictamente científicos, en los que cada afirmación va acompañada de pruebas, referentes de las fuentes y citas’ a veces resulta pedantesca y trivial, especialmente ahora que ya no forma parte de una fe en la posibilidad de una verdad científica positivista y definitiva que le daba cierta grandeza ingenua”. 24 22

BIBLIOGRAFÍA Bloch, M. 2011. Introducción a la Historia, México, Editorial Fondo De Cultura Económica. Danto, A. 1989. Historia y narración, Barcelona, Ediciones Paidós. Gardiner, P. 1961. La Naturaleza de la Explicación Histórica, México, Editorial universidad nacional autónoma de México. Hobsbawm, E. 1998. La Era Del Capital. Barcelona, Editorial Crítica. Hobsbawm, E. 1998. Sobre la historia, Barcelona, Editorial crítica. Moradiellos, E. 2001.Las Caras De Clío, Madrid, Editorial Siglo XXI. White, H. 1992. Metahistoria, B. Aires, Editorial Fondo De Cultura Económica.

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Ibídem, p 271. Ibídem, p 188. 24 Ibídem, p 272. 23

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