Radiografía al Uso de Drogas Entre Escolares: El Caso Chileno

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Descripción

Radiograf´ıa al Uso de Drogas Entre Escolares: El Caso Chileno Pedro Ossa G. 31 de enero de 2015 Resumen Este trabajo busca identificar y entender emp´ıricamente los factores protectores y de riesgo asociados al uso de cinco drogas -pasta base, marihuana, coca´ına, alcohol y tabaco- entre escolares chilenos, teniendo en especial consideraci´on la interdependencia del consumo de cada una con el de las dem´as. Esto se lleva a cabo mediante dos aproximaciones: por una parte, se analizan algunas regularidades emp´ıricas (hechos estilizados); por otra, tomando como marco te´orico los conceptos de precio monetario, precio no monetario y stock de capital adictivo, se estima un modelo tipo Heckman en dos etapas, utilizando matrices de covarianzas robustas a heteroscedasticidad, y datos provenientes del D´ecimo Estudio Nacional de Drogas en Poblaci´on Escolar (2013) y de su an´ alogo en poblaci´on general (2012), ambos realizados por SENDA, as´ı como tambi´en de precios de bebidas alcoh´olicas correspondientes al a˜ no 2013 proporcionados por una entidad privada y de estimaciones de precios de drogas il´ıcitas proporcionadas por Carabineros de Chile. Los resultados encontrados resaltan la importancia de la interdependencia en el uso de las distintas drogas, as´ı como de la edad de inicio en el consumo de cada una, el control parental, el grado de desaprobaci´ on de uso de alcohol y su an´alogo en marihuana por parte de los padres de los individuos, y el uso de drogas dentro de la familia del individuo, entre otros factores relevantes.

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´Indice 1. Introducci´ on

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2. Revisi´ on de Literatura 10 2.1. Literatura Internacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 2.2. Literatura Nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 3. Antecedentes y 3.1. Pasta base . 3.2. Marihuana . 3.3. Coca´ına . . 3.4. Alcohol . . 3.5. Tabaco . . .

hechos estilizados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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4. Marco Te´ orico 4.1. Conceptos relevantes . . . . . . . . . . . . . . 4.1.1. Demanda . . . . . . . . . . . . . . . . 4.1.2. El concepto de precio del bien adictivo 4.1.3. Stock de capital adictivo - Preferencias 4.2. Modelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.2.1. Especificaci´on gen´erica . . . . . . . . .

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5. Metodolog´ıa y Datos

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6. Descripci´ on de Variables 6.1. Variables dependientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.1.1. Pasta base . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.1.2. Marihuana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.1.3. Coca´ına . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.1.4. Alcohol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.1.5. Tabaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.2. Variables independientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.2.1. Variables de precio monetario . . . . . . . . . . . 6.2.2. Variables de precio no monetario . . . . . . . . . 6.2.3. Proxies de ingreso . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.2.4. Proxies de stock de capital adictivo - preferencias

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7. Estimaciones e interpretaciones 7.1. Pasta base . . . . . . . . . . . . 7.2. Marihuana . . . . . . . . . . . . 7.3. Coca´ına . . . . . . . . . . . . . 7.4. Alcohol . . . . . . . . . . . . . 8. 64 Conclusiones

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9. Algunas recomendaciones de pol´ıtica

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10.Bibliograf´ıa

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11.Anexos 11.1. Regresiones . . . 11.1.1. Pasta base 11.1.2. Marihuana 11.1.3. Coca´ına . 11.1.4. Alcohol . 11.1.5. Tabaco . . 11.2. Gr´aficos . . . . . 11.2.1. Generales 11.2.2. Pasta base 11.2.3. Marihuana 11.2.4. Coca´ına . 11.2.5. Alcohol . 11.2.6. Tabaco . .

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“Todo lo que en el conocimiento sea de origen emp´ırico, nunca es seguro.” D. Hume “Todos partimos del realismo ingenuo, es decir, la doctrina de que las cosas son lo que parecen. Creemos que la hierba es verde, las piedras duras y la nieve fr´ıa. Sin embargo, la f´ısica nos asegura que el verdor de la hierba, la dureza de las piedras y la frialdad de la nieve no son el verdor, la dureza y el fr´ıo que conocemos por nuestra propia experiencia, sino algo muy diferente. El observador, al pensar que est´a frente a una piedra, observa en realidad si hemos de creer a la f´ısica, es decir, a los efectos de la piedra sobre ´el. La ciencia se presenta, pues, en guerra consigo misma: cuando m´as objetiva pretende ser, m´as hundida se ve en la subjetividad, en contra de sus deseos. El realismo ingenuo lleva a la f´ısica y la f´ısica, si es aut´entica, muestra que el realismo ingenuo es falso. En consecuencia, el realismo ingenuo, si es verdadero es falso. Por tanto, es falso.” B. Russell

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1.

Introducci´ on

Teniendo la oportunidad de vivir varios meses del a˜ no pasado en una poblaci´on marginal ubicada en Estaci´on Central, siempre me fij´e, saliendo de la casa por la ma˜ nana hacia la universidad, por la tarde a comprar el pan, por la noche y, en general, a cualquier hora, en un se˜ nor de unos cuarenta a˜ nos, de muy mal aspecto, que estaba invariablemente en la esquina, con su poler´on rojo, haciendo gestos y movimientos extra˜ nos que parec´ıan dedicados a algo invisible, evidenciando su estado de intemperancia u, otras veces, su desesperaci´on por la abstinencia. Algunas semanas despu´es, alguien me cont´o que este se˜ nor era un “angustiado”, un adicto a la pasta base. Sabemos que las drogas ilegales, el alcohol y el tabaco constituyen una problem´atica econ´omico-social de gran inter´es en s´ı misma, puesto que, entre otras cosas, enormes esfuerzos y recursos son destinados a combatir su uso (abuso, en el caso de las dos u ´ltimas sustancias) en casi todo el mundo. En Chile, la situaci´on es similar. Quiz´a si supi´eramos m´as acerca de qu´e determina el uso de estas sustancias, o al menos a qu´e se asocia este, podr´ıamos evitar casos como los del hombre en cuesti´on, adem´as de tener m´as luces sobre las pol´ıticas p´ ublicas m´as adecuadas a implementar. Sin embargo, si bien el Estado dedica cuantiosos recursos a la represi´on, prevenci´on y rehabilitaci´on ligadas al uso de drogas l´ıcitas e il´ıcitas, y existen numerosos estudios cualitativos, sociol´ogicos, psicol´ogicos, etc., al respecto, lo cierto es que, para el caso chileno, en el an´alisis emp´ırico concerniente a determinantes o factores asociados al consumo de drogas queda un largo camino por recorrer, en particular si se toma en cuenta el hecho evidente de que las demandas por las distintas sustancias que producen alteraci´on de la conciencia y por tabaco son altamente interdependientes entre s´ı, lo cual no ha sido debidamente incorporado en la literatura emp´ırica nacional sobre el tema. Es posible, no obstante, que esta relativa escasez nacional de literatura emp´ırica rigurosa sobre el tema se deba a los problemas que surgen al abordar este desde los datos, principalmente errores de medici´on y endogeneidad por causalidad simult´anea. El primero de ellos causa mayor varianza en las estimaciones de factores asociados o determinantes del consumo de drogas, al estar presente en las distintas variables dependientes (prevalencias de distintas drogas, intensidades de uso, etc.), as´ı como sesgo hacia el origen (tambi´en llamado “de atenuaci´on”) en las estimaciones de los par´ametros correspondientes a las regresiones, dado que este problema se encuentra 5

tambi´en presente en los datos de variables independientes utilizadas como regresores. Sin embargo, el problema que realmente es objeto de mayor preocupaci´on es el segundo: endogeneidad por causalidad simult´anea. Para ilustrar esto, consid´erese el siguiente ejemplo. Se busca determinar las causas del consumo de marihuana entre individuos de una cierta poblaci´on, y se encuentra que, controlando por una serie de otros factores, la intensidad de este se encuentra fuertemente relacionada a una menor percepci´on de riesgo en el consumo frecuente. Es decir, al controlar por otros factores, se encuentra que quienes ven menor riesgo para la salud en el hecho de consumir marihuana con cierta frecuencia, son quienes la consumen m´as intensamente. Esto evidentemente hace sentido desde el punto de vista econ´omico: uno de los costos considerados por los individuos en el momento de decidir si consumir o no consumir una droga, y en caso de hacerlo, con qu´e intensidad o frecuencia, es el correspondiente a los potenciales riesgos que este pueda suponer para la salud de quien la consume, de manera que quien los percibe en menor medida, ceteris paribus, presumiblemente tendr´ıa una mayor probabilidad de ser consumidor o, en el ejemplo en cuesti´on, consumir´ıa con mayor intensidad o frecuencia. Sin embargo, no hace falta un an´alisis demasiado agudo para darse cuenta de que la causalidad puede ir tambi´en en la otra direcci´on: quiz´a, al ir consumiendo m´as, la percepci´on de riesgo asociada al consumo frecuente de marihuana por parte del individuo vaya disminuyendo, de manera que mayor intensidad de consumo cause una menor percepci´on de riesgo. Esto u ´ltimo tambi´en hace mucho sentido seg´ un distintas explicaciones sicol´ogicas y econ´omicas que puedan postularse para el caso. M´as all´a de cu´ales puedan ser estas, el punto es que la causalidad en esta direcci´on no se puede descartar, y es razonable pensar que exista. Tambi´en es posible considerar que exista un poco de ambas cosas: es decir, que menor percepci´on de riesgo cause consumo m´as intenso, y que consumo m´as intenso cause menor percepci´on de riesgo. Lo anterior es extrapolable a muchas otras variables utilizadas como regresores: consid´erese, por ejemplo, el caso de aquella denominada “dificultad para obtener la marihuana”. Si bien hace mucho sentido que una menor dificultad para conseguir dicha sustancia constituya un menor costo para consumirla, y por lo tanto, que ceteris paribus esto se relacione a mayor consumo, tambi´en hace sentido pensar que quienes van intensificando su consumo a lo largo del tiempo vayan tambi´en construyendo ciertas redes que les permiten acceder a esta droga con mayor facilidad. Es decir, as´ı como es posible que menor dificultad para conseguir la droga cause mayor consumo, tambi´en es posible 6

que el mayor consumo cause que los individuos tengan una menor dificultad para conseguirla. Este problema podr´ıa eventualmente sortearse o disminuirse con el uso de datos de panel: al realizar un seguimiento individuo a individuo a trav´es del tiempo, ser´ıa posible determinar -o al menos, sugerir- qu´e ocurri´o primero y qu´e ocurri´o despu´es -en nuestro ejemplo, si fue primero la disminuci´on del riesgo percibido asociado a consumo frecuente, o el aumento en la intensidad de consumo, o ambas cosas al mismo tiempo-. Esto permitir´ıa obtener estimaciones de causalidad m´as insesgadas y consistentes que las que se obtienen con series de tiempo o datos de corte transversal. Sin embargo, no se cuenta con datos de panel para abordar el problema en el caso chileno. De esta manera, al realizar estimaciones utilizando datos de corte transversal, como en el presente trabajo, frecuentemente resulta dif´ıcil, si no imposible, contar con la certeza como para hablar responsablemente de causalidad, de manera que, en la secci´on correspondiente, cuando se interpreten los datos y estimaciones a la luz de la teor´ıa, el lector deber´a tener en cuenta que, siempre que estemos hablando del “impacto” de algo sobre algo, habr´a que considerar todas las limitaciones del caso y el hecho de que se trata simplemente de una posible interpretaci´on realizada por el autor a la luz de un marco te´orico que juzg´o conveniente para abordar el problema, el cual se detalla m´as adelante. Para pensar e implementar correctamente pol´ıticas p´ ublicas efectivas y eficientes contra el abuso de drogas, cuyo objetivo sea la prevenci´on, debemos entender c´omo funcionan los mecanismos que llevan a las personas a consumir. En este contexto, a pesar de que, como ya dijimos, con los datos con que se cuenta actualmente no podamos hablar con total certeza acerca de causalidades, se hace totalmente necesario realizar algunas primeras inmersiones emp´ıricas en el problema, suponiendo que, tal como dijo el pionero de la computaci´on Charles Babbage, “Errors using inadequate data are much less than those using no data at all”. Esto es precisamente lo que llevaremos a cabo en el presente trabajo, el que busca identificar y entender emp´ıricamente los factores protectores y de riesgo asociados al uso de cinco drogas -pasta base, marihuana, coca´ına, alcohol y tabaco- entre la poblaci´on escolar chilena, teniendo en especial consideraci´on la interdependencia de las demandas por las drogas mencionadas. Para ello se toma como marco te´orico a los conceptos de precio monetario, precio no monetario y stock de capital adictivo postulados por Becker, G., Murphy, K. (1988) y por Becker, G., Grossman, M., Murphy, K., (1991) en la conocida Teor´ıa de la Adicci´on Racional, los que ser´an detallados m´as 7

adelante en la secci´on “Marco Te´orico”. A la luz de estos conceptos, esta inmersi´on emp´ırica de la cual hablamos ser´a llevada a cabo mediante dos aproximaciones. La primera de ellas, que llamaremos “hechos estilizados”, pretende identificar algunas regularidades emp´ıricas que nos permitan sumergirnos en el entorno del problema y empezar a sospechar acerca de algunas relaciones importantes que puedan encontrarse en este. Esta se lleva a cabo en la secci´on “Antecedentes y hechos estilizados”. La segunda consiste en la realizaci´on de estimaciones y correspondientes interpretaciones a la luz del marco te´orico considerado, empleando para ello un modelo emp´ırico tipo Heckman, el que considera dos etapas: para cada droga, la primera de ellas se refiere a prevalencia -es decir, se utiliza como variable dependiente binaria el uso o no uso de esta-, en tanto la segunda se refiere a intensidad de uso y considera exclusivamente a quienes declararon haber usado la correspondiente droga al menos una vez durante cierto per´ıodo de tiempo previo al levantamiento de los datos. La correspondiente justificaci´on del uso de esta estrategia emp´ırica, as´ı como su explicaci´on m´as detallada, se dan en la secci´on “Metodolog´ıa y Datos”. Para lograr esta exploraci´on emp´ırica, en ambos enfoques mencionados -es decir, tanto para los hechos estilizados como para las estimaciones con el modelo en dos etapas- utilizaremos datos provenientes del D´ecimo Estudio Nacional de Drogas en Poblaci´on Escolar (2013) y de su an´alogo en poblaci´on general (2012), ambos realizados por el Servicio Nacional para la Prevenci´on del Consumo de Drogas y Alcohol (en adelante, SENDA), as´ı como precios de bebidas alcoh´olicas correspondientes al a˜ no 2013 proporcionados por una entidad privada, y estimaciones de precios de drogas il´ıcitas proporcionados por Carabineros de Chile. Veremos que, si bien la gran mayor´ıa de los datos utilizados son de autorreporte -por lo que es presumible, como se dijo, que existan errores de medici´on-, la muestra utilizada para analizar el fen´omeno es considerablemente grande, correspondiendo a aproximadamente 58.000 individuos pertenecientes a la poblaci´on en cuesti´on y 232 variables distintas correspondientes a las preguntas de selecci´on m´ ultiple que consider´o el cuestionario realizado a los escolares, todo lo cual constituye entonces un campo f´ertil para buscar realizar una aproximaci´on valiosa al problema. M´as detalles de los datos utilizados se encuentran en la secci´on “Metodolog´ıa y Datos”. Finalmente, los principales resultados encontrados resaltan la importancia de la interdependencia en el uso de las distintas drogas, as´ı como de la edad de inicio en el consumo de cada una, el control parental, el grado de 8

desaprobaci´on de uso de alcohol y su an´alogo en marihuana por parte de los padres de los individuos, y el uso de drogas dentro de la familia del individuo, entre otros factores relevantes. La exposici´on detallada de los resultados encontrados en el presente trabajo, as´ı como una discusi´on de estos, pueden encontrarse en las secciones “Estimaciones e interpretaciones”, “Conclusiones” y “Algunas recomendaciones de pol´ıtica”.

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2. 2.1.

Revisi´ on de Literatura Literatura Internacional

Becker, G., Murphy, K. (1988) proponen un modelo te´orico acerca de la formaci´on racional de adicciones. En ´el, la demanda por un bien adictivo es parte de un proceso de maximizaci´on de utilidad (aunque sea muy adictivo). Se trata de un modelo din´amico, por lo que no tiene aplicaci´on directa en el presente trabajo. Sin embargo, algunos de sus conceptos son utilizables para nuestro marco te´orico: 1. Precio completo de una droga: est´a constituido por su precio monetario m´as el valor monetario del costo o beneficio futuro de su consumo. De esta manera, en la parte no monetaria podr´ıamos incluir (en principio) percepci´on de problemas asociados al consumo, etc. 2. El bien adictivo puede ser un bien superior o inferior. Por una parte, m´as ingreso permite consumir m´as del bien adictivo. Pero por otra, el que sea superior o inferior depender´a tambi´en del efecto negativo sobre ingresos futuros esperados, efecto que es mayor mientras mayor es el ingreso futuro esperado. De esta manera, podr´ıa ocurrir -por ejemplo- que escolares con mayores expectativas futuras sean m´as sensibles a la parte no monetaria del precio. Si este efecto es lo suficientemente grande, la droga podr´ıa ser un bien inferior (quiz´a solo en algunos tramos). Podr´ıamos incorporar esto mediante t´erminos de interacci´on. Becker, G., Grossman, M., Murphy, K., (1991) resumen el modelo de adicci´on racional y la evidencia emp´ırica que lo apoya. Adem´as, profundizan en ciertos conceptos que aborda el modelo. Para efectos del presente trabajo, sin embargo, el concepto importante que abordan es el de stock de capital adictivo, el que puede desplazar al individuo a distintas zonas en que queda propenso a uno u otro estado estacionario (consumir poco o nada, o consumir mucho). Este stock est´a constituido por experiencias pasadas de consumo y por experiencias de “ciclo de vida”. En ´el podr´ıamos incluir: padres divorciados, edad de inicio, entorno familiar, tener un buen trabajo, consumo pasado, etc. Respecto al precio monetario, afirman que este tiende a ser relativamente m´as importante que el no monetario en la decisi´on de consumo de individuos j´ovenes y/o pobres, en parte porque asignan menor valor monetario a la salud y otros efectos futuros negativos -en el caso de los pobres, un ejemplo de esto puede ser la disminuci´on de productividad laboral, dado que esperan menor 10

p´erdida de ingresos asociada a esto en comparaci´on a consumidores ricos que suelen tener mayores expectativas de ingreso-. Mencionan trabajos como el de Townsend, J., (1987), que lo confirma para el caso de los pobres usando datos de Inglaterra, y los de Lewit et al. (1981) y Lewit, E., Coate, D., (1982), que lo confirman para el caso de los j´ovenes. Chaloupka, Grossman, Tauras (1999), buscan estimar el impacto de precios sobre el consumo de marihuana y coca´ına por parte de j´ovenes, utilizando datos de la encuesta Monitoring the Future en sus versiones 1982 y 1989. Para ello, definen cuatro variables dependientes: prevalencia a˜ no, frecuencia en u ´ltimo a˜ no entre quienes consumieron en ese per´ıodo, y sus an´alogas para mes. Esto, para cada droga en cuesti´on. En conformidad a los conceptos te´oricos de la Teor´ıa de la Adicci´on Racional propuestos en ambos trabajos mencionados de Becker et al., utilizan el concepto de precio completo como aquel compuesto por el monetario m´as el no monetario. Espec´ıficamente, en este trabajo emp´ırico ellos suponen que la parte no monetaria est´a constituida por variables de penalizaci´on (multas y/o encarcelamiento esperados), valor del viaje y la espera para conseguir cada sustancia, y finalmente costos en salud y otros, de manera que en la parte no monetaria podr´ıamos incluir (en principio) desaprobaci´on del consumo por parte de los padres, dificultad para obtener la droga, etc. Suponen oferta infinitamente el´astica, y su m´etodo econom´etrico se basa en el trabajo en dos etapas desarrollado por Cragg (1971). La primera etapa consiste en una ecuaci´on probit para participaci´on (prevalencia). La segunda etapa se realiza utilizando solamente las observaciones de quienes son considerados usuarios y la variable dependiente es el logaritmo natural de las medidas de uso “continuas”. Para cada droga, en ambas etapas se utiliza el mismo set de regresores. Chaloupka et al. (1999, working paper 1 ), buscan averiguar si acaso mayores precios del tabaco fomentan el uso de marihuana entre escolares adolescentes, investigando la relaci´on que existe entre las demandas de estas drogas en este grupo etario. Para ello, utilizan una encuesta nacionalmente representativa de alumnos de niveles equivalentes a lo que ser´ıan octavo b´asico, segundo medio y cuarto medio chilenos. Los datos provienen de las versiones entre 1992 y 1994 de la 1 No fue posible encontrar la versi´on finalizada de este trabajo. Aparentemente, nunca se termin´ o. Sin embargo, su revisi´ on s´ı aport´o algunas luces para la presente investigaci´on, raz´ on por la cual se le incluye en la revisi´on de literatura.

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encuesta Monitoring the Future. Su modelo emp´ırico contempla una primera etapa tipo probit y una segunda etapa log-lineal. Dos cosas resultan interesantes a primera vista en este trabajo: en primer lugar, que utilizan errores est´andar robustos, y en segundo lugar, que para las respuestas categ´oricas de tramos de consumo de tabaco (es decir, aquellas en que la primera categor´ıa agrupa todo un intervalo de frecuencias de consumo, la segunda representa al siguiente, y as´ı sucesivamente), utilizan el valor del medio (median value) de cada categor´ıa para construir una variable “cuasicontinua”. Encuentran que aumentos del precio monetario de cigarrillos (tabaco) disminuyen tanto la probabilidad de ser usuario de estos como la frecuencia condicional de consumo entre quienes son usuarios, y que al examinar efectos de precios cruzados, claramente se ve que un aumento de precio de cigarrillos no aumentar´a el uso de marihuana entre los j´ovenes de la poblaci´on en consideraci´on, y que adem´as de reducir el tabaquismo entre ellos, precios de cigarrillos m´as altos significativamente reducen el consumo medio de marihuana entre quienes ya son usuarios. Tambi´en encuentran que los precios de cigarrillos tienen un efecto negativo sobre la probabilidad de utilizar marihuana, pero ese resultado no es significativo a los niveles convencionales (95 % y 99 %). Lo anterior sugiere que ambos bienes son complementos para la poblaci´on bajo estudio.

2.2.

Literatura Nacional

Como se dijo, la literatura nacional, si bien abundante respecto a factores de riesgo y perfiles de consumo de distintas drogas en Chile, carece, sin embargo, de un an´alisis econom´etrico que analice rigurosamente la gran cantidad de informaci´on disponible, especialmente aquella que emana de los Estudios Nacionales de Droga del SENDA. Valenzuela (2006) eval´ ua la hip´otesis del impacto del involucramiento y control parentales (hands on parents) en el consumo de alcohol, marihuana y coca´ına (pasta base + clorhidrato de coca´ına) por parte de escolares, controlando por edad, sexo, caracter´ısticas de amistades concernientes al consumo de drogas, estructura familiar y nivel educativo de los padres como indicador socioecon´omico. Para ello utiliza datos del cuarto y del quinto Estudio Nacional de Drogas en Poblaci´on Escolar (2001 y 2003, respectivamente), incluyendo un ´ındice de involucramiento parental construido para tales efectos. Con ellos estima 3 modelos logit en que las variables dependientes son la prevalencia-a˜ no del uso de marihuana, prevalencia-a˜ no del uso de coca´ına 12

y prevalencia-mes del uso de alcohol, respectivamente. En los 4 modelos que utiliza, encuentra que el grado de involucramiento de los padres tiene coeficientes mayores a cualquier otra variable, salvo la de uso de drogas por parte de los amigos. Sin embargo, cabe considerar que el uso de estas drogas por parte de escolares probablemente est´e determinado por un n´ umero de variables bastante mayor al considerado, por lo que es de esperar que existan variables omitidas y, con ellas, sesgo en los par´ametros estimados. Adem´as, el hecho de que se considere tanto a la pasta base como a la coca´ına en forma de clorhidrato dentro de la misma categor´ıa da para dudar mucho respecto a la estimaci´on del modelo, puesto que es de esperar que el perfil de usuario de pasta base sea fundamentalmente distinto al de coca´ına en forma de clorhidrato (de hecho, al ver los datos de la misma encuesta, resulta evidente que los consumidores de pasta base est´an mucho m´as relacionados con pobreza y marginalidad que los de clorhidrato de coca´ına). Hurtado (2004) busca modelar la demanda por marihuana en Chile utilizando datos del Quinto Estudio Nacional de Drogas en Poblaci´on General, y de Carabineros de Chile en lo que respecta a precios estimados de las distintas drogas. Para ello, toma como marco te´orico la consideraci´on de que la demanda por drogas responde no solo al precio monetario, si no que tambi´en a las consecuencias legales y da˜ no en salud esperados a causa de su consumo, as´ı como tambi´en costos de transacci´on (tiempo y/o desplazamiento). Lo hace en dos partes: la primera utiliza un modelo probit con variable dependiente binaria que identifica consume o no consume; la segunda expande el an´alisis a la frecuencia de uso utilizando un modelo tipo Heckman, en que la variable dependiente corresponde al n´ umero de d´ıas de consumo durante el u ´ltimo mes. Esto permite, en cierta forma, dar cuenta de la selecci´on muestral, dado que la frecuencia de uso y sus determinantes se consideran solo para aquellos que son usuarios de marihuana. Ambas etapas se estiman por m´axima verosimilitud. Respecto a la decisi´on de consumo, obtiene que dos componentes del precio propio (precio monetario y riesgo percibido en salud) son significativos para explicarla: mientras mayor es su valor, menor es la probabilidad de ser consumidor. Tambi´en resultaron significativos el precio del pisco, el riesgo percibido por consumo de tabaco y el riesgo percibido por consumo de coca´ına o pasta base. Sus respectivos coeficientes sugieren que existe sustituci´on de la marihuana con cigarrillos y pisco, mientras que con la coca´ına y la pasta base su relaci´on es de complementariedad. Tambi´en resultaron relevantes las 13

siguientes caracter´ısticas sociodemogr´aficas: g´enero, edad, lugar de residencia, frecuencia de pr´acticas religiosas, estado civil y nivel socioecon´omico. Respecto a la frecuencia de consumo, condicional en que se es usuario, encuentra que las variables explicativas significativas son dos: el nivel socioecon´omico y la edad de inicio. Ambas guardan una relaci´on inversa con la frecuencia de uso. Es decir, seg´ un esto, tanto ser m´as pobre como haberse iniciado antes aumentan la frecuencia de uso esperada en el consumidor. Existen adem´as algunos informes y boletines del Observatorio Chileno de Drogas, instituci´on dependiente del SENDA, que analizan el consumo de diversas sustancias y los factores de riesgo conducentes a estas tanto entre poblaci´on general como entre subpoblaciones. En el bolte´ın “Factores de Riesgo y Consumo de Marihuana en la Poblaci´on Escolar”(2012), utilizando los datos del Octavo Estudio Nacional de Drogas en Poblaci´on Escolar de Chile levantados por SENDA el a˜ no 2009, se estima la probabilidad de haber presentado consumo de marihuana durante los treinta d´ıas previos al levantamiento de los datos, seg´ un distintos factores “de riesgo”(es decir, aquellos que guardan una correlaci´on positiva con la probabilidad de consumo) y “protectores”(aquellos que correlacionan negativamente con la probabilidad de consumo). Para ello, se utiliza un modelo de regresi´on log´ıstica (aunque en realidad no queda claro si se utiliza ese modelo o uno tipo probit). Encuentran que los factores m´as relacionados con el consumo de dicha sustancia son la reacci´on de los amigos frente al consumo del individuo, el uso de la sustancia por parte de las amistades del individuo, la historia familiar de utilizaci´on de drogas y la disponibilidad de drogas en el establecimiento educacional en el que el individuo estudia y sus alrededores. Adem´as, se hace una breve revisi´on de algunos hechos estilizados. Sin embargo, a pesar de que, seg´ un la tabla de regresi´on, casi todas las variables explicativas resultan significativas al 1 %, tres cr´ıticas importantes pueden hacerse al estudio. En primer lugar, que los resultados se presentan de manera un tanto tendenciosa: por ejemplo, si una variable explicativa hace aumentar la probabilidad de haber consumido de 12 % a 24 %, se dice que la aument´o en un 100 %, lo cual no deja de ser verdadero, pero difiere radicalmente de la manera en que se presentan los resultados en la literatura general, tanto chilena como internacional, que en un caso como el descrito normalmente establecer´ıa que la probabilidad simplemente aumenta un 12 %. Esto resulta importante de considerar si queremos que al menos parte de nuestro estudio pueda ser entendido por personas no especializadas en disciplinas afines a las ciencias sociales o sin mayor formaci´on estad´ıstica, 14

evitando que se sobreestimen los resultados. La segunda cr´ıtica importante tiene que ver con la interpretaci´on de los resultados obtenidos. En diversas oportunidades, se interpreta el signo de los coeficientes obtenidos en las regresiones como el impacto que la correspondiente variable explicativa tiene en la variable dependiente (la probabilidad de haber consumido durante el mes previo a la encuesta), hablando de “la influencia que tiene tal o cual factor sobre la variable dependiente”. En este sentido, parece ser que hace falta una importante revisi´on de los alcances de los reultados obtenidos, en primer lugar, dejando claro que correlaci´on no es lo mismo que causalidad, y en segundo, que considerando que gran parte de las variables explicativas posiblemente sea end´ogena, esas “influencias”de las que se habla probablemente est´en sesgadas. De esta forma, resultar´ıa m´as apropiado hablar de relaciones que de influencias. Adem´as, tampoco se habla de otros posibles problemas econom´etricos, como pueden ser heteroscedasticidad, multicolinealidad u otro que est´a presente invariablemente en los datos de autorreporte: errores de medici´on y sus implicancias, tanto entre variables dependientes como en regresores. La tercera cr´ıtica importante tiene que ver con variables omitidas; en particular, aquellas relacionadas con el consumo de otras sustancias. Es sabido que el consumo de cada droga est´a relacionado con el de otras, es decir, que sus demandas son interdependientes, o al menos, que no pueden considerarse independientes. De esta forma, el haber omitido como regresores a las variables de consumo de otras drogas de alta prevalencia en la poblaci´on bajo estudio constituye una carencia importante de este bolet´ın, puesto que presumiblemente sesga los coeficientes encontrados en la regresi´on. Sin embargo, resulta rescatable el an´alisis de datos que se hace en dicho bolet´ın a la hora de presentar algunos hechos estilizados que dan algunas luces sobre factores de riesgo y protectores relacionados al consumo de marihuana entre la poblaci´on escolar chilena. En otro bolet´ın del Observatorio Chileno de Drogas, “Consumo de Marihuana en Poblaci´on Escolar: An´alisis de Prevalencia e Incidencia”(2012), se analiza el aumento en las prevalencias a˜ no de marihuana observado al comparar los datos del Noveno Estudio Nacional de Drogas con los del octavo, utilizando para ello los datos levantados para la elaboraci´on de dichos estudios. Ello se hace interpretando ciertos hechos estilizados, fundamentalmente prevalencias seg´ un distintas divisiones en cohortes. Dada la contingencia pol´ıtica del a˜ no en que fueron levantados los datos (2011), en que el movimiento estudiantil mostraba su mayor fuerza, se consider´o dentro del 15

an´alisis de cohortes los colegios en toma, en toma y paro, solo en paro y aquellos en situaci´on regular. Aquellos en situaci´on de toma mostraron mayor prevalencia. Adem´as de la prevalencia y la incidencia a˜ no (es decir, el porcentaje que declar´o haber consumido por primera vez durante el u ´ltimo a˜ no), se analiz´o el comportamiento de distintos factores protectores y de riesgo seg´ un la situaci´on (de las ya mencionadas) que viv´ıa cada establecimiento en ese momento. No entraremos en detalles respecto a los otros resultados obtenidos en este an´alisis, por cuanto se refieren a hechos estilizados que no aportan nada nuevo. Sin embargo, s´ı cabe destacar una “propuesta”que se hace al final del documento y que podr´ıa ser interesante: realizar un modelo estad´ıstico para el c´alculo de la probabilidad de incurrir por primera vez en el consumo de marihuana durante el a˜ no 2011, incluyendo simult´aneamente las dimensiones propuestas en dicho bolet´ın y as´ı medir el impacto de estas variables sobre la tasa de incidencia de marihuana. Esto nos lleva a pensar que podr´ıa ser interesante incluir la variable de incidencia (a˜ no o mes) en nuestra investigaci´on acerca de la demanda por distintas drogas en poblaci´on escolar chilena. El an´alisis riguroso de causalidad, si es que resultara posible, solo lo ser´ıa cuando se destinaran todos los recursos necesarios para la obtenci´on de datos de panel que permitan hacerlo; sin embargo, el tipo de an´alisis presente en este bolet´ın puede ser de mucha utilidad a la hora de pensar pol´ıticas p´ ublicas para abordar estos problemas.

16

3. 3.1.

Antecedentes y hechos estilizados Pasta base

Respecto al consumo de esta sustancia durante los u ´ltimos a˜ nos, podemos ver que, seg´ un el documento “Principales Resultados Nacionales”(2013) elaborado por SENDA con motivo del D´ecimo Estudio Nacional de Drogas (del cual estamos utilizando los datos), ha presentado variaciones que no son estad´ısticamente significativas, registrando una prevalencia a˜ no -medida que se utiliza para registrar el nivel de quienes son considerados “consumidores” en el caso de las drogas il´ıcitas- de 2,3 % en 20132 . 2

Los niveles de prevalencia y otros estad´ısticos expuestos en el presente trabajo pueden diferir con los expuestos en los informes de SENDA como consecuencia de la limpieza de datos efectuada para efectos de la presente investigaci´on, en la cual se transformaron en omitidas las respuestas que presentaban incoherencias. Esto, porque es de esperar que los datos de autorreporte tengan errores de medici´on o sesgo. Sin embargo, considerando la posibilidad de que la limpieza efectuada tambi´en pueda adolecer de estos defectos, se encuentra disponible una compilaci´on especial con todos los gr´aficos que aqu´ı aparecen, pero construidos a partir de los datos “crudos” enrtegados por SENDA, es decir, sin limpieza. Esta puede ser obtenida poni´endose en contacto con el autor a [email protected].

17

Prevalencias totales (c) Mes .8

(b) Año

.763729

.8

.8

(a) Vida

.312553

.6

.332753 .253212

.011139

.180286

.029479

0

.037371

0

0

.295408

.2

.2

.2

.270601

.015602

.400617

.4

.6 .4

.4

.6

.623857

Pasta base Cocaína Tabaco

.003242

.00859

Marihuana Alcohol

Figura 1: Prevalencias totales Tal como podemos apreciar en la figura 1, en el caso de esta droga las prevalencias vida y a˜ no se ubican en 1,6 % y 1,1 %, respectivamente, en tanto la prevalencia mes se ubica en el 0,3 %. De esta manera, seg´ un nuestros datos, es la droga con menor prevalencia escolar de las que se encuentran bajo estudio en el presente trabajo. De la figura 2 podemos ver que su consumo se concentra principalmente en los establecimientos municipales, presumiblemente debido a que es una droga relacionada a la pobreza y la marginalidad, lo que hace especialmente dif´ıcil que sea consumida por alumnos de establecimientos particulares pagados. Esto se puede notar tambi´en en los gr´aficos de la figura 3, donde se aprecia que casi el 60 % de los establecimientos particulares pagados encuestados tiene prevalencia a˜ no de pasta base igual a 0 y en el caso de los particulares subvencionados este porcentaje corresponde casi el 70 %, en tanto este porcentaje para el caso de municipales apenas sobrepasa el 50 %, es decir, si tomamos en cuenta la fracci´on de establecimientos municipales que 18

.8

Prevalencias año por dependencia .739062 .637029

.4

.6

.575283

.314646 .274433

.291273 .246872

.237236

.2

.268985

.034185

.01052

.027906

.00585

.020577

0

.013372

Municipales

Part. Subvencionados Pasta base Cocaína Tabaco

Part. Pagados Marihuana Alcohol

Figura 2: Prevalencias a˜ no por dependencia registran prevalencia positiva, estos llegan casi al 50 %. Observando esto y el hecho de que la prevalencia a˜ no es mayor en alumnos de establecimientos particulares subvencionados, podr´ıamos decir que en el caso de estos u ´ltimos la prevalencia est´a m´as concentrada en menos colegios, en comparaci´on a lo que ocurre con los particulares pagados, en que la prevalencia est´a m´as dispersa en m´as colegios con niveles menores. Esto puede apreciarse en el gr´afico correspondiente contenido en el anexo, que muestra la distribuci´on por dependencia considerando solo los establecimientos con prevalencia mayor a 0.

19

Distr. prev. año media p. base por colegios según dependencia

60 Percent 40

0

0

0

10

20

20

20

Percent

40

40

60

Part. Pagados

80

Part. Subvencionados

Percent 30

50

Municipales

0 .1 .2 .3 .4 0 .1 .2 .3 .4 .5 0 .05 .1 .15 .2 Prev. anual media pasta base colegio Prev. anual media pasta base colegio Prev. anual media pasta base colegio

Percent

Figura 3: Distribuci´on prevalencia media a˜ no por colegios, pasta base Observando la figura 4 podemos ver que la prevalencia es mayor en los hombres. En el caso de prevalencia mes es casi el doble; sin embargo, en t´erminos absolutos la diferencia es muy peque˜ na. Si analizamos el consumo por nivel, nos damos cuenta de que tanto para los casos de prevalencia vida como de prevalencia a˜ no el peak se ubica en tercero medio. Sin embargo, en el caso de prevalencia mes, este se ubica en primero medio. El caso de prevalencia a˜ no lo podemos apreciar en la figura 5 (para ver los casos de vida y mes, revisar el ap´endice “Gr´aficos”). Sobre las diferencias en edades de inicio seg´ un dependencia escolar no podemos hablar con mucha seguridad, puesto que se trata de prevalencias peque˜ nas en relaci´on a sus desviaciones est´andar; sin embargo, para todas las dependencias, la estimaci´on punto sugiere que la mayor´ıa de quienes se han iniciado en esta droga lo han hecho antes de llegar a primero de ense˜ nanza media. Probablemente lo m´as interesante surge al preguntarnos por la relaci´on del uso de pasta base con el de las otras drogas bajo estudio. Condicional en 20

Prevalencias por sexo (a) Año

(b) Mes

.647786

.6

.403801

.397261

.4

.4

.6

.599968

.340903 .279035 .24896

.289877

.262992

.2

.2

.215947

.038871

.009192 .020332

.172077

.002453 .005418

0

.004105 .011887

0

.013232

.189192

Hombres

Mujeres

Hombres

Pasta base Cocaína Tabaco

Mujeres

Marihuana Alcohol

Figura 4: Prevalencias por sexo que se es usuario de pasta base, aumenta considerablemente la probabilidad de ser consumidor de todas las otras. Especialmente dram´atica resulta el alza en la probabilidad de ser consumidor de coca´ına: la probabilidad de ser consumidor de esta sustancia es 26,2 veces m´as alta entre quienes consumen pasta base, en comparaci´on a quienes no lo hacen, en el caso de prevalencia a˜ no (figura 6). Si bien no contamos con datos de panel que nos permitan evaluar rigurosamente el efecto de “puerta de entrada” a otras drogas que cada una de estas sustancias pueda tener, para efectos del presente trabajo se ha construido un gr´afico para cada droga en cuesti´on, que pretende dar una primera aproximaci´on a este fen´omeno, teniendo en cuenta las limitaciones del caso. Para el caso de la pasta base, este gr´afico corresponde al contenido en la figura 7. En ´el se muestra el porcentaje de quienes consumieron pasta base que manifestaron haber consumido por primera vez cada una de las otras drogas a una edad superior a aquella en que consumieron por primera vez pasta base. 21

.8

Prevalencias año por nivel .772894

.757419 .689049

.6

.572925

.418519

.4

.408583 .368579

.363078

.368495

.037122 .01496

.046666 .009929

.318668 .288309 .301472

.2

.246224 .114479 .118584 .022619 .011251

.029731 .012362

0

.017199 .007182





IIº Pasta base Cocaína Tabaco

IIIº

IVº

Marihuana Alcohol

Figura 5: Prevalencias a˜ no por nivel De esta manera, la primera barra muestra que, de quienes consumieron pasta base, un 6,9 % consumi´o marihuana por primera vez a una edad superior a la edad que ten´ıa cuando prob´o por primera vez la pasta base (por lo tanto, la fracci´on restante de quienes han probado pasta base hab´ıan probado marihuana con anterioridad o bien nunca la han probado), un 17,32 % prob´o coca´ına despu´es de haber probado pasta base, un 6,5 % prob´o el alcohol y un 6,4 % prob´o por primera vez el tabaco despu´es de haber probado la pasta base. Tres consideraciones importantes deben hacerse para leer este gr´afico. En primer lugar, los porcentajes all´ı mostrados de escolares que probaron cada una de las drogas despu´es de haber probado la pasta base pueden estar sobre o subestimados, puesto que no toman en cuenta a quienes probaron ambas drogas a la misma edad, los que fueron tomados como observaciones omitidas, dado que en estos casos no podemos determinar qu´e droga se consumi´o primero. 22

1

Prevalencias año drogas según uso o no uso de pasta base .934952

.910358

.8

.930304

.6

.618879

.4

.536617

.280109

.2

.262065

0

.020433

0

1 Marihuana Alcohol

Cocaína Tabaco

Figura 6: Prevalencias a˜ no drogas seg´ un uso o no uso de pasta base En segundo lugar, como ya se dijo, estos gr´aficos fueron construidos para cada droga solamente como una primera aproximaci´on al fen´omeno de puerta de entrada, y el hecho de no tener en cuenta una serie de otras variables relevantes que han sido omitidas puede llevar a conclusiones err´oneas si no se tienen en cuenta las limitaciones del presente an´alisis. De todas formas, puede servir para hacerse una rudimentaria primera impresi´on. En tercer lugar, en cada uno de los casos que analizaremos hay que tener en cuenta que el alcance de nuestra informaci´on llega hasta cuarto a˜ no medio de la etapa escolar. Por ello, en el caso de algunas drogas los porcentajes de “puerta de entrada” all´ı mostrados pueden estar subestimados, puesto que hay drogas cuyo inicio posiblemente se caracterice por ser en una etapa de la vida posterior a la escolar, hecho que, por lo tanto, no queda registrado en estos gr´aficos3 . 3

Pensar, por ejemplo, en drogas como MDMA, LSD, etc.

23

Teniendo en cuenta las limitaciones ya discutidas, podemos ver que el efecto de “puerta de entrada”de la pasta base que nos muestra el gr´afico es relativamente peque˜ no en comparaci´on a las prevalencias vida de cada droga observadas en el gr´afico de la figura 1, salvo en el caso de la coca´ına: de quienes probaron pasta base, un 17,3 % prob´o posteriormente coca´ına, prevalencia mucho mayor a la media no condicionada. Tomando en cuenta tambi´en el gr´afico de prevalencia de drogas condicional en uso de pasta base contenido en la figura 6, lo anterior puede deberse a que, dado el car´acter marginal y tremendamente da˜ nino de esta droga, es esperable que quienes la prueben por primera vez ya hayan probado sustancias l´ıcitas como el alcohol y el cigarrillo, y la marihuana que, aunque il´ıcita, resulta menos da˜ nina para la salud en comparaci´on a la pasta base; en cambio, la coca´ına es una droga m´as dura y cara, por lo que no es tan probable que ya la hayan probado en ese momento.

.2

Efecto puerta de entrada: pasta base

.1

.15

.173193

.068503

.065492

0

.05

.064233

Marihuana Alcohol

Cocaína Tabaco

Figura 7: Efecto ”puerta de entrada”, pasta base

24

3.2.

Marihuana

Seg´ un el documento del SENDA previamente citado, en las veriones 2011 y 2013 del Estudio Nacional en Poblaci´on Escolar (ENPE) se registraron niveles de consumo (prevalencia a˜ no) significativamente mayores a las registradas en versiones anteriores del mismo estudio, llegando a 19,5 % para 2011 y a 30,6 % para 2013, lo que adem´as significa un alza de m´as de 50 % entre uno y otro. Habiendo limpiado los datos, sin embargo, las prevalencias vida, a˜ no y mes son de 31 %, 27 % y 18 % (ver figura 1), respectivamente, lo que de todas formas significa un alza respecto a 2011 en todos los casos. Respecto a la prevalencia por dependencia escolar, en la misma figura vemos que las prevalencias son significativamente menores en establecimientos particulares pagados. Respecto a la distribuci´on de prevalencia seg´ un establecimiento, vemos que esta es bastante m´as homog´enea que en el caso de pasta base, en el que casi un 60 % de estos no registra prevalencia. En el caso de la marihuana, apenas un 4 % de los colegios registra prevalencia nula para el caso anual (figura 8), y un 7,5 % lo hace para el caso mensual, de manera que todos los dem´as tienen prevalencia positiva a distintos niveles, situ´andose la gran mayor´ıa de estos bajo el 40 % de prevalencia para el caso anual, y pr´acticamente todos bajo ese mismo nivel para el caso mensual (ver gr´afico en anexo).

25

0

1

Percent 2

3

4

Distribución prevalencia año media por colegios: marihuana

0

.2

.4 .6 Prev. anual media marihuana colegio

.8

1

Figura 8: Distribuci´on prevalencia media a˜ no por colegios: marihuana Observando el consumo seg´ un sexo, nos damos cuenta de que todas las prevalencias -vida, a˜ no y mes- resultan mayores en los hombres (figura 4; para el caso de prevalencia vida, dirigirse al ap´endice). Vemos tambi´en que el crecimiento de las prevalencias es creciente seg´ un nivel (figura 5), salvo para el caso de prevalencia mes, en que el peak se ubica en tercero medio, para luego descender levemente en el caso de los cuartos medios (ver ap´endice). Explicaciones para esto puede haber muchas: el enfrentamiento de los individuos al egreso del colegio, la preparaci´on para la Prueba de Selecci´on Universitaria, etc., sin embargo, limit´andonos a nuestros datos, no estamos en condiciones, por el momento, de dar una respuesta clara a este fen´omeno. Por otra parte, observando la misma figura para el caso anual y los gr´aficos en el ap´endice para los casos de vida y mensual, resulta interesante y a la vez preocupante notar que el gran salto en consumo se da entre octavo b´asico y primero medio: de 13,5 % a 27,6 % en prevalencia vida, de 11,4 % a 24,6 % en prevalencia a˜ no y de 8 % a 17,2 % en prevalencia mes; es decir, en todos 26

los casos la prevalencia m´as que se duplica durante esa transici´on. Observando las figuras correspondientes en el ap´endice, al desglosar por dependencia, podemos ver que en el caso de los establecimientos municipales la iniciaci´on en el consumo es notablemente m´as temprana en comparaci´on a los particulares pagados -de hecho, las edades de inicio promedio entre quienes alguna vez han consumido son de 14,65, 14,74 y 15,1 en establecimientos municipales, particulares subvencionados y particulares pagados, respectivamente, con diferencia significativa al 95 % de confianza en el caso de los u ´ltimos-. En el caso de los municipales, la prevalencia vida aumenta a tasas decrecientes entre 8o b´asico y IVo medio, mientras en el caso de los particulares pagados este aumento se da de manera casi lineal en ese mismo tramo de cursos. Por otra parte, si solo observamos los cuartos medios, vemos que tanto la mayor prevalencia vida como la mayor prevalencia a˜ no se encuentra en los establecimientos particulares pagados, lo que quiere decir que, si bien a nivel general, entre 8o b´asico y IVo medio, la prevalencia es mayor entre alumnos de establecimientos municipales, al llegar a IVo medio los alumnos de particulares pagados registran m´as prevalencia que los municipales (y que los particulares subvencionados). Es decir, el hecho de que a nivel general haya m´as prevalencia entre municipales, se debe a los altos niveles que estos registran entre los alumnos de 8o b´asico, y Io y IIo medios. Otro aspecto que resulta interesante es el de la relaci´on que existe entre el consumo de marihuana y otras drogas. Seg´ un nuestras estimaciones, condicionando en que se es usuario de marihuana (es decir, que se consumi´o durante el u ´ltimo a˜ no), se aumenta la probabilidad de ser usuario de pasta base en 39,5 veces, la de ser usuario de coca´ına en 26,7 veces, casi se duplica la probabilidad de haber consumido4 alcohol durante el u ´ltimo a˜ no, y aumenta en 8 veces la probabilidad de haber consumido tabaco durante el mismo per´ıodo. Sin embargo, especialmente importante resulta la diferencia de prevalencia de otras drogas entre quienes consumen y no consumen marihuana en el caso de los establecimientos municipales, lo que podemos apreciar en el gr´afico (a) en la figura 9. 4

Recordemos que para el caso de drogas il´ıcitas la condici´on de “usuario” o “consumidor” se define seg´ un la prevalencia durante el u ´ltimo a˜ no, mientras que en el caso de las drogas l´ıcitas esta condici´ on se define seg´ un prevalencia mes.

27

Prev. año drogas según uso de marihuana por dependencia Part. Subvencionados

.967371

.920535

.9042

.825578

.8

.8

.824057

.8

Part. Pagados 1

1

1

Municipales

.744133

.6

.6

.6

.651867

.506563

.107716

.4 .087441

.072558 .028887

.078395

.066425 .023245

.000933 .000169

No usaron

Usaron

.050969 .01354

0

.002591 .000669

0

0

.002541 .000347

.2

.4 .2

.2

.4

.435757

No usaron

Usaron

Pasta base Alcohol

No usaron

Usaron

Cocaína Tabaco

Figura 9: Prevalencias a˜ no drogas seg´ un uso o no uso de marihuana

Efecto puerta entrada marihuana por dependencia Part. Subvencionados

Part. Pagados .15

.15

.148662

.15

Municipales

.027919

.071549

.05

.069453

.068344

.05

.05

.063854

.1

.1

.1

.126825

.041346

.025325

.026634 .023738

Pasta base28 Alcohol

0

0

0

.008981

Cocaína Tabaco

Figura 10: Efecto ”puerta de entrada”, marihuana

Respecto al gr´afico de “puerta de entrada”que hemos construido para el caso de marihuana (ver anexo), no muestra nada muy fuera de lo com´ un en lo referente a alcohol y tabaco, puesto que, al igual que en el caso de estas drogas, el gran salto en prevalencia se da entre octavo b´asico y primero medio, de manera que con nuestros datos no podemos distinguir en este caso qu´e es lo que se prueba primero y qu´e es lo que se prueba despu´es, puesto que en muchos casos todo esto ocurre a la misma edad. Sin embargo, s´ı llama la atenci´on el caso de la coca´ına, teniendo en cuenta que la prevalencia total (no condicionada, figura 1) de vida para esta droga es de 3,7 %, y que, seg´ un nuestro gr´afico de puerta de entrada para el caso de marihuana, el 6,64 % de quienes prueban marihuana posteriormente prueban aquella droga, y esto, nuevamente, sin considerar a quienes lo hacen en una etapa posterior a la escolar. Esto, adem´as de lo mostrado en la figura 9 respecto a uso de coca´ına condicional en uso o no uso de marihuana, nos plantea la interrogante respecto al posible rol de puerta de entrada hacia la coca´ına que puede tener la marihuana. La respuesta, por el momento, est´a lejos de ser clara, aunque haremos lo posible por acercarnos a ella mediante las estimaciones que realizaremos m´as adelante. Desglosando por dependencia escolar, tal como se aprecia en la figura 10, en el caso de establecimientos municipales y particulares subvencionados, el “efecto puerta de entrada”desde marihuana a pasta base es, seg´ un lo estamos concibiendo en estos gr´aficos, significativamente mayor al que se registra en el caso de particulares pagados, a un nivel de confianza del 95 %. Lo mismo podemos decir para el efecto puerta de entrada de marihuana a coca´ına, con la salvedad de que en este caso las diferencias por dependencia escolar no son significativas al 95 %.

29

3.3.

Coca´ına

Seg´ un el citado documento de SENDA, ninguna de las prevalencias vida, a˜ no, mes- en el consumo de esta sustancia ha registrado variaciones significativas en comparaci´on a la versi´on de 2011 del ENPE, registr´andose niveles de 6 %, 3,6 % y 1,6 %, respectivamente, los que despu´es de nuestra limpieza de datos quedan en 3,7 %, 2,9 % y 0,9 % (figura 1). Seg´ un dependencia escolar, vemos que el consumo es mayor en los establecimientos municipales, luego en los particulares subvencionados y finalmente en los particulares pagados, salvo para el caso de prevalencia mes, en que particulares subvencionados y particulares pagados registran niveles similares de 0,7 % y 0,8 %, respectivamente (figura 2).

Distribución prevalencia año media por colegios: cocaína Solo con prev. positiva

Percent 1 0

0

.5

10

Percent 20

1.5

30

2

40

General

0

.2 .4 .6 .8 Prev. anual media cocaína colegio

1

0

.2 .4 .6 .8 Prev. anual media cocaína colegio

1

Percent

Figura 11: Distribuci´on prevalencia media a˜ no por colegios, coca´ına Por otra parte, observando la distribuci´on de prevalencias por colegio (figura 11), vemos que m´as del 35 % de estos tiene nula prevalencia a˜ no, y m´as del 60 % en el caso de prevalencia mes. A diferencia de lo que ocurre con 30

la pasta base, cuyo precio es considerablemente menor, dado que tradicionalmente no se caracteriza al consumidor de coca´ına exclusivamente con la marginalidad, una posible explicaci´on para esta distribuci´on podr´ıa ser que exista un fuerte efecto de red en el consumo, es decir, que dado que probablemente a los escolares les resulte m´as dif´ıcil conseguir coca´ına que marihuana, alcohol o tabaco, su consumo est´e fuertemente determinado por las redes de contacto y distribuci´on que existan en cada establecimiento y su entorno geogr´afico y social. Sin embargo, nuevamente, esto es solo una hip´otesis. Desglosando por sexo (figura 4), vemos que todas las prevalencias de esta droga son aproximadamente el doble en hombres de lo que son en mujeres (para caso vida, ver ap´endice). El desglose de prevalencias por nivel tambi´en presenta situaciones interesantes: en el caso de prevalencia vida, el gran salto se produce entre segundo y tercero medio, pasando de 3,6 % a 5 %. En el caso de prevalencia a˜ no (figura 5), si bien el aumento entre segundo y tercero medio es considerable -0,7 puntos porcentuales-, el gran salto se produce entre tercero y cuarto medio, pasando de 3,7 % a 4,7 %. Lo mismo ocurre con la prevalencia mes, que seg´ un lo estimado pasa de 0,8 % a 1,7 % entre tercero y cuarto medio, es decir, se duplica en ese lapso (los casos de vida y mes se pueden revisar en el ap´endice). Ciertamente, el consumo de coca´ına se encuentra altamente relacionado con el consumo de otras drogas (figura 12). En particular, seg´ un este an´alisis -y considerando sus limitaciones- para el caso de prevalencia mes, un individuo que consumi´o coca´ına durante el u ´ltimo mes tiene una probabilidad de haber consumido pasta base durante el mismo per´ıodo de tiempo 90,64 veces mayor a la de alguien que no consumi´o coca´ına en ese per´ıodo. Lo curioso es que, si examinamos el gr´afico correspondiente a prevalencia mes de drogas seg´ un uso o no uso de pasta base (figura 6), vemos que de quienes consumieron pasta base durante el u ´ltimo mes, el 39,5 % tambi´en us´o coca´ına, mientras que, haciendo el an´alisis inverso, de quienes usaron coca´ına durante el mismo per´ıodo de tiempo, solo el 14,9 % consumi´o tambi´en pasta base. En relaci´on a las otras drogas -marihuana, alcohol y tabaco-, resulta sorprendente ver que en todas ellas su prevalencias mensuales son mayores a 80 % entre quienes consumieron coca´ına el u ´ltimo mes (ver ap´endice), y las anuales est´an sobre 89 % entre quienes lo hicieron el u ´ltimo a˜ no (figura 12). Estas prevalencias son mayores en comparaci´on a las condicionales en uso de pasta base, al mismo tiempo que, tal como se dijo, la prevalencia de coca´ına entre quienes consumieron pasta base es mayor a la de pasta base entre quienes consumieron coca´ına. Una posible hip´otesis para explicar esto es que 31

1

Prevalencias año drogas según uso o no uso de coca año .941431 .895436

.8

.906584

.4

.6

.613516

.270058 .21095

.2

.253509

0

.004793

No usaron

Usaron Pasta base Alcohol

Marihuana Tabaco

Figura 12: Prevalencia a˜ no drogas seg´ un uso o no uso de coca´ına los usuarios de coca´ına “rechacen” la pasta base en comparaci´on a las otras drogas, tomando en cuenta que la pasta base es una sustancia de inferior calidad en t´erminos de sus efectos en comparaci´on a la coca´ına, produciendo m´as da˜ no cognitivo irreversible que esta, de manera que es posible que los usuarios de coca´ına, aunque probablemente tengan la posibilidad de consumir pasta base -puesto que esta u ´ltima es considerablemente m´as barata-, prefieran no hacerlo.

32

Efecto puerta de entrada: cocaína .085401

.075118

.072833

0

.02

.04

.06

.08

.086141

Pasta base Alcohol

Marihuana Tabaco

Figura 13: Efecto ”puerta de entrada”, coca´ına Respecto al posible efecto de puerta de entrada graficado, no vemos nada especial, posiblemente porque quienes han consumido coca´ına normalmente ya han consumido todo lo dem´as, con excepci´on de la pasta base: un 7,5 % de quienes han probado coca´ına posteriormente probaron pasta base. Sin embargo, considerando lo mostrado en las figuras 12 y 7, parece ser que en general quienes han probado ambas drogas empezaron por probar pasta base o bien probaron ambas a la misma edad.

33

3.4.

Alcohol

Seg´ un el documento de SENDA ya citado, el consumo (en este caso, prevalencia mes) de alcohol se mantiene estable respecto a la versi´on 2011 del mismo estudio, registrando un aumento de 34,7 % a 35,6 % que no es estad´ısticamente significativa. Las prevalencias vida y a˜ no, sin embargo, aumentan de 78,9 % a 80,7 % y 59,3 % a 63 %, respectivamente. Seg´ un los datos corregidos para efectos del presente trabajo, las prevalencias vida, a˜ no y mes para 2013 son de 76,4 %, 62,4 % y 40 %, respectivamente. Es decir, hay un porcentaje importante de quienes han probado alcohol alguna vez que no volvi´o a hacerlo durante el u ´ltimo a˜ no, y una parte importante de quienes lo hicieron durante el u ´ltimo a˜ no no lo hicieron durante el mes previo a la encuesta (figura 1). Respecto a prevalencias por dependencia escolar, sus mayores niveles se registran en colegios particulares pagados, mientras que los menores lo hacen en establecimientos municipales. La diferencia en prevalencia a˜ no entre municipales y particulares pagados asciende a 16,3 % (figura 2). Respecto a la distribuci´on de prevalencias entre colegios, aproximadamente solo el 0,3 % de estos registra prevalencia a˜ no nula, mientras que para el caso mensual menos del 2 % lo hace. Es decir, el alcohol est´a presente en pr´acticamente todos los establecimientos. En relaci´on a la prevalencia condicional en sexos, esta es mayor en todos los casos -vida, a˜ no y mes- entre las mujeres, en comparaci´on a los hombres (figura 4). Cabe recordar, sin embargo, que esto es solo uso, y no implica necesariamente episodios de embriaguez, cuya distribuci´on podr´ıa ser distinta. Observando el uso seg´ un niveles escolares, podemos ver que, tal como ocurre con otras drogas, este es creciente, y que el gran salto se produce entre octavo b´asico y primero medio (figura 5). Esto es especialmente notorio para el caso de prevalencia mes, que pr´acticamente se duplica en esa transici´on (ver ap´endice). Deteni´endonos en los gr´aficos de la relaci´on del alcohol con otras drogas (figura 14), podemos darnos cuenta de que, condicional en que se us´o alcohol, los niveles de uso de todas las dem´as aumentan considerablemente. Dado que las variaciones de pasta base y coca´ına en relaci´on al margen de error no son tan grandes, lo notorio resulta al ver el tremendo aumento que experimentan tanto el uso de marihuana como el de tabaco, entre quienes han consumido alcohol en comparaci´on a quienes no lo han hecho, tanto para el caso anual como mensual.

34

Prevalencias año drogas según uso o no uso de alcohol .5

.494986

.1

.2

.3

.4

.409174

.056298

.041409

.040817 .014436

.004248

0

.001779

No usaron

Usaron Pasta base Cocaína

Marihuana Tabaco

Figura 14: Prevalencia a˜ no drogas seg´ un uso o no uso alcohol

35

Efecto puerta de entrada: alcohol

.2

.3

.289998

.1

.14888

.039445

0

.015252

Pasta base Cocaína

Marihuana Tabaco

Figura 15: Efecto ”puerta de entrada”, alcohol Respecto al gr´afico de “puerta de entrada” correspondiente a alcohol (figura 15), resulta sugerente ver que el 3,9 % de quienes lo han probado en poblaci´on escolar, posteriormente han probado coca´ına, considerando tambi´en el aumento de prevalencia de esta droga entre quienes han manifestado consumo de alcohol en comparaci´on a quienes no lo han hecho, mostrado en la figura 14.

36

3.5.

Tabaco

Seg´ un el documento de SENDA, la prevalencia de tabaco en poblaci´on escolar ha registrado continuas y significativas disminuciones desde que se inicia la serie de estudios en 2001, a˜ no en que la prevalencia mes era de 42 %, hasta la pen´ ultima versi´on en 2011, cuando se registr´o una prevalencia mensual de 25,9 %. Entre 2011 y 2013 se registr´o un alza a 26,7 %. Despu´es de haber procesado los datos de SENDA, vemos que las prevalencias vida, a˜ no y mes son de 33,3 %, 29,5 % y 25,3 %, respectivamente (figura 1). Vemos adem´as que todas las prevalencias son mayores en establecimientos municipales, mientras que las menores se encuentran en los establecimientos particulares pagados (figura 2). La distribuci´on de prevalencias entre colegios a nivel general es bastante homog´enea, raz´on por la cual no se incluy´o el gr´afico respectivo. Desglosando por sexo vemos que la prevalencia es considerabemente mayor entre las mujeres (figura 4). Esta diferencia en comparaci´on a los hombres es especialmente grande entre alumnos de establecimientos particulares pagados, en que, para el caso mensual, los primeros registran una prevalencia de 16,6 %, mientras que las segundas, 26,12 %. Analizando los datos de prevalencia vida, a˜ no (figura 5) y mes en relaci´on al nivel, tal parece que para muchos escolares tanto la experiencia de probar el cigarrillo como de hacerse fumadores ocurre entre octavo b´asico y primero medio. De hecho, la prevalencia mes pasa de un 9 % a un 24 % en esa transici´on, es decir, casi se triplica (para revisar este gr´afico y el de prevalencia vida seg´ un nivel, ver anexo). En el caso del tabaco, lo que resulta realmente sorprendente es la relaci´on de su consumo con el de las otras drogas en consideraci´on. Visto de este modo, su uso multiplica por varias veces la probabilidad de usar cualquiera de las otras drogas, lo que se puede apreciar en la figura 16.

37

Prevalencias mes drogas según uso o no uso de tabaco

.6

.8

.806653

.4

.547042

.2

.183543

.041134

.009379

.00149

.026764

0

.001135

No usaron

Usaron Pasta base Cocaína

Marihuana Alcohol

Figura 16: Prevalencia mes drogas seg´ un uso o no uso de tabaco

38

Efecto puerta de entrada: tabaco .6

.610629

.2

.4

.56059

.094179

0

.041683

Pasta base Cocaína

Marihuana Alcohol

Figura 17: Efecto puerta de entrada, tabaco Probablemente, de todos los gr´aficos de “puerta de entrada” construidos para el presente trabajo, el m´as sorprendente en cuanto a sus resultados sea el correspondiente a tabaco. Seg´ un este, un 61 % de quienes han probado tabaco posteriormente han probado marihuana, un 9,4 % ha probado coca´ına y un 4,2 % ha probado pasta base. A pesar de las limitaciones consideradas en el presente an´alisis, si tenemos en cuenta lo discutido respecto a lo mostrado en la figura 16, esto resulta alarmante y nos plantea la pregunta del posible rol del tabaco como “verdadera” puerta de entrada a otras drogas5 , aunque, claro est´a, su consumo puede ser una manifestaci´on de ciertos rasgos de personalidad (ansiedad, etc.) que lleven a las personas a consumir distintos 5 Existe literatura emp´ırica, principalmente estadounidense, que eval´ ua este fen´omeno. Por el momento, no la hemos encontrado para el caso chileno. Dado que las demandas por drogas est´ an interrelacionadas, es razonable suponer que los resultados de este tipo de estudio var´ıen sustancialmente entre pa´ıses, puesto que estos han implementado diferentes pol´ıticas antidrogas, especialmente en lo referente a alcohol y tabaco.

39

tipos de drogas o de otra variable omitida relevante que pueda estar correlacionada con una o varias de estas. Sin embargo, esto al menos nos deja esta importante pregunta planteada.

40

4.

Marco Te´ orico

4.1.

Conceptos relevantes

Para nuestro marco te´orico, nos basaremos en la teor´ıa cl´asica de la demanda y en los conceptos fundamentales extra´ıdos de la literatura te´orica de Becker, G., Murphy, K. (1988) y de Becker, G., Grossman, M., Murphy, K., (1991). De esta manera, la demanda individual por cada una de las drogas consideradas en el presente an´alisis surge como resultado de un proceso de maximizaci´on de utilidad dado por las preferencias y sujeto a una restricci´on presupuestaria considerando el precio de la droga en cuesti´on, los precios de otros bienes -incluyendo otras drogas- y el ingreso. 4.1.1.

Demanda

De esta manera, la cantidad demandada de una droga, Q, para cada individuo en particular, se formaliza gen´ericamente mediante la ecuaci´on Q = f (Pb , Po , I, ψ)

(1)

Donde: Pb = precio del bien en cuesti´on, Po = vector de precios de los otros bienes, I = ingreso ψ = preferencias 4.1.2.

El concepto de precio del bien adictivo

Para efectos de nuestro trabajo, se hace fundamental especificar a qu´e nos referimos con precio cuando de este hablamos. Nuestro marco te´orico se fundamentar´a en la conceptualizaci´on que se hace al respecto en la Teor´ıa de la adicci´on racional propuesta y extendida en los trabajos reci´en mencionados. De esta manera, asumiremos que el precio de una droga est´a conformado por dos componentes: precio monetario y precio no monetario. Con precio monetario nos referiremos al monto en dinero (en este caso, pesos) que debe desembolsar el individuo para poder comprar y consumir unidades de la droga respectiva. Asimismo, el concepto de precio no monetario ser´a considerado tal cual se concibi´o en la teor´ıa mencionada, esto es, el valor monetario del costo o beneficio futuro derivado del consumo del bien adictivo en cuesti´on: 41

costos de salud, posibles castigos o penalizaciones, disminuciones de ingreso, etc. 4.1.3.

Stock de capital adictivo - Preferencias

Siguiendo la l´ınea conceptual de la Teor´ıa de la Adicci´on Racional, consideraremos el concepto de stock de capital adictivo como aquel que est´a constituido por experiencias pasadas de consumo y/o de “ciclo de vida”que, dado el car´acter adictivo de los bienes bajo an´alisis, hacen al individuo m´as o menos propenso al consumo de estos, sea como experimento o como consumo recurrente. De esta manera, si bien la informaci´on que tenemos de las preferencias de los individuos que constituyen la poblaci´on (escolares chilenos) cuya demanda por drogas queremos caracterizar a partir de la presente muestra est´a lejos de ser perfecta, s´ı podemos, al menos, lograr una aproximaci´on a estas -y controlar por estas- mediante las variables que, bajo nuestro marco te´orico, constituyen el stock de capital de adictivo y que, siendo aquellas que te´oricamente desplazan la curva de demanda por drogas de un individuo cualquiera, hacen que sea m´as o menos probable que este prefiera consumir cierta droga.

4.2.

Modelo

Teniendo en cuenta los conceptos rescatados de la literatura te´orica, formalizaremos el fen´omeno en estudio -demanda por drogas en poblaci´on escolar chilena- en dos etapas: la primera, referida a prevalencia -si el individuo ha consumido en determinado per´ıodo del u ´ltimo tiempo o no lo ha hechoy la segunda, referida a cantidad demandada en el mismo per´ıodo -la que estimaremos considerando solamente a quienes han consumido-. 4.2.1.

Especificaci´ on gen´ erica

Por parad´ojico que pueda parecer el t´ıtulo de esta secci´on, consideraremos en principio una especificaci´on gen´erica -esto es, para todas las drogas bajo an´alisis- para cada etapa: prevalencia y cantidad demandada por parte de quienes efectivamente consumen, respectivamente. Prevalencia:

42

Pyc = f (PyM , PyN M , PoM , PoN M , S)

(2)

Cantidad demandada (solo para usuarios):

Qy = f (PyM , PyN M , PoM , PoN M , S)

(3)

Teniendo que, en las ecuaciones anteriores, Pyc = Probabilidad de ser consumidor de la droga y, Qy = Cantidad consumida de droga y por unidad de tiempo definida, PyM = Precio monetario por unidad de droga y, PyN M = Precio no monetario droga y, PoM = Precio monetario otras drogas, PoN M = Precio no monetario otras drogas. S = Stock de capital adictivo, el cual contempla experiencias de “ciclo de vida”, experiencias de consumo de otras drogas, edad de inicio en la droga respectiva, y otras caracter´ısticas personales y sociodemogr´aficas que ya revisaremos.

43

5.

Metodolog´ıa y Datos

La metodolog´ıa que utilizaremos para responder la preguntas en cuesti´on estar´a basada en Chaloupka, Grossman, Tauras (1999). Es decir, utilizaremos un s´ımil del trabajo en dos etapas desarrollado por Cragg (1971) en el que se basaron, en el cual la primera etapa contempla una ecuaci´on probit para estimar la prevalencia en cada droga -en nuestro marco te´orico, esto es, la demanda por ser o no ser usuario de cierta droga- y en la segunda, en cambio, la variable dependiente representar´a intensidad de consumo, y se estimar´a solamente entre los respectivos usuarios de la droga en cuesti´on, es decir, quienes han demandado al menos una unidad de esta en el per´ıodo de tiempo considerado. Esta divisi´on en dos etapas se debe, en primer lugar, a que prevalencia e intensidad de consumo son dos fen´omenos distintos, por lo que no ser´ıa razonable mezclarlos en una misma estimaci´on, y en segundo lugar a que, dado que es posible que algunos individuos que efectivamente consumieron no lo declaren, esto permite, en cierta forma, deshacernos de parte de ese sesgo de selecci´on. En todas las estimaciones se utilizar´a la matriz de covarianzas robustas a heteroscedasticidad propuesta por White (1980). En dos de los casos a considerar -pasta base y coca´ına- los datos correspondientes a la variable dependiente para la segunda etapa -esto es, cantidad consumida, la que aproximaremos a trav´es de n´ umero de ocasiones de consumo- vienen divididos en seis tramos: nunca, 1-2 veces, 3-5 veces, 6-9 veces, 10-19 veces, 20-39 veces y 40 o m´as veces. Vale decir, por ejemplo, para el caso de pasta base, a los escolares se les pregunt´o cu´antas veces hab´ıan consumido esta sustancia en su vida y cu´antas veces lo hab´ıan hecho durante el u ´ltimo a˜ no6 , y para responder, en cada caso, debieron seleccionar uno de los tramos reci´en enumerados. Es por eso que, en aras de mantener la simplicidad de nuestro modelo y evitar hacer supuestos que puedan implicar obtener resultados atribuibles al m´etodo de estimaci´on y no al fen´omeno por s´ı mismo, como ser´ıa deseable, para los casos de las drogas mencionadas en que los u ´nicos datos correspondientes a las variables dependientes vienen de esa manera, se ha decidido que la segunda etapa se har´a utilizando el median value de cada uno de los tramos mencionados, tal como se mencion´o que se hizo en el trabajo de Cha6 Para estas drogas, en la encuesta no se pregunt´o por frecuencia de consumo mensual, a pesar de que s´ı se hizo para prevalencia durante el u ´ltimo mes -es decir, si el individuo consumi´ o o no consumi´ o durante este-.

44

loupka et al. (1999), obteniendo as´ı medidas de uso que ellos definieron como “cuasicontinuas”. En el caso de alcohol, marihuana y tabaco, utilizaremos como proxy de la intensidad de consumo a la cantidad de d´ıas en que el individuo ha consumido estas drogas durante el mes previo a la encuesta. Los datos utilizados provienen, principalmente, de la encuesta llevada a cabo para el D´ecimo Estudio Nacional de Drogas en Poblaci´on Escolar realizado por SENDA en octubre de 2013, constituidos por una muestra obtenida a trav´es de encuestas realizadas a aproximadamente 58.000 escolares cursando entre octavo b´asico y cuarto medio, de la que se obtuvieron 232 variables distintas correspondientes a las distintas preguntas de selecci´on m´ ultiple realizadas para tales efectos. Por otra parte, para el caso de las estimaciones de precios de pasta base y coca´ına en cada regi´on del pa´ıs, estas se obtuvieron de datos provistos por Carabineros de Chile correspondientes al a˜ no 2013. Los datos de precios de marihuana provienen del D´ecimo Estudio Nacional de Drogas en Poblaci´on General realizado por SENDA durante 2012. Para estimar estos u ´ltimos, se tomaron del estudio en poblaci´on general las nociones de precio monetario de esta droga solamente entre sus respectivos usuarios, las que se promediaron para cada regi´on7 . Finalmente, para obtener un proxy del precio de alcohol relevante para poblaci´on escolar, se obtuvieron datos proporcionados por la Compa˜ n´ıa de Cervecer´ıas Unidas (CCU), elaborados por Nielsen. Para ello, se dividi´o el territorio geogr´afico chileno en 30 subzonas, a cada una de las cuales se le asign´o un precio promedio por litro de pisco, ponderando los precios de cada zona de distintas marcas en supermercados por la cantidad de unidades vendidas de cada marca en cada zona, seg´ un correspondiera, tomando aquellas que componen aproximadamente un total del 92 % de este mercado.

7

Se intent´ o hacer para cada comuna, pero las muestras eran demasiado peque˜ nas como para lograr estimaciones fiables, adem´as de que no todas las comunas registraron prevalencia entre los encuestados en el estudio de poblaci´on general

45

6. 6.1. 6.1.1.

Descripci´ on de Variables Variables dependientes Pasta base

Prevalencia a˜ no pasta base: Dummy que toma valor 1 si el individuo ha consumido pasta base durante el u ´ltimo a˜ no y 0 si no lo ha hecho. Frecuencia de consumo pasta base en u ´ ltimo a˜ no: Variable correspondiente al n´ umero de veces que el individuo manifiesta haber consumido pasta base durante el u ´ltimo a˜ no. 6.1.2.

Marihuana

Prevalencia a˜ no marihuana: Dummy que toma el valor 1 si el individuo ha consumido marihuana durante el u ´ltimo a˜ no y 0 si no lo ha hecho. D´ıas de marihuana en el mes: Cantidad de d´ıas del u ´ltimo mes en que el individuo ha consumido marihuana. 6.1.3.

Coca´ına

Prevalencia a˜ no coca´ına: Dummy que toma el valor 1 si el individuo ha consumido coca´ına durante el u ´ltimo a˜ no y 0 si no lo ha hecho. Frecuencia de consumo de coca´ına en el u ´ ltimo a˜ no: Variable correspondiente al n´ umero de veces que el individuo manifiesta haber consumido coca´ına durante el u ´ltimo a˜ no. 6.1.4.

Alcohol

Prevalencia mes alcohol: Dummy que toma el valor 1 si el individuo declara haber consumido alcohol durante el u ´ltimo mes y 0 si declara no haberlo hecho. D´ıas de alcohol en el mes: Cantidad de d´ıas del u ´ltimo mes en que el individuo ha consumido alcohol.

46

6.1.5.

Tabaco

Prevalencia mes tabaco: Dummy que toma el valor 1 si el individuo declara haber consumido tabaco durante el u ´ltimo mes y 0 si declara no haberlo hecho. D´ıas tabaco mes: N´ umero de d´ıas del u ´ltimo mes en que el individuo declara haber fumado cigarrillos.

6.2. 6.2.1.

Variables independientes Variables de precio monetario

Precio coca´ına: valor estimado, en miles de pesos chilenos, al que se trans´o el gramo de clorhidrato de coca´ına, en la regi´on del pa´ıs que habita el individuo, durante 2013. Precio pasta base8 : an´aloga a la variable anterior, pero referida al gramo de pasta base. Precio marihuana: valor estimado, en pesos chilenos, al que se trans´o el cigarrillo de marihuana9 (conocido en la jerga como “pito”) en la regi´on del pa´ıs que habita el individuo, durante 2012. Precio alcohol: Precio promedio ponderado de un litro de pisco seg´ un lo estimado para cada una de las 30 subzonas geogr´aficas consideradas. 6.2.2.

Variables de precio no monetario

Percepci´ on de riesgo En la encuesta, las preguntas sobre riesgo percibido tienen cinco posibles respuestas: “ning´ un riesgo”, “riesgo leve”, “riesgo moderado”, “riesgo grande”, y “no s´e”. En base a estas categor´ıas, se construyeron las siguientes variables asociadas a riesgo percibido como parte del precio no monetario de las respectivas drogas: 8

Para las regiones XI y XII no se cuenta con datos hasta el momento. Tampoco fue posible realizar aproximaciones, puesto que la ausencia de datos para estas regiones ocurre a lo largo de toda la serie de que se dispone, que abarca desde el a˜ no 2008 hasta el 2013. 9 Los datos no permitieron distinguir entre los distintos tipos de marihuana: elaborada o “prensada”, natural o “verde transg´enica o “skunk”. 2

47

Riesgo fumar cigarrillos de vez en cuando: indicador que toma el valor 0 si el individuo no percibe ning´ un riesgo en fumar cigarrillos de vez en cuando (ocasionalmente), 1 si percibe riesgo leve, 2 si percibe riesgo moderado y 3 si percibe riesgo grande. Se omiten las observaciones de quienes respondieron “no s´e”. Riesgo fumar cigarrillos frecuentemente: an´aloga a la anterior, pero referente a fumar cigarrillos frecuentemente. Riesgo fumar una o m´ as cajetillas de cigarros al d´ıa: an´aloga a la anterior, pero referente a fumar una o m´as cajetillas de cigarros al d´ıa. Riesgo probar pasta base: an´aloga a la anterior, pero referente a probar pasta base 1 o 2 veces. Riesgo probar marihuana: an´aloga a la anterior, pero referente a probar marihuana 1 o 2 veces. Riesgo fumar marihuana frecuentemente: an´aloga a las anteriores, pero referente a fumar marihuana 1 o 2 veces por semana (“frecuentemente”, como se explicita en la pregunta de la encuesta). Riesgo probar coca´ına: an´aloga a las anteriores, pero referente a probar coca´ına 1 o 2 veces. Riesgo consumir coca´ına: an´aloga a las anteriores, pero referente a consumir coca´ına 1 vez al mes (“frecuentemente”). Riesgo tomar bebidas alcoh´ olicas de vez en cuando: an´aloga a las anteriores, pero referente a tomar bebidas alcoh´olicas de vez en cuando (ocasionalmente). Riesgo tomar alcohol frecuentemente: an´aloga a las anteriores, pero referente a tomar alcohol frecuentemente. Riesgo embriagarse: an´aloga a las anteriores, pero referente a “emborracharse con alcohol”10 . Riesgo tomar uno o dos tragos de alcohol todos o casi todos los d´ıas: an´aloga a las anteriores, pero referente a tomar uno o dos tragos de alcohol todos o casi todos los d´ıas. Desaprobaci´ on alcohol padre: indicador que toma el valor 4 si el individuo manifiesta que su padre estar´ıa extremadamente molesto si lo sorprendiera llegando a casa “con unos tragos dem´as”, 3 si cree que estar´ıa bastante 10

No se especifica cu´ antas veces ni en qu´e per´ıodo de tiempo. Podr´ıa suponerse que se trata de una sola vez, pero no es claro.

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molesto, 2 si cree que estar´ıa algo molesto, 1 si cree que estar´ıa poco molesto y 0 si cree que estar´ıa indiferente. Para aquellos individuos en que la pregunta no aplica, la observaci´on se omite. Desaprobaci´ on alcohol madre: an´aloga a la anterior, pero en relaci´on a la madre del individuo. Desaprobaci´ on marihuana padre: an´aloga a las anteriores, pero referida a la reacci´on del padre del individuo frente al consumo de marihuana. Desaprobaci´ on marihuana madre: an´aloga a la anterior, pero en relaci´on a la madre del individuo. Desaprobaci´ on de amigos por uso de marihuana: indicador que toma el valor 0 si el individuo manifiesta que, si sus amigos m´as cercanos supieran que fuma marihuana, lo alentar´ıan a seguir haci´endolo, 1 si no le har´ıan ning´ un problema, 2 si algunos le har´ıan reproches y otros no, y 3 si el individuo manifiesta que le har´ıan alg´ un reproche o le dir´ıan algo para que no lo hiciera. Desaprobaci´ on de amigos por uso de otras drogas il´ıcitas: an´aloga a la variable anterior, pero referida la actitud que el individuo cree que adoptar´ıan sus amigos m´as cercanos si supieran que este ha probado alguna droga il´ıcita distinta a la marihuana, como coca´ına, pasta base, ´extasis, a´cidos o “cosas parecidas”. Dificultad para conseguir la droga Dificultad para conseguir pasta base: indicador de dificultad para conseguir pasta base. Toma el valor 0 si el individuo manifiesta que le ser´ıa muy f´acil conseguir pasta base, 1 si manifiesta que le ser´ıa f´acil, 2 si manifiesta que le ser´ıa dif´ıcil, 3 si manifiesta que le ser´ıa muy dif´ıcil y 4 si manifiesta que no podr´ıa conseguirla o que no sabe cu´anto le costar´ıa11 . Dificultad para conseguir marihuana: an´aloga a la anterior, pero referida a marihuana. 11

Estamos suponiendo que quienes tienen la posibilidad, aunque sea remota, de conseguir una droga, tienen conocimiento de ello, es decir, que si un individuo manifiesta no saber cu´ anto le costar´ıa, lo hace porque en realidad, al momento de responder, le ser´ıa imposible conseguirla. Adem´ as de esta justificaci´on (o supuesto) te´orica, los datos sugieren que en la realidad es as´ı: por ejemplo, entre quienes manifiestan no saber cu´anto les costar´ıa, las prevalencias vida para cada droga son similares o inferiores en comparaci´on al grupo que manifiesta que le ser´ıa imposible conseguir la respectiva droga, en cada caso.

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Dificultad para conseguir coca´ına: an´aloga a las anteriores, pero referida a coca´ına. Dificultad para comprar alcohol:an´aloga a las anteriores, pero referida a la dificultad para comprar alguna bebida alcoh´olica. Dificultad para encontrar la oportunidad de consumir En base a la l´ınea te´orica desarrollada por Valenzuela (2006), utilizaremos el concepto de ’hands on’ parents, aunque en un sentido un tanto distinto: si bien podr´ıamos haber incluido esta variable dentro de aquellas que afectan el stock de capital adictivo (en este caso, desde la teor´ıa, lo presumible es que lo disminuya), para efectos del presente an´alisis incorporaremos este concepto dentro de la categor´ıa de precio no monetario -el que no ser´a atribuible a una droga en particular, si no m´as bien un costo asociado a la dificultad de llevar a cabo cualquier actividad que no pueda sino ser realizada a escondidas de los padres; en este caso, consumir cualquier tipo de droga que ellos no aprueben-, puesto que, te´oricamente, para individuos de la poblacion bajo an´alisis, resultar´a m´as costoso encontrar la oportunidad de consumir si sus padres est´an continuamente monitoreando d´onde se encuentran y qu´e actividad se encuentran realizando. Sin embargo, evidentemente no dejaremos fuera de an´alisis consideraciones respecto a la estructura y posibles disfunciones familiares como componentes del stock de capital adictivo, las que se abordan m´as adelante. La variable que utilizaremos como proxy de la dificultad para encontrar la oportunidad de consumir -o para concretar el consumo- es la siguiente: Control apoderados: una de las preguntas que se hizo a los escolares en la encuesta fue cu´antas veces, despu´es de que el individuo sale del colegio o durante los fines de semana, su madre, padre o apoderado no saben d´onde est´a, durante un per´ıodo de al menos una hora. Las tres respuestas posibles eran “nunca o casi nunca saben d´onde estoy”, “a veces no saben”, y “siempre o casi siempre saben d´onde estoy”. Considerando lo anterior, se construy´o el indicador de control de apoderados, el que toma el valor 0 para la primera respuesta, 1 para la segunda y 2 para la tercera. Te´oricamente, es posible que la variable en cuesti´on se relaciones con la variable de desaprobaci´on por parte de los padres, puesto que es de esperar que para los individuos que son sorprendidos consumiendo o habiendo consumido alguna droga el costo por este concepto sea mayor si la desaprobaci´on 50

(o reprimenda a recibir) esperada de parte de sus padres es mayor. De alguna forma, la variable de control de apoderados se relacionar´ıa m´as con la probabilidad de ser sorprendido, en tanto la variable de desaprobaci´on parental estar´ıa ligada principalmente al costo que el individuo debe asumir por ese concepto si es que es sorprendido. Consecuencias adversas futuras derivadas del consumo Esta secci´on considera efectos futuros negativos esperados sobre ingreso y otros costos asociados al consumo. De esta manera, tal como se mencion´o en la revisi´on de literatura, por ejemplo, un individuo que espera obtener un t´ıtulo universitario, ceteris paribus deber´ıa esperar tener un capital humano y productividad mayores en el futuro en comparaci´on a quien no espera obtener el t´ıtulo, por lo que, al considerar consumir o no consumir una droga, o consumirla con mayor o menor frecuencia, el primero tendr´ıa m´as que perder en cuanto a ingreso futuro que el segundo. Consid´erese, por ejemplo, un individuo que espera estudiar medicina y especializarse en cirug´ıa (algo que requiere de conocimientos espec´ıficos y un alto capital humano), en comparaci´on a otro que espera no seguir estudios superiores y trabajar como guardia de seguridad en una bodega. Expectativa de pasar de curso: variable que toma el valor 0 si el individuo manifiesta que es imposible que pase de curso el a˜ no en que se realiz´o la encuesta, 1 si lo considera poco probable, 2 si lo considera m´as o menos probable, 3 si lo considera muy probable y 4 si lo considera seguro. Expectativa de terminar cuarto medio: an´aloga a la anterior, pero referida a terminar cuarto medio. Expectativa de seguir estudios superiores: an´aloga a las anteriores, pero referida a seguir estudiando despu´es del colegio en alguna universidad, instituto profesional, centro de formaci´on t´ecnica u otra entidad de estudios superiores. 6.2.3.

Proxies de ingreso

Si bien ser´ıa ideal contar con informaci´on respecto a la restricci´on presupuestaria que enfrenta cada individuo en el proceso de maximizaci´on de utilidad a trav´es del cual surge su demanda por distintas drogas, desgraciadamente no contamos con esta. Sin embargo, s´ı contamos con una aproximaci´on que, de alguna manera -y de acuerdo con nuestro modelo te´orico-, nos permite incorporar el concepto de efecto ingreso en el an´alisis: 51

Presupuesto mes: Indicador del monto en miles de pesos chilenos del que el individuo manifiesta disponer para sus gastos mensuales. Toma el valor 2,5 si el monto es de menos de $5.000, 7,5 si est´a entre $5.000 y $10.000, 15 si est´a entre $10.001 y $20.000, 25 si est´a entre $20.001 y $30.000, 35 si est´a entre $30.001 y $40.000, 50 si est´a entre $40.001 y $60.000 y 70 si excede los $60.000. 6.2.4.

Proxies de stock de capital adictivo - preferencias

Sexo: dummy que toma el valor 0 si el individuo es mujer y 1 si es hombre. Edad: edad en a˜ nos del individuo. Apoderados conocen amigos: indicador que representa el grado de conocimiento que tienen los padres o apoderados (o alguno de ellos) del individuo de los amigos m´as cercanos de este. Toma el valor 0 si este manifiesta que es poco, 1 si manifiesta que su(s) apoderado(s) conoce(n) “m´as o menos.a sus amigos m´as cercanos y 2 si manifiesta “bastante”. Estructura familiar: indicador que toma el valor 0 si el individuo no vive con su madre (pudiendo vivir con su madre, hermanos, etc.), 1 si vive con su madre y quiz´a alguien m´as que no es su padre, y 2 si vive con ambos padres. Se omiten respuestas de quienes viven a cargo de sus abuelos u otros adultos responsables. Religi´ on: variable dummy que toma el valor 1 si el individuo manifiesta identificarse con la religi´on cat´olica, evang´elica, protestante u otra, y 0 si manifiesta no identificarse con ninguna o no saber. Es decir, busca incorporar el efecto esperado de la religi´on de la disminuci´on del capital adictivo. Evang´ elico-protestante: dado el car´acter abstemio de la doctrina evang´elica y de la protestante, se decidi´o a˜ nadir esta variable dummy que toma el valor 1 si el individuo manifiesta identificarse con la religi´on evang´elica o con la protestante, y 0 en otro caso. Considerando que ambas doctrinas son especialmente estrictas respecto al consumo de alcohol y otras drogas, se busca incorporar el efecto esperado te´oricamente de que disminuyan el stock de capital adictivo. Cursos repetidos en vida escolar: variable que toma el valor 0 si el individuo no ha repetido cursos en su vida escolar, 1 si ha repetido un curso y 2 si ha repetido dos o m´as cursos.

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Promedio notas a˜ no anterior: variable que toma el valor 4,1 si el individuo declara haber obtenido el a˜ no anterior a la encuesta un promedio de notas inferior a 4,5, 4,7 si declara haber obtenido entre 4,5 y 4,9, 5,2 si dice haber obtenido entre 5,0 y 5,4, 5,7 si manifiesta haber tenido entre 5,5 y 5,9, 6,2 si manifiesta haber tenido entre 6,0 y 6,4, y 6,75 si dice haber obtenido entre 6,5 y 7. Edades de inicio drogas: corresponden a 5 variables distintas, cuyos valores representan, en cada caso, la edad a la que el individuo prob´o por primera vez la droga respectiva, considerando solo a quienes lo han hecho. Es decir, el dato se omite si el individuo no ha probado la droga respectiva. En los casos de alcohol y tabaco, la pregunta hecha en la encuesta solicita expl´ıcitamente que, al responder, el individuo no considere si sus padres o un adulto le dieron a probar siendo ni˜ no. Cabe mencionar que en cada estimaci´on de frecuencia de consumo se incluy´o solamente la edad de inicio de la respectiva droga, y no de las otras, puesto que esto disminu´ıa demasiado el tama˜ no de muestra. Uso de drogas il´ıcitas por parte de hermano: una de las preguntas de la encuesta utilizada fue “Hasta donde t´ u conoces, ¿alguno de tus hermanos consume alguna droga il´ıcita (ilegal)?”De esta manera, esta variable toma el valor 0 cuando el individuo declara estar seguro de que “no lo ha(n) hecho”, 1 cuando declara creer que no lo ha(n) hecho, 2 cuando declara creer que lo hace(n) y 3 si declara estar seguro de que lo hace(n). Se omiten las respuestas de quienes no tienen hermanos. H´ abito padre respecto a alcohol: ´ındice que representa el h´abito que, seg´ un el individuo, tiene su padre respecto al alcohol. Pretende ser una aproximaci´on a la actitud y valores de los padres del individuo hacia el alcohol. Es de esperar que esto afecte la actitud que tiene el indiviuo hacia el alcohol y las drogas, y con ello, su stock de capital adictivo. Toma el valor 0 si, seg´ un ´el, su padre nunca toma alcohol, 1 si toma solo en ocasiones especiales, 2 si toma solo los fines de semana, pero nunca en d´ıas de semana, 3 si toma uno o dos tragos diariamente y 4 si toma m´as de dos tragos diariamente. En casos en que no aplica, o el individuo no tiene padre vivo, o no lo ve nunca, la variable se omite. H´ abito madre respecto a alcohol: an´aloga a la variable anterior, pero respecto a la actitud de la madre respecto al alcohol. Nivel educacional jefe de hogar: ´ındice que pretende aproximarnos al capital cultural con que el individuo cuenta en su hogar, elemento que presumiblemente sea importante como componente del stock de capital adictivo: 53

se espera que un mayor capital cultural se transmita de padres a hijos y que, consecuentemente, estos est´en m´as informados sobre los da˜ nos y riesgos del uso de drogas, as´ı como tambi´en de las maneras concretas de evitar su abuso. Toma el valor 0 si el m´aximo nivel educacional alcanzado por el jefe de hogar (padre, madre o quien corresponda) es el de educaci´on b´asica incompleta, 1 si es b´asica completa, 2 si es media incompleta, 3 si es media completa, 4 si es t´ecnica superior o universitaria incompleta y 5 si es t´ecnica superior o universitaria completa. Actividades de prevenci´ on en colegio: es presumible que este tipo de actividades, si bien no constituya en s´ı mismo algo que se pueda considerar precio no monetario, afecte en alguna medida la actitud del individuo hacia las drogas, y de esta manera su stock de capital adictivo. De esta manera, este ´ındice toma el valor 0 si, durante el a˜ no de la encuesta, al individuo no le ha tocado asistir o participar en el colegio en actividades espec´ıficamente destinadas a prevenir el consumo de drogas -como, por ejemplo, charlas o talleres-, 1 si le ha tocado hacerlo una vez durante el per´ıodo en cuesti´on, y 2 si le ha tocado hacerlo m´as de una vez. Uso alcohol amigos: como parte del stock de capital adictivo, es esperable que el uso de drogas l´ıcitas o il´ıcitas por parte de los amigos del individuo altere las ocasiones y motivaciones que este pueda tener frente a estas, particularmente considerando que los amigos son un importante grupo de referencia (y no pocas veces, lo que los individuos declaran como amigos son un grupo al que este aspira pertenecer). Esto podr´ıa ser especialmente importante si adem´as consideramos que la adolescencia es una etapa en la cual es com´ un que los seres humanos traten de probarse frente a sus pares haciendo ciertas cosas que “edemuestran qui´enes son”. De esta manera, este indicador toma el valor 0 si, seg´ un lo que dice el individuo, ninguno de sus amigos toma regularmente alcohol (todos los fines de semana o m´as seguido), 1 si menos de la mitad lo hace, 2 si “como la mitad”lo hace, 3 si m´as de la mitad lo hace y 4 si todos o casi todos lo hacen. Uso marihuana amigos: an´aloga a la variable anterior, pero referida consumir marihuana. Trabaja adem´ as de estudiar: dummy que toma el valor 1 si el individuo trabaja adem´as de estudiar, y 0 en el otro caso. D´ıas de ejercicio: n´ umero de d´ıas de la u ´ltima semana que, seg´ un manifiesta el individuo, ha realizado actividad f´ısica durante al menos 20 minutos y que le haya hecho transpirar considerablemente. Particular subvencionado: Dummy que toma el valor 1 si el individuo 54

es alumno de un establecimiento particular subvencionado, y 0 en otro caso. Particular pagado: An´aloga a la anterior, pero referente a si es alumno de un establecimiento particular pagado.

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7.

Estimaciones e interpretaciones

La presente secci´on constituye una primera aproximaci´on a las estimaciones necesarias para contrastar emp´ıricamente el fen´omeno bajo an´alisis. Para estos efectos, el procedimiento fue como se describe a continuaci´on: primero, se realiz´o una regresi´on para cada variable dependiente descrita anteriormente, incluyendo como regresores en cada una de ellas a todas las variables independientes enumeradas -puesto que, bajo nuestro marco te´orico, todas ellas pueden ser consideradas en el proceso de maximizaci´on del individuo que lo lleva a demandar o no demandar distintas drogas-, suponiendo para estas u ´ltimas la hip´otesis nula de que su relevancia en el proceso de demanda es nula, esto es, que no constituyen un factor explicativo de la respectiva variable dependiente. Luego, lo que se hizo fue correr las regresiones nuevamente, descartando aquellas variables en cada regresi´on para las cuales no se encontr´o significancia individual, i.e., aquellas para las cuales, a niveles de significancia de 5 %, no se rechaz´o la hip´otesis nula -salvo en los casos en que se muestra expl´ıcitamente lo contrario- y que, por lo tanto, para efectos emp´ıricos hemos considerado irrelevantes. Los resultados obtenidos para cada una de estas u ´ltimas pueden ser consultados en el anexo del presente trabajo. Como ya se explic´o, se utiliz´o el modelo en dos etapas tipo Heckman. La primera, referente a prevalencia, considera a todos los individuos, y la segunda, referente a intensidad de consumo, considera solamente a aquellos que han consumido la droga respectiva al menos una vez durante el per´ıodo de tiempo correspondiente. Como ya se dijo, esta divisi´on en dos etapas se hace en atenci´on, en primer lugar, a que prevalencia e intensidad de consumo son dos fen´omenos distintos, por lo que no ser´ıa razonable mezclarlos en una misma estimaci´on, y en segundo lugar a que, dado que es posible que algunos individuos que efectivamente consumieron no lo declaren, esto permite, en cierta forma, deshacernos de parte de ese sesgo de selecci´on. Todas las regresiones aqu´ı mostradas exhibieron significancia global, y adem´as la mayor´ıa de ellas mostr´o un nivel explicativo, seg´ un su respectivo 2 R , bastante satisfactorio. Para cada una de las estimaciones se utiliz´o la matriz de covarianzas robustas a heteroscedasticidad propuesta por White (1980). Sin embargo, debemos tener plenamente presente la alta probabilidad de que exista endogeneidad en varias de las variables consideradas como regresores. Ello, porque no contamos con datos de panel. Esto puede sesgar tanto 56

coeficientes como tests de significancia, e impide concluir categ´oricamente sobre relaciones de causalidad. De esta manera, en adelante, cuando se hable de relaciones entre variable dependiente y regresores, en realidad nos estaremos refiriendo justamente a eso, relaciones. Nos aventuraremos a hacer algunas interpretaciones de estas, pero queda a juicio (o pre-juicio) del lector efectuar sus propias interpretaciones.

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7.1.

Pasta base

Tal como se puede ver en las tablas de regresiones del anexo correspondiente, todas exhiben significancia global. Adem´as, logran explicar una fracci´on satisfactoria de la suma de cuadrados totales, salvo en el caso de la regresi´on que tiene como variable dependiente la prevalencia a˜ no, que mues2 tra un R de 17,1 %. Factores de riesgo que se repiten tanto para el caso de prevalencia a˜ no como para ambas especificaciones de frecuencia de consumo entre usuarios -la convencional y aquella en que la variable dependiente se encuentra en logaritmo natural- son prevalencia a˜ no coca´ına y dificultad para conseguir pasta base. La primera se encuentra relacionada positivamente con la variable dependiente y la segunda negativamente, por lo que, tanto para prevalencia como para intensidad de consumo, la primera constituir´ıa un factor de riesgo, en tanto la segunda un factor protector. Vemos adem´as que en el caso de prevalencia la evidencia sugiere como factores de riesgo la prevalencia a˜ no de marihuana y la dificultad en conseguir coca´ına -lo que sugiere una relaci´on de sustituci´on entre esta y la pasta base, controlando por si se es consumidor de coca´ına o no-. Como factores protectores, en este caso, se ve la percepci´on de riesgo de probar pasta base -es decir, a mayor riesgo percibido, menor probabilidad de haber consumido, el grado de expectativas de egresar exitosamente de cuarto medio y la percepci´on de riesgo de beber alcohol con frecuencia. En cuanto a frecuencia de consumo, observando la regresi´on que tiene como variable dependiente la cantidad de veces que se ha consumido pasta base durante el u ´ltimo a˜ no, podemos ver que, mientras mayor es la edad a la cual el individuo se inici´o en la pasta base, menor resulta su frecuencia de consumo. La dificultad para conseguir pasta base tambi´en constituir´ıa un factor protector. Por otra parte, el n´ umero de cursos repetidos en etapa escolar constituye un factor de riesgo, as´ı como el hecho de pertenecer a un establecimiento educacional particular pagado, controlando por los dem´as factores. Recordemos, empero, que este an´alisis de determinantes de frecuencia de consumo solo considera a quienes han consumido al menos una vez durante el u ´ltimo a˜ no. Como referencia se incluye tambi´en en el anexo la especificaci´on logar´ıtmica, que sin embargo muestra un poder explicativo menor al lineal. Sin embargo, este tambi´en muestra que, a mayor edad de inicio en la droga, menor es la intensidad de consumo. 58

7.2.

Marihuana

Respecto a las tres regresiones consideradas -prevalencia a˜ no, frecuencia consumo a˜ no y logaritmo de esta u ´ltima-, podemos ver que todas muestran un considerable poder explicativo, en especial la primera, que exhibe un R2 de 60 %. Com´ un en todas ellas resulta la importancia de la percepci´on de riesgo de fumar marihuana (frecuentemente) y el control parental como factores protectores, as´ı como, curiosamente, el uso de alcohol por parte de amigos. Esto podr´ıa interpretarse como una cuasi calidad de sustitutos de ambas drogas a nivel grupal, o puede sugerir la omisi´on de alguna variable relevante que sesga los resultados en todos los casos. Otros factores que se repiten en todos los casos son la percepci´on de uso de drogas por parte de al menos un hermano, y el uso de marihuana por parte de amigos, ambos constituyendo factores de riesgo al aumentar el stock de capital adictivo del individuo. Considerando solo prevalencia, es decir, aquellos que han tomado la decisi´on de consumir al menos una vez durante el u ´ltimo a˜ no versus aquellos que no lo han hecho, vemos que como factores protectores se encuentran el grado de desaprobaci´on por parte de amigos en el caso (hipot´etico) de que el individuo usara marihuana, su an´alogo por parte de la madre, la percepci´on de riesgo de probar marihuana, la dificultad para conseguirla y el buen rendimiento acad´emico. Bas´andonos en la misma regresi´on, podemos identificar como factores de riesgo el uso de pasta base durante el u ´ltimo a˜ no, as´ı como el de coca´ına, alcohol y tabaco. Tambi´en, la dificultad para conseguir coca´ına y la desaprobaci´on por parte de amigos del uso de drogas duras -lo que sugiere un efecto de sustituci´on entre marihuana y coca´ına, en el primer caso, y marihuana y drogas duras en general, en el segundo, controlando por si se es o no consumidor de estas u ´ltimas-. La percepci´on de uso de tabaco espor´adico tambi´en presenta signo positivo, lo que sugiere sustituci´on entre marihuana y tabaco. Finalmente, otros factor de riesgo significativos resultaron el uso de marihuana por parte de amigos. Respecto a intensidad de consumo, vemos que en ambas especificaciones consideradas se reconoce la prevalencia mes de tabaco como factor de riesgo. Tambi´en vemos una relaci´on positiva con la edad, lo cual se condice plenamente con el aumento de consumo a mayor edad observado en los hechos estilizados, y con el presupuesto mes del individuo, lo que nos sugiere que efectivamente existe un efecto ingreso que explica mayor intensidad de 59

consumo entre los prevalentes.

7.3.

Coca´ına

Respecto al poder explicativo de las regresiones, podemos ver que este es bastante d´ebil: 22,5 % para la regresi´on correspondiente a consumo, y 15 % y 15,3 % para las correspondientes a frecuencia de consumo entre usuarios. Si hay algo en com´ un tanto en la estimaci´on de prevalencia a˜ no como en ambas especificaciones de frecuencia de consumo es la presencia de la dificultad de conseguir coca´ına as´ı como de alguna percepci´on de riesgo consumir o probar coca´ına, seg´ un corresponda; en el caso de prevalencia a˜ no, ambas est´an presentes de manera significativa-, como componentes del precio no monetario de la droga, que se constituyen entonces como factores protectores. En el caso de prevalencia, podemos ver adem´as que el signo positivo de componentes de precio no monetario de pasta base y marihuana -dificultad en conseguir pasta base, riesgo percibido en probar pasta base y riesgo en fumar marihuana frecuentemente- sugiere una relaci´on de sustituci´on entre estas drogas y la coca´ına, constituy´endose como factores de riesgo de la decisi´on de haber consumido coca´ına durante el u ´ltimo a˜ no. Otros componentes del precio no monetario que resultaron significativos en este caso fueron control apoderados y desaprobaci´on por parte de amigos de uso de drogas duras (es decir, distintas a la marihuana): mientras mayor es su valor, menor es la probabilidad de haber consumido coca´ına durante el u ´ltimo a˜ no, por lo que se constituyen como factores protectores. Siguiendo con el caso de prevalencia, podemos distinguir varios componentes del stock de capital adictivo que resultan significativos. El primero y m´as importante de ellos es la prevalencia a˜ no de pasta base: alguien que consumi´o pasta base al menos una vez durante el u ´ltimo a˜ no suma 54,1 puntos porcentuales a la probabilidad de haber consumido coca´ına durante el mismo per´ıodo. Recordemos que en la regresi´on de prevalencia a˜ no de pasta base, alguien que hab´ıa consumido coca´ına al menos una vez durante el u ´ltimo a˜ no sumaba 22,8 puntos porcentuales a la probabilidad de haber consumido pasta base durante ese per´ıodo. Esto nos sugiere dos cosas: en primer lugar, que las demandas por ambas drogas est´an fuertemente relacionadas, tal como tambi´en se vio en los hechos estilizados. En segundo lugar, haciendo una interpretaci´on m´as aventurada de estos n´ umeros, que los consumidores de pasta base casi siempre que tengan la ocasi´on de consumir coca´ına lo har´an, 60

en tanto la relaci´on inversa no tiene un grado de magnitud tan alto -de ah´ı el 54,1 versus el 22,8 de los que habl´abamos-. Esto suena bastante razonable si adem´as consideramos que la pasta base es el derivado de “baja calidad” obtenido del proceso de producci´on de coca´ına, y que adem´as la dosis de la segunda es considerablemente m´as cara que la de la primera, adem´as de que resulta menos da˜ nina12 . Otros componentes del stock de capital adictivo que resultaron significativos para el caso de prevalencia a˜ no de coca´ına fueron la prevalencia a˜ no de marihuana y la prevalencia a˜ no de alcohol, lo que pone en duda la hip´otesis de puerta de entrada de cualquiera de estas drogas, puesto que aportan solo 3,7 y 0,2 puntos porcentuales a la probabilidad de haber consumido coca´ına durante el u ´ltimo a˜ no. Tambi´en resultaron significativos la cantidad de cursos repetidos -cada uno de estos aumenta en un 1 % la probabilidad de haber consumido coca´ına durante el per´ıodo en cuesti´on- y el sexo, aunque el ser hombre aporta apenas un 0,7 % m´as de probabilidad de haber consumido, controlando por los otros factores. El efecto del presupuesto mes se muestra como despreciable, si bien tambi´en result´o significativo. Esto puede deberse tambi´en a problemas de medici´on, puesto que la encuesta inclu´ıa como alternativa m´as alta de presupuesto “$60.000 o m´as” -a la cual se le asign´o el valor de $70.000, en miles de pesos, es decir, $70-. Es decir, en esa alternativa pueden quedar los potenciales consumidores de coca´ına que tengan un presupuesto mensual de $65.000 o de $200.000, sin distinguir entre uno y otro, lo cual puede haber dificultado la obtenci´on de un efecto ingreso en el caso de una droga que es particularmente cara y en la que, esperablemente, este exista. Observando ahora las estimaciones para frecuencia de consumo entre usuarios, vemos que, como componente del stock de capital adictivo, registran en com´ un la importancia de la edad de inicio en esta droga. Observando la regresi´on en que la variable dependiente se encuentra de forma lineal (es decir, cantidad de veces que se ha consumido la droga durante el u ´ltimo a˜ no), notamos que por cada a˜ no en que el actual consumidor de coca´ına haya dilatado su inicio en esta droga, su valor esperado de cantidad de veces de consumo durante el u ´ltimo a˜ no cae en 0,875 veces. Si observamos la especificaci´on logar´ıtmica, vemos que por cada a˜ no en que el individuo haya dilatado su inicio en la coca´ına, su frecuencia de consumo esperada durante el u ´ltimo 12

Seg´ un diversas fuentes, el consumo de pasta base, ya en las primeras oportunidades, implica da˜ nos irreparables al sistema neurol´ogico

61

a˜ no cae en un 8,8 %. Si observamos las distintas especificaciones de las estimaciones para frecuencia de consumo por separado, identificaremos la presencia de otros factores explicativos, tanto de precio no monetario de otras drogas como de stock de capital adictivo. Sin embargo, considerando el hecho de que ambas estimaciones difieren en ellos y que adem´as estas muestran un bajo poder explicativo, no los revisaremos en el presente an´alisis, si bien el lector puede consultar los anexos en caso de querer revisarlos.

7.4.

Alcohol

Respecto al poder explicativo de las estimaciones, vemos que en el primer caso -correspondiente a prevalencia mes de alcohol- este es considerable, alcanzando un R2 de 42,8 %, en tanto en los casos para frecuencia de consumo este corresponde a 17,7 % y 24,9 % en las especificaciones lineal y logar´ıtmica para la variable dependiente, respectivamente. En todas las estimaciones se encuentran, como componentes del precio no monetario, el grado de desaprobaci´on del alcohol por parte del padre, la dificultad para comprar alcohol y al menos una percepci´on de riesgo asociada al consumo de alcohol -riesgo de consumo espor´adico y riesgo de emborracharse para el caso de prevalencia, riesgo de consumo de alcohol frecuente para ambas especificaciones de frecuencia de consumo-, todos los anteriores reconoci´endose como factores protectores: mientras mayor es su valor, menor es la probabilidad de haber consumido alcohol durante el u ´ltimo mes, y menor es la frecuencia esperada de consumo entre los consumidores, controlando por los otros factores. Como componentes del stock de capital adictivo, comunes a todas las estimaciones, tenemos la prevalencia mes de tabaco y el uso de alcohol por parte de amigos, ambos resultando ser factores de riesgo. En el caso del primero de estos, la magnitud de los coeficientes asociados encontrados en las distintas estimaciones es bastante alarmante: seg´ un estas, alguien que ha consumido tabaco al menos una vez durante el u ´ltimo mes tiene 32,6 puntos porcentuales adicionales en la probabilidad de haber consumido alcohol en el mismo per´ıodo. En el caso de frecuencia de consumo, seg´ un la especificaci´on lineal esto a˜ nade 0,84 d´ıas a la frecuencia de consumo entre usuarios esperada para el u ´ltimo mes, as´ı como un 23,3 % m´as de frecuencia de consumo en el mismo per´ıodo seg´ un la especificaci´on logar´ıtmica. Respecto al uso de alcohol por parte de amigos, su incidencia en la prevalencia mes no parece ser muy 62

importante, puesto que a˜ nade 6,7 puntos porcentuales a la probabilidad de haber consumido en el mismo per´ıodo; sin embargo, s´ı resulta m´as importante en relaci´on a la intensidad de consumo: cada punto adicional en el indicador de consumo por parte de amigos a˜ nade 0,574 d´ıas adicionales de consumo de alcohol al mes, seg´ un la especificaci´on lineal, y o 9,7 puntos porcentuales a la cantidad de estos d´ıas, seg´ un la especificaci´on logar´ıtmica. Es decir, dada la construcci´on de este indicador, alguien con un grupo de amigos en que todos o casi todos ellos consumen alcohol, esperablemente consume 2,29 d´ıas adicionales o un 38,8 % m´as que alguien de cuyos amigos nadie consume. Revisemos ahora exclusivamente la estimaci´on correspondiente a prevalencia mes de alcohol. Adem´as de los factores explicativos ya expuestos y comunes tanto al fen´omenos de prevalencia como de consumo en sus dos especificaciones, en el caso de prevalencia podemos distinguir tambi´en como componente del precio no monetario el grado de desaprobaci´on por parte de la madre del abuso de alcohol, as´ı como el del padre -que, coincidentemente, disminuyen cad uno en un 2,7 % las probabilidades de haber consumido por cada grado adicional de reprobaci´on, en una escala de 0 a 3- y el control de apoderados, que disminuye casi en un 5 % estas mismas probabilidades por cada grado adicional de control que efect´ uen los apoderados sobre sus hijos, en una escala de 0 a 2. Es decir, un individuo cuya madre y padre reprueban totalmente que llegue a casa “con unos tragos de m´as”, y que adem´as saben siempre d´onde este se encuentra, tiene una probabilidad 26,2 puntos porcentuales inferior de haber consumido alcohol el u ´ltimo mes en comparaci´on a quienes no son controlados por sus padres y cuyas madres son indiferentes a que lleguen “con unos tragos de m´as”. Por otra parte, el precio monetario del alcohol tambi´en muestra incidencia, aunque este es significativo solo al 90 %, y disminuye en un 3,7 % la probabilidad de haber consumido el u ´ltimo mes por cada $1.000 pesos adicionales. Como componente de precio no monetario de otras drogas distinguimos la percepci´on de riesgo de uso de tabaco espor´adico, como factor de riesgo, lo que sugiere que a este nivel -es decir, quienes eval´ uan si beber o no beber alcohol, y no est´an decidiendo todav´ıa sobre cantidad- ambas drogas ser´ıan sustitutas. Finalmente, como componentes del stock de capital adictivo distinguimos la actitud de la madre hacia el alcohol, el uso de alcohol por parte de amigos, la prevalencia mes de marihuana -que a˜ nade 17,1 puntos porcentuales a la probabilidad de haber consumido alcohol- y el pertenecer a un establecimiento particular pagado -en los que, como vimos, las prevalencias son mayores-, todos ellos como factores de riesgo. Tambi´en result´o serlo el grado de co63

nocimiento que los padres tienen de los amigos del individuo, aunque esto posiblemente se˜ nale la omisi´on de una variable relevante o simplemente se trate de un resultado contraintuitivo. Controlando por las dem´as variables, el uso de marihuana por parte de amigos result´o en un factor protector contra la prevalencia mes de alcohol, aunque este u ´ltimo resultado tambi´en parezca dudoso. Para analizar los factores relacionados a la intensidad de consumo de alcohol nos basaremos en la segunda especificaci´on correspondiente a este fen´omeno, es decir, la logar´ıtmica, que muestra mayor nivel de significancia global -si bien la otra regresi´on tambi´en result´o significativa a nivel global- y un mayor poder explicativo tomando el R2 . Adem´as de los factores de precio no monetario ya mencionados, varios componentes de stock de capital adictivo resultaron explicativos del fen´omeno. Entre estos, reconocemos la prevalencia a˜ no de marihuana, que aumenta en 21,5 % la cantidad de d´ıas de consumo de alcohol del u ´ltimo mes, la prevalencia a˜ no de pasta base, que lo hace en un 32,8 %, el hecho de ser hombre, que la aumenta en un 8,3 %, la edad, la actitud del padre hacia el alcohol, el uso de alcohol por parte de amigos -que aumenta el consumo en un 9,7 % por cada nivel adicional en un indicador que va de 0 a 4-, todos ellos como factores de riesgo. Del stock de capital adictivo, podemos identificar como factor protector la edad de inicio en el alcohol: por cada a˜ no que el individuo haya dilatado su inicio en esta droga, su cantidad de d´ıas esperados de consumo durante el u ´ltimo mes disminuyen en un 6,1 %.

7.5.

Tabaco13

Como componentes del precio no monetario del tabaco, podemos observar que tanto la percepci´on de riesgo de uso espor´adico de tabaco como aquella relacionada al su uso frecuente muestran signos negativos, con coeficientes de -4,7 % y -4 %. Recordando que cada uno de estos indicadores tiene una 13

Para el presente an´ alisis, nos basaremos exclusivamente en la regresi´on correspondiente a prevalencia mes. Ello porque, por una parte, al igual como ocurre con el alcohol, convencionalmente se define como usuario de tabaco a aquel que registra prevalencia durante el u ´ltimo mes, por lo que la tabla de regresi´on adjunta para prevalencia a˜ no se incluye solamente de forma suplementaria, y por otra, porque la regresiones efectuadas para estimar factores relacionados a los d´ıas de consumo de tabaco durante el u ´ltimo mes, tanto en el caso de especificaci´ on lineal como logar´ıtmica, registraron niveles explicativos de apenas 11,6 % y 11,8 %, si bien resultaron significativas a nivel global.

64

escala de 0 a 3, podemos ver que, en comparaci´on a alguien que no percibe ning´ un riesgo tanto en el uso frecuente como en el uso espor´adico de esta droga, alguien que percibe el m´aximo riesgo en ambos casos tiene una probabilidad menor de haber consumido durante el u ´ltimo mes en 30,8 puntos porcentuales. Como componentes del precio no monetario de otras drogas que se relacionan con la prevalencia mes de tabaco, podemos identificar la dificultad en conseguir marihuana y el riesgo percibido de fumar marihuana frecuentemente, ambos como factores protectores, lo que se˜ nalar´ıa una relaci´on de complementariedad entre ambas drogas. Sin embargo, el grado de desaprobaci´on por parte del padre del uso de marihuana registra signo positivo, lo que contradice la relaci´on mencionada: a mayor desaprobaci´on mostrada por el padre hacia el uso de marihuana, mayor es la probabilidad de que el individuo haya fumado tabaco durante el u ´ltimo mes. Sin embargo, una explicaci´on para esta aparente paradoja podr´ıa ser que, a nivel personal, mientras m´as riesgo y dificultad vea el individuo en fumar y conseguir marihuana, respectivamente, menos tabaco fuma, puesto que, tal como se˜ nala la mayor´ıa de la evidencia al respecto, para los fumadores de marihuana el tabaco suele ser un complemento (lo que se condice con que la prevalencia mes de marihuana aumente en 38 puntos porcentuales la probabilidad de haber consumido tabaco el u ´ltimo mes, seg´ un la tabla) y que al mismo tiempo sea posible que quienes no fumen marihuana o lo hagan en poca medida por miedo a la reacci´on de su padre, se concentren m´as en el tabaco. Es decir, es posible que el individuo relacione tabaco y marihuana de una manera a nivel personal, y de otra manera cuando se trata de la desaprobaci´on de uso de marihuana por parte de su padre. Por supuesto, tambi´en existe la posibilidad de que nos encontremos frente a una contradicci´on emp´ırica como resultado de alguna variable omitida. En el caso de alcohol, la evidencia encontrada es contradictoria: todas las percepciones de riesgo de uso de alcohol -espor´adica, frecuente y diariaresultaron mostrar coeficiente positivo, lo que se˜ nalar´ıa una relaci´on de sustituci´on entre ambas drogas; sin embargo, tanto el grado de dificultad de comprar alcohol como el grado de desaprobaci´on de abuso de alcohol por parte del padre mostraron coeficientes negativos, sugiriendo complementariedad. La evidencia, entonces, es equ´ıvoca al respecto. Siguiendo con componentes de precio no monetario de drogas que resultaron relevantes en la estimaci´on de prevalencia mes de tabaco, vemos que una vez m´as el control por parte de apoderados result´o ser un factor protec65

tor (el cual, como ya se dijo, concebimos como un componente de precio no monetario transversal al consumo de cualquier droga), as´ı como el grado de expectativa de pasar de curso, aunque en este u ´ltimo caso, es de suponer que quienes tienen mayores expectativas fuman menos no porque fumar les vaya a disminuir sus probabilidades de pasar de curso -cosa que s´ı es de esperar con otras drogas m´as duras-, sino que, probablemente, porque sus mayores expectativas les producen menor ansiedad que a otros que vean m´as lejana la posibilidad de pasar -es decir que, a diferencia de lo que ocurre con otras drogas, en el caso del tabaco la falta de expectativas de pasar de curso ser´ıa m´as correctamente catalogada como parte del stock de capital adictivo, y no del precio no monetario-, o bien el hecho de que crean que vayan a pasar de curso vaya aparejado a una serie de otros h´abitos que disminuyan la probabilidad de haber fumado, en cuyo caso estar´ıamos frente a la omisi´on de variables relevantes. Por otra parte, tanto el precio monetario como el no monetario de la pasta base -medido como percepci´on de riesgo de probarla- muestran coeficientes positivos, lo cual sugiere una relaci´on de sustituci´on entre ambas. Esto se condice adem´as con el coeficiente positivo que muestra el grado de desaprobaci´on por parte de amigos del uso de drogas duras. Lo realmente interesante respecto a los factores asociados a prevalencia mes de tabaco se observa al revisar el comportamiento de los componentes de stock de capital adictivo que resultaron significativos en la estimaci´on. En primer lugar, tal como ya se mencion´o, la prevalencia mes de marihuana aumenta en 38 puntos porcentuales la probabilidad de haber consumido tabaco durante el u ´ltimo mes, as´ı como la prevalencia mes de alcohol la aumenta en 20,6 puntos porcentuales. El hecho de trabajar adem´as de estudiar la aumenta en 5,2 puntos porcentuales -recordemos que estamos controlando por nivel de presupuesto mensual-, as´ı como el grado de uso de marihuana por parte de los amigos la aumenta en 2,1 puntos porcentuales por cada nivel adicional, en una escala de 0 a 4. Lo mismo ocurre con el grado de uso de alcohol por parte de los amigos, que la aumenta en 1,6 puntos porcentuales por cada nivel adicional en la escala. Como factores protectores del stock de capital adictivo identificamos el ser hombre, que disminuye la probabilidad de consumo en un 6,3 %, las calificaciones escolares (“notas”) obtenidas el u ´ltimo a˜ no -que por cada punto entero adicional, disminuyen la probabilidad de consumo en un 4,1 %-, as´ı como la condici´on de ser evang´elico o protestante y el n´ umero de actividades de prevenci´on a las que el individuo ha estado expuesto. 66

8.

Conclusiones

Hemos logrado recorrer un interesante camino de exploraci´on emp´ırica que nos ilumina en el entendimiento de los fen´omenos relacionados al uso -decisi´on de consumo e intensidad del mismo- de las cinco drogas con mayor prevalencia entre la poblaci´on escolar de nuestro pa´ıs, el que adem´as puede servir como una primera aproximaci´on hacia el dise˜ no m´as preciso de pol´ıticas p´ ublicas para evitar y combatir su uso y abuso. Esto, a pesar de los esperables errores de medici´on presentes en datos de autorreporte y la presumible endogeneidad entre algunas de las variables presentes en las estimaciones. El primer problema es inherente a los datos de este tipo, y por lo mismo est´a presente en toda la literatura emp´ırica “de muestra grande” sobre el tema, en tanto el segundo solo podr´a superarse cuando se cuente con los datos que permitan hacerlo, i.e., datos de panel. No obstante lo anterior, hemos descubierto importantes relaciones, algunas de las cuales no han sido tratadas en la literatura nacional de este tipo sobre el tema. En particular, cobra especial relevancia la interdependencia en el uso -y por lo tanto, en la demanda- de las distintas drogas consideradas. Hasta ahora, pr´acticamente ning´ un trabajo emp´ırico nacional ha puesto su ´enfasis en este aspecto del fen´omeno, siendo que, como ya se vio, el uso de cada una de las drogas consideradas muestra una relaci´on -tanto te´orica como emp´ırica- extremadamente importante con el uso de otras drogas, el que en pr´acticamente todas las estimaciones efectuadas result´o ser un factor explicativo importante, tanto en lo referente a decisi´on de consumo como en intensidad del mismo. En muchos casos, m´as que conclusiones, lo que hemos encontrado son importantes relaciones que nos sugieren la importancia que pueden tener ciertos factores en la demanda por drogas en poblaci´on escolar chilena. Sin embargo, hay algunas que se repiten con m´as frecuencia, es decir, ciertos denominadores comunes. Tal es el caso de algunos factores protectores -es decir, relacionados con menor probabilidad y/o intensidad de consumo-, as´ı como otros “de riesgo” -relacionados con mayor probabilidad y/o intensidad de consumo-. El primer factor protector a considerar es el grado de control parental -es decir, qu´e tan frecuentemente los padres saben d´onde se encuentra su hijo-. Seg´ un las estimaciones, este factor se constituy´o como protector respecto a la prevalencia de coca´ına, alcohol y marihuana -en el caso de esta u ´ltima, tambi´en result´o serlo respecto a intensidad de consumo-. 67

En l´ınea con esto, como ya se vio en nuestras estimaciones, para los casos de marihuana y alcohol toma gran relevancia la desaprobaci´on de su uso por parte de los padres y/o madres de los individuos. De esta manera, es esperable que un rechazo firme de parte de los padres del consumo de estas sustancias por parte del individuo disminuyan de forma importante tanto la probabilidad de que este las use como la intensidad con la que lo haga, constituy´endose este como factor protector. Otro factor protector tremendamente relevante result´o ser la mayor edad de inicio en el consumo de cada droga, el que result´o significativo en todas las estimaciones -salvo en aquellas relacionadas con tabaco-: mientras mayor es la edad a la que el individuo se inici´o en el consumo de una droga, menor es su intensidad de uso espeada. De esta manera, mientras m´as tarde se inicien en el consumo aquellos individuos que efectivamente lo hagan, menor ser´a su consumo esperado. Adem´as, en las distintas estimaciones se verific´o una significativa y alta relaci´on entre percepciones de riesgo de las distintas drogas y su uso. Esto, adem´as, nos sugiri´o que posiblemente existan relaciones de sustituci´on y complementariedad entre distintas drogas. En todos los casos, la relaci´on de prevalencia y consumo de cada sustancia con la percepci´on de riesgo propia result´o ser negativa -es decir, por ejemplo, a mayor riesgo percibido de probar marihuana, menor es la probabilidad de hacerlo, a mayor riesgo percibido de usar marihuana, menor es la intensidad de uso, etc.-, salvo para el caso de pasta base, en que la percepci´on de riesgo result´o significativa solo para prevalencia, y no para consumo. Tambi´en existen una serie de otros factores relevantes relacionados al uso de todas o casi todas las drogas en cuesti´on que se relacionan con mayor probabilidad y/o intensidad de consumo, es decir, factores de riesgo comunes a todas ellas. Uno de ellos result´o ser el grado de certeza de uso de drogas il´ıcitas por parte de al menos un hermano de los individuos. Si adem´as tenemos en cuenta la importancia del control parental y de la firmeza con que los padres rechacen el consumo de drogas -y del uso de alcohol por parte de los padres, as´ı como su actitud frente a este, en el caso de esta sustancia-, nos podemos dar cuenta de que gran parte del costo no monetario del consumo percibido por el individuo y de su stock de capital adictivo depende de lo que ocurra al interior de su hogar. En el caso de marihuana, adem´as, result´o relevante como factor de riesgo el uso de esta sustancia por parte de los amigos de los individuos. Lo mismo ocurri´o con el alcohol. 68

Por u ´ltimo, pero no por ello menos importante, tenemos al consumo de otras drogas, el que, como ya se dijo, explica en una gran medida el consumo de cada una de estas en las distintas estimaciones. Esto nos lleva a considerar quiz´a el punto m´as importante que los resultados obtenidos nos llevan a poner sobre la mesa: los usos de distintas drogas, tanto l´ıcitas como il´ıcitas, y por consiguiente, sus demandas, son tremendamente interdependientes.

69

9.

Algunas recomendaciones de pol´ıtica

Habiendo reflexionado acerca de los denominadores comunes presentes en prevalencia e intensidad de uso de drogas, as´ı como tambi´en de algunos factores que la evidencia sugiere como posibles protectores ante ello, no podemos evitar mencionar la importancia que estos puedan tener a la hora de dise˜ nar e implementar pol´ıticas que busquen terminar con el problema de abuso de drogas entre los j´ovenes de nuestro pa´ıs, o al menos disminuirlo, y la consecuente consideraci´on respecto a estos elementos que los policy makers deber´ıan tener. Esto, adem´as del mencionado problema de endogeneidad que inmediatamente nos abre la interrogante respecto de los posibles beneficios que podr´ıa significar entregar m´as recursos a SENDA -o de reasignar aquellos con los que este organismo ya cuenta- para el dise˜ no e implementaci´on de encuestas que permitan levantar datos de panel. Contar con ellos permitir´ıa establecer relaciones de causalidad m´as claras y, de esa forma, dise˜ nar pol´ıticas considerablemente m´as acertadas al respecto. En primer lugar podemos decir que, considerando la importancia del control parental que sugieren los datos, parece conveniente incentivar el que los padres permanentemente est´en al tanto de d´onde se encuentra su hijo y qu´e est´a haciendo. De esta manera, alternativas atractivas de pol´ıticas ser´ıan aquellas que buscaran lograr despertar esta conducta entre los padres, como campa˜ nas de prevenci´on que los incluyeran: por ejemplo, actividades de concientizaci´on entre los padres de las comunidades locales, realizadas en conjunto con las juntas de vecinos. En esa misma l´ınea, hemos visto que para el caso de marihuana y alcohol cobra tambi´en relevancia la desaprobaci´on a su uso mostrada por los padres de los individuos, como factor protector, tanto en prevalencia como en intensidad de uso, por lo que las campa˜ nas de prevenci´on en conjunto con los padres reci´en mencionadas deber´ıan tambi´en concientizar a estos u ´ltimos sobre la efectividad de, por una parte, dar buen ejemplo en el uso de alcohol y evitar el uso de marihuana, y por otra, mantenerse firmes frente al tema -efectividad que, en conjunto con el control parental, podr´ıa mostrar un efecto especialmente alto-, si bien esto, evidentemente, no implica que los padres deban dejar de ser emp´aticos y comprensivos respecto a las situaciones y problemas de sus hijos, y menos todav´ıa transformar la relaci´on padre-hijo en una fr´ıa relaci´on de severidad, lo cual evidentemente no resulta deseable. Por supuesto, las realidades sociales suelen ser bastante complejas, raz´on por la cual en cada caso los padres deber´an evaluar los costos y beneficios -y en 70

particular, las posibles externalidades- de adoptar una postura firme respecto al tema frente a sus hijos. Teniendo en cuenta la significativa relaci´on encontrada (totalmente ex´ogena en el sentido de que el consumo actual no puede “causar” que el individuo se haya iniciado a una mayor o menor edad) de la menor edad de inicio de los individuos con la intensidad del consumo de todas las drogas consideradas salvo el tabaco, se puede decir que, adem´as de tener como objetivo evitar el consumo, las campa˜ nas de prevenci´on deber´ıan buscar dilatar al m´aximo la edad de inicio en este, cualquiera sea la droga en cuesti´on. Los hechos estilizados mostraron, en particular, la importancia de la etapa en la que los individuos cursan octavo b´asico y primero medio, transici´on en la cual, a nivel general, se produce la mayor parte de los inicios en consumo actualmente. De esta manera, deber´ıan realizarse alertas tempranas, que permitieran a los j´ovenes concientizarse sobre los riesgos de adicci´on y da˜ no a la salud que conlleva el consumo de drogas, tanto para evitar su consumo como para dilatar la edad de inicio entre quienes efectivamente lo vayan a hacer. Adem´as, tal como se discuti´o anteriormente, en las distintas estimaciones se encontr´o una significativa y alta relaci´on entre percepciones de riesgo de las distintas drogas y su uso. Evidentemente, respecto al poder explicativo de las percepciones de riesgo como factores protectores, debemos tener en cuenta la posible endogeneidad presente. Sin embargo, esto nos deja dos alternativas. Una es que efectivamente una mayor percepci´on de riesgo disminuya causalmente la probabilidad e intensidad de uso, en cuyo caso se concluye que la concientizaci´on resulta importante como mecanismo de prevenci´on. El otro caso es que menor intensidad de consumo o menor probabilidad de este cause una mayor percepci´on de riesgo, de manera que tanto la prevalencia como la intensidad de uso de drogas lleve a los j´ovenes a no tener en alta consideraci´on los riesgos para la salud que esto conlleva, lo que eventualmente los podr´ıa llevar a consumir m´as en el futuro. Probablemente en la realidad se d´e una mezcla de ambos casos, pero de todas formas, en cualquiera de ellos, vemos la importancia de que las pol´ıticas pongan ´enfasis en la concientizaci´on de los riesgos y da˜ nos en salud derivados de probar y consumir drogas. Lo anterior tambi´en aplica para la dificultad de los individuos para conseguir dichas sustancias. Otra consideraci´on importante de hacer al momento de pensar pol´ıticas de prevenci´on se relaciona con la importancia encontrada del grado de certeza que tienen los individuos respecto al uso de drogas il´ıcitas por parte de al menos uno de sus hermanos. En l´ınea con la importancia del control parental 71

y de la firmeza con que los padres rechacen el consumo de drogas como factores protectores, esto pone de manifiesto, nuevamente, la importancia de lo que ocurre al interior del grupo familiar de los individuos en relaci´on a la actitud que en este exista frente al uso de drogas. Es por eso que la pol´ıtica p´ ublica deber´ıa tomar en cuenta eso, dise˜ nando planes de prevenci´on que consideren la relevancia de la familia como actor clave al respecto. Adem´as de lo anterior, resulta importante tambi´en considerar, para los casos de marihuana y alcohol, la relevancia del uso de dichas sustancias por parte de los amigos de los individuos mostrada por los resultados encontrados. Ello nos lleva a pensar que en el dise˜ no e implementaci´on de pol´ıticas, adem´as de considerar a la familia como actor relevante en la prevenci´on, no se puede perder de vista la importancia de los grupos de amigos en el comportamiento de los j´ovenes, buscando entender c´omo se originan los comportamientos de consumo al interior de estos y dise˜ nando planes de acuerdo a ello. Finalmente, debemos considerar el que quiz´a se constituya como el m´as importante de los resultados encontrados: la alt´ısima interdependencia en el uso de las distintas drogas. Este punto, que a juicio del autor, no ha sido debidamente considerado en la elaboraci´on y puesta en pr´actica de pol´ıticas p´ ublicas para eliminar el abuso de drogas en nuestro pa´ıs, resulta clave a la hora de considerar el problema como un todo: si queremos pol´ıticas efectivas y eficientes en la prevenci´on del uso y/o abuso de drogas, es indispensable considerar los efectos que una pol´ıtica sobre el consumo de una de ellas pueda tener sobre el consumo de las dem´as, minimizando las externalidades positivas y maximizando las positivas que esta pueda tener, abordando el tema con una mirada global y buscando una soluci´on integral a un problema tan importante como este para el futuro de nuestro pa´ıs.

72

10.

Bibliograf´ıa

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73

11.

Anexos

11.1.

Regresiones

11.1.1.

Pasta base

1. Variable dependiente: prevalencia a˜ no pasta base

Cuadro 1: Prevalencia a˜ no pasta base Variable Coefficient (Std. Err.) Prev. a˜ no coca´ına 0.228∗∗ (0.016) Prev. a˜ no marihuana 0.012∗∗ (0.001) ∗∗ Riesgo probar p. base -0.006 (0.001) ∗∗ Dif. conseguir coca´ına 0.015 (0.001) Riesgo probar marihuana 0.002∗∗ (0.000) ∗ Riesgo alcohol frecuente -0.002 (0.001) Dif. conseguir pasta base -0.024∗∗ (0.002) Exp. egresar -0.002∗ (0.001) ∗∗ Intercept 0.055 (0.005) N R2 F (8,36922) Significance levels :

36931 0.171 41.832 † : 10 %

∗ : 5%

74

∗∗ : 1 %

2. Variable dependiente: frecuencia consumo pasta base, a˜ no

Cuadro 2: Frecuencia consumo pasta base, a˜ no Variable Coefficient (Std. Err.) Prev. a˜ no coca´ına 2.856∗∗ (1.023) ∗∗ Edad inicio pasta base -1.593 (0.227) Particular pagado 6.884∗∗ (1.892) ∗∗ Dif. conseguir pasta base -3.181 (0.396) ∗∗ Cursos repetidos 2.767 (0.760) Intercept 31.512∗∗ (3.479) N R2 F (5,557) Significance levels :

563 0.342 56.305 † : 10 %

∗ : 5%

75

∗∗ : 1 %

3. Variable dependiente: logaritmo frecuencia consumo pasta base, a˜ no

Cuadro 3: Logaritmo frecuencia consumo pasta base, a˜ no Variable Coefficient (Std. Err.) Prev. a˜ no coca´ına 0.310∗∗ (0.094) Presupuesto mes 0.006∗∗ (0.002) ∗∗ Edad inicio pasta base -0.120 (0.018) ∗∗ Dif. conseguir pasta base -0.274 (0.037) Intercept 3.009∗∗ (0.280) N R2 F (4,530) Significance levels :

535 0.275 55.204 † : 10 %

∗ : 5%

76

∗∗ : 1 %

11.1.2.

Marihuana

1. Variable dependiente: prevalencia a˜ no marihuana

Cuadro 4: Prevalencia a˜ no marihuana Variable Coefficient (Std. Err.) Prev. a˜ no pasta base 0.113∗∗ (0.025) ∗∗ Prev. a˜ no coca´ına 0.206 (0.016) Prevalencia a˜ no alcohol 0.035∗∗ (0.005) ∗∗ Prev. a˜ no tabaco 0.431 (0.011) ∗∗ Riesgo probar coca 0.027 (0.004) Dif. conseguir coca´ına 0.020∗∗ (0.003) ∗∗ Desaprobaci´on marihuana amigos -0.041 (0.004) Desaprob. marihuana madre -0.027∗∗ (0.004) ∗∗ Desaprobaci´on drogas duras amigos 0.043 (0.004) ∗∗ Riesgo fumar marihuana -0.029 (0.005) Control apoderados -0.033∗∗ (0.007) ∗∗ Riesgo tabaco espor´adico 0.013 (0.003) ∗∗ Uso drogas hermano 0.011 (0.003) Uso alcohol amigos -0.007∗∗ (0.003) ∗∗ Riesgo probar marihuana -0.025 (0.004) Notas u ´ltimo a˜ no escolar -0.010∗∗ (0.004) ∗∗ Dif. conseguir marihuana -0.030 (0.002) ∗∗ Uso marihuana amigos 0.066 (0.004) Intercept 0.203∗∗ (0.030) N R2 F (18,13776) Significance levels :

13795 0.6 1170.945 † : 10 %

∗ : 5%

77

∗∗ : 1 %

2. D´ıas de consumo de marihuana, mes

Cuadro 5: D´ıas de consumo de marihuana, mes Variable Coefficient (Std. Err.) Prev. a˜ no coca´ına 2.992∗∗ (0.491) ∗∗ Prev. mes tabaco 1.085 (0.273) Notas u ´ltimo a˜ no escolar -0.817∗∗ (0.206) ∗∗ Edad 0.520 (0.113) ∗∗ Uso alcohol amigos -0.416 (0.112) Uso drogas hermano 0.277∗∗ (0.099) ∗∗ Desaprob. marihuana padre -0.583 (0.107) ∗∗ Riesgo fumar marihuana -0.728 (0.136) Control apoderados -1.081∗∗ (0.235) ∗∗ Presupuesto mes 0.019 (0.007) Uso marihuana amigos 1.444∗∗ (0.129) ∗∗ Edad inicio marihuana -0.821 (0.099) ∗∗ Intercept 13.123 (1.831) N R2 F (12,2708) Significance levels :

2721 0.241 58.454 † : 10 %

∗ : 5%

78

∗∗ : 1 %

3. Logaritmo d´ıas de consumo marihuana, mes

Cuadro 6: Logaritmo d´ıas de consumo de marihuana, mes Variable Coefficient (Std. Err.) Prev. a˜ no pasta base 0.204∗ (0.091) ∗ Exp. pasar de curso -0.039 (0.017) Prev. mes tabaco 0.222∗∗ (0.043) ∗∗ Prev. a˜ no coca´ına 0.395 (0.063) ∗∗ Uso marihuana amigos 0.239 (0.017) Edad 0.079∗∗ (0.016) ∗∗ Dif. conseguir marihuana -0.107 (0.018) ∗∗ Uso drogas hermano 0.039 (0.014) Riesgo fumar marihuana -0.160∗∗ (0.020) ∗∗ Control apoderados -0.144 (0.034) Particular pagado -0.140∗∗ (0.044) ∗∗ Presupuesto mes 0.002 (0.001) ∗∗ Precio alcohol 0.434 (0.143) Uso alcohol amigos -0.063∗∗ (0.016) ∗∗ Edad inicio marihuana -0.128 (0.013) Intercept -0.355 (0.687) N R2 F (15,2690) Significance levels :

2706 0.299 89.11 † : 10 %

∗ : 5%

79

∗∗ : 1 %

11.1.3.

Coca´ına

1. Variable dependiente: prevalencia a˜ no coca´ına

Cuadro 7: Prevalencia a˜ no coca´ına Variable Coefficient Prev. a˜ no pasta base 0.541∗∗ Prev. a˜ no marihuana 0.037∗∗ Prevalencia a˜ no alcohol 0.002∗ Dif. conseguir pasta base 0.026∗∗ Sexo 0.007∗∗ Riesgo consumir coca´ına -0.012∗∗ Riesgo probar p. base 0.021∗∗ Riesgo fumar marihuana 0.006∗∗ Cursos repetidos 0.010∗∗ Control apoderados -0.005∗ Riesgo probar coca -0.018∗∗ Dif. conseguir coca´ına -0.041∗∗ Desaprobaci´on drogas duras amigos -0.006∗∗ Presupuesto mes 0.000∗ Intercept 0.077∗∗ N R2 F (14,27344) Significance levels :

(Std. Err.) (0.035) (0.002) (0.001) (0.003) (0.001) (0.002) (0.002) (0.001) (0.002) (0.002) (0.002) (0.003) (0.001) (0.000) (0.007)

27359 0.225 55.123 † : 10 %

∗ : 5%

80

∗∗ : 1 %

2. Frecuencia consumo coca´ına, a˜ no

Cuadro 8: Frecuencia consumo coca´ına, a˜ no Variable Coefficient (Std. Err.) Dif. conseguir coca´ına -2.414∗∗ (0.307) ∗∗ Desaprob. marihuana madre -0.816 (0.273) Edad inicio coca -0.875∗∗ (0.136) ∗∗ Riesgo consumir coca´ına -1.492 (0.370) ∗∗ Intercept 29.286 (2.371) N R2 F (4,1076) Significance levels :

1081 0.15 30.774 † : 10 %

∗ : 5%

81

∗∗ : 1 %

3. Variable dependiente: logaritmo frecuencia consumo coca´ına, a˜ no

Cuadro 9: Logaritmo frecuencia consumo coca´ına, a˜ no Variable Coefficient (Std. Err.) Desaprobaci´on drogas duras amigos -0.094∗ (0.038) ∗∗ Dif. conseguir coca´ına -0.175 (0.028) Uso drogas hermano 0.069∗ (0.027) ∗∗ Riesgo probar coca -0.163 (0.034) ∗∗ Curso 0.093 (0.029) Edad inicio coca -0.088∗∗ (0.013) ∗ Cursos repetidos 0.118 (0.047) ∗∗ Intercept 2.164 (0.287) N R2 F (7,1022) Significance levels :

1030 0.153 22.683 † : 10 %

∗ : 5%

82

∗∗ : 1 %

11.1.4.

Alcohol

1. Variable dependiente: prevalencia mes alcohol

Cuadro 10: Prevalencia mes alcohol Variable Coefficient (Std. Err.) Prev. mes marihuana 0.171∗∗ (0.012) ∗∗ Prev. mes tabaco 0.326 (0.011) Actitud madre hacia alcohol 0.036∗∗ (0.004) ∗∗ Dificultad comprar alcohol -0.042 (0.002) ∗∗ Uso alcohol amigos 0.067 (0.003) Apoderados conocen amigos 0.012∗∗ (0.004) ∗∗ Control apoderados -0.049 (0.008) Riesgo tabaco espor´adico 0.025∗∗ (0.004) ∗∗ Uso marihuana amigos -0.022 (0.004) ∗∗ Particular pagado 0.021 (0.007) Riesgo alcohol espor´adico -0.064∗∗ (0.004) ∗∗ Riesgo emborracharse -0.019 (0.006) † Precio alcohol -0.037 (0.022) Desaprob. alcohol padre -0.027∗∗ (0.004) ∗∗ Desaprob. alcohol madre -0.027 (0.005) Intercept 0.696∗∗ (0.106) N R2 F (15,16257) Significance levels :

16273 0.428 1354.32 † : 10 %

∗ : 5%

83

∗∗ : 1 %

2. Variable dependiente: d´ıas de consumo de alcohol en el mes

Cuadro 11: D´ıas de consumo de alcohol, mes Variable Coefficient (Std. Err.) Prev. a˜ no coca´ına 0.860∗ (0.374) ∗∗ Prev. mes tabaco 0.848 (0.288) Desaprob. alcohol padre -0.268∗∗ (0.093) ∗∗ D´ıas marihuana mes 0.153 (0.021) ∗∗ Uso alcohol amigos 0.574 (0.101) Uso marihuana amigos -0.290∗∗ (0.103) ∗∗ Edad inicio alcohol -0.373 (0.058) ∗∗ Riesgo alcohol frecuente -0.874 (0.140) Precio alcohol -1.057 (0.781) ∗∗ Dificultad comprar alcohol -0.288 (0.090) Sexo 0.505∗ (0.209) ∗∗ Intercept 15.435 (3.768) N R2 F (11,1992) Significance levels :

2004 0.177 30.007 † : 10 %

∗ : 5%

84

∗∗ : 1 %

3. Variable dependiente: logaritmo d´ıas de consumo de alcohol, mes

Cuadro 12: Logaritmo d´ıas de consumo de alcohol, mes Variable Coefficient (Std. Err.) Prev. mes tabaco 0.233∗∗ (0.024) ∗∗ Prev. a˜ no marihuana 0.215 (0.024) Desaprob. alcohol padre -0.051∗∗ (0.009) ∗∗ Prev. a˜ no pasta base 0.328 (0.066) ∗∗ Sexo 0.083 (0.019) Edad 0.030∗∗ (0.008) ∗∗ Actitud padre hacia alcohol 0.037 (0.011) ∗∗ Edad inicio alcohol -0.061 (0.006) Presupuesto mes 0.002∗∗ (0.001) ∗∗ Uso alcohol amigos 0.097 (0.008) Riesgo alcohol frecuente -0.108∗∗ (0.013) ∗∗ Dificultad comprar alcohol -0.065 (0.008) ∗∗ Intercept 1.310 (0.131) N R2 F (12,5934) Significance levels :

5947 0.249 167.564 † : 10 %

∗ : 5%

85

∗∗ : 1 %

11.1.5.

Tabaco

1. Variable dependiente: prevalencia a˜ no tabaco Cuadro 13: Prevalencia a˜ no tabaco Variable Coefficient (Std. Err.) Prev. a˜ no marihuana 0.510∗∗ (0.011) ∗∗ Desaprob. alcohol padre -0.016 (0.003) Prevalencia a˜ no alcohol 0.103∗∗ (0.006) ∗∗ Prev. a˜ no coca´ına 0.118 (0.016) ∗∗ Sexo -0.076 (0.005) Trabaja 0.042∗∗ (0.008) ∗∗ Cursos repetidos 0.036 (0.006) Dificultad comprar alcohol -0.021∗∗ (0.002) ∗∗ Dif. conseguir marihuana -0.010 (0.002) ∗∗ Control apoderados -0.043 (0.007) Riesgo tabaco espor´adico -0.040∗∗ (0.004) ∗∗ Riesgo tabaco frecuente -0.037 (0.006) ∗∗ Uso alcohol amigos 0.026 (0.003) Riesgo alcohol frecuente 0.026∗∗ (0.004) ∗ Curso -0.004 (0.002) Riesgo probar p. base 0.016∗∗ (0.003) ∗∗ Notas u ´ltimo a˜ no escolar -0.054 (0.004) ∗ Riesgo fumar marihuana -0.008 (0.003) Evang.-protestante -0.018∗∗ (0.006) ∗∗ Desaprob. marihuana padre 0.015 (0.004) Intercept 0.596∗∗ (0.037) N R2 F (20,15357) Significance levels :

15378 0.569 1184.478 † : 10 %

∗ : 5%

86

∗∗ : 1 %

2. Variable dependiente: prevalencia mes tabaco

87

Cuadro 14: Prevalencia mes tabaco Variable Coefficient Prev. mes marihuana 0.380∗∗ Cursos repetidos 0.041∗∗ Prev. mes alcohol 0.206∗∗ Desaprobaci´on drogas duras amigos 0.013∗∗ Sexo -0.063∗∗ Trabaja 0.052∗∗ Notas u ´ltimo a˜ no escolar -0.041∗∗ Uso alcohol amigos 0.016∗∗ Evang.-protestante -0.022∗∗ Desaprobaci´on marihuana amigos -0.014∗∗ Control apoderados -0.039∗∗ Riesgo tabaco espor´adico -0.047∗∗ Riesgo tabaco frecuente -0.040∗∗ Precio pasta base 0.011∗∗ Riesgo alcohol espor´adico 0.012∗∗ Riesgo alcohol frecuente 0.024∗∗ Riesgo alcohol diario 0.012∗∗ Dif. conseguir marihuana -0.014∗∗ Riesgo fumar marihuana -0.017∗∗ Actividades de prevenci´on -0.010∗∗ Dificultad comprar alcohol -0.017∗∗ Riesgo probar p. base 0.020∗∗ Desaprob. alcohol padre -0.017∗∗ Uso marihuana amigos 0.021∗∗ Desaprob. marihuana padre 0.014∗∗ Exp. pasar de curso -0.012∗∗ Intercept 0.492∗∗ N R2 F (26,14074) Significance levels :

(Std. Err.) (0.013) (0.007) (0.008) (0.005) (0.005) (0.009) (0.005) (0.003) (0.006) (0.004) (0.007) (0.005) (0.006) (0.002) (0.004) (0.006) (0.004) (0.002) (0.003) (0.003) (0.002) (0.003) (0.004) (0.004) (0.004) (0.003) (0.034)

14101 0.526 546.241 † : 10 %

∗ : 5%

88

∗∗ : 1 %

3. Variable dependiente: d´ıas de consumo de tabaco, mes Cuadro 15: D´ıas de consumo de tabaco, mes Variable Coefficient (Std. Err.) Prev. mes alcohol 1.352∗∗ (0.443) ∗∗ Prev. a˜ no marihuana 2.383 (0.405) Prev. a˜ no coca´ına 1.811∗∗ (0.632) ∗∗ Trabaja 1.139 (0.389) ∗∗ Notas u ´ltimo a˜ no escolar -1.365 (0.273) Desaprob. marihuana madre -0.571∗∗ (0.149) ∗∗ Curso 0.674 (0.133) ∗∗ Uso marihuana amigos 0.570 (0.142) Precio coca´ına 0.568∗∗ (0.108) ∗∗ Uso drogas hermano 0.527 (0.134) Presupuesto mes 0.045∗∗ (0.008) ∗∗ Dificultad comprar alcohol -0.940 (0.139) ∗∗ Riesgo cajetilla diaria -1.345 (0.419) Desaprobaci´on drogas duras amigos 0.753∗∗ (0.191) ∗∗ Intercept 12.665 (2.491) N R2 F (14,3772) Significance levels :

3787 0.116 38.954 † : 10 %

∗ : 5%

89

∗∗ : 1 %

4. Variable dependiente: logaritmo d´ıas de consumo de tabaco, mes Cuadro 16: Logaritmo d´ıas de consumo de tabaco, mes Variable Coefficient (Std. Err.) Prev. a˜ no marihuana 0.321∗∗ (0.041) ∗∗ Prev. a˜ no coca´ına 0.197 (0.056) Prev. mes alcohol 0.102∗ (0.048) ∗∗ Curso 0.065 (0.014) ∗∗ Uso drogas hermano 0.056 (0.013) Desaprob. marihuana madre -0.053∗∗ (0.014) ∗∗ Precio alcohol -0.588 (0.134) ∗∗ Desaprobaci´on drogas duras amigos 0.068 (0.019) Exp. pasar de curso -0.039∗ (0.017) ∗∗ Dificultad comprar alcohol -0.084 (0.015) Uso alcohol amigos 0.062∗∗ (0.013) ∗ Riesgo cajetilla diaria -0.094 (0.038) ∗∗ Presupuesto mes 0.003 (0.001) Intercept 4.327∗∗ (0.633) N R2 F (13,3443) Significance levels :

3457 0.118 34.935 † : 10 %

∗ : 5%

90

∗∗ : 1 %

11.2.

Gr´ aficos

11.2.1.

Generales

.8

Prevalencias vida por sexo .780338

.6

.747808

.4

.380456 .323621

.302494

.2

.283911

.048246

.026801

.01405

0

.017383

Hombres

Mujeres Pasta base Cocaína Tabaco

Marihuana Alcohol

1

Prevalencias vida por nivel .89168

.880902

.6

.8

.823158 .734498

.521432

.4

.418665

.2

.275548 .13535

.457063 .444522 .480025

.354031 .320166 .341478

.140174 .026902 .013963

.036366 .017617

.050819 .019348

.062024 .017164

0

.019605 .010852





IIº

IIIº

Pasta base Cocaína Tabaco

Marihuana Alcohol

91

IVº

.6

Prevalencias mes por nivel .573575 .52045

.4

.431473 .367147

.343052

.360854

.278802 .243045

.230437

.008131 .003371

.017005 .002484

.240321

.2

.182572

.08006

.197981

.171955

.08967 .006731 .004198

.00333.00893

0

.004529 .002504





IIº

IIIº

Pasta base Cocaína Tabaco

IVº

Marihuana Alcohol

Prevalencias vida por dependencia .83086

.8

.78095

.4

.6

.718548

.361393 .316058

.315559

.324979 .258456

.2

.272628

.043407

.014374

.035622

.006241

.023554

0

.019793

Municipales

Part. Subvencionados Pasta base Cocaína Tabaco

Part. Pagados Marihuana Alcohol

92

Prevalencias mes por dependencia .5

.507074

.4

.404145

.3

.37101

.266946

.250162

.2

.212498 .187106

.181031

.1

.143993

.012035

.002641

.00673

.007921

.002394

0

.004494

Municipales

Part. Subvencionados Pasta base Cocaína Tabaco

Part. Pagados Marihuana Alcohol

Prevalencias vida por nivel: municipales .876286

.853483

.8

.802993

.6

.693191

.502245

.483292

.4

.47705 .364352 .350351

.426793

.430623

.054624 .024168

.068718 .025667

.395069

.2

.291748 .165537

.188236

.017461.03462

.041679 .019383

0

.028898 .014857





IIº

IIIº

Pasta base Cocaína Tabaco

Marihuana Alcohol

93

IVº

1

Prevalencias vida por nivel: part. subvencionados .896469

.896172

.835568

.6

.8

.761676

.535402 .471863

.4

.417302

.442623

.481873

.344099 .350874

.2

.276245 .297077 .117124 .108395 .022392 .012834

.035553 .017442

.051225 .017909

.058295 .013668

0

.014048 .008726





IIº

IIIº

Pasta base Cocaína Tabaco

IVº

Marihuana Alcohol

1

Prevalencias vida por nivel: part. pagados .964192

.931664

.89236

.8

.797736

.6

.65202 .512106 .525007

.4

.403898

.360015

.257505 .277534 .278385

.2

.201587 .119086 .021265 .003872

.017194 .007708

.025899 .005009

.04486 .007733

0

.081324 .012703 .007385





IIº

IIIº

Pasta base Cocaína Tabaco

Marihuana Alcohol

94

IVº

11.2.2.

Pasta base

.8

Prevalencias mes drogas según uso o no uso de pasta base .767018

.729057

.6

.740085

.4

.397001

.394676

.244174

.2

.175565

0

.006094

No usaron

Usaron Marihuana Alcohol

Cocaína Tabaco

Distribución prevalencia mes media por colegios: pasta base Solo con prev. positiva

Percent 1 0

0

.5

20

Percent 40

60

1.5

2

80

General

0

.05 .1 .15 .2 Prev. mensual media pasta base colegio

0

.05 .1 .15 .2 Prev. mensual media pasta base colegio

Percent

95

Distr. prev. año media p. base colegios por dependencia (>0) Part. Subvencionados

Part. Pagados

3 Percent 2 1 0

0

1 0

2

Percent

4

3 Percent 2

6

4

4

Municipales

0 .1 .2 .3 .4 0 .1 .2 .3 .4 .5 0 .05 .1 .15 .2 Prev. anual media pasta base colegio Prev. anual media pasta base colegio Prev. anual media pasta base colegio

Percent

96

11.2.3.

Marihuana

.15

Efecto puerta de entrada: marihuana

.1

.126256

.067181

.05

.065809

0

.02512

Pasta base Alcohol

Cocaína Tabaco

Prevalencias mes drogas según uso o no uso de marihuana

.4

.6

.8

.79092

.2

.293628

.122202 .007011

.00109

.021673

0

.000456

No usaron

Usaron Pasta base Alcohol

Cocaína Tabaco

97

.796718

0

2

Percent 4

6

8

Distribución prevalencia mes media por colegios: marihuana

0

.2

.4 .6 .8 Prev. mensual media marihuana colegio

98

1

11.2.4.

Coca´ına

Distribución prevalencia mes media por colegios: cocaína Solo con prev.positiva

Percent 1 0

0

.5

20

Percent

40

1.5

2

60

General

0

.1 .2 .3 .4 Prev. mensual media cocaína colegio

0

.1 .2 .3 .4 Prev. mensual media cocaína colegio

Percent

Prevalencias mes drogas según uso o no uso de coca mes .851518

.6

.8

.810229

.4

.393928

.239944

.2

.173761

.149096

0

.001645

No usaron

Usaron Pasta base Alcohol

Marihuana Tabaco

99

.853316

11.2.5.

Alcohol

0

1

Percent

2

3

Distribución prevalencia mes media por colegios: alcohol

0

.2

.4 .6 Prev. mensual media alcohol colegio

.8

1

Prevalencias mes drogas según uso o no uso de alcohol

.4

.6

.590454

.2

.371368

.072085

.060959 .001863

.004737

.016201

0

.001099

No usaron

Usaron Pasta base Cocaína

Marihuana Tabaco

100

11.2.6.

Tabaco

1

Prevalencias año drogas según uso o no uso de tabaco

.8

.933836

.6

.698117

.2

.4

.379952

.086699

.049704 .004084

.036197

0

.001437

No usaron

Usaron Pasta base Cocaína

Marihuana Alcohol

101

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